Bibliografía

En español se han editado dos catálogos. Ambos son importantes y complementarios porque se centran en períodos diferentes y correlativos. El primero se titula Gilbert & George. Todos los cuadros 1971-1985, y está editado por el Ministerio de Cultura, Madrid, 1986. Como indica su título es un panorama completo desde sus inicios con las Esculturas vivientes hasta las Nuevas obras morales de 1985. El texto de Carter Ratcliff es extenso e interesante, porque ofrece deter­minadas claves para entender las preocupaciones fundamentales de Gilbert & George en esos años, así como su relación con otros artistas o movimientos artísticos (la performance, el conceptual o el minimal). Recoge una amplísima muestra fotográfica de su obra artística, lo que permite contemplar las similitudes y diferencias de las diferentes series. Asimismo, la biografía y la bibliografía que completan el catálogo son muy completas y están muy trabajadas.

El segundo de los catálogos en español es Gilbert & George (1986-1997) editado por la Generalitat Valenciana en 1999 con motivo de la exposición comisariada por José Miguel G. Cortés. Aquí se analizan —en dos volúmenes— los once años posteriores a la exposición de Madrid, especialmente aquellas series en las que los dos artistas se muestran desnudos y se relacionan con esos aspectos entendidos como más desagradables del cuerpo humano (el orín, las defecaciones, la sangre, el esperma...). Según el texto del comisario son cuadros que, al recordarnos con la escatología nuestro origen animal, atacan algunos de los tabúes más arraigados de nuestra sociedad. Cuenta también con un texto del escritor Vicente Molina Foix y una amplísima entrevista inédita de los dos artistas con el crítico Wolf Jahn en la que se repasan los grandes temas de sus obras, sus preocupaciones, vivencias, ideología, formas de hacer, deseos, hasta tal punto que se convierte en un instrumento de primer orden para entender su pensamiento.

También en francés podemos encontrar dos títulos realmente importantes. El primero, Gilbert & George, es el catálogo editado por el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de París en 1997, con motivo de su retrospectiva. Una publicación de pequeño formato pero que recoge un número muy importante de ilustraciones de su obra y de textos de conocidos críticos de arte. Una larga entrevista con Martin Gayford se completa con la lectura metafórica que hace Bernard Marcadé y con los escritos de Wolf Jahn y Rudi Fuchs. Todo ello, más una selección de textos de los propios artistas hace de este catálogo uno de los más completos y profundos para conocer con amplitud su trayectoria artística. El segundo es mucho más reciente, de 2004, y lleva por título Gilbert & George. Intime conversation avec François Jonquet. Está publicado por ediciones Denoél en París. Como el mismo título señala, es una conversación muy extensa (realizada con humor e ironía a lo largo de los cuatro últimos años) que se centra en algunos de los aspectos más íntimos y poco conocidos de los dos artistas (sus creencias políticas y religiosas, sus formas de vida cotidiana, su relación con el barrio y la casa donde viven...), que influyen de manera decisiva en sus propuestas artísticas. Todo ello, acompañado de una amplia presentación fotográfica de sus cuadros y de sus vivencias diarias, que lo convierte en un instrumento de primer orden para comprender muchas de los vínculos que se establecen entre el arte y la vida de estos dos artistas ingleses.

Son múltiples los catálogos y textos que podemos encontrar en inglés. Tan sólo señalaré los tres que, a mi juicio, por una razón u otra, introducen elementos más destacados en su bibliografía. El libro de Daniel Farson, Gilbert & George. A Portrait (Londres, Harper Collins, 1999) es el recorrido personal, íntimo e iniciático de cómo un escritor y crítico de arte va conociendo a los artistas y su obra para, poco a poco, ir reconociéndola y admirándola intensamente. Durante varios años, el autor ocupa su tiempo acompañando a Gilbert & George por sus exposiciones en diferentes ciudades, entrando en su mundo, conociendo en detalle sus preocupaciones y obsesiones, con objeto de elaborar un documento intenso y estimulante sobre su quehacer artístico. El segundo de estos libros —bastante diferente al anterior— es el escrito por Robert Rosemblum y que tiene por título Introducing Gilbert & George (Thames & Hudson, Londres, en 2004). Tal y como señala su título, es una visión introductoria —aunque ampliamente ilustrada a todo color— de la obra de los artistas ingleses desde su inicio, a finales de los años sesenta, hasta hoy mismo. Es un libro que no tiene grandes pretensiones pero que puede ser muy útil como manual y primer acercamiento a una obra no excesivamente conocida y explicada. Abundantes declaraciones de Gilbert & George, junto a un lenguaje fluido y muy accesible por parte de Rosenblum, completan esta obra pensada para el gran público.

