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Aprender a ser familia

Familias monoparentales con jefatura femenina:

significados, realidades y dinámicas

Patricia Isabel Uribe Díaz

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Facultad de Ciencias Económicas y Sociales

Programa de Trabajo Social

2012

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ISBN: 978-958-8572-69-7

Primera edición: Bogotá D.C., enero de 2012

© Derechos reservados Universidad de La Salle

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Imágen de portada:

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Diseño y Diagramación:

Claudia Patricia Rodríguez Ávila

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Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier

procedimiento, conforme a lo dispuesto por la ley.

Hecho en Colombia

Made in Colombia

La familia está como el bosque, si usted está fuera de él

solo ve su densidad, si usted está dentro ve que cada árbol

tiene su propia posición.

"Proverbio Africano”

Dedicatoria:

A las familias monoparentales con jefatura femenina.

 

Agradecimientos:

Programa de Trabajo Social y a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle por su apoyo y cooperación. A Nohema Hernández, Mónica Gutiérrez, Jenny Cepeda y Boris Rocha que hicieron parte de la investigación "Familias monoparentales con jefatura femenina: trayectorias, dinámicas, conflictos y afrontamientos”. A las mujeres, hijos e hijas que participaron en la investigación y que asumieron el compromiso de presentar las experiencias vividas en sus familias.

A mi madre por su solidaridad de género y su amor incondicional. A mi hijo, quien ha compartido la gratificante y ardua aventura de vivir en una familia monoparental con jefatura femenina.

A Martha Lucía Uribe, quien ha sido un apoyo e interlocutora de mis utopías y luchas cotidianas.

PRÓLOGO

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Es evidente que hoy, en Colombia, no puede hablarse ya de "familia” sino que se hace necesario hablar de "familias”, en plural, dada la muy notable diversidad de realidades, condiciones y situaciones que se nombra como tal, y los arreglos y ordenamientos convivenciales cobijados bajo el término. La Constitución Política colombiana de 1991, estableció que la familia sigue siendo "el núcleo fundamental de la sociedad” y que ella se constituye "por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla" (Artículo 42). Aunque, con relativa amplitud para ese momento, en concordancia con las actuales realidades los términos que componen la definición han sido motivo de debates y precisiones recientes por la Corte Constitucional de Colombia, instancia que al pronunciarse en comunicado con fecha de julio 26 de 2011 argumenta que del artículo no puede deducirse literalmente que se considere un único tipo de familia y menciona explícitamente dentro de la tipología a las formas de familias monoparentales.

Sin duda, las familias, no solamente en Colombia sino en Latinoamérica, muestran en proporción cada vez mayores modalidades que van mucho más allá de la nuclear tradicional, como la familia extensa, familias compuestas y recompuestas, familias de personas homosexuales, familias conformadas por uno de los progenitores (generalmente la madre) y un único hijo o hija, familias monoparentales con jefatura femenina o masculina, familias monoparentales extendidas y complejas, familias unipersonales, familias en que uno de los progenitores ha migrado al extranjero o familias en que un progenitor (generalmente el varón) está ausente por circunstancias relativas a las múltiples modalidades de violencia presentes en nuestra sociedad. El número de combinaciones y realidades cotidianas resulta ser entonces bastante  variado, lo que se complejiza aún más cuando al parentesco se aúna el criterio de funcionalidad.

El texto Aprender a ser familias: familias monoparentales con jefatura femenina: trayectorias, dinámicas, conflictos y afrontamientos, realizado por la profesora Patricia Uribe Díaz, del Programa de Trabajo Social de la Universidad de La Salle, tiene varias líneas de interés para la sociedad colombiana y para quienes investigan en este campo. En primer lugar, hace visible una modalidad de convivencia familiar subregistrada en las cifras oficiales y representada socialmente como "familia incompleta”; pero, con fuerte arraigo en las prácticas cotidianas e históricas de las familias en este país: la mujer-madre que, voluntariamente o por la fuerza o de las circunstancias, asume la jefatura familiar y sin compañero– padre "saca adelante” a sus hijos e hijas. En segundo lugar, se adentra en los dinamismos internos del funcionamiento de tales familias, donde realiza acercamientos muy vitales, con fuerza casi testimonial, referidos a la forma como sus integrantes mismos la representan, a cómo representan y relatan sus fortalezas y debilidades, sus trayectorias, sus conflictos y las maneras como estos conflictos son afrontados internamente. En tercer lugar, el texto se realiza, justamente, desde la voz de quienes viven la experiencia, modalidad investigativa que permite apreciar, con mayor fineza, la estructura de categorías y subcategorías que las mismas personas escogen para dar cuenta de sus vivencias.

