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Sobre la autora

corazones

Lise Bourbeau nació en Quebec, en 1941, siendo la cuarta de once hermanos. Creció rodeada de amor y aceptación, desarrollando muy pronto un gran valor, un notable equilibrio y un marcado carisma. Desde muy joven no ha cesado de irradiar salud, amor y felicidad. Su sinceridad y sus excepcionales cualidades de liderazgo hacen que conecte de un modo excepcional con quienes la oyen, permitiendo que todos se beneficien enormemente de sus dones.

En 1982 fundó, en el corazón de las hermosas montañas Laurentinas, la escuela Escucha a tu cuerpo, la cual se ha convertido desde entonces en una de las más importantes escuelas de crecimiento personal de Canadá y la más importante del mundo en lengua francesa. Su filosofía, difundida en numerosos libros y en los continuos talleres que imparte en más de veinte países, está basada en un continuado reaprender y en el amor incondicional.

De los libros de Lise Bourbeau se han vendido ya más de tres millones de ejemplares.

Para más información, podéis visitar su página web: www.ecoutetoncorps.com

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Si este libro le ha interesado y desea que lo mantengamos informado de nuestras publicaciones, puede escribirnos a o bien regristrase en nuestra página web:
www.editorialsirio.com

Título original: Ton Corps Dit: Aime-Toi!

Traducido del francés por Laura Guzmán Rodríguez

Diseño de portada: Editorial Sirio S.A.

Composición ePub por Editorial Sirio S.A.

«A quien desee la salud, hay que preguntarle primero si está dispuesto a suprimir las causas de su enfermedad. Sólo entonces será posible ayudarle.»

Hipócrates

(Padre de la Medicina)

Introducción

corazones

Tras quince años de investigaciones y experiencias en el campo de la metafísica, finalmente me he decidido a escribir otro libro sobre este tema.

Utilizo el término metafísica en lugar de psicosomática por la siguiente razón: somático quiere decir «referente al cuerpo», y psico «referente al alma». Incluso la medicina tradicional acepta la idea de que al menos un 75% de las enfermedades son psicosomáticas, es decir, que el mal físico es originado por una causa emocional o mental. Sin embargo, el término psicosomático no suele estar bien visto. La mayoría de las personas se sienten insultadas cuando se les dice que su enfermedad es psicosomática, pues lo interpretan como si fuera imaginaria, anormal o mental, y se niegan a ver más allá del plano físico.

Por lo tanto, prefiero considerar a los malestares y enfermedades desde el punto de vista metafísico, es decir, que va más allá de lo físico.

Al igual que nos ocurre a todos, mi proceso de aprendizaje es continuo; a medida que evoluciono todo se me va haciendo más claro. Cuanto más enseño a los demás, más aprendo. Y es tan apasionante lo que he podido descubrir en estos quince años de enseñanza, que me he decidido a compartirlo contigo.

Esta obra pretende ser una especie de diccionario o libro de consulta para que cualquier persona que sufra de un malestar o enfermedad pueda averiguar de una manera sencilla y rápida la causa profunda de su problema.

Cuando el cuerpo nos habla a través de un malestar o una enfermedad cualquiera, lo hace para ayudarnos a tomar conciencia de una forma de pensar que no es benéfica para nosotros. Esta forma de pensar, aunque de un modo inconsciente, perjudica a todo nuestro ser y entonces aparece el malestar para decirnos que ha llegado el momento de cambiar esa forma de pensar o esa creencia no benéfica. Nos dice que estamos llegando a nuestros límites físicos, emocionales y mentales.

Me dirijo a ti en segunda persona con la esperanza de que, cuando busques el significado de algún malestar o enfermedad, ello te haga más fácil identificarte con mis palabras.

Si es la primera vez que oyes hablar de metafísica, tal vez este método te parezca un poco simplista. Tu reacción puede ser la de la mayoría de las personas que abordan un tema nuevo, es decir, quizás te plantees las siguientes preguntas: «¿De donde provienen sus conocimientos? ¿Por qué debo creer lo que dice en este libro?»

Tu reacción es muy legítima, por lo que te sugiero que no creas nada de lo que leas de buenas a primeras, pero tampoco lo rechaces todo sin más. Te queda la opción de leer con un espíritu abierto y decirte: «¿Habrá algo de cierto o útil en lo que estoy leyendo?» Antiguamente, antes de que la medicina —tal como la conocemos ahora— alcanzara la predominancia que posee en la actualidad, la metafísica estaba más vigente. Y volvió a resurgir después del inicio del psicoanálisis. Freud decía que el cuerpo y la psique se pueden asociar. Carl Jung decía: «Del mismo modo que el consciente y el inconsciente están en relación constante, el cuerpo y el espíritu están en interacción continua». Estas afirmaciones datan de hace más de 50 años. Desde entonces, investigadores como Wilhem Reich, John Pierrakos, Fritz Perls, Louise Hay y muchos otros han contribuido enormemente al resurgimiento de la metafísica.

Por desgracia, en la medicina tradicional (e incluso en algunas medicinas llamadas «naturales») se sigue creyendo que la enfermedad es un obstáculo para la felicidad del ser humano. En este tipo de medicinas se lucha contra la enfermedad. El empeño por hacer desaparecer el síntoma sin ir a la causa profunda (no orgánica), es como querer apagar la lucecita roja que se enciende algunas veces en el tablero del automóvil. La persona que actúa sin tratar de descubrir el problema que señala la luz, inevitablemente se ocasiona un problema más grave.

Para mi gran dicha, he descubierto que la enfermedad es un regalo para que podamos equilibrar nuestro SER. De hecho, el cuerpo físico no es la causa de las enfermedades. Por sí mismo no puede hacer nada. La vida que lo mantiene viene del alma, del espíritu. El cuerpo es simplemente el reflejo de lo que sucede en el interior de nuestro verdadero ser. Por ello, todo lo que un cuerpo enfermo busca es restablecer su equilibrio, porque el estado natural del cuerpo es la salud. Esto es también cierto para los cuerpos emocional y mental.

