Introducción a la Psicología General
 
DR. GUSTAVO PEÑA T.
YOLANDA R. CAÑOTO, MSC
(Editores)
 

Índice de Autores

Dr. Gustavo Peña Torbay

Licenciado en Psicología UCAB, Magister en Psicología USB, Doctor en Psicología UCV. Jefe de cátedra Estadística II y Psicología Experimental, Escuela de Psicología, UCAB. Director del Postgrado en Metodología en Ciencias del Comportamiento, UCAB. Director del doctorado en Psicología, UCAB y Director del Centro de Investigación y Evaluación Institucional, UCAB.

MSc. Yolanda Cañoto Rodriguez

Licenciado en Psicología UCAB, Magíster en Psicología USB, Jefe de Cátedra de Psicología General I y profesor de la Cátedra de Psicología General II, Escuela de Psicología, UCAB. Profesor investigador del Centro de Investigación y Evaluación Institucional, UCAB.

Dra. Zuleyma Santalla de Banderali

Licenciado en Psicología UCAB, Doctor en Psicología Universidad Complutense de Madrid. Jefe de Cátedra de Metodología I, profesor de la Cátedra de Psicología Experimental, Escuela de Psicología, UCAB. Director del área de postagrado en Humanidades y Educación, UCAB.

Dra. Eugenia Csoban Mirka

Licenciado en Psicología UCAB, Magíster en Psicología USB, Doctora en Psicología UCV. Jefe de Cátedra de Psicología General II, Profesor de las cátedras Psicología General I y Metodología II, Escuela de Psicología, UCAB. Profesor investigador del Centro de Investigaciones Filosóficas y Humanísticas, UCAB.

MSc. Miguel Gómez A.

Licenciado en Psicología UCAB, Magíster en Psicología UCAB. Profesor jubilado. Fue Jefe de las cátedras Psicología General I, Psicología General II e Historia de la Psicología, Escuela de Psicología, UCAB.

Dr. Andrés Miñarro Llagostera U

Licenciado en Psicología UCAB, Doctor en Psicología UCAB. Profesor jubilado que fue Jefe de las cátedras Psicología General I y Psicología de la Personalidad, Escuela de Psicología, UCAB.

Lic. Pedro Rodríguez

Licenciado en Psicología UCAB, Especialista en Psicología Clínica Comunitaria, UCAB. Profesor de la cátedra Psicología de la Personalidad, Escuela de Psicología, UCAB.

MSc. Manuel Llorens

Licenciado en Psicología UCAB, Especialista en Psicología Clínica, Hospital Universitario UCV. Maestría en Psicología Comunitaria, Manchester Metropolitan University. Profesor de la cátedra de Psicología de la Personalidad, Escuela de Psicología, UCAB.

Psic. Clínico Oly Negrón

Licenciada en Psicología UCAB, Jefe de cátedra de Evaluación Psicológica II y Seminario de Técnicas Gráficas, Escuela de Psicología, UCAB. Profesor de Evaluación Psicológica en el postgrado de Psicología Clínica Comunitaria, UCAB.

Dra. Luisa T. Angelucci B

Licenciada en Psicología UCAB, Magíster en Psicología USB, Doctora en Psicología UCV. Jefe de Cátedra de Metodología I, profesora de las Cátedras de Psicología Social y Psicología Experimental. Profesora de Metodología en los Estudios de Postgrado, UCAB. Profesora de Análisis del fenómeno salud y Metodología USB.

La Psicología como disciplina

Capítulo 1
La Psicología: noción e historia
Dr. Gustavo Peña Torbay y Yolanda Cañoto R. MSc

Esquema del capítulo

La Psicología

Noción

♦ Definición de psicología

♦ Objeto de estudio de la psicología

• Comportamiento

• Procesos mentales

♦ La psicología como profesión

• El modelo de científico/practicante

• Campos del ejercicio profesional

Historia

♦ Antecedentes

♦ Principales sistemas en la historia de la psicología

♦ Cinco enfoques principales de la psicología contemporánea

♦ Clasificación de enfoques:

• Estructuralismo

• Funcionalismo

• Psicoanálisis

• Gestalt

• Conductismo

• Humanismo

• Cognoscitivismo

Introducción

Recientemente se ha popularizando una técnica muy particular de crear imágenes. Se comienza recolectando una gran cantidad de retratos muy diferentes, por ejemplo fotografías de paisajes o portadas de revistas, que luego se usan como piezas de rompecabezas para la construcción de una especie de mosaico que muestra una estampa.

La imagen así creada, un foto mosaico (Silvers, 1996), se reconoce a lo lejos como una figura bien definida, quizás la cara de una persona o un paisaje, pero si el observador se acerca a la estampa va notando su disímil composición; puede fijar la mirada en una porción de los retratos o quizás centrarse en uno solo de ellos, en cualquier caso con la cercanía se pierde la panorámica inicial, aquella que lucía única y bien definida, sustituyéndola una gran cantidad de visiones particulares muy diferentes.

De esta manera, actualmente hay dos modos muy distintos de ver la psicología en conjunto: (a) como una ciencia única y homogénea; y (b) como un grupo de ciencias distintas y modos de conocer diferentes. Además, para hacer el asunto aún más complicado, algunos autores, como Mayor y Pérez (1989), presumen que “la identidad de la psicología forzosamente ha de resultar de la compleja dialéctica entre su diversidad y su pretensión de unidad” (p. 3).

