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Lejos de todas partes (1978-2018)

Primera edición digital: abril, 2019

© Carlos López Degregori

© Universidad de Lima

Fondo Editorial

Av. Javier Prado Este 4600

Urb. Fundo Monterrico Chico, Lima 33

Apartado postal 852, Lima 100, Perú

Teléfono: 437-6767, anexo 30131

fondoeditorial@ulima.edu.pe

www.ulima.edu.pe

Diseño, edición y carátula: Fondo Editorial de la Universidad de Lima

Ilustración de carátula: dibujo de Miguel von Loebenstein

Fotografía: Retrato del que escribe sus retratos”, Herman Schwarz

Otras imágenes de páginas interiores: archivo del autor

Versión e-book 2019

Digitalizado y distribuido por Saxo.com Perú S. A. C.

https://yopublico.saxo.com/

Teléfono: 51-1-221-9998

Avenida Dos de Mayo 534, Of. 404, Miraflores

Lima - Perú

Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permiso expreso del Fondo Editorial.

ISBN 978-9972-45-485-1

Índice

Prólogo

El oído que se interna en la pared

Un buen día (1978)

Un buen día

Cualquier día una mano nos detiene

Hablábamos del mar

Loraine

Lengua y Pájaro

Y ahora que todo ha terminado

He regresado al mar

Las conversiones (1983)

A QUÉ SONARÁ UNA VOZ

A qué sonará una voz

Canción de la taza de leche

Canción de las sábanas sucias

Canción del carbón y los soldados

Huésped de la habitación siempre contigua

LAS CONVERSIONES

Y decidí remontarme al ruiseñor

Cuerpo en un tonel

Canto de cigarras en la aurora

El oficio el deseo el maleficio

Poema de las conversiones

El buen ladrón

Escrito en un árbol

Tres manzanas

Ceremonias

EL POZO

Una casa en la sombra (1986)

ESTE REINO INFERIOR

La nodriza

Una cabaña inaccesible

Este reino inferior

EL TALENTO Y EL POETA

El oficio el deseo el maleficio

Venganza de la poesía

Visitas al hotel Pascal

Cementerio de perros

El talento y el poeta

CAMPO DE ESTACAS

LOS LUGARES PROHIBIDOS

El asombrado

Los lugares prohibidos

Los irracionales

Este reino inferior

La piedra en la cabeza

Matrimonio en el polvo

Contra la autobiografía / Homenaje a Fernando Pessoa

UNA CASA EN LA SOMBRA

Una casa en la sombra

Cielo forzado (1988)

ARTE DE LA PESTE

NO TE LEVANTES HOY CENSOR

La siesta

Noche de crecida

En legítima defensa

Protocolo de autopsia

No puedo ser un héroe de la patria

Caja romana

De lo bueno si breve

En una estación del sur de Chile

Regreso a Paracas

Casa de figurantes

Las calaveras

TARDE DE CASTIGOS

LOS DESVANECIDOS

Asunta

El talento y el amor

La Lobera

El testamen de Amelia

Cruces de la carretera

CIELO FORZADO

Pequeña ronda negra de juramentos

99 púas

Aguas ejemplares

Cielo forzado

Guardián oscuro de saliva

El amor rudimentario (1991)

UNO

El guardián

Mujer del viento de la una

Plaza de Santa Ana

Donde están juntos el poeta y la portera

Sin término y sin causa

Desmerecimientos

Sutzura

Plaza menor

Lucema

TRATADO IZQUIERDO DE LAS PASIONES

I O una sombra improbable de amor

II En marzo en febrero en enero

III Contra toda esperanza

IV Días de mayo y junio

V El vuelo silencioso de los perros

VI Bajo los arrayanes

VII A por hacia

VIII Las cigüeñas que nos han estado visitando

IX La guarida

DOS

Donde el sur termina

Limbo

Un granizo muy blanco

Río grande

Tema para percusión

En blanco

Lato sinistro

Las hilanderas y el verano

CAMINO DE HERRADURA

Un ómnibus de plata

Las edades verdaderas

Camino de herradura

Ninguna flor o venda o frasco de inútil medicina

Y se viste al fin de harapos y cortezas

TRES

Flor pequeña con garfios y azul o amarilla

He regresado al mar

Torva canción de las lilas

Comprobaciones

El amor rudimentario

A quien debemos temer (1994)

