SOBRE EL AUTOR

David Grand es doctor en trabajo social clínico por la International University y tiene una consulta privada de psicoterapia en Manhattan. Su lista de pacientes incluye a numerosos actores de la televisión, el cine y el teatro, a deportistas profesionales, empresarios, supervivientes de traumas profundos (entre ellos, los atentados del 11-S y el huracán Katrina), y excombatientes de las guerras de Irak y Afganistán. En la actualidad, pasa varios meses al año viajando por todo el mundo, dando conferencias e instruyendo a terapeutas en el Brainspotting. Es autor de Emotional Healing at Warp Speed, director y productor del documental Come Hell or High Water y autor de la obra de teatro I Witness. Le han entrevistado las cadenas CNN y NBC, y los programas televisivos Nightline, Jane Pauley Show y NBC Extra, y sus artículos se han publicado en The New York Times, The Washington Post, O Magazine, Golf Digest y Newsday. Para más información, consulta Brainspotting.com.


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Título original: Brainspotting

Traducido del inglés por Elsa Gómez Belastgui

Diseño de portada: Editorial Sirio S.A.

Composición ePub por Editorial Sirio S.A.

A mi madre, que me enseñó a amar las palabras.

PORTADA brainspotin
TRIPA brainspoting

INTRODUCCIÓN

Cuando descubrí el Brainspotting en 2003, no estaba buscando una nueva terapia, al menos no de un modo consciente. Sencillamente ocurrió, o eso me pareció en aquel momento. Hasta entonces, había empleado los métodos de otros teóricos, y los resultados habían sido satisfactorios. A principios de los años ochenta terminé los estudios de psicoterapeuta psicoanalítico en la Sociedad para el Estudio y la Investigación Psicoanalíticos de Long Island, en Nueva York, donde vivo. Posteriormente, en 1993 empecé a experimentar con lo que se conoce como EMDR (acrónimo en inglés de Eye Movement Desensitization and Reprocessing), técnica de desensibilización y reprocesamiento por medio del movimiento ocular, que trabajaba de un modo más práctico con las relaciones cuerpo-cerebro. En 1999 tuve el primer contacto con la «experiencia somática», o SE (somatic experience), método de orientación marcadamente fisiológica. A continuación integré psicoanálisis, EMDR y SE en lo que denominé Natural Flow EMDR (EMDR de Flujo Natural), método psicoterapéutico que bebía de los tres enfoques anteriores, y escribí sobre este método integrativo en mi primer libro, Curación emocional a máxima velocidad, que salió a la venta once días antes del ataque al World Trade Center el 11 de septiembre de 2001.

Pocas semanas después de esta fecha, empezaron a llegar a diario a mi consulta supervivientes del atentado. En el curso del año y medio siguiente, apliqué la nueva terapia a más de cien personas que habían sobrevivido al 11-S, entre las que se encontraban algunas que habían estado dentro o en las inmediaciones de las Torres Gemelas, miembros de los equipos de rescate y familiares de personas que habían muerto asesinadas en el atentado terrorista. Hoy, al mirar atrás, comprendo que no fue por accidente que descubriera el Brainspotting año y medio después del 11-S. El trabajo que hice con los supervivientes me expuso de un modo descarnado al sentimiento que pueden provocar en los seres humanos, a escala tanto colectiva como individual, sucesos tan insólitos, escalofriantes y atroces. Me vi obligado a revivir la experiencia una y otra vez, a entrar en ella desde todos los ángulos y perspectivas. Sentí que enfrentarme a diario a todo aquello me había alterado incluso a nivel molecular, como les sucede a quienes se encuentran muy cerca del lugar donde se produce una explosión y sufren los efectos de la onda expansiva. Para el verano de 2002, estaba mentalmente agotado, y yo fui el último en saberlo. Buscando la manera de curarme, di con una solución creativa a mi problema: escribí una obra de teatro en la que relataba mis experiencias, y la titulé I Witness («Soy testigo»).

El hecho de ser testigo, durante un período de tiempo tan concentrado, de los horrores que habían vivido todas aquellas personas agudizó aún más mi poder de observación, ya desarrollado de por sí. Tanto a nivel consciente como inconsciente, aprendí a observar cualquier indicación física de mis pacientes con tal agudeza que a veces tenía la sensación de saber lo que estaba por venir antes de que sucediera. Y en ese intenso estado de alerta y receptividad descubrí el Brainspotting.

