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Editado por
Editorial Universidad del Norte en noviembre de 2013.

Psicoterapia infantil, contaportada

 

 

Psicoterapia infantil

 

Ana Rita Russo de Sánchez
Jorge Iván Galindo Madero

 

Colaboradores
Doralis Acosta Mendoza, Gina Isabel Cuesta de la Hoz, Sandra Salas Santrich, Darlys Cecilia Siado Barraza

 

Universidad del Norte . Ecoe Ediciones

Psicoterapia infantil: la metáfora como técnica de devolución / Ana Rita Russo de Sánchez, Jorge Iván Galindo Romero; colaboradores, Doralis Acosta Mendoza, Gina Isabel Cuesta De la Hoz, Sandra Salas Santrich, Darlys Cecilia Siado Barraza. -- Barranquilla: Editorial Universidad del Norte, reimp., 2013.

Incluye referencias bibliográficas (p. 171-175)

ISBN 978-958-741-413-4

(618.9289142 R928 23 ed.) (CO-BrUNB: 110481)

 

Universidad del Norte Ecoe Ediciones
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Km 5, ví­a a Puerto Colombia
A.A. 1569, Barranquilla (Colombia)
www.ecoeediciones.com
Carrera 19 n.º 63C-32
Bogotá (Colombia)

© Editorial Universidad del Norte, 2013

© Ana Rita Russo de Sánchez, Jorge Iván Galindo Madero, Doralis Acosta Mendoza,
Gina Isabel Cuesta de la Hoz, Sandra Salas Santrich, Darlys Cecilia Siado Barraza, 2013

Versión ePub: noviembre de 2013

Coordinación editorial
Zoila Sotomayor O.

Diseño y diagramación
Luis Gabriel Vásquez M.

Procesos técnicos
Munir Kharfan de los Reyes

Diseño de portada
Agencia Uninorte

Corrección de textos
María Guerrero

Versión ePub
Epígrafe Ltda.
http://www.epigrafe.com

Hecho en Colombia
Made in Colombia

A mis padres y hermanos que me enseñaron a amar.
A mi esposo y mis hijos que me lo permitieron expresar
y me enseñaron su inmensidad.
A mis profesores que me enseñaron a perseverar.
A mis familiares, amigos y compañeros
que me enseñaron a compartir.
A mis alumnos que me enseñaron a profundizar.
A mis pacientes que me enseñaron a escuchar.
A los niños que me enseñaron a enseñar.
Ana Rita Russo de Sánchez

A mis tías abuelas.
A mis padres, por su confianza en este proyecto de vida.
A mis amigos en los tiempos difíciles.
A quien ha propiciado tanta felicidad y
crecimiento personal en mi vida.
Jorge Iván Galindo Madero

Los autores

ANA RITA RUSSO DE SÁNCHEZ. Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Salamanca (España); formación en Psicología Clínica, Psicóloga de la Universidad del Norte (Colombia). Profesora y tutora de postgrado en Psicología Clínica, directora de la Maestría en Psicología Clínica de la Universidad del Norte, directora de líneas de Investigación en el área Psicología Clínica y de la Salud. Autora, investigadora y directora del Programa de Educación y Desarrollo Humano en lo Psicoafectivo, Medio Ambiente y Valores – PISOTÓN, de la Universidad del Norte; conferencista nacional e internacional, coautora de los libros Temas en Psicología Clínica (2006, Educación y desarrollo psicoafectivo (2006), Pisotón en Lorica, una apuesta a la resignificación de lo traumático (2010) y la cartilla Nuestros primeros encuentros afectivos y educativos (2011).

JORGE IVÁN GALINDO MADERO. Psicólogo clínico y magister en Psicología Clínica. Psicoterapeuta, coordinador de investigaciones y publicaciones del Programa de Educación y Desarrollo Humano en lo Psicoafectivo, Medio Ambiente y Valores - PISOTÓN. Profesor-investigador de la Universidad del Norte (Colombia). Autor de los libros, Crisis de infancia en la contemporaneidad (2010), El cuerpo del cristiano en los tiempos de las ciencias de la salud (2009), Dios está muerto, ¿qué pasó con el sujeto? Una lectura desde el psicoanálisis (2009), Psicoanálisis y teoría social (2009), Educación y desarrollo psicoafectivo (2006) y Música metal y adolescencia: De la proposición de la estructura discursiva del metal y la disposición del sujeto (2005).