A QUIEN DEBEMOS TEMER

SOBRE EL BRILLOR TODAVÍA DE

La ladera

El árbol

La justificación

La cita

La boda

El aviso

La espera

SIEMPRE ES AL SUR

Cuesta de los Lagartos

Donde el tren se llama nieve

Latas y estrellas

Las tres doncellas

Siempre es al sur

Aquí descansa nadie (1998)

NIEVES Y CICATRICES

El vértigo

De ir y regresar viven mis manos

Cicatrices

Huidas

El Año de los Hielos

En grandes letras de oro

Esas voces que se escuchan en la noche

Fue en septiembre con el frío

Nieves

NUESTRA SEÑORA DE LOS LOBOS

Una noche el autor se encuentra con Remedios

Para llegar a la casa de Antonia Hareazkoa

Nuestra Señora de los Lobos

AQUÉ DESCANSA NADIE

San Lázaro

Al mar que igual me llevará

En una anticipada despedida

Unas tan frágiles estrellas

El poeta de mil años

Retratos de un caído resplandor (2002)

EL NIÑO CIEGO

Retrato del caído resplandor

El niño ciego

El frasco del aliento

Los ojos que ganas y pierdes cada noche

Retrato del niño ciego y de Purísima

Retrato del santo mar

Último retrato con Purísima

FULGORES Y RETRATOS

1 / CRISTALES

Retrato abrasado del que espera

Retrato de la luna desamparada y de Miranda

Retrato del Poeta y Roxanna y la higuera

2 / VENENOS

Primer retrato de Fulgor

Los tres venenos

La mano invisible que esto escribe

El hilo negro

Humo y guardapelo

Retrato de su nombre de amor

Retrato de Aldana entrando por los pies

3 / CLAVOS

Retrato con un martillo y una sierra

Retrato de su amor de beber

Retrato al fin del mar

Retrato del que escribe sus retratos

Retrato de sus muertes de amor

UN CAÍDO RESPLANDOR

Un ardor desconocido

Cada noche salto al cielo

Retrato del que regresa

Retrato de la vida que te escribí

Último retrato

Flama y respiración (2005)

FLAMA

Voces

Toda la noche hablaste con los árboles

Pasó silbando el viento rojo

Santa o niebla

La retribución

HISTORIAS DEL PÁJARO RELÁMPAGO

El rostro

Yo Hacedor

El río oscuro

El Pájaro Relámpago me enseña a hablar

En esta nuez

Lumbre

La Giganta

Flama y respiración

Algarabía

Ardicia

Leyenda

RESPIRACIÓN

Bala

Como decir mi espalda

Herida de tu herida

Una mesa en la espesura del bosque (2010)

PEQUEÑO ANIMAL DE ALIVIO

Pequeño animal de alivio

Aguas subterráneas

Como el más largo y solo camino

El molino

Los Simblegadios

SOL CON EL DON DE MATAR

Los ojos de agua

La impregnación

Faros

Nupcias

La primera mentira

La inmovilidad

Espejo de mi paciencia

Dormir en esta caja

Como si fuera todas las olas

Escrito en un árbol

Sol con el don de matar

A MANO UMBRÍA

Autorretrato con girasol

La ciudad de las tijeras

Pulsos

Cazar truenos

Niña y Minotauro

Álbum vespertino

Un íntimo fuego

Arrojo

Unos guantes de cabritilla

LOS ESCONDITES

Autorretrato con hermano imaginario

Sardonia

Los escondites

UNA MESA EN LA ESPESURA DEL BOSQUE

De cuántos años

Una barca de piedra

Asimetrías

Una mesa en la espesura del bosque

Calle de los animales

La espalda es frontera (2016)

