Dejemos de ser BASURA


Nos esforzamos más para fracasar que para tener éxito. Las acciones que tenemos que llevar a cabo para el fracaso a veces son más costosas, difíciles y dolorosas que las que nos conducirían al éxito.


El precio del éxito:

¡Si estás pasando por todo esto, entonces te felicito, estás en el camino correcto!

Hagan esto, crean en aquello, piensen de esta forma, esas son las órdenes que recibe y ejecuta la mente débil. ¡Al comenzar un emprendimiento en tu vida, estás saliendo del gran grupo de los seguidores para colocarte en el selecto grupo de los líderes, así pues, bienvenido a esta difícil tarea de revolucionar el mundo!


Saludos nos vemos en la próxima…






Nicolás Quindt

EL CLIENTE ES BASURA


NEUROMARKETING Y BRANDING PSICOLOGICO PARA EMPRENDER TU NEGOCIO


Cómo instalar una nueva marca en el mercado de manera exitosa.

Cómo lograr que tu producto o servicio se meta de lleno en el inconsciente de las personas.

Quindt, Nicolás Alejandro

   El cliente es basura : neuromarketing y branding psicológico / Nicolás Alejandro Quindt. - 1a ed . – Buenos Aires : Nicolás Alejandro Quindt, 2016.

   Libro digital

   Archivo Digital: descarga y online

   ISBN 978-987-42-1408-9

   1. Marketing Financiero. 2. Marketing Estratégico. 3. Marketing. I. Título.

   CDD 658.83

© Nico Quindt2018

Queda hecho el depósito legal establecido por la ley 11.723.

¡Atención!

Este no es un buen libro, no aprenderás nada aquí…


Ok, tenemos un problema, hay una razón fundamental por la que continúas leyendo, si yo te acabo de decir que este libro no es bueno y que no aprenderás nada con él, ¿Por qué sigues leyendo y perdiendo el tiempo? Por una sola razón: no creemos en la publicidad. No creemos en lo que nos venden. Queremos comprar, pero no que nos vendan. Queremos elegir lo mejor, no que elijan por nosotros.


¿Sabes lo que hace el cerebro cuando le pones un letrero de atención como el que acabas de ver? Primero, instantáneamente, pone atención porque se enciende un sistema de defensa de alerta como medio automático de respuesta ante un posible peligro, esto lo hace la mente subconsciente sin que tú participes. Una vez que advirtió que no había ningún peligro palpable, sino que en realidad le querías vender algo, es decir 0,2 milisegundos después, el cerebro deja de poner atención y se empecina en borrar todo lo que perciba como estímulo a continuación, porque odia las órdenes, rechaza las ordenes; ya papá y mamá nos ordenaron toda la vida, ahora que tenemos el poder como consumidores, rechazamos las ordenes y abrazamos las exigencias. Y muchas veces, de acuerdo con la cantidad de frustración que traigamos aparejada, esa calidad de exigencia que tenemos para con los demás, que bajo ningún punto es la misma exigencia que nos ponemos a nosotros mismos, nos convierte en BASURA. Exigimos, demandamos, reprochamos, criticamos y nos quejamos del trabajo del otro con una impertinencia tan alta como de igual manera nos disgustamos cuando alguien nos hace las mismas exigencias a nosotros en cuanto a nuestro trabajo, producto, servicio o profesión.


Y sucede que cuando tomamos la decisión de comenzar un emprendimiento, el primer obstáculo real es el cliente basura, el cliente que no va a comprar, que si compra va a hacer lo posible por devolver el producto, que una vez que lo devuelva y se le reintegre el dinero va a dejar un comentario lapidario y destructivo en tu sitio web de ventas o en tus redes sociales y que va a hacerte mala prensa en cuanta oportunidad tenga. Esto para una empresa grande y establecida quizás sea algo común a lo que se habrán acostumbrado a lo largo de su carrera, pero para una pequeña empresa, fundada por un emprendedor como tú que hace todo a pulso, sin demasiado presupuesto, quizás atendiendo otro trabajo y con un esfuerzo sobrehumano, es un golpe que lo hará tambalear, y mientras más se repita (que créeme que se repetirá) más perjudicará tu negocio en sus inicios.


Este libro trata de eso, de cómo lidiar con esos clientes basura, de cómo hacer para que tu empresa, sin importar si recién está comenzando, no empiece siendo basura. Además, te daremos tips para que puedas diseñar una buena campaña de marketing, crear un logotipo adecuado, elegir el nombre correcto para tu marca y poder convertir en poco tiempo, lo que hoy es un proyecto o un sueño, en una realidad.

El producto es razón, la marca es emoción.


Al costado de una ruta había un cartel enorme que se iba a convertir en la más maravillosa obra de arte publicitaria que vería en toda mi vida. El letrero era bastante grande y podía distinguirse desde lejos, era un cartel con un fondo completamente negro y una frase en letras blancas y ordinarias que decía: “PIENSA EN UNA GASEOSA”. Automáticamente se me escapó una sonrisa ante la admiración por el genio creativo que había diseñado esa maravilla. Creo que nunca volví a ver algo tan sutil, y tan bien logrado como eso. Pienso en que solo una marca como la que seguramente pensaste lo podía lograr. Pero también me puse a pensar en todo el proceso que llevó al momento en que ese genio creativo pudo realizar esa publicidad, detrás de eso, había una marca que se había instalado en el subconsciente de la gente de tal manera que permitía este tipo de publicidad. La persona que elaboró ese letrero:

No se me ocurre ninguna otra marca que tenga tan bien impresa la superioridad o la confianza de que son los números uno indiscutidos.

