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Temas: Género, Educación, Coeducación, Feminismo

 

 

 

 

 

Carmen HEREDERO DE PEDRO

Género y Coeducación

 

 

 

 

Género y Coeducación

Por

Carmen HEREDERO DE PEDRO

Ediciones Morata

Fundada en 1920

Nuestra Señora del Rosario, 14, bajo

28701 San Sebastián de los Reyes - Madrid - ESPAÑA

morata@edmorata.es - www.edmorata.es

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© Carmen HEREDERO DE PEDRO

 

 

 

 

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© EDICIONES MORATA, S. L. (2019)

Nuestra Señora del Rosario, 14

28701 San Sebastián de los Reyes (Madrid)

www.edmorata.es - morata@edmorata.es

 

 

Derechos reservados

ISBNpapel: 978-84-7112-924-6

ISBNebook: 978-84-7112-925-3

Depósito Legal: M-2.633-2019

 

 

Compuesto por: Sagrario Gallego Simón

Printed in Spain - Impreso en España

Imprime: ELECE Industrias Gráficas, S. L. Algete (Madrid)

Ilustración de la cubierta realizada por Lucía de Persia Finger. Reproducida con autorización

   
   
 
 

Nota editorial

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Contenido

Contenido

Presentación

Prólogo

Un libro que llega a tiempo

Introducción

CAPÍTULO 1. Historia de la educación femenina en españa. Breve recorrido histórico

Primera etapa. Tímidos conatos en la incorporación de las niñas al sistema escolar. El influjo de la ilustración. Los primeros proyectos de Instrucción Pública.—Segunda etapa. Generalización de la enseñanza pública para las niñas. Ley de Instrucción Pública. El krausismo y su repercusión en la educación. El siglo xx: plena incorporación de las mujeres al ámbito educativo. La segunda república: avance de la escuela mixta. La guerra civil y el franquismo: nuevos retrocesos para la educación femenina. La ley general de educación básica de 1970: el currículum único.—Tercera etapa: la escuela mixta. Las críticas al modelo androcéntrico. La coeducación como alternativa. La filosofía coeducadora de la logse y su aplicación práctica. Papeles sociales de mujeres y hombres, una asignatura optativa. Vaivenes legislativos: LOCE, LOE, LOMCE...

CAPÍTULO 2. La identidad de género y la educación

El concepto de género. Acerca de la construcción de la identidad de género. Teorías del aprendizaje social. Análisis feministas del papel de la escuela en la construcción del género. El feminismo postestructuralista en relación con la identidad de género y su configuración

CAPÍTULO 3. La transmisión del género en la escuela de hoy

Jerarquización educativa. El profesorado en españa. El profesorado, según el nivel educativo. Los equipos directivos de los centros. Distribución del profesorado por áreas de conocimiento. Medidas para favorecer la igualdad. Sus discursos y actitudes.—Los contenidos o currículum. El androcentrismo de la ciencia. Materias objeto de aprendizaje. Combatiendo el androcentrismo. La enseñanza de valores. La educación para la ciudadanía y los derechos humanos.—Los libros de texto. Análisis del sexismo en los libros de texto. Conclusiones generales y algunos aspectos. Sexismo en los libros de texto de lengua castellana y literatura

CAPÍTULO 4. Éxito escolar femenino

El alumnado en las etapas anteriores a la universidad. El éxito escolar. Factores sociales y rendimiento académico. Diferencias de género en los resultados académicos. Mejores aptitudes de las mujeres para el lenguaje y de los varones para las matemáticas.—¿Éxito escolar femenino?

CAPÍTULO 5. La coeducación como alternativa

En defensa de la escuela mixta. La formación del profesorado. Visibilización de las mujeres y sus aportaciones. Planificación coeducativa. Organización escolar favorecedora de la igualdad

Bibliografía

Presentación

Desde su constitución, hace ahora 40 años, la Federación de Enseñanza de CCOO ha sido consciente de la discriminación femenina y ha formado parte de su ideario sociopolítico la lucha por una sociedad libre de discriminaciones, formada por trabajadores y trabajadoras iguales en derechos e iguales de hecho.

