LA PROFESIONAL

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REDENCIÓN

 

 

KRIS BUENDIA

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Sitio Oficial

©Kris Buendia

 

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Es #1 Bestseller Internacional de 36 novelas. Nacida como amante de los gatos.

Vive en Honduras con sus 3 gatos y una psicópata perra labradora llamada Kity.

Kris escribe sobre villanos, amor y mentiras.

Kris es una Winchester.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Copyright © 2017 Kris Buendia.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

2da Edición, Enero 2017.

SAGA LA PROFESIONAL.

LIBRO 3.

ISBN: 978-84-17228-77-4

Diseño y Portada: EDICIONES K.

Maquetación y Corrección: EDICIONES K.

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ÍNDICE

 

 

SINOPSIS

1

2

3

4

5

6

7

8

9

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EPÍLOGO

SOBRE LA AUTORA

 

 

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Lo logré.

¿Lo logré?

Yo no lo entregué, él dejó que se lo llevarán, me miró por última vez y pronunció las palabras malditamente correctas que me desgarraron el corazón y el alma.

¿Esa es su excusa?

Ahora queda la otra parte de la historia, la que temo saber y no me atrevo a preguntar, no quiero que también sea culpable de eso, me rehúso a creer que el hombre que amo es un asesino.

No puede hacerme daño, al menos no físicamente, nunca lo ha hecho, pero de todas formas el daño ya está hecho, solamente que no se puede ver.

Me temo que si le dejé entrar es porque desde un inicio no tenía la intención de salir de ahí.

Y es que si hablamos de ser profesional, ése definitivamente es él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—Te amo, Aleksei

—Atrapado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Si nos va bien en el camino, habrá piedras que nos querrán acompañar.

AIS

XXX

 

 

CAPÍTULO UNO

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Entre más me reprocho a mí misma que fallé, todos a mi alrededor no dejan de aplaudirme cada vez que me miran. Piensan que fue una gran actuación la que hice cuando entregué a Aleksei Ivanović. ¿Piensan que lo entregué?

Fue él quien se entregó.

Ni siquiera puedo respirar cuando recuerdo su voz y esas últimas palabras que me dijo.

Me dejé atrapar por La Profesional.

¿Desde cuándo lo sabía?

Necesito hacerle esa pregunta. Y mientras, me encuentro fuera de la sala, viéndolo esposado en esa fría silla y con la cabeza cabizbaja desde el otro lado del oscuro vidrio de doble cara. Solamente me hace ir atrás y recordar cuando uno de estos mismos espejos nos dividían aquella noche en la que canté para él.

Si hubiese sabido que mi vida iba a cambiar desde ese preciso instante en que cerré mis ojos y canté la canción que desde esa noche se volvió mi favorita, jamás lo hubiese creído y por más que me duela, sé que lo viviría igual, cambiaría algunas cosas, como no haberlo incitado, pero es tarde para ello.

Salgo de la sala restringida y pongo las manos en el pomo de la puerta para enfrentarlo por primera vez con mi verdadera identidad.

Me siento frente a él, coloco mi arma en la mesa y me cruzo de brazos esperando que levante su rostro y me vea. Necesito que me vea.

Pero cuando lo hace no hay ningún tono conocido en sus ojos, parecen negros, recargados de ira o más bien, vacíos.

—Agente Elaine Angel Croft Blair—Empieza a mascullar sin quitar su mirada de mí— 26 de Junio de 1985, agente de la CIA desde hace 10 años, soltera, le gusta que la follen duro, que la castiguen y le den órdenes. Órdenes a las cuales no siempre se puede resistir. Cuerpo espectacular, cabello negro exótico, demasiado hermosa que hasta puede llegar a doler, fría como el hielo, pero frágil como una flor, una que se ha marchitado desde que se convirtió en la profesional, una maldita perra agente de la CIA que le gusta barrer todo a su paso para llegar a su objetivo sin importar nada ni nadie a su alrededor…

—¡Basta!—Lo corto enseguida, es como una máquina que continúa repitiendo de memoria toda mi vida.

—¿Qué sucede, agente Croft? —Se inclina un poco hacia mí—¿He dicho alguna mentira?

—¿Por qué te dejaste atrapar? —Niego con la cabeza—Te dije que corrieras.

Parece que ni respira, ni siquiera puede parpadear y solamente me ve con asco y desprecio por estar en un lugar como éste y conmigo de frente, viéndolo derrotado por primera vez.

—Tenía que hacerlo.

—¿Por qué?

—Tienes que verme morir.

Siento un dolor en mi pecho. ¿Quiere morir? Es la primera vez que habla de morir y sé que habla en serio porque después de este día, no creo que se imagina lo que le espera.

He sido la primera persona que lo atrapó de todas las maneras que pudo haberse imaginado y ahora se encuentra aquí, encerrado, derrotado y debilitado por la mujer que malditamente lo ama, pero que no quiere hacerlo… porque duele.

—No vas a morir, Aleksei—Casi me rio—¿Por qué dices eso?

—Porque es la verdad.

