Cabrillana, Mariela Elizabeth
Poemas y pensamientos azules / Mariela Elizabeth Cabrillana. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-0474-6
1. Poesía Argentina Contemporánea. I. Título.
CDD A861
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: info@autoresdeargentina.com
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Este libro está dedicado a una persona por la cual siento admiración,
respeto y cariño, alguien con grandes valores, mi mejor amigo José María,
quien más que un amigo, lo considero como parte de mi familia
y a quien doy gracias por su sincera, pura e incondicional amistad.
Simplemente gracias por existir.
Tu mundo y el mío se unirán
Tomaré tus manos blancas.
Cual paloma entre mis dedos,
cubriré y te protegeré de todo mal.
Por la senda de lo irreal.
Fantasía...�
Tu mundo y el mío se unirán.
Entre campos y valles,
cruzaré hacia un horizonte
en medio del cielo y el mar.
Con mis manos, construiré
un hogar para los dos
que ha de ser la dicha
de nuestro amor.
Nuestra casita
en medio de la nada se hallará.
Solo será visible ante nuestros ojos.
Un nido de felicidad siempre será.
Sentimiento azul
Sobre los secos campos, entre cardos y espigas
asomase asustada, una flor, la más bella,
tú, amor, divina rosa con todas tus espinas;
Azul, incomprensible, irreal, ¡es aquella!
Amor vivido.
Amada mía, por siempre doncella,
rosa del olvido.
Traedme cada noche de nuevo tu recuerdo
que quiero contemplarte allí, entre las estrellas.
Azul será tu nombre, ¡oh, rosa fugitiva!
como el mismo cosmos, habitas en el mundo.
Apareces y desapareces ¡siempre bella!
y en mi pecho por siempre te quedarás cautiva.
Soledades
Navego en el mar de tu cuerpo
blancas colinas, nieve…
agua tibia la que corre por tu piel.
En el silencio de la noche,
alejas mis miedos,
borras el dolor.
Inquebrantable amor,
me llevas de un extremo a otro;
juegas, me arrastras,
quebrantas toda voluntad.
Cuerpo de mujer,
nidal de paz
laberinto de emociones,
refugio de este perro,
perdido,
que encuentra en ti un hogar.
Toma mi mano,
lleva mi alma, no me dejes aquí
llorando tu adiós.
Oh, cuerpo de mujer…
La novia
Dormida sobre el lecho
tu cuerpo se posa ya,
cubierta por rosas rojas
y palomas al pasar.
Con ínfimas ilusiones
luciste de blanca novia;
¡esperando por tu amado
por siempre te has quedado!
Cantaron al cielo sus coplas
los traviesos gorriones,
mientras doblaban campanas
anunciando tu llegada.
Doncella de alma pura
te elevaste a los cielos,
abandonado la tierra
¡así Dios lo ha querido!
Misteriosa mujer
Tú, la flor más bella del jardín,
solitaria, misteriosa alma la tuya
incomprensible, flor de jazmín.
Dama de un tiempo pasado,
mujer, amante, no me rehúyas,
quiero perderme entre tus encantos,
en esta noche sin principio ni fin.
Sentirme por tus ojos hechizado,
por este embrujo atrapado
por ti, misteriosa mujer.
Pobre alma la mía, sujeta a ti,
si tú,
misteriosa dama, ¡no existes!
¿Acaso existo yo sin ti?
Soldado argentino
2 de abril de 1982…
La patria se viste de luto, te han llamado a luchar,
hijo, hermano de alguien,
quizá sean tus 18 o tus 30 qué más da.
Aquí no es cuestión de edades
y puede que te sientas niño para luchar,
pero tu espíritu y tus entrañas
se llenan de valentía y dejas tus miedos atrás.
Fusil en mano, a Puerto Argentino vas.
Abraza y besa a tus seres queridos…
Riega con tus lágrimas este, tu suelo
al que pronto volverás,
y si por ahí el destino, cruel e injusto,
te elige entre todos, y la muerte no te deja regresar,
recuerda que un manto de neblinas
cubrirá tu cuerpo
entre el azul del cielo y el mar,
convirtiéndote ya siempre en nuestro héroe nacional
que por esta, tu tierra argentina,
tu vida entregaste lleno de orgullo y lealtad.
Ángel
Miro atrás en el tiempo:
veo tu cara, tu sonrisa,
respiro tu aroma en cada lugar
por el cual juntos, tomados de las manos,
nos viesen transitar.
Mientras una lágrima se escapa
desde el interior del corazón.
Prisionera mía.
Atada en un rincón te he dejado.
Lucho contra el cielo y la tierra
con los mares que surcan mi interior.
Al viento le confieso mi agonía,
y es tan grande mi letanía...
que no me basta la vida.
Ángel,
toma mi mano,
dame un soplo de vida.
Llevándome a tu lado
curarás mi herida...