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Alimentación, embarazo y salud, Factores que provocan bajo peso al nacer, La dieta durante el embarazo, Una buena dieta debe ser...

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Felipe Mota y Hernández
Joaquín Cravioto Muñoz
Ramiro Arrieta Milán
Leopoldo Vega Franco
Antonio Velázquez Arellano
José Sarukhán Kermes
y Alejandro Calvillo Unna.

Al gran monero, mejor amigo y mejor persona
Patricio Ortiz, por permitirme usar
su cartón sobre el árbol.

Las ideas generales no pueden
introducirse en nuestra mente más que
por medio de las palabras.

Tuve hace algún tiempo la fortuna de conversar con un sabio mexicano, el doctor Joaquín Cravioto.¹ Creo que le simpaticé, por lo menos eso me hizo sentir cuando me presenté por vez primera en su oficina y le expliqué qué buscaba allí: “Me dedico —le dije— a investigar todo lo que, a mi juicio, la gente debe saber en materia de desarrollo infantil; luego distribuyo la información para que los padres de familia tengan más y mejores herramientas para criar niños felices, satisfechos, inteligentes y sanos. Vengo a pedirle permiso para citar abusivamente, en un libro que estoy preparando (Escuela para padres y maestros, 1992), el conocimiento científico que usted, el doctor Ramiro Arrieta y sus colaboradores, han generado en relación con el efecto de la desnutrición sobre los diversos aspectos del desarrollo infantil.”²

El doctor Cravioto me escuchó sentado en el cómodo sillón de su oficina. Entre él y yo se interponía un elegante escritorio, acorde con su traje inglés y su corbata de moño (la estampa clásica del profesor de prosapia). —“Entonces, usted viene a pedirme permiso para citar abusivamente mis libros —dijo, repitiendo mis palabras, y poniéndose resueltamente de pie caminó hacía mí con paso franco—, pues permítame felicitarlo y agradecérselo en nombre de las familias que recibirán la información. Le doy permiso para citarme y, estoy seguro, el doctor Ramiro Arrieta también.” Luego me dio un fuerte abrazo y me dijo: “Mi única objeción es que, según me explica, usted promueve la educación de niños felices, satisfechos, inteligentes y sanos, y me parece bien lo de la felicidad y la inteligencia, pero primero es la salud. Aunque usted sea psicólogo no olvide que primero es la salud.” El doctor Cravioto debe saber que no olvido su sabia recomendación, su simpatía ni su calidad humana.

No hay duda, primero es la salud y, antes que nada, la prevención. Es vital que los padres de familia, los especialistas y todos sin excepción nos comprometamos en serio con la prevención. Es una bendición que cuando enfermas los médicos te puedan curar, aunque no siempre es posible curar o curarse; éste es el caso, entre otros, de las enfermedades crónico-degenerativas que se pueden prevenir pero no curar (actualmente hay en México 9 millones de diabéticos y la cifra aumenta a un ritmo de 2 por ciento anual; es decir, 250 mil diabéticos más por año). A menudo los costosos tratamientos médicos (costosos desde todos los puntos de vista: emocional, moral, físico, económico, social) no hacen sino paliar los males y hacer la vida más o menos llevadera.

Algunos médicos son expertos en enfermedad y no en salud, están en su consultorio esperando a los enfermos y, cuando por fin llegan, actúan como si estos fueran máquinas descompuestas que se pudieran arreglar con una o dos refacciones piratas. Y que conste que no pretendo ser “el rey de la metáfora”, pero ésta es, en ocasiones, la pura verdad.

No todos los médicos parecen comprender la complejidad del organismo humano y sus no menos complejas relaciones con el medio. Para algunos, el concepto de “El organismo como un sistema bio-psico-social” (que seguro revisaron en la escuela) es una idea que duerme en su cabeza como en una cama.

Quizás has oído hablar de médicos hábiles (explica Sócrates a Carmides.³ Luego cita a Zamolxis, un médico tracio), Zamolxis, nuestro rey, pretende que si no debe emprenderse la cura de los ojos sin la cabeza, ni la cabeza sin el cuerpo, tampoco debe tratarse el cuerpo sin el alma; y que si muchas enfermedades se resisten a los esfuerzos de los médicos helenos, procede de que desconocen el todo, del que por el contrario debe tenerse el mayor cuidado; porque yendo mal el todo es imposible que la parte vaya bien.

Es esencial que el médico considere cuidadosamente el contexto y la situación vital del paciente (“el síntoma es equívoco si no se le incluye dentro de su contexto”, advierte Hipócrates) y se comprometa con un buen diagnóstico clínico que le permita determinar, y eliminar, la causa o las causas de nuestras dolencias.

Es común —dice Vygotski— que cuando la madre lleva al niño al médico y le explica: “El niño tiene tos”, algunos médicos se limiten a confirmar —con voz grave— el síntoma: “El niño tiene tos”, para proceder a recetarle un buen jarabe (o carbamacepina para remediar el supuesto origen orgánico del déficit de atención o insulina para la diabetes). “No debemos buscar los remedios hasta no conocer la enfermedad y sus causas”, recomienda un sabio precepto de la medicina.