—Solamente eres un mafioso al cual le espera una larga condena.

Frunce el ceño.

—Yo no soy un mafioso, agente Croft.

Sus ojos empiezan a tomar color. Y estoy segura que voy a empezar a llorar porque no es el tono azul cuando está enfadado—aunque debería—tampoco es el tono gris lleno de deseo, ni el tono verde cuando hay calma en él.

Es el color que desconozco, el que nunca he podido descifrar.

— ¿Qué es lo que eres, Aleksei?

Cierra sus ojos para volver a abrirlos, sus manos caen sobre la mesa y no me inmuto que ya no lleva sus esposas, y es demasiado tarde cuando de repente toma mi arma y la lleva hasta su cabeza.

—Soy tu ángel—Me sonríe cerrando sus ojos—Tu ángel de la muerte, Cielo.

¡Pum!

 

Abro los ojos, estoy sudando frío y en la oscuridad de mi habitación. No había tenido pesadillas desde hace muchos días, desde que lo conocí para ser más específica.

Han regresado. Así como ha regresado mi dolorosa realidad en la que he acabado de nuevo como una profesional, la agente Croft que una vez más ha atrapado a uno de los grandes.

Nunca había sentido tanto asco por lo que hago o he hecho, hasta ahora. El FBI debe de estar celebrando en estos momentos, por primera vez no quisieron meter sus narices, pero fueron lo bastante astutos para conseguir las pruebas que Stoner tanto había querido encontrar.

Es noticia mundial.

ALEKSEI IVANOVIĆ PRESUNTO TRAFICANTE Y PRESIDENTE DE LA MAFIA INC. RUSA.

 

Ni siquiera me atrevo a encender la televisión o caminar por las calles.

 

NOVIA DE ALEKSEI IVANOVIĆ LO ENTREGA A LAS AUTORIDADES.

 

Mi identidad está intacta, según el mundo solamente soy una novia que decidió entregar a su novio multimillonario a las autoridades, no saben que soy una agente y que desde el principio no fui su novia sino su cazadora.

Ojalá lo supieran, pero ni todo el odio del mundo se compara con el que él pueda sentir por mí en estos momentos, o desde que me conoció.

Pero no es momento de lamentarse, la leche fue derramada y es momento de enfrentar las cosas y desafiar al hombre que dejé entrar en mi vida de una manera que pensé que sería imposible.

Termino de vestirme, tomo las llaves de mi auto—órdenes de Dorian y Duncan— y salgo por la parte de atrás para no ser vista por los medios.

Para no escuchar mis pensamientos que más que pensamientos son voces de torturas, subo el volumen a la radio.

Mátenme ahora.

 

 

Es ideal

Necesitas a alguien que te diga cómo sentirse

Y crees que tu felicidad es real

Hay mucho más que el mundo tiene que revelar

Pero decides ocultarte

Así que ahora eres alguien

Pero ¿Quién es un don nadie en la ciudad?

No creo que ni siquiera lo sabes

Así que ahora alguien eres

Pero ¿Quién es un don nadie en la ciudad?

Has hecho lo suficiente para dejar atrás un par de años

Pero te consume

Es donde quiera que vayas

Estás perdiendo la cabeza

Y no te culpo

Es todo lo que sabes

Pero soy dueño de este tiempo, esto no es nuevo

¿Qué significa cuando tu corazón ya está entumecido?

Eres profesional

A causa de todo lo que has pasado eso te hizo más fuerte

Y cada día aprendes sobre ti

Y la chica que ganó lo suficiente como para sobrevivir

Somos profesionales…

 

CAPÍTULO DOS

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—Agente Croft.

Varios de los agentes hacen reverencia al momento en que cruzo las puertas de la agencia. Soy como la maldita celebridad en estos momentos, pero juro por mi madre que el primero que me llame profesional meteré mi puño en su maldita boca.

No quiero que nadie me vuelva a llamar así, nunca.

No digo ni una sola palabra y tampoco me muestro elogiada ante ellos. Voy directo hacia la sala de interrogatorio y de nuevo me encuentro dividida por un vidrio de doble cara, oscuro delante de él.

—Agente Croft.

El agente Stoner es el primero en estrechar mi mano. —Algo que nunca o rara vez hace—estrecho su mano y asiento, veo que el agente Ford, el agente Donovan y el agente Díaz también están dentro.

Él está del otro lado, puedo sentirlo aunque no lo he visto. Tengo miedo de ver exactamente lo que vi en mis sueños.

—¿Hay alguna noticia sobre Vladislav?

—No—Responde el agente Ford—Parece que se lo haya tragado la tierra.

—No estará así por mucho tiempo—Dice Stoner sin quitar su mirada de Ivanović—Ya cayó el más grande.

Aclaro mi garganta y me mantengo como la agente Croft, veo al fin por el vidrio y se me hace un nudo en el estómago cuando hago la siguiente pregunta:

—¿Qué ha dicho?

—No hemos podido hacerlo hablar—Dice Stoner con un poco de soberbia porque con sólo verlo ahí, esposado, para él es un triunfo.—Quizás usted lo pueda hacer.

