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Para Deva

Agradecimientos

A Steve Alexander, Nancy Talbott, Andreas Müller, Freddy Silva, Santiago Rojas, Leonardo Archila, Juanita León, Olga Lucía Lozano, Luisa Corrales y Homer Ángel por su invaluable y generosa ayuda, sin la cual no hubiera sido posible este libro.

A Edgar y Liliana, mis padres, por su apoyo total, su amor incondicional y su comprensión a prueba de fuego.

A Laura, por ser el hogar, el espejo y la compañera de camino; la flor y el vientre donde crece Deva.

A Deva, que por los hilos invisibles llegó con este libro, y que trajo consigo la fuerza, el amor y la claridad para escribirlo.

A Isa, a Trigueirinho y al Curso, por aparecer cuando el alumno estaba listo.

Al misterio profundo de los crop circles, por inspirarme el alma y lanzarme hacia lo desconocido.

A lo Desconocido.

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Prólogo

Me encanta la geometría, siendo un pasatiempo silencioso el descu brirla en la naturaleza, donde se expresa sin reservas en innumerable cantidad de manifestaciones. A pesar que de tiempo atrás estudio la. diversas expresiones naturales y sus manifestaciones simétricas, así como los principios que las rigen, sigo rindiéndome asombrado por la obra del creador en la naturaleza. Entonces un pequeño copo de nieve, la armonía de las flores o la proporción y relación en que se encuentran las hojas de una planta en su búsqueda de la luz del sol, por solo citar unos muy pocos ejemplos, son para mí mágicos en todo el sentido del término. Cuando los miro con detenimiento, comprendo que hay una inteligencia superior que les ha dado vida, forma y sentido, al tiempo que permitió a los humanos inspirarse para convertirse en creadores también para solucionar dificultades y hacer la vida más agradable o simplemente como medio para recrear los sentidos y aumentar su bienestar.

En el cuerpo humano también tenemos infinidad de expresiones maravillosas de la creación, las cuales funcionan de manera armónica llevando a la expresión de la vida a un ser. Cada parte de este organismo integrado tiene forma, función y propósito bien definidos, y por mucho que la ciencia conozca lo que ocurre, siempre la naturaleza reserva muchos de sus secretos, que son los que siguen sorprendiendo al mundo en cada posterior descubrimiento. Entonces se sabe sin duda que cada pequeña parte que conforma un engranaje mayor de la vidaen la naturaleza de cualquier reino y especie, existe con un sentido específico, y tiene su propia misión a cumplir. Sin que el hombre del todo conozca cómo se construyeron estas diversas manifestaciones, comprende con certeza que tenían un para qué muy claro. Esto es lo que a mi modo de ver ocurre con estos "círculos de misterio" que se encuentran en una región muy especial de nuestra tierra. El dónde están, el cómo son, sus dimensiones, características, fechas de aparición y múltiples detalles escritos y gráficos adornan esta muy especial obra. El cómo se hicieron con su quién los elaboró seguirá siendo un misterio, y las especulaciones de todo tipo seguirán, aunque considero que lo esencial es avanzar más en el para qué y así darles su verdadero sentido.

Estas maravillosas obras de arte geométrico tienen un propósito en su creación, lo cumplen con seguridad a pesar que aún no lo tengamos claro, como pasa con múltiples moléculas que aunque las podemos descubrir presentes en nuestro organismo, y saber su configuración espacial, es muy poco lo que en realidad conocemos de ellas, frente a su verdadero sentido y significado. Por lo pronto, el solo hecho de estar cerca de uno de estos círculos, o incluso simplemente mirarlos en las fotografías de este libro me hace inclinarme de nuevo ante su creador desconocido. Quiero decir con esto que me producen la misma sensación de admiración que la naturaleza, con una inteligencia aún desconocida para nosotros, que me genera cada vez más motivación a conocerla. Por años he visto las fotografías, he estado cerca de su zona de presencia, y a diario he empleado programas de animación basados en estos círculos para producir estados de paz, bienestar y relajación, dentro de mi práctica médica de cada día.