Al considerar este punto de vista no tienes nada que perder y quizá encuentres en él la causa y la solución para tu mal. Te advierto que es muy posible que tu ego se resista a encontrar la solución, porque ello significará que te cuestiones y cambies tus creencias mentales. Y esto me lleva al tema del ego.

¿QUÉ ES EL EGO? El ego es la totalidad de tus recuerdos que, habiendo adquirido demasiada importancia con el paso de los años, terminan por volverse lo suficientemente poderosos como para invadir tu individualidad. Me explico: la forma en la que en su momento percibiste un acontecimiento fue registrada en tu memoria. Debido a que este suceso fue especialmente feliz o difícil de vivir, decidiste que era necesario no olvidarlo. De este recuerdo sacaste una conclusión, que se convirtió en una creencia que busca evitarte un sufrimiento si el acontecimiento fue desafortunado, o repetirlo si el suceso fue motivo de dicha.

Estos recuerdos se convierten en personalidades dentro de ti y tienen su propia voluntad de vivir; se nutren de la energía que les das cada vez que dichos recuerdos o dicha forma de pensar dirigen tu vida. Estas personalidades son como seres, como personas que te hablan: son las múltiples voces que escuchas en tu interior.

Por otro lado, es importante que seas consciente de que cuando creíste en algo fue porque estabas convencido de que esa creencia te ayudaría a ser más feliz. Desafortunadamente, la gran mayoría de las creencias acumuladas desde tu infancia ya no te son útiles. Algunas pudieron haberlo sido, pero la mayoría ya no lo son.

Consideremos el ejemplo de un niño a quien, por resultarle difícil aprender a leer correctamente, uno de sus padres o su maestro le dice: «No sirves para nada, eres demasiado distraído. Nunca lograrás nada bueno en la vida». Si el niño sufrió esta experiencia y decide creerla durante toda su vida, cada vez que quiera aprender o emprender algo nuevo oirá una vocecita en su cabeza que le repetirá que no sirve para nada. Esta parte de él (su creencia) está convencida de que lo ayuda a no sufrir, impidiéndole emprender cualquier cosa.

De este modo, escuchando su creencia, este niño ya convertido en adulto hará todo lo posible para que no le digan otra vez que no sirve para nada; esta creencia, que ahora forma parte de su ego, le proporcionará todo tipo de excusas para no emprender algo: «No me interesa», «He cambiado de idea», «No es el momento oportuno», etc. Evidentemente esta forma de pensar ya no es benéfica para esta persona.

El ego está constituido por cientos de creencias como ésta, de las cuales debemos ser conscientes, o de lo contrario nos impedirán realizar nuestros deseos. Y éstos son esenciales para ayudarnos a manifestar nuestro YO SOY.

Esta es la razón principal de todos nuestros malestares y enfermedades: EL ENORME PODER DE NUESTRO EGO. De hecho, cuando dejamos que dirija nuestra vida y dejamos que esto nos impida ser lo que debemos ser, muchos de nuestros deseos se bloquean, y ello termina por bloquear la parte física del cuerpo que sería necesaria para manifestar o realizar tales deseos.

Un caso: una joven vino a verme un día con una fuerte tendinitis en el brazo derecho. Le pregunté qué actividades le impedía realizar ese dolor. Me respondió que le impedía jugar tenis. Podría haber respondido que le impedía llevar a su hijo en brazos u ocuparse de sus labores domésticas (cuando podemos encontrar qué nos impide hacer en el mundo físico, es más fácil hallar la causa del dolor.) Ante la respuesta de esta señora, supe de inmediato que había en ella una actitud mental o una creencia que perjudicaba su forma de jugar al tenis. Le pregunté cuál era su intención o su deseo en el momento de inscribirse en esta práctica. Me dijo que lo hizo para divertirse, pues es del tipo de persona que se toma la vida demasiado en serio, además de tener muchas ocupaciones y dos niños en casa.

Después de estas preguntas me contó que luego se dejó convencer por otras tres señoras para unirse a ellas y formar dos equipos que se enfrentarían cada semana. De este modo el juego, que debía ser algo divertido, se transformó en una competencia seria. Cada vez que cometía un error su compañera le señalaba que debía jugar mejor. Gracias a la tendinitis descubrió que hasta ese momento no se había atrevido a plantear abiertamente sus ideas por miedo a desagradar a las demás. La creen­cia existente en ella según la cual la vida debe ser seria, le impidió jugar sólo para divertirse. Entonces tomó consciencia de que su madre tenía la misma creencia y que era muy severa consigo misma. Había tanto que hacer que no quedaba tiempo para el juego.

Es importante señalar que esta tendinitis no le decía que dejara de jugar, sino que CAMBIARA SU PERCEPCIÓN con respecto al juego. Con frecuencia sucede que la gente cree que el dolor es una indicación para hacer o dejar de hacer algo. Esta joven podría haber pensado: «El brazo que me duele tanto quizá está tratando de decirme que es mejor que ya no juegue al tenis». ¡CUIDADO! Estos pensamientos son trucos del ego para no descubrir la creencia. ¿Por qué? PORQUE EL EGO ESTÁ CONVENCIDO DE QUE LO QUE ÉL CREE ES LO MEJOR PARA TI.

Te sugiero que estés especialmente alerta cuando tu malestar o tu enfermedad te parezcan solamente físicos. Estos son algunos ejemplos:

– Enfermedad causada por una deficiencia de vitaminas. Tan pronto como la persona toma estas vitaminas, su enfermedad desaparece.

– Una persona se cae y se rompe un brazo.

– Otra come muchos chocolates y se indigesta.

– Otra hace un esfuerzo físico y siente dolores musculares incluso muchos días después.