Los diez años que han transcurrido desde su nacimiento hasta el momento de escribir este libro han cambiado mi vida, y han cambiado también las vidas de los seis mil terapeutas de todo el mundo que han recibido la formación en esta técnica y que en la actualidad presencian a diario curaciones espectaculares. Pero, por encima de todo, estos diez años han cambiado las vidas de los incontables pacientes que han recibido una curación rápida y profunda.

El Brainspotting es una entre el creciente número de terapias denominadas «técnicas de neuroprocesamiento» o «terapias con base neurológica», tratamientos que van más allá de la mente para conseguir un acceso directo al cerebro. Este tipo de terapias es un fenómeno de los últimos diez o veinte años, como mucho. Tradicionalmente, la mayoría de las psicoterapias que se practicaban podían englobarse dentro de la categoría de la terapia hablada, cuyos orígenes se remontan al psicoanálisis de Sigmund Freud (conocido como «la cura del habla»). En la actualidad, sigue siendo así; la mayor parte de las psicoterapias que se practican son variantes de la terapia de conversación, tratamientos de gran diversidad, bien desarrollados y generalmente efectivos que, en su mayoría, tienen como fundamento la relación terapéutica y exigen que el terapeuta esté intensamente compenetrado con el paciente. (En el diálogo psicoterapéutico, el nivel de sintonía relacional ha de ser muy alto, lo cual significa que el terapeuta debe prestar máxima atención no solo a su paciente, sino también a la dinámica de la relación entre ambos, ya que esta refleja y revela la experiencia que vivió el paciente con sus principales cuidadores durante su infancia, en especial con su madre). El problema es, y ha sido, que en la mayoría de las terapias habladas suele haber un alto grado de dispersión, y esto hace que se necesiten muchos meses o años de sesiones antes de que el paciente experimente alguna mejoría y pueda producirse un cambio.

En la mayor parte de las terapias técnicas, entre ellas el EMDR, lo principal es el procedimiento al que el paciente ha de atenerse, un procedimiento que es técnico y no relacional, puesto que el papel del terapeuta es guiarlo a través de una serie de pasos claramente establecidos. Que la atención se centre hasta tal punto en la técnica hace que la esencia de la relación entre paciente y terapeuta quede en segundo plano; y así, pese a la eficacia del método EMDR, al utilizarlo, esta relación no recibe suficiente atención.

Por el contrario, el Brainspotting toma como base un modelo en el que el terapeuta sintoniza simultáneamente con el paciente y con sus procesos cerebrales. No es necesario sacrificar, por tanto, ni la sintonía relacional ni la sintonía con los procesos cerebrocorporales del paciente en favor de una o de otra, sino que, de hecho, cuando ambas sintonías se entretejen el proceso curativo es mucho más profundo y duradero. Considerando que, antes de tener conocimiento de los modelos de psicoterapia con base neurológica, había practicado la terapia de conversación y sintonía relacional durante muchos años, quizá no sea de extrañar que el Brainspotting combine las sintonías propias de ambos tipos de terapia. En el capítulo 6 se explica con detalle cómo actúa dicha «sintonía dual» en el Brainspotting y por qué hace de él un método tan efectivo.

El lema del Brainspotting es: «Donde miras afecta a lo que sientes». Si algo te inquieta, lo que sientas cambiará literalmente dependiendo de si miras a tu derecha o a tu izquierda. Los ojos y el cerebro están íntimamente entrelazados, y la vista es el instrumento primordial del que nos valemos los seres humanos para orientarnos en nuestro entorno. Los ojos envían señales que son procesadas minuciosamente en el cerebro, y este, reflexiva e intuitivamente, redirige luego nuestra vista en una u otra dirección un momento tras otro. El cerebro es una asombrosa máquina procesadora que digiere y organiza todo lo que experimentamos; sin embargo, el trauma puede superar su capacidad de procesamiento y el cerebro puede dejar paralizados rastros del trauma que le ha sido imposible procesar. Lo que hace el Brainspotting es utilizar el campo visual de una persona para localizar el lugar en que estos traumas han quedado enquistados en el cerebro. Del mismo modo que los ojos escanean el entorno exterior en busca de información, pueden escanear en busca de información el entorno interior, que es nuestro cerebro. El Brainspotting utiliza el campo visual para redirigir el «escáner» hacia sí mismo e instar al cerebro a que explore la información perdida dentro de sí mismo. Al mantener la mirada enfocada en un punto externo determinado, hacemos que el cerebro preste toda su atención a determinado punto interno en el que se ha almacenado el trauma, y conseguimos así activar el procesamiento profundo que lo resolverá y nos liberará de él.

