COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES

MANUEL ASENSI PÉREZ

Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada

Universitat de València

RAMÓN COTARELO

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia

Mª TERESA ECHENIQUE ELIZONDO

Catedrática de Lengua Española

Universitat de València

JUAN MANUEL FERNÁNDEZ SORIA

Catedrático de Teoría e Historia de la Educación

Universitat de València

PABLO OÑATE RUBALCABA

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración

Universitat de València

JOAN ROMERO

Catedrático de Geografía Humana

Universitat de València

JUAN JOSÉ TAMAYO

Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones

Universidad Carlos III de Madrid

Procedimiento de selección de originales, ver página web:

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LA UNESCO

EDUCACIÓN EN TODOS LOS SENTIDOS

MARÍA JESÚS MARTÍNEZ USARRALDE

MARÍA ISABEL VIANA ORTA

CECILIA B. VILLARROEL

Valencia, 2015

Copyright ® 2015

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juan manuel fernández soria

© m. jesús martínez usarralde

m. isabel viana orta

y cecilia b. villaroel

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Para ti, que no eres indiferente

Nuestro agradecimiento a la autora de los caligramas, Lucía Gorbalán. ¡Tremenda creatividad!

Y a Francesc Pedró y Ximo Revert por sus actos más allá de sus palabras.

Prólogo

En el mundo de la educación la importancia de los organismos internacionales ha ido creciendo en las últimas décadas. Esto se debe, por una parte, a la globalización de los debates educativos, consecuencia clara de la globalización de nuestras economías y sociedades, cada vez más interdependientes; pero, por otra, también, al hecho de que el trabajo que realizan estos organismos es cada vez más relevante en este contexto. De hecho, muchas personas se preguntan, no sin razón, a qué se debe semejante proliferación de organismos, en particular de los que actúan en los países en desarrollo y que, en más de una ocasión, dan la impresión de competir entre sí en lugar de coordinarse, aunando esfuerzos y sumando fortalezas, al tiempo que evitando duplicidades.

¿Cuál es actualmente la vigencia de la UNESCO? ¿Qué hay de genuino en su trabajo que ningún otro organismo internacional desarrolle? Éstas son preguntas que las autoras responden magistralmente en este libro, ofreciendo un contexto que ayuda a entender muy bien en particular el papel de la UNESCO en el sector de la educación a escala internacional. Así las cosas, es difícil que el prólogo pueda añadir más detalles pero sí quizás una perspectiva desde el interior, probablemente muy personal.

En los círculos internacionales corre un pequeño chascarrillo según el cual los organismos internacionales se dividen en dos: los que tienen mucho dinero y una sola idea y los que tienen muchas ideas y nada de dinero. Para bien o para mal, hoy la UNESCO pertenece a esta segunda categoría, particularmente desde la denominada “crisis Palestina” que se ha traducido en la renuncia de los Estados Unidos a pagar su cuota a la UNESCO por haber reconocido su Conferencia General a Palestina como Estado Miembro; con todo, no ha causado baja lo cual es, de nuevo, indicativo de la importancia de la UNESCO. No es la primera vez que la organización se ve sometida a una presión financiera importante, pero si pese a ella sigue sobreviviendo, es razonable pensar que no puede ser por otra razón que porque lo que la UNESCO hace es relevante, hoy más que nunca.

Mucha gente se imagina que la UNESCO, la agencia especializada de las Naciones Unidas en educación, ciencia y cultura, se ocupa de construir escuelas allí donde no hay. Nada más lejos de la realidad, pues la UNESCO, a diferencia de otros organismos de las Naciones Unidas, no es ni actúa como un fondo económico para financiar actividades de desarrollo (como sí hace, por ejemplo, la UNICEF). Entonces, ¿qué hace? Para entender la relevancia de nuestro trabajo basta pensar en una sola palabra: capacidad. En efecto, la tarea fundamental de la UNESCO en educación es contribuir al desarrollo de las capacidades de los Estados Miembros para que puedan diseñar, poner en práctica y evaluar sus propias políticas, estrategias y planes educativos. Más que repartir pescado, parafraseando a Gandhi, tratamos de enseñar a pescar en las aguas de las que debería emerger una educación de calidad para todos. Es algo fácil de escribir pero muy difícil de poner en práctica. Dos ejemplos bastarán para entender algunas de las dificultades con las que tropezamos.

