Adam J. Jackson
Los diez secretos de la Salud abundante
Una parábola moderna de salud y sabiduría que puede cambiar tu vida
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Título original: The Ten Secrets of Abundant Health
Traducido del inglés por Editorial Sirio
Diseño de portada: María Pérez Aguilera
Composición ePub: Pablo Barrio
© de la edición original
1996, Adam J. Jackson
© de la presente edición
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Este libro está dedicado, con amor y gratitud, a la memoria del doctor Emil Just; a su bella esposa, Edith, y a Fred Kurgen, tres personas muy especiales que me inspiraron y me guiaron en mi trabajo.
Quisiera dar las gracias a todas aquellas personas que me han ayudado en mi trabajo y en la creación de este libro. Estoy especialmente agradecido a:
Mi agente literaria, Sara Menguc, y su asistente, Georgia Glover, por toda su dedicación y sus esfuerzos.
A todos en Thorsons, pero especialmente a Erica Smith por su entusiasmo y sus comentarios constructivos, así como a Fiona Brown, que editó el manuscrito.
A mi madre, que siempre me animó a escribir y sigue siendo una fuente constante de inspiración y de amor; a mi padre por su ánimo, su guía y su ayuda en mi trabajo, y a toda mi familia y a mis amigos por su amor.
Y finalmente a Karen, mi esposa, mi mejor amiga y mi correctora más sincera. No puedo expresar en palabras mi amor por la persona que siempre tuvo fe en mí y siempre creyó en mi trabajo.
Los médicos del futuro no recetarán medicinas; en lugar de ello despertarán el interés de sus pacientes en el cuidado del cuerpo humano, en la dieta y en la causa y la prevención de las enfermedades.
THOMAS EDISON
Todos deseamos tener buena salud; sin embargo, ¿por qué será que hay tan pocas personas saludables? ¿Por qué motivo, a pesar de los avances de la medicina moderna y del crecimiento en las ventas de medicamentos, problemas como el cáncer, las enfermedades del corazón, la diabetes, el asma o los desórdenes nerviosos no dejan de aumentar con cada década que pasa? ¿No será que estamos buscando la salud en lugares equivocados?
Yo creo que todos somos responsables de nuestra salud y de la salud de nuestros hijos, que todos nosotros tenemos la capacidad de crear en nuestras vidas no sólo salud, sino Salud Abundante. La Salud Abundante no es simplemente un estado del ser, libre de cualquier dolencia identificable –a muchas personas no se les ha diagnosticado ninguna enfermedad; sin embargo, se sienten cansadas, decaídas y sin ánimo–, sino más bien un estado de abundante bienestar, energía y vitalidad, que nos permite vivir la vida plenamente. Al contrario de lo que ocurre en la mayoría de las parábolas, los personajes de este libro están basados en seres reales (con la excepción del anciano chino, que es una composición de varios hombres y mujeres sabios que he conocido). Por supuesto, he cambiado sus nombres, pero todos ellos vencieron a sus enfermedades y lograron la salud tal como describo en cada uno de los capítulos. Espero que sus historias te empujen a pasar a la acción, a fin de que también tú puedas experimentar en tu vida las bendiciones de la Salud Abundante.
Adam J. Jackson
Hertfordshire, marzo de 1995
Cuando salió de la consulta del médico, el rostro del joven estaba pálido. Su mano tembló al cerrar la puerta tras de sí y sus ojos se fueron empañando con cada paso que daba. Miró hacia el frente como quien mira al vacío, sin ser consciente de nada de lo que le rodeaba, mientras caminaba por el pasillo hacia la zona de recepción, en la clínica universitaria. De pronto se sintió muy débil, todo empezó a dar vueltas y lo único que pudo hacer fue llegar al banco más cercano y derrumbarse sobre él.
La lluvia batía con fuerza contra los cristales de los grandes ventanales junto a la entrada, mientras una amarga pregunta le venía a la mente una y otra vez. Era la misma pregunta que mucha gente se hace cuando se enfrenta a una crisis semejante: ¿por qué yo? ¿Por qué a mí?
No era consciente de que las preguntas centradas en el pasado y en el dolor nunca pueden generar respuestas válidas para el futuro. Ese tipo de preguntas tan sólo nos pueden llevar a más sufrimiento y a más angustia. Finalmente, no pudo contener las lágrimas que se habían estado acumulando en su interior.
Parecía que todo había ocurrido tan rápido…, casi de un día para otro. Acababa de terminar sus estudios en la universidad, y había aprobado todos los exámenes con muy buenas calificaciones. Un maravilloso futuro se extendía ante él, pero ahora lo más importante de su vida se venía abajo: la salud.
Se dice que la salud es nuestro bien más preciado, pero al mismo tiempo es también algo que solemos dar por sentado y, por este motivo, no nos ocupamos de ella. Es frecuente que la gente cuide más de su coche que de su propio cuerpo, y este joven no era la excepción.
Pero la salud es algo que no se puede abandonar para siempre. Antes o después llega un día en el que nos vemos forzados a sentarnos y a pensar de nuevo en ella, y éste era un día así para el joven. En su mente seguía escuchando las palabras de despedida del médico: «No se puede hacer nada… Lo siento. No tiene cura».
En un instante su vida había dado un vuelco de ciento ochenta grados y él sentía que nunca más volvería a ser igual que antes.
Y así, con la cabeza entre las manos, sentado en un rincón del vestíbulo de la facultad, desesperado, asustado y solo, el joven hizo algo que no había vuelto a hacer desde sus años infantiles… oró. Pero la suya no fue una oración ordinaria; era una oración que surgía de lo más profundo de su corazón: «Dios mío, por favor, ayúdame. Muéstrame el camino que debo tomar».
La oración nos trae un misterioso poder, una energía intangible que conecta al espíritu con un poder más elevado. Un poder que, si es correctamente canalizado, vence cualquier problema y remedia cualquier enfermedad. La comunicación de la mente y el espíritu con la Divinidad trae paz, proporciona una calma que trasciende cualquier malestar, y con frecuencia, si la oración es sincera y la fe suficientemente sólida, ocurre un milagro… y llega una respuesta.