El biólogo canadiense L. V. Bertalanffy afirma en su libro Robots, hombres y mentes⁴ que “la psicología es demasiado importante para dejarla en manos de los psicólogos” (paráfrasis de aquella famosa frase que dice que “la guerra es demasiado importante para dejarla en manos de los generales”). Soy de la misma opinión: la salud es demasiado importante para dejarla, exclusivamente, en manos de los médicos.

La salud es lo primero y principal para cualquier persona o sociedad. Nada hay más importante y necesario. Salud es bienestar físico y espiritual que otorga fuerza, alegría y confianza en uno mismo. Procurar que los niños y la población entera gocen de buena salud es el propósito central e indiscutible en cualquier lista de prioridades. Todos somos responsables. Cuidarla nos concierne a todos: gobernantes, legisladores, políticos profesionales, juristas, cocineros, padres de familia, comunicadores, profesores, economistas, sociólogos, psicólogos, industriales, químicos, arquitectos, urbanistas, ingenieros, nutriólogos, agricultores, Grave compromiso de toda la sociedad es cuidar la salud, sobre todo, la de los niños.

¹ Nos presentó el doctor Darío Urdapilleta Bueno, prestigiado pionero del psicoanálisis de niños con quien tuve una grata amistad profesional.

² R. Arrieta, J. Cravioto, Lactancia materna. J. Cravioto, R. Arrieta, Nutrición, desarrollo mental, conducta y aprendizaje. Investigaciones reconocidas con el “Premio Reina Sofía”, ambas publicadas por el DIF Nacional.

³ Carmides es un joven al que le duele la cabeza y consulta a Sócrates. Platón, Diálogos: Carmides o de la templanza, pp. 108-109, Porrúa.

⁴ Es el llamado “padre” de la Teoría General de Sistemas y la obra citada es una oportuna y certera crítica a la psicología conductista que imperaba en los años 70, la que, a decir de Arthur Koestler, “estaba realizando el enorme milagro de desratizar a la rata y deshumanizar al hombre”.

Un individuo o una sociedad que no gocen
de buena salud no pueden aspirar a nada.

La premisa fundamental que sostiene este libro es que la salud es consecuencia de una vida sana. Si queremos que nuestros hijos estén sanos, se sientan bien, tengan energía para crecer y aprender y no les proporcionamos los elementos necesarios para la salud —los elementos que sustentan la vida— entonces lo que estamos esperando es un milagro.

1.Amor, comunicación, armonía

2.Una buena nutrición: comer bien

3.Salud intestinal

4.Agua pura

5.Aire puro

6.Luz solar

7.Ejercicio y deporte: moverse bien

8.Descanso, relajación, sueño profundo

9.Higiene

10.Un mundo sano, sin contaminación

El cuerpo humano es una maravilla y debe su perfección a millones de años de evolución durante los cuales ha desarrollado un sinnúmero de mecanismos destinados a su protección, mantenimiento y al aprovechamiento de todos los elementos enumerados. La salud y la energía vital dependen de la sabia combinación de todos ellos.

Otra premisa fundamental de este libro es que debemos enfocar grandes esfuerzos a la prevención de déficit en el desarrollo, enfermedades, discapacidad y lesiones que comprometan la integridad física. Por ejemplo: prevenir los graves efectos que las carencias nutricias y afectivas tienen sobre el desarrollo físico, mental, moral y social de nuestros pueblos. Para prevenir hay que dar combate a cierta clase de ignorancia.

La enfermedad, la desnutrición, la malnutrición, los accidentes, el abandono, trascienden y comprometen el futuro histórico de cualquier sociedad. Sus consecuencias son irremediables. “Estamos obligados a defender nuestro cuerpo de enfermedades y peligros”, advierte Comenio.

Prevenir es posible, es necesario, es moral, es indoloro, es inteligente, es económico, es patriótico. La siguiente cita precisa mi modo de pensar:

El principio del sistema de salud pública en Cuba es la prevención, el propósito central del mismo es no tener enfermos y para ello no se requiere de grandes hospitales, sino de promoción y educación”, expresó en la Universidad Veracruzana Jorge González Pérez, rector de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana, Cuba. Y agregó: “Lo primero que tenemos que buscar nosotros, los países pobres, es educar a la gente: que sepan qué les hace daño, cómo evitarlo, como cambiar estilos de vida; enseñar a las personas a no enfermarse.¹

1.Planifiquen el embarazo. Tengan los hijos que deseen amar y educar. Planeen el intervalo entre nacimientos porque el cuerpo de la madre necesita recuperarse (mínimo dos años entre un hijo y otro, propone la Organización Mundial de la Salud). Consulten a su médico sobre los métodos de control natal: los hay muy variados y su médico familiar puede recomendarle el que mejor les convenga.

2.Eviten, con responsabilidad y compromiso, las infecciones de transmisión sexual. Recuerden que —sin tratamiento— el virus del VIH se hereda al hijo durante la gestación. Es imperativa la fidelidad a la pareja y el sexo protegido.

3.La futura madre debe gozar de buena salud y óptimo estado nutricional antes de embarazarse. Debe evitar la anemia y el sobrepeso. Recuerden que no es posible tener buena salud sin una buena nutrición.