—De acuerdo.

—¿Estás segura? —Me sorprende que mi amigo, Dorian, me dirija la palabra hasta ahora después de cuatro días sin hacerlo.

Stoner, Duncan y él saben que mi intención no era entregarlo. En cambio los demás, pensaban que mi actuación como su novia seguía en pie. Es por eso que soy yo la culpable de todo este embrollo con él ante el mundo.

La perra que apuñaló por la espalda a uno de los hombres más importantes del gremio empresarial.

—Por supuesto.

Abro la puerta lentamente y sin hacer mucho ruido o que mi corazón no se salga de mi pecho, me siento frente a él, cruzo mis brazos frente a mí y espero que sea el primero en hablar.

Solamente que esta vez no he dejado mi arma sobre la mesa y él tampoco se encuentra con la cabeza cabizbaja, me ve con recelo, decepción, asco y dolor.

Lo sé, porque sus diferentes tonos de ojos me lo comprueban, en cambio, el azul es el que permanece ahora en su mirada ante mí.

—Qué jodida la vida cuando volverte a ver ya es pedir demasiado.

Aclaro mi garganta por el tono de su voz enronquecida, tiene ojeras, barba de tres días y aunque esa simple fachada desaliñada le sienta bien, no es como estoy acostumbrada a verlo.

—¿Por qué?

Debe de estarse preguntando a sí mismo muchas cosas, no hago énfasis en una en particular, él sabe que son demasiadas preguntas que responder, así como él tendrá las suyas para mí, las cuales no sé si pueda confesar.

—Debe ser más específica, agente Croft.

—¿Por qué lo hiciste?

—¿Hacer qué?

—¡Entregarte! —Le grito inclinándome hacia adelante—No es tu estilo, Aleksei.

—Supongo que nadie se le ha escapado a la profesional antes—Pronuncia lo último con un toque de repulsión— ¿Por qué debería de hacerlo yo?

Como lo dije, mi puño va a dar directamente hacia su rostro por llamarme de esa manera, ni siquiera le duele como a mí, pero no es un dolor físico, maldito Aleksei Ivanović, sus dolores son internos.

—¿Desde cuándo lo sabes?

Necesito saberlo, me niego a creer que lo haya sabido todo este tiempo que estuve con él.

—Siempre lo supe—Me ve serio e inclina su cuerpo hacia adelante para que lo escuche mejor y lo vea a los ojos—Solamente quería ver hasta dónde eras capaz de llegar.

—¿Eso es todo? —Gruño enfadada, porque lo hizo todo más fácil—¿Esa es tu maldita excusa?

Se encoje de hombros y vuelve a recostar su espalda en la silla.

—Lo disfrutaste, no lo puedes negar—Le brillan los ojos por la forma en que lo dice, lo hace ver sucio, aunque no está lejos de estarlo—Te divertiste tanto como yo y nunca te quejaste cuando te tenía contra mi cuerpo o mis dedos dentro de ti.

Ni siquiera me ofende, lo que trata de hacer es patético, quiere hacerme sentir mal como mujer. Por favor, ya suficiente tengo con soportar la idea de haberme enamorado y que haya sido él quien estuviese burlándose de mí y no al revés.

—Dios no comete el mismo error dos veces—Le respondo con la poca fuerza que me queda—Siempre serás único, Aleksei Ivanović.

Eso no le gusta y rápido borra esa perfecta sonrisa de su rostro.

—Lo mismo para ti, profesional.

—No me llames así—Ataco enseguida. —No hagas que vuelva a golpearte.

—¿Acaso no lo eres?

No voy a responder a eso.

—Resultaste ser todo lo que me dijiste que no eras—empiezo a recordar cada una de sus jodidas palabras, aquellas mentiras que me atraparon de él—Dijiste que no eras ningún delincuente, que nadie cree que puedes triunfar si no lo haces de la manera más fácil. Que te había costado demasiado llegar hasta donde lo has hecho, ahora cada una de esas palabras significan una mierda para mí y para los demás… eres como ellos.

Ellos, son su padre y su hermano. A los que tanto dice odiar.

—¿Quién te crees que eres para juzgarme, Cielo?

—No me llames así.

Me llevo las manos a la cabeza, y como si pesara más que yo, me quito el arma y la pongo sobre la mesa, eso lo sorprende, tomo mi silla y me acerco un poco más a él. No puede hacerme daño, al menos no físicamente, nunca lo ha hecho, de todas formas el daño ya está hecho, solamente que no se puede ver.

—¿Por qué hasta ahora? —muerdo mi labio inferior—Después de tantos años siendo solamente un hombre a la deriva ante los ojos de la justicia, uno temido por la mafia. ¿Por qué ahora?

Analiza mis preguntas y cada una de mis palabras sin quitar su mirada de mí. Cuando pienso que no va a responder o dirá algo que podría ser su condena, me dice lo que jamás había pasado por mi mente, pero que remotamente anhelaba mi corazón.

