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Índice

INTRODUCCIÓN.Una profesión más que especial

I. ANTES DE QUE LLEGUEN LOS ALUMNOS:
ESTRUCTURA, ESTRUCTURA Y MÁS ESTRUCTURA

1. Acomodar y organizar el aula de clase

El mobiliario

Los materiales de clase

2. Desarrollar tus propios procedimientos

Antes, durante y después de las clases

3. Implementar tus propias normas

Para diferentes momentos y circunstancias

4. Prepararse mentalmente para la gestión del aula

Relaciones personales positivas

Expectativas altas, concretas y coherentes

5. Cuando los alumnos respetan (o no) las normas

Posibles estrategias

Centrarse en objetivos reales

6. Planificar bien las clases

Planificación, minuto a minuto. Ejemplos

Centrarse en cómo trabajar con implicación

II. HAN LLEGADO LOS ALUMNOS: ¿AHORA QUÉ?

7. Explicar y poner en práctica los procedimientos

Interactuar bien con los alumnos

8. Gestionar el aula de clase

Controlarse a uno mismo

Reparar y reconstruir

III. TRABAJAR TAMBIÉN CON LOS ADULTOS

9. Trabajar con la dirección y la jefatura de estudios

Apoyar, colaborar y facilitar

10. El apoyo de los compañeros

Los “empoderadores” y otros compañeros y colegas

No te asuste tener que reparar tus relaciones con todos

11. Las familias, mejor como amigos que como rivales

Establecer relaciones antes de necesitarlas

Qué decir al convocar a los padres

IV. SEGUIR REFLEXIONANDO:
PARA PERFECCIONAR Y DESARROLLAR LA TAREA

12. Rectificaciones a medio camino

Rectificar: tú eres tu propio grupo de control

Reiniciar y decidir los cambios necesarios

13. Eres como una esponja, capaz de absorberlo todo

Observar a los demás y asistir a las reuniones

Hacerse observar y no temer decir que no

14. Todo empieza en ti

Confía en tu intuición y en tu instinto

15. ¿Y ahora qué?

Empezarás el segundo año ¡invencible!

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

CONOCE A LOS AUTORES

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Introducción

UNA PROFESIÓN MÁS QUE ESPECIAL

¡Felicidades! Si estás leyendo este libro significa que has decidido mejorar algo en tu vida y en tu carrera profesional. Párate un momento a pensar en ello: has decidido usar tus habilidades y capacidades para ayudar a los demás a superarse. Es admirable. Si alguna vez en tu carrera profesional no se te pone la piel de gallina cuando los alumnos y alumnas llegan al aula, recuerda la influencia y el impacto que tiene tu actuación para muchas personas. Cada día deberás estar mejorando algo. Esperamos que esta sea la razón por la que elegiste ser docente, ser educador.

Ahora se ha hecho realidad.

Pronto te darás cuenta de que otras cosas también se han hecho realidad. ¿Qué hago si los alumnos y las alumnas dejan de escucharme? ¿Qué hago con un padre o una madre disgustado? ¿Qué hago para dormir suficiente? Y lo más importante: ¡Cuándo voy a tener un segundo para ir al servicio!

Cada día es diferente, cada día es especial. Cada día es un reto, pero ¿estás a punto para el reto? Por supuesto habrá momentos especiales que te tocarán la fibra sensible, veces en las que te preguntarás dónde te has metido y ocasiones en las que querrás (o estarás a punto de) llorar. Lo sabías cuando elegiste la educación como profesión y puede que en parte sea por ello por lo que la elegiste.

Pero no solo quieres ser docente, sino que quieres llegar a ser el o la docente. Quieres ser el profesor o la profesora que inspira y anima a los demás, porque tú también tuviste quien que te inspiró a ti. Quieres ser el profesor o la profesora que marca la diferencia en la vida de las personitas de tu aula. ¿Y sabes qué? Serlo, únicamente depende de ti.

Tendrás alumnos y alumnas1 con un potencial ilimitado. Estos son los que pueden cambiar el mundo, crear tecnología punta o encontrar la cura del cáncer. Siempre es agradable trabajar a su lado, los días junto a ellos y ellas son fantásticos. Incluso puedes y debes llevarte una parte del mérito de su inteligencia y talento.