El primer ejemplo tiene que ver con el desarrollo de capacidades de los individuos. De sobra es sabido que la UNESCO cuenta con una red de Institutos de formación e investigación a los que se invita, a veces con dotación financiera, a personas de países en desarrollo que están llamadas a ocupar puestos clave en sus respectivas administraciones. Por desgracia, cuanto más pobres son los países de origen, más fácil es encontrarse con la imposibilidad de cerrar el círculo, es decir, de que las personas seleccionadas, una vez formadas, desempeñen efectivamente su papel en su correspondiente administración u organización. Las razones son, fundamentalmente, dos: el SIDA, que sigue diezmando muchísimas vidas, y el rechazo a volver al país de origen donde las condiciones de vida y de desempeño profesional nada tienen que ver con las de muchas de las ciudades donde nuestros Institutos están ubicados.

El segundo ejemplo, tomado de mi propia experiencia, es el desafío de trabajar incluso con gobiernos cuyo sistema de valores nada tiene que ver con el propio. Un ejemplo claro lo constituyen los Estados Miembros donde la educación de las chicas recibe un tratamiento separado, incluso con una administración distinta, lo cual es tremendamente indicativo de un trato diferenciado que no busca, en modo alguno, la igualdad de oportunidades. En estas circunstancias, ¿qué debería hacer la UNESCO? ¿Negarse a trabajar con estos países?

A diferencia de otros organismos, nosotros acostumbramos a decir que, en lugar de explicar a los demás lo que deberían hacer, les acompañamos como haría un buen “amigo crítico”: nunca te dejaría en la cuneta, pero siempre te dirá qué alternativas tienes, te dará consejos basados en la evidencia de su experiencia y te proporcionará la mejor información para que tú decidas. Y si te equivocas, te ayudará a extraer lecciones para el futuro.

Esta forma de proceder, tan cercana a la realidad, ha sido fuertemente criticada como ineficiente por quienes creen estar en posesión de la verdad absoluta acerca de lo que funciona, y de lo que no, en educación. Para ellos, nuestra forma de trabajar es ineficiente, porque no es suficientemente directiva sino demasiado participativa. Quienes se pronuncian así, menosprecian el hecho de que nuestra principal misión es el desarrollo de capacidades y, por tanto, para nosotros el proceso de construcción del conocimiento y el consiguiente empoderamiento son también importantes. Y esto no se hace sólo con directivas o recomendaciones políticas, sino compartiendo camino. No sólo trabajamos para los países o en los países (o, como decimos en nuestra jerga, en el terreno), sino sobre todo con los países. Como reza el conocido proverbio africano: si quieres ir rápido camina solo, pero si quieres ir más lejos, entonces viaja acompañado.

Al terminar la lectura de este nuevo libro de María Jesús Martínez Usarralde, María Isabel Viana y Cecilia Villarroel me he dado cuenta de la fortuna que he tenido de trabajar en esta pequeña familia que tan bien queda retratada en las páginas que siguen, con nuestras ambiciones y nuestros anhelos. Quien quiera conocer cuál es el verdadero potencial transformador de la educación en un contexto de desarrollo, debe acercarse a la UNESCO y este libro es, a mi juicio, una magnífica ventana de oportunidad para hacerlo.

Francesc Pedró

Director, servicio de políticas educativas

UNESCO

Capítulo primero
La unesco y su circunstancia

Yo soy yo y mi circunstancia,

y si no la salvo a ella no me salvo yo.

José Ortega y Gasset

Meditaciones del Quijote, 1914.

¿Conoces la UNESCO? ¿y su circunstancia?

¿Sabes cuándo nació la UNESCO y con qué propósito? ¿Sabes a qué se dedica? ¿Cómo funciona? ¿Cómo está organizada y estructurada? ¿sabes cómo se financia? Nuestro propósito con este libro que ahora tienes entre las manos es aprehender UNESCO, es decir, percibirla con los sentidos y con la inteligencia. Para ello, para poder conseguirlo, en este primer capítulo queremos empezar por el sentido de la vista porque el objetivo es tener una visión general de la UNESCO, echar un primer vistazo o conseguir a golpe de vista una primera aproximación a la organización y a la labor que la misma realiza.

