EL GRAN LIBRO DE LOS HECHIZOS Y CONJUROS

 

 

Autora: Fata Morgwen

 

 

 

 

 


 

Edita: El Ángel

 

ISBN: 978-84-945875-2-8

info@elangel.es

Traducción del inglés: Pilar Cristóbal

 

 

 




SUMARIO

 

Pag 3... Introducción

Pag 8… Clases de magia

Pag 11… Los Elementales

Pag 13... Magia del fuego

Las velas

Protección a un recién nacido

Anudamientos

Ritual del destierro

Ritual de amor

Recuperar el deseo sexual

Para limpiar el hogar

Magia de las hogueras

Protección contra enfermedades

Protección del mal de ojo

Contra las maldiciones

El conjuro de la cuerda roja

Pag 38… Magia del aire

Magia con humo

Mezcla y almacenamiento de inciensos

Sahumerios

Hechizos pronunciados

Pag 54… Magia del Agua

Potenciar el agua

Agua curativa solarizada

Agua para uso mágico

Maceración

Cocimiento

Agua de guerra

Agua de hierro

Proteger la casa

Agua de flores y frutas

Baños mágicos

Hechizos con aceite

Pag 77… Magia de la tierra

Hechizos y amuletos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 






Definir la magia no es tarea fácil, ya que esta palabra está cargada de supersticiones, engaños y mentiras que se han ido acumulando a lo largos de los siglos.

Si somos capaces de aceptar que Mago o Maga son términos que en la antigüedad designaban una categoría de sacerdotes, podemos decir que magia es lo que estos sacerdotes hacían en el ejercicio de su ministerio, por lo tanto, magia es esencialmente un modo de comunicarse con las divinidades y una forma de influir sobre estas.

Los sacerdotes de los cultos antiguos tenían tres funciones:

Las dos primeras aseguraban el bienestar de la comunidad y la última el individual.

A todos los conocimientos necesarios para desarrollar el oficio de Mago o Maga se le llamó magia. Como podemos deducir la magia está compuesta por conocimientos científicos relacionados con el clima y el medio ambiente y también con todo tipo de fórmulas, hechizos y encantamientos que funcionan porque los participantes creen que va a ser así. La mente humana es muy poderosa si esta potenciada por la fe.

La magia nace en la India, posiblemente junto con la agricultura, hacia el 10.000 a.C. La necesidad de saber cómo y cuándo sembrar hace que los primeros grupos humanos necesiten “liberar” a algunos miembros de la tribu, casi siempre ancianos y siempre mujeres, de las tareas comunes, para que con su experiencia guíen a los demás.

Estas mujeres a través de la observación van adquiriendo conocimientos que transmiten secretamente a sus hijas y discípulas, formando grupos herméticos. Para asegurarse la supervivencia de los conocimientos confieren a los miembros del grupo la cualidad de sagrados, es decir invulnerables. Así, poco a poco, se van constituyendo las castas sacerdotales dotadas a los ojos del pueblo de poderes extraordinarios.

Podemos decir que la magia es un saber antiguo y poderoso que pretende modificar el discurrir natural de los hechos.

Por sus consecuencias hay dos tipos de magia: la blanca que se usa para beneficiar y la negra, que se usa para hacer daño.

Sus principios son los mismos, lo que las diferencia son los objetivos. El ingrediente principal de la magia blanca es la predisposición positiva, afectuosa, amorosa, en suma, tanto del mago/a como de su cliente. El de la magia negra es el odio, sentido como agravio o como desamor.

De estas dos emociones, el amor y el odio, que no son nada más que las dos caras de la misma moneda, se alimenta la magia. No es cuestión de ser malo o bueno, simplemente las cosas nunca son tan fáciles como parece, el bien y el mal no son términos absolutos. Es cuestión de sentir intensamente el amor o el odio y de aprovechar esa energía para conseguir los objetivos que se pretenden.

¿Quién puede ser Mago/a? En general cualquiera puede usar la magia para ayudarse a sí mismo, pero cuando se pretende hacer de ello un oficio la cosa se complica un poco.