También tendrás alumnos y alumnas con los que tendrás que superar más retos. Puede que sea por su entorno doméstico, por sus capacidades, por su actitud; puede que sea su culpa y puede que no lo sea. Serán los que pondrán a prueba tu paciencia y tus habilidades. Los profesores y profesoras que consiguen llegar a todos los alumnos y alumnas son muy diferentes de quienes solo llegan a una parte. Aunque a veces sea frustrante, cuando veas cómo les chispean los ojos al entender algo nuevo, cómo sonríen al captar finalmente ese concepto, cómo consiguen por fin concentrarse en algo porque ven que, al fin y al cabo, son capaces de ello, entonces te darás cuenta de que has elegido la profesión correcta.

Jamás olvidarás tus primeros alumnos y alumnas, los del primer año. Otros puede que aparezcan y desaparezcan de tu cabeza, pero aquellos nunca desaparecerán de tu memoria ni de tu corazón. Hay algo especial en el primer grupo, son inolvidables. Y tú querrás asegurarte de que también estás entre los profesores y profesoras inolvidables. Esta es la razón por la que nos referimos a Tu primer año como docente. Estás a punto de empezar el viaje más alentador y estimulante de tu vida. Será, a la vez, algo que ni te imaginas y todo lo que esperas.

Gracias porque has elegido enseñar. Gracias porque has elegido marcar la diferencia. Y gracias también porque consideras que todo ello tiene importancia para ti.

CÓMO USAR ESTE LIBRO

Este libro está pensado para poder usarse de diversas maneras. Puedes leerlo de principio a fin mientras todavía eres estudiante, o usarlo como guía de referencia durante tu primer año de profesión. La intención es que constituya una guía para que puedas anticipar lo que quieres tener preparado antes del primer día de clase, y también que pueda usarse de manera puntual cuando te enfrentes a un reto (¡o a una crisis!) en concreto, y así acudir al libro como un recurso o para refrescarte la memoria.

El libro está escrito para docentes e incluye numerosos ejemplos de diferentes contextos. Hemos intentado incluir las especificidades necesarias para que puedas saber con precisión cómo fijar expectativas, comunicar con niños, jóvenes y adultos, y cómo organizar el aula. Somos conscientes de que cada persona ha vivido contextos y experiencias diferentes. A algunos y algunas siempre os habrá gustado el colegio, habréis crecido en una familia con personas del mundo de la educación o tal vez os habréis cruzado con algunos de esos excepcionales y excelentes docentes, mientras que otros y otras puede que no hayáis tenido tales oportunidades. Sea como sea, este libro te ayudará a abrirte camino para lograr un primer año lleno de éxitos.

Puede parecer desproporcionada la parte del libro que se centra en el manejo de los alumnos y alumnas y del aula, pero hemos visto con profesores y profesoras de primer año que es la preocupación primera que suelen tener al empezar su primer curso y el reto principal al cual se enfrentan durante este período (e incluso más adelante). Hemos visto la necesidad de apoyar a los docentes nuevos en esto, que es lo que muchos consideran el aspecto más exigente de la enseñanza. Si se hace una buena gestión del aula puede que no se logre efectividad, pero si la gestión del aula no es buena jamás se logrará efectividad.

También quisimos aportar algún tipo de guía en el trabajo con adultos, dentro y fuera del centro escolar. Encontrar iguales con los que compartir y de los que aprender puede ser muy gratificante. También es muy valioso ser capaz de comunicar con eficacia con los padres y madres y contar con su apoyo. Sin embargo, a veces trabajamos o interactuamos con adultos que no siempre tienen propósitos altruistas. Si somos conscientes de que navegamos en estas aguas, y de que a veces puede ser difícil, las aguas pueden ser una parte importante de lo que se disfruta en el primer año en un colegio.

Finalmente, ¡nos encantaría saber de ti! Si te apetece compartir tus historias con nosotros, los autores de este libro, y con otras personas que conozcan el libro, será una oportunidad para aprender, reír y crecer conjuntamente. Disfruta del libro y pasa un fabuloso primer curso.

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I

Antes de que lleguen los alumnos:

Estructura, estructura y más estructura

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Acomodar y organizar el aula de clase

La enseñanza es una profesión complicada y hay muchos aspectos en juego a la hora de ser un educador destacado.

Sin embargo, como profesor principiante es imprescindible tener un foco de atención principal durante las semanas anteriores y posteriores al inicio de curso: el manejo del aula.

En un metaanálisis a gran escala, Wang, Haertel y Walberg (1993) estudiaron la influencia de diferentes factores en el éxito escolar y descubrieron que la gestión del aula es el que tiene un mayor efecto. Además, se ha demostrado que la mayoría de docentes consideran que lo que tiene que ver con la disciplina es la parte más estresante de su trabajo (Wasicsko & Ross, 1994).