Quizás las mejores lecciones de vida que pueden derivarse de la lectura de esta investigación se resumen en lo que se afirma en la presentación de las memorias del seminario "Familia y vida privada. ¿Transformaciones, tensiones, resistencias o nuevos sentidos?”, realizado en Santiago de Chile por la FLACSO y CEDEM en septiembre de 2004:En toda América Latina las familias y las parejas enfrentan hoy día un tiempo de transición complejo. Buscan acomodarse a la modernización, a sus presiones, tensiones y orientaciones, pero muchas conservan los valores de la sociedad tradicional. Estos cambios ocurren asociados a nuevas percepciones y comportamientos en relación a la sexualidad, a las identidades y a los roles de género. [...] Los ensayos de nuevas relaciones de poder en la pareja, en la sexualidad y en la reproducción parecen no instalar modelos alternativos a largo plazo, se mantienen como modos experimentales o sucumben a la hora de llevar a cabo la mater/paternidad.

La lectura de este trabajo es de interés para investigadores/ as en ciencias sociales, estudiantes e igualmente para cualquier persona que desee reconocer o reconocerse en una de las tantas paradojas sociales que nos habitan. ¿Dónde leer primero las tensiones entre permanencias y cambios, si no en nuestras propias vidas cotidianas?

NOHEMA HERNÁNDEZ GUEVARA

Docente e investigadora

Psicóloga, Mg. Pontificia Universidad Javeriana

INTRODUCCIÓN

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Este libro se basa en la investigación "Familias monoparentales con jefatura femenina: trayectorias, dinámicas, conflictos y afrontamientos” realizada entre el 2007 y el 2008 por Patricia Isabel Uribe, docente e investigadora de la Facultad de Trabajo Social de La Salle con la Asesoría de Nohema Hernández Guevara y con la participación de las estudiantes Mónica Gutiérrez y Jenny Cepeda; el apoyo técnico estuvo a cargo de Boris Rocha, la investigación contó con el apoyo y soporte financiero del antes denominado Departamento de Investigaciones, en la actualidad Vicerrectoría de Investigación y Transferencia de la misma Universidad y del Programa de Trabajo Social; esta investigación hace parte del plan de trabajo del grupo “Conflictos, afrontamientos y reparaciones familiares”, inscrito en Colciencias.

El estudio responde a la necesidad de comprender la realidad de las familias monoparentales con jefatura femenina, debido a que esta tipología se ha venido incrementando en la sociedad colombiana y en la sociedad en general; presenta el funcionamiento de la familia monoparental como una expresión de la diversidad de familias contemporáneas, efecto de un sinnúmero de cambios en sus dinámicas y estructuras.

El estudio reconoce formas específicas en que el grupo de familias monoparentales con jefatura femenina configura sus dinámicas, ganando permanencia en el tiempo y en el espacio- territorio social-relacional, conjugando vivencias, rutas de entrada, trayectorias y dinámicas que, con rasgos particulares propios de su modo de organización y estructura, ponen en cuestión las teorías que la definen por déficit o, en referencia al ideal de familia nuclear, por la transitoriedad e incompleta.

En el primer capítulo se presenta el referente contextual que ubica el tema en los contextos latinoamericano y colombiano, dados los vertiginosos cambios y transformaciones en las familiascontemporáneas. Esta ubicación permitió reconocer a la familia monoparental como una organización articulada a procesos sociales específicos en los cuales se conjugan condiciones estructurales, sociopolíticas y demográficas.

