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Akal / Universitaria / 365 / Serie Sociología y antropología

Carmelo Lisón Tolosana

Galicia, singularidad cultural

Antropología cultural de Galicia XI

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Este volumen está dedicado a sugerir formulaciones metodológicas en la investigación antropológica de la singularidad cultural de una región. ¿Cómo enfocamos este problema? ¿Qué anclajes y puntos diacríticos dirigen la investigación? ¿Qué criterios de materialidad y objetividad etnográfica, de historicidad efectiva y de simbolicidad vehiculan la especificidad cultural? El patrimonio cultural es de ontología huidiza y metamórfica, de aquí la dificultad de aprehenderlo; reto que he asumido con trémula pluma y por deseo de exponer en síntesis, quizá verosímil, la razón de casi una docena de monografías.

Por estas páginas circulan lo que me parecen logros culturales significantes y específicos resumidos en una formulación cósmica de la vida, de la enfermedad y de la muerte integradora del cuerpo en sus plurales ontologías (vivos-muertos, muertos-vivos), anclada en la realidad y abanderada por una teodicea de saber popular y sabor a terriña. Estructuras formantes estables, figuras sintéticas, ritos mil, narraciones etiológicas y mitos universales, escenificados en la red de santuarios salutíferos sin par, en el lenguaje lírico y en la retórica ambigua por un lado; la fabricación de mundos y realidades líquidas que reconfiguran la ansiedad, el Angst, el dolor y la muerte, que proclaman no obstante el valor de la vida, el deseo de vivir y masvivir en transcendencia por otro, crean y formulan cultura y cuyos creadores existen y viven en singularidad cultural; y esa cultura, que tiene porciones de valor moral y vigencia humana, merece respeto.

Carmelo Lisón Tolosana es doctor en Antropología social por la Universidad de Oxford, doctor honoris causa por las Universidades de Burdeos II y Murcia, Premio Aragón en Humanidades, Medalla de Plata otorgada por la Xunta de Galicia, miembro del Colegio Libre de Eméritos, Honorary Fellow of the Royal Anthropological Institute y académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

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RAG

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© Carmelo Lisón Tolosana, 2016

© Ediciones Akal, S. A., 2016

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ISBN: 978-84-460-4337-9

 

 

A todos los vecinos presentes y pasados del concello de Pedrafita do Cebreiro en el que inicié, en diálogo etnográfico en 1964, mi reflexión antropológica sobre la singularidad cultural de Galicia.

En reconocimiento y gratitud.

Carmelo Lisón Tolosana

PRÓLOGO

Todos tenemos una idea aceptable cuando hablamos o leemos algo referente a patrimonio cultural, creaciones culturales distintivas de un grupo, región, nación o pueblo, pero, cuando tratamos de aquilatar el significado, navegamos por aguas revueltas, concretamente en el océano de relaciones entre ecosistemas, instituciones, arquitectura, tradición, costumbre, valores, literatura, arte, sociedad, identidad e historia para comenzar; si además tenemos en cuenta la dosis de ambigüedad que cada uno de estos rezuma, nos percataremos de la tensión que encierra cada uno de estos conceptos en todo empeño en precisión. Y esto aun sin preocuparnos del ancho espectro substantivo del fenómeno en el que podemos incluir –olvidando otros– oficios, ideas, profesiones, gremios, instrumentos y música populares, marcas de origen, alimentos, área de experiencia y expresión del genio local, formas de apreciación e interiorización, participación, rechazo, léxico, canon de pensamiento, etcétera.

¿De qué criterios nos servimos para poner un mínimo de orden en el acercamiento a la noción? ¿Tenemos a mano algún algoritmo eficaz que englobe y una? ¿Cómo se definen y qué límites prácticos tienen los criterios de creatividad cultural, de historicidad efectiva y de monumentalidad? ¿Podemos forzar en la misma categoría una palloza y la catedral de Santiago? Si esto es problemático, ¿cómo seleccionamos la herencia cultural? ¿Primamos la materialidad o la simbolicidad? ¿El arte o el artefacto? ¿El conocimiento experto? Y, si todo, ¿no inyectamos banalidad en el paradigma?

