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A mis maestros,

los estudiantes.

Contenido

Prólogo

Introducción

LA INVESTIGACIÓN Y EL INVESTIGADOR

Búsqueda e investigación

¿QUÉ ES UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN?

La naturaleza del proyecto de investigación

El problema de investigación

EL PROYECTO DE INVESTIGACION: ¿PARA QUÉ Y POR QUÉ?

Los objetivos y la justificación

LA ESTRUCTURA TEÓRICA DEL PROYECTO

¿Marco conceptual o marco teórico?

EL MÉTODO DE INVESTIGACIÓN

Los niveles de decisión implicados en la investigación: una reflexión necesaria

ASPECTOS DE GESTIÓN

Lo que requiere un proyecto de investigación para su ejecución

EL DOCUMENTO RESULTADO DEL PROYECTO

¿Qué es un informe de investigación?

LA ORGANIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

¿Qué son grupos y líneas de investigación?

Referencias

ANEXOS

Anexo 1. Recursos de información para la educación física y el deporte

Anexo 2. Guías para la presentación de proyectos de investigación

Anexo 3. Ejemplos de proyectos de investigación

Anexo 4. Ejemplo de protocolo de evaluación de proyectos de investigación

Prólogo

El libro El proyecto de investigación. Un mapa de ruta para el aprendiz de investigador, que presenta la Doctora Asceneth Sastre Cifuentes a la comunidad académica de la Universidad Santo Tomás y en general a quienes quieren iniciarse y consolidar conocimientos y prácticas en el campo de la investigación, resulta a todas luces interesante y provocador, aspectos que deben ser dos de los ingredientes centrales de una producción escrita que tiene como fin la metodología y la didáctica en esta materia tan relevante, pero tantas veces tratada de manera panorámica, sin mayores referentes pedagógicos de aprendizaje que le acompañen y desarrollen a plenitud.

Me ha sido asignada la lectura completa del manuscrito como tarea obligatoria impuesta por la Unidad de Investigación de la Universidad Santo Tomás; sin embargo, he querido asumir su revisión más allá del encargo inquisitivo para buscar el oficio de escritor y pedagogo desarrollado en estas páginas por la autora. De esta manera, he podido constatar que en referencia al proyecto de investigación, el lector se encuentra con un trabajo imbricado fuertemente en lo epistemológico, sin caer en las excesivas elucubraciones que suelen estar presentes al tratar estas temáticas. Antes bien, de lo que se trata aquí es de dilucidar conceptos y ponerlos en juego, en acción con el lector que desee hacerse en el oficio de investigar, como en el ejemplo de “El etnógrafo” de Jorge Luis Borges, en el que el camino que se anda representa la experiencia del aprendizaje y en tal sentido no puede ser replicado como copia, sólo pensado, vivido y aprehendido en conjunción con los demás.

A lo largo del texto, es posible comprender las diversas relaciones que se tejen entre la persona que trabaja la investigación, bien sea docente o un hacedor de procesos en el espacio de la ciencia y sus sujetos de investigación, más que sus objetos, como bien podríamos hacer siguiendo a Bachelard. En tal sentido, son clave de conocimiento las orientaciones sobre lo que puede significar la investigación con base en la larga trayectoria que ha tenido el mundo del conocimiento racionalizado, como una herencia más vinculada a Occidente, en la que la razón, el orden y el método se han impuesto sobre otros saberes que hoy tienen plena emergencia como el arte y la cultura.

La propuesta de la Doctora Asceneth Sastre retoma los grandes temas que están vinculados al proyecto de investigación, para hablar en un primer momento de la configuración del investigador en su contexto y tiempo, al igual que su pensar con respecto a la trayectoria, siempre necesaria de recorrerse, entre una buena idea de indagación y un problema de investigación propiamente dicho; es decir, la ubicación en el campo en que se está trabajando el problema de investigación.

Lo conceptual y teórico son abordados aquí en su justa dimensión, esto es, es decir, como las lentes necesarias para visualizar la cotidianidad, la cual se mira desde la investigación, por una parte, con la objetividad que reclama la gran construcción del método científico, pero también con la necesidad de investigar participando, sin que estas dos grandes perspectivas se excluyan mutuamente. Por el contrario, se propone aquí la complementariedad como la mejor opción para abordar los proyectos de investigación.

