Talento Femenino

 

 

 

 

MUJER, PODER

Y DINERO

 

Construye tu puzle del éxito

 

Alicia E. Kaufmann

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© Autora: Alicia E. Kaufmann

© Título original: Mujer, poder y dinero.

Construye tu puzle del éxito

 

 

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ISBN: 978-84-941795-4-9

Depósito legal: M-2112-2015

Impreso en Digital Agrupem, Madrid, marzo de 2015

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Para una mujer que reconoce las cosas

que cuentan de verdad: mi hija ANDREA

 

 

LAS RAZONES DE ESTE LIBRO

 

El dinero me interesó desde pequeña. Recuerdo que, en casa, se hablaba de él con frecuencia. Mis padres habían tenido una posición acomodada en Europa pero, debido a los avatares de la guerra, se vieron obligados a buscar nuevos rumbos vitales. Recalaron en Argentina, donde empezaron desde cero. Mi abuelo fue un banquero acaudalado en Viena y mi abuela, Carolina Goldschmidt (en alemán, forjadora de oro), procedía de una de las familias más reconocidas del lugar. Su madre había sido una de las primeras pacientes del entonces joven y desconocido Sigmund Freud.

 

Mi padre, ingeniero de profesión, conoció a mi madre en Praga. Durante la Segunda Guerra Mundial, las mujeres ocupaban papeles muy secundarios. Mi madre solía decir: “A los hombres no les gustan las mujeres demasiado inteligentes”. Aquella frase, su tesón y su ánimo de lucha, fueron importantes lecciones vitales para mí. El mandato más frecuente de mi padre era que las personas jóvenes debían viajar y estudiar. Me sentí más identificada con esta recomendación y, desde los 14 años, empecé a ganar mi propio dinero dando clases de inglés. Cuidar mi economía era sinónimo de autonomía y libertad. Así lo practiqué y transmití a mis hijos, apoyándome en otro lema paterno que rezaba así: “Si ganas diez, guarda tres”.

 

Empecé a investigar sobre el desarrollo de la carrera profesional de las mujeres y de los hombres hace casi tres lustros. En aquellos primeros estudios, mis temas de interés eran la inteligencia y la socialización financiera en las familias.

 

 

UN CONTEXTO DE CRISIS

 

Todo ha cambiado desde mis primeros escritos sobre el dinero (Alicia E. Kaufmann y Marta de Prado, Las motivaciones sociales y personales en relación al dinero en equipos de trabajo en la era de la conexión. Univ. de Alcalá, 2003). La crisis desencadenada en 2008 supuso un duro golpe a la economía, en particular a la economía de las mujeres. Las acciones perdieron valor, el precio de los inmuebles se desplomó y la tasa de desempleo superó el 25% en España. Muchas personas atraviesan todavía grandes dificultades y están luchando por salir a flote. Las mujeres han padecido esta situación en mayor medida.

 

Si una empresa duda entre contratar a un hombre o a una mujer, generalmente se decantan por ficharlo a él. Aunque los datos muestran que un porcentaje cada vez más elevado de mujeres decide no tener hijos y centrarse en su carrera profesional, el hombre treintañero despega mientras la mujer, en la misma franja de edad, repliega en aras de la maternidad. Son tiempos en los que empresas como Apple o Facebook ofrecen a sus empleadas la posibilidad de congelar sus propios óvulos para que no tengan que escoger entre trabajo o familia. Este asunto merecería un amplio debate para evaluar el grado de injerencia de las empresas en la vida privada de las mujeres.

 

 

ELLAS GANAN MENOS, NO SE RECONOCEN

 

A veces, cuando las mujeres deciden formar una familia trabajando en relación de dependencia, se produce un efecto organizacional perverso, un ataque velado hacia las potenciales madres. Está demostrado, sin embargo, que la maternidad no incrementa el absentismo. Cuento con múltiples testimonios de mujeres que han padecido este tipo de discriminaciones. Por otra parte, estudios vinculados a salarios y negociación demuestran que las mujeres ganan menos porque, entre otras causas, no negocian con seguridad sus propios salarios. Esperan que se las valore, pero esto no sucede si ellas mismas no se reconocen ni se consideran merecedoras de un ingreso acorde a sus esfuerzos.