En este capítulo asumiremos como eje rector la posición usual, según la cual la psicología es una ciencia más bien unitaria; además, agregaremos, que la psicología es igualmente una profesión. Como dice Coon (1998/2001) “algunos psicólogos son científicos, que realizan investigaciones para enriquecer el conocimiento humano. Otros son profesionales, que aplican la psicología para resolver problemas de salud mental, educación, negocios, deportes, derecho y medicina. Muchos psicólogos son científicos y profesionales al mismo tiempo” (p. 2).

Una imagen de la diversidad que supone el segundo modo de entender la psicología, es decir, vista como una disciplina ciertamente heterogénea y dividida, a pesar de los múltiples intentos de unificación, así como un posible modo de promover la unión disciplinar, se ofrece en el tercer capítulo de este libro.

¿Qué estudia la psicología?

Etimológicamente “psicología” quiere decir “Tratado del Alma”, es decir logos acerca de la Psyké. Curiosamente esta palabra no aparece en la tradición griega. Se debe esperar hasta el renacimiento, hacia 1520, cuando Marulus escribe una Psychologia, de la cual se tienen referencias sólo a través de otros autores, ya que el texto no se conserva. El uso del término también se atribuye a Freigius en 1575. La gran figura que lo divulgó para referirse al estudio de la mente humana fue von Wolff, cuando en 1742 publicó dos volúmenes: Psychologia empirica y Psychologia rationalis (Carpintero, 1996).

A partir de este origen, cuando se revisa la literatura sobre la definición de la psicología, aparece la foto mosaico, que se mencionó anteriormente. Por una parte, muchos manuales de psicología, en su mayoría de origen norteamericano, coinciden en que la psicología se puede entender como el estudio científico del comportamiento (Coon, 1998/2001; Gormly, 1992; Feldman, 1998; Hilgard, Atkinson y Atkinson, 1979). Y, por otra parte, en textos más especializados se encuentra una situación muy diferente, predominando la variedad de las definiciones; por esto, para Sternberg (2005) la “psicología se está haciendo inmensamente especializada, y al mismo tiempo se está fragmentando ampliamente. El costo es la perdida potencial de identidad como área de estudio” (p. 3).

La definición más difundida es la de Hilgard, Atkinson y Atkinson (1979): “la psicología es la ciencia que estudia el comportamiento y los procesos mentales” (p.12. Negritas añadidas). Esta es una afirmación que luce, a primera vista, sencilla, pero que puede desmenuzarse un poco mediante algunas preguntas, como ¿qué es el comportamiento?, además ¿el comportamiento de quién? y claro está, ¿qué son los procesos mentales?.

Por su parte, Gerrig y Zimbardo (2002) amplían la definición y agregan que la psicología está interesada en todos los aspectos de la experiencia humana, desde las funciones del cerebro hasta el ambiente donde los humanos y otros animales se desarrollan. La psicología es una ciencia basada en gran cantidad de investigación, que se interesa principalmente por dos relaciones críticas: una entre el cerebro y la conducta, y la otra entre el ambiente y la conducta. Como ciencia utiliza el método científico para guiar sus investigaciones y llegar a conclusiones.

Dentro de esta definición de psicología, un primer problema que debe enfrentar todo interesado en la disciplina, es la existencia previa de ideas, creencias y teorías sobre las causas del comportamiento de las personas. Esta psicología del sentido común es una característica universal de nuestra especie. Aunque el objetivo de la psicología como disciplina académica puede ser el mismo que el de la psicología del sentido común: comprensión, predicción y control de la conducta; la característica distintiva de la psicología científica es la desconfianza en este sentido común como método de validación de teorías. El sentido común puede usarse como fuente de ideas, pero estas intuiciones deben pasar por el filtro del método científico, donde el comportamiento se convierte en un objeto de estudio ajeno a nosotros mismos (de Torres, Tornay y Gómez, 1999).

Empezaremos por la segunda pregunta, quiénes son los sujetos de estudio de la psicología. De modo particular se suele decir que los animales y los seres humanos. Por tanto, la psicología estudia el comportamiento animal y humano. Dicho de forma más específica, la psicología se interesa por la conducta de los seres vivos cordados, es decir, de aquellos individuos que tienen un sistema nervioso bilateral.

Y qué entendemos por comportamiento, pues bien, la definición más tradicional, tal como la indican Malott, Whaley y Malott (1991) señala que comportamiento es cualquier cosa que un animal, incluyendo al animal humano, hace (p. 10). Coon (1998/2001) acota, “cualquier cosa que usted hace es un comportamiento: comer, dormir, hablar, pensar o estornudar. También soñar, apostar, ver televisión, aprender inglés, tejer canastos o leer este libro” (p. 2). En una visión más amplia, Ribes (2008) señala que el comportamiento debe entenderse como la práctica de un organismo biológico en un medio regulado por relaciones socioculturales.

Pero, ¿acaso recibir el impacto de un rayo o caer por un acantilado son comportamientos?, la verdad es que no, no son comportamientos; entonces, cómo sabremos cuando una acción que involucra un organismo es o no un comportamiento. Malott, Whaley y Malott (1991) aportan una forma de lograr esta diferenciación, ella se basa en dar una definición de conducta que se formula como el negativo de una fotografía: “el comportamiento es cualquier cosa que un organismo muerto no puede hacer “(p. 10).