Lo teórico cobra valor en la construcción categorial que debe estar presente en todo trabajo de investigación, desde los netamente exploratorios, pasando por los trabajos de tipo descriptivo y derivando en indagaciones de carácter concluyente. Para estos niveles de investigación, el texto propone alternativas en el empleo de enfoques, técnicas e instrumentos, más allá de formular caminos correctos e insertándose en marcos de decisión contextuales para cada problema de investigación que se quiera abordar.

En el componente metodológico, el libro hace lo que enseña; presenta, ordenada y sistemáticamente, los temas vinculados a la concepción, conformación del problema de investigación, acotamiento conceptual y propuesta de desarrollo del mismo. Al igual que se ocupa, a su turno, de la presentación y socialización de sus resultados. Todo esto se hace de manera clara, con un estilo expositivo que garantiza su comprensión en todos los niveles de desarrollo académico.

El desglose temático acerca de cómo construir proyectos de investigación que cumplan con las condiciones de pertinencia, relevancia, consistencia interna y viabilidad, es desarrollado en cada una de las partes que componen el cuerpo textual en que aborda el texto, el cual por efecto de su carácter más analítico y comprensivo, resulta en sí mismo didáctico a la hora de entrar a considerar el dimensionamiento de una idea para transformarla en un proyecto realizable y del cual puedan tenerse resultados tangibles, de impacto en la sociedad.

Un tema que siempre se retoma en textos que tienen que ver con investigación es el método, lo cual aborda decididamente la autora a partir de lo que implican los acuerdos en las comunidades científicas a nivel de paradigmas, en el horizonte de la perspectiva de Kuhn y los subsiguientes aportes suscitados en el mundo académico, a propósito de las relaciones, y a veces contradictorias, a veces conciliatorias, entre paradigma, método, tipo de estudio y técnicas de investigación.

Se sigue de esto último mencionado que el método no es ya la fórmula infalible que se pensó en los finales del siglo XIX y buena parte del siglo XX, con rezagos aún en los albores del siglo XXI. La ciencia no es única, ni uno y exclusivo su método; por el contrario, el diálogo de los saberes y la diversidad de conocimiento han roto la gran discusión entre lo cualitativo y cuantitativo, en la que quienes trabajan para la ciencia validan sus métodos y técnicas en razón de su empleo riguroso y de su contrastación en las comunidades de producción y apropiación del conocimiento, como bien lo plantea la autora.

Así mismo, se aborda la cuestión relacionada con gestionar la investigación, como uno de los aspectos centrales para que los proyectos no se queden solamente planteados sino tengan un lugar en el desarrollo de las actividades institucionales, de carácter público o privado. Esta preocupación es de suyo vital, por cuanto el hacedor de la investigación necesita ubicar sus proyectos en escenarios donde tengan posibilidad de ser ejecutados y esto constituye un reto pocas veces asumido por los investigadores, el cual se ha dejado más en manos del área administrativa de las organizaciones del conocimiento.

Un asunto muy importante, evidente en el libro, lo constituye la consideración del oficio de investigador como un rol plenamente institucional, pero por sobre todo social, el cual no se hace en el rótulo de “investigador” que tiene lugar y reconocimiento más nominativo, sino justamente en el propósito de pensar problemas, ponerlos en consideración de una comunidad académica y derivar de allí un diálogo que conduce a la realización de objetivos y productos puntuales relacionados con el impacto de la problemática en la sociedad.

En lo relacionado con la organización formal de la investigación, el texto propone pensar y construir problemas de investigación sobre la base de las líneas y grupos. Dichos problemas son estructurados en torno a las temáticas que se tratan en las instituciones y tienen el reconocimiento interno de la entidad y de las organizaciones que regulan la investigación en el país. Así, el proyecto de investigación, por una parte, es expresión de acuerdo de intereses y de orientaciones temáticas y, de otro lado, guarda relación con la calificación de su producción y de su ubicación en el campo de conocimiento por parte de los árbitros externos, lo cual constituye un factor muy importante en torno a la visibilidad y el posicionamiento de la investigación a nivel local y global.

