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Akal / Básica de Bolsillo / 76

Th. W. Adorno

Disonancias
Introducción a la sociología de la música

Obra completa, 14

Edición de Rolf Tiedemann

con la colaboración de Gretel Adorno, Susan Buck-Morss y Klaus Schultz

Traducción: Gabriel Menéndez Torrellas

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Maqueta de portada

Sergio Ramírez

Diseño de portada

RAG

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Título original

Gesammelte Schriften in zwanzig Bänden. 14 Dissonanzen. Einleitung in die Musiksoziologie

© Suhrkamp Verlag Frankfurt am Main, 1973

© Ediciones Akal, S. A., 2009

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-4666-0

Disonancias

La música en el mundo administrado

En memoria de Luli vom Bodenhausen.

Esclaves, ne maudissons pas la vie[1].

Rimbaud

[1] Esclavos, no maldigamos la vida. [N. del T.]

Prefacio a la tercera edición

Los ensayos reunidos en este pequeño volumen forman una unidad realmente cabal. Se concentran en lo que le ocurre a la música en el mundo administrado y bajo las condiciones de una concepción planificadora y organizadora que despoja a la base social de su libertad artística y de su espontaneidad. El modo de observación es a la vez estético y sociológico. Los fenómenos de regresión artística tratados aquí tienen su fundamento en un impulso social que influye sobre los seres humanos. No obstante, en tanto en cuanto no nos conformemos con meras asignaciones, el destino social de la música puede examinarse en su forma propia únicamente a la inversa, en las deformaciones que por todas partes sufre. Pues esta tendencia es universal y está apenas limitada por las diferencias entre los diversos ámbitos musicales, configurados ya administrativamente al igual que los sistemas políticos. Si el autor de Filosofía de la nueva música[1] había resaltado ya que los extremos de la composición, Schönberg y Stravinsky, se tocaban al final y conforme a su constitución interna, ahora está obligado a ir más allá en lo esencial. Se imponen, en efecto, las semejanzas entre los tabúes musicales de América y de Rusia, entre escuelas mutuamente hostiles, como el movimiento vocal serial y el llamado alemán, con respecto a los cuales las diferencias parecen en ocasiones superficiales. El mismo inmovilismo amenaza con infestarlo todo. Tal unidad es la que hilvana estos ensayos. No se han eliminado a propósito las coincidencias y repeticiones, cuando éstas son testigo de la identidad de los contrarios.

El ensayo «Sobre el carácter fetichista de la música y la regresión de la escucha» fue el primer reflejo de las experiencias norteamericanas del autor, cuando éste dirigió la sección musical del Princeton Radio Research Project. El trabajo fue esbozado en Bar Harbor, desarrollado en Nueva York en el verano de 1938 y apareció ese mismo año como volumen VII del Zeitschrift für Sozialforschung. Entre los hechos de sociología musical con los que entonces se topó el autor, surgieron primero ciertas consideraciones sobre transformaciones antropológicas que superaban con mucho los límites del campo de estudio. Por ello pensó que debía editar ahora el texto en Alemania, con mínimas desviaciones y supresiones, después de que aquel volumen del Zeitschrift ya no fuese accesible. La actualidad de los pensamientos no se conserva cuando éstos compiten con la novedad de la información. El ensayo está integrado por los estudios del autor acerca del jazz, de los cuales el último fue integrado en Prismas. Asimismo, el «Carácter fetichista» pretendía entonces responder al trabajo de Benjamin La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica, que figura ahora como primer volumen de sus escritos.

«La música tutelada» surgió en el verano de 1948, inmediatamente después de concluir la Filosofía de la nueva música. El texto se publicó en mayo de 1953 en Monat. La ideología criticada sigue siendo obligatoria –o lo es de nuevo– en los estados dictatoriales del bloque oriental.

La «Crítica del músico aficionado» desarrolla pensamientos provenientes de la discusión del autor con el movimiento musical juvenil. Ésta no se ha interrumpido desde que el autor, invitado por Erich Doflein, hablase en 1952 en una de las sesiones en Darmstadt del Instituto para la Nueva Música y la Educación Musical, al servicio de dicho movimiento. En 1954 presentó y defendió en el mismo círculo una serie de tesis. Éstas aparecieron más tarde, sin que, por lo demás, se solicitase el consentimiento del autor, en la revista especializada Junge Musik, año 1954, pp. 111 y siguientes. Entre comillas se insertó en el título la expresión «Música de pedagogía musical» y se intentó, mediante una nota preliminar en el índice que declaraba que las mismas tesis conducían al absurdo en ciertos lugares y que el juicio del autor sobre la música juvenil –que él de ningún modo había impuesto– no debería tomarse demasiado en serio, paralizar por completo el efecto de la crítica; este efecto, según testimonios procedentes de los propios círculos del movimiento juvenil, había sido considerable. Una de las tesis había sido: «Pero el peligro es que, entre los partidarios del movimiento, sólo unos pocos sienten curiosidad; el que tales partidarios, bajo el techo agujereado de la música de pedagogía musical, crean proteger demasiadas cosas como para admitir ante sí mismos y ante los demás la necesidad de salir al aire libre –la necesidad de libertad–. La primera condición previa para mejorar consistiría en que perdiesen esta falsa seguridad e hicieran suya la fuerza del pensamiento crítico, en lugar de dejarse corroborar por anticipado por la multitud de simpatizantes y considerar la incómoda argumentación como algo conocido hace mucho tiempo y ya resuelto. La fuerza no se mantiene en la defensa automática, sino en la capacidad de dejar que lo extraño como tal se aproxime seriamente a nosotros». Aparentemente, pretendían considerarlo con corrección, pero no se penetraba realmente en el contenido presentado por el autor y se conformaban con argumentos según los cuales éste estaba demasiado poco familiarizado con el movimiento juvenil. Únicamente Erich Doflein prosiguió la discusión con el autor en un permanente intercambio de correspondencia; Doflein puso posteriormente por escrito sus ideas sobre el asunto en el trabajo «Ganancias y pérdidas en la nueva música y en la educación musical», contenido en la colección de ponencias de la 8.ª sesión de trabajo del Instituto para la Nueva Música y la Educación Musical (Lindau, 1955, editorial propia del instituto, Hagnau am Bodensee). La táctica evasiva del grupo criticado obligó al autor a desarrollar todo este complejo temático en su unidad y multiplicidad. El texto fue presentado como conferencia de la Süddeutsche Rundfunk en la primavera de 1956.