Aclarado, en alguna medida, el sentido de la palabra comportamiento, podemos preguntarnos ¿qué significa procesos mentales?, pero antes habría que tratar de precisar qué es la mente. En opinión de Hebb (1974), “la mente es la capacidad para pensar, y el pensamiento, la actividad integradora del cerebro” (p. 74). Por otro lado, un proceso según Vallancher y Nowak (1997) es un sistema dinámico que debe comprender cuatro elementos: a) una unidad de acción funcional, b) momentos y secuencias desde el estímulo y la respuesta, c) composición de múltiples elementos interconectados y d) elementos que cambian en el tiempo y el espacio. En este sentido se puede afirmar que la mente requiere de una serie de procesos para funcionar. En concordancia con esta definición, los procesos mentales “son todos los sistemas mediante los cuales el ingreso sensorial es transformado, reducido, elaborado, almacenado, recobrado y utilizado como sensación, percepción, imaginación, recuerdo, solución de problemas y pensamiento entre otros” (Neisser, 1967/1976, p. 14).

En resumen, “la frase ‘comportamiento y procesos mentales’ significa muchas cosas: abarca no sólo las acciones de las personas, también incluye sus pensamientos, sentimientos, percepciones, procesos de razonamiento, recuerdos e incluso las actividades biológicas que mantienen el funcionamiento corporal” (Feldman, 1998/2000, p. 3). Es evidente que en esta cita acciones se usa en el sentido en que definimos anteriormente comportamiento; los otros términos indican los procesos mentales, con la excepción, claro está, de la referencia a las actividades biológicas.

Por cierto, es importante destacar la amplitud que le da al campo de estudio de la psicología la parte final del comentario de Feldman. Concretamente, esta cita muestra que el interés de la psicología se extiende hacia lo que podríamos llamar los elementos de soporte, es decir, aquellos aspectos del organismo que son esenciales para la ocurrencia del comportamiento y los procesos mentales.

Hay que aclarar que estos elementos de carácter biológico, como por ejemplo la estructura y funcionamiento del Sistema Nervioso, se asumen como condiciones necesarias para la ocurrencia del fenómeno psicológico, pero en ningún caso, ellos en sí mismos, son suficientes. Esto quiere decir, sin los elementos biológicos no puede ocurrir el hecho psicológico, pero la comprensión de lo biológico no es suficiente para explicar los sucesos psicológicos.

Igualmente, en el otro extremo el campo de interés de la psicología se extiende hacia lo cultural, muy especialmente en lo relacionado con lo social; de hecho, una especialización conocida como psicología social es la que se encarga de estudiar los fenómenos cuya ocurrencia requiere de la existencia de más de un individuo, como por ejemplo, las relaciones de parejas o los fenómenos de grupo; más específicamente, aspectos como el liderazgo, la atracción interpersonal o la amistad son fenómenos de estudio para los psicólogos sociales.

La psicología como profesión

La definición de la psicología como actividad es, como queda claro por lo dicho hasta ahora, una tarea nada fácil y, menos aún, corta, en la cual se puede incluir una gran variedad de aspectos. El prominente filósofo y protopsicólogo William James (1890-1989) indicó, más bien tempranamente, que el ejercicio de la psicología, como el de otras disciplinas, tiene al menos dos formas generales de entenderse. Por una parte, puede ser vista como una ciencia, de lo cual ya hemos hablado, y también dictaminó que la psicología podría considerarse una profesión.

Con esta sentencia el autor quería decir, en general, que el objetivo de la psicología no es, dicho en términos más actuales, exclusivamente la búsqueda del significado esencial de los hechos o la construcción de explicaciones a los fenómenos, sino que además podría, y quizás debería, ocuparse en la búsqueda de respuestas a cierta clase de problemas cotidianos.

Casi desde principios de este siglo [XX], muchos psicólogos comenzaron a apartarse de las preocupaciones especulativas por las sustancias y los procesos intangibles heredados de la teología, para acercarse a los problemas que plantean las escuelas, la ocupaciones y las interrelaciones sociales y personales. A consecuencia de ello, la psicología pasó a ocupar un lugar entre las profesiones de servicio, mediante el desarrollo y empleo de tests, mediciones, técnicas de orientación y auxiliares de las ingenierías (Kantor, 1969/1990, p. 597).

En este proceso de profesionalización de la psicología las dos grandes conflagraciones ocurridas durante el siglo XX influyeron de manera particular. Más concretamente, la Segunda Guerra Mundial representó para la población Norteamericana unos 16 millones de veteranos de guerra con deterioro de su salud mental; dado que ese continente disponía, para el momento, de sólo unos 100.000 psiquiatras se hizo inminente la necesidad de un programa acelerado de profesionalización en esta área.

Con este propósito, el Gobierno de los EEUU, a través de la Veterans Administration y del National Institute of Mental Health, financió el desarrollo de programas de formación en psicología clínica y del asesoramiento. Pero, la gran proliferación de cursos llevó a la necesidad de un proceso de acreditación; así, en el reporte del Shakow Committee (APA, 1947, c.p. Raimy, 1950) y en la conferencia de Boulder (Raimy, 1950) se sentaron las bases para un nuevo tipo de ejercicio de la psicología, uno en el cual se reunirían las dos formas tradicionales de entender la disciplina: el científico/practicante.

Esta necesidad de trabajadores de la salud mental formados en las escuelas universitarias de psicología y la decisión de regularizar los cursos orientados a impartir la preparación necesaria, impulsó de manera extraordinaria el número de egresados, los cuales en su mayoría se orientarían a la procura de soluciones a los problemas habituales de las personas que tiene que ver con el comportamiento y los procesos mentales, como ya dijimos.

