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Una Simple Guía

 

 

Alejandro Miglietta

 

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© Alejandro Miglietta

© Una Simple Guía

 

ISBN formato epub: 978-84-685-2325-5

 

Impreso en España

Editado por Bubok Publishing S.L.

 

Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

 

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ACLARACIÓN

 

 

El presente libro es una compaginación de temas de la vida, de la realidad, de la Palabra de Dios. La información, los conocimientos salen de allí… Cuando se escucha o se lee una enseñanza relacionada con Dios no es correcto tomarla como propia de una persona determinada. (Todo proviene de Dios.) No “personalices” la obra, tú no lees al autor, lees la obra que realiza Dios a través de él, y nada más. De tu parte, como lector, trata de interpretarlo así.

De mi parte, como instrumento escritor, también trato de interpretarlo así. Por ende, dirigirme en singular, como “yo”, no es la forma más humilde. Para que suene mejor y para no personalizar, utilizaré el plural, el término “nosotros”. Así queda la abertura a la voz de Dios, para que sea Él quien nos guíe.

Hecha la aclaración, lector, te invito a que reflexiones sobre el contenido de estas páginas. Adelante...

 

EL AUTOR

 

 

 

 

 

PREFACIO

 

 

Entre varios objetivos, los principales de este trabajo son: educar, guiar, dar apoyo, proponer ideas, a partir de la creación de un sistema basado en los valores de Dios, o sea “espiritual”.

En tal sistema se encontrarán dos niveles: uno individual y otro general. Dicho de otro modo, es como si fueran dos libros en uno: para reflejar, por un lado, temas que hacen a la vida de una persona y, por otro, la realidad en sentido global. Ambos niveles están directamente relacionados, ya que el general depende del individual. Entonces, a nivel individual intenta movilizar a actuar, con una guía, con un camino, con propuestas, etc., con el fin de alcanzar una mejor forma de vida. A nivel general o global desarrolla diversos temas actuales con el fin de ayudar a encontrar algunas soluciones a flagelos que preocupan a todos.

Tocaremos temas variados, para satisfacer diversos gustos del lector. Inevitablemente para cumplir este requisito los temas no podrán ser tratados con mucha profundidad, si no se haría muy extenso y pesado. Es decir, la temática es variada, hay “de todo un poco”, pero los temas tienen un punto en común: todos predican la teoría del bien y utilizan algunos de sus valores (como una forma de vida ordenada, un cambio interior, de mentalidad, de conducta, entre otros), con el fin de guiar, de movilizar a CONSTRUIR un espacio mejor, más sano y fraterno. ¿Queda claro? ¿Entiendes la idea, lector? No es tan difícil…

No hacemos ningún tipo de distinción, no está dirigido a un público en especial, todos pueden leerlo. Por dicha causa utilizaremos un estilo informal y un lenguaje simple, popular, para que se entienda. (Con un lenguaje más fino, más técnico, se haría muy complicado.) Además, para entrar en confianza contigo y también para que no se haga tan monótono y aburrido. Lógicamente unos temas requieren más seriedad que otros, entonces hay que saber distinguir.

 

LECTOR:

 

Trata de leerlo despacio, tranquilo, que nadie te apura, y si es posible no menos de tres veces. No te asustes por la cantidad de hojas, no te quedes en lo superficial, métete de lleno en el tema y lee para reflexionar, no para pasar hojas y terminar. Olvídate del reloj y de la fecha, la lectura no es un trabajo, es un descanso. Ve de a poco y analiza cada capítulo, palabra por palabra hasta encontrarle sentido, es preferible que tardes más pero que te quedes con ideas claras. Si haces una lectura apurada y no encuentras relax, al seguir estos párrafos vas a quedarte con muy poco. Es así, la clave es leer despacio, relajado, con amor…

Como los temas son muchos, para no confundirlos los organizamos por capítulos, y a su vez dentro de ellos los separamos con un temario, con asteriscos, espacios, etc., para facilitarte un poco la lectura. Es que para formar un sistema y movilizar a construirlo hay que replantear muchos temas…

A simple vista parece una mezcla de oraciones sueltas, pero está hecho con el objetivo de que no sea un libro aburrido, en el cual tú repites como un loro cosas de otros. Como nadie es dueño de la verdad dejamos en el aire ciertos temas para que tú participes y terminemos de redondear la idea. Aquí sólo te damos un pie para que armes tu propio LIBRO INTERNO. Sé protagonista de la lectura…

Hermano “prójimo”, o sea, próximo, un consejo: si te aburre o te cansa leer solo, júntate con amigos, busca una forma de intercambiar conocimientos y opiniones, si no la cultura se viene a pique. Piénsalo, es una linda acción… Otra cosita, te aclaramos que si lees este libro no te vas a ganar un auto, pero puedes ganar conocimientos, que te guiarán y te acercarán al Ser que realmente puede cambiar tu vida.

Olvídate de tu profesión, de tu trabajo, y míralo como persona, con la mano en el corazón, porque algunos temas pueden llegar a molestarte. Si adoptas la postura del bien común y dejas de lado tu egoísmo, comprenderás mejor la obra y verás que defiende los intereses de la mayoría.

 

Antes de seguir, unas aclaraciones con respecto al plural, al término “nosotros”. Éste se puede referir:

al autor y a su ayuda, el Espíritu Santo, quien inspira, para transmitir información. Ejemplo: A nuestro juicio... Por eso te decimos... etc.

al autor y al lector. Ejemplo: Nuestros problemas nos tienen ciegos... Pidámosle a Jesús... No somos perfectos... etc.

Presta atención para no confundirte y poder distinguir.

 

Comienza despacio y organizado. No es difícil, sólo hay que prestar atención. Adelante...