Por último, cabe resaltar la labor pedagógica que cumple el texto al abordar una problemática de continua referencia, como es el tratar de construir proyectos de investigación que resistan las evaluaciones por pares. En tal sentido, es importante poner de relieve la intención comunicativa que tiene la autora con sus lectores o su audiencia, al proponer ejercicios complementarios, en los que el lector o estudiante en materia de construcción de proyectos pueda verificar el grado de apropiación conceptual y metodológica que propone el texto, lo cual lo ubica más en el lugar de la relación entre la enseñanza y el aprendizaje que meramente en la exposición coherente de argumentos en torno al tema que aborda.

Considero que este libro puede ser de gran ayuda para quienes están iniciándose en el oficio de investigador; así mismo, que permite consolidar conocimientos y aclarar conceptos para los hacedores con experticia en el tema de la investigación.

Joimer Edgar Robayo Rodríguez

Docente

Unidad de Investigación

Universidad Santo Tomás

Introducción

Este libro es el resultado de diez años de trabajo académico que han permitido a la autora decantar aspectos fundamentales del proceso de enseñanza-aprendizaje de la investigación, desde la experiencia que proporciona la interacción permanente con estudiantes de pregrado que se forman como investigadores. Por ello, tanto su contenido como su didáctica son reelaboraciones de temas y acciones propias de un aula de clase que se interroga por los problemas del entorno, culminando con la propuesta de un proyecto de investigación.

A través de este texto se pretende conducir al lector por la ruta del investigador que se inicia, como lo hace un mapa con un explorador. En ese sentido, el documento va llevando al aprendiz por los diferentes territorios implicados en la acción de investigar, de modo que en cada incursión pueda ir asumiendo algún compromiso desde su hacer que le permita perfilarse paso a paso como investigador.

El recorrido abarca terrenos conceptuales, epistemológicos, metodológicos y éticos cuya comprensión va acompañándose de acciones propias del proceso de construcción de un proyecto que se ajuste a los requerimientos de la comunidad científica y a las demandas del entorno.

El texto alterna precisiones conceptuales con reflexiones, ejercicios y talleres, de modo que el lector en cada paso y al terminar su lectura tenga como producto un proyecto de investigación que reconozca como punto de partida problemas de su realidad frente a los cuales pueda ofrecer respuesta, dentro de los lineamientos establecidos para desarrollar cualquier proceso de investigación.

En su primera parte, el texto desarrolla el concepto de investigación y las condiciones que esta tarea demanda a quien la emprende, para luego presentar el proyecto como la estrategia que vehicula la acción de investigar. Una vez creado este contexto, la autora presenta cada uno de los elementos del proyecto de investigación, procurando siempre evidenciar la lógica que los articula.

Además de los desarrollos conceptuales pertinentes, la didáctica del texto incluye tanto invitaciones a la reflexión que animen al lector a reconocer e interrogar su realidad inmediata, como la propuesta de talleres cuya ejecución oriente la formulación de cada elemento del proyecto.

Por último, en la segunda parte del documento se invita al lector a reconocerse como miembro activo de un sistema complejo que se organiza en líneas, grupos y redes de investigadores comprometidos en la generación de conocimiento en torno a problemas comunes.

Los anexos, por su parte, pretenden poner al alcance del lector fuentes de información, guías y ejemplos de proyectos participantes en convocatorias recientes, particularmente en el campo de las ciencias del movimiento y la actividad física, que son el marco de la acción docente de la autora.

Se espera con este texto fortalecer la formación de jóvenes investigadores de últimos años de secundaria y primeros de educación superior, animando el reconocimiento de sus intereses, inquietudes y recursos personales, al tiempo que se favorece la comprensión de la lógica del proceso y un dominio mínimo de los aspectos que permiten la operativización de los elementos del proyecto de investigación.

LA INVESTIGACIÓN Y EL INVESTIGADOR

 

La investigación es investigación de la realidad, que ocurre en muchas formas. Para entenderlo, tenemos que reconocer que la realidad es abierta y por eso es inagotable… Así, la investigación es una tarea sin fin…

También lo real es múltiple porque es abierto a su propio carácter de realidad…

Mientras la importancia de la ciencia es obvia, la pregunta de lo que es real también es de gran importancia, porque del concepto que tengamos de lo que es realidad y de sus modos, depende nuestra manera de ser persona, nuestra manera de estar entre las cosas y entre las demás personas, depende nuestra organización social y su historia.