El segundo capítulo explicita que las familias en general, y también las familias monoparentales, están en continuo cambio, no son estáticas: cada familia asume dinámicas organizacionales, historias y formas de relacionarse y de funcionar particulares. Entendidas así, son sistemas sociales complejos y en movimiento permanente; es decir, no son resultado de la sumatoria de elementos simples y estáticos. Se articula la discusión de perspectiva de género y familia, la cual permite analizar y entender la diversidad de significaciones, funciones y roles que mujeres y hombres desarrollan en el ejercicio de la maternidad y la paternidad, las cuales están articuladas a las demandas sociales y a las dinámicas y estructuras de las familias.

En el tercer capítulo, el texto proporciona referentes conceptuales que sirven de herramientas teóricas para entender las estructuras y dinámicas de las familias monoparentales con jefatura femenina. Se retoman conceptos claves como rutas de entrada, rutas de salida, trayectorias familiares, los cuales posibilitan una comprensión de la especificidad de dicha tipología.

El cuarto capítulo condensa los resultados de la investigación, describiendo las significaciones del ser mujer, ser madre, ser padre, ser hijo e hija; se identifican las trayectorias y rutas de entrada a dicha organización familiar y se reconocen sus dinámicas; información que permite esclarecer nuevos semblantes y significados que se destacan como características propias de esta tipología familiar.

El último capítulo presenta un conjunto de recomendaciones a distintos niveles que tienen como propósito contribuir a una mejor comprensión teórica de esta tipología familiar desde la voz de las mujeres, niñas, niños y de sus realidades cotidianas. Además, aporta elementos para la formulación pertinente de políticas públicas y para la intervención de las entidades gubernamentales y no gubernamentales que trabajan con familias monoparentales con jefatura femenina.

Por último, es importante mencionar que este libro no hubiera sido posible sin las experiencias de vida que aportaron las madres, hijos e hijas de las familias monoparentales con jefatura femenina que participaron en el estudio; se contó con la generosidad expresada en el relato de sus sentimientos y percepciones que permitieron adentrarse en la cotidianidad de sus vidas y dar cuenta de las relaciones y dinámicas que las configuran.

 

CAPÍTULO 1

Las familias contemporáneas:

permanencias y cambios

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La familia, como institución, es histórica y se encuentra en permanente interrelación con las dinámicas sociales, los rasgos de las familias se configuran en relación con diferentes épocas históricas. Por ejemplo, la familia extensa patriarcal conformada por varias generaciones es propia de las sociedades feudales; mientras que, en la sociedad industrial predomina la familia nuclear urbana; los procesos de industrialización y urbanización se destacan como factores incidentes en el incremento de la conformación de familias de tipo nuclear.

Los conceptos de familia nuclear y familia extensa se basan en los lazos de consanguinidad; pero, en tiempos actuales este definidor básico no siempre coincide con las realidades familiares. Diversas investigaciones concuerdan en que los estilos de vida y las realidades de la sociedad contemporánea exigen replantear la categoría de familia nuclear o extensa como únicos referentes de familia. Gimeno (1999, p. 18) señala que "la familia ha pasado de ser la unidad de producción para convertirse principalmente en una unidad de consumo y posteriormente en una unidad de apoyo al desempleo”.

Es poco probable lograr una comprensión adecuada de la familia sin asumir que los cambios económicos, políticos y sociales marcan tendencias y funciones específicas dentro de ella. No es posible seguir pensando que la familia se encuentra conformada por padre, madre, hijos e hijas; puesto que, en la realidad actual se encuentran familias monoparentales, familias formadas por parejas del mismo sexo o familias simultáneas donde los cónyuges -uno o ambos- provienen de separaciones y divorcios anteriores, quienes traen sus hijos e hijas a los que se suman los de la nueva relación.