Es muy tentador creer que la causa es solamente física. Como en el ser humano es imposible disociar los cuerpos físico, emocional y mental, te aconsejo que no te dejes influir otra vez por tu ego que quiere a toda costa que le eches la culpa a un factor externo. Te repito que la razón por la cual el ego rechaza la responsabilidad de las enfermedades es que la creencia (una parte del ego) causante del accidente, la indigestión, etc., está convencida de tener la razón y no quiere ser descubierta.

Recuerda que el ego no puede dirigir la vida del ser humano. Es incapaz de conocer las verdaderas necesidades de una persona, ya que se basa sólo en los recuerdos del pasado. El ego es estrictamente una creación de la mente humana.

El ego tiene su propia voluntad de vivir y sólo se convierte en tu amo cuando dejas que tus creencias dirijan tu vida. Estos conceptos los explico más ampliamente en mis otros libros.

El hecho de aceptar que los malestares o las enfermedades son sólo de orden físico, como una herida producida en un accidente, una indigestión, un dolor de muelas, etc., sería como disociar a la persona de sus otros dos cuerpos. Nuestra envoltura ma­­­terial está compuesta de tres cuerpos y no podemos disociarlos en ninguna actividad, cualquiera que ésta sea. Para demostrar estos vínculos, considera a una persona que piensa o que siente algo: la reacción en su cuerpo físico es automática. Por ejemplo, en el caso del corazón que late muy rápido después de un susto o una emoción, la causa está más allá de lo físico.

Las causas más comunes de las enfermedades son las actitudes y las emociones negativas, la culpabilidad, la búsqueda de atención y la utilización de la enfermedad para evitar una situación desagradable o para huir de ella. También hay personas que se dejan influir fácilmente y sufren a menudo enfermedades causadas por las creencias populares, como por ejemplo que «una corriente de aire ocasiona un catarro». Estas personas atraparán fácilmente una enfermedad de las llamadas contagiosas.

Tal como lo sugiere el título de este libro, todo malestar te dice que te ames. ¿Cómo llegué a esta conclusión? Al amarnos dejamos que sea nuestro corazón quien dirija nuestra vida, no nuestro ego.

Amarnos significa concedernos el derecho de vivir nuestras experiencias, y amar a los demás es concederles el derecho de vivir sus propias experiencias.

Esto significa darte el derecho de ser humano, con tus miedos, tus creencias, tus límites, tus fuerzas, tus debilidades, tus deseos y tus aspiraciones; en fin, darte el derecho de ser COMO ERES AHORA. Y todo esto se debe hacer sin juicios morales de bue­no o malo, correcto o incorrecto, viviéndolo solamente como una experiencia, con el conocimiento de que siempre habrá consecuencias, agradables o no, resultantes de las decisiones tomadas.

Por todo ello, este libro pretende ayudarte a que tu cuerpo regrese a su estado natural, es decir, un estado de salud, bienestar, amor y armonía.

Cuando descubres la actitud mental que te bloquea hasta el punto de crearte un problema físico, debes pasar rapidamente a la etapa de la aceptación incondicional de lo que eres, antes de que tenga lugar en ti alguna transformación mental. Por ello, he agregado preguntas personales a cada enfermedad a fin de que puedas ir más lejos.

Tu cuerpo físico se adaptará con gusto a esta transformación. Recuerda que él es sólo un reflejo de lo que sucede en tu interior. Con frecuencia los pacientes me dicen que no comprenden por qué no sanan de un malestar o una enfermedad una vez que han comprendido su mensaje. No basta con comprender o aceptar una situación exterior o aceptar a otra persona. LO MÁS IMPORTANTE ES LA ACEPTACIÓN DE UNO MISMO, ES DECIR, perdonarnos, y esto lo explico al final del libro.

Además, debo precisar que el hecho de que tú mismo encuentres la causa de tu malestar no quiere decir que no consultes al médico. Puedes buscar ayuda física mientras realizas tu búsqueda interior en los niveles emocional, mental y espiritual. De hecho, es más fácil efectuar una investigación interior cuando no te molesta el dolor.

Quizá tengas incluso la agradable sorpresa de descubrir a un médico que crea que el ser humano no está formado solamente por un cuerpo físico, sino también por otros cuerpos sutiles que tienen una influencia muy fuerte sobre aquél. He comprobado con gran dicha que el número de médicos que creen en una relación cuerpo-espíritu está aumentando muy rápidamente en nuestra civilización occidental. Los médicos orientales lo han creído siempre. Incluso hay muchos médicos que han escrito libros sobre el aspecto metafísico de las enfermedades.

También existe una gran variedad de medicinas llamadas alternativas. Esta es una excelente ocasión para que ejerzas tu discernimiento y tu poder de elección. Estamos hablando de tu cuerpo; tienes la responsabilidad de cuidarlo y de mantenerlo sano.

Esta percepción metafísica de los malestares y de las enfermedades forma parte de las novedades que nos aporta la energía de la era del Acuario (la energía del año 2000), novedades que afectarán a todas las áreas. Dejamos un mundo dominado por la mente para pasar a un mundo más espiritual, es decir, un mundo en el que el SER debe retomar su lugar. Las personas que se rehusan a aceptar esta transformación tendrán cada vez más dificultades para ser felices, para estar sanas y para afrontar la vida.

Sugerencias para
utilizar este libro

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  1. Después de haber localizado tu problema, verifica el significado del malestar o enfermedad que padeces.
  2. Anota mentalmente o por escrito lo que más te afecta o más te concierne de cuanto leíste.
  3. Lee bien y responde a las preguntas adicionales que sugiero al final del libro a fin de determinar con mayor precisión la causa de tu malestar.
  4. Dedica todo el tiempo necesario a leer despacio y a en­tender bien la conclusión, que es la parte más importante, a fin de poner en movimiento tu transformación interior y física hacia un ser mejor.
  5. También te sugiero que leas las siguientes explicaciones adicionales sobre los diferentes malestares y enfermedades.

Explicaciones adicionales
sobre los malestares y
enfermedades mencionados
en este libro

corazones

¿Cómo puede explicarse una enfermedad congénita desde el punto de vista metafísico?