 

 

 

 

 

Primera Parte
(una forma de vida)

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

 

Te invitamos a que cambies tu forma de vida… con la construcción de un sistema. Consiste en separar las actividades, pero esto no es nada nuevo. La clave está en la conducción, que es el amor. Tu vida podría quedar separada en los siguientes planos: 1) Salud (1-1 Salud Física, 1-2 Salud Psíquica, 1-3 Salud Espiritual); 2) Familia; 3) Estudio; 4) Trabajo; 5) Sociedad.

Cada plano es como una casa edificada sobre la roca, es decir, sobre Cristo, sobre una base fuerte y sólida. Esto da origen al sistema gráfico que se encuentra en la tapa, basado en el amor como conducción. (Cristo es amor.)

Poniendo en práctica la Palabra de Jesús la construcción va a tomar buena “forma”. Si no la practicas, todo se vendrá abajo cuando llegue una dificultad, ya sea pequeña o mediana. Para guiarte mejor puedes consultar la Biblia en Mateo 7, 24-27, que trata sobre el tema, de allí fue inspirada esta idea.

También esa cita refleja que las enseñanzas son para practicarlas, no para escucharlas o archivarlas en una carpeta. ¿Se entiende? Si la casa no tiene una buena base, apenas venga una lluvia o un simple vientito, se desmorona. Edifica sobre la roca, no sobre la arena.

¿Para qué tantas divisiones? Para que no se confundan las cosas en estos tiempos difíciles, llenos de problemas. Las casitas están separadas, para no mezclar. Si estuvieran juntas o en forma de departamentos, al caer una caerían todas. Es para contrarrestar el efecto dominó.

Este sistema de vida es también una teoría para no desperdiciar los dones. Por ejemplo, si un profesor tiene un problema social o familiar debe trabajar igual, no puede mezclar ni permitir que un problema proveniente de otro plano frene el desarrollo de su talento. Además, no puede educar sin ganas cada vez que tenga una dificultad, porque el alumno no tiene la culpa...

Lector, trata de crecer en cada uno de los distintos planos. Hoy sólo se toma por crecimiento al aspecto económico. Es un error, hay otros aspectos. Al decir crecer en salud nos referimos al plano espiritual, porque el físico se va desgastando. Concretamente al crecer como persona día a día. En el estudio se puede crecer adquiriendo conocimientos de muchos temas y de la Palabra de Dios. (Para eso no hace falta un título, no te engañes.) En el trabajo, aprendiendo a superarse, obteniendo experiencia. También en la vida social, en la relación con tus hermanos y con tu familia. Crecer en este plano como padre, como hijo... Que pasen los años y tengas la familia unida es un éxito, un logro más importante de lo que crees.

Un sistema para ocuparse de la propia vida. Para valorar las distintas riquezas de cada casita. Esto es importante… Por momentos sólo se tiene en cuenta la ganancia material que brinda el trabajo. Es el mismo error. También se gana por otro lado y en cosas espirituales. Entonces es necesario mirar todo el sistema de vida, separar, y aprender a valorar las riquezas de cada parte. ¿No es más equitativo así, lector?

Un sistema para aprovechar el tiempo y no malgastarlo. Dedicarse un ratito a cada cosa, ya sea por semana o por día. Es una guía para evitar la construcción de malos sistemas, por ejemplo:

 

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El sistema 1 es incompleto, no es bueno vivir para estudiar, vivir entre libros todo el día y olvidarse de cosas muy importantes. Y sin conducción, sin saber para qué.

El sistema 2 tampoco funciona, aunque muchos lo utilicen. Lector, el exceso de trabajo y la ambición por el dinero probablemente te lleven a terminar estresado y distanciado de tu familia.

 

En fin, el sistema propuesto es principalmente para ayudar a resolver las problemáticas del hombre en estos tiempos, que se podrían resumir en lo siguiente: qué actividades realizar en la vida (1), cómo distribuir el tiempo (2), con qué conducción construir, es decir por qué causa (3), y para quién, con qué destino (4). Los puntos (1) y (3) serán respondidos en este capítulo; el (2) y el (4), en el capítulo Resumen del Sistema. Pero ahora sigue leyendo aquí, no saltees porque vas a confundirte.

Actualmente el hombre tiene que hacer cada vez más actividades en menos tiempo y con menos dinero. De esta forma la vida se torna más dura. Justamente por eso proponemos una forma de vida menos acelerada y más organizada. Le proponemos “al hombre de hoy” que cambie y que compense con más recursos espirituales. Que deje un poco el egoísmo, el “yo puedo hacer todo solo”, es decir, que se dé cuenta de que es limitado y que recurra más a Dios, a los demás, a la solidaridad, para construir más aliviado. ¿Por qué no? Puede ser una opción…

A nuestro juicio, para el punto (1) de la problemática, qué actividades realizar, uno de los sistemas más apropiados en estos tiempos sería el que venimos manejando. Gráficamente:

 

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Entonces quedaría la conducción como “lo principal”, como ley básica, y las casitas como “una parte” del sistema, como una parte de tu vida. En fin, lector, desde el amor tienes que ir a CONSTRUIR las casitas, desde allí tienes que partir (3). Desde tu corazón, desde tu esencia más íntima. ¿Se entiende? Construir, “hacer” pero sin olvidar el “ser”, porque como uno “es”, uno “hace”.

No hagas las cosas por obligación, trata de hacer las cosas bien y con mucho amor. Cuídate y ve en busca del bienestar por amor; en la familia y en la sociedad pon amor. Estudia por amor, por vocación; trabaja no sólo por dinero, intenta poner amor a tu trabajo sin mirar a cada rato el reloj. Ama y crece en tu profesión, ama y crece en tu vida... En resumen, haz las cosas “por” amor, “por” los demás, por estas “causas” (3).