Las tipologías familiares en las sociedades contemporáneas no solo se refieren a la estructura de parentesco sino a una variedad de formas de estructura relacionadas o no con este. Respectode las nuevas realidades familiares, Quintero (1997) presenta tres tipologías generales: familias tradicionales, familias de nuevo tipo y familias contemporáneas.

Tradicionales: conformadas por la familia nuclear, la extensa y la familia ampliada. La familia nuclear compuesta por dos generaciones: padres/madres e hijos/hijas, unidos por lazos de consanguinidad y que conviven bajo un mismo techo. La familia extensa constituida por una pareja con o sin hijos/as y por otros/ as miembros como sus parientes ascendientes, descendientes o colaterales que comparten un mismo espacio y tienen roles específicos. La familia ampliada presenta características de la anterior, pero también se conforma con miembros no consanguíneos que comparten la vivienda.

Familias de nuevo tipo: se consideran como tales las familias simultáneas compuestas por una pareja donde uno de ellos o ambos vienen de tener otras parejas y de haber disuelto su vínculo marital anterior; los hijos e hijas pueden ser de diferente padre o madre. Las familias con un solo progenitor conformadas cuando uno de los dos, padre o madre, convive con sus hijos/as. Familias homosexuales, cuando dos personas del mismo sexo se establecen como familia. También se encuentran las familias conformadas por díadas conyugales o de pareja que deciden convivir juntos sin cumplir procesos procreativos, es decir sin hijos o hijas.

Otra modalidad es la estructura unipersonal, que corresponde a personas solas que se encuentran habitando en un espacio por opción o por necesidad. Por último, se encuentra el hogar o unidad doméstica, que se plantea como estrategia de sobrevivencia, donde las personas que la conforman se unen voluntariamente para mejorar sus condiciones de vida y satisfacer las necesidades básicas; el hogar no comprende solo donde reside el núcleo familiar. Una de las características sobresalientes de las familias hoy es "la pluralidad de modelos y estructuras, pluralidad con que la familia ha intentado adaptarse a los vertiginosos cambios económicos e ideológicos del entorno y al tiempo de atender a las demandas de todos y de cada uno de los miembros, las cuales no son sólo de salud y bienestar físico sino de crecimiento personal e integral” (Gimeno, 1999, p. 18).

El cambio que ha experimentado la institución familiar también es producto de la historicidad de la misma en regiones determinadas, como lo expone Aguilar (2006), al analizar las diferencias que se han encontrado entre organizaciones familiares, debido a los diferentes contextos regionales y culturales, donde se han desenvuelto estas. Para explicar la condición de las familias contemporáneas "se requiere entender la relación entre cambios y permanencias, y la generación de procesos ambivalentes y conflictivos, tanto para las personas y grupos familiares como para el conjunto de la sociedad” (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2006, p. 14).

Los cambios en la estructura familiar no han sido homogéneos y han estado condicionados por factores económicos, históricos, políticos, sociales y culturales, lo que no permite constituir una definición unitaria de lo que se puede entender por familia una estructura única fijada en el tiempo e impermeable a las circunstancias históricas.

En las clases medias y altas se observan cambios paulatinos que se evidencian en el reparto de las tareas domésticas que antes eran asignadas de forma exclusiva a la mujer. Esto se refleja en el rol cada vez más activo del padre en el cuidado y crianza de los hijos. Como evidencia Ariza (2001) en las clases medias y altas la independencia económica de las mujeres permite propiciar una distribución más igualitaria de las labores domésticas; mientras, en las clases populares el poder adquisitivo de la mujer puede generar malestar por parte del hombre que ve amenazado su rol de jefe de familia e incluso su masculinidad manifestando entonces una mayor dominación y violencia hacia la mujer. En el siglo XIX, las actitudes tiernas y de cuidado de los bebés, los niños y las niñas por parte del padre se veían como signos de afeminamiento; mientras que, en los siglos XX y XXI estas actitudes se empiezan a revalorar de un descentramiento del rol paterno como figura de autoridad y de proveedor exclusivo de la familia.