Esta enfermedad indica que el alma de la persona que se encarna trae consigo algo que no resolvió en una vida anterior. Para el alma, cada vida terrestre es como un día en la vida de una persona. Si una persona se hiere y no se restablece por completo ese mismo día, se despertará al día siguiente con su herida, que deberá seguir curando.

Generalmente, la persona que padece un problema congénito lo acepta mejor que quienes la rodean. Esta persona debe observar qué es lo que su enfermedad le impide hacer y ser, y así comprenderá su mensaje. Por lo tanto, la invito a que se plantee las preguntas sugeridas al final del libro. En cuanto a los padres de esta persona, es importante que no se sientan culpables, pues es su hijo quien hizo esa elección antes de nacer o bien durante la etapa fetal.

¿Cómo se puede explicar una enfermedad hereditaria o genética desde el punto de vista metafísico?

Cuando una persona presenta una enfermedad hereditaria, ello significa que heredó la manera de pensar y de vivir del padre transmisor de dicha enfermedad. De hecho, esta persona no hereda realmente, sino que elige a este padre porque los dos necesitan aprender la misma lección. El rechazo a la aceptación se manifiesta en general por la culpabilidad que experimenta el padre y la acusación del hijo hacia éste. Además de acusar al padre en cuestión, el hijo con frecuencia hará todo lo posible por no ser como su padre, lo cual provocará también incomodidad y emociones en uno y otro.

Por lo tanto, la persona afectada por una enfermedad hereditaria recibe el mensaje de aceptar esta elección, pues el universo le proporciona una oportunidad maravillosa para dar un gran salto en su evolución espiritual. En tanto no se realice la aceptación en el amor, la enfermedad seguirá transmitiéndose de una generación a otra.

¿Qué ocurre cuando miles de personas enferman o mueren durante una epidemia? ¿A todos les corresponde aprender la misma lección?

Las epidemias han afectado siempre a un gran número de personas. Desde el punto de vista metafísico podemos deducir que la extensión de la epidemia es proporcional a la creencia popular que la mantiene. Todos los afectados por la epidemia necesitan darse cuenta del mal que se hacen dejándose invadir por la forma de pensar de los demás.

Esta explicación se aplica sobre todo al tipo de epidemia que afecta a miles de personas en un tiempo relativamente corto, incluso en el lapso de pocas semanas o meses.

Desde mi punto de vista, existen muchas enfermedades que se han vuelto epidémicas: el cáncer, el sida, la diabetes, la distrofia muscular, las enfermedades del corazón, el asma, etc., porque afectan a millones de personas cada año y el número sigue ­aumentando sin cesar a pesar de las grandes investigaciones y descubrimientos de los científicos y de las compañías farmacéuticas. Podemos concluir que, seguramente, existe algo más que el ser humano debe hacer. Ese algo más no es otra cosa que el amor a sí mismo y el perdón verdadero. Las etapas de este perdón se definen al final del libro.

¿Por qué la mayoría de las enfermedades acaecen a una edad determinada, cuando dice que provienen de una creencia que nos influye desde nuestra infancia?

La enfermedad se manifiesta cuando la persona llega a su límite físico. Cada persona tiene un límite de energía física, emocional y mental diferente. Nacemos con estos límites distintos.

Según el número de veces que la persona haya vivido el mismo dolor (interior) y según su reserva de energía, se determinará el momento en el que llegará a sus límites. Cuanto mayor sea su reserva de energía, más tiempo tardará en llegar a su límite físico, que se alcanza antes de llegar a los límites emocional y mental.

Tomemos como ejemplo al niño que vive una experiencia de injusticia. Cada nueva experiencia injusta revivirá y se sumará al dolor vivido antes. La enfermedad aparecerá el día en el que ese niño, convertido en adulto, viva otra experiencia similar y no pueda ya soportarla.

¿Es posible sanar sin que se haya tomado conciencia de la causa del problema físico?

¡Por supuesto! Esto ocurre generalmente. Es posible que la persona haya hecho un trabajo de aceptación o de perdón interior sin ser consciente. Como el ser humano no es consciente en promedio más que un 10% del tiempo, es normal que vivamos bloqueos, emociones, rencores e incluso ira sin tener consciencia de ello. Por lo tanto, es posible perdonar o resolver un rencor sin ser conscientes de ello. Si éste es el caso, la curación será definitiva. Por el contrario, también es posible que sea una curación mental, es decir, que la persona haya creído en su médico, en los medicamentos, en el tratamiento, en el pensamiento positivo, en las oraciones, etc., lo suficiente como para sanar. En este caso es una curación temporal, y el malestar o la enfermedad regresará cuando el siguiente elemento disparador reviva la vieja herida interior no sanada, es decir, no perdonada.

¿Cuáles son los factores que determinan si una persona será afectada por una enfermedad muy grave, incluso mortal, o por una enfermedad leve?

El primer factor determinante es la gravedad del dolor sentido en la niñez; es decir, cómo el niño interpretó y recibió el incidente doloroso. El otro factor indispensable en el desarrollo de una futura enfermedad grave es el hecho de que el dolor haya sido vivido en aislamiento, es decir, que el niño no tuviera a nadie a quien expresarle cómo sintió ese dolor. La persona susceptible de tener una enfermedad grave suele ser del tipo que no deja ver la magnitud de sus heridas. Las principales heridas vividas por los humanos, y a menudo rechazadas en el inconsciente, son: el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia.

¿Qué distingue a las enfermedades inflamatorias (aquellas que normalmente terminan en «itis», como sinusitis, bronquitis, artritis, etc.)?

Tras conocer los trabajos del Dr. Geerd Hamer, encontré muy interesante el fruto de sus investigaciones en lo que él llama la NUEVA MEDICINA.