Pero, ¿qué supone una profesión?; hay muchas definiciones de lo que puede y/o debería entenderse por profesión, entre ellas elegimos la que da Flexner (1915, c.p. Peterson, 1997):

Peterson (1997) hace un comentario muy acertado acerca de la posición de Flexner:

una profesión, según la definición de Flexner, no es un arte, y no es un oficio. No se basa en intuiciones creativas y expresiones del practicante, y no se refiere a la aplicación mecánica de técnicas invariables a objetos humanos. El trabajo profesional requiere inteligencia, diseño disciplinado de servicios complejos para ayudar a clientes cuyas necesidades y recursos varían de un caso al otro y aún de una ocasión a otra. En su mayor parte, la actitud fundamental del profesional, no así el producto de su trabajo, reproduce la del científico (p. 31).

La imagen del tipo de actividad que supone hoy en día el ejercicio profesional de la psicología la podemos resumir tildándola como una ciencia aplicada; las implicaciones de esta caracterización se muestran en el cuadro 1, a continuación.

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Ahora, el éxito de esta proposición depende, básicamente, de la existencia de una relación muy particular entre ciencia y práctica, en conexión igualmente con el objeto de estudio y/o aplicación, la cual expresamos en el cuadro 2:

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Con base en lo dicho, podemos diferenciar las acciones que corresponden al ejercicio profesional de la psicología agrupándolas en tres grandes categorías:

  1. Sustentar su actividad profesional en el conocimiento disciplinar
  2. Emplear para aproximarse a los problemas profesionales los mismos métodos y modos de pensamiento que los usados por los científicos y los académicos en la elaboración de los temas generales de la disciplina
  3. Lograr una producción significativa de nuevos conocimientos

Ahora, cuáles son las áreas típicas de aplicación de la psicología y en qué consiste su trabajo, o cuáles son las especialidades laborales más comunes de la psicología. De seguido presentamos parte del esquema que ofrece Coon (1998/2001, p.18) a este respecto:

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Reseña histórica de la psicología

La ciencia no es algo que se encuentra directamente en la naturaleza, ni de manera espontánea en las mentes de los individuos, por el contrario, es el producto de un esfuerzo intenso y sostenido por lograr el conocimiento más cierto posible.

Dada esta circunstancia, es muy difícil identificar con exactitud las raíces de una disciplina, que por lo general se extienden hasta los orígenes mismos de la humanidad, los cuales tampoco podemos precisar con la exactitud que nos gustaría.

Así, habitualmente, el conocimiento respecto de un tipo de fenómeno se inicia de manera más bien imprecisa y con el tiempo se van dando avances en el área, hasta un momento en que las circunstancias sociales favorecen la cristalización de una definición, una declaración trascendente o un hecho singular que marca definitivamente el inicio de la disciplina como ciencia (Brennan, 1998).

Para registrar la historia se ha usado por lo menos dos concepciones, la teoría de los “Grandes Hombres”, con énfasis en las personas que cambiaron el curso de la historia. La segunda es la del Zeitgeist o “Espíritu del Tiempo”, que se interesa en las fuerzas culturales que contribuyeron a configurar la mentalidad de las personas en cada época (Gondra, 1997).

Además de estas dos visiones, existen planteamientos adicionales, que suelen usarse en la explicación de la historia de la ciencia, como que la evolución de la misma es una progresión continua, desde la revolución científica del siglo XVII hasta los laboratorios psicológicos, ya que es la ciencia que nos ocupa, de finales del siglo XIX, XX y XXI. Según Boring (1980) se trata de un progreso continuo y acumulativo, de modo que las nuevas teorías no son más que reformulaciones de las antiguas, realizadas en el momento preciso en el que la comunidad científica estaba predispuesta a aceptarlas. La segunda proposición sigue los planteamientos de Kuhn (1962-1985), quien establece que toda ciencia tiene períodos de “ciencia normal”, organizada en torno a un paradigma, que incluye unos presupuestos indemostrables que subyacen a las hipótesis y un experimento prototípico que indica el método que debe usarse en la investigación. Con el paso del tiempo se originan crisis en este paradigma, por surgimiento de anomalías que no pueden ser explicadas por la teoría. No se trata de una evolución lógica sino de revoluciones un tanto irracionales.

Ante esta diversidad de posibilidades, algunos autores como Leahey (1997) plantean que la historia debe ser más narrativa, presentando atención a los hechos y sus detalles.

Según Poveda (2001, p. 21), “el conocimiento psicológico (o de lo psicológico) es, sin duda anterior a las primeras formulaciones sistemáticas del mismo. Fue y sigue siendo una intuición inherente al hecho mismo de la vida humana. [...] La psicología nace, se desarrolla y se legitima como ciencia con la pretensión de explicarlo”. Según Bunge (1980), todas las ciencias fácticas dependen de la lógica y la matemática y cada una de ellas interactúa con otras ciencias y con la filosofía. Las relaciones entre la ciencia y la filosofía son particularmente notorias en el caso de la psicología, porque esta se ha apropiado de un tema central de la metafísica tradicional, como lo es la naturaleza de la psique y sus relaciones con el cuerpo. En el mismo sentido Gondra (1997) afirma que la psicología hunde sus raíces en la filosofía. Los filósofos siempre se han planteado preguntas sobre la mente y el conocimiento, dando al mismo tiempo muchas respuestas sobre estos temas.

Tradicionalmente, en la historia de la psicología se resalta la importancia de dos grandes filósofos: Platón y Aristóteles. En un brevísimo resumen de lo propuesto por estos autores, Gondra (1997) señala que Platón consideraba que el verdadero conocimiento consiste en la visión de las formas o esencias universales que se encuentran más allá del mundo sensible. De hecho los sentidos constituían un obstáculo para conocer la verdad. Esta posición llevó a constituir lo que se denominó dualismo, que plantea la existencia de dos tipos de sustancia, materiales y espirituales (Abbagnano, 1963). Por otro lado, Aristóteles, rechazó el dualismo platónico e insistió en que los conceptos universales estaban potencialmente en la experiencia sensible. Plantón y Aristóteles dieron origen a dos tradiciones filosóficas, la racionalista y la empirista, respectivamente (Gondra, 1997).

