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Moreno Lugo, Miguel

Los Estudios Generales y la Universidad Tomística de Santa Fe de Bogotá / Miguel Moreno Lugo, [y otros tres autores]; Editor; Édgar Arturo Ramírez Barreto, Bogotá: Universidad Santo Tomás, 2019.

124 páginas

Incluye referencias bibliográficas

E-ISBN: 978-958-782-201-4

1. Universidad Santo Tomás - Historia 2. Universidades eclesiásticas –Historia - Colombia 3. Monasticismo y órdenes religiosas - Historia 4. Educación – Historia - Colombia

CDD 378.09                 CRAI-USTA-Bogotá

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© Édgar Arturo Ramírez Barreto, editor

© Miguel Moreno Lugo, Juan Sebastián Ballén Rodríguez, Francisco Javier Yate Rodríguez y Édgar Arturo Ramírez Barreto

© Universidad Santo Tomás

Ediciones USTA

Bogotá, D.C., Colombia

Teléfono: (+571) 587 8797, ext. 2991

editorial@usantotomas.edu.co

http://ediciones.usta.edu.co

Corrección de estilo: Ludwing Cepeda Aparicio

Diagramación: Myriam Enciso Fonseca

Diseño de carátula: Juliana Pardo Torres

Imagen de carátula: representación pictórica del antiguo Convento de Nuestra Señora del Rosario de la Orden de Predicadores

Hecho el depósito que establece la ley

E-ISBN: 978-958-782-201-4

Primera edición, 2019

Se prohíbe la reproducción total o parcial de

esta obra, por cualquier medio, sin la autorización

expresa del titular de los derechos.

Conversión a epub

Manuvo Colombia SAS/ Mákina Editorial

https://makinaeditorial.com/

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

LA UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS: UN MODELO DE UNIVERSIDAD DE ESTUDIO GENERAL

MIGUEL MORENO LUGO

Introducción

Modelos universitarios en España: salamantino y alcaíno

Sobre el Colegio y la Universidad

La Tomística

Conclusiones

Referencias

LIBERTAD Y TRADICIÓN: LOS ESTUDIOS GENERALES Y EL DEVENIR HISTÓRICO DE LA UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS

JUAN SEBASTIÁN BALLÉN RODRÍGUEZ

Introducción a la problemática

Las humanidades y la historia de las corporaciones universitarias en la Colonia

La segunda escolástica española y el humanismo individualista

Libertad, autoridad y laicidad: la formación integral en perspectiva al proyecto educativo dominicano

Conclusiones

Referencias

DEL ESTUDIO GENERAL A LA UNIVERSIDAD DE ESTUDIO GENERAL

FRANCISCO JAVIER YATE RODRÍGUEZ

¿Studium Generale o Studia Generalia?

Del Estudio General a la Universidad

El Estudio General y las Artes Liberales

El Estudio General en la Orden de Predicadores y la Universidad de Estudio General

Referencias

EL ESTUDIO GENERAL DE LA ORDEN DE PREDICADORES Y LA UNIVERSIDAD TOMÍSTICA DE ESTUDIOS GENERALES EN LA NUEVA GRANADA

ÉDGAR ARTURO RAMÍREZ BARRETO

Los Estudios Generales en la Orden de Predicadores

Los Estudios Generales conventuales frente a la Universidad

Las universidades en la América hispánica

Los estudios en el Convento Dominicano de la Virgen del Rosario en Santafé de Bogotá

Referencias

SOBRE LOS AUTORES

Introducción

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El libro que aquí se presenta es el resultado de investigación de la X Convocatoria USTA Fodeín 2016. Pero la indagación acerca de los temas históricos concernientes a la Tomística y a la Orden de Predicadores no se restringe a esta convocatoria. El grupo de investigación que aquí presenta sus resultados ha participado en anteriores proyectos, abordando asuntos coincidentes, y en el continuo análisis de las temáticas que surgen en relación con la Universidad Tomística, tanto en el periodo hispánico como en el republicano.

Los investigadores se han dedicado, en principio, a la revisión de las fuentes secundarias que han conformado la imagen de la Orden de Predicadores y de la Tomística a través de la historia de Colombia; es decir, su huella en la educación, la cultura, la sociedad y la política. Y con respecto a la Tomística, no han dejado de explorar las circunstancias de su fundación, sus planes de estudio y currículos; las discrepancias ante las reformas borbónicas y el Plan Moreno y Escandón; su papel al comienzo del periodo republicano, o su restauración en el siglo XX. Estos son algunos de los temas más estudiados pero que, al mismo tiempo, inspiran preguntas, la posibilidad de otros relatos con base en nuevas investigaciones y el descubrimiento de fuentes primarias.