Como las tradiciones desaparecen, la mirada sobre el pasado es selectiva y a veces contradictoria y las antenas y focos de sensibilidad variables, no tenemos anclaje permanente para dirimir sobre consistentes y estables puntos diacríticos y alcanzar soluciones aceptables y convincentes. Más aún: la ideología política reaviva y mantiene formas dialectales, fiestas consideradas específicas, afirmaciones cívicas olvidadas o, por el contrario, trata de erradicar expresiones tradicionales vivas consideradas impropias por las autoridades como, por ejemplo, es el caso de la jota en la franja tarraconense lindante con Aragón. Los inquisidores de turno decretan cuál es el traje, el habla, el rito y la danza correctos, el espécimen que se ha de olvidar, destruir, restaurar, potenciar, reverenciar y fijar en el tiempo y en el espacio.

La realidad patrimonial cultural es de ontología huidiza y metamórfica; lo patrimoniado se puede considerar como acto creativo, como idea o necesidad, como filosofía de vida, como información cifrada o expresión de imaginación, como simbolismo de algo primigenio o importante, como forma concreta de vida, como autobiografía y también como conjetura, crítica social, caricatura, etc., pero, desde el momento en que le toca la varita mágica de la selección autorizada, se convierte en algo otro, se le injerta una plusvalía, se le regala un valor misterioso y, por tanto, se le dota de una ontología con fondo sagrado: el objeto está separado, expuesto, entronizado, rodeado de tabúes (no nos podemos acercar y menos tocar, su uso no es el ordinario, etc.), características todas que lo elevan de una esfera profana y ordinaria a otra privilegiada y superior. Ante esta nueva deidad nos postramos reverentes aunque hasta su declaración formal no la apreciáramos y aun despreciáramos. El patrimonio cultural hace pensar.

Por otra parte, y en positivo, he aportado en mis monografías todo un arsenal de datos etnográficos, casos, escenas y panoramas del vivir, sentir y pensar que, vistas en singularidad, pueden dar la impresión de caleidoscopio y laberinto por lo que he procurado a la vez organizarlos en sinergia inicial, en síndromes y conjuntos parciales pero cada vez de mayor calado en un Gedankenexperiment. En esta última monografía, en parte continuación de la anterior, apremiado por predilección holística, intento algo más delicado, sutil y complejo, más abstracto y general: elevarme desde el sentido del hecho y del decir, desde aperçus y viñetas, desde el pensamiento de lo local en una palabra, a la constelación universal resultante, esto es, a la imagen y representación del mundo y de la vida de un grupo humano en un periodo determinado, a su rationale cultural.

La primera dificultad que se me plantea no es nada fácil: ¿cómo solicitar y sonsacar en y de las minucias etnográficas las veladas nociones universales tan prominentes en el núcleo de la cultura como son las referentes a lo oculto y enigmático, a lo sagrado y misterioso, lírico, aporético y trascendente de naturaleza tan problemática? ¿Qué discurso enmarca qué hechos? Me refiero a hechos e ideas germinales, elementos culturales activos que condensan pensamiento e impulsan a la acción, a emociones, pasiones y valores, hechos e ideaciones por otra parte en estado de flujo e incertidumbre, en dicción a veces antigua, imprecisa e indeterminada, mucha más rica en significado y opulenta en sentido que exige lectura personal, experiencial, liberal y crítica para que pueda iluminar en principio más que describir. De aquí el esfuerzo tanto etnográfico como metodológico iterativo, quizá excesivo, que repetidamente he subrayado y que reaparece en abundantes páginas del volumen.

Es más fácil explicar la realidad fluida y cambiante, el yo en improvisación continua, que esclarecer porciones de realidad con visión holística y también más accesible que sorprender partes con poder conjuntivo y sintético, pero esta ha sido mi pretensión final guiado por la densa acumulación de datos, por la sobredescripción desde múltiples perspectivas y por la plural sobreinterpretación, siempre necesaria y nunca suficiente, en la Antropología humanística y hermenéutica que practico. De aquí la iteración o ritornello del principio o idea principal argumentativa de la monografía que por su importancia viene repetido, en variación, como ya he dicho, a intervalos. Dedico todo el primer capítulo a presentar el argumento de conjunto y en conjunto para que pueda mejor apreciarse ya desde el inicio el rationale de la monografía. Los demás capítulos son exploraciones más extensas del argumento o guion inicial. No basta con presentar y describir; apremia intentar elucidar en amplitud, reinterpretar para comprender. Otros podrán elaborar otras configuraciones y constelaciones con mayor soltura; esta es la mía.