Según él, la enfermedad inflamatoria se produce después de la resolución de un conflicto biológico. Dice que en el instante en que el conflicto se aleja o se resuelve, el cuerpo (con ayuda del cerebro) inicia una etapa de curación y es entonces cuando aparece la enfermedad infecciosa o inflamatoria (por ejemplo: un hombre ya no soporta a su jefe y decide irse de vacaciones. Tan pronto llega al lugar de recreo, comienza a sufrir de sinusitis).

(Un conflicto biológico es un choque violento contra el cual uno se siente impotente e incapaz de reaccionar, y que es vivido en aislamiento. Es un choque difícil, que toma a la persona totalmente desprevenida. Los conflictos normales de la vida común no tienen un efecto tan brutal porque podemos prepararnos para ellos con un poco de anticipación).

Por otro lado, aun cuando el cuerpo esté en etapa de curación, ello no impide que el enfermo busque ayuda médica. Sin embargo, sugiero enfáticamente verificar bien si el conflicto ha sido verdaderamente resuelto (con el amor y el perdón) o si la solución es sólo temporal.

Según el Dr. Hamer, de las 1.000 enfermedades conocidas, la mitad son calientes y la otra mitad frías. Las enfermedades calientes (como la inflamación) indican que el conflicto se ha alejado o se ha resuelto y que el cuerpo está en vías de reponerse. Explica que las enfermedades son bifásicas, es decir, que 500 enfermedades, que en principio son frías (fase durante la cual el conflicto todavía está activo), se vuelven calientes después (fase durante la cual el cuerpo sana tras el alejamiento del conflicto).

Tanto en el hombre como en los animales, los dolores tienen fundamentalmente una finalidad biológica: la de inmovilizar al organismo o al órgano afectado a fin de que la curación se pueda realizar de una manera óptima.

También hay dolores durante la fase activa del conflicto (enfermedad fría), como en una angina de pecho o una úlcera estomacal. Durante la fase de curación (enfermedad caliente), los dolores son provocados por inflamaciones, infecciones, edemas o cicatrizaciones.

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Me parecen muy interesantes las investigaciones y los descubrimientos del Dr. Hamer, al igual que los de muchos otros médicos, como el Dr. Siegel, el Dr. Simonton, etc. Son médicos que nos incitan a abrirnos a nuevos horizontes. No puedo ­afirmarte que todo esto sea cierto, pues ¿cómo saber quién posee la verdad? Por ello, es mucho más sensato que lo verifiques en tu interior, para así descubrir tu propia verdad.

Por mi parte, conozco algunos médicos que trabajan según las leyes de la Nueva Medicina del Dr. Hamer y logran resultados excelentes. Han sabido hacer una amalgama entre la medicina tradicional y la nueva, consiguiendo la satisfacción y el bienestar de sus pacientes.

Tú decides lo que quieres creer. Por otro lado, el hecho de que el cuerpo esté en fase de curación no te impide buscar ayuda médica, pero sé consciente de que mientras la medicina se ocupa de tu cuerpo físico, tú debes ocuparte de tus cuerpos emocional, mental y espiritual.

Lo que quiero agregar a los trabajos del Dr. Hamer es que uno no sólo debe alejarse del conflicto, sino que debe resolverlo para evitar que regrese. Tomemos el ejemplo citado del hombre que tiene sinusitis tan pronto como se aleja de su jefe, a quien no soporta. La medicina le podrá resolver el problema temporalmente. Para zanjarlo definitivamente deberá pasar por las etapas del perdón mencionadas al final de este libro. Sólo así se evitará otras sinusitis. Por ello, es importante distinguir entre alejarnos del conflicto y resolverlo.

Las siguentes son algunas notas
que aparecen en otros de mis libros,
pero que considero importantes
para concluir éste

corazones

– Date el tiempo necesario para realizar el proceso del perdón. En cada etapa puede pasar un día o incluso un año. Lo importante es que tu deseo de lograrlo sea sincero. Cuando la herida es grande y profunda o el ego se resiste, puede tomar más tiempo.

– Si la etapa seis del proceso del perdón te resulta difícil, debes saber que es el ego el que se resiste. Cuando piensas: «¿Por qué ir a pedirle perdón por estar resentido con él cuando fue él quien me ofendió? ¡Tengo toda la razón del mundo para estar resentido!», es tu ego quien habla. El deseo más grande de tu corazón es hacer la paz y sentir compasión por el otro.

– No te preocupes por la reacción del otro cuando vayas a pedirle perdón (puede tener reacciones diferentes, como no decir nada, cambiar de tema, sorprenderse, negarse a hablar de ello, llorar, pedir perdón, saltar a tus brazos, etc.). Respeta su reacción y la tuya. Nadie en el mundo puede saber lo que va a suceder.

– En la sexta etapa del perdón, la razón por la cual menciono que no le digas al otro que lo perdonas es importante. En realidad, hay tres buenas razones:

1) Con frecuencia sucede que creíamos que la otra persona nos ofendió, cuando nunca tuvo intención de hacerlo. La realidad es a menudo muy diferente de nuestra percepción. ¡Quizá ni siquiera se enteró de que te sentiste herido!

2) Debes darte cuenta de que el proceso del perdón existe para tu propia liberación. El hecho de perdonar al otro es sólo una más entre las etapas necesarias para ­perdonarte.

3) También debes darte cuenta de que no tienes poder para perdonar realmente a nadie. Él es el único que puede perdonarse.

– Si al otro le cuesta trabajo recibir tu petición de perdón, es que él mismo no puede perdonarse. Aunque tú lo hayas perdonado, no puedes hacerlo por él. Deberá lograrlo por sí mismo. No eres responsable de su reacción, sólo de la tuya. Por otro lado, el hecho de perdonarte a ti mismo es un hermoso ejemplo para ayudar al otro a que también lo consiga.

– Si en el momento de expresarle lo que sientes se opone y trata de justificarse, comprueba inmediatamente con esta persona si se siente acusada por tus palabras. Si es así, comprueba si no hay todavía en ti una acusación hacia él y una esperanza de que cambie.