Cuando descubrí el Brainspotting, momento que describiré en el capítulo 1, la mirada de mi paciente se quedó inmovilizada en una posición precisa de su campo de visión. Me di cuenta de esto porque sus ojos emitieron un potente movimiento reflejo cuando encontraron esa posición; ese era el modo en que el nivel más profundo de su cerebro me indicaba que había algo encerrado en él. Al tiempo que su mirada seguía inmovilizada en aquel lugar, mi paciente empezó a profundizar más y más en aquella cámara acorazada en la que había guardados innumerables traumas. Pese a la eficacia de la versión de EMDR a la que denominé en su día Natural Flow, encontrar ese Brainspot (ese punto del cerebro) reveló lo que un año de tratamiento con EMDR no había revelado.

En los diez años que han transcurrido desde aquel descubrimiento inicial, he ideado una enorme diversidad de maneras de explorar y utilizar el campo visual para desbloquear y resolver no solo traumas, sino toda una inmensa variedad de síntomas psicológicos y físicos. Cada capítulo de este libro describe un aspecto del Brainspotting, así como sus diferentes modelos y cómo aplicarlo.

En el capítulo 2 se muestra cómo expresan nuestra psicología las partes más profundas de nuestro cerebro y nuestro cuerpo –los reflejos– y se define asimismo de un modo sintetizado el proceso de preparación, o puesta a punto, que sirve de base a todos los modelos de Brainspotting. En el capítulo 3 cuento cómo descubrí que las posiciones oculares están directamente relacionadas con la experiencia corporal interna y cómo este descubrimiento me llevó a encontrar dos nuevos usos para el Brainspotting.

Esta terapia se puede emplear con pacientes que necesiten un punto de apoyo afianzador durante el proceso de tratamiento, entre ellos quienes sufren de trastorno por estrés postraumático complejo (TETP) y los que se han desligado de su experiencia traumática (aquellos que presentan niveles elevados de disociación). En el capítulo 4 explico cómo un colega y yo descubrimos y desarrollamos un modelo concreto de Brainspotting que podía emplearse con estos pacientes.

El capítulo 5 está dedicado al Gazespotting, una variante del Brainspotting que se sirve de la tendencia humana natural a dirigir la mirada hacia un lugar en particular cuando pensamos o cuando hablamos, es decir, a la facultad que tenemos de localizar espontánea e intuitivamente nuestros propios Brainspots.

El capítulo 6 trata sobre la esencia de esa síntesis tan singular que logra el Brainspotting al aunar la relación terapéutica y el acceso directo al cerebro valiéndose del campo visual. Este modelo de sintonía dual localiza la experiencia del paciente con el Brainspotting y apoya simultáneamente su curación interna como ser humano y neurobiológico.

A diferencia de muchos otros métodos psicoterapéuticos, el Brainspotting está diseñado para poder integrarse en otras formas de tratamiento. El organismo cerebrocorporal humano es vasto y complejo, y es necesario por tanto percibirlo y responder a él considerándolo en su individualidad. Ninguna técnica, y esto incluye el Brainspotting, puede abarcar en su totalidad la situación de todos los pacientes. Por eso en el capítulo 7 explico cómo se alienta a los terapeutas que acuden a los cursos de formación en Brainspotting a utilizar los métodos que hayan practicado hasta ese momento a fin de intensificar y enriquecer su uso de la técnica que están aprendiendo.

En el capítulo 8 defino un modelo específico de Brainspotting denominado Brainspotting de Eje Z, que puede ayudar a que aquellos pacientes que se quedan estancados o se debaten con el proceso empiecen a responder al tratamiento y a curarse.