Por esto, no se ha querido desaprovechar la posibilidad de revisar y comparar estas temáticas de investigación con el Archivo Histórico de la Provincia San Luis Bertrán, fuente primaria que no deja de requerir tiempo y dedicación para encontrar el modo de hacerla conversar con los autores tradicionales y sus interpretaciones.

Dentro de este marco, la pregunta que originalmente se planteó para el proyecto de la X Convocatoria fue la siguiente: ¿cómo inciden el espíritu de la Orden de Predicadores y los Estudios Superiores de la Universidad Tomística en los ámbitos educativos, científicos y políticos de la sociedad neogranadina y colombiana?

Esta pregunta se proyectó más que todo en el horizonte histórico hispánico con el ánimo de que cada investigador definiese su propuesta desde el hilo temático que ya había estado desarrollando. Sin embargo, la misma pregunta no dejaba de apuntar reflexivamente hacia el contenido de aquello que fuera, y que continúa siendo, la formación en el espíritu de Orden de Predicadores y, también, de acuerdo a nuestro proyecto, a la esencia de los estudios superiores de Universidad Tomística en la Colonia; lo cual, además, motivaba la pregunta de si se debe diferenciar, en este punto, entre los estudios de la Orden y los de la Universidad: ¿son dos cosas distintas o se habla de lo mismo?

La indagación condujo, entonces, a un evidente factor común: los Estudios Generales. Se encontró que tanto la Orden de Predicadores como la Universidad Tomística en la Nueva Granada hicieron uso de esta expresión, así que la nueva pregunta, la que definitivamente orienta nuestra investigación y se concreta en los capítulos de este libro, es la siguiente: ¿cuál es el carácter de los Estudios Generales tanto en la Orden de Predicadores como en la Universidad Tomística? La cual también indaga por: ¿qué significa y qué sentido tiene esta concepción tanto en la Orden de Predicadores y en la Universidad Tomística del periodo hispánico?

Entonces, la invitación es a continuar con la lectura de los capítulos de este libro y acompañar los distintos recorridos de los autores para responder a las preguntas aquí planteadas.

ÉDGAR ARTURO RAMÍREZ BARRETO

La Universidad Santo Tomás: un modelo de universidad de Estudio General

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MIGUEL MORENO LUGO*

Introducción

En este capítulo se quiere responder, en pocas páginas, a cuál es el modelo de Universidad que después de 436 años sigue siendo fiel al carisma que la originó.

Las constituciones de los estudios dominicos que tenemos a nuestro alcance se refieren exclusivamente a la formación de los frailes; esa condición impone un desafío adicional a este trabajo en la medida en que nuestra tarea consiste en hablar específicamente de la Universidad como Institución. Por lo tanto, no se referirá este capítulo a la formación de frailes, sino a la Universidad que ellos crearon como Universidad dominicana, de Estudio General, católica y tomista.

De esta manera, y en razón a las limitaciones que el libro exige para este capítulo, en primer lugar, se hará una muy sucinta revisión de los modelos de universidad española que impactaron notablemente al nuevo mundo; en segundo lugar, hablaremos del modelo de colegio-universidad que se dio en la colonia; finalmente, mencionaremos algunos apuntes que permiten comprender cómo se desarrolló el modelo de Estudio General en la tomística hasta su restauración en 1965.

Modelos universitarios en España: salamantino y alcaíno

Si hay dos coordenadas que deben considerarse para pensar a Occidente son, de una parte, la cristiandad y, de otra, el fenómeno universitario. Esto en razón a que la primera le dio una idea de orden social y la segunda se refiere a cómo la institución universitaria permitió desarrollar muchas implicaciones de la ontología que el cristianismo exigía para ser posible su proyecto de orbe cristiano. Es así como los estudios de gramática, teología, derecho, medicina y artes moldearon a Occidente de acuerdo al deber ser que la religión católica y la monarquía cristiana imponían.

La institución de la enseñanza era una práctica más o menos común, poco organizada, pero que progresivamente se iba expandiendo desde Europa. Previamente, el continente había conocido la experiencia de las escuelas y, en especial, las de traductores de los saberes árabes. La práctica era reconocida por diferentes nombres, según la época y el lugar, pero en general los nombres más recurrentes eran los de scholas, escuelas, academia, estudio, studium, studium solemne, studium generale y universitas. En España, el nombre de Estudio General fue el más recurrente, y ya en 1225 se le adhirió a Salamanca. Estas instituciones tenían privilegios reales, del papado o ambos; su principal instrumento de poder era el monopolio para otorgar grados que acreditaban a sus egresados para ejercer cargos públicos y reconocimiento social a través de la licentia docendi1. Sin embargo, era el papa o el emperador quienes podían otorgar a quien se graduaba el ius ubique docendi2. Este título determinaba hasta qué punto un studium tenía la categoría de Escuela Universitaria (Santiago Otero, 1996), ya que permitía enseñar en cualquier lugar de la cristiandad. Hay que tener en cuenta que Bolonia, en la Facultad de Derecho, y París, en Teología, tenían el atributo de que sus licentia docendi facultaban a sus egresados para enseñar en cualquier Estudio General.