—Porque no contaba con enamorarme de ti.

Se me hace un nudo en garganta de inmediato. ¿Enamorado?

Se me llenan los ojos de lágrimas, lágrimas que no pienso derramar delante de él ni de los otros agentes que nos están observando. La rabia me corroe, precisamente aquí tiene que soltármelo. Ahora que ya es demasiado tarde. Sabe que me duele su confesión porque no dice nada. Cierra sus ojos y deja salir un gran suspiro al darse cuenta que ha cometido un grave error.

—Ojalá recibas lo que te mereces. —susurro borrando cada caricia, palabra y orden de él en el pasado.

—Que la vida me dé lo que me corresponda—Un tono verde aparece de la nada en sus ojos—Y ojalá sea tu boca.

—Eres un hijo de puta sádico—Ataco—¿Cómo te atreves?

Se echa hacia atrás—¡Me atrevo porque me encantas!

Me rio por su patética rabieta de niño. Éste no es él, Aleksei jamás actuaria de forma tan irracional en momentos como estos, lo sé, porque al menos una parte de él fue real estando conmigo, y es que si hablamos de ser profesional, ése definitivamente es él.

Cuando veo el sudor que corre por su frente y su boca reseca, me alarmo. Ya he visto antes ese rostro cansado y débil, mi mundo se abrió debajo de mis pies y mi corazón se detuvo cuando cayó en mis brazos.

—¿Te sientes bien?

Baja la guardia y asiente derrotado, no me convence. Debe ser su medicina. ¡Mierda!

—¿Necesitas tu medicina?

Empieza a reírse a carcajadas y eso me perturba de inmediato, definitivamente no está bien.

—Ahórrate las preguntas, caperuza—sacude su pecho riendo—todo en mí es grande y es para ti.

Veo por un segundo el espejo y respiro hondo para contenerme de dejar ir mi puño en su cara de nuevo para que reaccione. Maldito ruso y sus múltiples personalidades irracionales.

—Mírame—Le toco la cara y abre los ojos, tiene las pupilas dilatadas y su boca no solamente me llama, sino que maldigo por lo bajo por desearla incluso aquí, cuando debería de estamparla contra la mesa fría.

—Traeré tu medicina.

Me acerco a la esquina de la habitación y sirvo un gran vaso con agua y regreso a él enseguida. —Bebe.

—¿Te atreves a darme órdenes?

—Me atrevo porque te odio.

Sin ganas o fuerzas de seguir discutiendo bebe como agua en el desierto y deja caer su cabeza hacia atrás. Dejo el vaso sobre la mesa y camino hacia la puerta, cuando estoy por salir, me vuelvo hacia él.

—Traeré tu medicina, Aleksei.

Y como lo imaginaba, ya todos los agentes me ven con recelo cuando salgo de la sala de interrogatorio.

—Ni se le ocurra hacerlo, agente Croft—El agente Stoner es el primero en oponerse ante lo que acabo de decirle a Aleksei.

—Es diabético.

—Eso no me importa—Dice como el hijo de puta insensible que es—Yo que usted no creería nada de lo que le dijo.

Solamente yo sé qué fue mentira y qué no, pero definitivamente su enfermedad no es ninguna mentira. Tan segura como el infierno que regresaré con su medicina, no voy a dejar que caiga en un coma diabético por culpa del idiota de mi jefe y su protocolo a seguir.

—No voy a dejar que se muera—lo señalo—si quieren que hable, debo de darle la medicina.

Eso no lo discute, por supuesto que quiere que hable, por lo que no riñe y regresa su culo a la sala de interrogación. Que me lleve el diablo de nuevo si Aleksei le hace la ley de hielo. No va a lograr que hable, solamente lo hará conmigo.

¿Cómo lo sé?

Él lo dijo, porque le encanto.

 

CAPÍTULO TRES

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Es extraño que nadie esté custodiando la mansión. Quiero decir; federales, agentes, yo qué sé, es como si Aleksei estuviese de viaje, todo permanece calmado.

      Han pasado diez minutos y no tengo el valor de salir del auto y llamar. La seguridad me reconoce enseguida cuando ve que me acerco en mi coche y rápidamente hacen que me detenga.

—No puede pasar—Me espeta uno de ellos con su arma ya lista para disparar.

Enseguida los enfrento y aparto el cabello de mi cara, uno de ellos da un paso hacia atrás—Sé que me reconocen—Los veo enseguida y niego vencida—Solamente necesito que llamen a Eloise.

—¿Usted es la novia del señor?

—Me temo que sí, lo era, ahora estoy muy lejos de serlo.

Se ven unos a otros y rápidamente se comunican en ruso—Es la perra que lo delató.

—No soy ninguna perra y tampoco delaté a nadie—Les respondo en su mismo idioma—Ahora, hagan el favor de llamar a Eloise, es una emergencia.

A regañadientes bajan sus armas y se van, no me voy a mover de aquí, no necesito que me dejen entrar, sólo quiero que Eloise me dé el medicamento que Aleksei necesita.