Siempre hemos considerado que la educación es el gran logro de una sociedad democrática y que, desde ella, quienes tenemos responsabilidades en su ejercicio y en su defensa, estamos obligados a ejercer una función que colabore en esas aspiraciones de igualdad y transformación social.

Llevamos 40 años reivindicando la coeducación, un modelo educativo que se inserta en la creencia de que la educación debe formar a las personas para ejercer un trabajo o profesión, para ser útiles para los demás, para colaborar en el desarrollo y mejora social, pero, antes que todo eso, la educación debe perseguir la formación de personas autónomas y felices, dueñas de su propia personalidad y capacitadas para ejercer su ciudadanía con pleno respeto a la convivencia, solidarias y repletas de valores humanos que pretendan una sociedad mejor.

Para la Federación de Enseñanza de CCOO la coeducación es un factor de calidad. Así de rotundo. Frente a los contenidos de lo que las administraciones educativas regidas por la derecha entienden por calidad —el emprendimiento, la competitividad, el memorismo, el academicismo— nuestros principios de calidad educativa se basan en la equidad, en la compensación de desigualdades sociales, en la igualdad. No nos desentendemos de los elementos académicos: un profesorado bien formado tiene que conocer su asignatura y tiene que saber enseñarla y el alumnado tiene que esforzarse, claro que sí, por aprender. Pero, ante la preeminencia de una concepción mercantilizadora de la educación, ponemos en primer plano los valores humanos y democráticos que nuestra Constitución, por otra parte, establece.

Hace solo un año celebrábamos el 25 aniversario de la Secretaría de la Mujer de nuestra Federación. En el año 1992 formalizamos su constitución, que pretendía posibilitar el trabajo de nuestro Sindicato a favor de las mujeres, partiendo de la organización de las propias mujeres, para que estas pudieran formar una estructura de análisis, reflexión y elaboración de propuestas a trasladar al conjunto de la afiliación. Su trabajo ha sido bien fructífero: ha permitido la organización y conformación de una alianza femenina con prestigio y autoridad suficientes para que el conjunto del Sindicato —también los varones, dejando a un lado sus privilegios de género— sea consciente de las discriminaciones derivadas del género y de la necesidad de transversalizar todas nuestros análisis y reivindicaciones mediante la perspectiva de género (esa que tanto rechazan nuestros obispos, precisamente). Estamos avanzando en la representación femenina en nuestra Organización, aunque debemos reconocer que nos cuesta desprendernos de las rutinas de un sindicalismo dominado por los hombres.

No podemos estar completamente satisfechos, por supuesto: aún no hemos conseguido nuestros objetivos de igualdad. Pero cada vez están más cerca. Recordemos la última celebración del 8 de marzo, donde las mujeres —y con ellas también muchos varones— demostraron que la lucha feminista es imparable.

Estamos, eso sí, orgullosos de haber contribuido a esa demostración y a los avances conseguidos. Con nuestro trabajo de denuncia y reivindicación en todos los ámbitos, aunque, especialmente en el laboral y el educativo, de organización de las mujeres y de sensibilización social, ponemos nuestros mejores recursos a favor de la igualdad entre los sexos.

Lo que la autora refleja en este libro, si bien es fruto principalmente de su estudio y análisis para su tesis doctoral, expresa también el bagaje de nuestra Organización, acumulado año tras año de actividad, reflexión y debates. No podía ser de otra manera, dado que ella ha sido nuestra responsable de la tarea feminista durante muchos años.

Confiamos en que este libro, que ponemos a disposición de la comunidad educativa, sea de utilidad para nuestro objetivo de acabar con las discriminaciones que sufren las mujeres, para convencer y ayudar a las trabajadoras y trabajadores de la enseñanza en una práctica coeducativa y para avanzar en la igualdad.