4.La obesidad en las mujeres embarazadas aumenta el riesgo de parto prematuro y afecta el metabolismo de los recién nacidos.

5.Es vital que todas las mujeres en edad reproductiva tomen suplementos de ácido fólico para evitar malformaciones en el bebé durante la gestación.

6.Antes de embarazarse consulten al especialista en genética, sobre todo, si existen antecedentes de defectos o problemas hereditarios en su familia o en la de su cónyuge o pareja.

7.Desparasítese antes de embarazarse para evitar la anemia. Vigile los posibles síntomas de parasitosis y combátala con las medidas de higiene preventivas y tratamiento médico oportuno. La parasitosis causa mucho mal durante la gestación.

8.Desparasiten a los niños: la parasitosis ataca sobre todo a los niños y sus indeseables consecuencias comprometen su desarrollo físico y mental.

9.Durante el embarazo acudan a un curso de psicoprofilaxis obstétrica para conocer todo lo necesario sobre el desarrollo intrauterino, el trabajo de parto y el parto; y también para conocer qué tipo de cuidados habrán de prodigar al recién nacido.

10.Lleven el embarazo a término y pidan se respete el derecho del bebé a nacer el día que tenga que nacer y no el día que lo programaron, así evitan los prolongados cuidados obstétricos en cuneros que comprometen la vinculación afectiva y la lactancia desde el mismísimo principio de la vida extrauterina.

11.Procure, si lo permiten las actuales prácticas médicas y las circunstancias, tener un parto natural. Hay buenas razones para preferir el parto natural (más adelante las analizaremos).

12.Exijan que realicen a su recién nacido el “tamiz neonatal ampliado” para poder detectar cualquier posible error innato del metabolismo, pues dichos errores pueden provocar retraso mental si no son detectados y atendidos desde el nacimiento.

13.Amamante a su hijo. Prepárese para que la lactancia materna sea un éxito.

14.Vacunen a sus hijos. Consulten al pediatra y sigan la guía que les ofrece la Cartilla Nacional de Vacunación.

15.Aseguren que su hijo tenga una “buena salud intestinal”; es decir, que tenga una buena flora bacteriana o microbiota (lean más adelante al respecto). Esto, sobre todo, si su bebé nació por cesárea o no fue amamantado. Aprendan a cuidar y valorar la importancia vital de la flora intestinal.

16.Brinden a sus hijos todos los “elementos de la salud” (la lista está al principio).

17.No olviden que el amor y la comunicación son necesidades básicas que deben ser colmadas.

18.Cumplan todas las medidas preventivas de salud: visita al ginecólogo, curso de psicoprofilaxis obstétrica, vacunaciones, visita regular al pediatra, visita a los distintos especialistas de la salud que los ayudarán a detectar de forma pronta y oportuna cualquier posible déficit de desarrollo. Hay que consultar muy pronto y sin falta al audiólogo pediatra —realizar al bebé, sin dilación, el “tamiz auditivo”—, al oftalmólogo pediatra, al ortopedista, al otorrinolaringólogo (es vital que nada obstruya o dificulte la respiración), y a diversos especialistas, lo sugiera, o no, el pediatra de su hijo.

19.Prevengan accidentes con una cuidadosa y sensata supervisión de sus hijos y del ambiente en el que crezcan. Extremen la precaución al conducir autos o vehículos automotores. Los bebés deben ir en el auto sentados en sillas especiales. Los niños deben ir en la parte trasera del auto, siempre sujetos por cinturones de seguridad.

20.Nunca dejen solos a los niños pequeños, ni a los mayores.

21.Ofrezcan a sus hijos un mundo incontaminado y sano. Comprométanse a cuidar nuestro planeta y a construir ese mundo ideal.

Ésta no es una lista exhaustiva o completa. Invito a los especialistas a acrecentarla y mejorarla. Como diría Juan Ruiz de Alarcón: “Cualquiera que la oiga, si bien prevenir sopiere, pues más añadir y enmendar si quisiere”.

Lean con cuidado el libro, infórmense bien y actúen para proteger a sus hijos y a ustedes mismos. Recuerden, lo importante es actuar.

El niño crecerá sano si alguien lo cuida. Sí, pero si alguien lo cuida con amor verdadero. Amor verdadero significa responsabilidad, nutrición responsable del cuerpo y del espíritu, diálogo, confort, caricias, compañía, intimidad.

Cuidar al niño significa cuidar a su madre, a la familia, a la comunidad y al planeta. Cuidar al niño significa que todos —ciudadanos y gobernantes— tengamos visión de largo alcance, inteligencia, capacidad de anticipación, preocupación por el presente y por el futuro para transformar a la sociedad actual y construir, con el concurso de todos, un mundo posible y mejor. Un mundo donde haya paz, trabajo, democracia y bienestar.

La consigna es buscar sin tregua la manera de proveer a cada niño y niña, a cada madre, a cada familia, de lo indispensable para satisfacer sus verdaderas y permanentes necesidades nutricias y afectivas.

La consigna es erradicar de nuestra sociedad la violencia: la que se ejerce desde el nacimiento contra las mujeres y los niños, la que se ejerce dentro y fuera de la familia. La violencia engendra malestar psicológico y físico. La tensión emocional crónica enferma la mente y el cuerpo de los niños, de los adultos o de cualquiera que la sufra.

