De los autores

José Bell Lara (Guantánamo, 1939). Doctor en Ciencias Filosóficas, Máster en Desarrollo social, Licenciado en Sociología, profesor Titular y Consultante de la Universidad de La Habana y profesor-investigador con rango regional de FLACSO-Cuba. Es autor de varios libros y numerosos artículos sobre Cuba y América Latina. Dirige el área Política y Desarrollo y el equipo de investigación sobre Revolución Cubana de FLACSO-Cuba. Correo electrónico: josebell@flacso.uh.cu

Tania Caram León (La Habana, 1960). Doctora en Ciencias de la Educación, Máster en Desarrollo social, Licenciada en Lingüística, profesora Titular de la Universidad de La Habana y profesora-investigadora con rango regional de FLACSO-Cuba. Ha publicado varios artículos sobre las mujeres cubanas. Es miembro del área Mujer, familia e infancia y miembro del equipo de investigación sobre Revolución Cubana de FLACSO-Cuba. Correo electrónico: tcaram@flacso.uh.cu

Delia Luisa López García (La Habana, 1941). Doctora en Ciencias Económicas, Licenciada en Pedagogía, profesora Titular y Consultante de la Universidad de La Habana y profesora-investigadora con rango regional de FLACSO-Cuba. Ha publicado varias obras sobre Cuba y América Latina. Es miembro del área Política y Desarrollo y del equipo de investigación sobre Revolución Cubana de FLACSO-Cuba. Correo electrónico: dllopez@flacso.uh.cu

Los tres son coautores de numerosos textos, entre los que se destacan Cuba: la generación revolucionaria 1952-1961 y Cuba: las mujeres en la insurrección 1952-1961, publicados por la Editorial Félix Varela; así como la serie Documentos de la Revolución Cubana y Combatientes (2014), a cargo de la Editorial de Ciencias Sociales.

Título original: Documentos de la Revolución Cubana 1959

Edición base: Mayra Fernández Perón

Edición para e-book: Adyz Lien Rivero

Diseño interior y de cubierta: Andro Pérez Diz

Composición: René A. Pría Artaud

Corrección: Maritza Vázquez Valdés

© José Bell Lara, Delia Luisa López García y Tania Caram León, 2007

© Sobre la presente edición:

Editorial de Ciencias Sociales, 2016

ISBN 978-959-06-1780-5

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Introducción

Ante la última maniobra del imperialismo norteamericano para impedir la victoria del Ejército Rebelde sobre la tiranía, estando este ya a las puertas de Santiago de Cuba el 1ro.de Enero de 1959, Fidel Castro afirmó en memorable alocución: “Esta vez los mambises sí entrarán en Santiago de Cuba”. Así, no solo reivindicaba una ofensa histórica que vivía en la memoria del pueblo cubano;1también, al enfatizar que esta vez sí se trataba de una Revolución, anunciaba el principio del fin de las frustraciones derivadas de una independencia escamoteada por los Estados Unidos, desde su intervención en la guerra de los cubanos contra España en 1898.

1 En 1898 el general estadounidense Shafter impidió la entrada victoriosa del Ejército Libertador en Santiago de Cuba, según los términos de la rendición española aceptados por aquel.

Sin embargo, las complejas circunstancias del triunfo insurreccional determinaron la instalación de un gobierno de composición mixta, entre cuyos integrantes eran identificables figuras revolucionarias, reformistas y de la burguesía; estas últimas contribuyeron a la inoperancia que lo caracterizó durante el primer mes y medio de su existencia.

Con la asunción de Fidel Castro al cargo de primer ministro, comenzaría la progresiva —y plena de conflictos— radicalización del gobierno, hasta convertirse, a fines de ese año, en un organismo en el que predominaban las fuerzas revolucionarias.

Durante 1959, la Revolución no solo tomó el poder político, sino que dio inicio a un proceso de profundas transformaciones sociales, con lo cual sentó las bases para intentar avanzar hacia una sociedad diferente.

Aquel proceso puede ser inteligible desde los documentos que constituyen este libro.2

2 El libro forma parte de un proyecto de investigación más amplio acerca de las grandes transformaciones de la Revolución Cubana.