Finalmente, hay que citar la mayor recopilación que existe de todos sus textos, manifiestos, fragmentos de sus primeras y raras publicaciones (como Side by Side , 1971, y Dark Shadow, 1974), así como conversaciones y entrevistas con numerosos críticos de arte entre 1968 y 1997. The Words of Gilbert & George (Violette Editions, 1997) es un libro en el que se ofrece una amplísima muestra del pensamiento y de las ideas de estos dos artistas británicos. En sus páginas podemos descubrir el talento creativo y las irónicas paradojas que, con gran humor y pasión, desvelan muchos de los secretos que componen su proceso creativo, así como las razones más íntimas que fundamentan sus cuadros a lo largo de casi treinta años. El texto del libro se complementa con una enorme representación de fotografías de los dos artistas (muchas de ellas inéditas), realizadas por fotógrafos tan conocidos como Cecil Beaton o Wolfgang Tillmans, y todo ello ayuda a comprender mejor la personalidad y la relación tan estrecha que guardan sus cuadros con su vida personal.

JOSÉ MIGUEL G. CORTÉS (1955)

es doctor en Filosofía y profesor de Teoría del Arte en la Facultad de Bellas Artes de Valencia. Ha sido director del Espai d’Art Contemporani de Castelló (E. A. C. C.,), de 1998 a 2003.

Es autor de numerosos libros, entre los que destacan: El cuerpo mutilado o la angustia de muerte en el arte (1996); Orden y caos. Una historia cultural sobre lo monstruoso en el arte (finalista Premio Anagrama de Ensayo, 1997); El rostro velado. Travestismo e identidad en el arte (1997); Hombres de mármol. Códigos de representación y estrategias de poder de la masculinidad (2004); y Políticas del espacio. Arquitectura, género y control social (2006). Ha editado asimismo Ciudades negadas, 1. Visualizando espacios urbanos ausentes y Ciudades negadas, 2. Recuperando espacios urbanos olvidados, ambos en 2006; y ha participado en numerosos libros colectivos y catálogos de arte contemporáneo.

En su labor como comisario destacan las exposiciones temáticas Micropolíticas. Arte y cotidianidad 2001-1968; Contra la arquitectura: La necesidad de (re)construir la ciudad; Lugares de la memoria; Ciudades invisibles; Héroes caídos: masculinidad y representación, y las dedicadas a artistas como Jeff Wall, Pepe Espaliú, Gilbert & George o Christian Boltanski, entre otros.

Títulos de la colección Arte Hoy

 

1. Tonia Raquejo, Land art.

2. Fco. Javier San Martín, Piero Manzoni.

3. Aurora Fernández Polanco, Arte Povera.

4. Carmen Bernárdez, Joseph Beuys.

5. Piedad Soláns, Accionismo vienés.

6. María del Mar Lozano, Wolf Vostell.

7. Sagrario Aznar Almazán, El arte de acción.

8. Javier Arnaldo, Yves Klein.

9. Javier Hernando, Emilio Vedova.

10. Josu Larrañaga, Instalaciones.

11. Lourdes Cirlot, Andy Warhol.

12. M.a Ángeles Layuno, Richard Serra.

13. María Ruido, Ana Mendieta.

14. Javier Chavarría, Artistas de lo inmaterial.

15. Patricia Mayayo, Louise Bourgeois.

16. Juan Vicente Aliaga, Arte y cuestiones de género.

17. M.a José de los Santos, Neoexpresionismo alemán.

18. José Gómez Isla, Fotografía de creación.

19. Pedro A. Cruz Sánchez, Daniel Buren.

20. Eva Fernández del Campo, Anish Kapoor.

En este breve ensayo sobre Gilbert & George se incide en el carácter transgresor de su obra, en su inconformismo con las ideas mayoritarias de cada época: una obra que aprovecha cualquier elemento molesto para la sociedad o el mundo del arte. Buena prueba de ello serían cuestiones como la fusión del arte y el artista; el tratamiento abierto de su íntima relación con la bebida; la plasmación de la crueldad y la violencia como elementos constitutivos de la cotidianidad social; el aprecio por otras razas; la asunción del deseo homosexual por los jóvenes y la propia desnudez; las referencias a emblemas militaristas y signos políticos extremistas, o la representación del dolor y la desdicha con toda su crudeza. Temas que han estado, y permanecen estando, en los límites de lo admisible por las mentes biempensantes de la sociedad.