 

Habrá épocas o momentos en los que no construyas, esto no quiere decir que la edificación se vaya a caer. En realidad, de construir no terminas nunca; lo importante es levantar el sistema cada vez más. Ya sabes que tener una buena base es un requisito fundamental. Comienza despacio, de a poco, ladrillo por ladrillo. No vaya a ser que quieras edificar en un rato y todo se derrumbe. Recuerda que en este sistema todo tiene relación…

 

La referencia antes de Cristo, después de Cristo no tiene que ser sólo para la historia, también para tu vida. Encuéntrate con Él para renacer espiritualmente, para comenzar un proceso nuevo. Lo que hay dentro de ti necesita ser renovado. Es necesario sanar el pasado, despejarse de sus obstáculos, para ver la vida desde otro enfoque y construir con esperanza…

 

En resumen: la idea o la propuesta es que CONSTRUYAS un sistema basado en los valores espirituales, separando y organizando tus actividades, para mejorar tu forma de vida, para ser feliz. En el fondo esto es lo que busca cualquier persona: vivir mejor y ser feliz. Para eso, lector, es cuestión de tomar una decisión... Hay que elegir un camino y buscar la felicidad más allá de los momentos de adversidad, de las enfermedades, de los problemas. Éstos son para todos y son difíciles de eliminar. Los problemas son peores que los impuestos, porque de ellos nadie está exento, a esa categoría no la reconocen. Pero ahí está la gracia, ahí está el desafío: en tratar de construir, en tratar de ser feliz, en tratar de mejorar, sin llegar al extremo del egoísmo, sin olvidar también la felicidad del “otro”. En realidad ninguna persona se niega conscientemente a construir, a ser feliz y a hacer feliz al otro, ocurre que los problemas confunden. Se “quiere” ser feliz, es algo natural e inevitable, ocurre que a veces no se “puede”. Después de todo lo que vale es la intención, lo INTERIOR, más allá de lo que suceda en el EXTERIOR. Bueno, el tema nos arrastró, pero volvamos. Sigue leyendo que vamos a tratar de darle forma a la construcción. (Cualquier duda consulta a un arquitecto.)

 

Abordemos nuevamente el punto (1), el de las actividades, pero a nivel general o grupal, para abarcar a todos.

 

La salud es importante, todos deberían cuidar su vida para estar en armonía. La familia es un vínculo afectivo y un apoyo necesario, todos deberían brindarse a ella. El estudio es bueno: algunos no estudian más, para otros es parte de su ocupación, pero es fundamental que todos estudien la Palabra de vida para tener una guía. Trabajar es útil para satisfacer necesidades propias y ajenas. Estar relacionado con la sociedad, con el hermano, es necesario, porque no se puede vivir aislado. También en el sistema se puede “hacer caridad” o “hacer obras”. Ya verás que nosotros ubicamos esta actividad dentro de la casita del trabajo, así quedaría como un trabajo a beneficio.

Explicando mejor: un hombre separa las áreas de su vida, en el trabajo aplica su ley, actúa como profesional, y luego “hace obras”, aplica la ley del corazón, actúa como civil. Así quedaría dividida en dos esta casita.

 

Vamos a dar los siguientes ejemplos, para ampliar y aclarar un poco más:

Ejemplo 1: Una persona jubilada. ¿Qué puede hacer? Ya no trabaja más, pero tiene que cuidarse, orar, estar con la familia, con los amigos, ya que a esa edad es importante que no esté sola. (A muchas las dejan solas y es lógico que se marchiten.) Puede leer la Palabra de vida, y con su experiencia educar a los jóvenes, que es una buena obra. Su sistema podría quedar así:

 

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Ejemplo 2: Una señora de 35 ó 40 años, ama de casa, casada y con hijos. Suponiendo que no ocupe un puesto de trabajo, su actividad es una tarea muy dura pero la ubicaríamos dentro de la familia. También necesita distraerse, tener una vida social, etc. Gráficamente su sistema quedaría como en el caso anterior.

Ejemplo 3: Un chico de 10 ó 12 años, no trabaja pero estudia. Puede distraerse, jugar con sus amigos y realizar las demás actividades. Gráficamente su sistema quedaría como en el caso 1. De esta misma forma quedaría organizado el sistema para un estudiante de mayor edad que todavía no trabaja.

Ejemplo 4: Un hombre de 40 años aproximadamente, que ocupa un puesto de trabajo. Tiene que cuidarse, estar con la familia, estudiar la Palabra de Dios, trabajar y hacer obras por los demás. También puede distraerse, tener actividades sociales. Su sistema podría quedar así:

 

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Conclusión: tomamos como modelo el sistema más amplio, es decir, este último, así abarca a todos.

Habrás notado que los ejemplos citados tienen un detalle en común: la conducción. Esto es “lo principal”, lo más importante.

En forma general muchos sistemas pueden coincidir, pero es distinto en cada persona. Muchos hombres, por diferentes razones, no pueden hacer todo o no quieren. Cada uno puede elegir su forma de vida, su sistema, pero la clave está en el amor, en hacer las cosas “por” alguna causa, no porque sí o porque otros “lo dicen”.

 

Un último repaso con otras palabras, amigo, por si no te quedó claro con las anteriores… Las cinco casitas de este sistema (por orden) representan: tu vida personal, familiar, intelectual, laboral y social. ¿Sí?

 

En fin, no creas que este sistema de vida te va a traer éxito material, no te confundas, pero te puede ayudar a cambiar interiormente, a ordenar tus cosas.

Pero, como no es lo mismo leerlo que cumplirlo, vamos a decirte algo más...