Agradecimientos

A la Universidad del Norte, por propiciar espacios y recursos para la publicación de este texto, en especial al rector, Dr. Jesús Ferro Bayona, por su constante interés en el trabajo en beneficio de la infancia.

Al Dr. José Amar Amar, por sus aportes e interés en el desarrollo de la Psicología y en particular de la Psicología Clínica en la costa Caribe colombiana, cuyos esfuerzos han permitido el impulso que hoy en día tiene la Maestría en Psicología, el Doctorado en Psicología y la publicación de textos científicos y técnicos en temas basados en la infancia.

A los estudiantes de la Maestría y Especialización en Psicología Clínica, y muy especialmente a Doralis Acosta Mendoza, Gina Cuesta de La Hoz, Sandra Salas Santrich, Darlys Siado Barraza, quienes han realizado importantes aportes a la producción escrita de este texto.

Contenido

Prólogo

Introducción

1. En el terreno de los simbolismos y las metáforas

1.1. Psicoanálisis y narrativa

1.2. Psicoanálisis y lingüística

1.3. Simbólico, simbolismo y psicoanálisis

1.4. La identificación

2. Crear metáforas en el contexto psicoterapéutico

2.1. Las metáforas: arte y técnica

2.2. Implicaciones teóricas para la elaboración de metáforas en el contexto psicoterapéutico

3. Metáforas y cuentos en el proceso psicoterapéutico con niños

3.1. La entrevista inicial

3.2. El proceso de evaluación psicodiagnóstico

3.3. La entrevista de devolución

3.4. Los cuentos y metáforas en la entrevista de devolución

3.5. Consideraciones y limitantes de las metáforas en el contexto de la psicoterapia de niños

4. El desarrollo psicoafectivo. Metáfora “el trencito”

4.1. Ficha técnica

4.2. Marco teórico

4.3. Los momentos pre-edípicos

5. Estructuras e instancias psíquicas. Metáforas “los carritos de colores” y “el molde”

5.1. Ficha técnica de “Los carritos de colores”

5.2. Ficha técnica de “El molde”

5.3. Marco teórico

6. Conflictos y defensas. Metáforas “las piedritas” y “la tienda de disfraces”

6.1. Ficha técnica de “Las piedritas”

6.2. Ficha técnica de “La tienda de disfraces”

6.3. Marco teórico

7. Rivalidad fraterna. Metafora “las tacitas”

7.1. Ficha técnica

7.2. Marco teórico

7.3. Los celos

7.4. Los mellizos, una rivalidad especular

7.5. La regresión, defensa del pequeño celoso

7.6. Envidia

7.7. Otras formas de defensa frente a la envidia

Conclusiones

Bibliografía

Prólogo

La invitación de los autores Ana Rita Russo de Sánchez, Jorge Iván Galindo Madero y colaboradores para presentar este fascinante y didáctico libro fue una sorpresa y un gran honor. Después de leer el texto tuve un estado transitorio de alexitimia, que fui superando poco a poco para recuperar la narrativa y así producir este prólogo.

En siete capítulos, los autores logran magistralmente presentar la literatura y capacitar al lector para que desarrolle el proceso psicoterapéutico con sus jóvenes pacientes mediante el uso de metáforas y simbolismos.

Inician su obra permitiéndonos conocer los aspectos que se construyen como puentes entre el psicoanálisis, la lingüística, el simbolismo, el cuento y la metáfora. Continúan, como los mejores instructores de buceo, guiándonos a las profundidades en el plano de la entrevista, señalándonos los límites de nuestro quehacer y gentilmente presentándonos los terrenos en los que las metáforas son aplicables, cuándo y cómo, entretejiéndolas de manera artística para habilitarnos en el desarrollo de la técnica, advirtiéndonos que se trata de una estrategia simultáneamente bella y delicada.