Al pasar balance de ese primer año, se constata que:

Los procesos hasta aquí señalados, permiten afirmar que al hacer referencia a 1959 como el Año de la Liberación, esta expresión contiene un doble significado: liberación nacional y alta presencia de contenidos de liberación social.

Los documentos recogidos en este libro guardan relación con lo que hemos considerado momentos significativos de la actividad de cambio social desplegada en 1959, aunque, por supuesto, no constituyen la totalidad de las acciones realizadas y las medidas tomadas a lo largo de ese año.

La investigación que precedió esta selección documental, se basó en las siguientes premisas:

  1. La necesidad de acudir a documentos originales en el proceso complejo de analizar, explicar e interpretar los acontecimientos del primer año de la Revolución Cubana. De ninguna manera ello significa que descartemos otros instrumentos metodológicos con el mismo fin.
  2. La posibilidad de que mediante el análisis de los documentos originales (más las notas aclaratorias que preceden a algunos de esos documentos), investigadores, estudiantes y lectores acuciosos expliquen e interpreten las circunstancias y el clima político-ideológico de profunda lucha de clases en que fueron llevadas a cabo las tareas constructivas de esa etapa de la Revolución.
  3. La consideración como documentos, no solo de las leyes, decretos, o regulaciones emitidos por el Consejo de Ministros, sino también de discursos, comparecencias televisivas, entrevistas periodísticas, notas diplomáticas e, incluso, artículos escritos en publicaciones de la época por los miembros más relevantes del Ejército Rebelde y del Gobierno Revolucionario, es decir, de la vanguardia revolucionaria.

Los autores han considerado útil —en aras de propiciar la comprensión de este importante período— la elaboración de notas aclaratorias a los documentos. En algunos casos, una nota presenta varios documentos que constituyen una unidad de acontecimientos políticos, económicos o sociales; en otros, uno solo, al que le hemos concedido alta significación por su resonancia futura.

La mayoría de los documentos no han sido reproducidos después de su emisión original y casi todos han debido ser rastreados en archivos específicos y hasta personales; de ahí la utilidad de tenerlos a mano en un único volumen, sobre todo para conocimiento de las generaciones más jóvenes.

Estos han sido cotejados con las fuentes utilizadas; se ha respetado la redacción original, y solo se han realizado cambios formales mínimos.

Es nuestro criterio, que el acceso a esta documentación permite arribar a la certeza de que las medidas tomadas por la Revolución Cubana durante 1959 —que plasmaron los sueños del Moncada e iniciaron el camino al socialismo— no fueron, parafraseando a Mariátegui, ni calco, ni copia, sino creación heroica.

Los Autores

Esta vez sí es una Revolución

Tomada Santiago de Cuba, el 1ro. de Enero de 1959, por la Columna 1 del Ejército Rebelde, la ciudad fue declarada capital provisional de la República de Cuba y en ella se constituyó el primer Gobierno Revolucionario. Como presidente de la República fue designado el magistrado doctor Manuel Urrutia.

La decisión inicial del Gobierno fue reconocer el liderazgo político y militar de Fidel Castro como jefe de la Revolución, nombrándolo Comandante en Jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire de la República. En ese carácter dicta su primera orden militar, que designaba a Camilo Cienfuegos como jefe militar de la provincia de La Habana.

Entre el 5 y el 23 de enero fue completado el Consejo de Ministros. A los nombres que aparecen en estas dos actas, se añadieron los de Julio Camacho Aguilera, ministro encargado de la Corporación Nacional de Transporte; Rufo López Fresquet, ministro de Hacienda; Enrique Oltuski Ozacki, ministro de Comunicaciones; Osvaldo Dorticós Torrado, ministro encargado de la Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias; Augusto Martínez Sánchez, ministro de Defensa; Regino Boti León, ministro encargado del Consejo Nacional de Economía, y Elena Mederos Cabañas, ministra de Bienestar Social.

