Un monstruo muy triste

Blanca Álvarez

Ilustraciones de Tesa González

Dedicado al cuadro de Joan Miró Femme en transe par la fuit del êtoiles filantes (1969, Centro de Arte Reina Sofía)

–¡Vete, sal de ahí, monstruo!

A Catalina apenas le sale la voz del cuerpo, pero ha decidido que no llamará a mamá Lucía ni, mucho menos, a su hermano mayor Aitor.

–¡Miedica, miedica...! Los monstruos no existen. ¡Pequeñaza!

Seguro que se burlaría de ella, como siempre. Catalina quiere ser tan mayor y tan fuerte como Aitor, que ya tiene nueve años y no ve monstruos bajo la cama como ella. Claro que Catalina solo ha cumplido seis hace unas semanas.

–Venga, sal –casi suplica la niña, sin atreverse a asomar la nariz bajo la cama–. Si no sales, llamaré a mi mamá para que te saque a escobazos.

En realidad, mamá Lucía no utiliza escoba, pero, en los cuentos, todas las poderosas brujas llevan una larga escoba. Algún poder tendrán las escobas, piensa Además, le serio monstruos aspiradora.