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PRODUCCIÓN Y
DEMANDA RESIDENCIAL
DE ENERGÍA ELÉCTRICA
EN COLOMBIA:

MÁS ALLÁ DE LO TÉCNICO
Y LO ECONÓMICO

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Fue editado y publicado por la
Editorial Universidad El Bosque
Marzo de 2019
Bogotá, Colombia

La Colección Bios y Oikos tiene como objetivo principal ofrecer elementos conceptuales para fundamentar la bioética a partir de la investigación desarrollada en el Doctorado en Bioética de la Universidad El Bosque. Se nutre de las lecturas y reflexiones realizadas por los investigadores que conforman este programa, y que buscan enriquecer el acervo documental sobre la materia y constituirse en textos de referencia para los estudiosos de la bioética y de áreas afines.

El discurso bioético en América Latina, que se plantea como sus principales retos la pobreza y los problemas ambientales acumulativos e irreversibles causados por la tecnociencia, no ha sido tenido en cuenta por el sector eléctrico, que se rige por criterios técnicos y económicos. Esta investigación del profesor Carlos Díaz Rodríguez sustenta la necesidad de considerar los principios bioéticos de justicia, protección, responsabilidad y precaución para afrontar los efectos sociales y ambientales de la producción y el consumo residencial de energía eléctrica. Esto permitiría anticiparse a los impactos de los grandes proyectos de generación sobre ecosistemas y comunidades, preservar para las generaciones venideras el capital natural crítico y desarrollar una política tarifaria progresiva que permita el acceso de los hogares más vulnerables al servicio de energía eléctrica.

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PRESENTACIÓN

Este número de la Colección Bios y Oikos es la publicación de la investigación doctoral titulada Aspectos bioéticos relacionados con la producción y demanda residencial de energía eléctrica en Colombia. Su autor, Carlos Díaz Rodríguez, graduado de la Universidad El Bosque como doctor en Bioética (2015) con distinción summa cum laude, es ingeniero electricista, magíster en Economía y profesor de la Universidad El Bosque y de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

La investigación, dirigida por Luis Álvaro Cadena Monroy, Ph. D., profesor investigador de la Universidad El Bosque, muestra cómo el avance de la tecnociencia puede generar y de hecho genera problemas ambientales con consecuencias imprevisibles y, sobre todo, irreversibles, en perjuicio de las manifestaciones de vida y los ecosistemas en general. El autor demuestra que la bioética, más allá del discurso, ofrece respuestas a problemas que, como los ambientales, son un reto para América Latina, porque de no afrontárselos con firmeza pondrán en riesgo la supervivencia del planeta.

Los aspectos bioéticos no pueden estar ausentes en las decisiones de ningún sector de la economía, incluido el sector eléctrico, caracterizado por su enfoque técnico y económico. En este campo, relacionado con el medio ambiente, la justicia, la protección, el principio de responsabilidad y el principio de precaución son imperativos bioéticos, si no queremos profundizar los problemas sociales y ambientales latentes en la producción y el consumo de energía eléctrica en Colombia.

Este aporte de la Universidad El Bosque muestra la significativa contribución de la bioética, que aplicada a la producción y el consumo residencial de energía eléctrica puede mitigar los impactos acumulativos de los grandes proyectos, en aras de la protección del medio ambiente y con la intención de hacer cada día más efectivo nuestro lema institucional: “Por una cultura de la vida, su calidad y su sentido”.

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Jaime Escobar Triana, M. D., Ph. D.
Director del Departamento de Bioética
Universidad El Bosque
Bogotá, Colombia, 2019

INTRODUCCIÓN

Este libro, basado en una tesis doctoral, pone de relieve los aportes reales que la bioética puede hacer a la toma de decisiones relacionadas con la producción y la demanda residencial de energía eléctrica en Colombia. El problema de investigación partió del hecho de que la cadena del servicio de energía eléctrica, en especial la producción y la demanda residencial, son actividades críticas por sus importantes impactos y riesgos sociales, ambientales y de salud. Con base en la revisión de los avances en estos aspectos en Colombia y en el estudio de situaciones concretas y de las afectaciones ambientales que se presentan en el país –y que son también comunes en América Latina–, se señalaron algunos de los principales retos bioéticos relacionados con los problemas ambientales y de pobreza en la región. La pregunta de investigación que surgió después de esta revisión fue: en Colombia, ¿cómo se relacionan la justicia, la protección y el principio de precaución con la producción de energía eléctrica, y cómo se relacionan la protección, la justicia y el principio de responsabilidad con la demanda residencial de energía eléctrica?