En la formación de este primer Gobierno Revolucionario estaban presentes figuras de la burguesía que se habían opuesto de alguna forma a la dictadura y trataban de garantizar sus intereses desde el nuevo gobierno. También pertenecían a él revolucionarios participantes de la lucha clandestina y/o del Ejército Rebelde, los que constituían su núcleo revolucionario. A partir de la entrada de Fidel Castro como primer ministro con facultades ejecutivas (lo que ocurrió el 16 de febrero), se fortalecería este núcleo.

Sin embargo, meses después, ante la incapacidad del presidente Urrutia de comprometerse con una profunda revolución que ya se vislumbraba de carácter social y, aún más, el propósito de obstaculizar su avance, Fidel Castro decide renunciar al cargo, sin recurrir a ninguna situación de fuerza. El 17 de julio, en comparecencia televisada, explica las causas de su actuación. El respaldo masivo de la población y de las instituciones, al Primer Ministro, obligó a Urrutia a dimitir. De inmediato, el Consejo de Ministros designó al doctor Osvaldo Dorticós Torrado, como presidente de la República. Desde entonces prevalecerían progresivamente las figuras revolucionarias en el Gobierno y se avanzaría —no sin obstáculos— en la aprobación de cambios sociales necesarios.

Signo de los nuevos tiempos que se abrían para el país en 1959, fue la creación de tres Ministerios: de Recuperación de Bienes Malversados, de Estudio y Ponencia de las Leyes Revolucionarias, y de Bienestar Social.

El Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados constituyó una pieza importante en la decisión revolucionaria de romper el andamiaje carcomido de aquella sociedad. A través de él se crearía un área inicial de propiedad social.

Se hace notar que durante los años de existencia de la República burguesa neocolonial, la participación en la política, particularmente el ejercicio de cargos en la administración estatal, constituyó una fuente fácil de enriquecimiento. Una parte de la clase dominante estaba formada por una burguesía totalmente corrupta en tanto la fuente de sus bienes y poder estaban mediados por sus relaciones con ese Estado también corrupto. De ahí la existencia en el país de numerosos negocios y empresas “privadas” que habían sido fundados con los recursos del Estado cubano, aportados por el sudor del trabajo explotado de su pueblo.

El informe del Banco Mundial, sobre Cuba, de 1950, conocido como Informe Truslow, señalaba que la política era la segunda industria del país, al menos por el número de personas que ocupaba.

Las cifras que resumen los bienes confiscados por este Ministerio en los primeros meses de la Revolución, son impresionantes: la producción mensual de las empresas ascendía a 2 933 000 pesos; constituían el 50 % de las fábricas que empleaban más de 50 obreros, en todas las ramas de la producción. Entre ellas se encontraban textileras, el complejo del acero (Antillana de Acero, Cubana de Acero y Aceros Unidos), el monopolio del fósforo, las empresas de aviación, y otras. Además, fueron recuperadas (como bienes malversados) el 40 % de las tierras cultivables y el 36,6 % de la industria azucarera.

El papel del Ministerio de Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias fue significativo para la rápida y eficaz articulación del cuerpo legal inicial de la Revolución, y el de Bienestar Social expresaba el marcado interés de promover, por primera vez, la seguridad y asistencia sociales, a todos los ciudadanos que la requirieran.


¡Revolución, sí, golpe militar, no!3

3 Alocución del Comandante en Jefe Fidel Castro, a través de Radio Rebelde, el 1ro. de Enero de 1959.

Instrucciones de la Comandancia General a todos los Comandantes del Ejército Rebelde y al pueblo.

Cualesquiera que sean las noticias procedentes de la capital, nuestras tropas no deben hacer alto al fuego por ningún concepto. Nuestras fuerzas deben proseguir sus operaciones contra el enemigo en todos los frentes de batalla. Acéptese solo conceder parlamento a las guarniciones que deseen rendirse.

Al parecer se ha producido un golpe de Estado en la capital. Las condiciones en que ese golpe se produjo son ignoradas por el Ejército Rebelde. El pueblo debe estar muy alerta y atender solo las instrucciones de la Comandancia General.