Una de las cosas que más favorece el ejercicio de la magia es el sexo. Prácticamente todas las mujeres después de tener su primera regla están capacitadas para ejercer la magia. Las cualidades de empatía, protección, cuidado de los demás e intuición, consustanciales con la naturaleza femenina, son imprescindibles para el ejercicio de tan antiguo arte.

Son muy pocos los hombres que están dotados y en muy pocas circunstancias. Su mayor extroversión, preocupación por las cosas materiales y competitividad les incapacita para ver más allá de los ojos.

Las mujeres son mucho más prácticas y están más en contacto con las leyes de la naturaleza, por lo tanto, pueden con sus poderes modificarlas a su antojo.

Los hombres tienden a perderse en el mundo irreal de las palabras, de las conjeturas y de las ideas, por eso tienden más a la charlatanería y a la búsqueda interior estéril.

Este libro contiene ejemplos de muchos tipos de encantamientos, hechizos y prácticas mágicas. Pero el arte de la mágica no es omnipotente y una buena maga se ayuda de todos los conocimientos que la realidad le proporciona, si las primeras magas utilizaban fuegos de leña y calderos de cobre, nada impide que las magas modernas utilicen vitrocerámicas, microondas y cacharros de pírex.

El desarrollo de la capacidad mágica se base esencialmente en el sentido común, en la experiencia y en el aprendizaje. Toda creatividad se basa en el trabajo constante y paciente.

Las magas modernas saben que trabajan con fuerzas de la naturaleza que obedecen a leyes inmutables, las leyes de la materia y de la vida que no son más que una forma especial de la materia. Saben que no hay dioses, ni diablos, que todas las fuerzas están dentro de la mente humana. Saben que solo conociendo y confiando en sus propias fuerzas pueden llegar ayudar a los demás.

La magia auténtica no se pierde en sueños, fantasías, engaños o confusión. La magia auténtica es la capacidad natural que se ha desarrollado como consecuencia de la sabiduría, de la mente abierta y del deseo de ser feliz.

El principal enemigo de la magia es el miedo. El que tiene miedo bastante tiene con intentar defenderse de ese miedo.

En cuanto a la magia curativa, hay que decir que solo hay tres tipos de enfermedades:

La magia es muy efectiva en las primeras, puede ayudar a las segundas y es absolutamente ineficaz en las terceras. Una buena maga tiene que saber derivar, porque la medicina tradicional puede aliviar los síntomas o alargar la vida y una buena maga tiene que conocer el límite de sus facultades.

 

CLASES DE MAGIA.

Ahora pasemos a especificar las clases de magia que pueden practicarse.

Siguiendo las enseñanzas de Cornelio Agripa, el astrólogo y cronista del emperador Carlos V, dividió la magia en dos: la magia celeste y la magia de las ceremonias.

La magia celeste intenta propiciar a los dioses para que cambien las leyes de la naturaleza para nuestro beneficio, lo que no deja de ser una tontería pues la verdadera magia celeste es la que la maga desarrolla conociendo las verdaderas leyes de la naturaleza, porque cambiar una ley de este tipo es imposible.

La magia de las ceremonias es la que intenta congraciarse con las potencias infernales para que obedezcan. Esto también es una tontería y una pérdida de tiempo, aunque algunas brujas y brujos realizan sus rituales invocando a diablos o ángeles por su nombre, para darse seguridad. La verdadera maga sabe que su poder nace de ella misma, no en vano, a las magas mediterráneas se las llamaba diosas porque su poder nacía de ellas, no se lo debían a nadie.

La base de todas las magias está en el llamado principio de simpatía que se enuncia de este modo:

“Lo que es arriba como lo que es abajo y viceversa”

El principio de simpatía se divide en dos según sea el ritual que se use: Magia por semejanza y Magia por contacto.

La magia por semejanza, llamada también imitativa, está basada en la creencia de que lo semejante produce lo semejante. La maga puede producir el efecto deseado tan solo con imitarlo. Este principio actúa en las danzas o los palos de lluvia, que pretenden imitar el ruido de la lluvia para que esta se produzca. O en los rituales vudúes, que infligen a una imagen o a una fotografía el daño que desearían hacer a la persona que representa en la creencia que sucederá así.