Xavier Zubiri (2005, p. 5).

Todo investigador es primariamente un ser ligado a una experiencia vital, a una praxis comunicativa, a una historia, y es en el seno de estas relaciones donde se generan las tareas y problemas que impulsan su trabajo investigativo, pero donde también se expresan los intereses que dan orientación y sentido a su práctica cotidiana.

Paul Ricoeur (citado en Torres, 1996, p. 75).

 

Antes de iniciar la lectura

1. Hágase las siguientes preguntas:

En mi experiencia personal…

¿Cómo llegué a interesarme por los asuntos propios de la carrera que elegí?

¿Qué he aprendido al respecto a lo largo de mi vida, tanto desde mi experiencia cotidiana como desde los espacios de formación en los que he participado?

¿Cómo lo he aprendido y qué tanto puedo confiar en estos aprendizajes?

2. Ahora, redacte un texto que describa algunos problemas que ha observado en su entorno, los cuales deben ser comprendidos y resueltos desde el saber especializado propio de su campo. Piense que estos problemas de su realidad inmediata lo llevan a concebirse como investigador.

Búsqueda e investigación

Los niños listos que tienen curiosidad son un recurso nacional y mundial. Se los debe cuidar, mimar y animar. Pero no basta con el mero ánimo. También se les deben dar las herramientas esenciales para pensar.

Carl Sagan (1998, p. 349).

El término “investigar” puede ser interpretado de muchas formas según el contexto en el cual se utilice. Tiene su origen en el latín in-vestigium-ire, que significa “ir tras la huella”, lo que corresponde a la acción de seguir los rastros en busca de respuestas. En ese proceso existe claramente una motivación de lograr un conocimiento que satisfaga alguna necesidad. De acuerdo con Cajiao (1999):

En cierta forma todos los animales son investigadores naturales del entorno en el cual se mueven y de sus “investigaciones” dependen gran parte de los aprendizajes que les permiten sobrevivir. En este sentido, la investigación está asociada con la curiosidad y la capacidad de explorar el medio a través de la actividad corporal y el uso de los sentidos… (p. 26).

Los seres humanos somos, por naturaleza y desde la más temprana edad, investigadores del entorno, y al hacerlo logramos gran parte de los aprendizajes requeridos para sobrevivir. Según Cajiao, la actividad investigativa de un niño hace parte del programa biológico de la especie. La acción de investigar resulta por tanto de “una capacidad biológica altamente desarrollada de la cual depende el desarrollo de aprendizajes complejos que permiten una adecuada adaptación a un ambiente complejo en el cual se debe sobrevivir…” (p. 10).

La naturaleza nos dota entonces de un “espíritu investigativo” natural, de una curiosidad que se hace evidente en tendencias como la de averiguar lo que ocurre aquí o allí, en preguntarse el por qué de las cosas, en el deseo de saber antes de hacer o de hacer para saber, en el interés por coleccionar, ordenar y clasificar, en la lectura sobre temas apasionantes, en la capacidad de resolver problemas prácticos a partir de preguntas e hipótesis, en la tendencia a generar diagnósticos basados en la experiencia, en la necesidad de compartir con otros las propias observaciones, de debatir y contrastar.

Esta tendencia innata a la búsqueda, a la indagación, a la pregunta motivada por la curiosidad, sólo puede desarrollarse mediante experiencias e interacciones que la animen y estimulen, especialmente durante las etapas iniciales del desarrollo. A la escuela y a la familia, por tanto, les corresponde una gran responsabilidad en el cuidado, fortalecimiento y orientación de este espíritu investigativo primigenio, que se constituye en el fundamento sobre el cual se irá construyendo el pensamiento propio del investigador y posteriormente las acciones propias de su proceder científico.