El racionalismo considera que la vía principal para llegar al conocimiento de la verdad es la razón. La experiencia sensible tiene poco valor si no se analiza por la razón. Frente a esto, los empiristas, seguidores de Aristóteles, hacen énfasis en la experiencia sensible como fuente del conocimiento (Gondra, 1997).

En sus versiones modernas, el racionalismo fue desarrollado por Descartes, Spinoza, Leibniz y Kant. La visión empirista se consolidó en los trabajos de Bacon, Locke, Berkeley, Hume, Hartley, James Mill y John Stuart Mill. Junto con el empirismo, es importante para la psicología el principio de asociacionismo, planteado también por Aristóteles. Establece que las experiencias que han ocurrido juntas en la vida real, se asocian como contenidos en la mente. Este principio, aunque procede del empirismo, no es adoptado por todos los filósofos empiristas. El asociacionismo propiamente dicho lo inicia el filósofo escocés Hume (Gondra, 1997).

Se puede decir,

la psicología tiene un pasado largo pero una historia corta. Como hemos visto, el pasado de la psicología tiene siglos de antigüedad porque incluye a la filosofía, “el estudio del conocimiento, la realidad y la naturaleza humana”. En contraste, la historia de la psicología es corta, y comienza apenas hace unos 130 años (Coon, 1998/2001, p.8. cursiva en el original).

Específicamente,

en el último cuarto del siglo XIX, las condiciones maduraron de modo tal que le permitieron a la psicología emerger como una ciencia autónoma. A la psicología le tocó nacer como una especia híbrida de la fisiología y de la filosofía de la mente... Wilhelm Wundt (1832-1920) fue el médico/ filósofo que instituyó la psicología como una disciplina académica. Tal como hiciera Moisés, él no guió a su gente, las futuras generaciones de psicólogos, enteramente a la tierra de la ciencia, pero hizo posible el reconocimiento de la psicología como una ciencia (Leahey, 1997, p.1991).

El hecho determinante en la fundación de la psicología fue que,

en 1876, la Universidad de Leipzing asignó un cuarto a Wundt para que almacenara el equipo de demostración y los aparatos experimentales que había traído de Zurich. El cuarto estaba en el edifico Konvikt... el primer curso que impartió Wundt fue sobre psicología fisiológica. Presentaba demostraciones y experimentos durante sus conferencias, pero llegó a ser molesto transportar el equipó del área de almacenaje hasta el salón de clases y del salón de clases al almacén, por lo que varias demostraciones se establecieron de forma permanente en una sala del edificio Konvikt. Los estudiantes iban para allá a observarlas e incluso para participar en experimentos simples (Hothersall, 1997, p.123).

Como puede verse, los inicios de Wundt en Leipzing fueron realmente modestos, pero a pesar de esto se asume habitualmente que estos esfuerzos desembocaron en la fundación del primer laboratorio de psicología experimental en Leipzing en 1879 (Benjafield, 1996, p. 69), lo cual se asume como el hito que marca el inicio de la psicología científica y, en consecuencia, de la historia de la psicología.

Llegado ese momento, se supone que la psicología, igual que puede observarse en la historia de las demás ciencias, se desprende del inicial tronco filosófico, delimitando su objeto y adoptando métodos propios para su investigación, constituyéndose como saber independiente (Carpintero, 1996).

La definición de psicología que se planteó al inicio de este capítulo ha sufrido variaciones que siguen el ritmo de los cambios históricos. En cada transformación sufrida se han introducido modificaciones que tendían a depurar su estructura científica y consolidar su independencia de la filosofía. Carpintero (1996) distingue cuatro etapas en la evolución de la definición de la ciencia psicológica:

En estas cuatro etapas no ha habido cambios sólo de contenido, sino también de método. Estos cambios han afectado al modo como la psicología interpreta su manera de ser ciencia (Carpintero, 1996).

En esta división en cuatro etapas de Carpintero (1996), la primera se refiere a una amplia época, donde el objeto de la psicología se encontraba dentro de la filosofía y ubica su inicio con Platón en el siglo IV a.C. hasta el siglo XVII con la figura de Descartes. Esta época se caracteriza por la separación dualista que se mencionó anteriormente, donde se plantea un alma biológica, inseparable del cuerpo (aristotelismo) y un alma racional (planotismo).

La mente surge con las modificaciones profundas de la filosofía moderna, y en especial de Descartes, quien cambia la perspectiva: en vez de partir de las cosas (realismo) se debe empezar por el sujeto y en especial por los conocimientos que este tiene de las cosas, todo se convierte de cosa en idea (idealismo). El dualismo platónico se renueva en el dualismo cartesiano. En esta etapa se pueden distinguir dos períodos, uno de reflexión descriptiva, no experimental, y otro que coincide con la aparición de la psicología como ciencia natural, estrechamente vinculado a la fisiología (Carpintero, 1996).

Este paso de la reflexión descriptiva a la investigación experimental es planteado por algunos historiadores todavía fuera de la psicología, con la constitución de la psicofísica de Weber y Fechner en 1860 (Carpintero, 1996). A partir de allí es desde donde Wundt construye su teoría, en su laboratorio de Leipzig en 1879.