Image En tu primer curso, habrá cosas que no sabrás o que no harás correctamente, pero la estructura y los procedimientos a seguir no deberían estar entre ellas.

Lo espaciosa, atractiva o moderna que sean el aula y el equipamiento que te toque, no está en tus manos, pero en lo que tú llegues a convertirla, está totalmente bajo tu control. Muchos investigadores y expertos en educación, como Fred Jones en Tools for teaching: Discipline, Instruction, Motivation (2013), defienden la importancia fundamental de la disposición del aula. Cuando estés acomodando el aula (y también probablemente limpiándola de lo que quede del año anterior), debes pensar en dos aspectos fundamentales: el mobiliario y los materiales de clase.

EL MOBILIARIO

En lo que tiene que ver con los muebles, es importante centrarse en la circulación dentro del aula, en la funcionalidad y en la estructura que ofrece. Muchos de los asuntos básicos en torno a la gestión del aula pueden abordarse incluso antes de que lleguen los alumnos, asegurándose de que los muebles están colocados de manera funcional (Jones, 2013). Así pues, empieza por pensar en las siguientes preguntas básicas: ¿Cuántos alumnos vas a tener? ¿Qué configuración te ayudará a ser más competente desde el primer día? El tamaño del aula determinará en gran medida cómo acomodarás el aula. Veamos dos ejemplos de profesores que organizaron el espacio antes del primer día de clase.

Sandra es profesora de ciencias y tiene entre 30 y 35 alumnos por clase de 12 a 13 años. Le ha tocado una de las aulas más pequeñas del centro, lo que, junto con la cantidad de alumnos, limita las opciones que tiene para acomodar el espacio. También está un poco nerviosa por tener que controlar una clase tan numerosa y busca una distribución que le favorezca en el momento de exponer sus expectativas y procedimientos a los alumnos. La mejor opción es empezar el curso con los pupitres separados uniformemente y en filas ordenadas. Esto permitirá que el movimiento entre los pupitres sea continuo y facilitará el hecho de limitar la interacción entre alumnos. Aunque lo que a Sandra realmente le gustaría es colocar los pupitres en grupos para que los alumnos puedan colaborar en las sesiones de laboratorio, también sabe que puede cambiar su disposición en cualquier momento.

Su primer objetivo a principio de curso es la perfecta puesta en práctica de la estructura y el orden. Una vez que haya establecido sus procedimientos y rutinas, podrá colocar los pupitres en grupos porque siempre es más fácil relajar las estructuras que endurecerlas.

Roberto tiene 25 alumnos de 7 a 8 años, y cuenta con un aula bastante grande, por ello puede ser más flexible a la hora de pensar en la distribución. Se siente seguro colocando los pupitres en grupos porque la mayor parte de las lecciones se realizarán en el suelo. Decide colocar los 25 pupitres en grupos de cinco, mantener el espacio de enfrente de la pizarra libre para las actividades en el suelo y reservar el fondo del aula, junto a la ventana, para la biblioteca de aula. Aunque Roberto tenga más flexibilidad para ser creativo, sus objetivos principales siguen siendo la circulación, la funcionalidad y la estructura. Simplemente tiene un planteamiento diferente al caso de Sandra porque sus aulas, alumnos, necesidades y niveles de comodidad son diferentes.

Cuando estés distribuyendo los muebles del aula, lo principal, y seguramente más importante, que deberás analizar detalladamente será asegurarte de que podrás monitorizar a todos los alumnos en todo momento, independientemente de donde te encuentres. Si a Sandra le queda un pupitre escondido detrás de un archivador o detrás de un mueble alto, o si el rincón de lectura del aula de Roberto está encerrado detrás del espacio reservado para actividades de tecnología, los dos habrán dispuesto una situación que fácilmente puede provocar problemas porque en ambos casos habría lugares en el aula donde podrían acceder los alumnos y permanecer “escondidos”. Podría ser que Sandra y Roberto tuvieran unas clases de angelitos que jamás se aprovecharían de esas “joyas escondidas”, pero como profesores nuevos no deberían asumir ese riesgo.

Es más fácil tener una actitud proactiva ante estas posibles situaciones que tener que actuar de manera reactiva y tener que lidiar con malos comportamientos más tarde.