La dictadura se ha derrumbado como consecuencia de las aplastantes derrotas sufridas en las últimas semanas, pero eso no quiere decir que sea ya el triunfo de la Revolución.

Las operaciones militares proseguirán inalterablemente mientras no se reciba una orden expresa de esta Comandancia, la que solo será emitida cuando los elementos militares que se han alzado en la capital se pongan incondicionalmente a las órdenes de la jefatura revolucionaria.

¡Revolución, sí, golpe militar, no!

¡Golpe militar de espaldas al pueblo y a la Revolución, no, porque solo serviría para prolongar la guerra!

¡Golpe de Estado para que Batista y los grandes culpables escapen, no, porque solo serviría para prolongar la guerra!

¡Golpe de Estado de acuerdo con Batista, no, porque solo serviría para prolongar la guerra!

¡Escamotearle al pueblo la victoria, no, porque solo serviría para prolongar la guerra hasta que el pueblo obtenga la victoria total!

Después de siete años de lucha la victoria democrática del pueblo tiene que ser absoluta para que nunca más se vuelva a producir en nuestra patria un 10 de Marzo.

Nadie se deje confundir ni engañar. Estar alerta es la palabra de orden.

El pueblo y muy especialmente los trabajadores de toda la República deben estar atentos a Radio Rebelde, y prepararse urgentemente en todos los centros de trabajo para la huelga general, para iniciarla apenas se reciba la orden, si fuese necesario, para contrarrestar cualquier intento de golpe contrarrevolucionario.

¡Más unidos y firmes que nunca deben estar el pueblo y el Ejército para no dejarse arrebatar la victoria que ha costado tanta sangre!

Fuente: El pensamiento de Fidel Castro. Selección temática, t. I, vol. 1 (enero 1959-abril 1961), Editora Política, La Habana, 1983, pp. 11-12.

Esta vez los mambises entrarán en Santiago de Cuba4

4 Declaraciones del Comandante en Jefe Fidel Castro, dirigidas al pueblo de Santiago de Cuba, a través de Radio Rebelde, el 1ro. de Enero de 1959.

Santiagueros:

La guarnición de Santiago de Cuba está cercada por nuestras fuerzas.

Si a las 6:00 de la tarde del día de hoy no ha depuesto las armas, nuestras tropas avanzarán sobre la ciudad y tomarán por asalto las posiciones enemigas.

A partir de las 6:00 de la tarde de hoy queda prohibido todo tráfico aéreo o marítimo en la ciudad.

Santiago de Cuba: los esbirros que han asesinado a tantos hijos tuyos no escaparán como escaparon Batista y los grandes culpables en combinación con los oficiales que dirigieron el golpe amañado de anoche.

Santiago de Cuba: aún no eres libre. Ahí están todavía en tus calles los que te han oprimido durante siete años, los asesinos de cientos de tus mejores hijos. La guerra no ha terminado porque aún están armados los asesinos.

Los militares pretenden que los rebeldes no puedan entrar en Santiago de Cuba. Se prohíbe nuestra entrada en una ciudad que podemos tomar con el valor y el coraje de nuestros combatientes, como hemos tomado otras muchas ciudades. Se quiere prohibir la entrada a Santiago de Cuba a los que han liberado a la patria.

¡La historia del 95 no se repetirá! ¡Esta vez los mambises entrarán en Santiago de Cuba!

Santiago de Cuba: serás libre porque lo mereces más que ninguna, y porque es indigno que por tus calles se paseen todavía los defensores de la tiranía.

Santiago de Cuba: ¡contamos con tu apoyo!

Desde hoy a las 3:00 de la tarde la ciudad debe quedar totalmente paralizada. Todo el mundo debe abandonar su trabajo en solidaridad con los combatientes que te van a liberar. Solamente la planta eléctrica debe continuar laborando para que el pueblo pueda orientarse a través de sus radios.

Santiago de Cuba: Repetimos: serás libre porque te lo has ganado y porque no es justo que los soldados de la tiranía continúen hollando con sus botas esas calles que ha bañado tantas veces la sangre revolucionaria.