A principios del siglo XX, Watson inicia una reestructuración tanto de la definición de la psicología como de sus métodos de investigación. Plantea la psicología como una ciencia positiva, interesada en la objetividad de sus métodos y sus resultados, tratando de ser como la fisiología y las demás ciencias naturales. Ya no se considera el estudio de la mente, sino de la conducta, como lo que un organismo hace o dice, una actividad públicamente observable, mediante la cual ese organismo se relaciona con el ambiente que le rodea (Carpintero, 1996).

En el último tercio del siglo XX se produjo un nuevo cambio, con el aporte de los avances de otras ciencias, como la fisiología, que cuenta ahora con procedimientos de exploración por imágenes, la informática y sus asombrosos avances, entre los más relevantes. Junto con esto, el paradigma establecido empieza a sufrir importantes crisis internas, por problemas teóricos centrales. Estos eventos hacen que se vuelva a considerar los procesos cognitivos y simbólicos como relevantes (Carpintero, 1996). Entonces se llega a las formas más modernas de considerar a la psicología, que se expresan en las definiciones que se plantearon al inicio, como ciencia del comportamiento y los procesos mentales.

En la introducción del capítulo se planteó la imagen de la psicología como un foto mosaico, contrario a lo que se puede pensar desde la definición que se usa en forma bastante extendida. Esta situación ya la planteaba Brentano en 1874, cuando propuso como tarea urgente la sustitución de las varias psicología entonces existentes por una única disciplina científica, definitiva y rigurosa (Carpintero, 1996). Tal unidad está lejos de alcanzarse aún hoy en día. Partiremos de la fundación del laboratorio de Wundt, como hecho que marca la historia científica de la disciplina para realizar un recorrido por los distintos sistemas psicológicos.

Desde el momento de su inicio como ciencia al presente la psicología ha ido expandiéndose de manera asombrosa, al punto que para el año 2001 la tasa de producción de artículos en el área es de más de 50.000 por año (Staddon, 2001, p.1), como quien dice, desde 1879 al presente ha pasado mucha agua bajo el puente; por lo tanto, como en muchos otros aspectos, resulta de suma dificultad resumir los elementos más relevantes del desarrollo de la psicología, menos aun si se pretende, además, dar una visión de su largo pasado.

Tomando como base el trabajo de Zinser (1984/1987, p.30), en el Cuadro 3 se resumen los principales sistemas en la historia de la psicología. En él se indica el nombre del sistema, sus proponentes básicos, los objetivos esenciales y los métodos de investigación empleados por cada uno de ellos.

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Por su parte, Gross (1996/1998, pp. 13-14) ofrece, mediante la tabla sinóptica que se presenta de seguido en el Cuadro 4, una visión más actual de los modos principales de entender la psicología. Para cada uno de cinco los enfoques contemporáneos principales, los aspectos considerados son: (a) naturaleza de los seres humanos; (b) naturaleza de la normalidad psicológica; (c) naturaleza del desarrollo psicológico; (d) métodos preferidos de estudio; (e) principales causas de la conducta anormal; (f) métodos preferidos de tratamiento; y (g) metas del tratamiento.

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Para la construcción de este cuadro se define enfoque, siguiendo a Coolican (1996, cp. Gross, 2007), como una perspectiva que no está claramente delineada como una teoría y que proporciona una orientación general para una concepción de la humanidad. Dentro de un enfoque se puede incluir más de una teoría, pero comparten ciertos principios y suposiciones básicas que les dan una identidad distintiva. A diferencia del cuadro antes presentado, se considerará a continuación otra clasificación de enfoques, para incluir algunos autores no considerados en las tablas anteriores y proceder a describirlos en algún detalle. Estos enfoques son:

1. Estructuralismo

Como ya se mencionó, se considera a Wundt el fundador de la psicología experimental, el promotor de la idea de la psicología como ciencia independiente. Hereda esta noción de Herbart y Fechner, y funda un laboratorio de psicología en la universidad de Leipzig en 1879. Aunque con frecuencia se señala que William James también tenía un espacio para la investigación psicológica, en la universidad de Harvard, que funcionaba desde 1875 (Boring, 1980).

Wundt definía a la psicología como una ciencia de la experiencia inmediata. Debía investigar los hechos de la conciencia junto con sus relaciones y combinaciones a fin de descubrir las leyes por las que son gobernadas tales relaciones y combinaciones. La investigación psicológica consiste en la suma total de los hechos de que somos conscientes. El trabajo experimental que se llevaba a cabo en estos laboratorios incluía: análisis de la sensación, procesos mentales de regulación, sentido del tiempo, atención, memoria y asociación de ideas. A partir de estos experimentos se consideraron como elementos de la conciencia: sensación, memoria, sentimientos, emociones, motivos y procesos volitivos (Sahakian, 1987). Esta psicología se denominó elementalismo y consideraba la composición psicológica por asociación (Boring, 1980), tal como lo había hecho Aristóteles.

Para su investigación y debido a su definición de psicología, Wundt convirtió a la instrospección en el principal método del laboratorio de psicología (Boring, 1980). La introspección es una técnica rigurosa para la descomposición de la experiencia consciente en sus elementos más básicos (sensaciones y sentimientos). Los participantes eran estudiantes avanzados de psicología, que eran entrenados para reportar los elementos fundamentales de la conciencia (Gross, 2007).

Para Boring (1980), Fechner es un antecedente importante del estructuralismo. La investigación que emprende se denomina psicofísica y la define como una ciencia exacta que estudia las relaciones funcionales o las relaciones de dependencia entre el cuerpo y la mente. Así, Fechner y su contemporáneo John Stuart Mill, rompen con el dualismo cuerpo-mente que había prevalecido desde Descares, queriendo establecer una unidad entre ambas sustancias, que se denomina monismo (Sahakian, 1987).