 

 

 

 

 

PARA CUMPLIRLO

 

 

Hay que tener un poquito de conducta, y sobre todo a Dios en el corazón para que cumplir sea un acto de amor y no una carga o una obligación. Hay que darle más importancia a la práctica que a la teoría; vivir el sistema y no imaginarlo. Hay una franja muy grande entre imaginarlo y vivirlo... No es igual privarse de todo, abstenerse y preocuparse por no hacer el mal, que ocuparse en hacer el bien. Decirlo es fácil, escribirlo también, pero “cumplirlo” es un poco más difícil. Es decir, hablar o construir una teoría es simple, pero a la hora de la práctica se complica. Es como si un jugador de fútbol dice: “Agarro la pelota, los paso a todos, cuando me sale el arquero se la toco por arriba y es gol seguro”. Lógico, si cumples esa teoría es gol seguro, pero ten en cuenta que no siempre te va a salir esa acción. Así pasa con la Palabra de Dios, entonces no hay que fijarse tanto en el resultado porque no somos perfectos, hay que tener presente las ganas que ponemos.

Para cumplir hay que dejar que las cosas salgan de adentro, hay que dejarse conducir por el espíritu, hay que estar abierto a Dios. Este plano es clave, este plano suma… La teoría guía a la práctica, pero la práctica depende del espíritu. Si tu espíritu no tiene fuerza no puedes cumplir, practicar. Tener espíritu es como decir: “tengo fuerza, tengo empuje, tengo energía”.

Haz muchas cosas, pero, cuidado, que no te pase que por querer hacer todo no hagas nada. CONSTRUYE de a poquito, desacelerado, respetando las etapas de la vida. No dejes que la ansiedad te domine, no quieras todo “ya”, al instante. A cualquier persona, por más inteligente que sea, no le salen las cosas de un día para otro. Todo es cuestión de tiempo, por ejemplo: para estudiar no hay magia, hay que ponerse todos los días un ratito, con constancia.

Para cumplir el sistema propuesto tienes que ser constante. Esta es unas de las claves: la constancia, la perseverancia. Mantener un ritmo parejo a medida que transcurre el tiempo y no desanimarse...

Otra clave es tener un poco de concentración. (Ésta depende del amor). Cuando amas algo es difícil que tengas la “cabeza” en otro lado. Si pasa eso es porque a la actividad le falta amor. Tal vez te cueste pero un día tienes que hacerlo para lograr continuidad. Ésta es imprescindible; si comienzas y paras a cada rato te va a costar más. Si te concentras en cada parte, si no mezclas y sabes hacia dónde te diriges, te va a resultar menos complicado.

Es importante separar las cosas, hacer los “recambios”, es decir, pasar de una casita a otra en poco tiempo. Cuando salgas aturdido de una tarea, enseguida aplicas la visión general y dices: “Todo este lío sólo fue una parte del sistema, una parte de mi vida; todavía me queda mucho por hacer”, miras el cielo y luego sigues con otra actividad. Recuerda que termina una y empieza otra, por lo tanto no traigas problemas de esa casita, cierra su puerta y métete en otra. Por ejemplo: sales de trabajar y te dedicas de lleno a tu familia.

Es decir, trata de acompañar el momento presente, trata de tener tu atención en él, para hacer los recambios de actividades con más facilidad… A la mayoría de las personas les cuesta un poco hacer los recambios… Tal vez se quedan pensando todo el día en un problema o en una alegría que tuvieron y se olvidan de sus ocupaciones o de vivir plenamente cada momento. Tu mente tiene que ser fundamental para separar las cosas. Cuando estás trabajando no puedes estar pensando en tu pareja o en tus amigos, y cuando estás con tu familia no puedes estar pensando en el trabajo. Esa es la manera de hacer los recambios: organizarse y pensar un ratito en cada cosa, no todo el día en lo mismo.

Para cumplirlo hay que tener en cuenta el tiempo y la organización. Cada división del sistema ocupa un lugar diferente en la vida. Por ejemplo en los jóvenes la pareja ocupa un lugar que no se reemplaza con un millón de amigos porque son cosas distintas. El estudio se ubica en un plano; la familia, en otro, y así en cada caso. Entonces, querido amigo, separa y ubica las áreas, distingue y no mezcles, no quieras tapar una cosa con la otra. Cada parte te demanda un tiempo de tu vida, por lo tanto estudia la manera de distribuirlo. Dios te dio libertad para manejar tu tiempo y tu vida. En fin, la popular frase “no tengo tiempo” es en realidad un reflejo de “no tener un orden”, una organización. Vivimos corriendo y nunca tenemos tiempo para nada y menos para los demás. Justamente este sistema propuesto tiende principalmente a ordenar los temas, a poner las cosas en su lugar para que cada uno pueda llevar adelante las diferentes tareas de su vida.

En resumen, lector, no seas cómodo, utiliza buenos medios y no hagas nada raro. Toda tu construcción tiene que ser fruto del AMOR.

 

Recuerda que nadie te va a regalar nada. (El Estado tampoco.) No te quedes esperando que las cosas lluevan del Cielo, ni que se arreglen solas. Dios no va a darte todo servido en bandeja, va a ayudarte, por supuesto, pero con medios, no con fines. La práctica depende de ti, de lo contrario privatizarían tu vida para vivirla los otros por ti… Pero nadie es un títere. Tú eres el único que puede transitar tu camino…

 

A continuación nos vamos a meter dentro de cada casita. Le damos un capítulo a cada una para charlar de los temas que le pertenecen. Es decir, hasta aquí fue una breve introducción al sistema, pero ahora hay que llenarlo de información. Presta atención entonces, que si te quedas dormido el libro te va pasear y te perderás. Como son muchos los temas tendrás que saber distinguir. Igualmente en cada casita hay un temario con letras, para que te guíes mejor. ¿Sí? ¿Entendiste la idea?

Vamos a emitir humildes opiniones y propuestas, comenzando por la conducción. La mayoría de las enseñanzas pertenecen a la escuela de Jesús, pero lógicamente se mezclan cosas de hombres y temas actuales. Y bueno, amigo... ¡Es así! Recuerda que esto es un libro y hay que condimentarlo un poquito, de lo contrario se torna muy monótono.