La magia contagiosa está basada en la creencia de que las cosas que una vez estuvieron en contacto actúan recíprocamente en la distancia, como si permanecieran unidas por una especia de vínculo invisible. De tal forma que lo que la maga haga con el objeto es como si se lo hiciera a su poseedor.

Este es el principio que actúa en los hechizos en los que se usan cabellos, uñas o excrementos de la persona que se quiere hechizar.

Si nos atenemos a los elementos auxiliares con los que el mago trabaja podemos dividir la magia en los cuatro elementales: El fuego, la tierra, el aire y el agua.

Que se usen unos u otros depende de la habilidad de la maga y de cómo se encuentre más cómodo el cliente. Una buena maga los usa todos, porque todos son recursos poderosos.

 

Elementos que una maga necesita:

Cuando especifiquemos cada una de las magias elementales diremos cuáles son los elementos necesarios para practicarlas, pero hay algunos que son necesarios para todas ellas:

 

El palo de Dando o varita mágica.

El palo de Danae o Dando, la sagrada Madre Oca, caduceo o vara de Hermes, que por todos estos nombres se le conoce, es un emblema del poder y al mismo tiempo un control de este mismo poder.

Significa que quién lo posee tiene poder para controlar las fuerzas de la naturaleza o conoce sus secretos. Por lo tanto, es una poderosa herramienta que toda maga debe poseer.

Su utilización es evidente y la maga debe tener siempre su vara cerca, en su dormitorio, detrás de la puerta, con la parte más delgada hacia abajo, para que no se descargue.

Fabricarse su propia varita mágica es el primer ritual que la aprendiza de maga tiene que realizar. Nadie puede hacerlo por ti, por lo tanto, desconfía de cualquiera que quiera regalarte, venderte o fabricarte una vara de poder. Nadie puede hacerlo por ti, repito, nadie.

En primer lugar, busca o compra una vara de fresno de noventa a ciento veinte centímetros de largo, el tamaño no es importante, depende de tu estatura, debe de ser como un bastón en el que puedas apoyarte cómodamente tomándolo por su tercio superior.

Busca un claro de un bosque poco o, mejor, nada frecuentado, un lugar dónde nadie te moleste. Lleva contigo aceite puro de oliva, vinagre de vino y sal de roca. Elige una noche de luna llena.

Planta tu palo en el suelo. Deja que la energía de tu cuerpo fluya libremente, es decir, quítate toda la ropa interior, y desnuda o con una túnica amplia procede a ungir tu palo con el aceite, luego haz un círculo a su alrededor con sal y echa un poco de vinagre en la dirección de los cuatro puntos cardinales.

Túmbate boca arriba con la cabeza junto a tu palo y sin romper el círculo de sal, orientado tu cuerpo hacía el este y con la vista fija en la luna, recita en voz alta y clara esta oración: “Madre Luna, reina del cielo, dame el poder que te pido”

Repite la oración tres veces y permanece un momento con los ojos cerrados esperando para que la luna te conceda el poder.

Date la vuelta, ponte boca abajo en el mismo lugar y recita: “Madre Tierra, reina de la vida, dame el poder que te pido”

Repítelo tres veces y permanece un momento con los ojos cerrados esperando para que la tierra te conceda el poder.

Luego levántate, saca con cuidado y muy despacio el palo de la tierra, rellena el hueco con tierra cuidadosamente, y cubre también con tierra el círculo de sal y los charcos de vinagre. Déjalo todo como estaba. Esto es muy importante.

Ya tienes tu varita de virtudes, será tuya para toda la vida. Procura no perderla, raramente se le dan dos veces los poderes a una maga. Cada vez que realices un ritual ten tu vara de poder cerca de ti. En el suelo, debajo del altar es un lugar excelente.

 

El altar

Como altar vale cualquier mesa en la que te sientas cómoda. Las mejores son las rectangulares, parecidas a las mesas que se usan en las cocinas. La madera o la calidad de la mesa no es importante. Lo importante es su limpieza, tiene que estar extraordinariamente limpia y sin ningún resto de nada, sobre todo de comida.

El altar requiere manteles muy limpios también. Cada vez que vayas a realizar un ritual pon un mantel limpio y bien planchado.