LINDEROS

Después del diluvio

Fuentejoven

La voz pedregosa de Franz Kafka

Siete meses como Bruno Schulz

La verdad enfática de un gesto

Mi miembro de lana

Ama de todas mis almas

ESPIRAS

I

Monosílabos

Tebas

Con el viento gallo

Antena

Palmira

II

Un ramo de flores metálicas

A Mayor Gloria del Sol

El sol mendigo

III

Madre del vinagre

Un hoyo como mis ojos

En la luna de estaño

Asintonías

Declinaciones en el jardín

Dos Madrastras

Una voz salida de los Vosgos

DESFILADEROS

Barca con tres remos

Si encontrara una moneda

Máquina respiratoria

Esquema canónico

La espalda es frontera

Temblor de Judas (2018)

Un pozo y un diente

Línea de flotación

Media Hogaza

La ruta de la seda

Temblor de Judas

Clausura

Siempre es al sur

Epílogo

La poesía de Carlos López Degregori: invitación a una relectura infinita / Camilo Fernández Cozman

Bibliografía

A Roxanna

Prólogo

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El oído que se interna en la pared

Esto podría ser un diario:

mi entrada al olvido o a una minúscula posteridad

cuando llegue

el momento de las pruebas.

He escrito poco o mucho en estos años.

Han cambiado mis palabras.

Afuera

alguien

a quien nunca he visto

y no conoceré

barre un amor legendario.

Quiero dedicarle a esa persona

y su escoba

este verso final:

tengo fiebre en mi mano izquierda.

CLD

El 14 de diciembre del 2017, cuando cumplí sesenta y cinco años, mi hijo me regaló la fotografía que abre estas páginas. Veo el claroscuro de mi rostro con un gesto impreciso y unas palabras que lo velan y atraviesan. Veo una existencia —o muchas que han llegado a ser innumerables— y una identidad trizada, esquiva. Y, detrás de la pared en la que se interna el oído, los murmullos de todos mis poemas que sobreviven en este único libro: Lejos de todas partes. Él es mi insistencia y mi designio.

No se elige escribir poesía. Ella surge como una fatalidad y una manera de estar en la realidad y el lenguaje. En mi caso llegó por primera vez en 1969, cuando terminaba la secundaria, y siempre ha encontrado la forma de reaparecer. He vivido obsesionado por el tiempo y los números. Casi podría decir que soy un pitagórico que se asoma a un espejo empañado y deforme para descubrir cifras decisivas o intrascendentes. Hace cincuenta años escribí mi primer poema que destruí a los pocos días. Hace cuarenta años publiqué Un buen día. Hace veinticinco años que apareció la edición primigenia de Lejos de todas partes que reunía mi poesía hasta esa fecha. Si sumo el cinco y el dos obtengo el siete que es el número exacto de la síntesis. En él se abrazan el tres y el cuatro. Tres tiempos, tres rostros, tres mundos, tres personas que se precipitan en cuatro elementos, cuatro humores, cuatro estaciones en los cuadrantes del año, cuatro puntos cardinales que en realidad son un único vórtice: el sur, siempre el sur.

Esta nueva edición presenta algunas modificaciones. He desechado cinco poemas de Un buen día y algunos de Flama y respiración que aquí aparece reordenado. En el primer caso se trata de poemas imperfectos; en el segundo de una mirada y un tono en los que ya no puedo reconocerme. Todos mis otros libros aparecen completos y recuperan además su estructura original. En algunos textos he introducido cambios: son supresiones que no traicionan el aliento original y que a mi juicio ajustan el poema. Ahora sí puedo decir que ya no volveré a este libro. Esta es la versión que entrego como una forma de testamento.