Estas páginas muy bien escritas e ilustradas nos muestran un tesoro para la humanidad, con efectos que pueden transcender nuestra limitada vida material, y por eso es ideal que se escribiera este libro.

Agradezco el honor que me hacen al participar en esta obra, que quiero que muchos lean, analicen y compartan, logrando que cada vez más personas conozcan de una manera más completa la presencia en la tierra de estos sorprendentes regalos. Así el autor de este libro y los círculos de misterio habrán cumplido su propósito. ¡Estoy seguro de que así será!

SANTIAGO ROJAS POSADA, médico

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Capítulo 1

La espiral

Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra creer que todo es un milagro

ALBERT EINSTEIN

 

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El sol de verano brilla sobre los dorados campos de trigo. Las suaves colinas y los profundos valles reposan silenciosos en la cálida tarde y se pierden en el horizonte. Cientos de personas se han reunido ante las imponentes columnas de piedra del antiguo templo circular. Es el domingo 7 de julio de 1996 y el piloto Graham Taylor sobrevuela el condado de Wiltshire, sur de Inglaterra, en su aeroplano monomotor. Va acompañado de un pasajero, un doctor que ha contratado el vuelo para tomar fotografías del inmemorial santuario de Stonehenge.

A las 5:30 p. m., los dos tripulantes pasan a quinientos pies de altura sobre el monumento. Hacen dos o tres circuitos y observan las piedras azuladas, los cientos de turistas y el valle circundante plantado de trigo. Todo parece normal. Minutos después, aterrizan en una pista cercana y se despiden. El doctor emprende el viaje de regreso en su automóvil por la autopista A303, que pasa justo frente a Stonehenge, y se encuentra con un largo atasco. Muchos conductores se bajan de los autos y se agrupan al borde de la carretera. Observan con curiosidad el campo opuesto al templo. Algunos señalan hacia el cultivo, otros toman fotos. Son las 6:15 p. m. En cuestión de 45 minutos algo ha transformado la apacible área turística en escenario de confusión. ¿Un accidente?

Unos pocos e intrépidos investigadores deciden recorrer el camino de entrada a la granja, y desde allí se dirigen al trigal. El recorrido les toma algún tiempo mientras caminan siguiendo las líneas del tractor, que en aquella zona rural se extienden a lo largo de los cultivos como las guías de un cuaderno de caligrafía. Cuando llegan, la luz ya es escasa, pero los hechos están allí, asombrosos e incontestables: decenas de círculos de trigo de todos los tamaños salpican una enorme extensión del campo. No hay rastros humanos. Dentro de los círculos, cada tallo ha sido girado como un remolino y doblado a una altura de dos centímetros de la tierra. El suelo parece una alfombra delicadamente tejida en forma de espiral. No hay ningún elemento extraño; simplemente trigo. Las plantas no parecen quebradas: están vivas y en perfecto estado. Vistos en conjunto, los círculos parecen esbozar una figura, pero al nivel del suelo resulta imposible distinguirla.

Al día siguiente salen a la luz las primeras fotografías aéreas, que llenan las primeras páginas de los tabloides ingleses. Nadie lo puede creer: en medio de un mar de trigo se dibuja una elegante y asombrosa espiral de círculos. Desde el centro hasta el extremo, la "espina dorsal" de la formación mide 280 metros; de lado a lado, 150 metros. La ciencia conoce a esta figura como un "conjunto de Julia", en honor al matemático francés Gastón Julia. Se trata de un fractal, un patrón geométrico que se repite a escalas cada vez más pequeñas y que genera formas irregulares que no pueden ser representadas por la geometría clásica.

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Todo ocurrió a plena luz, a escasos doscientos metros de un monumento turístico vigilado las veinticuatro horas del día por cuatro guardias de seguridad profesionales. Mientras tres de ellos cuidan que los turistas entusiastas no sobrepasen la cerca que protege las rocas, el cuarto se ubica en el punto más alto del sitio arqueológico. Desde allí vigila todo el valle circundante -incluyendo el trigal en donde apareció la espiral- para evitar que otros turistas, aún más entusiastas, salten la valla externa y entren sin pagar.