Francisco GARCÍA SUÁREZ

Secretario General de la Federación de Enseñanza de CCOO

Prólogo

Un libro que llega a tiempo

¿Género? ¿Coeducación? He aquí dos conceptos que con los que muchas maestras y profesoras llevamos años trabajando, pensando, imaginando, para proponer un conjunto de cambios fundamentales en la educación, para hacerla realmente igualitaria entre niños y niñas, entre chicas y chicos. A menudo hemos oído: “pero, ¿por qué? La educación ya es igualitaria, ya van a las mismas escuelas, las chicas tienen mejores notas...” Comentarios bien intencionados pero mal informados, porque nosotras sabemos que la educación, en nuestro país y también en casi todos los demás, sigue siendo sesgada, pensada para los chicos, portadora y transmisora de unos géneros estereotipados que perpetúan y naturalizan diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres.

Durante mucho tiempo, nuestro trabajo ha sido casi clandestino; en una cultura dominada por el androcentrismo, la misoginia no es ni siquiera percibida. Hablar en masculino plural es “lo normal” para designar a un grupo mixto; citar sólo o casi exclusivamente a los hombres en los libros de ciencia o de filosofía, de historia o de literatura e incluso de idiomas extranjeros, aparece como algo indiscutible, puesto que, según la creencia al uso, “las mujeres no hicieron nada más que ocuparse de la casa y de la familia”. Eliminar de la educación cualquier conocimiento que se considerara propio de mujeres, olvidar los juegos de las niñas —ya casi sólo se ven las instalaciones deportivas en las escuelas— valorar siempre los hechos, las necesidades y los logros masculinos: esto y mucho más es lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en escuelas e institutos y, por supuesto, en las universidades. Todo “normal”.

Pero poco a poco, maestras y profesoras comenzaron a observar, a sorprenderse, a distanciarse de esta “normalidad” y a verla como lo menos normal del mundo. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI se continúe menospreciando a las mujeres, devaluando los rasgos culturales específicos del género femenino, forjados a través de milenios, gracias a los cuales la humanidad ha podido crecer, multiplicarse y desarrollarse?¿Cómo es posible que se siga exigiendo a los niños agresividad, dureza, falta de empatía y después nos sorprendamos al ver las consecuencias de ello, las peleas, la violencia machista, los riesgos que se sienten obligados a correr los chicos para manifestar su hombría, su “no ser como niñas”? Como sociedad estamos pagando un alto precio por mantener esta virilidad agresiva y prepotente que ya no tiene ninguna utilidad colectiva, antes al contrario, que ya es sólo el pedestal para mantener las prerrogativas masculinas. De todo ello nos fuimos dando cuenta profesoras, maestras, investigadoras, y fuimos reencontrando autoras y científicas, artistas y filósofas, fuimos desvelando secretos androcéntricos, iluminando el campo, para saber cómo y a través de qué seguíamos transmitiendo el sexismo, los estereotipos, las desigualdades.

Ha llegado el momento de cambiar sistemáticamente la educación. Los acontecimientos mundiales de 2018 muestran que las mujeres hemos dicho basta, que tenemos razón y razones para exigir este cambio necesario y útil para mujeres y para hombres, para eliminar la tiranía de los géneros. Y ello empieza al nacer, en la familia, y con la educación, en la escuela. Ya no somos pequeños grupos de maestras empeñadas en un cambio que a veces era tratado como una manía personal; ya somos cientos y miles las que exigimos otra educación, otra coeducación. Y ha llegado el momento de hacerla posible.

Por suerte, no partimos de cero. El trabajo callado de tantos años ha permitido analizar el cómo y por qué se produce la transmisión de los géneros, y ha permitido también crear modelos de acción para introducir y evaluar los cambios. Es ya una larga historia: el diagnóstico está hecho, por lo menos en gran parte; las soluciones están pensadas, sólo falta aplicarlas profusamente. Todo ello está en el libro de Carmen Heredero, que lleva años dedicándose a estudiar la coeducación, conoce a fondo el largo trayecto que fue necesario para que las españolas saliéramos de la ignorancia, los avances y retrocesos, las leyes que puntuaron este camino, la situación actual. Todo ello nos trae Carmen ya ordenado, madurado, pensado, listo para pasar a la acción.

