colección la furia del pez

5

Índice

Tendedero de válvulas de corazones rotos

 

Amiga

Hueco de tu espera la molicie

Cada vez más en esta cama que no tengo

Es alegre dejarte así

Toda mi culpa es verte pasar

Así

Tu palabra

Anoche soñé tu nombre

Llegas a la mesa

Hace tres noches que te cobijaste en mí

Huérfano en la hipnosis de tu eclipse

Ágata es la sombra de mi rondín peregrino

Demuéstrame estar quieta

Qué pereza sentarse a la mesa calendario

Más absorto que el sexo

Todo cae

En el tiempo inútil de las esquinas

Con qué poca voluntad de humilde prócer

Te amo por nuestro azahar

Badajo de visiones sordas

 

Escribo para usted

Madre hueco

El monocordio en flor

Hacer una rueca que tire de mis manos

La noche del nictálope es piel por dentro

En el carnaval de gas grisú

Sonetos de luz verde

Quiere trotar litúrgico en la vida

Vida no es otra cosa

Por encargo de un sueño

Se conocen las coordenadas

 

 

La risa del ahorcado

 

Me arranqué un listón de piel y lo anudé a mi cuello

Debajo de la luz

Esta mañana como tantas otras

Las ideas que dejo reclinadas

En mis ojos la canción crecía

No tiene ya dónde asomarse

Gire al revés el centro de la Tierra

Lo de hoy

El alacrán es un bicho de tristeza enjuta

Inverosímil yo

Tripulando el ego culebrón

Encaramado en la palabra

Escapo regreso al guiño de Vésper y Tartiano

Qué trabajo lavar esta costra de poeta

Me cubriré de hojarasca

Si la memoria sabe a sarro al despertar

Mi cadáver

En lo más escondido de un lugar

El hombre duro le tenía pavor...

Hubo tiempos en los que durmió

El aguafuerte oscuro sangra

 

Tendedero de válvulas
de corazones rotos

 

Amiga

tus sombras se escurrieron

con la guía

del desconcierto

Cuando vuelvas de nuevo en el verano

encuentres la música

y a Buxtehude tocando

mis cigarros

olor mío aquel de entre los muebles

el polvo de mi mesa de trabajo

te asomes a la ventana

a mirar el jardín

que cuidaba con desgano

 

Te dará rabia

melancolía y morriña

oír el sonido

de los adioses guardados

 

Hueco de tu espera la molicie

es una enfermedad inquieta

trajinera

salvoconducto a la vuelta

del insólito volver a despertar

para de nuevo echarse a soñar

 

En la espuma de cada cerveza

tu cabello empieza

y en la espera se vuelve a enrollar

larva

pupa

madroño

en la testuz del unicornio

 

Madeja de Iguazú sobre tu frente

rueca de manantial tu estilo

que en la paciencia revuelve

la hélice cansada de esperar

 

Cada vez más en esta cama que no tengo

se tensa sábana abajo

el arco agazapado en la piel de yahuarundi

 

Flexión de bejucal tus piernas

manglar ventral el mar

más allá la tierra sin nombre de tu espalda

 

Pasos son

los del títere que juega con mis manos

ariete y hueco

se lamentan los sentidos

en la frontera de lamentos y lamentaciones

 

Llega la primavera con rocío

tu mirada trenza y destrenza

madejas

raíces

orquídeas

frondas de sombras de la selva

El universo se impregna en una sábana

toda

sudario de la creación

en tu imagen de espejo

 

Te curvas como el infinito

el arco se tensa

dispara y

el yahuarundi dócil

salta para devorar a la Vía Láctea

 

Es alegre dejarte así

serena desvestida

mancha de juventud herida que se dobla en el medio de la alcoba

del cuarto del hotel

despliegue de piel

en el callejón vacío

 

Yo me voy

en el potro de mi voz que reza

cogido de tu sueño cabalgo ajeno

la crin de tus estancias

se desvanece y mis noches

tus noches son

llovizna unas veces

las otras aguacero

 

¡Ay! cascabel de mujer

adagio de ombligo terso

campana de monasterio

surtidor de licor

murmullo de instante

 

Te escucho

también

con gravedad de despedida

que los agudos de tu voz

me van dejando espina tras espina

 

Toda mi culpa es verte pasar

langosta verde

envuelta en los temblores del silencio

 

Pasar herida de bruma

con una flor mordida en la mano

por la vieja facultad de medicina

cantando un blues de tabardillo y bubas

enroscado en un chasquido de clausura

 

Trotar por el fallo de los muertos

mientras desde mi costillar

te vigilo

a ti

que pasas

por el atrio de columnas

 

Toda mi excusa es verte pasar

ajustar la clepsidra

quitarle gotas al agua

calcular en un atardecer de carne de cemento

rumiar el vaho de tu opulencia

al soplar el corno de tu entraña

 

Así

como el pan que se guarda en la despensa

la fruta lavada

y en el patio

la ropa como alas de fragata que blanquea

 

Y sólo así