Según Collin Andrews, el más reconocido investigador del fenómeno, todos los vigilantes confirmaron personalmente que no había nada en el campo antes de las seis de la tarde.

Oficiales del Ministerio de Defensa Británico, que controla y monitorea el espacio aéreo sobre Stonehenge, ratificaron a Andrews que el primer reporte de la aparición tuvo lugar después de las 6:30 p. m. El guardabosques del área, que había hecho su inspección rutinaria esa mañana, no había observado ninguna irregularidad.{1}

¿Es posible que un grupo de personas haya burlado la vigilancia de los guardias, pasado inadvertido a los cientos de personas que circulan por la autopista A303 frente a Stonehenge en un domingo de verano y plasmado en menos de 45 minutos un diseño de gran complejidad geométrica sin dejar rastro? No, no es posible. El ingeniero y topógrafo David Probert, quien investigó la formación con avanzados instrumentos de localización y trazado infrarrojo, aseguró que él habría tardado dos días en hacerla. De hecho, le tomó un día entero de trabajo a un equipo de once personas entrar en cada uno de los círculos y dibujarlos usando los aparatos de Probert.{2}

Dos muestras de trigo, una del interior de la formación y otra del exterior, fueron enviadas al biofísico William Levengood. Este descubrió importantes cambios biofísicos, a nivel celular, en las plantas del interior de la formación. El experimentado científico, quien ha registrado seis patentes y escrito cincuenta artículos en revistas especializadas, aseguró que esas alteraciones anatómicas y celulares no podían ser causadas por manos humanas en campo abierto.{3}

El fenómeno de los crop  circles {4}

El Conjunto de Julia no fue el primero ni sería el último crop circle, pero sí marcó un momento importante en la historia de este fenómeno. No solo era inmenso y extraordinario, sino que demostró ante miles de testigos que los círculos genuinos no pueden ser realizados por seres humanos. Lo cierto es que, desde hace más de tres décadas, estas enigmáticas figuras se manifiestan con frecuencia, en su gran mayoría en los campos del sur de Inglaterra. Aparecen en plantaciones alejadas de ciudades y centros urbanos, en medio de cultivos de cereales de consumo humano, especialmente trigo.

La primera impresión que se tiene al entrar en un crop circle es de asombro. Las plantas no sufren ningún daño, y continúan creciendo normalmente en su nueva posición hasta la cosecha. El suelo dentro de las formaciones es más seco al tacto que el del campo circundante. Los tallos son delicadamente doblados, girados y tejidos a pocos centímetros del suelo, formando patrones de gran elegancia y detalle. Ninguna planta se rompe, y todas intervienen. A veces, en el centro de los círculos, las espigas se agrupan evocando el nido de un pájaro. O adquieren la forma de una corona en espiral. O se ubican una sobre otra formando una construcción similar a una pequeña choza indígena. Los crop circles son fenómenos extraños y asombrosos, pero son sobre todo obras de arte bellas, efímeras, anónimas e increíblemente vivas.

Algunos los llaman templos temporales. Muchas personas reportan haber experimentado en su interior estados de profunda calma y bienestar. Otras hablan de una intensa sensación de sobrecogimiento. Algunas lloran, y otras más sienten la necesidad imperiosa de orar o meditar. Es muy común que las cámaras de fotografía y video fallen dentro de las formaciones. Las baterías de los objetos electrónicos se descargan, las bandas magnéticas de las tarjetas de crédito quedan en blanco, los teléfonos celulares dejan de recibir señal y las brújulas pierden el Norte. Numerosas anormalidades magnéticas se registran dentro de los círculos.

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Los crop circles han aparecido al menos en cincuenta países de los cinco continentes, de Argentina a Canadá, de Tasmania a Finlandia, de Nueva Zelanda a Japón. Alemania, Australia y Canadá reportaban hasta el año 2003 más de setenta apariciones. En total, se han registrado más de 10.000 formaciones, 3.000 de ellas totalmente documentadas. El promedio es de doscientos por año.{5} La mayor parte aparece en cultivos de trigo, cebada y canola, aunque se han encontrado en todo tipo de plantaciones, entre ellas maíz, pasto, tabaco y arroz. Existen reportes de crop circles en sembrados de espinaca y de papa, e incluso en arboledas silvestres de baja altura{6}.

