Datos del Autor


Alberto Prieto: Doctor en Ciencias (de nivel superior) (1989); Doctor en Ciencias Históricas (1983); Profesor Titular (1983); Profesor Consultante (2000); Profesor de Mérito (2012); presidente de las Cátedras: Benito Juárez (México, 1992) y Manuel Galich (Guatemala, 2009) de la Universidad de La Habana. Asimismo es presidente del Tribunal Permanente Nacional de Ciencias Políticas y miembro de Honor del de Historia. Es miembro de número de la Academia de la Historia de la República de Cuba (2010). Es miembro de la ADHILAC y de la UNEAC.

Ha brindado conferencias y cursos en: Alemania (Universidad de Leipzig, 1991); Nicaragua (UNAN, 1983, 1986, 1987); México (Universidad San Nicolás de Hidalgo, Morelia, 1993) y UNAM (2001, 2006); Estados Unidos (Universidad de Chicago, 1994) y (Universidad de Notre Dame, 1995, 1997, 1998); Francia (Universidad de París IV-La Sorbona, 2002).

Fue jefe del Departamento de Historia de la Universidad de La Habana de 1995 a 1998, y en diversas oportunidades ha sido electo miembro del Consejo Científico de la Facultad de Humanidades y de la Universidad, en el cual fungió como Secretario de su Comisión de Ciencias Sociales. Cogestó en 1992 y luego dirigió el grupo de Investigaciones Interdisciplinarias para América Latina, el Caribe y Cuba (GIPALC), que en 1995 estableció un proyecto conjunto con el Instituto Kellogg de la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos) financiado durante cuatro años por las fundaciones McArthur y Ford.

Durante doce años, a partir de 1994, fue director de Ciencias Sociales y Humanísticas (que preside la actividad de once ramas del saber y sus respectivos Tribunales) en la Comisión de Grados Científicos de la República de Cuba.

Por su desempeño en la Educación Superior ha recibido las siguientes condecoraciones: Por la Educación Cubana, Rafael María de Mendive, José Tey. El Consejo de Estado le ha otorgado las órdenes Frank País —por su ejemplar actividad docente— y Carlos J. Finlay —por su destacado trabajo como investigador—. En Francia recibió la medalla conmemorativa Aniversario de la Fundación de La Sorbona (París IV). En la Universidad de La Habana le fue otorgada la medalla 280 Aniversario de su fundación.

Título original: América Latina. Transiciones, integración y socialismo

Edición: Gladys Estrada
Corrección: Ailenis Hernández Díaz
Diseño interior y de cubierta: Flavia María Sopo Arzuaga
Composición digitalizada: Alejandro Villar Saavedra

© Alberto Prieto Rozos, 2015
© Sobre la presente edición
Editorial de Ciencias Sociales, 2016

ISBN 978-959-06-1742-3 

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Índice de contenido
Índice
Introducción
Transicionesde regímenes
Imperialismointegración
Del liberalismoal socialismo
Notas
Bibliografía
Datos del Autor



Introducción


Este libro se compone de tres ensayos complementarios, los cuales recurren —simultáneamente— a ópticas inherentes a las ciencias históricas y políticas, en el estudio de las transiciones en América Latina. El primer ensayo en orden de aparición describe las sucesivas estructuras que existieron en nuestro subcontinente. En algunas oportunidades —sobre todo en el precolombino— varias han coexistido a la vez, mientras en otras, se describe la sustitución de las viejas por las nuevas. Pero en dicho análisis casi no se abordan —aunque se mencionen— los procesos de lucha, fuesen políticas o militares. El objetivo es, que se comprenda en cuál contexto material se desarrollaba en cada momento la vida de los seres humanos, así como sus conflictos y anhelos. Esto, porque la Ciencia Histórica investiga, interpreta y narra la evolución pretérita de las sociedades, cuyo desarrollo se produce debido al influjo de las contradicciones. El devenir de cualquier sociedad es, ser sustituida por otra mediante una transición, proceso que analiza la Ciencia Política; esta aborda el arte de relacionar los movimientos sociales —que se concretan en acciones de individuos—, en lucha por ocupar el lugar que estiman debe ser suyo en la vida. En las transiciones se transforma el derecho y consecuentemente las formas de propiedad, el sistema económico, las relaciones sociales y la cultura. Igualmente sucede con la moral, siempre que el cambio haya sido anhelado; existen transiciones debido a conquistas, aunque aquellas sobre todo tienen lugar a causa de reformas y revoluciones. Las conquistas e indeseados regímenes impuestos, engendran resistencias o rebeldías de rechazo, que buscan retornar al estatus anterior; en cambio, llevar a cabo una revolución implica el deseo o propósito de alcanzar un mundo mejor. A veces, hábiles políticos son capaces de transformar las rebeldías en revoluciones. Estas perviven, mientras dure la metamorfosis en ascenso de lo viejo en lo nuevo, y el límite de dicho proceso lo establece la idiosincrasia o costumbres y aspiraciones socioeconómicas de la población; la actividad de los seres humanos es determinada por su conciencia, que se nutre —como reflejo— de una forma de pensar o mentalidad, de la manera de sentir o psicología, así como de su cultura, pues las personas actúan influidas por sus tradiciones o historia y motivadas por una ideología o concepción del mundo. Estos valores o elementos subjetivos pueden ser transmitidos, y por lo tanto tienen un carácter relativamente independiente de la realidad objetiva, pero esta —en última instancia— es lo determinante, pues se piensa como se vive, y no al revés.

Un segundo ensayo tiene un objetivo distinto, pues enfoca las luchas latinoamericanas por distanciarse del liberalismo —ya hegemónico en el último cuarto del siglo xix—, con el propósito de alcanzar una sociedad mejor. Esta, en el concepto de quienes la anhelaban, solo podía ser la socialista, cuyos más abnegados defensores con frecuencia fueron los comunistas. Por ello se subrayan las incidencias en América Latina de las Revoluciones Bolchevique y Cubana. Esta última marcó el punto de inflexión en las relaciones diplomáticas interamericanas, envueltas en los esfuerzos de sus protagonistas —desde tiempos de Bolívar— por lograr su integración; dicho proceso unificador representa el mejor antídoto contra el imperialismo, empeñado en impedirlo para mantener su dominio.

Al estudio de las luchas por el socialismo se dedica la tercera parte. Ninguna sustituye a otra, y todas tienen una coherencia entre sí. El final debe ser una mejor comprensión de los problemas, etapas y logros, alcanzados en el bicentenario combate de América Latina por su definitiva liberación.