Cuidar al niño significa que toda la sociedad trabaje para garantizar que cada niño y niña se encuentren sanos, felices y satisfechos. Conscientes y seguros de que las personas sanas, felices y satisfechas no atentan contra sí mismas, ni contra la vida, ni contra la sociedad.

Cuidar al niño significa favorecer el proceso de vinculación afectiva entre el niño y sus padres. Garantizar que cada niño y niña experimente genuino y devoto amor durante su proceso de crianza. Entender que cualquier cosa que dificulte la comunicación y el proceso de vinculación afectiva es un tremendo desatino. El amor invita a vivir para vivir, es la poderosa cadena que nos ata a la vida. El amor de los padres es un delicioso aire que respiran los hijos.

Cuidar a los niños y a las niñas significa hablarles con amabilidad e inteligencia. Comprender que las palabras transforman, que tienen el poder real de vivificar —llenar de vida— o de mortificar —matar de a poco—. Las palabras son magia creadora y fueron inventadas para hacernos compañía y aliviar nuestra soledad. Las palabras —las buenas y las malas— se guardan para siempre en la memoria. Las palabras sabias de nuestros padres tumban y retumban en nuestra conciencia, sus palabras amorosas tumban y retumban en nuestros corazones.

Del alma, decía este médico [se refiere Platón a Zamolxis], parten todos los males y todos los bienes del cuerpo y del hombre en general, e influye en todo lo demás, como la cabeza sobre los ojos. El alma es la que debe ocupar nuestros primeros cuidados, y los más asiduos, si queremos que la cabeza y el cuerpo estén en buen estado. Querido mío [dice Platón a Carmides] se trata el alma valiéndose de ciertas palabras mágicas. Estas palabras mágicas son los bellos discursos. Gracias a estos bellos discursos, la sabiduría toma raíz en las almas, y, una vez arraigada y viva, nada más fácil que procurar la salud a la cabeza y a todo el cuerpo.

Es tiempo de comprender que algunos de los graves problemas de salud que afectan a millones de personas, en particular, los trastornos alimentarios como el sobrepeso y la obesidad, la anorexia y la bulimia, la diabetes mellitus y otros, son, en gran medida, trastornos de la vinculación afectiva. Trastornos provocados por el vacío existencial (que se pretende llenar con comida), por la falta de un dulce amor materno y paterno (que se intenta sustituir por azúcar y golosinas), por sufrir relaciones interpersonales hostiles o “tóxicas” (que llevan a rechazar los alimentos). En suma: por la falta de comunicación y calor de hogar.

Habrá cambios profundos en la humanidad y mayor bienestar y salud cuando cambie la forma en que nacemos y la forma en que criamos a nuestros hijos. El tocar y arrullar a los bebés estimula la producción de la hormona de crecimiento. Cuando los bebés no son tocados y acariciados dejan de producir dicha hormona y se altera el plan genético.

Ser cargados, acunados, acariciados, tocados, masajeados, cada una de estas cosas es alimento para los niños pequeños. Tan indispensable si no más que las vitaminas, sales minerales y proteínas. Si se le priva de todo eso y del olor y del calor y de la voz que tan bien conoce, el niño, aunque esté harto de leche, se dejará morir de hambre (Frederique Leboyer, Shantala)

Urge combatir al desamparo. Combatir la epidemia de soledad que afecta, hoy día, a tantos de nuestros niños y jóvenes. La soledad enferma y la única cura cierta es el amor.

Educar con amor es colmar nuestro compromiso con la vida, con la paz y con la salud —física y mental—, pues sólo los niños que se sientan amados y hayan aprendido a confiar en el amor comerán bien, dormirán bien, tendrán salud y aprovecharán todas las fuentes de estimulación a su alcance.¹ “¿Quieres que haya paz en el mundo? Ve ahora a casa y ama a tu familia” (Teresa de Calcuta).

Amor, amparo, protección, confort, intimidad, abrazo, diálogo, respeto, calor de hogar, son elementos vitales e imprescindibles para el saludable crecimiento y desarrollo de los niños. Los niños y las niñas que crezcan con amor podrán lidiar exitosamente en el futuro con las circunstancias adversas y con las inevitables frustraciones que acompañan a la vida. Estarán “llenos de vida”. Su espíritu siempre sabrá que la vida es buena.

1.Que la futura madre esté sana antes de embarazarse y se nutra bien durante el embarazo.

2.Que la futura madre asista periódicamente a la consulta médica especializada, tome suplemento de ácido fólico para prevenir la anemia y posibles malformaciones.

3.El bebé tiene el derecho de llegar al mundo cuando él lo decida; no cuando el doctor, la partera, la madre o la institución de salud lo decidan.

4.Ni la madre ni el bebé deberán usar drogas ni monitoreos fetales.

5.La madre y el bebé tienen derecho al parto natural.

6.El trabajo de parto debe ser controlado por la madre y no por la institución o el médico.

7.Las hormonas naturales que aceleran el parto son necesarias para el cuidado del bebé después del nacimiento.