Vive este sistema y busca también otros métodos para cumplirlo. No te quedes con lo que sabes, siempre busca más. Recurre a tu creatividad, no caigas en la pereza mental…

Métete en la conducción, adelante...

 

 

 

 

 

AMOR
(una buena conducción)

 

 

 

 

 

Cuando se toma un camino es bueno saber por qué y hacia dónde va. Es decir, antes de construir hay que elegir una conducción. Lector:

¿Cuál es la causa que te moviliza a actuar? ¿Por qué haces las cosas?

¿Para quién? ¿Hacia dónde vas?

 

Es necesario que la conducción o la base de tu sistema sea fuerte y sólida. Por esta razón puede ser el amor. Con esta conducción tienes un buen respaldo: Dios. Entonces, el primer paso es tener amor, tener esta base, después comenzar la construcción, porque de nada sirve actuar sin amor, dice la Palabra de Dios. También es necesario definir la dirección, es decir, hacia dónde se quiere ir.

Amigo, tu automóvil debe estar bien conducido, porque aunque sea nuevo, si está mal conducido no va a ninguna parte. No importa si recorre todo el camino o unos pocos kilómetros, lo que vale es la dirección. Es decir, más vale vivir poco pero con amor y no mucho sin amor. Unos años más, unos años menos... no representan nada dentro de la eternidad. ¿De qué sirve que un auto esté diez puntos, si no tiene una buena dirección? Es un desperdicio recorrer tantos kilómetros y no llegar a ningún lado. Lo que ahora puedes hacer es verificar si el camino que estás transitando te lleva al lugar deseado. En fin, tú eliges, sólo te decimos que por el camino del amor vas al encuentro con Dios…

 

¿Qué es el amor? Hay que distinguir, el amor no es deseo, no es dependencia. Tampoco hay que confundirlo con una emoción fugaz, con la pasión entre el varón y la mujer o con el sexo. El amor verdadero es más amplio. La palabra amor engloba una forma de actuar en todas las áreas de la vida. El amor en general es un estado, una conducción, un camino. En la Biblia se toma al amor como el camino más perfecto, y se trata de mostrar cómo actúa. Se sostiene que el amor no tiene envidias, no quiere aparentar ni se hace el importante. El amor no actúa con bajeza, ni persigue su propio interés. El amor es paciente y servicial, todo lo perdona, todo lo cree, todo lo espera... (Puedes leer 1 Corintios 13, 1-13.)

 

Giremos alrededor del amor como tema. El amor se disfruta, el amor lo mueve todo. El amor “es” el mejor estado interior, que permite ver las cosas de otra manera. Por ejemplo, si uno está enamorado y ama desde el corazón de Dios, al pasar por una linda plaza dice: “¡La plaza, qué hermosa está!”. Cuando uno está triste o amargado, con el amor apagado, dice: “¡Qué plaza de porquería!”. Conclusión: la plaza no estuvo ni más linda ni más fea, siempre estuvo igual. Ocurre que al estar enamorado se disfruta, y al no estarlo no. Así la vida, así la gente, y todo a tu alrededor. Porque el “exterior” sólo se disfruta si hay un buen estado interior... Lo mismo con el tiempo. Cuando una actividad no te gusta no se te pasa más, cuando haces algo que te gusta se te pasa volando. Y nuevamente la realidad es así: el tiempo corre siempre igual, tú le das la forma. De ti depende amar, disfrutar los momentos, hacer que el tiempo pase rápido o no. Busca una nueva visión, una nueva forma para tu vida...

 

Es importante que ames a los demás, que ames las actividades que realizas, en fin, que ames tu sistema de vida, que CONSTRUYAS desde el amor. En salud amar significa querer la vida, valorarse, responderle a Dios. En familia significa valorar a tu gente. Ahora es el tiempo de respetarlos y valorarlos, en vida. Después se van y comienzan los reproches: “¡Cómo lo extraño! Le tendría que haber dedicado más tiempo e interés”. Tu función es amar, no aguantar. Es decir, a tus familiares, a tus amigos tienes que amarlos, no aguantarlos. Amar en la casita del estudio significa entregarse a la carrera con vocación. Amar el trabajo es trabajar con ganas, con buena predisposición, no por obligación. Amar en la sociedad quiere decir tener en cuenta lo que le pasa al otro, prestarle atención, en fin, no discriminarlo... aceptarlo y respetarlo tal como es. “Como yo los he amado”, dijo Jesús.

 

Lector, el “yo” no puede ser el centro de tu vida. No sirve querer ser siempre el protagonista o creerte superior a tus hermanos. ¿Para qué? No ames por conveniencia, no ames sólo a los que te llevan el apunte. Ese no es el mensaje de Jesús. Entonces hay que cambiar la forma de amar, cambiar el corazón. Seguro que no es tan fácil, pero hay que intentarlo. Del corazón viene la verdadera transformación...

Tienes que amar sin egoísmo y luchar por los intereses de Cristo (tu centro de vida). Si luchas por tus intereses, por egoísmo, caes en un juego tonto. Cuando te va bien “te agrandas”, cuando te va mal te resientes y envidias al hermano. Al ver la vida desde el enfoque del egoísmo discriminas, te fijas mucho en quién es el mejor o el peor, el rico o el pobre, el fuerte o el débil. Lamentablemente muchos ven así la vida y como consecuencia aparecen la envidia, la desunión. Por el gran egoísmo que hay en el mundo y por la falta de conocimiento del Dios verdadero cuesta lograr la paz. Si se cumpliera el nuevo mandamiento de Jesús todo sería distinto (hasta podrías irte a dormir y dejar la puerta sin llave), pero por ahora parece que no es así. Hay que ver la vida con los ojos de Dios... Aquí está lo esencial, en tener un corazón sano y sincero, no en ser el mejor o el Nº 1. Si ves la vida desde este enfoque siempre amarás; si la ves desde los deseos humanos estarás contento y amarás sólo en las buenas. Vivir bien es vivir con amor, él brinda la calidad de vida. No hay bienestar superior a la alegría del corazón, dice la Palabra de Dios (Sirácides 30, 16).