Como dijo Katarina Tomasevski, que fue Relatora Especial para el Derecho a la Educación de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en su magnífico libro ‘El asalto a la educación’:“Sabiendo que los abusos de poder nunca pueden eliminarse, el trabajo en derechos humanos es permanente. Los derechos humanos han sido afirmados pero son violados continuamente por los mismos gobiernos que los afirmaron con solemnidad” (2004: 11). Ante esta realidad, podemos imaginar que “la circunstancia” de los organismos internacionales que trabajan por defender los derechos humanos en el mundo resulta cualquier cosa menos fácil. En estas páginas, pues, vamos a intentar conocer un poco más sobre la UNESCO y sobre su circunstancia, parafraseando a nuestro insigne filósofo José Ortega y Gasset… ¿Te animas?

Para ofrecerte una visión general de la UNESCO en este primer capítulo, es nuestra intención remitirte a la metáfora del viaje. En primer lugar, hemos elaborado un decálogo que nos servirá como hoja de ruta. En segundo lugar, para potenciar nuestra percepción visual a lo largo de este viaje tan especial, iremos incluyendo gráficos y tablas a modo de planos y mapas del territorio que vamos recorriendo. Y en tercer lugar, te animamos a aventurarte por ti mismo o por ti misma en los “lugares” que vamos a ir atravesando y a hacerlo, como en cualquier otro viaje, o bien con una buena planificación o bien a la aventura, de forma improvisada, pero siempre y en cualquier caso, con sensatez y criterio. Para decidir caminos e itinerarios para tu propio periplo dentro de este viaje en grupo, te recomendamos visitar la página web oficial de la UNESCO (www.unesco.org) y te remitimos también, a nuestro juicio, a algunas lecturas interesantes ¡No olvides la cámara para hacer buenas fotos y poder compartir tu experiencia a la vuelta!

Nuestra hoja de ruta, a modo de decálogo es:

1. ¿Cuándo nace la UNESCO y con qué propósito?

2. ¿Qué es UNESCO y a qué se dedica?

3. ¿Cómo está organizada y estructurada?

4. ¿Cómo funciona?

5. ¿Qué tipo de documentos y textos genera y cuál es el alcance de cada uno de ellos?

6. ¿Qué es la Cultura de Paz y qué relación guarda con UNESCO?

7. ¿Cómo se financia esta Organización?

8. ¿Cuáles son los conceptos clave necesarios para entender sus políticas en materia de Educación?

9. ¿Por qué debemos poner en relación los términos ‘Educación’ y ‘Desarrollo’?

10. “Paisajes UNESCO” o… ¿Por qué comprometerse con esta Organización?

1. ¿Cuándo nace la UNESCO y con qué propósito?

La UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization), se constituye oficialmente el día 4 de noviembre de 1946, finalizada la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¿cómo llega UNESCO a este momento fundacional?, ¿cuáles son sus antecedentes? Vamos a seguir a Valderrama (1995) para conocer sus primeros pasos.

La Sociedad de Naciones, organismo internacional creado por el Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919, se proponía establecer las bases para la paz y la reorganización de las relaciones internacionales tras la Primera Guerra Mundial. Desde su primera reunión celebrada en noviembre de 1920, se discutió la necesidad de establecer una cooperación intelectual junto a la actividad política de los gobiernos, así como la necesidad de un organismo que se hiciera experto en materia de educación. Tras la elaboración de un informe sobre la utilidad que podría tener constituir una organización de esta naturaleza unida a la Sociedad de Naciones, el 4 de enero de 1922, la Asamblea decide la creación de la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual como órgano consultivo del Consejo.

La Comisión se reunió por primera vez en Ginebra el 1 de agosto de 1922. Estaba integrada por trece miembros que no representaban a sus países respectivos ni estaban sometidos a instrucciones nacionales y entre sus primeras actividades estuvo la de renovar los lazos internacionales que la guerra había roto de forma tan dramática. Pero también era necesaria una coordinación entre las diferentes actividades nacionales, por lo que pronto se acordó la conveniencia de crear Comisiones Nacionales de Cooperación Intelectual con el objetivo de organizar la coordinación interior y de mantener las relaciones con la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual. Así, a partir de enero de 1923, numerosos países crearon su propia Comisión Nacional.