Sin embargo, dicha dinámica de cambio solo se ha ido presentando, como se mencionó antes, de manera incipiente y generalizada en los estratos altos y medios de la población. En una gran proporción de familias de la región "los hombres siguen sin participar en pie de igualdad en las labores del hogar y el cuidado de las hijas e hijos [...] los padres participan más en las actividades recreativas de sus hijos e hijas que en su cuidado y educación” (Acnur, 2007, p. 14).

Las transformaciones que ha experimentado la familia y los roles que desempeñan sus miembros han conllevado a que en los países industrializados y en un número creciente de países en vía de desarrollo, las familias tengan como finalidad establecer relaciones igualitarias en su interior. La preponderancia de nuevos valores en los miembros de la sociedad, parece reflejarse en las altas tasas de divorcio que se presentan a nivel mundial, lo que hace que familias compuestas o monoparentales tiendan a aumentar.

Los jóvenes y niños han adquirido nuevas subjetividades que ya no permiten la clasificación clásica de la primera modernidad que los entendía como adultos en tránsito de madurar y ser educados; en la sociedad contemporánea asumen valores como la autonomía y la libertad de elegir la pareja en función de sus opciones y deseos propios.

Esta nueva subjetividad no es pasiva ni estática, sino flexible y conflictiva, frente a los esquemas tradicionales de la familia patriarcal. Los enfrentamientos de este grupo generacional se han tornado cada vez más fuertes frente a la autoridad de los padres, creando resistencias o dándole prioridad a grupos de identificación de gente de su misma edad, los cuales se convierten en sus campos de interacción social predilectos, relegando a la familia a un segundo plano. Esta creciente conflictividad ha conllevado a una serie de tensiones que pueden traer diferentes reacciones como rupturas familiares, constantes conflictos entre los miembros que conforman la familia o nuevas formas de reconfiguración de las relaciones familiares.

También sobresalen, aunque de forma incipiente, tendencias de mayor participación de los miembros de la familia en las actividades domésticas, creación de espacios de comunicación y establecimiento de acuerdos familiares en favor de la democratización de las relaciones de poder.

Las familias contemporáneas se adaptan continuamente a los cambios sociales y culturales emergentes, al generar ajustes en sus estructuras y funciones, lo cual les posibilita sobrevivir y mantenerse ante las transformaciones de la sociedad. La diversidad de cambios que han vivido las familias genera niveles de tensión y resistencias, especialmente en lo que respecta a los imaginarios y referentes patriarcales y tradicionales que se le han dado socialmente. "La familia no es ajena a los procesos sociales, percibe y también responde a cambios, y éstos generan contradicciones familia-Estado-sociedad dado el enfrentamiento entre la imagen construida y la realidad objetiva” (Gallego, 1999, p. 44).

Para comprender las familias contemporáneas es necesario examinarlas como sistemas vivos cuya estructura y dinámica se organizan en un contexto de cambio social. Por consiguiente, espreciso "Reconocer que las diversas formas familiares, exigen un cambio en la institucionalidad y la legislación que les garantice su derecho a tener derechos y las legitime más allá de un contrato de unión familiar, dada su doble dimensión de derechos y de vínculo, entendido este último como el conjunto de relaciones entre personas con capacidad de modificarse en el tiempo histórico y en el ciclo de vida familiar para responder a diferentes necesidades humanas” (Cepal, 2005, p. 408).

De lo anterior se deriva la importancia de repensar la familia como un espacio en el que los factores sociales condicionan su estructura, haciendo necesario hablar de "familias” más que de "familia”, ya que cada una se construye de manera diferente, muy de acuerdo a sus necesidades sociales, laborales, vinculares, culturales y económicas, lo que supone la necesidad de comprender las nuevas tipologías de familias.

Factores que han contribuido a la transformación de las familias

Situación económica

Los ajustes económicos que se implantaron en toda Latinoamérica a raíz de la crisis de los ochenta produjeron que el "costo del ajuste fuera absorbido prácticamente en su totalidad por los trabajadores cuya masa de ingresos laborales disminuyó en 0.6% por año durante el periodo 1980-1989””