Así pues, aunque la curiosidad es el origen de toda acción de búsqueda de conocimiento, no toda acción que surge de la curiosidad es investigación. La investigación requiere de unas condiciones y habilidades específicas desarrolladas en el seno de experiencias educativas que organizan y dan sentido al proceder del investigador. La formación de investigadores requiere mucho más que aquel “espíritu primigenio”: es necesario el compromiso de las escuelas, organizaciones universitarias y centros de investigación para jalonar la comprensión de toda la sociedad acerca de la importancia de los investigadores en el desarrollo de la humanidad, y la implementación de un sistema educativo que estimule en todos sus beneficiarios desde edades tempranas “el amor por el conocimiento, el interés en la vida social e individual, el gusto por lo estético, el rigor en los procesos de pensamiento y la capacidad de valorar a quienes producen conocimiento y cultura” (p. 26). En ese sentido, podemos afirmar que aquella dotación natural no es suficiente para que una persona se convierta en un investigador consagrado con un compromiso social. Por tanto, vale la pena señalar algunas diferencias entre una búsqueda activada por la curiosidad y una activada por la investigación.

Raymond François Aubourg Dejean (2001), en su conferencia presentada en la II Jornada de Investigación en la Universidad Santo Tomás, decía que la investigación y la búsqueda son actos trascendentales de la misma esencia al proponer al ser humano unos medios razonados para satisfacer su curiosidad y ayudarlo a agudizar su capacidad creativa. Sin embargo, se diferencian en la manera de proceder: la búsqueda es instintiva y empírica mientras la investigación, como consecuencia de la primera, es manifestación del potencial organizativo de la curiosidad del hombre, de sus posibilidades creativas, de clasificación y ordenamiento de respuestas adecuadas a sus inquietudes. De esta manera, el autor afirma que la investigación es un mapa que, gracias a sus herramientas razonadas, guía al “curioso de saber” hacia su respuesta.

En este sentido, Torres (1996) hace una distinción esclarecedora entre el conocimiento cotidiano y el conocimiento científico. Al primero se refiere como un universo de saber práctico, adquirido culturalmente en la experiencia diaria, propio de todo ser humano y de su sentido común, que conlleva una visión de la realidad “construida silenciosa e inconscientemente a lo largo de (las) propias experiencias de la vida, de (las) vivencias personales y de la interacción diaria con sus congéneres” (p. 18). El conocimiento común, en vez de ser argumentado racionalmente, se basa más bien en la tradición, en la autoridad o en la experiencia empírica: “Por ello sus verdades aparecen como ´evidentes` para quien las comparte, dada su utilidad práctica” (p. 19).

El conocimiento científico, por su parte, es más crítico con las respuestas que da a las preguntas que formula, pues precisa y explicita las condiciones y criterios de verdad del conocimiento. El procedimiento que sigue se asume como riguroso, metódico y sistemático y no se conforma fácilmente con las respuestas obtenidas: por eso duda, cuestiona, confronta. Según Torres (1996), a diferencia de la generalidad del saber cotidiano, el conocimiento científico delimita sus objetos a partir de las preguntas que formula y sobre la base del conocimiento pertinente previamente construido. Define los criterios analíticos que emplea, y da prioridad a los métodos o planes de trabajo que establecen los conceptos, procedimientos y estrategias para obtener la información e interpretarla, de cara a la generación de respuestas a preguntas bien definidas.

El conocimiento científico, a diferencia del cotidiano o producido por “sentido común”, es además sistemático al dar cuenta de sus objetos de estudio en forma ordenada, explícita y coherente, incorporando el saber producido a un conjunto de conocimientos teórico-prácticos estructurados que ocupan un lugar central en la producción teórica. Por último, se compromete con un lenguaje apropiado a su objeto de conocimiento que incluye conceptos claros, precisos y coherentes con el enfoque teórico, que hacen posible la comunicación de sus hallazgos.

Ejercicio

Para afianzar la comprensión de las ideas expuestas anteriormente, haga una matriz comparativa que dé cuenta de los aspectos en que convergen y divergen el conocimiento cotidiano y el conocimiento científico. Utilice para ello la tabla que se propone a continuación:

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¿Qué es entonces la investigación?

Se trata de la actividad que hace la diferencia entre conocimiento cotidiano y científico: es un proceso sistemático destinado a comprender la realidad y los problemas que emergen en ella, con miras a ampliar su comprensión y facilitar su transformación.

En este proceso, el investigador se aproxima de manera sistemática y planificada a un objeto de investigación o aspecto de esa realidad, con preguntas que orientan su indagación y enfocadas desde el conocimiento del que dispone, con una intención transformadora, de esclarecer para resolver el sector de la realidad que lo requiere.