El primer testimonio de un círculo de este tipo data de 1590 y se encuentra en un libro de historias del folclore británico. En 1880 la revista Nature publicó un sorprendente escrito de un naturalista inglés quien, sin saberlo, describía detalladamente un crop circle.{7} Existen varios reportes de testigos oculares a comienzos del siglo XX en la región de Wiltshire. En 1960, en Argentina, dos personas vieron aparecer ante sus ojos un círculo, y en 1966 se registró una historia muy similar en Australia.{8}

Al principio aparecía un simple círculo. El fenómeno se explicaba fácilmente como consecuencia de hongos, patrones de irrigación, pisadas de animales o torbellinos extraordinarios. Sin embargo, durante la década de 1980 comenzaron a aparecer grupos de dos, tres, cuatro y hasta diez círculos. También aparecieron círculos con órbitas o anillos alrededor. Había ya un orden implícito en el fenómeno, una importancia del número y la geometría. De todos estos grupos, el quíntuple, que describe la forma del número cinco en un juego de dados, era el más común. Luego vino la cruz celta, un quíntuple cuyos círculos externos están unidos por una órbita. Se le dio este nombre por evocar el icono religioso -una cruz con un círculo en el centro- que funde el cristianismo primitivo inglés con la espiritualidad pagana de los antiguos celtas.

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En 1990 entraron en escena los patrones lineales; la “avenida” o línea recta se había incorporado a los círculos. En julio de aquel año nació el primer hito en la historia del fenómeno: la formación de Alton Barnes, una imponente figura de 184 metros de largo. Por primera vez un pictograma combinaba círculos, anillos, rectángulos, avenidas y un enigmático tridente. La imagen salió en algunos de los principales periódicos del planeta, atrajo a miles de personas del mundo entero y convirtió la tranquila plantación de trigo en lugar de peregrinación. Rápidamente, este pictograma adquirió el estatus de icono, y muchos empezaron a hablar de una transformación radical de la conciencia humana o de la inminencia de un contacto galáctico.

Fue entonces cuando aparecieron los falsificadores. Con gran propaganda de algunos tabloides británicos famosos por sus historias sensacionalistas, dos sexagenarios ingleses afirmaron ante las cámaras ser los causantes de toda la conmoción. Su historia se divulgó en los medios, y aún hoy muchas personas creen que los crop circles fueron obra suya. Sin embargo, cuando fueron investigados a fondo y confrontados con sólida evidencia en su contra, modificaron sus tesis y dijeron que habían sido los creadores de algunos crop circles, no de todos. Hoy resulta claro que es materialmente imposible llevar a cabo lo que afirmaban. Quizá, dicen algunos investigadores, su objetivo no era otro que distorsionar la percepción del público sobre el fenómeno.

Años después surgió otro grupo de falsificadores, supuestos artistas que decían visitar en las noches los campos de trigo para experimentar con patrones geométricos. Como veremos, existen fuertes razones para creer que los gobiernos británico y estadounidense orquestaron esta campaña de desinformación para desviar la atención de los hechos.

Aun así, con falsificadores o sin ellos, los verdaderos crop circles siguen apareciendo año a año en todo el mundo, de forma persistente y asombrosa. Las pruebas de que los círculos genuinos no pueden ser hechos por humanos han sido sustentadas por experimentados científicos en laboratorios de alta tecnología, así como en publicaciones especializadas.

Estos expertos han mostrado cómo se transforma la estructura anatómica y celular de las plantas, y han documentado la alteración de la composición química del suelo dentro de los crop circles.{9}

A mediados de abril de cada año, la temporada de crop circles comienza en los condados ingleses de Wiltshire y Hampshire con una bella figura en los campos amarillos de canola. En mayo y junio aparece un pictograma en la cebada. En julio y agosto la temporada llega a su clímax; aparecen muchos círculos en los extensos y dorados cultivos de trigo. Se han registrado, a finales de julio, noches en las que aparecen hasta veinte círculos. Ocasionalmente surge una figura en septiembre, lo cual es cada vez menos frecuente debido a que la cosecha no suele prolongarse más allá de agosto.