Una obra que nace y se desarrolla en un ambiente netamente urbano. A lo largo de su historia artística resulta llamativa la presencia constante de la ciudad de Londres. En este texto, y través de sus obras, podemos recorrer muy diferentes paisajes y paisanajes de la gran urbe. Pero su topografía no la encontraremos en ninguna guía de la ciudad. Son visiones extrañas y comprometidas de una metrópoli multicultural, imágenes de los sectores menos favorecidos y de las circunstancias o motivos menos glamurosos; pero no por ello menos londinenses. Son los escenarios urbanos que muchos no desean conocer.

frn_fig_001

Gilbert & George

Escenarios urbanos

Gilbert & George

Escenarios urbanos

JOSÉ MIGUEL G. CORTÉS

NEREA

ISBN: 978-84-15042-50-1

Maquetación: Eurosíntesis Global, S. L.

Índice

INTRODUCCIÓN

· La aventura del arte para todos

· Proceso creativo e implicación personal

· Obra comentada: They, 1986

TERRITORIOS SOLITARIOS

· Esculturas humanas

· La creación artística como autodestrucción

· Obra comentada: Human Bondage, n.° 5, 1974

ARQUITECTURAS MELANCÓLICAS

· La casa como prisión

· Incorporando la ciudad

· Obra comentada: Bloody Life, n.° 11, 1975

CAMINANDO POR EL LADO OSCURO

· La ocupación de las calles

· Espacios vulnerables

· Obra comentada: Bum Holes, 1994

PASEOS ENTRE EL DESEO Y LA MUERTE

· Naturaleza pletórica

· Héroes caídos

· Obra comentada: Drained, 1983

PAISAJES MUTANTES

· La fusión con la ciudad

· Pesadillas urbanas

· Obra comentada: Ghosts, 2004

ILUSTRACIONES

APÉNDICE

· Textos de Gilbert & George

· Entrevistas con Gilbert & George

BIBLIOGRAFÍA

Territorios solitarios

ESCULTURAS HUMANAS

AI poco tiempo de conocerse y hacerse amigos, Gilbert & George empezaron a colaborar artísticamente mostrando sus esculturas de forma conjunta. Sin embargo, algunos años después, en 1969, se dieron cuenta de dos cuestiones que iban a ser fundamentales para todo su trabajo posterior: la primera, que ya no necesitaban los objetos para crear obras de arte (a partir de ese momento ellos mismos serían el objeto y el sujeto de sus creaciones artísticas); y la segunda, que necesitaban acabar con la colaboración entre dos artistas diferentes para pasar a crear una sola obra entre dos hombres indisociables. Podemos decir que a partir de ese momento nació, realmente, Gilbert & George.

Lo primero que hicieron en este proceso de colaboración-identificación fue poner por escrito los fundamentos de una obra que iba a durar hasta hoy, casi cuarenta años después. Me estoy refiriendo a lo que ellos denominaron las cuatro Leyes de las esculturas y que son las siguientes:

1.a– Ir siempre elegantemente vestido y acicalado, estar relajado, mostrarse amistosamente cortés y tener un control total.

2.b– Hacer que el mundo crea en ti y pague una fuerte suma por ese privilegio.

3.c– No molestarse nunca en valorar, analizar o criticar: permanecer tranquilo, respetuoso y sereno.

4.d– El señor cincela todavía; así pues, no dejar el banco por mucho tiempo.