Después de cinco minutos una Eloise con los ojos hinchados de tanto llorar se pone enfrente de mí, cuando pienso que se va a echar a llorar, hace lo que merezco.

Me abofetea.

—¿¡Cómo te atreves a venir aquí!? —Grita y ahora sí lo hace llorando—Confiamos en ti, mi muchacho confió en ti.

Seguramente Eloise no sabe nada o quizás sí, pero no pienso meterla en esto, ahora lo que importa es la salud de Ivanović. Me parte el corazón que en estos momentos me odie, es una buena mujer y le tomé cariño mientras estuve aquí.

—Eloise—Cierro mis ojos con dolor—Solamente vine por la medicación de Aleksei, sé que me odias, pero todo tiene una explicación.

—¿Explicación? —enfrenta con ánimos de seguirme abofeteando—Eres una agente, le has tendido una trampa ¿Y ahora quieres que confíe en lo que me dices?

—No quiero que confíes en mí—Le digo con el corazón en la mano—Solamente dame la medicación de Aleksei, han pasado tres días y no se encuentra bien.

—¿Ahora te preocupes por él?

—Lo creas o no—Se me corta la voz—me enamoré de ese hombre y no pretendo darte ningún tipo de explicación en este momento, olvídate de quién soy, solamente dame lo que te pido.

Vuelve a llorar y se da la vuelta para regresar a la mansión. Cuando regresa, me entrega un pequeño maletín con varios cartuchos de insulina y se me hace un nudo en la garganta al pensar que debo ser yo quien se la lleve, la misma que anteriormente le provocó un ataque.

—Gracias.

—Solamente espero que lo que digan en los medios sea mentira, Elaine—Amenaza señalando con el dedo—Porque te juro que el cariño que te tengo se transformará en odio.

Le sonrío—No serás la única que me odie, Eloise.

No dice nada y regresa junto a los hombres armados. Regreso a mi auto y conduzco a toda velocidad hasta llegar a la agencia.

Gracias a Dios que lo he conseguido, no resultó fácil, pero tampoco imposible, ahora espero que el hombre irracional y según me dijo en mis sueños no mafioso, quiera aceptar su medicina.

Es curioso que a nadie le haya dicho de su condición, y tampoco quiero creer que esté actuando como un suicida nuevamente, poniéndose en peligro de esa manera y dejarse morir por no enfrentar la verdad como lo estoy haciendo yo.

Pero lo admito, él lo sabe hacer mejor que mí…

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—¡Fuera! —Grita a los enfermeros—¡No quiero que nadie me toque! ¿Es tan difícil de entender? ¡Joder!

Patea su silla hacia atrás y continúa dando vueltas. Que esté comportándose así no ayuda nada en su salud.

No querrás verme enfadado.

—Es por tu bien, Ivanović—Le gruñe Duncan—Vas a morir si no recibes la medicación.

Como si ya no tuviese suficiente, escuchar que el agente Ford le esté dando órdenes no ayuda en nada. Empieza a reírse y se inclina en la pared para verlo de pies a cabeza.

—Eso quisieras.

Le escupe furioso y riéndose como un maniático. Duncan no dice nada pero ve hacia el vidrio, sabe que estoy aquí y estoy viendo todo lo que está pasando.

—Te corroen los celos al saber que tu ex mujer estuvo en mi cama día y noche mientras ustedes jugaban al gato y al ratón.

Duncan se prepara para golpearlo y es cuando salgo corriendo y abro la puerta.

—Basta—Intervengo de inmediato.

—Algo me dice que no todo lo que me decía era mentira—Continúa diciendo Aleksei con la mirada perdida cuando se dirige de nuevo hacia Duncan—No pudiste atraparme, ni siquiera pudiste retener a tu mujer contigo.

Duncan se lanza sobre él y de inmediato me pongo en medio de los dos con ayuda de otros agentes, Duncan se retira enfadado y se da por vencido cuando sale por la puerta y me quedo solamente con el agente Díaz y el enfermero.

—Salgan.

Aleksei se deja caer al suelo y apoya su cabeza hacia la pared cerrando sus ojos. Está cansado, y todavía sigue luchando para quedar inconsciente de nuevo.

—No te dejaré morir—Mis palabras hacen que abra los ojos—Voy a inyectarte y más te vale que no te resistas, Aleksei Ivanović.

—¿Acaso eso cambiará una mierda?

—No—Admito—Pero al menos nadie morirá hoy.

Resopla y vuelve a cerrarlos. Me acerco al estuche y saco la jeringa preparada. Ya he hecho esto antes, aunque sigo odiando las agujas, debo poner todo mi empeño para no dejar que muera. No va a permitir que nadie lo toque y algo me dice que a mí al menos hoy, no me dará ese tipo de orden.

—¿Por qué muerdes tu labio y te tiembla la mano?

Me sorprende que haya abierto los ojos para verme preparar su medicamento. Quiere torturarme de todas las maneras posibles, bueno, no es tan difícil viniendo de él, puedo decirle que hasta su respiración corta la mía.

—No me gustan las agujas.