Con el pasar de las décadas, los círculos han evolucionado hacia figuras cada vez más complejas, hermosas y asombrosas. El término crop circle se ha vuelto tan popular que se da este nombre a formaciones triangulares, cuadradas o hexagonales. El mosaico es inmenso y variado: diseños fractales, espirales de ADN, figuras alusivas a la proporción áurea -usada por los griegos, por Leonardo da Vinci y por Miguel Ángel como símbolo de perfección y armonía natural-, representaciones de la geometría sagrada, anillos de Mobius, esquemas de símbolos matemáticos como el número pi, mapas astronómicos que revelan fechas exactas de conjunciones y eclipses, insectogramas, bellísimos diseños de mariposas, delfines, ballenas y pájaros, esquemas de campos electromagnéticos, variaciones futuristas del símbolo del ying-yang, largos jeroglíficos con mensajes cifrados, símbolos de antiguas civilizaciones como la egipcia, la celta y la maya... Sin duda, el perfil de sus creadores está bastante fuera de lo común.

¿Qué son estas raras y extraordinarias figuras?, ¿quién o qué las hace?, ¿cómo? Y más importante aún: ¿por qué? A lo largo del libro, intentaremos abordar estas preguntas de la manera más clara y completa posible. Nos aproximaremos al fenómeno de los crop circles con información relevante y veraz, y a la vez con una mente abierta y dispuesta a comprender aspectos de la realidad que con frecuencia son descartados o ignorados por la ciencia. Es claro que no estamos ante un fenómeno "común", pues los círculos en los cultivos desafían muchas de nuestras ideas sobre el mundo, a la vez que nos abren a nuevas formas de entender la realidad.

Michael Glickman, quizás el más agudo y lúcido investigador del fenómeno, afirma que los círculos son un caso magnífico de disonancia cognitiva. Este concepto se emplea en psicología para explicar la incomodidad que se experimenta al tener cogniciones o percepciones conflictivas. En estado de disonancia, las personas usualmente sienten sorpresa, confusión, miedo o incluso ira.{10} Glickman cita el bello ejemplo de una fotografía tomada en 1907, cuando los hermanos Wright visitaron Francia para exhibir su recién inventada "máquina voladora". La imagen muestra a un granjero con la horquilla del heno en su mano, parado sobre una carreta y mirando al cielo. No es posible ver su expresión, no es posible siquiera saber quién era aquel hombre que observa el firmamento mientras los famosos inventores pasan volando sobre su cabeza.

Es la imagen más poderosa que conozco de disonancia cognitiva... Imaginen por un momento la respuesta de este perplejo campesino ante una visión del mundo tal como éste no debería ser. Al vivir en la Francia suroccidental cien años atrás, probablemente era un hombre religioso y aunque no pudo haberla tomado como una visión angélica o una visitación, debió haber sentido, para invertir la frase, que había sido testigo de una machina ex deus.{11}

Se sabe que durante años, luego del primer vuelo de los hermanos Wright en 1903, muchas personas se pronunciaron en contra de la innovación: era sencillamente inadmisible que el hombre pudiera volar. En contra de los hechos, planos y llanos, muchas autoridades sociales y científicas denunciaron la sola posibilidad como una afrenta a la "realidad". "Ése era el mundo tal como no podía ser [...] De manera similar, es claro para nosotros que los crop circles simplemente no pueden ser", dice Glickman.{12}

Es verdad: los crop circles confrontan directamente nuestra percepción ordinaria de la realidad. Ponen en tela de juicio nuestra visión aceptada del mundo. Cuestionan, en sus más profundos cimientos, nuestro paradigma de la naturaleza y el cosmos. Es interesante notar que cuando una persona observa por primera vez las imágenes de los círculos reacciona con asombro y sorpresa. Acto seguido, por regla general, dice: "¿Quién hace esto? Es increíble", y mira desconcertada.