El título, escribí en la primera edición, apunta al extrañamiento, al diseño de un(os) mundo(s) lejos de todas partes poblado de formas y presencias borrosas. Es una lejanía biográfica, existencial, histórica, ideológica, poética: un exilio al que estoy condenado y que estas páginas atestiguan.

Lejos de todas partes

el único libro de poemas que he escrito durante cuarenta años

y que debo ya cerrar

tengo fiebre en mi mano izquierda

CLD / 30 de agosto del 2018

Un buen día
(1978)

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UN BUEN DÍA

1

Un buen día

Nos descubrimos en el agua

Y decidimos nacer muy lentamente

Y estamos o no estamos

Nos buscan

Nos preguntan

Presencia sospechosa una visita

Alguna llamada para nadie en el teléfono

Y dónde

Dónde nos habremos metido acaso sin saberlo

Tal vez en el jardín jugando a las estatuas

O extraviando nuestros cuerpos en la calle más lejana

Un destino mejor

Una palabra

2

Un buen día

Nos descubrimos en el agua

Y elegimos una mano

Un ojo un cabello

Hablamos con Casandra

3

Casandra

El juego ha concluido

Y ya la hiedra guerreros unos años

Subieron hasta la ventana más alta de la torre

Tejiste profecías que aprendimos a leer

En la dura persistencia de tu cuerpo

Y a cada cual su propia historia

Su propio mar oscuro

Engaño enfermedad

Destierro y gallo negro

Resulta que ahora el fuego nos aturde

El agua no nos limpia

Ni convierte

CUALQUIER DÍA UNA MANO NOS DETIENE

cualquier día una mano nos detiene

un toque muy discreto

apenas un chasquido dibujado

con la punta de los dedos

la seguimos

y aún no hay preguntas

(ella puede ser muy amable al comienzo)

pero ya no habrá más tiempo

para terminar con el café

regresar del trabajo contando nuestras llaves

o amar una mujer

un cortaplumas

tal vez una sospecha

cualquier ojo en la ventana dispuesto a delatarnos

cierta marca que llevábamos

aunque nosotros no la vimos

y sucedió

la mano se dio vuelta

jugó a interrogarnos

después nos estranguló y borró todas las huellas

es posible

HABLÁBAMOS DEL MAR

Hablábamos del mar

De su final en el punto donde se estremecen las linternas

Y se confunden vertiginosos los peces moribundos

con los navíos y los hombres

Y dijo Usted que así sería

Que todo estaba ya en la escritura de las olas

Porque así es el designio fatídico del agua

El paso de los siglos

De las islas

Hablábamos del mar aquella tarde

La justa

La soleada

En que Usted concluía sus escritos

Y viendo finalmente su trabajo propuso celebrar

Seguimos entonces por la línea de la playa

Hasta el recinto lustral de la taberna

Ningún presentimiento

Ningún vuelo de lanza o pájaro agorero

Oscureció el vino y las muchachas

Del resto de la historia me enteré por los periódicos

Por las noticias de un viejo transeúnte que lo vio

bajo la sombra de dos encapuchados

Entonces supe que su libro no aparecería

Que empezaba ya a sentir en las regiones de la piel

Un pequeño mar cadalso

Mar olvido

Mar hoguera

LORAINE

Podríamos estar sentados en Loraine

La noche calza botas

Y afuera ningún pez

Tampoco un pájaro

O afuera muchos pájaros y peces

que se han estado incrustando en la ventana

Y podríamos

Remontar las amplias huellas de la noche

Para intentar de nuevo el artificio

Hubo el designio de algún pez

También un pájaro

Hubo la noche bebiendo silenciosa con nosotros

Y la posibilidad que comenzaba con un ruido

Unas luces

Loraine sitio impreciso

Repetición inaudita de las cosas

A veces son hostiles

Pero a veces son un cuerpo que va adquiriendo simetría

Y entonces el rostro es a tu frente

(La noche y sube el pez)

O a tu espalda

(La noche y sube el pez

Desciende el pájaro)