En el primer capítulo se realiza una revisión de la particular relación del psicoanálisis con la literatura, se muestra cómo en la palabra se encuentra la subjetividad y, por consiguiente, las lógicas del inconsciente. Este capítulo devela cómo en las condensaciones y desplazamientos de la palabra escrita se avanza, en el mismo estilo que el chiste o el sueño, de unos contenidos manifiestos a otros latentes, y como muestra de esta posibilidad de la palabra se encuentra la metáfora.

El sentido de la metáfora como un componente descifrador del conflicto psíquico es un elemento central que atraviesa el texto, en el cual se articula el concepto de la identificación como un movilizador de contenidos inconscientes en aquel que es tomado subjetivamente por los efectos de la metáfora. Este primer capítulo termina con unas palabras introductorias de la metáfora en el contexto de la psicoterapia con niños.

En el capítulo dos, el tema central es la forma como se articula la metáfora y los cuentos infantiles en el proceso psicoterapéutico con niños; en este avance se retoman principios de la técnica de la psicoterapia desde las primeras entrevistas hasta llegar al proceso de devolución. El capítulo termina con consideraciones técnicas y éticas acerca de la utilización de las metáforas y cuentos infantiles en el contexto clínico.

El capítulo tres avanza sobre la creación de las metáforas como un arte y una técnica; en este sentido señala que en su construcción se tienen en cuenta los principios de la psicología evolutiva, las funciones yoicas en la infancia, el proceso de la identificación y las características del inconsciente y su simbolismo; señala condicionantes para que la metáfora refleje sus efectos en el sujeto y la posibilidad que tiene todo aquel que transita en el mundo del lenguaje de hacer consciente lo inconsciente por medio de la palabra.

Antes de entrar en los últimos cuatro capítulos didácticos basados en la experiencia, nos señalan la fragilidad de la relación del psicoterapeuta con su paciente, el niño. Nos advierten acerca de la importancia de la construcción psicoterapéutica, cuya meta es la solidificación de la relación para tolerar el devenir de los fenómenos de transferencia y contratransferencia.

De manera generosa renuevan para el lector los conceptos básicos y clásicos del quehacer psicoanalítico, para permitir comprender que en cada momento, en cada fase de la terapia, en cada etapa del desarrollo, hay una posibilidad para utilizar clínicamente la metáfora.

Cumpliendo con el objetivo, proponen un soporte teórico a cada una de las metáforas presentadas, de esta forma en el capítulo cuatro se hace una revisión general de la psicodinamia en el marco de la presentación de la metáfora “El trencito”. En esta se expresan los principios del desarrollo psicoafectivo del niño, señala en forma clara qué implican los conceptos de pulsión, fijación, regresión, relación objetal. Se avanza por las estaciones de un tren para dar cuenta de los puntos críticos de los momentos pre-edípicos.

En el capítulo cinco se presentan dos metáforas: “El molde” y “El carrito”, las cuales señalan la necesidad de una revisión de los conceptos que fundamentan y consolidan la segunda tópica freudiana. En "El carrito" se realiza una fundamentación de los conceptos del ello, el yo y el superyó y cómo se organizan en la consolidación de lo sintomático. En "El molde" cumple un lugar importante la revisión del concepto de ideal del yo y cómo este genera conflictos con las otras instancias psíquicas.

El capítulo seis, con la metáfora de “Las piedritas” y “La tienda de disfraces”, el soporte teórico está marcado por los componentes psicodinámicos del conflicto psíquico. Aquí, el proceso de defensa y su lugar frente a lo sintomático es tema de análisis para ayudar al niño a descubrir cuál es el conflicto que se esconde tras su comportamiento defensivo.

Por último, el capítulo siete revisa los conceptos y aportes psicodinámicos y psicoanalíticos referentes a la rivalidad fraterna y presenta como técnica de intervención en este tipo de conflictos la metáfora “Las tacitas”. Este es un buen contexto para referirse a diversidad de temas que atraviesan esta conflictiva, desde las posturas klenianas sobre los celos y la envidia hasta las posiciones más clásicas derivadas del estudio profundo de la novela familiar del neurótico.

