Bilbao, hoy

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El tramo final del río Nervión, donde las aguas dulces y saladas se mezclan, conforma la columna vertebral que articula la ciudad de Bilbao, que muestra diversas caras: desde las típicas siete calles fundacionales que conforman el núcleo del Casco Viejo, con su catedral santiaguera, al Ensanche de la orilla opuesta y los nuevos iconos arquitectónicos que se alzan frente a los territorios que antiguamente ocupaban las industrias del metal y hoy son el gran pulmón recreativo de la ciudad.

La capital vizcaína ha experimentado una mutación absoluta en apenas dos décadas. Pasó un final del siglo XX con enormes dificultades, viendo como sus industrias señeras de astilleros y altos hornos se cerraban por la competencia de países que podían producir más rápido y barato. Del cierre de aquellas industrias quedó un ambiente urbano ennegrecido por las chimeneas durante décadas y un ambiente deprimido. Sin embargo, a partir de un único edificio insignia (el museo Guggenheim), la ciudad se reformuló y comenzó a dar pasos para convertirse en una urbe de tamaño pequeño que da a sus habitantes grandes dosis de calidad de vida.

De ciudad industrial, abarrotada de barcos cargueros que remontaban la ría del Nervión para transportar mineral, e industrias siderúrgicas que rugían como dragones, ha pasado a urbe deslumbrante en la que museos vanguardistas, puentes peatonales y una ribera ajardinada la convierten en una de las grandes joyas del norte de la Península Ibérica. Con el impactante edificio del Guggenheim como locomotora, Bilbao ha ido acumulando nuevos equipamientos culturales de vanguardia como el Azkuna Zentroa o el Palacio de Congresos Euskalduna. El gusto por los edificios de referencia han dado también como fruto la torre de Iberdrola que ahora marca dónde se desarrolla el nuevo centro, o la remodelación del estadio de fútbol del Athletic Club, uno de los más bellos de Europa. Bilbao es en la actualidad codiciada como destino para visitarla durante un par de días por viajeros que acuden desde todo el mundo, atraídos también por la fama de la gastronomía vasca. Los bares de pintxos del Casco Viejo se han convertido prácticamente en museos de la comida de un solo bocado.

Por el tamaño de la ciudad y las dimensiones reducidas de su territorio natural, Bilbao es la base ideal para emprender una exploración de la provincia de Bizkaia, con atractivos tanto en el litoral como en el interior, donde se dan algunos de los bosques y paisajes montañosos más impactantes de la Cornisa Cantábrica.

Recomendaciones para el viaje

La mejor época

Bilbao se puede visitar en cualquier época del año. Sin embargo, es bien conocido que, de media, hay 250 días al año en que llueve. No se trata de precipitaciones violentas o chaparrones súbitos, sino de unas gotas que caen paciente y persistentemente. Los vascos distinguen entre sirimiri y langarra en función del tamaño de la gota. Independientemente de cual sea, el resultado siempre es el mismo: todo está empapado y la humedad es alta. El paraguas, el chubaquero y un buen calzado cerrado es obligatorio en el equipaje, pues la lluvia hace acto de presencia en todas las estaciones

Hay periodos desesperantemente largos de días sucesivos lloviendo, pero también es cierto que en ellos reside la belleza del paisaje. La clave al hacer el equipaje es llevar mucha ropa de recambio, pues no será raro que a lo largo de una jornada haya que mudarse más de una vez. Los inviernos son templados, pero los veranos pueden ser bastante calurosos, superando muchos días los 30ºC.

En tiendas, centros comerciales, museos, cines, teatros y restaurantes están preparados para la lluvia, por lo que muchos de estos establecimientos disponen de unos artefactos que forran con plástico los paraguas. Solo hay que introducirlo en una ranura y una capa impermeable rodea y protege la sombrilla y también al local del molesto goteo.

Traslados desde el aeropuerto

El aeropuerto de Bilbao (Tel 913 211 000 y http://aena.mobi) se encuentra en la localidad de Loiu, a unos quince kilómetros del centro. Conecta con multitud de ciudades europeas pero no cuenta con vuelos transoceánicos. Para ellos, hay que efectuar un enlace en algunos de los principales hubs continentales.

Para llegar a él, además del lógico servicio de taxis, hay la línea de autobús A3247 que parte de la estación de Termibús, en las inmediaciones de San Mamés. Se detiene en varias zonas del centro de la ciudad y lleva al aeródromo en menos de media hora. La frecuencia es cada 30 minutos en días laborables (entre las 5.15 y las 21.45h) y cada 60 minutos los sábados y festivos (entre las 6.45 y las 23.45h). El trayecto cuesta 3€.

Hay un eficaz servicio de autobuses que lleva a Donostia-San Sebastián cada hora (60 minutos de trayecto) desde el propio aeropuerto. www.pesa.net.

Moverse por la ciudad

Bilbao es una ciudad pequeña, se recorre a pie. Sin embargo, cuenta con metro y líneas de tranvías muy eficaces. El metro tiene tres líneas. La L1 es la más antigua, recorre toda la ciudad de Bilbao desde el barrio meridional de Etxebarri y llega hasta la localidad de Plentzia, lo que facilita la llegada de los bilbaínos a una de sus playas más cercanas.

La L2 arranca en la localidad de Basauri y llega hasta la de Santurtzi, sirviendo de unión ideal para las localidades y barrios situados en la margen izquierda del Nervión.

La L3 es la más corta, une Kukullaga con Matiko.

Hay que tener en cuenta que el metro es realmente un transporte metropolitano, por lo que hay cinco zonas diferenciadas de pago. Las máquinas expendedoras de billetes son eficaces para comprender qué tarifa hay que pagar en función del recorrido. El título Creditrans Barik es muy práctico, funciona como una tarjeta monedero en la que se recarga la cantidad que se desee en cada ocasión. Pueden utilizarla a la vez hasta 10 personas. www.metrobilbao.eus.

El tranvía une Atxuri con La Casilla, por lo que es extremadamente útil para el foráneo, recorriendo los barrios que más le interesarán de la ciudad prácticamente montado en una ventana panorámica. Tiene una frecuencia de paso de 15 minutos y entre cada parada hay una media de dos minutos de duración. Sirve el título de transporte Barik.


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