Sea como fuere, desde su concepción hasta hoy, es en las partidas de Alfonso X el Sabio donde se encuentra la mejor definición de Estudio o Universidad que pueda encontrarse para referirse a la institución desde esa época hasta casi el siglo XIX, debido a que con los modelos napoleónicos, humboldtianos, de politécnicos y de universidades empresariales esta naturaleza original cambió:

Estudio es ayuntamiento de maestros et de escolares que es fecho en algunt logar con voluntad et con entendimiento de aprender los saheres: et son dos maneras dél; la una es á que dicen estudio general en que ha maestros de las artes, así como de gramática, et de lógica, et de retórica, et de arismética, et de geometria, et de musica et de astronomia, et otmsi en que ha maestros de decretos et seńores de leyes: et este estudio debe seer establescido por mandato de papa, ó deemperador ó de rey. La segunda manera es á que dicen estudio parartida que quier tanto decir como cuando algunt maestro amuestra en alguna villa apartadamente á pocos escolares; et tal como este puede mandar facer perlado ó concejo de algunt logat. (Barcala Muñoz, 1985)

En esa medida, podemos comprender que después del renacimiento carolingio surgieron dos modelos de casas de estudio:

La forma de Universitas Scholarium (comunidad o gremio de estudiantes) y posteriormente Universitas Magistroum (comunidad o gremio de maestros). Este señalamiento nos parece importante, ya que, en el primer caso, los grupos organizados de estudiantes contrataban maestros para que les impartieran formación básica y formación profesional en medicina, derecho o teología. Los estudiantes regían la Universitas y el rector era un estudiante; el prototipo fue la Universidad de Bolonia. En el segundo caso, los maestros ofrecían los mismos servicios a los jóvenes, pero eran los docentes quienes regían y el rector era un maestro; en este caso, el prototipo fue la Universidad de París. (Arredondo Vega, 2011, p. XX)

Así pues, siguiendo a Arredondo, vemos que el modelo universitario buscaba cumplir con tres características fundamentales: primero, que estuviera abierto a estudiantes de cualquier parte; segundo, que se impartiera enseñanza superior en facultades y, finalmente, que existieran muchos maestros para enseñar las diferentes cátedras (Santiago-Otero, 1996). Sin embargo, estos rasgos comunes se derivan de los modelos universitarios que había en la Edad Media.

En efecto, para Peset y García (Peset & García Trobat, 2013), por su posición geográfica, el modelo boloñés estaba a medio camino entre el papado y el imperio. Muchos de sus miembros eran güelfos que formaban sociedades con algún maestro que les enseñara y le pagaban por medio de una colecta para adquirir algún grado o título, pero el ayuntamiento empezó a ofrecer los cursos y a atacar a los güelfos que optaban por esta opción de estudios. Federico I, Barbarroja, los defiende, pero los deja bajo jurisdicción de un obispo —tal como lo había hecho Justiniano en la escuela de derecho de Beirut. Los estudiantes de cada nación nombraban sus procuradores y consiliarios. Los profesores eran designados por los escolares y los rectores; estos últimos señalaban las materias y puntos que se estaría bien explicar. Los doctores que fungían como examinadores para los graduados no hacían parte de la universidad. Por su postura güelfa, Honorio III nombró al archidiácono de la catedral de Bolonia para que otorgara solemnemente los grados.

El segundo modelo que nos refieren los autores es el modelo parisino, el cual surge en torno a Nôtre Dame, principalmente formada por maestros de artes de diferentes regiones; un delegado de cada nación: la isla de Francia, la normanda, la picada y la inglesa elegían al rector. Surgió como una corporación universitaria del enfrentamiento entre maestros y estudiantes con el maestrescuela de la catedral, que, por sus exigencias en la concesión de grados, pretendía también que le juraran obediencia con la pérdida de autonomía y privilegios. Inocencio III, al optar por la corporación de maestros, le dio la fisonomía que la caracterizaría.

Finalmente, el tercer modelo provino de Oxford. En este modelo no existía la figura de rector, sino que había un canciller designado por el obispo, que fue perpetuo después del siglo XV. En las universidades inglesas, las residencias y los colegios tuvieron mucha importancia; por lo general fueron fundados y dotados por prelados o nobles, de manera que eran más autónomos; el rector del colegio era nombrado por los profesores o por el rey directamente. También existía la figura de un tutor, nombrado por el rector, que ayudaba y dirigía el estudio de los alumnos. La enseñanza se concentra en los colegios, mientras que la universidad se interesaba más en los grados.