Dependiendo de la seguridad personal y profesional del lector, las reacciones podrán variar entre la comodidad y la exploración, a veces atrevida, de la metáfora. De manera ejemplar, esta obra invita al psicoterapeuta a internalizarse en su propia creatividad, dándole bienvenida a las similitudes, las diferencias, las analogías, respetando el momento del desarrollo del niño, manteniéndose sensible a la respuesta emocional de este y la propia.

El clínico tendrá que cuidar cuándo intervenir, cuándo callar, cuándo revelar sus sentimientos, cuándo interpretar. En otras palabras, tendrá que decidir en el contexto de la sesión cuándo es productiva la construcción de la metáfora o la presentación de un cuento.

Este libro está escrito para aquellos que desean adicionar a su quehacer terapéutico una poderosa herramienta para lograr, a través de la comunicación figurativa y de la creatividad interior, el cambio en el niño. Así, la metáfora se podrá construir como el fuego en la vela: prendiendo la imaginación del niño con el máximo de fuerza para generar autoconocimiento y transformación.

ROBERTO CHASKEL, MD.
Coordinador Psiquiatría Infantil y Adolescencia, Hospital Militar Central
Profesor asociado, Universidad Militar Nueva Granada y Universidad El Bosque

Introducción

La actividad de elaborar narraciones, generar nuevas versiones de la realidad, mezclar la fantasía con los sucesos vividos, no es solo una característica de lo infantil. Esta actividad creadora ha acompañado al hombre desde los inicios de la humanidad; el hombre antiguo, desde que adquirió la capacidad de lenguaje, obtuvo la facultad para relatar historias, transformarlas, exagerarlas o simplemente inventarlas.

Este acto llevó a que, con el tiempo, se generaran relatos que permitían explicar los fenómenos de la naturaleza, propiciar construcciones que dan cuenta de su origen y darle sentido a la vida. El hombre antiguo llegó a construir los más hermosos relatos mitológicos que le permitieron ubicarse frente a su medio con la seguridad de ser protegido por dioses y el temor de ser castigado por los mismos.

Estas construcciones luego empezaron a ser de utilidad para el hombre, al generar acciones educativas y de reflexión moral para su contexto cultural. De esta forma aparecen la fábula y la parábola, las que permiten, por medio de la proyección en personajes humanos y animales, reconocer lo que es esencial a sus pasiones humanas en forma de moralejas, y enseñanzas que facilitan la mejor convivencia social.

Acompañando a la fábula y la moraleja surge el cuento; este en un principio no estaba dirigido al niño. Aunque a partir de la fábula y la parábola el cuento ha señalado una función educativa, su objetivo era el propender por las buenas acciones del adulto en la sociedad.

Los cuentos se encuentran tanto en la historia de Oriente como de Occidente; en la tradición oriental se encuentran “Las mil y una noches”, cuentos fantásticos que llegan a Europa en el contexto medieval, y generan un importante impacto en la forma y el contenido del cuento occidental. En el siglo X, mercaderes, esclavos y viajeros relatan cuentos que van pasando de juglar en juglar, relatos que luego serán compilados por autores como los hermanos Grimm y Charles Perrault entre los siglos XVIII y XIX.

Solo en 1658 aparece el primer libro de cuentos ilustrado para niños, titulado Orbis Sensalium Pictus, escrito por Cormenius. Con la presencia clara del cuento infantil en el espacio de la producción literaria, se inicia toda una serie de estudios que tratan de clasificarlos de diversas formas. Hasta nuestros días los cuentos infantiles se mantienen vigentes, pasando de las formas de tramitación orales antiguas a las escritas medievales hasta llegar las audiovisuales modernas.