El método empleado se inscribe en la hermenéutica, que Bleicher (citado en Newman, 2011) define como la teoría de la filosofía de la interpretación del significado, es decir que se relaciona principalmente con la interpretación de textos o acciones. De este modo, se pretende dilucidar el significado exacto de las palabras teniendo en cuenta el contexto histórico o, por lo menos, se buscan las interpretaciones más plausibles, pues la realidad no se puede concebir como estática, sino dinámica. El ejercicio hermenéutico, entonces, se entiende como un proceso inacabado y en continua construcción, que permite aplicar una mirada bioética desde múltiples categorías a la producción y la demanda residencial de energía eléctrica.

Se trabajó con el método hermenéutico por las siguientes razones:

Estas hipótesis fueron:

El objetivo general del trabajo fue describir la relación de la justicia, la protección y el principio de precaución con la producción de energía eléctrica en Colombia, y la relación de la protección, la justicia y el principio de responsabilidad con la demanda residencial de energía eléctrica en Colombia. Se trata de una propuesta de investigación original y pertinente por las siguientes razones:

Varios autores referentes en la bioética destacan la necesidad de profundizar en los aspectos bioéticos relacionados con el medio ambiente. Hottois (2007, pp. 20-21) señala que la bioética es pertinente en este campo dado que involucra a los seres vivos, las especies y los ecosistemas afectados, lo mismo que la biodiversidad, el desarrollo sostenible, el principio de precaución, los desequilibrios de la biosfera y la asignación de recursos escasos con afectaciones a los seres humanos y a la naturaleza. Por su parte, Potter (1998, p. 202) señala que el objetivo de la bioética es trabajar a favor de la supervivencia del hombre y del medio ambiente.

Al respecto, Lacadena (2012) se refiere a una bioética ambiental que debería tener como ejes de investigación la biodiversidad, la bioseguridad, el desarrollo sostenible, el calentamiento global y el cambio climático, así como la ética de la responsabilidad con las generaciones futuras. Por su parte, Cadena (2010) plantea que la bioética ambiental se relaciona con las cuestiones éticas derivadas de problemas ambientales cuando hay grupos humanos en conflicto. A su vez, Buxó (2003, p. 14) señala la prioridad de fomentar la producción de discursos bioéticos relativos a los peligros y amenazas que se ciernen sobre el ambiente, el ser humano y su cuerpo.

El presente libro está organizado por capítulos, que se relacionan con los objetivos de la investigación. El primer capítulo muestra los antecedentes generales que dieron lugar al planteamiento del problema de investigación. El segundo desarrolla el primer objetivo específico, es decir, describe la relación entre el principio de precaución y la producción de energía eléctrica en Colombia. En él se revisan aspectos como el principio de precaución, la relación entre prudencia y precaución, la identificación de conflictos éticos en la generación de energía, la relación entre el principio de precaución y la gestión de impactos acumulativos –en términos generales y específicamente en Colombia– y los factores para la aplicación del principio de precaución en los problemas ambientales y en la producción de energía.

El tercer capítulo desarrolla el segundo objetivo específico, es decir, describe la relación entre la justicia y la producción y demanda residencial de energía eléctrica en Colombia. Con tal fin, se ocupa de las interacciones entre eficiencia y equidad, de la aplicación de la justicia como equidad de Rawls (2002, 2006a) en los problemas ambientales y de la verificación de las hipótesis de trabajo en la producción de energía eléctrica en Colombia. En otras palabras, hace un análisis de la propuesta de justicia de Rawls en la producción de energía eléctrica (Farrell, 2002; Henderson, 2011; Rodríguez, 2009; Valdivieso, 2004).

El cuarto capítulo desarrolla el tercer objetivo específico, es decir, describe la relación entre la protección y la producción y demanda residencial de energía eléctrica en Colombia. En él se discute la protección –justificación del ethos protector–, se plantea un análisis de la protección a partir de Kottow (2007) y se considera la relación entre la propuesta ética de la protección y el servicio de energía eléctrica. Asimismo, se incluye un análisis sobre la pertinencia de la protección en el servicio de energía eléctrica.

El quinto capítulo desarrolla el cuarto objetivo específico, es decir, describe la relación entre el principio de responsabilidad y la demanda residencial de energía eléctrica en Colombia. Al respecto, se presenta un análisis del principio de responsabilidad de Jonas (2006a) en el contexto de los problemas ambientales, así como una caracterización de la ética del consumo responsable. También se explica la relación entre el principio de responsabilidad, a partir del consumo responsable, y la demanda residencial de energía eléctrica.