Y el rostro es a tu frente a tu espalda

A tu costado

Y así podríamos estar sentados en Loraine

La noche calza botas

Afuera muchos pájaros y peces

que se han estado incrustando en la ventana

O la posibilidad no estuvo nunca

Un engaño simple

Un viejo truco de tahúr

Montado por el secreto de sus manos

Afuera ningún pez

Tampoco un pájaro

La noche jamás pasó con botas

Loraine no existe

Una fuga que difícil perseguimos

Se acumulan los sonidos

Y de pronto estallan

Se interrumpen

Pero podríamos

Sentarnos de nuevo en Loraine

Esta vez en otro espacio

En alguna improbable dirección imaginaria

Y volverá a calzar botas la noche

Habrá el designio de algún pez

También un pájaro

LENGUA Y PÁJARO

perdiste en una palabra la verdad

y desde entonces dices lengua

aunque quisieras decir lengua

pájaro

porque ya no puedes decir pájaro

Y AHORA QUE TODO HA TERMINADO

Y ahora que todo ha terminado

Ficción última

El mar ya sin leguas en su viaje a todas partes

Un sello en la entrada de la casa

Toco y me dicen que no estoy

Que nunca estuve

Creí partir un poco como todos

Y mi rastro no alcanzó a la puerta o la ventana

Creí regresar y ya no había nadie

Abolidos todos por mi historia y sus fantasmas

Sus prisiones sus tatuajes

HE REGRESADO AL MAR

he regresado al mar

únicamente a descubrir que ya no dejo más huellas

en la arena

la misma playa insomne con su bosque entre las rocas

el combate secreto del viento del agua de los pájaros

y yo

caminando sin pies a esa parte

donde jamás llegan los bañistas

allí tendré que estar

tal vez dormido

enterrado hace mucho

(¿recuerdas?)

en la arena

Bogotá, 1975-1976

Las conversiones
(1983)

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A qué sonará una voz

A QUÉ SONARÁ UNA VOZ

A qué sonará una voz que nadie oyó durante años.

A nada sonará.

Y es probable que ya no sea voz,

guarde palabras de un idioma que no existe

y multiplique

charcas, errores, mataduras.

Te atormentara.

Perdieras lo sabio

perfecto de escribir:

tu bosque,

tu pozo

al centro de la tierra.

Y trocaras un año entero por la voz:

los dedos por la mujer que gime en cañerías,

el pie por el que afila y afila implacable,

todo por la rueca, el cepo, el organillo.

Y eso fue la voz.

La seguiste dispuesto a sucumbir

si así estaba escrito:

el oído que se interna en la pared,

el ruido que sale de la boca

y todo lo hace trizas.

Y por un momento tú temblaste

porque al fin la alcanzabas

y torva,

sucia

era solo voz.

Voces articuladas al revés.

Voces en falso de centinelas

y de estacas.

Murmullos para el último vidente,

cráteres,

lenguas reventadas.

Y nada dicen porque tardan un segundo.

Y nada porque suenan miles de años.

CANCIÓN DE LA TAZA DE LECHE

En alguna parte queda algo que la leche me recuerda

Y nunca porque es limpia

o es blanca

Y nunca porque puede derramarse

Gotas y gotas litros un charco

Una taza anterior a toda boca

Una elegía incomprensible

De algo que no recuerdo estoy cantando:

de la leche

Y nunca pude ignorarla cuando hervía

Desayunar salir al fin

CANCIÓN DE LAS SÁBANAS SUCIAS

Solo un ojo para el mar

Solo un monte

una maleta

una cama

Una historia única de cíclope

Será perfecta cuando llegue a conmovernos

Cuando irrumpa a mediodía

con el mar

Y nos encierre

o imagine

Estoy desde ayer en mi cuarto de hotel

Desnudo

vencido de antemano

Y canto sobre el puro coincidir

Disloco

sustraigo

sacrifico

Con lo que aún poseo de vigilia

Lo que guardo de sabiduría

o asombro

Yo el inmóvil continuo de las aguas

Yo el visible a través

El hombre del cianuro

El huésped de la habitación

siempre contigua

Y la maleta prueba que es verdad

Y la cama prueba que mi cuerpo

está más sucio que las sábanas

Y todo es cíclope

y ojo

Y todo se encamina

Mar

a mediodía tú vendrás

Entonces cederé

Me cortarás en dos con la montaña

CANCIÓN DEL CARBÓN Y LOS SOLDADOS

Siete soldados en fila

y de plomo

Siete aunque los cuentes

siempre siete

Y ya estoy decidido

si me van a fusilar

Escuchen mi risa

de miles de carbones

Que ya tizna la luna

(Para Edgar O’Hara)

HUÉSPED DE LA HABITACIÓN SIEMPRE CONTIGUA

El huésped y a sus pies

vigila una lámpara de aceite.

Un piano suena en la otra habitación.

Un pájaro chilla.

Un tambor.

El mundo cruje, se deshace.

Fue ayer después del gallo,

después de quemar con leña verde

a la bruja en la plaza,

después del sacrificio inútil del cometa.

Y ahora

a quién decirle que tal vez me equivoqué

y perdido, falso, desollado

a quién decirle nada.

Mejor beban beban compañeros

revienten esa lámpara

y nombren, vociferen purgatorio.

Nómbrenme.

Ni duermo ni no duermo

ni pienso

ni siquiera me resigno.

Pero ya no quiero oír los redobles del tambor

ni al piano a cuestas con mi cuerpo

ni al pájaro en brasas que vuela por el cielo

Las conversiones

Y DECIDÍ REMONTARME AL RUISEÑOR

Y decidí remontarme al ruiseñor

para que la vida surgiese con el canto.

Ruiseñor que no soy

que no seré.

Pájaro limpio y perfecto en el bosque,

hermoso como una chispa entre las fieras.

Y no pudiste ser otra mi canción

aunque ahora discurras sin la justeza de otro tiempo

desgastada por poetas,

los árboles, los labios.

Ruiseñor melodioso:

voz sacrificada en el verano

como nunca

más sangre no fatigó el corazón.

Y mis años

veintiséis

iguales a tu canto,

iguales a una tarde calurosa

en la que el único riesgo era contemplarse.

Pero tu canto no importó.

Y luego ni tu canto

sino que eras aire

y el aire el pánico que tenía a respirar

porque todo marcaba un veinticuatro de febrero.

Ruiseñor

ya talo el bosque.

Multiplico, convoco al hechicero.

Construyo una jaula o una cama.

Y es probable que te clave

allá en Roma,

me haga viejo de escuchar.

Te ciegue para hacer más hermosa la canción

o fabrique un simulacro:

un pájaro mecánico que estalle

ante un emperador reblandecido.

Pero decidí remontarme al ruiseñor

y es lo importante.

Aunque veintiséis años no surgiesen limpios

y todo terminara en un pájaro ceniza,

en una jaula vacía,

en una cama.

CUERPO EN UN TONEL

Guardó la luna en un tonel

y un poco de semen y un cabello

Y los guardó con el mar de hace un mes

esperando la disolución total

o un milagro

Vean

les dijo ayer a sus amigos

introduzcan las manos en el agua

y no crean jamás en lo que estrechen

o limítense a creer

Pero cuídense del cuerpo que ya sabrá moverse

que los ate con su único

larguísimo cabello

CANTO DE CIGARRAS EN LA AURORA

En nada me parezco

En nada y nada fui disminuyendo

y ella acabó por encerrarme

en este cuarto

Así aprendí con el tiempo a cantar

y ahora soy todas las cigarras

Sea perpetuamente mi canción

Quede como una estatua o marca de las lenguas

Un murmullo intolerable:

Ella también envejeció

Ahora extiende su llamada por cien años

y muda

tarda la noche entera en mover uno de sus dedos

EL OFICIO EL DESEO EL MALEFICIO

Te extraño cuervo

y vinagre cuerpo olla

paso la noche entera

extrañándolos

Vengo y no vengo

me transformo próximo

sagrado

asedio hasta el límite

y te reduzco cuervo hasta el principio

te hiervo con vinagre

y te lo doy

cuerpo que tiemblas que sudas

a beber

Pero nunca cicatrizas

POEMA DE LAS CONVERSIONES

Te convierto en pórtico de fuego

Abierto a centro que no conozco de mi casa

Voraz

Siempre destilando

Y de fuego eres viento que oficia entre los muebles

El mar en cada gota que derramo de mi vaso

Te convierto en grulla o tambor

Una rosa que brota en la pared

O una que solo crece subterránea

Y a cada redoble aprendes a formarte

Te haces manos que pueden respirar

Piernas que huyen o te acercan

Ombligo sexo cabellera

Y en tu cuerpo custodias el amor

Y es un bosque me pierdo me sé todos los árboles

O es vino

Es arena

Y perfecta convertida declinando

Entonces te fundas en un reino indescifrable

Y eres la que llena la casa de ceniza

La que pende oscura de los labios

Golpeamos con una bota cien veces la pared

Clavamos los muebles en el piso para que sean perfectos

Inmortales

Nosotros mismos nos clavamos

Pero no hay clavo ni sueño más inútil

Y no hay conjuro que te vuelva mi grulla mi tambor

Ni fuego para el fuego

O para el agua

Te convierto en lo que no puede convertirse

Te regalo una sencilla eternidad

Encerrada para siempre en una cáscara de nuez

En la botella que guardo en el armario

Y tú me miras con tus ojos en el vidrio

Y tú ya no me miras ni siquiera tienes ojos

Ciega e inútil en lo que guardabas para ti

O la sapiencia

EL BUEN LADRÓN

La cabeza que vigilaba de tu mano.

Cabeza de mirada digital,

de quién sabe qué piedra qué historia.

Tenía un árbol en la frente

y era tu secreto.

Un círculo donde siempre te perdías

para regresar húmeda, descalza.

Toda la noche relumbró,

saltó furiosa en cada uno de tus dedos.

Y en el amor te gritaba

mi señora del follaje,

señora de los yerros

evadida del anillo,

señora mojada buscando insomne sus zapatos.

No hay amor que no invente transgresión.

No hay tu cuerpo

si hay anillo,

si después buscamos los zapatos.

No hay destino que no principie con un robo.

Primero quise venderlo o empeñarlo.

Lo arrojé a un pozo y regresó.

Lo enterré en el jardín

y al día siguiente había un árbol.

Yo soy el buen ladrón, el que roba sus anillos

y los ofrece a la paciencia de los árboles

por aquella que no vuelve.

ESCRITO EN UN ÁRBOL

Fue mi primer árbol verdadero.

Y lo recuerdo

hermoso aún temblar

la tarde que estrenaba mi navaja.

Quién no grabó en un árbol el amor

y venció alguna vez

creyendo en unas pocas inscripciones.

No es más de lo que sabes.

Y esto escribo guardabosques

leñador

antes del hacha:

para que dejes y no te dejes conmover

para que cuelgues limpio al fin

de alguna rama.

TRES MANZANAS

Y por qué se llamaría así este poema

Se llamará porque hay una manzana

Y por una sola vez el cuarto se abrió

Coincidiendo el cuerpo con la fruta

Manzana próxima

excitada

Irrumpiendo como un destino

O un tatuaje

Fruto con fruto hasta tres

Mientras perdía atónito una de mis manos

No creas ciencia

amor

No hay lecho más cruento ni real

Sabiduría que ahora devoramos

Qué puede en el límite uno conceder

Nada

Tres manzanas

Y un poema un muñón de nuevo una manzana

CEREMONIAS

Es solo la mujer que mata una gallina

mientras el gallo y la perra

la contemplan.