El psicoanálisis, fundado por Sigmund Freud, señaló un interés marcado por las producciones literarias que se construyen en la cultura, por la compresión de la dinámica psíquica a partir de lo que muestra la obra literaria. Un ejemplo de esto es la forma como se organizan las vivencias infantiles a través de la maqueta que se presenta en la clásica obra de Sófocles titulada Edipo Rey. Este interés por las producciones escritas por el hombre llevarán al padre del psicoanálisis a la poesía, a los libretos de la obra de teatro, a la novela y, en un lugar muy especial, al cuento infantil. A medida que se avance en el texto se revisarán estos encuentros entre el psicoanálisis y la literatura, lo que permitirá dar cuenta de la forma como Freud y la línea psicoanalítica descubren las posibilidades que ofrecen los cuentos infantiles para la compresión de la vida del niño y cómo estos pueden ser vía para generar efectos en su desarrollo.

Con el surgimiento del estudio lingüístico en el contexto moderno, se descubre la forma como se construye el cuento y cuáles son los medios para generar ese efecto en el oyente y el lector. Es así como se identifican la metáfora y la metonimia, que participan del marco del cuento, y otras construcciones literarias que transitan por los límites de las múltiples significaciones del relato.

La metáfora toma un lugar propio en el campo de la psicoterapia y señala el uso de un medio para adentrarse en el mundo infantil, utilizar su símil para que, por medio del deslizar de la historia de un cuento o un relato, se pueda mostrar al niño un contenido propio de su inconsciente de una forma indirecta que permita la tramitación de aquello que generaría mucha angustia en una forma directa.

En este texto se presentarán una serie de metáforas que se utilizan en el contexto psicoterapéutico; el enfoque del presente trabajo es psicodinámico y toma como base los aportes de Sigmund Freud con relación a los cuentos infantiles. La forma de interpretar metafóricamente la dinámica psíquica del niño continúa con los aportes de autores posfreudianos en relación con el tema de los cuentos infantiles y el lugar de la metáfora en el proceso psicoterapéutico, tales como los trabajos de Bettelheim sobre el sentido inconsciente de los cuentos infantiles; los elementos propios de la construcción universal del inconsciente en la obra de Jung; y la relación entre el simbolismo y la fantasía en la propuesta de Melanie Klein. El segundo capítulo señala contribuciones de la técnica narrativa para la elaboración de cuentos infantiles. El tercer capítulo muestra la importancia de las metáforas en el proceso psicoterapéutico con niños, y los capítulos siguientes dan cuenta de metáforas que han sido creadas para responder a la necesidad de un proceso de devolución en el contexto de la psicoterapia dinámica.

CAPÍTULO UNO
EN EL TERRENO DE LOS SIMBOLISMOS Y LAS METÁFORAS

Ana Rita Russo de Sánchez

Jorge Iván Galindo Madero

1.1. Psicoanálisis y narrativa

Una de las características del legado freudiano es que se construye a partir de los productos sociales y culturales, se enriquece de estos y genera aportes desde su lugar de lectura del inconsciente. Entre los productos sociales se encuentran las artes. En este sentido, Freud avanzó sobre casi todas las formas de producción artística de su época. En la escultura, con el trabajo sobre “El Moisés” de Miguel Ángel; en la pintura toma como ejemplo el análisis de las pinturas de Leonardo Da Vinci, entre estas “La virgen Santa Ana y el niño”, “La Gioconda” o el boceto de “La cabeza de Medusa”. Freud da cuenta de los efectos psicológicos del teatro en el espectador; avanza en su interés por la poesía en la obra de Goethe y de la narrativa en sus diferentes expresiones. Tal vez sobre el producto artístico que no generó análisis fue la música, en parte por la dificultad que tenía para disfrutarla.

Freud evidenció un particular interés por la narrativa, por las motivaciones de quien escribe, ejemplo de esto se encuentra en el trabajo que realiza de la obra de Goethe, señalando sus fuentes inconscientes, pero también la forma como esta genera efectos en el lector. Bajo el mismo marco histórico y teórico en el que Freud avanza sobre el descubrimiento del origen de la neurosis en las experiencias infantiles, encuentra la relación entre la letra del poeta y la vivencia primitiva del infante. En este sentido Freud señala:

Ahora bien, el poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo de fantasía al que toma muy en serio, vale decir, lo dota de grandes montos de afecto, al tiempo que lo separa tajantemente de la realidad efectiva (Freud, 1904, p.34).