8.El recién nacido y su madre necesitan estar juntos para intimar, comunicarse y vincularse afectivamente. Es aberrante y antinatural separarlos. Ambos necesitan una respuesta pronta y sensible a sus demandas.

9.El bebé y su madre necesitan seguridad, compañía y apoyo incondicional.

10.El bebé tiene derecho a ser revisado por un obstetra que certifique su estado de salud.

11.El bebé tiene derecho al tamiz neonatal y al tamiz auditivo.

12.El bebé tiene derecho a la alimentación al seno y a libre demanda.

13.El bebé y mamá necesitan tranquilidad, comodidad, confort.

14.El bebé y la madre necesitan amor.

15.El bebé necesita mantener una relación continua, cálida e intima con su madre o con un sustituto materno permanente (padre, tía o tío, abuela, padres adoptivos). Por ningún motivo debe ser separado de su madre o de dicha figura materna por periodos prolongados (no deben separarse por más de un par de días, y esto, sólo por causas de fuerza mayor).

16.El bebé necesita aceptación, ser abrazado y arrullado.

17.El bebé necesita a su lado personas sensibles e inteligentes para “dialogar”, aprender a comunicarse y, así, reconocerse.

18.Durante sus primeros años de vida los niños necesitan personas sensibles e inteligentes —plenas de intenciones— que los provean de la más rica “materia prima cultural”: de objetos ricos y variados, de experiencias interesantes, y que los inviten a explorar el mundo y a jugar.

19.El bebé y su madre necesitan descanso, relajación, quietud, paz y silencio para dormir a pierna suelta.

Se trata de un estudio con más de 17 mil participantes que evaluó la amplia gama de problemas sociales y de salud que presentan las personas —entre la adolescencia y la adultez— como consecuencia de haber sufrido alguna o algunas formas de maltrato durante la niñez, tales como abandono o negligencia, abuso sexual, maltrato físico o emocional, violencia doméstica o por haber vivido en forma sistemática situaciones estresantes como el alcoholismo o la drogadicción de alguno de los padres, el encarcelamiento del padre o de la madre, etc. El estudio duró una década y fue financiado por una importante compañía de seguros (Kaiser permanente) que necesitaba la información para poder calcular el costo de las pólizas de los seguros de vida en función de la perspectiva de vida de las personas. Dicho estudio dejó importantes lecciones sobre el efecto que las experiencias traumáticas tienen durante la niñez como factores de riesgo para contraer enfermedades y como factores determinantes de alguna de las diez causas de muerte más comunes en Estados Unidos: tabaquismo, obesidad grave, depresión, accidentes por la adopción de conductas de riesgo, tendencias suicidas, drogadicción, alcoholismo, promiscuidad, contagio de enfermedades de transmisión sexual e inactividad.

Otro estudio similar realizado en Gran Bretaña y que analizó la suerte corrida por más de 7 500 personas participantes (nacidas en 1956), también puso en claro que vivir un “ambiente psicosocial estresante” durante la niñez (negligencia, abandono, abuso sexual, maltrato físico o emocional, violencia intrafamiliar), es un factor determinante para contraer enfermedades, drogadicción, alcoholismo, mantener un nivel socioeconómico bajo y sufrir incapacidad social a través de la vida (Scientific American, Español, 3 de febrero de 2015).

Sin embargo, la conclusión más fuerte e impactante de estos estudios es que las personas que sufren en forma sistemática dichas experiencias traumáticas durante la niñez, viven, en promedio, ¡veinte años menos!, que aquellas afortunadas que tuvieron amor y una niñez dichosa.

² La idea original de esta lista es de Darcia Narvaez (Universidad de Notre Dame). Yo me permití acrecentarla con mis propias reflexiones. Es un borrador para los legisladores.

Cuidar la alimentación de nuestros hijos
es dejar caer nuestra mirada sin que se
note, delicadamente, sobre la vida de los
que nos importan.

“Somos lo que comemos” propone una sabia sentencia que destaca con exactitud la importancia de la nutrición en relación con la salud y todos los aspectos del desarrollo humano: físico y mental.

Alimentarse bien, procurándose la comida más fresca, natural y nutritiva debe ser la mayor preocupación de la vida diaria. Nutrir bien a nuestros hijos, asegurando riqueza nutricional, frescura, variedad y sazón, es una de las manifestaciones más claras y contundentes de sabiduría y de amor materno y paterno.

La nutrición durante la niñez y la adolescencia es esencial para el crecimiento y el desarrollo, para la salud y el bienestar general de las personas. Los hábitos alimentarios establecidos durante la niñez definen, en gran medida, los hábitos de por vida. La deformación de estos hábitos se ha convertido en la causa principal de las enfermedades crónicas que afectan ya a la mayor parte de la población, generadas por la epidemia de sobrepeso y obesidad en México.

La publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia está considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las causas que contribuyen significativamente al deterioro de los hábitos alimentarios de los menores. En México, el deterioro de los hábitos alimentarios es tal que ha llevado a la infancia de nuestro país a ocupar el primer lugar mundial en sobrepeso y obesidad. No es una casualidad que la alta incidencia de esta epidemia en México coincide con la alta incidencia de anuncios de comida chatarra que se transmiten en los horarios infantiles de televisión y que se ubica entre las más altas del mundo (El poder del consumidor, La publicidad de comida chatarra dirigida a la infancia en México, Octubre 2010).