Los capítulos sexto y séptimo están dedicados respectivamente a la discusión de los resultados del trabajo y a la presentación de las conclusiones y el análisis del cumplimiento de los objetivos. En ellos se analizan las interacciones de los aspectos bioéticos como aporte a la solución de los problemas ambientales en el sector eléctrico.

De este modo, se aprecia que los aspectos bioéticos relacionados con la producción y la demanda residencial de energía eléctrica en Colombia se traducen en una serie de lineamientos que influyen en los niveles individual, colectivo y de política pública, así:

1 IMPACTOS Y RIESGOS SOCIALES DE LA CADENA DEL SERVICIO DE ENERGÍA ELÉCTRICA

La cadena del servicio de energía eléctrica, en especial lo que compete a la producción y la demanda residencial, es una actividad crítica por sus significativos impactos y riesgos sociales, ambientales y de salud. La producción o generación de energía eléctrica es la actividad de transformar una fuente de energía primaria convencional (hidráulica, nuclear o térmica) o no convencional (solar, mareomotriz, eólica, etc.) en una fuente secundaria denominada “electricidad”, mediante una máquina denominada “alternador”. En la cadena, la producción de energía eléctrica es responsable de cerca de un tercio del consumo mundial de energía primaria. La producción de electricidad a partir de combustibles fósiles es una de las fuentes generadoras de impactos como emisiones atmosféricas locales y gases efecto invernadero; representa el 41 % de la energía total relacionada con las emisiones de CO2 (Blyth, 2010, p. 5). Por su parte, los proyectos de generación hidráulica provocan impactos como reubicación de asentamientos humanos, pérdida de zonas de gran biodiversidad, afectación de caudales, deterioro de la cobertura vegetal y eutrofización de aguas, entre otros.

La demanda residencial o doméstica de energía eléctrica se asocia con el consumo de las personas que habitan inmuebles residenciales, clasificados según el estrato socioeconómico que define el municipio. Las leyes 142 y 143 de 1994 regulan las condiciones de calidad, cantidad, cobertura y continuidad del servicio en los hogares. En ellas se contempla que el consumo de dicho servicio no es gratuito; el consumidor debe pagar una tarifa y, en función de su estrato, recibirá un subsidio, pagará el costo pleno o pagará este y un valor adicional denominado “contribución”. De la Ley 142 de 1994 se deriva que un suscriptor residencial es aquel que ha suscrito un contrato de condiciones uniformes con el prestador del servicio, y un usuario residencial o consumidor es el beneficiario de la prestación del servicio.

En el mundo, las personas sin acceso al servicio residencial de energía eléctrica ascienden a 1400 millones, concentradas especialmente en el sector rural (85 %). Se presenta una asociación con la pobreza energética cuando las personas no acceden a un consumo mínimo, lo que puede llegar a ocasionar afectaciones de salud. El consumo mínimo de energía para un hogar se estima en 1000 kilos equivalentes de petróleo (kep).

Según XM S. A., filial de Interconexión Eléctrica ISA, para 2014 la capacidad efectiva de las centrales de producción de energía eléctrica en Colombia era de 15 489 megavatios (MW). El 64 % correspondía a las grandes instalaciones hidráulicas; el 31 %, a las centrales térmicas, y el porcentaje restante a plantas menores –con predominio de las pequeñas centrales hidráulicas.

López y Sánchez (2007, pp. 131-138) señalan que en Colombia las centrales térmicas a base de carbón presentan eficiencias energéticas muy inferiores a las de las tecnologías modernas, con altas barreras para gestionar los impactos ambientales negativos como emisiones atmosféricas locales y gases efecto invernadero. En contraste, las tecnologías a base de gas y ciclo combinado no exceden los veintiún años y presentan bajos niveles de emisiones atmosféricas. La consultora TAU plantea que las tecnologías de generación térmica ocasionan contaminación hídrica por los desechos de agua caliente que contienen residuos grasos o aceitosos (Unión Temporal: TAU Consultoría Ambiental y Ambiental Consultores, 2010, p. 100).

Según el estudio Marco ambiental estratégico de dicha consultora, los grandes proyectos hidráulicos en Colombia han provocado relocalización de comunidades humanas e impactos a resguardos indígenas, así como afectaciones a la flora y la fauna, ruptura de las relaciones biológicas establecidas, pérdida de biodiversidad, disminución de la fertilidad de los suelos, reducciones significativas de las poblaciones de peces y riesgo de conflicto con otros usos del recurso hídrico, entre otros problemas. Aldana (2012, p. 201) señala que los proyectos de generación hidráulica con embalse son los que tienen más impactos potenciales, debido a que la inundación de zonas modifica los ecosistemas de forma irreversible.