– Si vas a ver a una persona con la esperanza de que comprenda cuánto te hizo sufrir y esperas que te pida perdón, es que todavía la acusas. En este caso, no te resientas; acepta la idea de que necesitarás todavía un cierto tiempo antes de realizar las etapas dos y tres. Es probable que hayas logrado perdonar con la cabeza, pero todavía no con tu corazón. Perdonar con la cabeza es comprender al otro intelectualmente sin sentir alivio ni liberación interior. Es algo muy frecuente. Éste es un buen comienzo, porque al menos demuestra tu buena voluntad.

– Recuerda que el hecho de perdonar a alguien no significa que estés de acuerdo con la ofensa, sino que estás en vías de decir que, con los ojos del corazón, has sido capaz de ver más allá de la ofensa, de ver lo que pasaba en el interior de la persona.

– Gracias a este perdón podrás concederte más fácilmente el derecho de ser tú mismo, con tus sentimientos humanos.

Veamos ahora las tres emociones peor vividas por los seres humanos: el miedo, el enojo y la tristeza. Por lo general, estas emociones son rechazadas, controladas y ocultadas; en resumen, hacemos todo para no sentirlas porque despiertan heridas de nuestra niñez. Las cinco heridas más importantes son: el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia.

En lugar de concederse el derecho de ser humanos y tener todavía heridas no sanadas por no haber perdonado al otro ni a uno mismo, la mayoría de las personas prefieren seguir acusando a los demás de ser la causa de su miedo, de su enojo y de su tristeza. Esto es lo que nos hace vivir tantas emociones negativas y lo que nos hace enfermar.

Sin embargo, estas emociones pueden ser muy útiles:

– El miedo debe ser utilizado para ser consciente de que buscas protección. Existe para recordarte que la verdadera protección está dentro de ti.

– El enojo debe ser utilizado para descubrir que necesitas afirmarte, hacer tus demandas claramente y escuchar más tus necesidades.

– La tristeza debe ser utilizada para descubrir que crees haber perdido algo o a alguien, o que tienes miedo de perderlo. Debes ayudarte a aprender el desapego.

Esto es lo que quiere decir amarte: es hacerte cargo de tu propia vida, dándote el derecho de vivir todo tipo de experiencias para lograrlo. Así es como conseguirás vivir en un cuerpo sano y lleno de energía que te permita crear la vida que quieres.

Espero que este libro te ayude a ser más consciente y que contribuya a mejorar la calidad de tu vida, así como a ayudarte a vivir en el amor verdadero. No olvides nunca que tu DIOS interior (por mediación de tu cuerpo) utiliza todos los medios posibles para recordarte esto:

«¡ÁMATE!»

Para precisar
mejor la causa de tu problema físico,
hazte las siguientes preguntas

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BLOQUEO FÍSICO

«¿Qué adjetivos pueden describir mejor lo que siento en mi cuerpo?» Tu respuesta representará lo que sientes ante la persona o la situación que ha desencadenado el mal.

BLOQUEO EMOCIONAL

«¿Qué me impide realizar esta enfermedad?» Tus respuestas a esta pregunta representan al deseo o los deseos bloqueados.

«¿A qué me obliga esta enfermedad?» Retoma esta respuesta (o respuestas) y agrega la palabra «no» al principio de cada una de ellas. Estas frases representan tus deseos blo­queados.

BLOQUEO ESPIRITUAL

«Si me permitiera este o estos deseos, ¿qué sería?» (utiliza los deseos encontrados en la etapa anterior.) La respuesta a esta pregunta corresponde a una necesidad profunda de tu ser, bloqueada por alguna creencia.

BLOQUEO MENTAL

«Si en mi vida me permitiera ser... (repite la respuesta de la pregunta anterior) ¿qué podría sucederme de desagradable o de no aceptable?» La respuesta a esta pregunta corresponde a la creencia no benéfica que bloquea tus deseos y te impide realizar tu necesidad, creando así el problema físico.

CONCLUSIÓN

Cuando conoces la creencia no benéfica o la manera de pensar que te impide ser lo que quieres, lo primero que debes hacer para transformarla es permitirte haber tenido la necesidad de creer­la, estableciendo contacto con el niño que habita en ti y que la creyó después de haber experimentado un sufrimiento. Después, pregúntate si todavía la necesitas realmente para ser feliz.

Si la respuesta es afirmativa, ello es señal de que todavía te es útil. Tú eres quien gobierna tu vida, de modo que puedes seguir creyendo en ella, pero debes saber que, al actuar así, obtendrás los mismos resultados que has obtenido hasta ahora. No esperes ningún cambio.

Si estás convencido de que esta creencia todavía es cierta pero que el hecho de creerla no te hace feliz, verifica en tu interior si estás tan convencido de su veracidad como hace algunos años. Es muy probable que ahora lo creas mucho menos. Por lo tanto, estás en vías de sanar.

Cuando en lo más profundo de ti sabes que no quieres seguir creyendo la misma cosa, no te queda más que realizar las acciones necesarias para manifestar tus deseos a fin de permitirte ser lo que quieres ser.

Conclusión

corazones

Para concluir, quiero repetir que la curación sólo puede realizarse en el momento en el que uno se perdona. Esta etapa tiene el poder de transformar no sólo nuestro amor hacia nosotros mismos, sino también el corazón y la sangre en nuestro cuerpo físico.

Esta sangre nueva, reenergetizada por el influjo de este amor reencontrado, es como un bálsamo que circula por todo el cuerpo: a su paso transforma y rearmoniza las células. Aun cuando intelectualmente te resulte difícil creerlo, ¿qué puedes perder con probar?

Estas son las etapas del perdón verdadero, que han sido experimentadas por miles de personas con resultados extraordinarios:

1. Identifica tus emociones (a menudo hay más de una). Toma consciencia de la acusación que te haces a ti mismo o que le haces a otro y de lo que ésta te hace sentir.