—¿Y por qué lo haces entonces?

—Porque te odio. —Me agacho—y porque sé que no quieres morir aquí.

Sin vacilar busco un punto exacto en su brazo e introduzco la pequeña aguja. Ese pequeño roce, hace que mande de nuevo chispas en todo mi cuerpo y más cuando abre sus ojos y me ve con ese torno verde, más no azul.

Cuando levanta sus manos y sé a dónde las está dirigiendo, me levanto rápido del suelo y vuelvo hacia la mesa.

—Estarás bien—es lo único que digo, antes de salir de nuevo de la habitación.

Respiro hondo y sigo caminando hasta estar lo más lejos posible de él. Verlo así, sentirlo tan cerca y lo peor es que parece que no me odiara, no sé qué quiere demostrarme, no sé si está jugando a algo, estoy cansada de sus diferentes formas y colores.

CAPÍTULO CUATRO

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—Hola, mamá—Abrazo a mi madre y mi corazón se desploma cuando empiezo a llorar en sus brazos.

—Oh, Elaine—Me aprieta más hacia ella—Por favor, dime que es mentira lo que todo el mundo dice.

—Ojalá fuese mentira, mamá—No necesito decirle más—Pero ni yo misma lo sé.

Cuando desperté esta mañana lo único que quería hacer era una cosa, ver a mi madre y a mi hermana, ésta última la estaba pasando tan mal como yo. Luther también había desaparecido sin dejar rastro.

—Es una mierda todo esto, Elaine—Dice mi hermana llorando, ambas estamos en el hombro de nuestra madre, como si fuésemos unas adolescentes y nos hayan roto el corazón por primera vez. —No puedo creerlo, me engañó. ¡Nos engañaron!

—¿Alguna vez viste algo sospechoso o te pidió algo?

Niega con la cabeza de inmediato—No, nunca y es lo que no comprendo de todo esto. ¿Por qué desaparecería?

—Recuerda que era el contador personal de él.

—Quizás eso también haya sido mentira.

O quizás haya gato suelto en todo esto y no sean precisamente dos rusos huyendo de las autoridades. ¿Por qué Aleksei se dejó atrapar? ¿Por qué no quiere hablar? ¿Y por qué sus dos amigos desaparecieron y no él junto con ellos?

—¿En qué piensas? —La voz de mi hermana me hace regresar a la realidad.

—En que quizás tengas razón.

Me quedé dormida en mi antigua habitación, tenía cuatro días de no dormir, pero el calor familiar me hicieron relajarme un poco y tomar una siesta, cuando pensé que las pesadillas habían cesado de nuevo otra me golpeó.

—¡Habla! —Lo golpeo de nuevo y deja caer la cabeza hacia adelante—¡Dime la verdad!

—Atrapado—susurra.

— ¡No vuelvas a decirlo!

Esta vez mi puño va a dar a su estómago, ha dejado que lo golpee por los últimos cincuenta minutos y lo más extraño es que no está esposado, de nuevo han desaparecido las esposas.

—Vivo dentro de ti.

—Sí—Digo agitada y limpiando la sangre de mi mano—El odio que siento por ti, vive dentro de mí.

—No, Cielo—levanta la cabeza y me mira—Tú nunca podrás odiarme y mucho menos ahora que vivo dentro de ti.

—¡Habla! —Mi puño aterriza de nuevo en su bello rostro— ¿Dónde está el dinero y las armas?

Empieza a reírse y ve detrás de mí.

—Pregúntaselo a tu padre.

 

Abro los ojos y me llevo las manos a la cara para no gritar ni sollozar tan fuerte. Me estoy volviendo loca, por más que intente mantener los pies sobre la tierra como me dijo mi padre, no puedo hacerlo, quizás ya sea demasiado tarde y esté volviéndome loca.

¿Por qué soñar con ellos dos?

Por supuesto, él lo mató. Ahora el recuerdo de mi padre me está persiguiendo a través de mis sueños junto con el hombre que me tiene atrapada.

—¿Hija? —Llama mi madre a la puerta, me apresuro a limpiar las lágrimas de mi rostro y abre la puerta.

Dorian.

—Hola, nena.

—Los dejaré solos—Dice mi madre antes de salir.

—¿Cómo estás?

—Creo que olvidé cómo responder eso, Dorian.

—¿Sigues enfadada conmigo?

—Pensé que eras tú el que estaba enfadado conmigo por perder el control.

Encuentra algo gracioso en eso, porque se ríe y se acerca a mí inmediatamente. Como si mis brazos cobraran vida por sí solos, rodeo su cuello y lo abrazo fuerte antes de dejar que otro par de lágrimas se derramen por mis mejillas.

—Nena—Suspira—Siento mucho que estés pasando por esto.

—Yo siento muchas cosas, Dorian. Todo es demasiado confuso para mí en estos momentos, es como si me hubiese transformado en otra persona mientras estaba con él, y cuando estoy lejos de él regreso a ser la misma agente perra y fría que siempre he sido.