En síntesis, podemos decir que de una parte estaba el modelo de Bolonia, que se caracterizaba porque el rector era elegido entre los colegas y, por otro, el modelo de París, en el que el rector era impuesto por una autoridad (el rey o un obispo). Hernández y Casado nos refieren que la máxima evolución de esos modelos fue la fórmula colegio-universidad, Convento-Universidad o Seminario-Universidad; estos se destacan por el carácter colegiado que imprimieron a su vida académica y se constituyeron en el modelo que más se implantó en América. Los colegios-universidad (menor) de San Antonio de Portaceli de Sigüenza (1489), el Mayor de San Ildefonso (1543) y la Universidad de Alcalá de Henares (1499) fueron las instituciones más destacadas que acogieron este modelo. Por lo general, la universidad se alojaba en un colegio o un convento previamente fundado; en razón de ello, los cargos como los de procuradores y consiliarios eran designados por los colegiales a través del voto (Hernández González & Casado Arboniés, 2004).

En un primer momento, estas fundaciones fueron patrocinadas por personas que hicieron las veces de sus protectores y patrocinadores; el fundador, por lo general un mecenas, un religioso o un ayuntamiento tenía que alojar un cierto número de estudiantes becados, debía adoptar algunas cátedras, pedir las licencias de autoridad secular y eclesiástica, pedir autorización para otorgar grados, conseguir los edificios y procurar cómo sostener a través de las rentas toda la organización. Sin embargo, para mediados del siglo XV, la distinción entre universitas y studium generale se perdió. Prácticamente eran sinónimos. A veces la diferencia radicaba más en el modelo de universidad que se ostentaba, ya que esa condición podría indicar la orientación del instituto: París en teología, Bolonia en leyes y Salerno en medicina. Bolonia proporcionaba el modelo de universidad de estudiantes, París el modelo de universidad de maestros (Magallón Ibarra, 2002). Cada nueva universidad debía inscribirse en un modelo de universidad, como fue el caso de la Tomística, que al ser fundada como Convento-Universidad fue alcaína, pero después fue reconocida como hija de Salamanca y “la corona dispuso que en cuanto a colación de grados se atuviera a las prácticas de Lima, hija legítima de Salamanca, cuya imagen reprodujo en sus leyes y costumbre” (Rodríguez Cruz, 2008, p. 83). Ahora bien, para señalar cómo los grandes modelos universitarios heredados por España se implantaron en América debemos tener en cuenta, por lo menos, los aspectos que se mencionan a continuación.

Primero, España, desde siempre, ha sido un caso especial en la historia de Europa. En algunos momentos, su distancia con grandes centros de desarrollo como Roma, Alejandría o Estambul hicieron de ella una región rezagada en múltiples aspectos científicos y culturales. De igual modo, su cercanía con África la permeó de muchas costumbres y usos mediterráneos que afectaron su semblante. Finalmente, esa posición geográfica fue la que le dio la oportunidad de encontrar un Nuevo Mundo, siendo ella la principal transmisora del orden europeo (cultura, religión, lengua, política, etc.); es decir, América conoció a Europa a través de los ojos del español. Por último, su tibetanismo contrarreformista (Marquínez Argote, 2001) la aisló de muchos desarrollos del mundo moderno, de aquí que en la Nueva Granada se haya desarrollado la segunda escolástica.

Segundo, en algún momento de la historia no fue tan clara la línea divisoria de un modelo a otro. Para algunos, Estudio General o Universidad eran sinónimos; para otros, el primero fue el paso previo para ser universidad. En tercer lugar, se refiere a que en muchos casos hubo Estudios Generales o corporaciones de maestros y estudiantes con la voluntad de enseñar y aprender que “no tenían su documentación al día” (Santiago-Otero, p. 49); es decir, se elevaba solicitud a la Corona o al Papado y la respuesta tardaba años. En otras ocasiones, llegaba una de las dos licencias, pero no había ninguna institución funcionando y, en otros casos, con ser declarada pontificia era suficiente. Igualmente, en ocasiones la suficiencia se obtenía con el Pase Regio; ejemplo de estas situaciones fue la larga disputa entre jesuitas y dominicos en la Nueva Granada o en Santo Domingo entre las universidades de Santiago de la Paz y la Santo Tomás. En algunos momentos, si no se tenían los dos documentos para afirmar que era una institución regia y pontificia, no se reconocía su legitimidad (Woods, 2005)3. El cuarto aspecto se refiere a que, debido a la manera particular en que se dieron los hechos en América en los ámbitos políticos, económicos y sociales, la creación, funcionamiento, cierres y restauraciones de universidades fue más allá de un aspecto puramente académico, un juego de intrigas e intereses particulares donde se defendían dispositivos de poder que modificaron la sociedad y las estructuras coloniales en muchos aspectos.