Freud ubica cómo en la narrativa se debe vincular la fantasía, ya que esta permite lidiar con los montos afectivos que pueden estar implicados en la narración. Esta fantasía está organizada a partir de deseos inconscientes insatisfechos que presenta la narración fantasiosa y cómo por medio de un cuento infantil o, incluso, una poesía, estas tendrían su origen en el deseo inconsciente insatisfecho que se trasluce en la fantasía del relato. Es decir que el que escribe da cuenta, incluso sin saberlo, de su inconsciente y si su obra es un producto de la sublimación, si tiene un lugar y una aprobación en la cultura, establecerá un encuentro con el inconsciente del lector, con sus fantasías, con sus deseos.

Freud señala cómo las fantasías cambian en su contenido en las diferentes edades y contextos evolutivos, por esto no es lo mismo el interés de lectura de una niña que el de una adolescente o de una mujer adulta. Aunque el mecanismo inconsciente es el mismo: “la realización por medio de la fantasía del deseo inconsciente”, afirma que:

En la mujer joven predominan casi exclusivamente los eróticos, pues su ambición acaba, en general, en el querer-alcanzar amoroso; en el hombre joven, junto a los deseos eróticos cobran urgencia los egoístas y de ambición (Freud, 1908, p. 34).

Entonces el poeta o el escritor, aquel que desarrolló una producción sublimatoria mediante la letra, realiza una acción de particular interés, devela el inconsciente en su escrito, incluso sin saberlo, y este escrito genera un efecto inconsciente en el lector. Cuando Freud escribe “El poeta y los sueños diurnos”, no hace más que develar este arcano. Por esto Freud no solo se interesó por las motivaciones inconscientes que se podían develar del artista con la obra de arte, sino también en los efectos que esto tenía en el que la apreciaba. Se señala, entonces, que los productos de la sublimación son bidireccionales: no solo es la vía de construcción del poeta, son los efectos que produce en el lector los que permiten un cierre necesario para señalar que exista la sublimación.

1.2. Psicoanálisis y lingüística

Reflexiones psicodinámicas sobre la metáfora

Hacía mucho tiempo que el concepto de lo inconsciente golpeaba a las puertas de la psicología para ser admitido. Filosofía y literatura jugaron con él harto a menudo, pero la ciencia no sabía emplearlo (Freud, 1940, p.80).

Una metáfora es una figura de la retórica que modifica el sentido de las palabras produciendo un nuevo sentido. Su uso se remonta a Aristóteles, quien la define como “imitar por medios diferentes”. La metáfora nos presenta una idea, una situación desde otro lugar del observador. El escritor antiguo Horacio señala que la metáfora permite hacer similitudes y armonías entre las cosas. La propuesta psicoanalítica de Sigmund Freud se encuentra atravesada por la interpretación de simbolismos, por el estudio de la condensación y el desplazamiento como la vía directa para dar cuenta del contenido inconsciente. Desde la inauguración del psicoanálisis, con el texto de 1900 titulado La interpretación de los sueños, el acto de la interpretación implica reconocer cómo detrás de una metáfora se puede encontrar el contenido inconsciente y, a su vez, cómo el uso de la metáfora en la interpretación va por la misma vía. Es aprovechar el sentido de la metáfora para dar a conocer al paciente un segundo sentido de una frase o una situación. Para Freud la condensación y desplazamiento son dos funciones básicas para la elaboración de productos que avanzan desde el inconsciente al consciente; estos no están solo articulados al sueño sino que en diversas formaciones del inconsciente, como los chistes, los síntomas y las fantasías, su estructura también se encuentra en los cuentos infantiles, juegos y en las metáforas que tanto interés generan en los niños.