Un libro luminoso que llega a tiempo, cuando por fin parece posible avanzar decididamente hacia una educación igualitaria, cuando más se necesita saber cómo actuar, qué hacer, en qué dirección movernos. Un libro para nuevos tiempos de la educación, en los que las mujeres no seamos ya las convidadas de piedra en el conocimiento y en la cultura.

Marina SUBIRATS

Introducción

“El pleno reconocimiento de la igualdad formal ante la ley,

aun habiendo comportado, sin duda, un paso decisivo,

ha resultado ser insuficiente”.

LEY ORGÁNICA 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Exposición de motivos.

Las mujeres están discriminadas socialmente, lo que se manifiesta en múltiples aspectos (político, laboral, educativo...). Esta discriminación se ha manifestado históricamente, dándose en los últimos años un cierto avance en la igualdad de los sexos, pero perviviendo aún muchos elementos de discriminación ya que, aunque existe un consenso social sobre la necesidad de superar esa discriminación y se han dado ciertos cambios legislativos que establecen la igualdad formal entre los sexos, esas modificaciones son insuficientes para la transformación de la realidad y, además, no es fácil cambiar las mentalidades, fraguadas tras siglos de opresión.

Aún perviven múltiples aspectos de desigualdad entre los sexos, amparados en la cultura de las sociedades conocidas (y claramente en la sociedad occidental), con estereotipos, tópicos, imágenes... que mantienen a las mujeres en una minoría de edad, como ciudadanas de segunda clase.

Uno de los medios de transmisión de la cultura con que cuentan las sociedades es el sistema educativo, poderoso instrumento por el que se transmiten las pautas de conducta, los valores y creencias, además de los saberes, que una sociedad posee. La escuela transmite la estructura del sistema social, validándolo, y así, transmite la discriminación femenina como la norma social incontrovertible. Pero en ella también se reflejan las contradicciones y las luchas sociales, por lo que también puede servir a la transformación social.

Hubo un tiempo en el que en nuestro país se debatió sobre si la escuela debía o no transmitir valores sociales. Hoy queda fuera de toda duda la no neutralidad de la educación en relación con el modelo social y su sistema de valores. Se exprese más o menos explícitamente, la transmisión de valores es un hecho y el debate se concreta en el tipo de valores que han de ser difundidos. El no muy lejano debate ante la última ley educativa, la LOMCE1 puso claramente de manifiesto esta realidad, enfrentándose valores como la competitividad y el “emprendimiento”, con los de inclusividad, equidad e igualdad, reclamados en la fuerte oposición social a dicha ley.

El de la igualdad entre hombres y mujeres es, formalmente, uno de los valores que mayor consenso social suscita. Todas las grandes leyes educativas de la democracia, tanto la LOGSE2 y la LOE3 —leyes auspiciadas por Gobiernos del PSOE y aprobadas por parlamentos con mayoría progresista—, como la LOCE4 y la LOMCE, aprobadas en períodos parlamentarios de mayoría de derechas y alentadas por Gobiernos del PP, expresan la creencia de que la educación debe permitir avanzar en la igualdad de los sexos. Así, la LOGSE dice, en su preámbulo: “La educación permite, en fin, avanzar en la lucha contra la discriminación y la desigualdad, sean estas por razones de nacimiento, raza, sexo, religión u opinión, tengan un origen familiar o social, se arrastren tradicionalmente o aparezcan continuamente con la dinámica de la sociedad”5. La LOCE, en su artículo 1, sobre los principios en que se basa el sistema educativo, incluye “La capacidad de transmitir valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad social, la cohesión y mejora de las sociedades, y la igualdad de derechos entre los sexos, que ayuden a superar cualquier tipo de discriminación...”. Y la LOE —modificada por la LOMCE— recoge como principio de la educación: “l) El desarrollo, en la escuela, de los valores que fomenten la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, así como la prevención de la violencia de género” y como fin: “b) La educación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales, en la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres”.

