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Portadilla

 

Editado por Harlequin Ibérica.

Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

Núñez de Balboa, 56

28001 Madrid

 

© 2001 Melissa Martinez McClone

© 2016 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

Amor para toda la vida, n.º 1286 - julio 2016

Título original: His Band of Gold

Publicada originalmente por Silhouette® Books.

Publicada en español en 2002

 

Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.

Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

® Harlequin, Bianca y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.

® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.

Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited. Todos los derechos están reservados.

 

I.S.B.N.: 978-84-687-8717-6

 

Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

Índice

 

Portadilla

Créditos

Índice

Prólogo

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Epílogo

Si te ha gustado este libro…

Prólogo

 

Sabes lo que esto significa, ¿verdad? –la sonriente novia, Su Alteza Real la Princesa Cristina Armstrong de Thierry, del principado de San Montico, no dio tiempo a Kelsey a contestar–. Tú serás la próxima en casarte.

Kelsey Armstrong Waters miró el ramo de novia que tenía en las manos. El aroma de los capullos de rosa le hacía cosquillas en la nariz, como tomándole el pelo. Aquel ramo había llegado a sus manos sin que se diera cuenta. Su primer pensamiento fue dejarlo caer al suelo, pero era una de las damas de honor y la organizadora de la boda, de modo que no podía hacerlo. Y tampoco iba a preocuparse por aquel mito tan tonto. Aunque lo dijera su prima favorita.

–Yo no pienso casarme.

–Eso lo dices ahora –sonrió Christina mirando a su marido, el príncipe Richard de Thierry–. Pero cuando conozcas al hombre de tus sueños… Ya verás cómo cambias de opinión.

Kelsey no quería estropearle la boda, así que no dijo nada. La institución del matrimonio podía ser perfecta para Christina y para mucha otra gente, pero a ella no le atraía en absoluto.

–¿Por qué no lo tiras otra vez? Puede que llegue a manos de alguien que crea en esa tradición.

–No podrás evitar que la tradición continúe –sonrió su prima, prácticamente flotando por la sala de baile. Christina vivía un cuento de hadas y después de su boda real nadie podría culparla por estar en las nubes–. Hay algo mágico en el amor…

Kelsey sabía de primera mano que la mayoría de los matrimonios fracasaban. Sus padres y muchos de sus clientes no eran más que un número para las estadísticas. El matrimonio era tan fácil como decir: «sí, quiero», pero el divorcio era más fácil aún. Triste, pero así era la vida. Y ella no quería saber nada del asunto.

–Yo solo tengo el ramo por casualidad. No tengo el anillo real de San Montico, como tú.

Christina movió la mano y la luz de los candelabros hizo brillar como un prisma el diamante que la había unido al príncipe. Kelsey dio un paso atrás, por si acaso. Un arco iris iluminó el ramo de novia.

–No tienes elección –dijo Christina–. Un día aparecerá tu príncipe encantado y antes de que te des cuenta, estarás casada.

Eso solo ocurría en los cuentos de hadas… aunque a su prima le había ocurrido. Pero Kelsey era diferente. Ella podía tener novio, pero marido…

De eso nada.

Demasiados problemas.

Demasiado dolor.

–Nunca voy a casarme.

–Nunca digas nunca –sonrió Christina–. Hazme caso.