La denominación de estructuralismo para este enfoque se suele atribuir a un alumno de Wundt, Titchener, quien desarrolló su carrera en la Universidad de Cornell, Estados Unidos. Titchener creía que la psicología debía estudiar la experiencia inmediata y definía la conciencia como la suma total de las experiencias mentales en un momento dado. Por otro lado la mente son las experiencias acumuladas a lo largo de la vida (Hergenhahn, 2001).

El declive del estructuralismo se debió a las variadas críticas, tanto teóricas como metodológicas. Se suele señalar a la introspección como un procedimiento con muy poca fiabilidad (Sahakian, 1987; Hergenhahn, 2001; Gross, 2007). Además el estructuralismo excluía el estudio de la conducta animal, la psicopatología, la investigación en pensamiento o personalidad, la psicología del desarrollo y las diferencias individuales. Además, Titchener creía que debía buscar el conocimiento puro y no estaba interesado en las aplicaciones para la solución de problemas prácticos (Hergenhahn, 2001).

Contemporáneos de Wundt y Titchener si estaban interesados en los aspectos señalados. Tal es el caso de Ebbighaus, quien junto con Hering, Helmholtz y Koning, fundó la revista Diario de psicología y fisiología de los órganos sensitivos. Esta publicación rompió con el monopolio de Wundt (Hergenhahn, 2001). Ebbinghaus investigó la formación y retención de asociaciones en la memoria. Sus experimentos, junto con los de Müller sobre el aprendizaje verbal, contribuyeron a liberar a la psicología de las limitaciones que le había impuesto su fundador (Gondra, 1997).

Carpintero (1996) plantea que a partir de las críticas hechas a Wundt se puede rastrear el origen de todos los enfoques psicológicos posteriores, de la siguiente manera:

2. Funcionalismo

El funcionalismo se apoyó en el evolucionismo biológico y filosófico, centrando sus estudios en los procesos mentales y su utilidad en el esfuerzo continuo de los organismos vivos por adaptarse a un entorno complejo, ambiguo y cambiante. William James consideró a la psicología como una ciencia natural biológica. La conciencia era una estructura biológicamente relevante para adaptar a seres complejos a entornos también complejos (Tortosa, 1998). La observación del individuo no podía darse fuera del marco evolucionista ofrecido por Darwin y Spencer (Carpintero, 1996).

En esta nueva proposición se encuentra también la influencia de Brentano, un opositor de Wundt, quien describía los actos mentales como intencionales, que siempre abarcan algo externo a sí mismos (Sahakian, 1987).

Se suele marcar el inicio del funcionalismo con la publicación de Principios de Psicología de James en 1890 (Hergenhahn, 2001). Existe alguna polémica entre el planteamiento de que James fue alumno de Wundt (Boring, 1980) y la visión de que estructuralismo y funcionalismo fueron enfoques paralelos y la influencia de Wundt sobre James no fue tan relevante (Hergenhahn, 2001).

Se puede mencionar a una gran cantidad de investigadores funcionalistas como Dewey, Angell, Carr, Woodworth, por mencionar sólo algunos, pero ante la evidente falta de espacio, se centrará el análisis en dos: Thonrdike, que se estudiará a continuación y Watson, en el apartado de sobre conductismo, movimiento del que fue fundador.

Thorndike es conocido por su investigación en inteligencia animal y se le reconoce como pionero de la teoría del aprendizaje (Hergenhahn, 2001). Aunque antes de Thorndike ya se habían realizado experimentos usando animales como sujetos, fue la forma en la que él abordó el análisis de la inteligencia animal, con la preponderancia que dio al estudio experimental del aprendizaje y su explicación del mismo como la adquisición de conexiones Estímulo – Respuesta (E – R), lo que sentó las bases de muchas investigaciones en las décadas siguientes (Tortosa, 1998).

Se señala también como importante aporte de Thorndike el haber planteado tres leyes explicativas del aprendizaje: la ley del efecto, la ley del ensayo y error y la ley del ejercicio (Boring, 1980). No se discutirán estas leyes en el presente capítulo, pero se puede encontrar una explicación de ellas en el capítulo correspondiente al aprendizaje, en este mismo volumen.

Al contrario del estructuralismo, que desapareció como movimiento, porque la mayoría de sus propuestas y métodos se rechazaron, el funcionalismo perdió su singularidad, porque la mayoría de sus principios fueron absorbidos por los movimientos posteriores (Hergenhahn, 2001).

3. Psicoanálisis

Como sistema explicativo de la realidad del hombre, el psicoanálisis es muy distinto de los estudiados hasta ahora, aunque en cierta medida es contemporáneo a ellos.

Tiene varios aspectos en común con el funcionalismo, como es la incorporación del modelo evolucionista de Darwin en sus explicaciones (García y Moya, 1993). También comparte la influencia de Brentano, de quien Freud fue alumno directo (Hergenhahn, 2001).

Freud se graduó de médico en 1881 y dedicó varios años al ejercicio e investigación en áreas tan lejanas de lo psicológico como la oftalmología. Se ubica la primera mención al psicoanálisis en 1896, cuando describe una nueva técnica para explorar el inconciente y ayudar a pacientes diagnosticados como neuróticos (Leahey, 1997). En ese momento se pensaba que la neurosis era un trastorno de carácter neurológico. En ese año de 1896, Freud presenta un trabajo donde plantea que la histeria es de carácter psicológico y específicamente sexual (Leahey, 1997).