En la segunda edición, aparecida en diciembre de 1957 en Junge Musik, se adjuntó por primera vez el ensayo «Sobre la pedagogía musical». Poco quería añadir el autor a la crítica con esa ominosa afirmación, cuyo propio concepto cae bajo la misma crítica, sino enfrentarse al argumento según el cual esta crítica habría descuidado el núcleo del movimiento musical juvenil, así como sus auténticas aspiraciones pedagógicas. Mientras el autor esbozaba a modo de tesis sus muy decididas opiniones sobre la educación musical, no quiso, sin embargo, que quedase duda alguna de que él distinguía estrictamente las cuestiones pedagógicas de aquellas estéticas y sociales. Tan evidente resulta la dependencia de la educación musical con respecto a la estética musical y, en definitiva, a la situación social global, como escasos son, a la inversa, los criterios pedagógicos que podemos emplear subrepticiamente en lugar de los que conciernen al asunto.

Por último, la tercera edición fue ampliada mediante el texto «Tradición». Se desarrolló a partir de tesis defendidas por el autor en una alocución en la radio con Erich Doflein; se imprimió en Jahresring en 1960/1961, pp. 24 y siguientes, y después en la revista especializada Música, en enero de 1961. En el ejemplar de abril tuvo lugar una discusión. Nada sería más favorable a los deseos del autor que el hecho de que ésta fuese consultada de nuevo. «Tradición» se ubica hasta tal punto en el contexto de la «Crítica del músico aficionado» que las coincidencias más llamativas con otros ensayos suyos, incluso con los incluidos en el segundo volumen de escritos musicales que apareció primero, no fueron capaces de impedir que el autor asignase a este trabajo el lugar que objetivamente le corresponde.

«El envejecimiento de la nueva música» fue, una vez más, en su origen una conferencia, ofrecida en abril de 1954 en la Süddeutschen Rundfunk con ocasión de un festival dedicado a la nueva música de una semana de duración. Desarrolla motivos ya expuestos en Filosofía de la nueva música, es decir, antes de que existiese una escuela serial. Contra el abuso de consideraciones dialécticas con fines restaurativos no hay protección alguna; y, sin embargo, precisamente tras la publicación del «Envejecimiento» este abuso era tan espectacular que puede decirse que la teoría no pretendía debilitar la exigencia de la creación musical, sino prolongar la reflexión en torno a sí misma hasta que se abrió camino el amenazante fetichismo material. Entre tanto, la escuela serial ha producido obras como «Le Marteau sans maître» de Boulez y «Zeitmaße» de Stockhausen, que no tienen nada en común con el bricolaje ajeno a la composición, mientras que Stockhausen ha arrojado también de manera teórica la pregunta por el tiempo musical, situada en el centro del «Envejecimiento». En qué medida la crítica del autor ha contribuido a esta tendencia sumamente reciente, no debe juzgarlo él mismo.

Si los síntomas, que estos ensayos desearían poner en conexión con sus raíces comunes, se basan de hecho y con profundidad en el proceso social, entonces sería ilusoria la esperanza de cambiar algo decisivo partiendo de lo particular y a través de la mera consideración teórica e incluso mediante programas afirmativos. Pero quizá no sea inútil la autorreflexión que interviene donde el pensamiento se entrega sin miedo ni remilgos a aquello que nos deja atónitos.

Primavera de 1963

[1] Neue Musik, nueva música. En toda esta obra, el autor hace referencia con ello, por encima de todo, a la música de la llamada Segunda Escuela de Viena, formada por Arnold Schönberg, Alban Berg y Anton Webern. De un modo más general, la expresión designa también la música de vanguardia posterior a 1950. Fue utilizada por Anton Webern en su obra Der Weg zur neuen Musik, Viena, 1960. El propio Adorno hizo también uso de ella en su Philosophie der neuen Musik [ed. cast.: Th. W. Adorno, Filosofía de la nueva música, Madrid, Akal, 2003]. [N. del T.]