—Yo no te veo como una perra en estos momentos—Besa mi cabello y limpia mis lágrimas—Eres la mujer que solamente pocos pueden ver, El.

—He tenido las peores pesadillas que te puedas imaginar—Le confieso tomando un poco de aire, porque recordarlo es como revivirlo—En mis sueños Aleksei no deja de decir que no es ningún mafioso.

Dorian arruga su frente pensativo—Quizás lo que sueñas tiene sentido.

—¿De qué hablas?

—He estado haciendo la tarea fuera de la oficina—Mira hacia la puerta cerciorándose que nadie nos pueda escuchar—Tengo unos contactos internos en el FBI, y ellos están sorprendidos como el resto del mundo por la captura de Ivanović.

Mi boca se abre de sorpresa— ¿Ellos no fueron los que enviaron las fotografías?

—No.

— ¿Estás seguro?

—Completamente—Asegura—Mis fuentes son confiables, parece que fue alguien más quien lo delató.

Si antes estaba confusa, ahora ni sé cuál sea la palabra para definir lo que siento. Si no fue el FBI, entonces ¿Quién?

— ¿Qué piensas? —Pregunta Dorian y lo veo para que pueda leerme—No es lo que estoy pensando.

—Tenemos que ir hasta ese puerto marítimo—Le digo levantando mi culo del colchón—Y tenemos que encontrar ese cargamento. Si Ivanović realmente es lo que esas fotos dicen, entonces no me quedará la menor duda que también asesinó a mi padre.

—Sé que sonará un poco irónico esto que te voy a decir, El. Pero…—Hace una pequeña pausa—¿Qué pasa si no lo es? Sé que esas fotos lo demuestran, pero vamos, estamos hablando de unos de los hombres más ricos del mundo, si se ha dedicado a ello, ¿Por qué bajó la guardia y se dejó ver después de todo este tiempo?

—Me hago las mismas preguntas, por eso es momento de buscar respuestas, no me quedaré a llorar más aquí encerrada, mi misión no ha terminado, Dorian.

—Mierda, nena—Me sonríe orgulloso—Das miedo cuando hablas así.

—Pues acostúmbrate.

Cuando estoy por salir de la puerta, un pequeño mareo me hace tambalear y Dorian me sostiene de inmediato.

—¿Te encuentras bien?

—Sí—Recupero el equilibrio—Solamente que no he comido en tres días.

—Pues antes de que vayamos a hacer eso, te daré de comer, Lara Croft.

—De acuerdo, Dorian Gray.

 

CAPÍTULO CINCO

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Como lo prometió Dorian, nos detuvimos en el restaurante más cercano para que comiera algo. Mi amigo era imposible, pero tenía razón, tenía que comer y no terminar desmayada en medio de todo el embrollo que teníamos con el caso de Aleksei.

—¿Papas fritas está bien? —Me pregunta una vez la mesera ha llegado para tomar nuestra orden.

—Hoy no—Por una razón, hoy no se me apetece comer nada de papas fritas, me lo siguen recordando una y otra vez.

—Qué raro en ti.

—Ni que lo digas—Me mofo—Mejor una ensalada sin lechuga.

—¿Sin lechuga? —Pregunta confusa por mi petición—¿Tomará el pollo solamente con aderezo y nuez?

—Sin la nuez, solamente el pollo.

—Enseguida—La veo que ríe por lo bajo, no es de extrañarse que tenga gustos tan raros.

—Entonces—Continúa Dorian, ahora ver a mi amigo después de lo que pasó entre nosotros dos, me da un poco de pena, prácticamente medio follamos, yo qué sé, no puedo decir que solamente fue un beso porque no lo fue.

Mierda, ahora me siento rara si lo pienso tan detalladamente.

—Tengo la impresión de que estás pensando lo mismo que yo—me sorprende que Dorian toque el tema, no iba a hacerlo yo de todas maneras.

—Tenemos que hablar de ello.

—¿Quieres hacerlo?

Me encojo de hombros y veo hacia otro lugar nerviosa—Siento que fue mi culpa.

—El—toma mi mano para que lo mire—somos adultos, la culpa en todo caso fue de los dos.

—Yo te pedí que te metieras a mi cama.

—Y no es la primera vez que lo hago.

—Tuvimos sexo, Dorian—Le digo arrastrando las palabras—Eres mi mejor amigo, casi mi hermano ¡Cielos! Siento que hubiese cometido incesto contigo.

—Oye—Se ríe al verme tan apenada por la situación y vuelve a tomar mi mano—Primero, no tuvimos sexo, al menos no como suelen las personas normalmente hacerlo, segundo, no somos hermanos, al menos no de sangre y tercero, estábamos hasta la mierda esa noche, no te culpes por ello.

—Me muero de la vergüenza contigo, Dorian.

—¿Tan malo sería follar conmigo? —Pone cara de cachorro y se ríe.

—Eres un idiota—Me rio—El sexo es lo que arruina todo entre las personas.

—Seremos la excepción—Dice convencido—Y no tuvimos sexo, ya hubieras querido probar la medicina de Dorian Gray, Lara Croft.