Aubourg Dejean (2001) entiende la investigación también como una actitud ante la vida, disciplina intelectual, proceso creativo de producción y desarrollo de conocimiento, y actividad de influencia que implica una concepción ética. Además de ser un proceso intelectual que necesita de gran constancia y concentración, la investigación es una actitud frente a sí mismo que permite disponer de la capacidad creativa para superar lo desconocido y los propios límites. Es un conjunto de procesos intelectuales permanentes constituidos por reflexiones sistemáticas y disciplinadas dirigidas a observar, comparar, comprender, describir, interpretar y explicar la realidad para encontrar conocimiento nuevo, enriquecer y/o mejorar el conocimiento existente.

En esta búsqueda sistemática de una solución satisfactoria a una problemática, se genera el producto de mentes creativas y autónomas. La investigación es entonces un proceso creativo que se opone al sentido común, aplicando esta capacidad de innovación a la producción de nuevos conocimientos.

La investigación es también un proceso permanente y sistemático de aproximación a la realidad: dinamiza la generación del conocimiento a partir de la búsqueda de un saber que permita la comprensión profunda de algún aspecto de la realidad o que empuje las fronteras del conocimiento. Por ello sin la investigación no hay conocimiento científico y sin éste no hay desarrollo, pues se trata de un proceso en espiral que se cierra sobre sí mismo: desde un conocimiento científico y tecnológico produce nuevo conocimiento científico y tecnológico, en un proceso infinito al que llamamos desarrollo científico, tecnológico, social o artístico, que implica influir en el desarrollo de las comunidades y sociedades y de la humanidad en general. La naturaleza de este proceso demanda por ello transparencia en cada una de sus actividades e implica una profunda concepción ética y moral que deje claro el interés al que responde y en servicio de quién se disponen sus hallazgos.

Siguiendo los planteamientos de Aubourg Dejean (2001), la investigación es también un medio para gerenciar un conjunto de procesos de reflexión sistemática en el contexto académico. Lo anterior se debe a que la investigación puede ser el resultado de la actividad académica,de la misma manera que ésta puede ser el resultado de los procesos de investigación. Por ello la actividad investigativa tendría que ser parte del currículo esencial de la formación académica, de lo cual ninguna institución de Educación Superior podría prescindir.

Briones (1981) puntualiza su comprensión de la investigación como:

…un proceso destinado a producir conocimiento científico acerca de la estructura, las transformaciones y los cambios de la realidad… (lo cual) se logra mediante la aplicación de un cuerpo teórico a un objeto de conocimiento mediante una estrategia y el uso de un conjunto de procedimientos que, en suma, constituyen el método de una ciencia determinada (p. 11).

El famoso diagrama conocido como la UVE heurística (Figura 1), desarrollado por Gowin (Novak y Gowin, 1999), permite comprender no sólo la lógica que orienta el desarrollo de un proyecto de investigación, sino también el ciclo del conocimiento en el que participa el investigador; es decir, el proceso colectivo de producción de la ciencia. Al abordar su objeto de estudio (vértice de la UVE) con el propósito de responder a su pregunta de investigación o problema (centro del diagrama), el investigador se apoya en el conocimiento producido por quienes lo antecedieron y que se ha venido consolidando en conceptos, principios y teorías propios de una disciplina (a la izquierda de la UVE). Propone procedimientos, técnicas y métodos que le permiten generar la información que lo conduce a unos resultados a partir de los cuales hace conclusiones y afirmaciones acerca de su objeto de estudio, respondiendo a la pregunta de investigación (ala derecha de la UVE). La respuesta producida retorna al cuerpo de conocimientos previos (ala izquierda de la UVE) y se incorpora a ellos como fundamento y antecedente de nuevos estudios desde los que se inicia un nuevo ciclo del conocimiento. Cada nuevo ciclo que inicia y culmina va cerrando esta espiral del conocimiento que describe el proceso de construcción colectiva de conocimiento científico en el cual el investigador se inserta.

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Figura 1. Estructura y elementos básicos de la V heurística

En síntesis, investigar…

Implica un camino recorrido en la búsqueda de respuestas a interrogantes, que conlleva un acrecentamiento del saber.