Son cuatro leyes que han guardado durante todo este tiempo y que han dotado de una marca muy personal y específica a toda su obra. La ironía y el humor, así como una cierta actitud distante son aspectos básicos para entender su comportamiento desde el inicio de su carrera. Gilbert & George son dos artistas que se comportan como dos caballeros. En ningún momento pretenden parecerse a la idea del artista como ser marginal, ni en lo que se refiere a su aspecto (elegantes dentro de los cánones más tradicionales), ni a su conducta (rechazan cualquier cliché de artista bohemio o extraño, propio de la modernidad). Para ellos, el artista debe ser una especie de filósofo de la vida, que debe dar priori­dad al contenido intelectual por encima de cualquier otra consideración. Es cierto que a lo largo de los años han ido modificando parcialmente su obra, pero no han alterado esas cuatro leyes que continúan siendo, todavía hoy, un elemento central en su actitud artístico-vital. Desde aquellos años de finales de la década de los sesenta, Gilbert & George han convertido sus vidas en unas esculturas vivas. Su forma de hablar, de relacionarse, de caminar... todo resulta una actuación permanente, una performance continua, la plasmación más evidente del vínculo íntimo entre el arte y la vida, o su consecuencia, una vida convertida en obra de arte.

Los años sesenta y setenta se caracterizaron por una gran eclosión de nuevas posibilidades artísticas en las que la presencia del cuerpo humano era fundamental. Las artes plásticas entraron en una íntima relación con la danza, el teatro, la música y todas las artes del cuerpo (desde el Kakubi japonés hasta el Living Theatre). En Estados Unidos, en Austria, en Alemania o en Francia, un gran número de artistas utilizaron sus cuerpos para llevar a cabo toda una serie de acciones, performances, happenings... que se conocen bajo el nombre genérico de body art (arte del cuerpo). Eran unas prácticas artísticas que pretendían retornar a la experiencia corporal, tanto en lo que se refiere a la propia materialidad del cuerpo, como a su dimensión perceptual. La influencia de estas actividades fue tan grande, que en 1972, la Documenta de Kassel ofreció una amplia sección dedicada a sus principales figuras, tales como Bruce Naumann, Vito Acconci, Dennis Oppenheim, Dan Graham, Yoko Ono, Chris Burden, Michel Journiac, Gina Pane, los miembros del accionismo vienés, etc. Asimismo, en 1975, el crítico de arte francés François Pluchart organizó una exposición (que con los años se ha convertido en mítica), en la Galería Stadler de París. La denominó Art corporei (Arte corporal) y en ella reunió la obra de veinte artistas, entre los que se encontraban Gilbert & George. Paralelamente a esta exposición, se publicó el primer manifiesto de arte corporal en el que se daban a conocer los significados más importantes de éste. En el manifiesto se consideraba que la superación de la pintura y la renuncia a la estética era evidente, al tiempo que se abría la vía para un arte del comportamiento en el que la apuesta central se basaba en la reivindicación de un cuerpo humano que no rechaza ninguna de sus experiencias (como el placer, el sufrimiento, la muerte o la enfermedad), y que además se entendía que todas esas experiencias se inscribían en él, dibujando así un individuo socializado.

Sin embargo, Gilbert & George, a pesar de las grandes similitudes que pudieran encontrarse entre sus primeras obras y estas prácticas artísticas, nunca se sintieron realmente cercanos a ellas por varias cuestiones: la primera, porque los dos artistas británicos consideraban que eran esculturas las veinticuatro horas del día (tanto en la galería de arte como en su casa, o en la calle...), cada día, constantemente, siempre; la segunda, porque se alejaban radicalmente de todo tipo de actitud violenta y/o agresiva contra el propio cuerpo (algo bastante común en sus contemporáneos); la tercera, porque no buscaban ninguna implicación con el público, porque para Gilbert & George los espectadores tan solo debían mirar y escu­char, pero nunca actuar ni interrelacionarse con los artistas; y la cuarta, porque desde el punto de vista de la limpieza física y el orden, deseaban realizar unas obras limpias y pulcras en un entorno aséptico. Como se puede comprender, estas cuestiones casaban bien poco con las prácticas de unos artistas que, como los citados anteriormente, no dudaban en herirse, cortarse, ensuciarse o revolcarse en sus fluidos corporales, si ello les ayudaba a desentrañar el contenido cultural e ideológico de la construcción simbólica del cuerpo humano. Las diferencias de Gilbert & George con los representantes del arte corporal eran enormes y nunca llegaron a confluir artísticamente ni a compartir, realmente, espacios expositivos.