Algunas magas suelen poner primero una tela de su color, es decir del color del signo astrológico al que pertenecen, y encima el mantel blanco. Esto es una buena costumbre, pero no es imprescindible.

 

LOS ELEMENTALES

Los pueblos antiguos llamaban elementales a las materias simples; según ellos formaban todas las demás. Los elementales eran: el fuego, la tierra, el aire, o aguas de arriba, y las aguas de abajo, ríos y mares, es decir dulces y saladas.

Ellos creían que cada uno de estos elementales era un principio activo y que si se propiciaba este principio activo se podían modificar las condiciones en las que ese principio actuaba; por eso, por ejemplo, combatían la fiebre con calor, o los catarros y las diarreas con aguas y cocimientos.

Ahora sabemos que si bien el principio no era verdadero (el fuego no es un elemento sino una energía, la tierra está compuesta por muchas sustancias, no hay aguas arriba sino aire, de muy compleja fórmula también, y el agua es un compuesto de oxigeno e hidrógeno), la magia de combatir el agua con agua y el fuego con fuego funciona, y también el viento con viento.

Los pueblos antiguos adjudicaban a cada uno de los elementales una diosa: La del fuego se llamaba Tastar, en Mesopotamia, y Tanit en el Mediterráneo Oriental. La del agua se llamaba Anath, y en Grecia se la conoció como Afrodita. La de la tierra se llamaba Gea, Rea o Cibeles, y la del aire se llamaba Isa, Isis o Nut.

Todos estos nombres forman parte de los más antiguos conjuros, pero recuerde la maga que la mayoría de los conjuros no son más que formas de medir el tiempo de los cocimientos, o la efectividad de los emplastos, por eso, mejor que una formula, que además suele estar muy mal traducida, es un buen reloj.

Hay unos encantamientos que dejaremos para el final, son los llamados encantamientos de protección. Sirven para alejar el miedo y desarrollar la autoestima, una buena maga tiene que poseer varios y ser capaz de elaborarlos por si misma para beneficio de sus clientes.

Magia del Fuego

El fuego fue el primer descubrimiento de la humanidad. Hacerse dueño de una fuente de calor supuso salirse de las leyes naturales y entrar en las leyes humanas.

El fuego sirvió para defenderse de los depredadores y, sobre todo, para hacer comestibles alimentos que de otro modo no lo serían. El fuego hizo que el ser humano pasara de depredador heterótrofo, es decir, el que se alimenta del entorno, a autótrofo, es decir, el que crea su propia comida.

El fuego permitió establecer campamentos estables y con ello, posiblemente, el desarrollo de la agricultura, la cerámica, la minería y en general la civilización en la que en este momento nos movemos todos los humanos que poblamos la tierra.

 

Para la magia hay tres tipos de fuegos:

El fuego como energía calórica que transforma ciertas sustancias. Para este cometido sirve cualquier fuente de energía, la de leña, carbón, combustibles gaseosos (gas ciudad o butano), electricidad o microondas. Los único que hay que tener en cuenta es el tiempo que las sustancias tienen que estar en contacto con el fuego, y esto depende de lo que el fuego caliente. Algunas fórmulas precisan fuego fuerte, es decir altas temperaturas, y otras necesitan cocerse a fuego lento a baja temperatura, otras solo necesitan calentarse, y, a veces, con el calor del sol es suficiente.

El fuego vivo, que es el que produce llama.

El fuego cautivo, las velas, que por sí mismas son muy útiles para muchos encantamientos.

Empezaremos por estas últimas.

 

La magia de las velas

Las palabras que se utilizan para describir un trozo de cera, o cualquier otro tipo de combustible sólido con una mecha interior, son candela, o vela. Candela quiere decir lo que brilla, del verbo latino candere, brillar. Vela viene también del latín velare, ocultar, y también estar despierto.

La humanidad ha valorado desde hace miles de años la posibilidad de poseer un trocito de fuego y manejarlo a su antojo.

Con las velas se consiguió que la noche fuera día y se superaron los miedos ancestrales a la oscuridad.

Casi todo el mundo ha llevado a cabo en algún momento de su vida un ritual de magia con velas ¿Qué es sino la tarta de cumpleaños con una vela por cada año de vida?