Es una actividad asociada con la curiosidad y la capacidad para explorar el medio.

Es un proceso:

- de conocimiento, originado en un problema que demanda valoración, examen, solución.

- creativo, que busca generar conocimientos nuevos en orden a la solución de problemas.

formal, sistemático e intensivo que permite “ver en la realidad lo que otros no han visto”.

- enmarcado en la producción colectiva del conocimiento: parte del conocimiento colectivamente producido y regresa a éste transformándolo.

Mirando a su realidad

Desde el conocimiento que ha construido a partir de su recorrido por el programa de formación profesional y la experiencia personal que ha tenido en este campo…

¿Qué aspectos de la realidad movilizan su interés y su curiosidad?

¿Qué aspectos de la realidad ameritan una mayor comprensión?

¿Cuáles requieren solución?

¿Cuáles exigen transformación?

Lo que no es cierto acerca de la investigación: algunos mitos

Con el fin de alertar al lector frente a algunas concepciones erróneas bastante generalizadas acerca de la investigación, se presentan entre comillas algunos de los mitos que Castillo (2004) ha identificado al respecto, que vienen dificultando el acceso de los jóvenes a su práctica y que deben erradicarse de nuestros sistemas de creencias:

“La investigación es una actividad exclusiva de una comunidad selecta de intelectuales dotados de una inteligencia extraordinaria”. Por el contrario, la investigación podría ser desarrollada por cualquier persona con tenacidad, disciplina, compromiso y pasión por el conocimiento que dé respuesta a sus inquietudes y a la necesidad que identifica en el contexto del que hace parte. Un individuo sensible, inquieto, curioso y comprometido tiene las condiciones iniciales para empezar a convertirse en investigador. Desde allí y con la adecuada formación irá poco a poco desarrollando las habilidades, prácticas y procedimientos propios de la investigación y su actividad seguramente tendrá mejor pronóstico que la de un gran conocedor de métodos pero poco comprometido emocionalmente con su tarea.

“El investigador es un hombre de edad que trabaja en solitario”. Cada vez tenemos más investigadores jóvenes e instituciones educativas que desde edades tempranas alientan el desarrollo de un espíritu investigativo en sus estudiantes. Para poner un ejemplo, el programa ONDAS es la estrategia fundamental de Colciencias orientada a la apropiación de la ciencia y la tecnología en la población infantil y juvenil mediante la coordinación de esfuerzos realizados por diversas instituciones y el diseño de una metodología encaminada a conquistar el interés y la pasión en la población infantil y juvenil por la investigación científica y tecnológica. Esta metodología consiste en la realización de investigaciones sugeridas y desarrolladas por los niños, niñas y jóvenes con sus maestros y con el acompañamiento de instituciones y personas vinculadas al desarrollo científico y tecnológico en las diferentes regiones del país. Por otra parte, la investigación es una actividad colectiva que efectivamente aglutina grupos de personas en torno a proyectos y problemas de conocimiento, en cuyo desarrollo se constituyen equipos, líneas, grupos y redes de investigadores que permanentemente intercambian información, debaten, socializan y confrontan sus hallazgos, justamente en el seno de un colectivo. La producción científica implica pues una diversidad de relaciones sociales y la validación de prácticas y conocimientos mediados por la comunicación.

“La Investigación es una actividad propia de las ciencias naturales y tiene lugar en laboratorios”. Este es un mito heredado de la prevalencia y visibilidad de las investigaciones en ciencias como la medicina, la química, la física y la biología que han dado en llamarse “ciencias duras”, cuyos métodos se caracterizan por abordajes analíticos y experimentales. Sin embargo, la investigación científica también aborda fenómenos de carácter social, psicológico, educativo, antropológico y cultural, y se pregunta por las relaciones entre grupos, las creencias de los sujetos, los modos de aprender y mantener ciertas prácticas sociales y costumbres, las formas de pensamiento y organización de los individuos y los grupos, fenómenos de naturaleza social y no biológica. A los investigadores de estos fenómenos se les conoce como científicos sociales, y desarrollan sus investigaciones con métodos diferentes a los de las ciencias naturales, que les permiten sumergirse en la experiencia cotidiana y original de los sujetos.