LOS MATERIALES DE CLASE

El segundo aspecto en la distribución y la organización del aula son los materiales con los que vas a trabajar. Asegúrate de que los materiales de uso habitual son fácilmente accesibles, y los que se usan con menos frecuencia están guardados de manera organizada para poder recuperarlos en el momento dado. ¿Qué cosas tú y tus alumnos vais a necesitar cotidianamente? ¿Lápices, libretas, libros de texto? ¿Qué cosas no vais a necesitar habitualmente, pero deberían ser de fácil acceso? ¿Tijeras, calculadoras, herramientas de matemáticas? También es probable que acaben en tus manos materiales con los que no tienes ni idea de qué hacer, como antiguos programas de estudio. No dudes en preguntar a tus compañeros y compañeras o superiores qué hacer con esto. Si te piden que lo guardes, déjalo en algún lugar donde no moleste, ya que no se va a hacer un uso regular de ello.

Cuando Alba, con alumnos de 10 años, estaba preparando su aula, se aseguró de que cada uno tuviera una pizarrita blanca y hojas de notas en su pupitre porque consideró que iban a usarse habitualmente. Sin embargo, colocó las carpetas en los casilleros, porque deberían ser de uso menos frecuente. En cuanto a los cuadernos, no estaba segura de si se usarían a principio de curso, entonces los puso cuidadosamente en un armario al cual podría acceder fácilmente en caso de necesidad.

Aunque Mario sea profesor de inglés con chicos mayores, también se fijó en la distribución de los materiales. Sabía que la mayoría de alumnos vendrían el primer día con una libreta de espiral, pero guardó algunas más cerca de su escritorio por si acaso. También colocó lápices ya afilados de repuesto en un bote de lapiceros sobre su escritorio para que, los alumnos que olvidaran el suyo, puedieran tener uno. También puso una hoja de registro donde anotar los que dejaba, para recogerlos al final de la clase. Finalmente, en los armarios de debajo de su ventana, apiló los libros de texto por clases y los numeró de manera que estaban listos para repartirlos fácilmente.

Image Preparando todo lo posible antes de que lleguen los alumnos aumentas la probabilidad de éxito cuando empieza el año.

Una de las mejores maneras de empezar esta preparación es con los muebles y los materiales. Una vez que hayan llegado los alumnos, esta planificación te dará más tiempo para lidiar con lo más importante: los alumnos y enseñar.

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Desarrollar tus propios procedimientos

Cuando estás organizando el aula y preparándote para el curso escolar, también necesitas pensar profundamente en los procedimientos y las expectativas que quieres aplicar. Esto son las rutinas básicas que tú y tus alumnos desarrollaréis para que la clase “funcione” como una maquinaria bien engrasada. Se ha demostrado que los procedimientos son un aspecto fundamental para una eficaz gestión del aula basada en la prevención que afecta positivamente al aprendizaje y al comportamiento de los alumnos (Marzano et al., 2005). Pensar en profundidad sobre los procedimientos de manera proactiva puede ser muy determinante en el manejo de los alumnos y en general en el clima del aula.

Image Cuanto más estrictos sean los procedimientos, mejor será el comportamiento de los alumnos y más tranquilo y productivo será el ambiente de la clase.

Proponemos una lista de muchos de los procedimientos habituales que deberían analizar detenidamente profesores de diferentes niveles:

Lápices: ¿De qué manera los alumnos tienen acceso a ellos? ¿Cómo les afilan la punta? ¿Qué ocurre si a un alumno se le olvida traer el suyo o necesita una goma de borrar?

Libretas y libros de texto: ¿Los niños deben traerlos cada día? Si no es así, ¿cómo se les entregan cada día? ¿Qué ocurre si un día llega un alumno sin ellos?

Deberes: ¿Cómo se entregan o cómo los recoges? ¿Cómo los devuelves tras la corrección?

Trabajo tras una ausencia: ¿Cómo sabrán los alumnos qué informaciones se han perdido por faltar a una clase? ¿Qué sistema vas a usar para que puedan llevar a cabo tareas de recuperación?

Tecnología: ¿Cómo se guardan los aparatos tecnológicos del aula? Si son portátiles, ¿cómo se distribuyen a los alumnos? ¿Estos aparatos deben cargarse durante la noche?

Móviles, tabletas y aparatos personales: ¿Cuál es la política del centro escolar? ¿Cuándo y cómo pueden usarlos los alumnos? ¿Cuándo deben dejarlos de lado?

Al entrar en el aula: ¿Los alumnos deben quitarse gorras y gorros? ¿Deben entrar en silencio? ¿Deben ir directamente a su sitio? ¿Con qué tarea deben empezar a trabajar?

Servicio: ¿Cuán a menudo pueden usar los alumnos el servicio? ¿Cómo deben hacerte saber que necesitan ir al servicio? ¿Será necesario anotar las veces que ha ido al servicio un alumno?