Pero no siempre fue así —y no siempre es así—. Aún sufrimos las secuelas de las épocas en que se imponía y se defendía lo contrario, la desigualdad entre los sexos y la sumisión femenina en el papel social a desempeñar y, por tanto, en la educación diferenciada a transmitir. De hecho, la educación de las mujeres en nuestro país ha pasado por diversas situaciones, desde la no existencia de una educación reglada para las niñas o el establecimiento de currículos diferentes, a la consideración, como vemos en las leyes citadas, de que existe una desigualdad entre los sexos que la educación debe ayudar a superar.

El primer capítulo trata de hacer un breve repaso por la historia de las mujeres en el sistema educativo de nuestro país que, como dice Mariano FERNÁNDEZ ENGUITA en el prólogo al libro de Sonsoles SAN ROMÁN, Las primeras maestras. Los orígenes del proceso de feminización docente en España, “dista mucho de haber sido un camino de rosas”. Nos ayudará a entender mejor la situación actual en la que, a pesar de los avances sociales realizados por las mujeres, de la importancia del discurso igualitario y de una legislación que plantea como objetivo la busca de la igualdad de los sexos, aún perviven múltiples mecanismos de desigualdad y discriminación femenina.

El segundo repasa las diferentes concepciones sobre el género, sobre cómo se construye y se desarrolla la identidad de género y sobre cómo la escuela colabora en ello.

En el tercer capítulo analizamos la situación actual del sistema educativo desde el punto de vista del género, deteniéndonos en el profesorado, los currículos escolares y los libros de texto.

El cuarto capítulo trata de los resultados escolares, de las diferencias entre chicos y chicas, cuestionando la expresión tantas veces repetida y que, por otra parte, da título a este capítulo: el éxito escolar femenino.

Por último, en el quinto capítulo tratamos de la alternativa para avanzar en la igualdad de los sexos desde el sistema educativo: la coeducación, apuntando los aspectos que nos parece más importante acometer desde las administraciones educativas, la legislación, las editoriales de libros de texto, el profesorado y los centros educativos.

Este libro es fruto del análisis y reflexión sobre el sistema educativo que realicé para mi tesis doctoral, que presenté el 15 de noviembre de 2012 y que puede consultarse en http://eprints.ucm.es/20586/, así como de mi propia experiencia como docente, como feminista y, muy especialmente, como responsable durante muchos años de la Secretaría de la Mujer de la Federación de Enseñanza de CCOO, sindicato al que pertenezco y al que tengo que agradecer la oportunidad que me ha dado durante muchos años para la actividad feminista y, por supuesto, la edición de este texto.

Otra parte de la tesis está referida al lenguaje y a la enseñanza de la Lengua y la Literatura, pero aquí no se recoge porque excedería demasiado los objetivos de este libro que pretende, esencialmente, analizar el sistema educativo desde la perspectiva de género y promover la práctica de la coeducación.

Algunos años después, he revisado todas las estadísticas que utilicé en aquel momento, actualizando las que era necesario, y he revisado algunas de mis formulaciones de entonces, pues la realidad, el activismo feminista y sindical y las lecturas posteriores me han hecho concebir nuevas interpretaciones.

Espero que este libro sea de utilidad para las y los docentes y para el conjunto de la comunidad educativa. Espero que la coeducación sea pronto el modelo educativo generalizado en nuestro país.


1 Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad Educativa.

2 Ley de Ordenación General del Sistema Educativo. Septiembre, 1990.

3 Ley Orgánica de Educación. Mayo, 2006.

4 Ley Orgánica de Calidad de la Educación. Diciembre, 2002.

5 LOGSE. Preámbulo, párrafo 5º.