2. Asume tu responsabilidad. Ser responsable es reconocer que siempre tienes la opción de reaccionar con amor o con miedo. ¿De qué tienes miedo? Date cuenta también de que tienes miedo de que te acusen de tener miedo.

3. Acepta al otro y suéltate. Para lograr soltarte y aceptar al otro, ponte en su lugar y siente sus intenciones. Acepta la idea de que la otra persona se acusa y te acusa probablemente de la misma cosa que tú. Ella tiene el mismo miedo.

4. Perdónate. Esta es la etapa más importante del per­dón. Para realizarla, date el derecho de haber tenido y de tener todavía miedo, creencias, debilidades y límites, que te hacen sufrir y actuar. Acéptate tal y como eres ahora, sabiendo que es temporal.

5. Ten el deseo de expresar el perdón. A modo de preparación para la etapa seis, imagínate con la persona adecuada en el acto de pedirle perdón por haberla juzgado, criticado o condenado. Estarás listo para hacerlo cuando la idea de compartir tu experiencia con dicha persona te suscite un sentimiento de alegría y de liberación.

6. Ve a ver a la persona en cuestión. Exprésale lo que has vivido y pídele perdón por haberla acusado o juzgado y por haber estado resentido con ella. Menciónale que la has perdonado sólo si te lo pregunta.

7. Haz el enlace con un cordón o una decisión ante uno de tus progenitores. Recuerda un acontecimiento similar que ocurriera en tu pasado con una persona que representase a la autoridad: padre, madre, abuelos, maestro, etc. Generalmente será del mismo sexo que la persona con la cual acabas de realizar el perdón. Vuelve a efectuar todas las etapas con esta persona (la figura de autoridad).

Cuando la emoción sentida sea hacia ti mismo, realiza los pasos 1, 2, 4 y 7.

Significado metafísico
de los diferentes
malestares y enfermedades

corazones

ABORTO

Bloqueo Físico

El aborto es la expulsión del feto antes de que finalice el sexto mes, es decir, antes de que el niño esté en condiciones de sobrevivir y desarrollarse. Después de este límite no se considera aborto, sino parto prematuro. El aborto se puede presentar en diferentes formas:

El aborto espontáneo, que es una especie de parto, sucede por sí solo y culmina con la expulsión del feto, con frecuencia muerto, y de la placenta. Es lo que se conoce como PARTO FALSO.

El aborto provocado voluntariamente. Cuando se realiza en una institución hospitalaria antes del segundo mes de embarazo, la frecuencia de las complicaciones es mínima en comparación con las consecuencias resultantes de los abortos clandestinos.

El aborto terapéutico provocado se lleva a cabo en condiciones de atención médica en una mujer embarazada cuyo estado de salud impide, a riesgo de accidentes graves, llevar a término la gestación.

Bloqueo Emocional

La mayor parte del tiempo, el aborto espontáneo o parto falso es ocasionado por una elección inconsciente entre la madre y el alma del bebé que alberga, ya sea que ésta haya cambiado de idea o que la madre no se sienta preparada para tener un hijo en ese momento. Durante el tiempo que una madre lleva a un bebé dentro de sí, existe una comunicación entre los dos, de alma a al­ma. También es posible que esta misma alma regrese a esta ma­­dre cuando vuelva a estar embarazada. Es sólo un partido ­aplazado.

Cuando la madre decide voluntariamente practicarse un aborto es porque experimenta muchos temores. Si sobrevienen complicaciones durante el aborto se sentirá muy culpable. Es importante que esta madre le explique al alma de ese feto los temores que siente, y que se conceda el derecho de tener límites. De lo contrario, su sentimiento de culpa puede ocasionarle otras muchas complicaciones si no vuelve a quedarse embarazada y se dedica a pensar en ese pequeño ser al que se negó a llevar a término.

Después de un aborto terapéutico provocado, la madre sien­­te lo mismo que después de un aborto espontáneo, excepto que no puede decidir sola y prefiere que la decisión provenga del per­­sonal médico. Quizá se sentiría demasiado culpable si no fuera así.

Un aborto o un parto falso suele coincidir con un proyecto que abortó, es decir, que no tuvo éxito, que fracasó. Esta mujer no puede o no quiere llevar a término su creación.

Bloqueo Mental

He podido observar varias veces a mujeres jóvenes que, después de haberse provocado un aborto, presentaban constantemente problemas en los órganos genitales. Se sentían muy culpables por haber interrumpido la vida de alguien y debían castigarse. Algunas siguen llevando un bebé psicológico, es decir, tienen el vientre inflamado como si estuvieran embarazadas. Otras incluso se crean un fibroma en el útero, señal de que todavía no aceptan la elección que hicieron. Si estás entre aquéllas que han sufrido un aborto, es importante que pienses que, en ese mo­mento, considerar la idea de tener un hijo estaba más allá de tus límites.

En cambio, si estás considerando la idea de abortar, te recomiendo que reflexiones seriamente sobre ello. En mi opinión, cuando una mujer queda embarazada es porque eso forma parte de una experiencia que tiene que vivir, y si no deja que sus temores la invadan y se pone en manos de la Divinidad, todo se arreglará del mejor modo. Muchas personas creen haber llegado a su límite cuando en realidad tienen mucha más fuerza de la que creían.

También es importante que no te dejes influir por nadie. Dedica tiempo a comunicarte con el alma de ese pequeño ser que llevas en ti y toma tu propia decisión. Si te decides a abortar, debes saber que el rechazo que haces sentir a ese ser volverá un día a ti, según la intención que te motivó. Si estás en paz contigo misma te será fácil aceptar las consecuencias de tu decisión.

En lugar de ver el mal que pueda haber en una acción determinada, la persona sensata admite que todos sus actos y decisiones tienen consecuencias. Entonces, aceptarás mental y emocionalmente que, un día u otro, deberás vivir a tu vez una forma de rechazo. Además, concédete el derecho de no tener éxito en todo lo que emprendas, y de llegar hasta el final de las cosas. Reconoce tus límites en todo.