Concretamente, parto en primer lugar de la descripción y reflexión sobre la fenomenología de la experiencia que me presta un caso etnográfico pletórico tanto en sensibilidad social emic como en asociaciones simbólicas etic que me llevan, a su vez y sorprendentemente, a una configuración cósmica realmente excepcional, fotografía y expresión de la singularidad de la cultura regional. A estas páginas de carácter prioritariamente metodológico sigue una descripción de los principales tramos que he recorrido y los modos interpretativos que he privilegiado para consolidar y reforzar desde distintas perspectivas esa fértil creatividad local presentándola en una constelación englobadora de los conjuntos parciales constituyentes que pacientemente he elaborado. Destaco el ritual como hermenéutica, corpus permixtum intensivum o caja de múltiples herramientas y vía regia que me pilota a la cultura de la creencia como acción afirmante y duda dudante y, por tanto, como cultura de la duda, de la incertidumbre y de la ambigüedad con todo su cortejo de ontologías flotantes, imprecisas y misteriosas pero que incrementan el ser y el hacer con enriquecedoras valencias y rangos mentales originales. Termino con el mito, metatexto intemporal y siempre en acción, vía imperial para librar profundas alegorías, difíciles de decir de otra manera, que nos introducen en el mundo de la aporía y de la trascendencia, en el universo del espíritu; rito, mito, creencia y trascendencia que no toleran error categorial si han de conceder su opulento mensaje.

Por último y más teóricamente, como soy consciente de que plantear desde la problematicidad, esto es, desde la presencia de lo invisible y de la analógica simetría estructural ≡, desde las creaciones del espíritu en una palabra, exige piezas de evidencia, apoyos etnográficos justificativos y, por tanto, una metodología antropológica ad hoc, esta monografía XI sobre Galicia pretende sugerir –basado en las 10 previas monografías[1]– el modelo o rationale de las fuerzas básicas unificadoras que marcan y distinguen el sistema cultural gallego en un periodo concreto; metodología no de manual, porque no funciona, sino aquella que exige mirada cultural previa y meticulosa observación empírico-etnográfica; metodología experimental que distingue la explicación de la descripción por su carácter unificador del conjunto, del sistema. Nada fácil pero exigencia de mi disciplina.

Quiero agradecer una vez más a la Fundación Gulbenkian que subvencionó mis años de andanza y peregrinaje etnográfico por Galicia y a todas aquellas instituciones y personas como la Casa de Velázquez, la Residencia Universitaria de Jaca (José M. Cortell), la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (J. L. García Delgado), los Encuentros en el Pazo de Mariñán (J. A. Fernández de Rota) las Jornadas Universitarias Asia-Pacífico y África Subsahariana en Salamanca (F. Giner Abati), el Centro de Investigaciones Etnológicas A. Ganivet de Granada (J. A. González Alcantud), el Institut Universitari de Creativitat de Valencia (P. M. Pérez Alonso-Geta), la Universidad del Mar, Murcia (L. Álvarez Munárriz), las Jornadas de Antropología Social de El Almendral (P. Gatell Maza) y la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno (Excmo. Sr. don Santiago Muñoz Machado) que periódicamente me han proporcionado escenarios para exponer mis impresiones e ideas en periodos de incoación. Mi recuerdo y agradecimiento se hace extensivo también a los antropólogos extranjeros que en esos espacios han participado: B. Traimond, J. Cuisenier, M. Augé, James M. Fernández, D. Greenwood, J. Campbell, G. Lienhardt, J. Beattie, I. Signorini y A. Lupo. Mención especial merece D. Pablo Ramírez por su cooperación y ayuda reprográfica. A todos mi reconocimiento.

Madrid, verano de 2015

C. Lisón Tolosana

[1] Sólo con ese fondo monográfico tienen verosimilitud estas páginas.