 

Hay que “aprender” a amar, a respetar, ya que no es tan fácil como parece. Amar como Dios quiere es amar sin intereses personales, es buscar el bien del “otro”, para que sea libre. Es un amor desapegado, respetuoso, y no un amor “pegajoso”, obsesivo o egoísta. Un amor “constructivo”, ordenado, que distingue y ocupa “su” lugar: en la familia, en la pareja, en la amistad, en la sociedad o en la caridad. Cada uno sabe qué lugar ocupa en su vida un hermano. Así se evitan celos, desórdenes.

Sigamos… Hay que descubrir lo principal, “descubrir” ese sentimiento interno denominado AMOR que nos moviliza en todas las actividades, en todas las casitas. Es una manera de seguir transitando por el camino del bien y de romper la monotonía, una forma de vida que hace más placentera esta tarea y que nos acerca a Dios y a los demás.

Hay que “descubrir” el amor de Dios y “aprender” a amar. Hay que cambiar el corazón, el interior, para que cambie el mundo exterior... Quien dice que ama a Dios y no ama a su hermano es un mentiroso (1 Juan 4, 20). ¿Si a Dios ahora no lo ves? Lo que sí puedes ver es Su imagen y semejanza en el rostro de tu prójimo...

Muchas veces es bueno preguntarse para qué tener una figura llamativa. ¿Para que nos alaben? El amor sincero y verdadero va más allá de eso. Para amar no hay que ser de la alta sociedad, ni lindo exteriormente, no pasa por ahí. Para ayudar y respetar al prójimo no hay que ser muy inteligente. Para agradar a Dios no hace falta ser el mejor. Dios te ama porque eres Su bella criatura, a pesar de tus pecados. Eso debes hacer con tu hermano, y perdonarlo siempre. Sólo hace falta un requisito: tener un corazón lleno del amor de Dios. Igual contigo, debes aprender a perdonarte, porque eres humano y vas a equivocarte. Entonces, si cada vez que esto ocurra vas a dañarte, entras en una rueda sin fin. La solución no es el reproche, es el perdón, con la intención de no volver a errar, con la intención de superarse. Hay que intentarlo... (Por momentos parecemos robots, porque no perdonamos ni comprendemos la debilidad, la imperfección.) En fin, tienes mucho para dar; a veces tus heridas, tus fracasos, tu pasado, lo impiden. Por eso es necesario sanar las heridas para despertar y poder amar, para reaccionar y actuar sin dañar a los demás. No por estar herido hay que tomar justicia por propia mano, sino pedirle a Dios que sane esa herida. De lo otro que se ocupen la Justicia y la Justicia Divina. Tu función no es juzgar, es amar y perdonar.

 

El no amarse y el no amar a Dios y a los demás enferman. También pueden enfermar los malos sentimientos: el miedo, el egoísmo, el apego, los celos, los complejos, la envidia, las comparaciones, el rechazo, la indiferencia, la falta de perdón… (Lo emotivo, lo afectivo, también influye en la salud.) Toda angustia, todo fracaso es una nueva herida para el corazón. Todo repercute allí. En fin, con un poco de amor propio pueden superarse muchos miedos, muchas heridas. El amor propio es muy importante, te moviliza a CONSTRUIR, a emprender proyectos, a seguir. No es lo mismo amor propio que egoísmo. Este último tiene al “yo” como centro, se quiere hacer ver y sólo busca su propio interés sin importarle el de los demás. El amor propio es un pedido de Dios para valorar la vida, para estar bien con uno mismo y poder así amar a los demás. Y es un pedido clave, porque la desvalorización es una mala energía, una mala influencia para el corazón… que genera aislamiento, dudas, enfermedades…

 

También depende mucho tu vida de cuáles son tus preocupaciones.

 

En el amor tiene que estar toda tu atención, en las casitas ya sabes que siempre va a haber dificultades. Es decir, debes preocuparte cuando pierdes el amor a tu vida y te dejas vencer por pavadas.

 

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Es decir que no tienes que preocuparte por tu salud o por las demás áreas de tu vida, porque los resultados no siempre serán positivos. Esto es así, hay que pasar por buenas y malas. Tienes que ocuparte de “el amor a” tu salud, “el amor a” tu familia, “el amor a” tus demás casitas o actividades. Tienes que centrar más tu atención en lo INTERIOR, esto es lo que puedes manejar; lo EXTERIOR no siempre depende ti. En el estudio, en el trabajo o en la familia, por ejemplo, no te desveles demasiado por el resultado, sino por poner las ganas que hay que poner. Si por el contrario pusiste todo el amor y no se dio, la racha no te acompañó, no tienes que amargarte. Con alegría le dices a Dios: “No se dio, pero yo puse todo, me remito a Cristo”. En la vida hay factores controlables e incontrolables. Nadie puede controlar toda su vida, sino sólo una parte, un porcentaje menor. Entonces, todo lo que puedas controlar y manejar, hazlo, y a lo que no, sólo adáptate. Pero es necesario que ante los factores incontrolables te remitas a Cristo. Ten presente que hay cosas que están más allá de tu alcance, de tus sentidos...