La mente humana tiene una fuerte tendencia a reducir la disonancia cognitiva mediante la alteración de las percepciones o la adición de explicaciones a los hechos. Le es difícil mantenerse en un estado de paradoja o de simple asombro, pues eso le genera ansiedad. Prefiere la tranquilidad de las explicaciones seguras y aceptadas, incluso cuando los hechos demuestran lo contrario. Los psicólogos saben que existe un sesgo en la mente que la lleva a neutralizar lo irracional, lo extraño, lo incómodo. Esta es la razón más poderosa para explicar el desconocimiento general del fenómeno de los crop circles. Es la razón por la cual miles de personas, quizá millones, han quedado satisfechas con las cómodas y poco investigadas explicaciones de los medios.

Existe, no obstante, otra manera de abordar el fenómeno. El punto no es preguntar quién hace los círculos, ni cómo los hace -típicas preguntas de la mente pragmática y racional-, sino cuál es su significado. Como veremos, la geometría sagrada y la teoría de los arquetipos de Carl lung constituyen un camino mucho más fructífero para comprender su profundo mensaje. Pues los crop circles contienen un mensaje trascendental para la humanidad, un mensaje que es posible leer en muchos niveles y desde ángulos distintos. Sin embargo, para entrar en este camino de comprensión es necesario que abramos la mente a otra interpretación del universo y de la conciencia. El cosmos no está hecho de materia. El tiempo no es lineal ni absoluto. La razón no proporciona todas las explicaciones. La mente es mucho más amplia de lo que parece. Quizás el mundo está lleno de milagros.

Círculos de piedra

Un buen punto de partida es preguntarnos por el lugar en el que aparecen los crop circles. Aunque se han reportado círculos en los cinco continentes, más del 95 por ciento de las formaciones conocidas se encuentran en un radio de 65 km de Stonehenge.{13} ¿Qué tiene de particular la región de Wiltshire? ¿Qué secretos esconde el templo de Stonehenge?

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Hace 5.000 años, Wiltshire era un importante centro de peregrinaje espiritual y prácticas religiosas. A pocos kilómetros de Stonehenge, en la misma planicie, se encuentra Avebury, el mayor círculo de piedra de Europa, importantísimo centro ceremonial de la antigüedad. Y a tan solo 1,5 kilómetros está la imponente Silbury Hill, la pirámide artificial más alta de la Europa prehistórica y una de las más grandes del mundo, con un tamaño similar al de las pirámides menores de Giza en Egipto. Se cree que era un lugar dedicado a las fiestas de la cosecha, un centro de culto a la deidad femenina y a la abundancia.

Wiltshire es, en realidad, un enorme complejo de lugares sagrados construidos durante el neolítico, aproximadamente entre los años 3.000 y 2.500 a. C., por una cultura de la que muy poco se sabe. Era una especie de país sagrado, un lugar de contacto con los dioses. Por aquí y por allá, salpicados a lo largo y ancho del paisaje, aparecen grandes túmulos alargados y redondos, tumbas antiquísimas y unos rigurosos y extraños círculos de piedra. Nadie sabe a ciencia cierta cuál era la función de estos círculos, de los que existen más de 1.000 en las islas británicas. Ubicados con frecuencia en las líneas de avistamiento del amanecer o del atardecer, tienen un diámetro promedio de veinticinco metros. Algunos de ellos tienen dos o tres anillos. Es improbable que cumplieran una función funeraria, pues en poquísimos casos se han encontrado restos o tumbas en su interior. Otra hipótesis sugiere que servían como talismanes, lugares de protección en donde se apaciguaban las fuerzas de los espíritus naturales. Lo único que podemos suponer es que dichos círculos cumplían un importante papel en la cultura neolítica. De hecho, tanto Stonehenge como Avebury son expresiones muy sofisticadas de un círculo de piedra.

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¿Existe alguna relación entre estos antiquísimos templos circulares y los actuales crop circles? ¿Será posible que el fenómeno de los círculos en los trigales esté ocurriendo hace más de 5.000 años en la región de Wiltshire, que la cultura neolítica haya buscado conservarlo en sus círculos de piedra y que, en realidad, estemos presenciando una especie de fenómeno cíclico? Difícil probarlo, pero no deja de ser una posibilidad sugerente.