De todos modos, este tipo de experiencias artísticas se prolongó durante una época relativamente corta en la carrera de Gilbert & George. Solamente fueron unos pocos años y unas obras muy específicas en las que se sirvieron de sus cuerpos como unos instrumentos destinados a manifestar sus emociones, sus sufrimientos, sus problemas existenciales... Se trataba de buscar una comunicación no lingüística que pudiese funcionar en todos los terrenos y en todos los momentos, procurar la fusión entre el creador y la creación. Eran Esculturas humanas que no hacían más de lo que hace cualquier ser humano, es decir, levantarse, comer, reír, caminar, pensar, fumar, divertirse, etc. Dos personajes muy similares, que tan sólo se distinguen porque uno es rubio y el otro moreno, pero que guardan una simetría casi ejemplar.

Las piezas más significativas de estos años fueron tres. La primera, la conocida como Escultura revista, realizada en 1969. Cada uno de ellos le hacía un retrato de medio cuerpo al otro, sentado y sonriente en el césped del parque Hampstead de Londres. Para esta ocasión y como elemento claramente distintivo de otros retratos, posaron con unas letras recortadas en papel de color blanco, fijadas con alfileres a sus chaquetas. Posteriormente, juntaron los dos retratos y crearon esta Escultura revista en color en la que los letreros que llevaban colgados al pecho daban título a la obra: George the Cunt and Gilbert the Shit (‘George el cabrón y Gilbert el mierda’). La idea era ampliar la fotografía e intentar publicarla en alguna revista de arte importante. Los problemas empezaron cuando, al ir a recoger el carrete de fotografías a la tienda de revelado, les amenazaron con llamar a la policía y denunciarlos si no se llevaban inmediatamente esas imágenes. Tan sólo un año más tarde, en 1970, consiguieron que una revista de arte, Studio Internacional, muy conocida en aquel momento, les publicara la imagen, pero sin los adjetivos, sólo con sus nombres y en blanco y negro.

Es una obra de juventud que reúne la frescura y el carácter divertido y travieso propio de unos artistas que, con sus estudios recién acabados, querían darse rápidamente a conocer. Para ello, tenían que adoptar unas actitudes deliberadamente provocativas y/o escandalosas que convulsionaran la escena artística, especialmente en una sociedad como la británica de aquella época, donde las palabras y los comportamientos groseros no se aceptaban ni se entendían. Pero si la comunidad artística de su país era bastante conservadora, el mundo de las revistas de arte internacionales no lo era menos si censuraba de un modo tan evidente y absurdo una creación escultórica, y especialmente, en unos años donde todo estaba siendo cuestionado y criticado por un amplio número de artistas.

Ese mismo año, Gilbert & George realizaron una de las piezas míticas de su carrera. Una obra que tiene por título Underneath the Arches (‘Bajo los arcos’), el nombre de una canción muy famosa en la Inglaterra de los años treinta y cuarenta y que prove­nía de un número de music-hall cantado por el dúo Flanagan y Alien, muy populares en su época. La letra de la canción decía algo así: «Por el Ritz nunca suspiramos/ El Savoy se lo pueden guardar/ Hay sólo un lugar que conocemos/ Es allí donde dormimos,/ Bajo los arcos/ Donde tenemos nuestros sueños», y hace referencia, evidentemente, a las personas que no tienen casa y que se ven obligadas a dormir a la intemperie o bajo los arcos de las diferentes calles, como la de Charing Cross, una calle muy céntrica de Londres frecuentada por los vagabundos, a la que Gilbert & George se desplazaron para cantar y escenificar su obra. Porque la pieza era realmente eso: los dos artistas, con las caras y las manos cubiertas de maquillaje metálico, se subían a una mesa, Gilbert sosteniendo un guante y George, un bastón; ponían el disco en un viejo tocadiscos y cantaban esa conocida canción en play back. Durante el tiempo que duraba la música, los movimientos eran mínimos y bastante mecánicos: se reducían a elevar los ojos al cielo y a mantener una media sonrisa un tanto irónica. Cuando acababa el disco, uno de ellos bajaba de la mesa, volvía a poner en marcha el aparato de música, se intercambiaban el guante y el bastón y el acto volvía a empezar desde el principio.

Vestidos de forma pulcra y con el rostro pintado se convertían en algo distinto, especial;