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LOS PROFESIONALES

LLUC OLIVERAS

Título original: Los Profesionales

© 2015 Lluc Oliveras

Diseño cubierta/Fotomontaje: Eva Olaya

Fotografías cubierta @ Shutterstock

1ª edición: mayo 2015

Derechos exclusivos de edición en español reservados para todo el mundo:

© 2015: Ediciones Versátil S.L.

Av. Diagonal, 601

08028 Barcelona

www.ed—versatil.com

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o fotocopia, sin autorización escrita del editor.

«Esta novela está inspirada en acciones perpetradas por la mejor banda de atracadores de furgones blindados y depósitos de fondos que jamás han actuado en Europa y parte del mundo, así como en la actuación de los grupos policiales que intentaron detener a sus integrantes.

Por motivos obvios, los personajes, las ubicaciones y los detalles de las vidas personales narrados en esta historia son ficticios, por lo que cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es una pura coincidencia no intencionada por parte del autor. En ningún caso se trata de una biografía»

EL AUTOR

«El buen ladrón no siempre es el mejor, ni el que acumula más delitos, sino el que sabe pasar inadvertido y del que nadie conoce su verdadera identidad».

Lema de los atracadores veteranos.

«No admitas nada en esta vida que no puedas dejar en treinta segundos»

Neil McCauley en Heat

«Nunca se entra en un lugar sin saber cómo se sale»

Sam en Ronin

LA DROGA DE LOS BUENOS

Daniel Bernabé, ExJefe Brigada Antiatracos.

Debo confesar que cuando el autor me pidió que escribiera unas pocas líneas para prologar esta novela, de inmediato la duda de si yo era el adecuado me vino al pensamiento. ¿Qué podría explicar un inspector de policía sobre una obra literaria? ¿Qué podría aportar al lector para que se introdujera mejor en la historia? ¿Qué podría, al fin, añadir de valor a lo que ya la pluma del novelista ha escrito?

¿Realidad o ficción? ¿Hechos reales o figurados? ¿Sucedió o alguien lo imaginó? ¿Es la vida realmente un sueño? En esta novela todo transcurre muy deprisa: los personajes corren, las escenas vuelan, los golpes te ponen al borde del vértigo… Es, realmente, como la vida misma en el hampa. Ese mundo que crea iconos, que encumbra a los altares a pretendidos mitos, que llega a referirse a una banda de atracadores de furgones blindados como el «Dream Team»; protagonistas de una novela, al fin y al cabo, que matan y mueren a la misma velocidad… deprisa.

Permítame el lector que le hable sobre la verdad de esos protagonistas. Por un momento, miremos a esa realidad que hace que un grupo de policías se deje gran parte de su vida para defendernos a todos. Policías que se fuman su existencia por el orgullo del triunfo y que están enganchados a la droga de saber que lo que hacen es bueno, muy bueno para todos, aunque muchas veces no les entiendan. Mitigan el cansancio de estar en la calle con el permanente gotero de saber que esa investigación terminará y saldrá bien aunque ese «Dream Team» de turno ya les tenga ocupados varios años. Conozco lo que sienten; lo he vivido, lo he sentido, sé lo que es disparar y que te disparen y sé que ser consciente de que eres el bueno de la novela alivia el cansancio y elimina el miedo.

¿Qué puedo decir de las bandas de atracadores profesionales? ¿Quién de nosotros, viendo una película o leyendo una novela policíaca, no ha dejado correr su imaginación y ha soñado ser uno de ellos? Vivir con su pretendido glamour, compartir sus manteles, conducir sus vehículos de lujo… Niza, Montecarlo, Málaga o Barcelona, Hospitalet, Badalona o Santa Coloma; da igual, pero todos viviendo deprisa, al fin y al cabo.

Debo decir que yo también sé lo que sienten esas personas que hicieron del atraco su savia; déjenme que les resuma en una palabra todos aquellos sentimientos que les obligan a comportarse de esa extraña manera, a mirar siempre por el retrovisor, a observar a los lados de la calle al salir de casa, a vivir en la duda... Esa palabra es: miedo. Ese miedo de no saber cómo terminará el día, y si la novela de su existencia cerrará ese capítulo con un bocadillo en un calabozo arropado con una sucia manta o tirado en la calle agonizando víctima de esa venganza que nunca esperó que llegaría. El miedo de que su loca carrera se detenga ese mismo día y quizá ya no arranque de nuevo.