El siguiente paso en la historia de la cooperación intelectual lo protagonizó el gobierno francés al ofrecer el establecimiento en París de un Instituto Internacional de Cooperación Intelectual y su compromiso de dotarlo de su correspondiente presupuesto. Durante la sesión de la Sociedad de Naciones, celebrada en Roma en diciembre de 1924, se firmaron los acuerdos para la creación del Instituto y de su instalación oficial en París en el Palais-Royal. El Instituto fue inaugurado el 16 de enero de 1926, y la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual pasó a constituirse en el Consejo de Administración del nuevo centro.

A partir de 1940, el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual no pudo continuar con sus actividades a causa de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el espíritu de cooperación seguía vivo y el Presidente del Consejo de Educación de Reino Unido, en octubre de 1942, dirigió una carta a sus colegas de los países aliados para invitarles a una reunión el 16 de noviembre, en plena contienda bélica. A esa reunión asistieron los Ministros de Educación (o sus representantes) de Bélgica, Checoslovaquia, Grecia, Holanda, Noruega, Polonia, Yugoslavia y Francia, y se la denominó en adelante Conferencia de Ministros Aliados de Educación (CAME). La guerra está lejos de terminar, pero estos países se preguntan ya sobre la manera en que van a reconstruir los sistemas educativos una vez restablecida la paz. La CAME continuó sus reuniones y planteó la necesidad de crear una Organización Internacional para la Educación tan pronto como fuera posible. El interés mundial por las actividades de la CAME crece rápidamente y adquiere una dimensión universal, nuevos gobiernos deciden participar, entre ellos el de los Estados Unidos de América. La idea de crear una Organización Internacional era ya generalmente aceptada.

En mayo de 1944 el gobierno de Estados Unidos invitó a Gran Bretaña, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y China a considerar la creación de una Organización Internacional de Seguridad y empezaron los contactos con este fin. En enero de 1945, la CAME estableció un Comité para examinar las posibles relaciones entre la propuesta Organización de las Naciones Unidas, el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual y la Oficina Internacional de Educación. Esta última se había fundado en Ginebra en 1925, inspirada por el profesor Jean Piaget y su colega el comparatista Pedro Rosselló, como una Agencia Internacional no Gubernamental y se había transformado en 1929 en una Organización Intergubernamental. La Conferencia inaugural de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se celebró en San Francisco el 25 de abril de 1945 y, al clausurarse dos meses después, no solo se había aprobado la Carta de la ONU, sino también una recomendación francesa para que los gobiernos convocaran una Conferencia con el objeto de definir los estatutos de una Organización Internacional de Cooperación Cultural.

La Conferencia Preparatoria para la Fundación del Organismo Internacional se celebró en Londres del 1 al 16 de noviembre de 1945 con el objetivo de crear “una Organización para la Educación y la Cultura”, y fue presidida por Miss Ellen Wilkinson, Ministra de Educación del Reino Unido. En esta conferencia participaron delegados de 42 países; observadores y observadoras de diferentes Organizaciones como la Organización Internacional del Trabajo, la Secretaría de la Sociedad de Naciones, la Comisión de Cooperación Intelectual de las Sociedad de Naciones, el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual y la Oficina Internacional de Educación, entre otras; y fue nombrado Secretario Ejecutivo Sir Alfred Zimmern, que había sido Director Adjunto del Instituto Internacional de Cooperación Intelectual. La Conferencia Preparatoria debía:

– Decidir el nombre y la sede de la Organización, redactar y aprobar su Acta Constitutiva, y definir sus principales objetivos y funciones.

– Establecer la estructura general de la Organización.

– Organizar la Primera Conferencia General, que se celebraría en París del 20 de noviembre al 10 de diciembre de 1946, y estudiar las necesidades urgentes de reconstrucción en materia de enseñanza, de ciencia y de cultura en los territorios devastados por la guerra.

¿Cómo se decidió el nombre definitivo de la organización? Desde principios de 1945, se hablaba de crear una Organización para la Educación y la Cultura (UNECO), pero algunos científicos, como Joseph Needham, Jefe de la Misión Científica Británica a China, y Julian Huxley, científico, filósofo y educador británico, luchaban para que se incluyera la ‘Ciencia’ tanto en el nombre de la organización como en su programa de actividades. Desgraciadamente, y de manera definitiva, el bombardeo atómico de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en agosto de aquel mismo año de 1945 hizo de la ciencia y la investigación científica cuestiones de dolorosa y perentoria actualidad. La necesidad de que los científicos se interesaran por las consecuencias de sus descubrimientos constituía una inquietud sentida por todos los delegados presentes en la Conferencia y así, en su tercera sesión el día 6 de noviembre, la ‘Ciencia’ fue incorporada a la denominación de la que en adelante sería la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, añadiendo la “S” de ‘Science’ a sus iniciales, naciendo así el nombre de UNESCO1.