Ahora somos dos los que reímos. Era lo que necesitaba escuchar, de nuevo la falta de filtro de mi amigo, viendo el sexo como algo del que podamos reírnos, aunque estamos muy lejos de hacerlo con las personas que realmente sí tuvimos sexo.

—¿Has visto a Destiny?

—No—Su sonrisa desaparece de repente—¿Crees que debería buscarla?

—Solamente si crees que pueda perdonarte y que no le vuelvas a mentir.

Por una razón siento que es lo que haría yo si estuviese en el lugar de él. Pero en mi caso, no es igual, ambos nos mentimos, y Destiny es una mujer libre, al contrario de Aleksei que le espera una larga condena.

—Quizás lo haga cuando todo esto acabe.

Si es que acaba…

 

 

Al salir del restaurante fuimos directamente hasta el puerto donde Aleksei y Viktor habían llevado a cabo la entrega de armas y materiales nucleares. Estaba más pálida que nunca, Dorian tomaba mi mano y era como si estuviese caminando sobre arena movediza, el lugar estaba totalmente desierto, no había rastros de que era el mismo lugar donde dos hombres habían hecho un trato de contrabando hace unos días atrás.

—¿Qué demonios le pasó a este lugar?

Me hago la misma pregunta, no hay rastro de nada, huellas de automóviles, nada.

—¿Crees que Stoner haya limpiado todo esto?

—No lo sé—Camino un poco más lejos de donde estamos—No tiene sentido nada de esto, es como si jamás hubiesen estado aquí.

—Es la dirección que aparece en el informe.

Recuerdo en las fotografías se miraba claramente que era un puerto como éste. No creo que Stoner haya sido el que hubiese limpiado el lugar, todo este tiempo lo único que ha querido es encontrar fallos para poder atrapar a Aleksei.

A menos que…

—¡Elaine!

Varias camionetas blindadas nos rodean, inmediatamente saco mi arma y Dorian también, aunque seremos un blanco fácil por la cantidad de hombres que han empezado a bajarse de cada camioneta.

Pero cuando dos rostros familiares son los últimos en bajar, apunto mi arma hacia ellos sin vacilar.

—Elaine Croft—Viktor Vladislav es el primero en saludar y levantar sus manos en rendición. —Es bueno volver a verte.

—Es una lástima que yo no pueda decir lo mismo—Sigo apuntándole firme con mi arma y Dorian también—Deberías de estarle haciendo compañía a tu amigo.

—Ojitos, baja el arma—Dice Luther cruzado de brazos y apoyado sobre la parte delantera de la camioneta—No somos tus enemigos.

—No te sientas mal, Luther—Dorian apunta hacia él ahora—Pero ni siquiera confío en mi sombra en estos momentos.

—¿Cómo sabían que estábamos aquí—Pregunto viéndolos a los dos—¿Me han estado siguiendo?

Ambos se ven y sonríen entre sí, hasta que Luther señala mi mano izquierda.

—Todavía llevas el anillo.

Lo veo y Dorian también lo hace rápidamente. Todo este tiempo no me había dado cuenta que todavía llevaba el anillo de diamantes con nota musical que Aleksei me dio. El mismo que lleva un localizador gracias a que Sergei Nabókov andaba detrás de mí.

Y aunque pudo secuestrarme y lastimarme, el anillo, su anillo me salvó y pudo llegar a mí.

—No puede ser—Susurra Dorian por lo bajo—Pensé que era otro.

Y a la vista parece un simple anillo de platino porque su belleza está hacia el interior de mi mano, de modo que solamente se ve un anillo sin diamantes.

—¿Qué es lo que quieren?

—Primero necesitamos que bajen las armas.

Dorian se ríe—Y yo necesito tener súper poderes, creo que ambos queremos lo imposible.

—Elaine—Llama Viktor con voz suave y relajado—Necesitamos que vengan con nosotros—Ve a Dorian—Ambos.

—¿Quieren desaparecer nuestros cuerpos como lo hicieron con el de Nabókov? —Cambio de posición el arma pero no dejo de apuntarlos.

—Tienes un buen sentido del humor—Se burla Luther—Pero no, no queremos lastimarlos.

—¿Qué demonios les hace pensar que puedo confiar en ustedes dos?

—Porque solamente ustedes son los que nos están apuntando—Viktor señala a su alrededor—Ni mis hombres ni nosotros tenemos un arma apuntándoles la cabeza, Elaine.

—¿Adónde quieren llevarnos? —Pregunta Dorian.

—Eso lo verán en el camino.

Bajo el arma y veo a Dorian que también hace lo mismo, estamos atrapados. A pesar de que estaba apuntándoles directamente a la cabeza, siento que no son una amenaza, tiene sentido después de todo que hayan venido a este lugar, no solamente porque lo vieron en mi ubicación, ellos sabían que yo vendría hasta aquí en busca de respuestas.

—¿Qué hacemos?

—Vamos—Le digo guardando mi arma—De todas maneras ya estoy muerta.