Al salir del aula: ¿Vas a despedirte de los alumnos? ¿Se irán ellos cuando suene el timbre? ¿Deben aprenderse algún orden en la fila? ¿Deben hacer una fila con calma?

Además de los procedimientos básicos que pueden aplicarse a casi todos los profesores, también hay algunos que solo te incumben a ti, y a tu clase. Por ejemplo, los profesores de niños pequeños deberán pensar dónde sus alumnos deben guardar sus mochilas y su comida después de entrar en clase, mientras que los profesores de química deberán pensar cómo sus alumnos deben acceder a los vasos de precipitados para los experimentos y cómo usarlos. Tómate tiempo para andar por el aula y analizar detenidamente tu día. Haz una lista de los procedimientos con los que debes tener una actitud proactiva.

A continuación, proponemos una lista más extensa de cosas que pueden requerir establecer algún procedimiento. Aunque esta no sea una lista exhaustiva de todo lo que debes preparar, debería constituir una base interesante que te ayude a empezar a tratar tus expectativas sobre los procedimientos. Piensa que, una vez que los alumnos lleguen es muy probable que deban hacerse ajustes a partir de estos y de situaciones inesperadas. Así pues, usa esta lista para prepararte lo mejor que puedas sabiendo que habrá que hacer rectificaciones a medio camino.

Cuando los alumnos formulan preguntas.

Préstamo de libros de la biblioteca del centro y/o de la biblioteca del aula.

Comer en clase.

Guardar y repartir materiales que no se usan a diario (ceras, lápices de colores, tijeras, pegamento, etc.).

Pasar lista.

Comienzo y final del día y/o rutinas periódicas.

Simulacro de emergencia: incendio, terremoto, tornado…

Objetos perdidos.

Tirar la basura y/o reciclar.

Actividades a realizar en clase.

Tareas no terminadas, tareas tras una ausencia y/o de recuperación.

Disponibilidad y uso de los aparatos tecnológicos.

Disposición de los pupitres.

Impuntualidad.

Niveles aceptables de ruido.

Hablar y participar durante las explicaciones.

Elegir y/o formar grupos de trabajo.

Enfermedades repentinas.

Esta lista de cosas para las que necesitarás procedimientos, es decir, tener previsto cómo actuar, puede parecer abrumadora al principio, pero afortunadamente seguramente otros ya lo hayan solucionado en tu lugar. Por ejemplo, puede ser que tu centro escolar tenga procedimientos establecidos acerca del tránsito por los pasillos, del préstamo de libros de la biblioteca y de los simulacros de emergencia. Para otros procedimientos puedes preguntar a un profesor mentor, a un compañero de confianza o incluso buscar diferentes ideas en internet.

Image Recuerda siempre que, al tratarse de procedimientos, siempre es mejor estar preparado.

En realidad, es casi imposible estar preparado de más. Por ejemplo, si no sabes si es necesario anotar las veces que los alumnos van al servicio, cúbrete las espaldas y elige un sistema para hacerlo. Si acabas viendo que ir al servicio no resulta un problema, puedes alejarte de esta estructura, y si, en cambio, lo que decidiste te resulta de gran ayuda entonces ¡agradecerás haber empezado con este sistema desde el primer día! Como ya se ha dicho, es bastante más fácil relajar las estructuras a mediados de curso que fortalecerlas una vez que los alumnos han llegado.

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Implementar tus propias normas

La parte final de la preparación de la clase consiste en analizar detenidamente tus normas del aula. Existen una cantidad significante de estudios que describen la importancia de establecer normas claras (Marzano et al., 2005). Las normas se diferencian de los procedimientos porque son más amplias, normalmente pertenecen al comportamiento y al carácter de los alumnos y tienen algún tipo de consecuencia cuando se quiebran. Esta parte de la preparación es crucial porque tus normas serán algo que fortalecerás cada día y, entonces, querrás usarlas para cultivar el tipo de clase que deseas.

Algunos profesores eligen tener colgada en la pared una lista de normas del aula desde el primer día en que los alumnos llegan al aula. Otros prefieren elaborar las normas en conjunto, como grupo-clase, para fomentar que los alumnos las sientan como propias. Otros puede que solo usen las normas del centro, que los alumnos ya conocen, por lo que solo deben abordarse el primer día de clase. Algunos profesores experimentados, especialmente con alumnos mayores, ni siquiera tienen normas explícitas ni expectativas colgadas en el aula, pero están muy claramente registradas en su mente.

Image No importa el tipo de profesor que seas, solo asegúrate de que tienes una visión clara de cómo quieres que sean tus normas.