Bloqueo Espiritual y Conclusión

Para conocer el bloqueo espiritual que te impide responder a una necesidad importante de tu SER, utiliza las preguntas sugeridas al final de este libro. Las respuestas a estas preguntas te ayudarán a precisar la verdadera causa de tu problema físico.

ABSCESO

Bloqueo Físico

Un absceso es una acumulación de pus en un lugar determinado. Hay abscesos calientes y abscesos fríos. En el absceso ­caliente (el más frecuente), la acumulación purulenta aumenta con rapidez, acompañada de los cuatro signos de la inflamación: tumor, enrojecimiento, calor y dolor. El absceso frío se caracteriza por una acumulación de líquido que se forma lentamente sin que aparezcan signos de inflamación.

Bloqueo Emocional

Un absceso es una señal de ira reprimida durante mucho tiempo, la cual genera sentimientos de desesperación, de impotencia y de fracaso. La tristeza y la ira hacen que se pierda la alegría de vivir. Este malestar resulta tan doloroso como el sentimiento de culpabilidad que se experimenta a causa de dicha ira. Para averiguar en qué área de la vida se ubica esta ira, deberás ver el lugar donde se encuentra el absceso. Si está en una pierna, la ira la vives con respecto a la dirección que sigue tu vida o tu porvenir, o bien en relación a un lugar al cual tienes proyectado ir.

Bloqueo Mental

Si no haces limpieza en tus pensamientos, la suciedad y la infección se instalan en ellos como en cualquier otro lugar. Es un buen momento para asearlos. Es posible que tengas pensamientos malsanos hacia ti mismo o hacia otra persona. Cuando te enojas, ¿sientes deseos de perjudicar a alguien? ¿O los has reprimido hasta tal punto que ya no puedes contenerlos? Quizá haya también un sentimiento de vergüenza relacionado con un temor oculto en ti.

Bloqueo Espiritual y Conclusión

Para conocer el bloqueo espiritual que te impide responder a una necesidad importante de tu SER, utiliza las preguntas sugeridas al final de este libro. Tus respuestas a estas preguntas te ayudarán a precisar la verdadera causa de tu problema físico.

ACCIDENTE

Bloqueo Físico

Un accidente es un suceso no previsto, por lo que es frecuente que se considere producto del azar. Con mucha frecuencia se oye decir que el azar no existe. Para mí es un medio que la Divinidad utiliza para hablarnos. Lo importante en un accidente es observar qué parte del cuerpo resulta herida, así como la gravedad de la lesión. Si el accidente produce una fractura, consulta dicha palabra, además de la presente.

Bloqueo Emocional

El accidente se produce para que la persona se dé cuenta de que se siente culpable, que se acusa de algo en el nivel del YO SOY. Por ejemplo, una madre está realizando sus quehaceres y su hijo la llama desde otra habitación de la casa. Ella finge no haber oído porque le parece que puede esperar y, al seguir haciendo sus labores, se cae y se lastima una pierna. Si se hiciera la pregunta: «¿En qué estaba pensando?», se daría cuenta de que se estaba sintiendo como una madre sin corazón. Por ello se lastimó la parte del cuerpo que contribuyó a que fuera una madre así. Tener un accidente es una de las formas que los seres humanos utilizan para neutralizar su culpabilidad. Creen que así pagan su culpa. Desafortunadamente, todo esto sucede de un modo inconsciente.

Cuando los efectos de un accidente son lo bastante graves para impedir que la persona trabaje o haga alguna cosa en especial, estamos ante una forma inconsciente de concedernos un descanso. Esta persona se sentiría demasiado culpable si decidiera conscientemente darse un respiro.

Bloqueo Mental

Debes revisar tu percepción mental de la culpabilidad. De acuerdo con nuestro sistema legal, una persona es declarada culpable cuando se comprueba, sin lugar a dudas, que quiso hacer daño intencionalmente. Te sugiero que te preguntes, cada vez que te acuses, si de veras tuviste la intención de causar daño. Si no fue así, deja de acusarte, pues no hay razón para el castigo.

En el ejemplo antes citado, ¿crees que la madre quería hacerle daño a su hijo? Por otro lado, cuando una persona es culpable, la ley de causa y efecto se ocupa de ella, porque todo nos regresa según nuestra intención. Una persona prudente y responsable se reconoce culpable cuando es el caso, pide perdón a la persona perjudicada y acepta la idea de que un día aquello le será devuelto. Al ser consciente, lo vivirá de una forma armoniosa, en la aceptación, y sabrá que todo está en orden, de acuerdo con la justicia divina.

Si tu accidente fue provocado de manera inconsciente para poder descansar, es importante que te des cuenta de que podías haberte permitido ese descanso sin causarte daño, utilizando un medio mucho más sencillo: plantear abiertamente tus necesidades.

Si tu accidente es importante y te produce un gran dolor, como en el caso de una FRACTURA, ello indica que tienes pensamientos de violencia hacia alguien; poco importa que seas consciente de ellos o no. Como no te puedes permitir este tipo de actitud y esta violencia ya no puede ser contenida, se vuelve contra ti. Debes liberarte y expresar lo que sientes hacia la persona involucrada, sin olvidar perdonarte por estos pensamientos.

Bloqueo Espiritual y Conclusión

Para conocer el bloqueo espiritual que te impide responder a una necesidad importante de tu ser, utiliza las preguntas sugeridas al final de este libro. Las respuestas a estas preguntas te ayudarán a precisar la verdadera causa de tu problema físico.

ACNÉ

Bloqueo Físico

Esta afección de la piel se limita, por lo general, a las partes grasosas del rostro. Con frecuencia se presenta al iniciarse la pubertad; puede limitarse a la adolescencia, pero también prolongarse hasta después de los treinta años. En general el acné vulgar se cura después de algunos años sin dejar cicatrices. Por el contrario, el acné papuloso tiene una evolución larga y suele tener consecuencias estéticas molestas, ya que deja cicatrices de apariencia muy desagradable.