 

En este complejo contexto, las mujeres han de anteponer su poder y su capacidad para gestionar su economía. Son responsables del lugar en el que se encuentran hoy y del lugar al que desean acceder en el futuro inmediato. Deben despertar. No queda otra alternativa. Este texto ofrece algunas herramientas de reflexión. Lo he escrito precisamente para despejar las limitaciones que se interponen entre la visión social, el funcionamiento personal y el logro en el ámbito material.

 

 

EN EL DINERO PROYECTAMOS SUEÑOS, FANTASÍAS Y MIEDOS

 

Partimos habitualmente de una visión tradicional del dinero como una herramienta de intercambio neutral, única y sin distinciones. Sin embargo, somos conscientes de que el dinero no es solo eso. Es algo más. Proyectamos en él nuestras metas, sueños, fantasías y miedos. Tanto los niños como los adolescentes observan la manera en que los miembros de la familia se vinculan con el dinero: quién lo trae a casa, quién lo administra, qué papel ejerce cada uno de los miembros de la pareja en relación al mismo, qué poder otorga, cómo se utiliza. En los primeros años de vida, a las vivencias personales se suman las sociales, que llegan a través de la publicidad y de la religión. Los asuntos políticos nacionales e internacionales intervienen posteriormente. Numerosos analistas se han preguntado qué habría ocurrido si se hubiera producido el crack de Lehman Sisters en lugar del crack de Lehman Brothers. En la sociedad actual, las situaciones de avidez material están más vinculadas al género masculino que al femenino.

 

A lo largo del ciclo de vida, la persona conforma una estructura mental que infl uye en sus transacciones, tanto económicas como afectivas. El dinero constituye un medio de intercambio tanto material como emocional. Si observamos el comportamiento de una persona respecto al dinero, tendremos una muestra de cómo esa persona se trata a sí misma y a las demás.

En estas páginas, pretendo explicar y subrayar aspectos que inhiben a la persona a la hora de alcanzar su pleno potencial emocional y material. Les invito a desgranar diferentes materias relacionadas con la mujer, el dinero y el poder para tomar conciencia de cómo nos relacionamos con ese poderoso caballero llamado Don Dinero. Que disfruten del viaje.

 

Alicia E. Kaufmann

 

 

CAPÍTULO 1

 

MUJER Y DINERO

 

“Si el dinero no hace la felicidad, entonces imaginemos la miseria”

(Woody Allen)

 

 

En muchas sociedades, hablar de dinero constituye un tema tabú, especialmente para las mujeres. La socialización material proviene de fuentes diversas: desde la estructura social y el grupo familiar, hasta la cultura en la que se alude de un modo abierto o encubierto a los temas económicos. Los hombres son, por tradición, quienes han recibido el mensaje de producir. Las mujeres han aceptado la indicación de que su salario constituye una ayuda para su pareja. Los comportamientos fi nancieros adquiridos durante la infancia pueden convertirse en hábitos para toda la vida1.

 

El miedo, la culpa y la codicia son, a menudo, emociones que infl uyen en las actitudes ante el dinero2. Las mujeres han sido socializadas en el complejo de Cenicienta3, que Colette Dowling define como “dependencia psicológica que consiste en el deseo profundo de las mujeres de que cuiden de ellas”. Se trata de un entramado de actitudes reprimidas que han sumido a las mujeres en una especie de letargo y que les impiden el uso pleno de sus facultades y creatividad. Al igual que la Cenicienta, las mujeres han esperado que alguien transforme sus vidas desde el exterior.

 

Aunque la situación ha cambiado, aún no es suficiente. Las mujeres han accedido masivamente al mercado de trabajo, pero no a los altos cargos. Son frecuentes los mensajes que reciben en detrimento de su voluntad. Para acceder al poder, las mujeres deben ser autónomas tanto en el terreno material como en el afectivo.

 

“Me da miedo”, “tengo dificultades para negociar” o “basta con que me reconozcan” son frases pronunciadas frecuentemente por mujeres. Piensan que el problema se encuentra fuera de ellas pero, en realidad, proviene de su interior: de sus elecciones y renuncias.

 

Todavía coexisten hábitos del pasado con procesos educativos que no capacitan a las mujeres para el mundo laboral actual. Las mujeres podrán ahondar en su mundo interno cuando dejen de responsabilizar al sistema, al género masculino o a los mandatos familiares. En ese momento ganarán la plena libertad y confianza.