De la ficción poco puedo decir; tan solo mi deseo de que esta obra transporte al lector durante unas horas a un mundo que no será como realmente cree, pero que le hará disfrutar imaginando cómo son en realidad las vidas de unos y otros. Seguro que el destino de los personajes, dará la razón a Joaquín Sabina cuando dice aquello de:

«El destino es un maricón,

te da champagne y después chinchón…»

POR UN PUÑADO DE FRANCOS

por David G. Panadero, director de la colección Off Versátil

Tuve la suerte de conocer la historia de Los Profesionales —la banda de atracadores más espectacular y cinematográfica que ha existido en Europa, que operó entre Francia y España durante los últimos años del pasado siglo— en medio de una conversación a varias bandas, en los despachos de Versátil. Mis compañeras de la editorial y yo escuchábamos a varios autores de la casa. Nos hablaban de lo que habían escrito, de sus futuros proyectos, y disfrutábamos del trabajo en equipo, tal y como nos gusta desarrollarlo… A la reunión había venido Lluc Oliveras, que no tardaría en ser uno más de la casa, uno de los nuestros. Al principio escuchaba tranquilo pero en cuanto empezó a contarnos su historia —y cuando digo su historia me refiero a la de Eugène Corveau y su equipo paramilitar de atracadores, a cuál si no—, no pudimos dejar de escucharle, incluso le animamos a continuar con la narración haciéndole mil y una preguntas. Nos hablaba de su contacto con el inspector de policía que ayudó a dar caza a la banda y demostraba un conocimiento preciso y enciclopédico acerca de todo lo relacionado con este caso de implicaciones internacionales.

Los Profesionales, la novela, confirma todas las expectativas que se generaron en aquella reunión. A lo largo de sus páginas —páginas que pasan solas, que avanzan rápido, al ritmo desbocado que imponen los acontecimientos— Lluc Oliveras rinde un culto agresivo a la acción comparable al de las mejores páginas de la novela negra norteamericana, en el que solo cabe la opción de avanzar, de ir a más y subir la apuesta, de huir hacia delante caiga quien caiga. Que en esa huida —la de los atracadores y la nuestra, atrapados sin solución de continuidad e impacientes por saber más— sospechemos que todo acabará mal no quita interés a la novela. Al contrario, hace más intensa la lectura y da más fuerza a cada momento: el ritual previo a un golpe, la adrenalina fluyendo, la celebración con una botella de pastis, generosas rayas de coca y mujeres imposibles…

En medio de tantas novelas con investigador melancólico, ante tal cantidad de personajes románticos que llevan a sus espaldas un pasado conflictivo, o que atraviesan la inevitable crisis de la mediana edad, se agradece la contundencia y sencillez de los personajes que ha creado Lluc. En efecto, Corveau y los suyos son gente de una pieza, gente primaria que solo busca las satisfacciones más inmediatas, cuyo tren de vida les va llevando a vicios cada vez más caros, cuyo carisma les va emparentado con tipos cada vez más poderosos. Ellos viven amparados por un inquebrantable código de honor. Como si fueran personajes del más sucio western —como los pistoleros desbocados de Grupo salvaje—, saben que pertenecen al presente únicamente porque todavía están vivos. Son una cuadrilla de desarraigados a los que el mundo no entiende pero que a su vez no hacen el más mínimo esfuerzo por pertenecer al mundo.

Cuando empecé a leer Los Profesionales estuve tentado de conocer más acerca de la historia real que ha dado pie a esta novela, pero conforme avanzaba en sus páginas fui abandonando la idea. Al fin y al cabo, lo que me llamó la atención de todo esto fue el entusiasmo contagioso de Lluc, que consiguió tenernos a todos pendientes de la historia. Finalmente, estoy convencido de que esta misma historia no sería igual contada por otro. Como dije, es su historia, y es el aire de leyenda que ha sabido imprimirle lo que la hace poderosa.

PARTE I