Papas, galletas y jugos, fuera de la barra infantil de televisión. Productos tan populares como las papas Sabritas, galletas Emperador, jugos Boing, la Coca Cola, entre muchos otros, dejarán de anunciarse durante las barras infantiles en Televisión.

De acuerdo con los lineamientos que prepara la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para instrumentar la reforma a la Ley General de Salud en materia de Publicidad. Los productos que superen la cantidad de grasas saturadas, azúcares, sodio o calorías que determina la dependencia de salud por cada 100 gramos estarán fuera de la televisión abierta o restringida en horarios de 14:30 a 19:30 horas de lunes a viernes, y de 7:00 a 19:30 horas los sábados y los domingos. Dichas determinaciones se tomaron debido a que los menores de 12 años pueden asumir a la publicidad como mensajes absolutos. (México, DF. Febrero de 2014).¹

Estoy convencido de que la mayoría de las enfermedades, algunos problemas depresivos o emocionales, la supuesta causa orgánica del déficit de atención, un bajo rendimiento escolar o laboral, y otros problemas que afectan a muchos niños y adultos, se pueden prevenir o remediar —en todo o en parte— con una dieta correcta.

Sugiero que muchos niños y adultos deberían ir a consultar al nutriólogo antes que al psicólogo, al pediatra o al médico.

También sugiero que algunos niños o adultos con trastornos alimentarios consulten al psicólogo y mejoren sus vínculos personales.

“Sanas y fuertes antes de embarazarse” podría ser el título de este tema. Por su importancia, cito textualmente a nuestros sabios, los doctores Joaquín Cravioto y Ramiro Arrieta: “Hay muchos factores que influyen en el desarrollo de un niño sano pero uno de los más relevantes, sobre todo al principio de la vida, es una buena nutrición en calidad y cantidad. Por el contrario, las deficiencias nutricias a temprana edad deterioran irreversiblemente el potencial genético de los individuos.

“El peso al nacer es el indicador más importante del crecimiento y desarrollo intrauterino. El crecimiento fetal óptimo ocurre cuando la madre es capaz de almacenar ciertas reservas durante el embarazo. Las evidencias que se tienen indican que las madres desnutridas no se adaptan para mantener el crecimiento del feto, sino más bien para mantener sus propias reservas de alimentos; si la madre tiene, en cambio, reservas suficientes, propiciará un crecimiento normal en su hijo, aun cuando su alimentación no sea la adecuada.

“La concentración de nutrimentos en la corriente sanguínea fetal mantiene un grado notable de constancia a pesar de la gran variabilidad de la nutrición materna. Cuando la dieta materna es inadecuada, el feto obtiene mucho más que su parte proporcional de elementos nutritivos. Sin embargo, como se desarrolla y crece a un ritmo tan rápido; aparentemente sufre más que la madre las consecuencias de la desnutrición. Por ejemplo, esto fue observado en Holanda durante los años 1944-1945, cuando fue impuesta una restricción severa de alimentos como consecuencia de la guerra, restricción que provocó que durante ese periodo nacieran muchos niños con disminuciones de peso significativas. La alimentación insatisfactoria por parte de la madre tiene como consecuencias el menor peso de los fetos y los bebés, el raquitismo fetal, abortos, deformaciones, mortalidad infantil, y enfermedades como el raquitismo y la anemia de los niños.

“Un dato importante que vale la pena reiterar se refiere a la nutrición de la madre. Se sabe que el crecimiento fetal dependerá más de las reservas energéticas maternas potencialmente disponibles para el crecimiento fetal que de la naturaleza de la dieta que ella consuma durante el embarazo; es decir, las futuras madres deben estar sanas y bien alimentadas antes de embarazarse. Por supuesto, la dieta de la madre durante el embarazo también tendrá una gran importancia.

“Recomendarle la manera adecuada de nutrirse es una de las responsabilidades primarias de su médico. Las futuras madres deben conocer con detalle cuál es la dieta más apropiada. Una evaluación completa del estado nutricional de la futura madre, de preferencia antes de embarazarse, tiene la mayor importancia. Dicho examen debe incluir: el peso, medida del tejido adiposo, una cuidadosa evaluación de cualquier síntoma de desnutrición, análisis de orina y pruebas de laboratorio para detectar anemia. Durante el embarazo la ganancia de peso debe ser vigilada y, si es inadecuada, será necesario asesorarse acerca de la dieta más conveniente.

“Deben proporcionarse suplementos de hierro. Procúrese con cuidado una dieta correcta antes de embarazarse y durante el embarazo y proveerá el mejor ambiente nutricional para el desarrollo fetal”, concluyen los doctores Cravioto y Arrieta.

“Sahagún, en la Historia General de las cosas de la Nueva España (siglo XVI) registró entre los consejos que daban los padres a los hijos el siguiente”: ²

Los mantenimientos del cuerpo tienen en peso a cuantos viven, y dan vida a todo el mundo, y con esto está poblado el mundo todo. Los mantenimientos corporales son la esperanza de todos los que viven para vivir.