Fuente: Periódico Granma, lunes 31 de diciembre de 1973, p. 4.

Llamamiento a la huelga general revolucionaria5

5 Alocución del Comandante en Jefe Fidel Castro, por Radio Rebelde, el 1ro. de Enero de 1959.

Al pueblo de Cuba y especialmente a todos los trabajadores:

Una junta militar en complicidad con el tirano, ha tomado el poder para asegurar su huida y la de los principales asesinos, e intenta frenar el impulso revolucionario que nos escamotee la victoria. El Ejército Rebelde proseguirá su arrolladora campaña, aceptando solo la rendición incondicional de las guarniciones militares.

El pueblo de Cuba y los trabajadores deben inmediatamente prepararse para que el día 2 de enero se inicie en todo el país la huelga general, apoyando a las armas revolucionarias y garantizar así la victoria total de la Revolución.

Siete años de lucha heroica, miles de mártires cuya sangre se ha derramado en todos los ámbitos de Cuba, no van a servir para que los mismos que hasta ayer fueron cómplices y responsables de la tiranía y sus crímenes, sigan mandando en Cuba.

Los trabajadores cubanos, orientados por la sección obrera del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, deben en el día de hoy tomar todos los sindicatos mujalistas y organizarse en las fábricas y centros laborales para iniciar al amanecer de mañana la paralización total del país. Batista y Mujal han huido.

Pero sus cómplices se han quedado con el mando en el ejército y los sindicatos.

¡Golpe de Estado para traicionar al pueblo, no!

Eso sería prolongar la guerra.

Hasta que Columbia no se rinda, no habrá terminado la guerra.

Esta vez nada ni nadie podrá impedir el triunfo de la Revolución.

Trabajadores:

Este es el momento en que te toca asegurar el triunfo de la Revolución.

Cubanos:

¡Por la libertad, por la democracia, por el triunfo pleno de la Revolución!

¡a la huelga general revolucionaria en todos los territorios no liberados!

Fuente: El pensamiento de Fidel Castro. Selección temática, pp. 13-14.

Instrucciones a los Comandantes del Ejército Rebelde6

6 Mensaje del Comandante en Jefe Fidel Castro, a través de Radio Rebelde, el 1ro. de Enero de 1959, ya a las puertas de Santiago de Cuba.

Al comandante Víctor Mora, jefe de la provincia de Camagüey, se le ordena el avance sobre todas las ciudades, rindiéndolas por las armas con la cooperación del pueblo y jefes militares honrados del ejército enemigo con tropas bajo su mando. El comandante Mora debe cerrar todas las vías de acceso a las poblaciones, especialmente las de la carretera Central y las de las carreteras de Santa Cruz del Sur y Nuevitas a Camagüey.

El comandante Camilo Cienfuegos, con su gloriosa Columna Invasora No. 2, debe avanzar sobre la ciudad de La Habana, para rendir y tomar el mando del campamento militar de Columbia.

El comandante Ernesto Guevara ha sido investido del cargo de jefe del campamento militar de La Cabaña, y en consecuencia, debe avanzar con sus fuerzas sobre la ciudad de La Habana, al paso que rinda las fortalezas de Matanzas.

También se ha impartido instrucciones al comandante Aníbal para que conmine la rendición de las fuerzas de Mayarí, al comandante Raúl Castro, la rendición de Guantánamo y a los comandantes Sardiñas y Gómez Ochoa, las de Holguín y Victoria de las Tunas.

Se ordena a estos mandos el mantenimiento del mayor orden en las ciudades que se rindan y el apresamiento inmediato, para ser sometidos a juicios sumarísimos, de todos los culpables de la actual situación.

El comandante Escalona, jefe militar de Pinar del Río, debe actuaren consecuencia, de acuerdo con las instrucciones precedentes.

Mientras tanto, las columnas 1, José Martí; 3, 9 y 10, bajo el mando directo del Comandante en Jefe Fidel Castro y del comandante Juan Almeida, avanzan sobre Santiago de Cuba.

Fuente: Periódico Granma, lunes 31 de diciembre de 1973, p. 4.