En el proceso de condensación surge en el consciente un contenido al que se encuentran anudados varios contenidos inconscientes; al encontrarse disfrazadas varias representaciones en una, estas se convierten en un mecanismo válido para engañar la censura y sostener contenidos inconscientes. En el proceso de desplazamiento una representación que por su contenido de carácter afectivo es rechazada por el consciente, es ligada a otra representación menos perturbadora y con la cual existe algún tipo de conexión que, incluso, puede ser contingente. De esta forma surge en la consciencia una representación disfrazada tras otra.

Los cuentos infantiles y las metáforas tienen valor para la comprensión de la vida infantil, ya que su contenido está organizado a partir de condensaciones y desplazamientos, los cuales juegan con los procesos de la censura y de esta forma develan, sin generar mucha angustia, los conflictos inconscientes.

La metáfora expresa dos niveles de interpretación del sentido; de la misma forma que en el sueño existe un contenido manifiesto y otro latente, uno que se encuentra del lado de la consciencia y otro que discurre desde el inconsciente, en la metáfora existe una relación entre lo que se presenta y lo que se dice en forma encubierta. Comprender la metáfora es comprender cómo funciona el chiste, tal como lo expresaba Freud en 1909 al mostrar que todo chiste tiene dos sentidos que son captados por el sujeto: uno consciente que puede ser, incluso, de poco aparente valor para el que lo escucha, y otro que se encuentra vinculado con los contenidos inconscientes y que, de forma velada, ha hecho consciencia por medio de lo que el chiste expresa en su doble sentido.

El tema de la metáfora no tiene registro explícito en la obra de Freud debido a que no se habían desarrollado los principios de la lingüística que soportan este tema; Freud lo intuyó cuando describía la condensación y el desplazamiento, el síntoma, la formas del chiste, entre otras manifestaciones del inconsciente.

Las metáforas también se encuentran en los juegos infantiles y en este punto basta solo recordar el famoso juego de Fort-da que nos presenta Freud en 1920, en el que un sobrino, utilizando un carretel y un hilo, hace representación de la presencia y ausencia de la madre. La metáfora permite elaborar la realidad interna y externa que implica el mundo infantil, y se convierte en una herramienta para recrear la realidad mediante el juego y hacerla más comprensible para el niño.

Sin embargo, en 1905, Freud ya evidenciaba el valor de las metáforas en el mundo infantil, en el análisis del caso Juanito, en el que por medio de condensaciones y desplazamientos ubica el doble sentido del síntoma de la fobia a los caballos, pero también del sentido metafórico de las jirafas y otros medios de los que se valía el infante para dar y no dar a conocer su conflicto.

Reflexiones psicodinámicas sobre el cuento

El acto de relatar, de recrear la realidad, es una necesidad humana. Toda cultura implica un acto de tradición oral en la que se realizan relatos de héroes del pasado, se generan explicaciones sobre el origen y el presente de un pueblo e, incluso, de temas tan esenciales como el origen de la vida. Se afirma sin vacilación que, desde el hombre primitivo hasta nuestros días, existe en el ser humano una clara necesidad de recrear su realidad para comprenderla y hacerla más soportable.

De las diferentes formas de la narrativa que se fueron consolidando en la historia de Occidente, como la mitología, la fábula o la leyenda, el cuento ha ocupado un lugar particular; este tiene una flexibilidad que le permite que se depositen en su trama recortes de la realidad y de la fantasía sin que se presente algún tipo de contradicción.

El cuento tiene la característica de que libera a los seres humanos de los tiempos y las circunstancias rigurosas sin perder el contacto con la lógica de lo real. Entre los cuentos, los infantiles tienen un lugar de gran importancia para el niño que se encuentra en el proceso de pasar del principio del placer al de la realidad; el infante encuentra en el relato una forma de adentrarse en el universo de lo simbólico y a partir de este tomar herramientas para comprender su realidad. En el cuento circulan el deseo, la frustración, los conflictos, los problemas del desarrollo, las figuras de identificación del héroe y el villano, y la maqueta sobre la cual organiza su propia novela familiar.

En el cuento son las palabras de otro las que le muestran al niño una forma de comprender la realidad, es por esto que el infante se identifica con el relato al mismo tiempo que lo sorprende.