Desde la perspectiva bioética, al buscar una solución a los problemas ambientales que representa la producción de energía eléctrica, es pertinente emprender un análisis crítico desde los siguientes aspectos:

  1. El principio de precaución1, porque la carga de la prueba recae sobre el productor y reconoce la incertidumbre no como una cuestión técnica, sino como una cuestión ética en la que se presentan indicios de daños irreversibles: es el caso de los impactos acumulativos originados por grandes proyectos de generación de energía. En la medida en que persistan sin mitigación los daños generados en los proyectos pasados y en los actuales, aumentarán los efectos. A esto se le da el nombre de “impactos acumulativos”. Se los puede definir como la suma sinérgica de los efectos ambientales sobre un territorio de proyectos pasados, actuales, o futuros. Según la Corporación Financiera Internacional (2012, p. 4):

    […] Se limitan a aquellos impactos que suelen considerarse importantes conforme a criterios científicos y sobre la base de las inquietudes expresadas por las comunidades afectadas. Son ejemplos de impactos acumulativos la contribución adicional de emisiones de gases en una cuenca aérea; la reducción del caudal de agua en una cuenca hidrográfica a causa de múltiples extracciones; los aumentos de las cargas de sedimentos que recibe una cuenca hidrográfica; la interferencia con las rutas migratorias o de desplazamiento de fauna, o un aumento de la congestión de tránsito y de los accidentes a causa del aumento del tráfico vehicular en las vías de tránsito de la comunidad.

  2. La protección2, porque reconoce las asimetrías de poder entre protector y protegido, lo que resulta pertinente en proyectos que generan impactos ambientales significativos como la relocalización de grupos humanos.
  3. La justicia3, en el sentido de distribución equitativa de los recursos naturales y protección del capital natural crítico, que se puede asociar con el uso de fuentes primarias para la producción de energía teniendo en cuenta a las generaciones actuales y futuras. El capital natural está conectado con los recursos renovables y no renovables que provienen de la naturaleza y conllevan bienes y servicios útiles para el hombre. El capital natural crítico es el que desempeña funciones ambientales que no son sustituibles por otros componentes ambientales u otros capitales. Para medir el nivel de capital natural crítico, se deben tener en cuenta los grados de amenaza por presión antrópica y los criterios sociales y culturales.

La demanda residencial de energía eléctrica en Colombia genera significativos impactos sociales y ambientales. Según Báez (2011), el sector residencial absorbe el 41 % del consumo total de energía eléctrica. Se caracteriza por problemas de eficiencia energética relacionados con la utilización de electrodomésticos y bombillos y la no utilización de energéticos como el gas para la cocción y el calentamiento de agua, que contribuyen a incrementar las emisiones de CO2.

La demanda residencial está influenciada por la política tarifaria del servicio de energía eléctrica. La Ley 142 de 1993, conocida como Ley de Servicios Públicos, se basa en el esquema de subsidios a la demanda: los hogares de menores ingresos pagan una tarifa inferior al costo, mientras que los de mayores ingresos, la industria y el comercio hacen contribuciones que cubren los subsidios. En el caso de que las contribuciones solidarias sean insuficientes, el déficit se cubre con recursos nacionales o municipales y los fondos de solidaridad y redistribución de ingresos.

La focalización de los subsidios en los servicios públicos se determina mediante la estratificación socioeconómica de la vivienda. En los estratos socioeconómicos 1 y 2, los porcentajes máximos de subsidio son el 60 % y el 50 %, respectivamente (Ley 1117 de 2006 y Resolución CREG 001 de 2007), mientras que para el estrato 3, el máximo es del 15 % sobre los costos de prestación del servicio, y es aplicable solamente al consumo de subsistencia. Los usuarios residenciales de mayores ingresos (estratos 5 y 6) y los usuarios del sector industrial y comercial contribuyen como máximo con el 20 % sobre el costo de prestación del servicio para cubrir los subsidios otorgados a los usuarios de menores ingresos del sector residencial.

En Colombia, la política tarifaria ha tenido un carácter regresivo4, lo que impacta de manera desfavorable la capacidad de pago5 de los hogares con menores ingresos y afecta la calidad de vida de sus miembros. Un aumento de las tarifas reduce el gasto de los hogares en bienes básicos como alimentos, educación y salud, tal como lo señala el Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia, CID (2008).