•Edad de la madre —el periodo óptimo es entre 18 y 35 años.

•Intervalo entre nacimientos (mínimo dos años entre uno y otro recomienda la Organización Mundial de la Salud)

•Número de partos

•Peso antes del embarazo

•Parasitosis

•Anemia

•La dieta

•Factores patológicos durante el embarazo

•Baja talla en la madre

•Tabaquismo, drogadicción, alcoholismo, etcétera.

“Comer por dos” no significa comer el doble sino comer un poco más y mejor. Para cuidar de la nueva vida que crece dentro, es importante seleccionar los alimentos que le proveerán las calorías y los nutrientes que necesita.

Coma diariamente una dieta completa y bien balanceada que incluya una variedad de alimentos de los tres grupos básicos: cereales integrales, tubérculos, frutas y verduras, leguminosas y alimentos de origen animal.

1.Frutas: naranja, manzana, pera, zapote, aguacate, mango, coco y las que haya de temporada.

2.Vegetales: calabaza, espinaca, jitomates, coliflor, quelites, col, chayote, lechuga, ramón y chaya (que se consumen en Yucatán y que tienen apreciable cantidad de proteína), etcétera.

3.Granos enteros, cereales integrales —maíz, trigo, avena, amaranto, arroz y pan integral.

4.Tubérculos: papa, camote (boniato), yuca.

5.Productos de origen animal: leche, productos lácteos, queso, carne, aves, pescado, huevo (el huevo no debe comerse crudo porque interfiere con la absorción intestinal).

6.Grasas y aceites: usa aceite de oliva, coco, girasol, un poco de mantequilla o manteca.

1.Equilibrada: que contenga cantidades adecuadas de nutrimentos para el crecimiento y desarrollo de las personas.

2.Completa: que incluya por lo menos un producto de cada grupo básico de alimentos en cada una de nuestras comidas (de preferencia frescos y al natural).

3.Variada: la dieta saludable es variada. Se requieren diariamente alrededor de 50 nutrientes distintos y para obtenerlos es necesario consumir una gran variedad de alimentos durante el día. No existe una dieta perfecta, la perfección se logra por la combinación de alimentos: procuremos que haya muchos colores y tipos de frutas y verduras en nuestra mesa. Una dieta monótona aburre y desnutre (“¿Otra vez lo mismo?”). Pongamos imaginación y creatividad a la dieta diaria.

4.Suficiente: que las porciones vayan de acuerdo con las necesidades de cada persona.

5.Inocua: sana, higiénica, que no cause daño.

Además, durante el embarazo la dieta debe ser complementada con algunos nutrientes básicos:

•Hierro: se encuentra en las carnes rojas, aves, mariscos, yema de huevo, semillas, vegetales verde oscuro, pasitas y germen de trigo. Provee energía y vitalidad. Forma parte de la hemoglobina que contienen los glóbulos rojos (si te falta hierro te verás pálida, tendrás poca energía, te faltará el aliento al hacer esfuerzos y aumentará el ritmo de los latidos cardiacos). Es indispensable para el transporte de oxígeno a las células y a todos los tejidos orgánicos. Se recomiendan los suplementos de hierro (consulte a su médico).

Un pobre suministro de hierro y la anemia en sí provocan serios problemas durante la gestación; por tanto, es importante saber que las infecciones con parásitos (parasitosis) provocan anemia, por dicha razón la Fundación Mexicana para la Salud (FUNSALUD) recomienda que todas las mujeres con posibilidades de un potencial embarazo: niñas púberes, adolescentes o adultas, deben ser desparasitadas para prevenir problemas futuros.

•Calcio: se encuentra en las tortillas, la leche y los productos lácteos; el queso y el yogurt son buenos sustitutos si a usted no le gusta la leche, pero debe consumir alimentos que contengan calcio todos los días.

•Ácido fólico: se encuentra en el hígado y otras vísceras, vegetales verdes como la lechuga o la col, ostiones, chícharos, frijoles: Previene la anemia y las hemorragias. A todas las mujeres en edad reproductiva se les recomienda tomar suplementos de ácido fólico. Los distribuye gratuitamente el sector salud o se compran en la farmacia (como el folivital).

•Vitamina B12: se encuentra en los productos lácteos, pescado, vísceras. Ayuda a la formación de los glóbulos rojos y ayuda a la construcción de nuevo tejido orgánico.

•No consuma café, chocolate o té en exceso.

•No consuma sal en exceso. Use sal yodada (lea la etiqueta de la que usa y procure la sal yodada, la hay también baja en sodio).

•Beba suficiente agua, la que demande su sed y un poco más (vea el tema: Agua). Consuma fruta. Vigile su orina que no debe estar concentrada. Si lo está (amarilla y olorosa), significa que no bebe suficiente agua.

•No coma caramelos, galletas, refrescos. En general, no consuma “alimentos chatarra”. Si le da hambre coma fruta o cereal integral.

•Prefiera los alimentos horneados o asados a los fritos. Evite las “grasas trans” (vea el índice).

•Ingiera suficiente proteína animal y vegetal.

