Hasta aquí todo lo que puedo decirte acerca de gestionar el tiempo. Espero te sirva como a mi me ha servido. Gracias a estos conceptos y esta manera de administrar mi tiempo es que puedo: escribir un libro por mes, preparar y brindar dos seminarios mensuales, administrar y programar mis sitios web, entrenar todas las mañanas, hacer seis comidas diarias, compartir contenido periódico en mis redes sociales, filmar, editar y subir más de diez videos mensuales a Youtube, actualizar cada tres días mis novelas en Wattpad, pintar cuadros, componer canciones, hacer un programa de radio, leer, estudiar, trabajar, pasar tiempo con mis amigos y seres queridos, y aun así siempre tengo tiempo para embarcarme en algún nuevo proyecto y para reuniones de futuros emprendimientos. Por eso, si sigues insistiendo en que no tienes tiempo, hay algo que no estás aplicando.

Nico Quindt

El día de 48 horas

Cómo aprovechar y administrar el bien más valioso que tenemos: nuestro tiempo

Quindt, Nicolás Alejandro

   El día de 48 horas : cómo aprovechar y administrar el bien más valioso que tenemos : nuestro tiempo / Nicolás Alejandro Quindt ; ilustrado por Nicolás Alejandro Quindt. - 1a ed . – Buenos Aires : Nicolás Alejandro Quindt, 2018.
   Libro digital,

   Archivo Digital: descarga y online
   ISBN 978-987-42-7607-0

   1. Utilización del Tiempo. 2. Distribución del Tiempo. 3. Percepción del Tiempo. I. Quindt, Nicolás Alejandro, ilus. II. Título.
   CDD 115

© Nico Quindt 2018
Queda hecho el depósito legal establecido por la ley 11.723.

Nos apremia la necesidad de aprender a administrar el recurso más PRECIADO del universo


Busca un reloj, preferentemente uno de agujas, ponte a observarlo con detenimiento. Espera, espera un poco más… ¿te das cuenta de que no se detiene? Y aunque el reloj se detuviera, solo es un artefacto de medición, lo que no se detiene es el tiempo. Pero el reloj es un elemento simbólico que nos ayuda a entenderlo, le facilita a nuestra mente el tomar consciencia de las horas, los minutos y los segundos que transcurren… cada instante no es un momento más, es un momento menos de vida, y ese es el principal error de concepto que tenemos arraigado, se nos ha enseñado a concebir el tiempo como algo que se suma o acumula, y claro está, para la historia, la matemática, la física y cosmología seguramente es muy valioso medirlo de esa manera. Cada año que pasa es un año más en la línea de tiempo que analizar y medir… pero para nuestra vida, es un año menos. Y debemos tomar consciencia de tal magnitud. El reloj marca la vida que se nos está yendo, no los años que nos están regalando; el reloj indica un segundo que se fue, un minuto que ya no regresa, y no uno que tenemos a cuenta para utilizar más tarde. El reloj es el objeto que de una manera patente y tangible nos muestra como el tiempo nos está arrebatando la vida. Lamentablemente no lo concebimos de esa forma, tenemos una percepción inexacta del tiempo y por eso lo venimos desperdiciando desde hace milenios, ¡festejamos los cumpleaños! Fíjate la estupidez de este ritual... festejamos un año que el tiempo imparable le ha arrebatado a tu vida, y tenemos la idea errónea de un año más, cuando a todas luces se puede dilucidar que es un año menos… si fuera un año más lo tendríamos a cuenta, guardado en un armario para poder disfrutarlo luego.

Vivimos un promedio de 70 años, esto quiere decir que cuando cumplimos un año, nos quedarían 69 años más…
Si a ti te regalaran 70 manzanas y de pronto viniera alguien y te robara 1 manzana y ahora te quedaran 69, ¿festejarías por tener 1 manzana más cuando claramente tienes 1 manzana menos? Por supuesto que no, sería una completa locura hacerlo, sin embargo, eso es exactamente lo que hacemos cuando festejamos nuestro cumpleaños…

Sí, ya sé, me vas a hablar del vaso medio lleno, de que fue un año hermoso el que viviste y bla, bla, bla… la manzana también pudo haber sido una manzana hermosa… pero eso no cambia el hecho de que ya no la tengas más…

Necesitamos optimizar el tiempo para que nos rinda más la vida, es decir, necesitamos optimizar la manera en la que administramos nuestro tiempo en cuanto a nuestras prioridades. Parece que nunca nos alcanza el día para todo lo que planeábamos hacer, el tiempo está híper acelerado, y las personas que interactuamos dentro de él nos sentimos dispares, ajenas, como que no encajamos en él.

Y, por lo general, si hacemos un repaso de lo que hemos vivido hasta el momento, nos encontraremos que estuvimos sumidos en tareas repetitivas que le otorgaron a nuestra mente una comodidad conocida. Nuestro cerebro es una fábrica de construir hábitos, de establecer comodidades inmediatas, de transitar el camino de menor resistencia y de aplicar la ley del menor esfuerzo. Todo esto, aunque parezca un beneficio que nos ayuda a ahorrar energías, al poder realizar tareas de manera automática, también nos arrincona detrás del pasaje inherente de las horas perdidas, de los días no disfrutados y de los años desperdiciados, de esta manera surge una pregunta que me he estado haciendo durante mucho tiempo:
Este año, ¿he vivido 365 días o he vivido el mismo día 365 veces?


Lamentablemente pareciera que solo se puede vivir haciendo de cuenta que nunca vamos a morir. Sin embargo, la consciencia de muerte, aunque nuestra mente la rechace rotundamente debido a que es imposible para el cerebro imaginar su propia extinción del mundo, es una herramienta fundamental para encontrar una fuerza que nos obligue y aliente a lanzarnos hacia la acción. El tiempo es acción y las acciones demandan tiempo. Pensar en la muerte, en el hecho de que vamos a morir algún día nos ayuda a sumergir las cosas que no importan y que solo quede a flote aquello realmente significativo.