Y es el cuchillo que nunca acaba de cortar,

la sangre que rezuma como avispas,

el fogón,

la música de una total carnicería.

A las siete habrá terminado de comer

y se tomará distinta la cabeza

cuando la perra se encargue de los huesos.

Y porque esto escribo amo a la mujer

y soy el gallo, el cuchillo de mañana

y soy también la víspera.

Es la mujer que canturrea en la cocina,

que envejece,

se acuesta y repasa con los dedos

un rosario imposible.

Y no puede dormir porque sueña sólo astillas

y ya nunca dormirá

cuando la perra encienda el fuego,

cuando el gallo y yo giremos

victoriosos.

El pozo

I

Supongo que eres sabio.

Supongo que saliste decidido a caminar

en busca del pozo

de todos los lugares.

Y el cuerpo como un perverso dios,

las piernas vulnerables,

el bastón,

el vértigo anticipado de asomarse

y caer un año entero.

No pienses cabeza

al revés.

Deja que invente este pozo para ti.

Consérvate como el monarca

que recorre estos lugares.

Y porquerizo

guardián

desatando un rastro que no pudieras confundir:

cada imagen incubándose en la fragua

y esperando atónita el anuncio

del machete

para mirarse en dos

y al fin aparecer

inútil

perdurable.

II

Caminaste desorientado varios días.

No importa si fue al sur

o transitando

el mismo sitio como un mulo,

sin otra contraseña que el bastón,

sin otro cortejo que el vocerío de los cerdos

perdido en el lodo

y los dientes.

Reconocerse.

Dejar reconocer.

Llamarlos cerdos

súbditos.

Ofrecerles íntegro el secreto

cuando triunfamos en los pozos

por una sola vez.

Reinar en el brocal, en el fondo, en la cuerda

hasta que fuera imposible tolerarlo:

donde el cetro no es más que una astilla,

donde el cuerpo es más cruel

aún que el cuerpo.

Entonces me dormí

y al despertar flotaba

en el pozo

III

Y así he vivido varios años.

Pruebo con una astilla mi crueldad.

Cuento la misma historia a los cerdos

y ellos sólo gruñen.

A veces alguno sueña comprender

y trata de morderme,

entonces maldigo, vocifero,

me marcho algunos días

pero nada puede

reemplazarme.

Y el pozo está en todas partes:

lo reconozco a mi espalda trajinar,

lo diviso oscuro en el cielo

como una trampa de planetas

o pequeño

exacto

apostado en la palma de mi mano.

¿Qué roba un pozo a lo real?

No pienses cabeza al revés.

No trueques

ni siegues

viejo pozo.

Y caigo con los cerdos

el bastón.

Reino.

Pendo cada noche de la cuerda.

1981, en el vigésimo noveno año de mi edad

Una casa en la sombra
(1986)

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Este reino inferior

LA NODRIZA

I

Este es mi cuento

Este es el único que podría ser mi cuento

Y comienza vacío entre los árboles

aguardando cada tarde a quien se deja atravesar

ciego

para contarse en el follaje

Hubo una vez un bosque ennegrecido

Sin hombres tierra

mito

animales

Yo era el guardabosques

aguador

y a cada árbol debía conducir

a tientas

hasta el más negro entendimiento

Cocer la luz

Construir una cabra de madera

¿Y qué luz da un bosque

sino una nodriza?

Este es mi cuento de vinagre

mi preñez

la cabra y aguador que se aniquilan

II

Me decía a mí mismo

¿Cómo puede alguien

acostarse con los árboles?

No pondré un huevo

No frotaré dos trozos de madera

Y si un árbol es bueno

así tendrá que ser

si uno es malo elegiré

entre el guardabosques o la cabra

Cocer la luz

hacer tu nacimiento más sencillo

guardar bosques por milenios

Y una tarde vacía

incendié tu leche de madera

UNA CABAÑA INACCESIBLE

I

Nunca guardé bosques