•Una dieta vegetariana que incluya leche, queso, huevos, nueces y granos enteros, además de frutas y verduras, puede ser adecuada durante el embarazo. Sin embargo, dicha dieta debe ser planeada cuidadosamente. Una dieta vegetariana que no incluya huevos y leche NO proporciona todos los nutrientes que necesitan la mujer embarazada y el hijo que está gestando.

•Para prevenir el estreñimiento y estar sanas, las mujeres embarazadas deben hacer ejercicio en forma moderada. Es buena idea caminar, con ritmo y sin forzarse, por lo menos durante 20 minutos diarios y luego descansar y dormir bien. Si se estriñe no tome laxantes sin consultar al médico.

•Haga su vida normal.

•Consuma fruta y verduras crudas o cocidas al vapor. No añada azúcar a los jugos o aguas de frutas.

•No tome bicarbonato de soda, aspirinas ni calmantes, no tome jarabe para la tos ni use gotas nasales. También tenga cuidado con los remedios caseros.

De la desnutrición derivan problemas graves, sobre todo, cuando se sufre durante la gestación o a temprana edad. Advierte Luz Elena Salas: “Cuando una mujer está embarazada, se está formando el nuevo ser y tiene particular relieve el desarrollo del sistema nervioso. Si no consume los nutrimentos indispensables desde la gestación hasta los cinco años, cuando concluye el desarrollo fundamental de este sistema, no hay nada que hacer para recuperar las posibilidades neurológicas perdidas. En este sentido, Albert Sasson afirma:

Cuando una carencia nutritiva se produce antes o inmediatamente después del nacimiento, origina una reducción del 15 a 25 por ciento del número de células del cerebro, pero no son las mismas células afectadas antes y después del nacimiento; también la vulnerabilidad del cerebro humano ante una carencia alimenticia es diferente en cada caso. Si, en cambio, la misma carencia actúa antes del nacimiento y se prolonga después, las lesiones son especialmente graves, puesto que la reducción del número de células es del orden de 50 a 60 por ciento.

También debe evitar la obesidad —advierte Felipe Vadillo Ortega, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM— pues en las mujeres embarazadas aumenta el riesgo de parto prematuro y afecta el metabolismo de los recién nacidos: “En la mujer embarazada con obesidad el producto va a estar sujeto a condiciones hormonales en las que se incrementará la secreción de cortisol ³ generando un ambiente intrauterino de estrés crónico, las adaptaciones metabólicas que tiene que hacer el feto bajo esta condición se manifestarán en sus tejidos y en el sistema nervioso central. Otro problema es la hipertensión asociada al embarazo y la diabetes gestacional. La mujer obesa que desarrolla diabetes gestacional, más tarde, en un periodo de cinco años va a desarrollar diabetes mellitus”.

Los expertos en deporte planifican la maternidad de sus deportistas en el camino a la gloria.

Las últimas investigaciones y los experimentos médicos parecen demostrar que el embarazo mejora el rendimiento de las atletas. Hasta hace poco y durante muchos años las mujeres deportistas se retiraban de la vida de competencia a edades muy tempranas, la mayoría de las veces tan pronto acababan su etapa universitaria y casi siempre debido a exigencias biológicas de la pareja.

Pero ahora ocurre lo contrario. Se observa una prolongación de la vida activa de las deportistas. De una parte está la indudable rentabilidad económica que supone el deporte activo; pero de otra aparece la cierta mejora que supone para la mujer el hecho de tener hijos.

Entre los aspectos favorables derivados del embarazo y del parto, en la mejora de las aptitudes físicas de las atletas, están los siguientes: fortalecimiento de las piernas después del parto debido al peso del vientre soportado durante nueve meses. Latido más poderoso del corazón durante el embarazo que hace aumentar la cantidad de sangre bombeada. Este incremento del volumen de sangre puede alcanzar una proporción de hasta un 35 por ciento más en relación a la situación antes del parto.

Otro aspecto descubierto es la mayor capacidad de la mujer embarazada para disipar el calor del cuerpo, y en el aspecto psicológico, es de considerar el aumento del sentimiento de autoestima, confirmado por la atleta nórdica Ingrid Kristiansen, quien antes consideraba que la práctica deportiva la podía inutilizar como madre, ya que si dedicaba al deporte los mejores años de su juventud, luego ya no podría tener hijos. Pero su experiencia maternal reciente, que ha sido acompañada de una mejora física de su zancada —debida, según su entrenador, al ensanchamiento de la pelvis— la ha llenado de euforia campeona (Manuel María, EFE).

¹ Decisión trascendental de la Cofepris, apoyada por el trabajo porfiado de algunas organizaciones civiles ejemplares como El poder del consumidor.

³ El cortisol es una hormona producida por la corteza suprarrenal en respuesta al estrés. Su producción está bajo el control de la glándula pituitaria, en la base del cerebro. La pituitaria está vinculada con los centros cerebrales que regulan el metabolismo y otros procesos corporales esenciales, y con los centros que regulan las respuestas emocionales. El nivel de cortisol se puede medir con relativa facilidad y razonable exactitud en la saliva, lo cual elimina la necesidad de invasivos análisis de sangre o de líquido cefalorraquídeo. Los experimentos han sido descriptos en Gunnar, Megan, R., Psychoendocrine Studies of Temperament and Stress (citado por Barnett, p. 398)

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