¿Dónde se estableció la sede de la UNESCO? El Reino Unido propuso París, y todos los delegados se sumaron a esta propuesta, elogiando el “esfuerzo de Francia en el terreno cultural” y la “universalidad del espíritu francés”. En un primer momento, el 16 de septiembre de 1946, la Comisión Preparatoria se traslada de Londres a París y se instala en el hotel Majestic, en la avenida Kléber cerca de los Campos Elíseos, que había sido someramente reacondicionado tras haber sido liberado de la ocupación alemana. De este modo, el hotel Majestic fue la sede provisional de la UNESCO hasta 1958, cuando la organización se mudó a su actual sede en la plaza de Fontenoy. El edificio principal, denominado “la estrella de tres brazos”, se inauguró el 3 de noviembre de ese mismo año, y más tarde se realizaron ampliaciones y se añadieron otros tres edificios, uno de ellos con forma de acordeón que contiene la gran sala oval que acoge las reuniones plenarias de la Conferencia General. Los edificios de la UNESCO contienen numerosas obras de arte, algunas de ellas para simbolizar la paz que este organismo pretende establecer y preservar en el mundo, y están abiertos al público. Cuando tengas oportunidad de viajar a París, no te olvides de visitar la UNESCO, está a dos minutos andando desde la Torre Eiffel y el Campo de Marte.

Además de decidir el nombre y la sede de la Organización, la Conferencia aprobó el Acta Constitutiva de la UNESCO, el 16 de noviembre de 1945 en Londres, cuyo primer párrafo dice así:

“Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”.

Este texto, que constituye toda una declaración de intenciones de la Organización, fue obra de un estadista, Clement Attlee, Primer Ministro del Reino Unido y del poeta norteamericano y bibliotecario del Congreso de Washington, Archibald MacLeish. Pensad por un momento: ¿Pueden concebirse palabras más bellas para encabezar el acta constitutiva de un organismo internacional? Claro que igual nunca habéis leído un acta constitutiva: os lo explicamos. El Acta Constitutiva, como toda Constitución, establece los principios rectores del Organismo en cuanto a sus propósitos y funciones, sus miembros, la estructura y el funcionamiento de sus órganos, su presupuesto y sus relaciones con las Naciones Unidas y con otros organismos y organizaciones intergubernamentales especializadas. Si fuera un juego, serían sus instrucciones y sus reglas.

De acuerdo con ella, la Organización se propone contribuir a la paz y a la seguridad estrechando, mediante la educación, la ciencia y la cultura, la colaboración entre las naciones, a fin de asegurar el respeto universal a la justicia, a la ley, a los derechos humanos y a las libertades fundamentales que sin distinción de raza, sexo, idioma o religión, la Carta de las Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos del mundo (art. I.1.). Por lo tanto, para la UNESCO la educación, la ciencia y la cultura no son fines en sí mismos, sino el camino para la paz, que debe estar fundada en el respeto de los derechos humanos.

Para la realización de su propósito, el acta constitutiva establece que las funciones de la Organización son (art. I.2.):

a) Fomentar el conocimiento y la comprensión mutuos de las naciones prestando su concurso a los órganos de información para las masas; a este fin, recomendará los acuerdos internacionales que estime convenientes para facilitar la libre circulación de las ideas por medio de la palabra y de la imagen.

b) Dar nuevo y vigoroso impulso a la educación popular y a la difusión de la cultura:

– Colaborando con los Estados Miembros que así lo deseen para ayudarles a desarrollar sus propias actividades educativas;

– Instituyendo la cooperación entre las naciones con el objeto de fomentar el ideal de la igualdad de posibilidades de educación para todos, sin distinción de raza, sexo ni condición social o económica alguna;

– Sugiriendo métodos educativos adecuados para preparar a la infancia del mundo entero para las responsabilidades de las personas libres.

c) Ayudar a la conservación, al progreso y a la difusión del saber:

– Velando por la conservación y la protección del patrimonio universal de libros, obras de arte y monumentos de interés histórico o científico, y recomendando a las naciones interesadas las convenciones internacionales que sean necesarias para tal fin;

– Alentando la cooperación entre las naciones en todas las ramas de la actividad intelectual y el intercambio internacional de representantes de la educación, de la ciencia y de la cultura, así como de publicaciones, obras de arte, material de laboratorio y cualquier documento útil al respecto;

– Facilitando, mediante métodos adecuados de cooperación internacional, el acceso de todos los pueblos a lo que cada uno de ellos publique.