El capítulo 9 examina el papel primordial del cerebro en el Brainspotting. Como indiqué, el cerebro es el escáner supremo que monitoriza cada célula del cuerpo, a la vez que a sí mismo, las veinticuatro horas del día. El Brainspotting aprovecha esa facultad escaneadora y la capacidad de procesar y curarse a sí mismo que tiene este órgano; de ahí que este capítulo explore también el Brainspotting como terapia instructora del propio cerebro, gracias a la cual es posible educar al cerebro pensante y observador para que favorezca el proceso curativo.

El capítulo 10 explica cómo se puede usar el Brainspotting para reducir el dolor u otras manifestaciones físicas. Las lesiones son para el sistema nervioso traumas físicos a la vez que psicológicos que acaban estando inexorablemente entretejidos. La capacidad que tiene el Brainspotting de ayudar a desenredar los nudos que representan las lesiones físicas y emocionales hace de él un método adecuado para tratar dolencias como la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, el traumatismo cervical y las lesiones craneales, y por tanto un tratamiento eficaz para los veteranos de guerra, que suelen sufrir combinaciones de trastorno por estrés postraumático y lesiones cerebrales traumáticas.

El Brainspotting es asimismo una herramienta inusitadamente efectiva para identificar y resolver todo tipo de traumatismos deportivos. El capítulo 11 explica precisamente cómo puede aplicarse para superar los traumas que se derivan de las lesiones, las humillaciones y los fracasos deportivos, todos los cuales se acumulan en el sistema nervioso del deportista. Este capítulo presenta además el modelo de expansión del Brainspotting, que puede favorecer en toda clase de deportistas, tanto aficionados como profesionales, un rendimiento espectacular.

Dado que el proceso curativo que inicia el Brainspotting es de carácter creativo, este método ayuda a expandir y dar rienda suelta a la creatividad de los artistas. Al trabajar simultáneamente con ambos hemisferios cerebrales, refleja e integra a la vez el arte neural y la ciencia. El capítulo 12 muestra cómo pueden utilizarse los diversos modelos del Brainspotting para ayudar a las personas creativas y para orientar a los terapeutas que trabajan de un modo creativo con sus pacientes.

El capítulo 13 explica una variedad de maneras en que cualquier persona puede hacer uso de las técnicas del Brainspotting fuera de la consulta del terapeuta para relajarse, mejorar la calidad del sueño y expandir su rendimiento y su creatividad.

Finalmente, el capítulo 14 cuenta la historia del Brainspotting y de cómo ha llegado a ser un fenómeno internacional. El Brainspotting es una terapia enormemente adaptable y puede adecuarse a cualquier cultura e idioma. He formado a terapeutas en Latinoamérica, Europa, Oriente Medio y Australia, y dieciocho instructores internacionales, de tres continentes, han traducido el modelo del Brainspotting a seis idiomas.

Aunque este libro está escrito para el público en general, a los psicoterapeutas y otros profesionales de la salud les resultará no solo informativo sino también muy útil para su trabajo. Al leerlo, descubrirás que es posible experimentar un cambio a nivel profundo, incluso aunque hayas sufrido intensamente durante muchos años. El solo hecho de comprender que «donde miras afecta a lo que sientes» acrecentará tu observación y conciencia de ti mismo. Los casos que expongo como ejemplo a lo largo del libro te harán entrar en mi consulta y tener una sensación clara de cómo opera el Brainspotting y en quiénes funciona. He protegido la confidencialidad de los pacientes cuya historia relato en estas páginas cambiando y disfrazando sus señas de identidad más distintivas. Lo más seguro es que te sientas identificado con algunos de ellos, y que los relatos de su curación te sirvan de inspiración y estímulo.

En el instante mismo de escribir estas líneas, el Brainspotting sigue evolucionando. Por otra parte, cada vez es más accesible, ya que continuamente se está formando a nuevos terapeutas. La información que encontrarás al final del libro te ayudará a localizar a algún terapeuta de Brainspotting cerca de donde vives.

Seguir a lo largo de estas páginas mi viaje con el Brainspotting puede llevarte a emprender tu propio viaje. Deja que la lectura de este libro sea el comienzo de tu experiencia de Brainspotting, te lleve adonde te lleve. Te daré un consejo que doy a todos mis pacientes: «Concédete tiempo y espacio, y observa tu proceso con actitud abierta y curiosidad».