Es relevante pensar por qué hay cuentos que perduran. ¿Qué hace que la bella durmiente, caperucita roja o el gato con botas se cuenten de generación en generación, despertando en los niños tanto interés, incluso, por la repetición continuada del mismo relato?, ¿cuáles son las implicaciones psíquicas que tiene el cuento para un niño?, ¿cuáles son las explicaciones de esta repetición? Estas son preguntas que hacen que el cuento cobre interés para el psicoanálisis en general y para todo aquel que esté trabajando desde los principios del inconsciente para dar cuenta de la dinámica psíquica en la infancia.

En la obra de Sigmund Freud se ubica un interés claro por mostrar el lugar y los efectos de los cuentos infantiles en los niños e, incluso, en los adultos. Uno de los primeros artículos en los que Freud mostró los efectos de las narrativa en el sujeto, se titula “Personajes psicopáticos en el teatro” (1906); allí escribe: “Es otro, y no él, quien actúa y sufre en la escena y en segundo lugar se trata sólo de una ficción que nunca podría llegar a amenazar su seguridad” (Freud, 1906, p. 80).

Freud señala que las narraciones propician mecanismos de identificación psíquica mediante los cuales el lector o escucha vivencia psicológicamente las situaciones del personaje del relato con la seguridad de que es algo que le sucede a otra persona y de esta forma se compromete con la historia relatada. En su texto de 1909, “La novela familiar del neurótico”, encuentra en la idealización que hacen los niños de sus padres, elementos comunes a los príncipes, princesas, brujas y hadas de los cuentos infantiles. En la presentación de 1909, a propósito de un caso de neurosis obsesiva, también conocido como “El hombre de las ratas”, Freud explica parte de la interpretación del terror a las ratas de este paciente a partir del cuento “El flautista de Hamelín”, igual hará con el caso “Hombre de los lobos” (1913), señalando el carácter inconsciente de este personaje en diversos cuentos infantiles y cuáles fueron los efectos de estas narraciones en el paciente.

El cuento puede tener un efecto duradero en el sujeto. En su artículo “Materiales del cuento tradicional en los sueños” (1913), Freud afirma: “En algunas personas el recuerdo de sus cuentos preferidos ha remplazado a sus recuerdos infantiles propios, elevando los cuentos tradicionales a la condición de recuerdos encubridores” (Freud, 1912, p. 69).

Freud muestra en este breve texto cómo los cuentos son vía para comprender la vida psíquica debido a que hacen parte del material con que el sujeto organiza y da sentido a sus contenidos inconscientes.

Freud ubica al cuento como una formación que encubre el deseo inconsciente y en esto consiste su magia, al develar en medio de condensaciones y desplazamientos aquello que le es común a todo neurótico.

Estas apreciaciones de Freud con referencia al cuento nos llevan a uno de los trabajos más importantes de Otto Rank: El nacimiento del mito del héroe, en el que señala cómo el héroe de cuentos y mitos tiene una importante facilidad identificatoria para aquel que sigue sus hazañas; tales ideas son trabajadas a su vez por Freud en su texto “Personajes psicopáticos en el teatro”.

En el contexto de los autores posfreudianos se sostuvo el interés por el estudio de la narrativa de los cuentos infantiles, y es de resaltar el trabajo de Bruno Bettelheim en su texto Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Este autor señala cómo los cuentos infantiles tienen como misión el crecimiento psicológico del niño; mediante el cuento, el niño puede reconocer sus sentimientos, pues se ubican temas como la rivalidad fraterna, la rivalidad hacia los padres, el amor edípico y sus implicaciones identificadoras, el temor a crecer, el avance hacia la pubertad y la adolescencia. Los cuentos son universales, ya que responden a los complejos que nos hacen humanos y perfilan formas de solución a los conflictos que nos son propios. Uno de los aspectos que se debe resaltar en la obra de Bettelheim es la forma como da cuenta del efecto terapéutico de los cuentos infantiles, ya que mediante su vivencia el niño resignifica sus experiencias y encuentra nuevas formas para comprender su presente.