La pregunta clave sería: ¿Cómo hacemos para meternos en el inconsciente de las personas? ¿Cómo lograr que nuestra marca se vuelva esencial para nuestros clientes? ¿Cómo llegar a enamorar al cliente?

Y detrás de estos números hay una empresa que ha perdido millones de dólares en publicidades que apenas rozarán el córtex del cerebro y que serán olvidadas casi instantáneamente.


Por eso las empresas no quieren innovar. Fundamentamos las innovaciones de acuerdo con lo que la gente pide, pero la gente no tiene la menor idea de lo que quiere. Las personas cuando encuentran el producto que quieren, al precio más conveniente, del color que les gusta: no van a comprar. Y hay una sola razón: SON BASURA.

Teoría


Donde responderemos a las siguientes preguntas:

¿Por qué decimos que el cliente es basura?

¿Qué sucede dentro de tu mente subconsciente al momento de elegir un producto?

¿Cómo reconozco al cliente que no me va a comprar?

¿Hago todo para satisfacer lo que el cliente dice que quiere?

¿Qué misterio social o biológico se esconde en la diferencia entre lo que un cliente dice querer y lo que quiere realmente?

El cliente nunca tiene la razón


Llega una persona de visita a mi casa. Una casa que yo compré o por la cual pago un alquiler para permanecer allí, que yo mantengo limpia, pago impuestos y servicios. La diferencia entre esta que es mi casa y las demás, es que aquí están permitidas las visitas de cualquier persona que necesite alguno de mis productos o servicios. Pero nunca deja de ser mi casa. Y en mi casa nadie tiene el derecho de venir a insultar, a levantar la voz o hacer desmanes.

Lo que sucede con los clientes es que tienen la equivoca idea de que ellos son los dueños de tu casa y que pueden hacer lo que les venga en gana. La excusa es simple, como ellos te compran, deducen en sus reducidas mentes que te están dando de comer, o sea que están pagándote un sueldo, y como tal, tú eres su empleado. Y de ¿dónde sacan este disparate? De todo el mal trabajo que por años se estuvo haciendo con el marketing, maleducando al cliente.

Comencemos desde el principio. Primero, al cliente se lo subestimó, se lo estafó, mintió, manipuló y se lo trató como basura. Y paradójicamente es lo que acabó siendo: BASURA.

Lo que sucede es que todos en determinado momento, somos clientes. Y cuando lo somos, lamentablemente nos comportamos como basura. Creemos que el simple hecho de pagar por algo nos da derecho a ser excesivamente exigentes, impertinentes, demandantes y petulantes.

¡La comida tiene que estar ya!

¡El trabajo tiene que ser terminado ayer!

¡El producto no puede tener una mínima raspadura!

¡El transporte debe llegar sin un segundo de retraso!

Lo que no tenemos en cuenta cuando somos clientes, es lo que sí tenemos bien presente cuando somos trabajadores, empleados, comerciantes, fabricantes o profesionales.

Si la comida tarda, puede ser que haya uno de los ayudantes de cocina que se enfermó, o que ese día se excedieran los pedidos y el equipo de cocina no pueda sacarlos tan a prisa…

Si el transporte público no llega a horario, puede que ese día hubiera sucedido un accidente o el tráfico estuviera colapsado o demasiada gente viajando hizo frenar demasiadas veces al autobús…

Si el trabajo no se terminó a tiempo, puede que hubiesen surgido complicaciones en el medio, imprevistos, aspectos climáticos…

Todo esto, cuando somos quienes trabajamos, lo sabemos perfectamente. Pero se nos olvida cuando somos los clientes prepotentes que exigimos soluciones instantáneas.

Hace unos años se instalaron varias ideas en las cabezas de los comerciantes, que quizás en ese tiempo tuvieron mucho éxito y eran realmente aplicables, hoy en día no lo son.

La relación con el cliente es similar a la relación con tu pareja.

Hacer todo por el cliente no sirve para nada, cuando aparezca un producto mejor que el tuyo, se irán con el otro sin dudarlo. El error capital que cometemos es el de creer que debemos mejorar la atención al cliente en lugar de mejorar el producto o servicio, la mejor atención que podemos brindar es otorgar un producto excelente, atender con una sonrisa y ofrecer basura solo conseguirá que nos insulten más amablemente…

El cliente es basura


Tengo un amigo que dice todos los días que va a dejar a su esposa, que ya no la soporta más, que la odia y la detesta. Nosotros, sus amigos, escuchamos el mismo discurso hace varios años. Al poco rato de que está contándonos este tipo de cosas, suena el teléfono y es su esposa. La conversación es más o menos siempre la misma:

—Hola mi amor. Si mi vida, no, no tú despreocúpate que yo me encargo de todo. Bueno mi reina, yo me ocupo, hasta luego, besos.

Esta misma persona es un cliente. Así, como se comporta con su esposa, se comporta en casi todos los aspectos de la vida y todos nosotros tenemos algo de eso. Decimos una cosa y hacemos otra, creemos que queremos algo y resulta que en realidad no.

Los ministerios y departamentos de salud del mundo entero le han ahorrado millones de dólares en publicidad a todas las empresas tabacaleras. Primero les prohibieron que hagan anuncios en televisión, uno de los medios más costosos para hacer publicidad, y a pesar de esa prohibición, las ventas de cigarrillos aumentaron ese mismo año. Entonces las empresas de cigarros dijeron: “vaya, sin gastar enormes cantidades de dinero en publicidad televisiva, la gente sigue comprando. Nunca más invertiremos en anuncios en televisión, aunque nos dejaran hacerlo”. Luego, los obligaron a colocar en todos los paquetes de cigarrillos un cartel que dijera: “fumar es perjudicial para la salud”, “el cigarrillo es muerte”, “fumar mata”, etc. Aun así, las ventas siguieron en aumento.