Llega un determinado momento en que en todas las casitas llueven las dificultades, hasta que cae la salud y mueres. Sabes de antemano cómo es la cosa. Así son las leyes, acéptalas. Hay que separar y colocar los problemas en su lugar. El amor no se puede enfriar cada vez que hay una dificultad. Si te fijas en eso no amarás nunca como Dios quiere. Sé más simple, de lo contrario vas a sufrir mucho. Tienes que seguir luchando, aunque haya inconvenientes, aunque estés enfermo, solo o sin trabajo. Todo eso va a pasar, porque es temporario. ¡No pierdas la alegría de vivir!

En general nos amamos cuando las cosas van bien, y amamos a nuestro hermano cuando le va bien. Nos molesta acercarnos cuando tiene dificultades. Eso es egoísmo. Hay que amar y ayudar siempre, cuando las papas queman también. No seas indiferente, no esperes que te amen, toma la iniciativa y ama sin rencores, de lo contrario “el cambio” se demorará...

El corazón representa la parte más íntima de tu interior, la más profunda. La parte más sensible, afectiva y emotiva. Tus intenciones, tus sentimientos… Es el lugar donde se deposita el amor. Redondeando: el amor es el tema básico de la enseñanza de Dios, es “lo principal”, es el camino, es la conducción más compatible con el sistema espiritual…

Bien, del amor no podemos escribir mucho más. (Para ti sería mejor vivirlo en lugar de leerlo.) No hay nada nuevo. Unos dicen: “Dios es amor”, “El amor es todo”, o viceversa. La mayoría de los predicadores utilizan estas definiciones, como ya te dijimos, nada nuevo. Decir que Cristo es el camino es lo mismo que decir que el amor es el camino, porque Cristo es amor. Si Él es amor, tú también puedes serlo...

 

Todo logro es una alegría para el corazón, y todo fracaso una herida para él. Todo sale de allí y todo vuelve allí. Es decir, todo se resume en el amor. Puede decirse entonces que el sistema de un ser humano se ve reflejado en la conducción, en amor y falta de amor.

 

 

 

 

 

OTRAS CONDUCCIONES

 

 

Lector, brevemente mencionaremos distintas conducciones para que compares y te des cuenta de que la conducción más compatible es el amor.

 

1. Obligación: no hagas todo por obligación, todo forzado, porque vas a terminar agotado, estresado. Deja que las cosas fluyan un poco más desde adentro. Lo que se hace desde la obligación satura, destruye; lo que se hace desde el amor alivia, construye. Tú eliges, lector... Pero recuerda que hacer todo por obligación no te conduce a buen destino.

2. Costumbre: esta es otra mala conducción. No hagas todo por costumbre porque vas a caer en una rutina sin sabiduría. Tienes que sentir, disfrutar de tus actividades, para que los días no sean todos iguales, para salir de la monotonía y construir un nuevo sistema de vida. En fin, obrar por costumbre hace que nuestra existencia pierda su esencia. Este camino no nos lleva a buen destino.

3. Resultado: si haces todo por interés, por el resultado, vas a vivir tensionado y vas a perder la capacidad de disfrutar las actividades. Los resultados no se pueden manejar, no siempre son positivos. Por eso resume tu atención en el amor y que lo demás venga solo, por añadidura… Si construyes por amor, ése ya es un signo positivo, porque disfrutas lo que haces y vives más distendido. En fin, hacer las cosas por amor te lleva por mejor camino que hacer todo por interés, por el resultado.

4. Dinero: no realices todo por dinero porque puedes convertirte en una persona fría, injusta o poco objetiva. El dinero te ayuda sólo como medio para solventar tu sistema de vida. No lo tengas como conducción, como “lo principal“. Trata de discernir esto y no olvides que el dinero no puede conducirte a la vida eterna.

5. Egoísmo: muchos seres son egoístas. Ésta es su conducción; realizan todo para hacerse ver y no por amor, no tienen humildad. En cualquier lugar quieren destacarse, impresionar, etc. No siempre actúan así por maldad, sino por egoísmo, porque quieren recibir “alabanzas”, porque quieren recibir el título de importantes o superiores. A esta conducción no le interesa el prójimo, solamente el “yo”, y así surgen la indiferencia, la división. Lector, trata de liberarte del ego porque sus frutos dan origen a muchos “males”, y porque no te lleva a donde Dios quiere.

6. Drogas: no te dejes conducir por las drogas o los vicios, tú eres libre. Ésa no puede ser la causa que te movilice a actuar. Como sabrás, lector, algunos hombres hacen todo si tienen dichas sustancias, cuando no las tienen no pueden hacer nada. Son dependientes de las drogas, y de lo que hay que ser dependiente es del amor de Dios. El proceso de la droga, de a poquito, te lleva a mal destino o a la muerte.

7. Violencia: a los que adoptan esta conducción les cambia su forma de actuar, en lugar de ayudar se dedican a provocar a los demás. En lugar de ser instrumentos del bien son instrumentos del mal. En fin, la violencia no construye, destruye. La vida violenta lleva a la muerte violenta.

8. Nula: esta conducción es la de aquellos que están perdidos, sin rumbo, de los que puede decirse que no tienen conducción. Es decir, aquellos que no encuentran la verdadera “causa” que los movilice a actuar, aquellos que no saben por “qué” hacen las cosas.

 

Querido lector, es hora de que tengas una buena conducción. No hay una mejor que el amor, ésta es la verdadera “causa” por la que hay que CONSTRUIR. Además, el amor da buenos frutos y es un camino que de a poquito te conduce a buen destino: al encuentro con Dios y tus hermanos. Por eso repetimos que la conducción más compatible con el sistema espiritual es el amor.

Finalmente, como muchos problemas cotidianos se deben al gran egoísmo del hombre, la propuesta de este capítulo es luchar por un corazón nuevo. ¿Por qué? Porque cuando las acciones del corazón aumenten, disminuirán las del egoísmo y, como consecuencia, muchos problemas cotidianos.

 

Ahora te invitamos a entrar a la primera casita, adelante...