Otros factores que influyen en la demanda son el acceso y la cobertura del servicio de energía eléctrica. En Colombia, la cobertura es prácticamente universal en las zonas urbanas; sin embargo, se presentan deficiencias de acceso al servicio en los hogares rurales. Según la Unidad de Planeación Minero-Energética UPME (2013b, p. 19), la cobertura del servicio de energía eléctrica en 2012 era del 96,1 %, es decir, se presentaba un déficit de cobertura del 3,9 %, que corresponde en su mayoría a hogares de las zonas no interconectadas (ZNI).

Las ZNI, que equivalen al 66 % del territorio nacional, cubren diecisiete departamentos y ochenta y ocho municipios. Esencialmente, son abastecidas del servicio de energía eléctrica con combustible diésel, debido a los elevados costos por la dispersión de los mercados, es decir, por las bajas densidades poblacionales y la complejidad geográfica, que no permiten integrarlas al Sistema Interconectado Nacional (SIN). El Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas para las Zonas No Interconectadas (IPSE), adscrito al Ministerio de Minas y Energía (MME), tiene como misión formular e implementar proyectos energéticos mediante soluciones empresariales con sostenibilidad financiera y ambiental, con el fin de abastecer las necesidades energéticas de las ZNI. Cárdenas (2011) reporta que la población de estas zonas asciende a 1,3 millones de personas, de las cuales el 37 % no cuenta con servicio de energía eléctrica. Sin embargo la UPME, lo mismo que Flórez, Tobón y Castillo (2009, p. 230) señalan que las ZNI cuentan con cobertura del servicio de energía, pero tienen graves problemas de acceso: su continuidad oscila en promedio entre cuatro y ocho horas al día.

Estas coberturas permiten a los hogares de menores ingresos un consumo básico de subsistencia subsidiado, definido por la Resolución UPME 355 de 2004. Se debe tener en cuenta que son sujeto de subsidio los consumos menores al de subsistencia, que han disminuido gradualmente, como se observa en la tabla 1.1.


Tabla 1.1
Consumo de subsistencia sujeto de subsidio para los estratos 1, 2 y 3

Consumo de subsistencia KW/mes
Año Altura<1000m Altura≥1000m
2004 (desde 01-08-04) 193 182
2005 186 165
2006 179 147
2007 en adelante 173 130

Nota: adaptado de Resolución 355 de 2004, art. 1.

El asunto de la demanda residencial de energía eléctrica amerita una discusión bioética a partir del principio de responsabilidad propuesto por Jonas –que será objeto del capítulo cuatro– debido a la incertidumbre asociada con el deterioro ambiental; este exige moderación y frugalidad en las intenciones de satisfacer nuestras pretensiones, como lo señalan Schramm y Kottow (2001). Dicho principio estimula el uso racional de la energía desde el lado de la demanda y propicia el consumo responsable.

El comportamiento de la política tarifaria del sector residencial y su relación con la capacidad de pago, aspecto ya mencionado, conlleva una cuestión bioética esencial que será abordada críticamente desde la justicia como equidad de Rawls (2002), es decir, buscar que todas las personas puedan disfrutar de los bienes que son imprescindibles, elevar al máximo las posibilidades económicas de los más vulnerables y priorizar la equidad sobre la eficiencia.

Desde la perspectiva bioética, el asunto de la cobertura, el acceso y el mínimo vital de energía eléctrica6 será abordado de acuerdo con la noción de protección definida por Schramm y Kottow (2001). Para ellos, la protección se sustenta en el concepto de Estado –pues este tiene la obligación de proteger la integridad física y patrimonial de sus ciudadanos– y más específicamente en lo que se conoce como “Estado de bienestar”. En ese sentido, con respecto a la energía eléctrica la idea de protección es elemental, debido a la necesidad que tienen los hogares más vulnerables, independientemente de su capacidad de pago, de acceder a un servicio básico.

En síntesis, la producción de energía eléctrica en Colombia conlleva importantes impactos ambientales, sociales y de salud humana. En la demanda residencial se presentan problemas de accesibilidad, consumo no sostenible e inequidad en las tarifas, los cuales tienen consecuencias como la pobreza energética.

Los problemas enunciados concuerdan con el planteamiento de Neira (2008, pp. 156-157) según el cual algunos de los principales retos bioéticos en América Latina se relacionan con los problemas ambientales y la pobreza. Cuestiones como el agotamiento de la capa de ozono, la contaminación, la construcción de grandes proyectos hidráulicos, la deforestación, la instrumentalización de la naturaleza y el maltrato animal, entre otros, desbordan las fronteras nacionales e impactan a las personas más vulnerables.