 

CAMBIEN EL CELESTE Y EL ROSA POR EL ARCO IRIS

 

En el terreno educativo, la cuestión no es qué podemos hacer por nuestros hijos, sino qué debemos dejar de hacer para que sean autónomos. Tenemos que enseñar a las niñas a ser más fuertes y a los niños a no sentirse culpables por expresar sus sentimientos. En lugar de educar en celeste y rosa, conviene hacerlo en arco iris.

 

Parte de lo escuchado en casa ha perdido validez. Cada vez son más las mujeres que perciben la importancia del dinero como una variable clave para ser libres. Ya no se trata de compartir la colada, sino el poder. Y éste se halla en los entornos financieros.

 

Las mujeres necesitan demostrar carácter, integridad, valores éticos, claridad y competencia, además de tener un nivel de formación acorde con los cargos de responsabilidad. Ellas ya no desean ser copilotos, sino conducir sus propias vidas.

 

En la sociedad de consumo, a menudo relacionamos la posesión de dinero y bienes materiales con poder y autoridad. Su ausencia genera baja autoestima. En el libro La bolsa o la vida, Joe Domínguez y Vicki Robin señalan que el dinero es una pantalla sobre la que proyectamos la capacidad de cumplir nuestras fantasías, calmar nuestros temores, mitigar nuestros dolores y progresar.

 

Lo que sentimos respecto al dinero rige nuestras vidas más que ningún otro factor. Por eso no es comprensible que, junto con la muerte y el sexo, el dinero sea uno de los mayores tabús sociales. Hasta la llegada de la crisis, la mayoría de la gente no estaba endeudada y en los medios de comunicación había escasas referencias al dinero. Nuestros padres y abuelos tenían una actitud diferente. Eran reacios a gastar dinero. Cuando compramos a crédito, pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre la cantidad de horas, días y energía vital que ello conlleva. No se contempla el coste psicológico de la deuda.

 

Según la encuesta Los españoles, el dinero y la felicidad, del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el trabajo, la salud y la familia figuran entre los asuntos que más importan a los españoles. La mayor fuente de felicidad consiste en gozar de buena salud, con un 62,3%; seguido de la familia, con un 47,3% y de tener seguridad material, con un 33,2%. Para los hombres, lo económico cuenta en un 38,3%, frente al 28,4% en las mujeres. Existe una diferencia de casi diez puntos entre ambos. En sus investigaciones sobre la dependencia económica femenina, Clara Coria señala que muchas mujeres no se valoran y creen que no merecen los buenos trabajos que poseen.

 

CUADRO Nº 1 LOS ESPAÑOLES, EL DINERO Y LA FELICIDAD

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Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas

 

CUADRO Nº 2 LOS ESPAÑOLES Y LAS CAUSAS DE LA INFELICIDAD

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Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas

En el cuadro anterior se reitera la importancia que otorgan los hombres a lo material, con un 55,6% frente a un 51,7% de las mujeres. Las mujeres temen más a la soledad y al abandono, con un 49,2% frente a un 40,9% de los hombres.

 

 

DINERO Y CICLO DE LA VIDA

 

El dinero aparece en la vida de una persona en los primeros momentos del desarrollo, en los que el niño observa cómo se vinculan con él sus padres (paga semanal, necesidades económicas, tipo de ropa o juguetes). Los jóvenes observan juegos domésticos monetarios tales como quién lleva el dinero a casa, quién lo administra, en qué lo gastan o las propinas que reciben.

 

Según hablemos de niños o niñas, existe una educación diferente en lo material. En general, a los niños se les transmite la importancia de su rol de proveedor, algo que no sucede con las niñas. Además, los hijos varones perciben la preferencia de las madres hacia ellos.

 

En los mensajes maternos dirigidos a las chicas no encontramos la transmisión de ambición o modelos de identificación. Percibimos en todo caso mensajes de frustración. Hasta hace relativamente poco, las mujeres trabajaban fuera de casa solo por necesidad o si sus parejas no ganaban lo suficiente. Como resultado de ello, algunas piensan que sus salarios deben ir acorde a sus necesidades y no al tiempo o esfuerzo invertido.