Y todo ello, con el deseo de asegurar a sus Estados Miembros la independencia, la integridad y la fecunda diversidad de sus culturas y de sus sistemas educativos, por lo que se prohíbe a sí misma toda injerencia en materias que correspondan esencialmente a la jurisdicción interna de esos Estados. Queremos destacar que cuando se discutía acerca de cuáles debían ser las funciones de la Organización, se insistió en que ésta debería tener una influencia más fuerte y más extensa que su antecesor, el Instituto Internacional de Cooperación, y que debería llegar a ser una asociación de pueblos y no de gobiernos. Nada menos… Aspectos todos trascendentes y definitivos para entender la estructura y el funcionamiento de esta Organización.

En cuanto a su estructura y órganos rectores, se acordó que la UNESCO estaría formada por la Conferencia General, el Consejo Ejecutivo y la Secretaría, y también estaban ya contempladas las Comisiones Nacionales. Desbrocemos este organigrama para entenderlo mejor… La Conferencia General estaría compuesta por todos los Estados Miembros de la Organización; el Consejo Ejecutivo, por 18 miembros elegidos por la Conferencia General entre los delegados nombrados por los Estados Miembros; y en cuanto a la Secretaría, se establecieron diferentes Secciones (Educación, Bibliotecas, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Filosofía y Estudios Humanísticos, Comunicación de Masas, Artes y Letras, y Museos), los Proyectos del Programa General (Educación Fundamental, Comprensión Internacional, y Reconstrucción y Rehabilitación), los Servicios de la Dirección General y los servicios administrativos.

El 16 de noviembre de 1945 se celebró la décima y última sesión plenaria de la Conferencia Preparatoria: la UNESCO había sido fundada, pero no podía existir oficialmente hasta que 20 Estados no hubieran depositado su ratificación en el Ministerio de Asuntos Exteriores Británico en Londres, de acuerdo con el artículo XV.2 de su Constitución, y hasta entonces, iniciaba su labor una Comisión Provisional. La ratificación de los primeros 20 países se produjo a lo largo de 1946 en el siguiente orden: Reino Unido, Nueva Zelanda, Arabia Saudí, Unión Sudafricana, Australia, India, México, Francia, República Dominicana, Turquía, Egipto, Noruega, Canadá, China, Dinamarca, Estados Unidos, Checoslovaquia, Brasil, Líbano y Grecia. ¿Os llama la atención ese orden…O no tanto? La firma de Grecia se produjo el 4 de noviembre de 1946, así que ésta, estimada lectora y estimado lector que has llegado a estas líneas, es la fecha oficial de constitución de la UNESCO como Agencia Especializada de las Naciones Unidas.

Pues bien, así es como quedó oficialmente constituida la UNESCO, un año después de acabada la Segunda Guerra Mundial y con el noble propósito de contribuir a la paz mundial a través de la educación, la ciencia y la cultura. Y, desde entonces, han pasado ya 69 años, en el momento de escribir estas líneas, de arduo trabajo hecho compromiso de la Organización. Vamos a detenernos un ratito. Esperamos que no estés fatigada o fatigado. Mira, es el momento de ofrecerte el mapa de esta primera parte ya recorrida, que igual necesitas ojear de vez en cuando porque nuestro viaje continua… ¿Vamos?

Gráfico 1

Orígenes y constitución de la UNESCO

Fuente: Elaboración propia a partir de Valderrama, 1995.

1 Tal y como se puede leer en “Cómo entró la ‘S’ en UNESCO”, en El Correo de la UNESCO, París, octubre 1985, p. 21. Consultado en septiembre de 2013 en http://unesdoc.unesco.org/images/0006/000666/066614so.pdf.