Freud recibe importante influencia de la psiquiatría francesa, específicamente de Charcot y Breuer, de hecho la psiquiatría clínica parisina fue llevada a Viena por él, pero ninguno de estos autores descubrió el inconsciente. Platón y Aristóteles ya lo planteaban e incluso realizaban interpretación de los sueños. Más modernamente Leibniz ofreció una explicación psicológica del inconciente, que fue seguida por Schopenhauer y von Hartmann, contemporáneo de Freud (Sahakian, 1987).

La noción de inconsciente de Freud fue rechazada por otros psicólogos como James y su propio maestro Brentano. Ambos creían en la posible existencia de causas inconcientes de la experiencia y el comportamiento, pero no en la necesidad de plantear la existencia de estados mentales inconcientes (Leahey, 1997).

La teoría de Freud permanece a lo largo de toda la historia de la psicología hasta nuestros días. Sus contribuciones son muy diversas, ya que ofrece una teoría de la personalidad y la motivación, de los sueños, del olvido, del desarrollo, de la agresión y de la psicopatología, entre muchos otros aspectos (Gross 2007). Su obra es de una extensión impresionante y resulta muy difícil establecer cuales son sus escritos más importantes. Leahey (1997) plantea que son tres sus obras maestras: La interpretación de los sueños de 1900, Tres ensayos para una teoría sexual de 1905 y El malestar en la cultura de 1930.

Existe una gran cantidad de psicoanalistas renombrados como Adler, Jung, Rank, su propia hija Anna Freud, Klein y Lacan. Una lista exhaustiva o las explicaciones de cada una de sus teorías escapa de nuestro propósito.

La evaluación del psicoanálisis como ciencia no ofrece buenos resultados. Como ya se señaló, Brentano y James no aceptaron sus proposiciones teóricas. Desde la filosofía de la ciencia se considera a las hipótesis freudianas como vagas y difíciles de evaluar, además de que sus conceptos están definidos en forma muy poco rigurosa. Popper (1959, cp. Leahey, 1997) establece que el psicoanálisis no cumple con el principio de falsabilidad. Se refiere esta crítica a la dificultad de hallar evidencias empíricas que comprueben o rechacen las hipótesis. En el caso de que no se comprueben sus hipótesis, la teoría psicoanalítica siempre ofrece una explicación, por lo que se convierte en una teoría absolutamente circular. En este sentido Bunge (1980) califica al psicoanálisis, junto con las corrientes humanistas, que se expondrán posteriormente, de mentalistas y pre-científicas, porque según este autor, no emplean el método científico, no se proponen explicar ni predecir, mediante sus hipótesis, ni construir teorías empíricamente comprobadas.

4. Gestalt

El nacimiento de la Psicología de la Gestalt se ubica en 1912, con la publicación de un artículo de Wertheimer, Estudios experimentales sobre la visión de movimiento, donde establece la percepción de movimiento como una gestalt, es decir como una propiedad única que no está presente en los elementos por separado. Se considera a esta una protesta contra el análisis en elementos de la conciencia que hacía el estructuralismo, ya que para Wertheimer el movimiento no es una sensación en el sentido en que era analizado por Wundt o Kulpe, sino un fenómeno en un campo dinámico y la alteración de cualquiera de las partes del sistema afecta a todas las demás. (Boring, 1980). Estas ideas tienen influencias de Kant, quien ya planteó una distinción entre la sensación y la percepción, porque nuestras mentes (para Kant) o el cerebro (para la gestalt) cambian la experiencia sensorial, para hacerla más estructurada y organizada y por lo tanto más significativa (Hergenhahn, 2001).

También toman ideas de John Stuart Mill y su proposición de la química mental. Esta proposición plantea que cuando las sensaciones se fusionan, puede emerger una sensación totalmente diferente de las que la componen. James y Brentano también se pueden considerar precursores de la Gestalt, sobre todo este último cuando favoreció una introspección centrada en los actos de percibir, sentir o resolver problemas, en contra de la introspección para buscar elementos mentales que planteaba el estructuralismo (Hergenhahn, 2001).

Gestalt es una palabra alemana, que significa forma o contorno (Hothersall, 1997). Otros autores señalan significados adicionales como figura, configuración, conformación y se ha adoptado como un neologismo, tanto en nuestra disciplina como en otras disciplinas afines (Tortosa, 1998).

La psicología de la gestalt se interesó en la percepción, pero también incluyeron en sus intereses el aprendizaje, la solución de problemas y la cognición (Hothersall, 1997). Además de criticar la visión elementarista de Wundt, tampoco estaban de acuerdo con la visión conexionista que Thonrdike tenía sobre el aprendizaje. Para la gestalt aprender es comprender la relación de las partes formando un todo (García y Moya, 1993). Consideran el aprendizaje un fenómeno perceptivo. La existencia de un problema crea un desequilibrio psicológico o tensión, que persiste hasta que se resuelve el problema (Hergenhah, 2001).

También emprendieron la lucha en contra del dualismo cartesiano, planteando que las relaciones entre el cuerpo y la mente siguen el principio de isomorfismo, es decir, los procesos mentales de la percepción y los procesos cerebrales tienen el mismo ordenamiento y obedecen a las mismas leyes estructurales (Gondra, 1998).

Para la gestalt se debe adoptar una visión molar, para lo que se debe estudiar la conciencia centrándose en la experiencia fenomenológica, la que implica una experiencia mental a medida que ocurre para el observador ingenuo, sin ningún tipo de análisis posterior, “tal y como aparece”. Este estudio molar y fenomenológico también implica que la conducta está dirigida hacia un objetivo, intencionada (Boring, 1980).