 

 

 

 

 

Salud

 

 

 

 

 

SALUD / BIENESTAR

 

 

Salud es el bienestar físico, psíquico y espiritual de un hombre. (Nos manejaremos con este concepto, hay gente que toma otro.)

El físico es el vestido, el traje de actuación, el medio por el cual te haces visible ante tus hermanos, es decir, tu forma exterior. La mente es el medio que almacena y ordena pensamientos, también el que adquiere conocimientos. Es la potencia intelectual del alma. El alma es el principio y la esencia que da vida al hombre… El alma es tu persona, eres “tú” dentro del traje. El espíritu es la abertura a Dios, es el empuje que viene de adentro, es la fuerza, es la energía… El alma recibe algo del Espíritu. O sea, es Dios quien ayuda y guía al hombre, ¿sí? Los tres planos están juntos, no se los puede separar. Entonces la casita quedaría así:

 

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Es decir que la unión de los tres planos forma esta casita, que representa tu “vida personal”.

El equilibrio tal vez no lo logres con exactitud o por tiempos prolongados. Pero lo importante es no aflojar y estar en constante lucha por el bienestar. Busca el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, e intenta ir balanceándolos: cuando baja uno, subir el otro, y así sucesivamente. De los planos citados dale más importancia al espiritual, porque es eterno, porque trasciende los límites de este mundo… Además tienes un gran tesoro que es el Espíritu Santo. Éste tiene mucho poder en ti. En fin, en esta área de tu vida es como si estuvieras caminando por una soga fina, tratando de no perder el equilibrio, de no caer:

 

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(Ayúdate con el palo que te tiran del Cielo)

 

Pero bien… Así como existe la salud existe la enfermedad. Ésta representa un malestar en cualquiera de los planos. Es bueno separar un poco estos planos para detectar el origen de la enfermedad. Cuando la enfermedad pertenece al plano físico se detecta con un estudio o por sus síntomas. Si una persona se hace miles de análisis, consulta a varios médicos y no encuentran nada, esa enfermedad o molestia seguramente proviene de otro plano. Actualmente hay muchas enfermedades que provienen de la mente y varias que provienen de la parte interna. La enfermedad tiene origen en un plano pero luego se expande y puede tomar los restantes. Como dijimos antes, hay que intentar balancearlos. Por ejemplo, en una enfermedad física hay que ayudar con el espíritu. Si uno está bien por dentro, puede aliviar el dolor y llevar esa carga. Si se cae interiormente, se hace doble la enfermedad o la molestia, por lo tanto hay que aprender a distinguir. No hay que centrar la atención sobre el dolor físico, sino sobre el espíritu, sobre la conducta frente al dolor.

 

La enfermedad viene a pedir un cambio, a remarcar el error interno. Algunos errores se traducen en una enfermedad, en un daño físico, y otros no. Menos mal que hay excepciones, ya que si cada falla se convirtiera en una enfermedad, viviríamos enfermos.

Conclusión: Sería bueno que todos nos propusiéramos cambiar y corregir los errores internos, las conductas, no solamente quienes están pasando por el dolor. Es mejor gestar las cosas a través de avisos educativos, no a través de un golpe duro.

 

No todas, pero la mayoría de las enfermedades, ya sean del plano físico o del plano interno, están relacionadas con un patrón de conducta, con una forma de vida. Por ende, aplicando la inversa, es decir, mejorando la conducta y la forma de vida, pueden superarse o aliviarse muchos conflictos con el cuerpo y con la parte interna.

Nada se da de un día para otro, en general una enfermedad es el resultado de un proceso. (Si se da de un momento para otro, se trata más bien de un accidente.) Como decíamos, la enfermedad está relacionada con la conducta. Si quieres, lector, toma algunas enfermedades como ejemplo (las que prefieras) y analiza si pueden o no ser el resultado de una desordenada conducta, de una mala forma de vida. Por ahí deduces que son más de las que imaginabas… En realidad, todo está relacionado con la conducta y la forma de vida del hombre, no sólo estos conflictos. Esto sostenemos en el presente libro… En concreto: “todo”, todas las áreas del sistema están relacionadas con la conducta y la forma de vida del hombre… Los problemas de salud, los familiares, los educativos, los laborales, los sociales…

 

Continuemos con más apuntes. A cualquiera le puede tocar un período de enfermedad. Todos vamos a pasar por esta etapa de la vida, la diferencia está en la clase de enfermedad y en el tiempo. Unos pueden estar en reposo tres años -o más- y otros tres días.

Cuando te toque estar enfermo, lector, manténte en oración y pide ayuda. Al comenzar junto a Cristo un proceso de transformación para salir de una dificultad no va a pasar que te acuestes y te levantes al otro día diciendo: “Ya salí”. Por el contrario, cuando menos lo piensas sales. Es decir, cuando luchas sin tantos intereses, sin tanta presión, o, mejor dicho, cuando pones amor. No hay que saltear las etapas, hay que ir de a poco. Eso es lo importante de toda complicación: evolucionar en las distintas etapas. En el dolor se aprende, y mucho. Toda enfermedad te tiene que dejar algo, debe servir para un nuevo replanteo.

En fin, no hay que interpretar la enfermedad como algo dramático, más bien hay que interpretarla como una enseñanza, como una educación alternativa que nos brinda la vida.

La parte inicial y media de las enfermedades es muy dolorosa, tiene un sabor amargo. Pero en caso de recuperación, cambia el enfoque de la vida. Algunos terminan agradeciendo haber pasado por una enfermedad porque los cambió mucho. Claro, hay que tener paciencia en el inicio. Dios te va a ir ayudando. (Además piensa que no eres el único que necesita ayuda.) Todo por etapas: el crecimiento físico se da despacio, la vejez no llega de un día para otro. Así es la evolución de la enfermedad. La sanación también llega, ten fe, ¿sí?