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Mito y realidad, Saúl Sánchez Barbosa

Democracia y desplazamiento
durante la guerra civil colombiana

 

Democracia y desplazamiento durante la guerra civil colombiana

Resumen

Democracia y desplazamiento durante la guerra civil colombiana es uno de los pocos libros disponibles en inglés y en español que ofrecen una visión integral sobre la guerra civil colombiana y la guerra contra las drogas. Abbey Steele se basa en su original investigación de campo y en el trabajo de académicos colombianos, para proporcionar una perspectiva amplia sobre los conflictos políticos del país. Steele muestra la manera en que las reformas políticas adelantadas en el contexto de la guerra civil colombiana produjeron consecuencias inesperadas y dramáticas: la implementación de elecciones puso al descubierto las lealtades políticas de los ciudadanos y permitió a los grupos armados contrainsurgentes poner en marcha una campaña de limpieza política en contra de civiles señalados por su supuesta lealtad a la insurgencia.

A partir del análisis conjunto de evidencia recopilada en archivos poco accesibles, más de doscientas entrevistas e información cuantitativa procedente de bases de datos gubernamentales sobre desplazamiento, Steele vincula el desarrollo político colombiano y la trayectoria de la guerra civil que se ha librado en el país con estrategias de desplazamiento intencionado. A partir de los conceptos de identificación de objetivos militares colectivos (collective targeting) y limpieza política, Steele trasciende nuestras preconcepciones sobre los patrones de la limpieza étnica, pues aborda casos de civiles que salen expulsados de sus comunidades debido a razones que difieren de los atributos étnicos.

Palabras clave: Ciencia política, historia, Colombia, siglo XX, guerra civil, violencia política, desplazamiento forzado.

Democracy and Displacement in Colombia’s Civil War

Abstract

Democracy and Displacement in Colombia’s Civil War is one of few books available in English to provide an overview of the Colombian civil war and drug war. Abbey Steele draws on her own original field research as well as on Colombian scholars’ work in Spanish to provide an expansive view of the country’s political conflicts. Steele shows how political reforms in the context of Colombia’s ongoing civil war produced unexpected, dramatic consequences: democratic elections revealed Colombian citizens’ political loyalties and allowed counterinsurgent armed groups to implement a political cleansing campaign against civilians perceived as loyal to insurgents.

Combining evidence collected from remote archives, more than two hundred interviews, and quantitative data from the government’s displacement registry, Steele connects Colombia’s political development and the course of its civil war to purposeful displacement. By introducing the concepts of collective targeting and political cleansing, Steele expands what we already know about patterns of ethnic cleansing to cases where expulsion of civilians from their communities is based on nonethnic traits.

Keywords: Political Science, History, Colombia, Twentieth century, civil war, political violence, forced displacement.

Citación sugerida/Suggested citation

Steele, Abbey. 2019. Democracia y desplazamiento durante la guerra civil colombiana. Traducción de Santiago Paredes Cisneros. Bogotá, D. C.: Editorial Universidad del Rosario.

https://doi.org/10.12804/th9789587843682

Democracia y
desplazamiento
durante la guerra civil
colombiana

Abbey Steele

Traducción de

Santiago Paredes Cisneros

Steele, Abbey

Democracia y desplazamiento durante la guerra civil colombiana /Abbey Steele; traducción de Santiago Paredes Cisneros.

– Bogotá: Universidad del Rosario, 2020.

xxiii, 266 páginas.

Incluye referencias bibliográficas.

1. Desplazados por la violencia – Colombia – Relatos personales 2. Conflicto armado – Colombia 3. Violencia política – Colombia 4. Desplazamiento forzado – Colombia – Relatos personales 4. Colombia – Política y gobierno I. Paredes Cisneros, Santiago, traductor. II. Universidad del Rosario. III. Título.

 

303.609861 SCDD 20

Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. CRAI

SANN

Octubre 30 de 2019

Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995

Ciencias Humanas

© Editorial Universidad del Rosario

© Universidad del Rosario

© Abbey Steele

© Santiago Paredes Cisneros, por la traducción

Edición en inglés: Steele, Abbey. 2017. Democracy and Displacement in Colombia’s Civil War. Ithaca: Cornell University Press.

Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 No. 12B-41, of. 501

Tel: 2970200 Ext. 3112

editorial.urosario.edu.co

Primera edición en español: Bogotá D. C., enero de 2020

ISBN: 978-958-784-367-5 (impreso)

ISBN: 978-958-784-368-2 (ePub)

ISBN: 978-958-784-369-9 (pdf)

https://doi.org/10.12804/th9789587843682

Coordinación editorial: Editorial Universidad del Rosario

Diseño de cubierta: Juan Ramírez

Imagen de cubierta: Cartografías de escape, (Cúpulas celestes No. 5) de Luis Carlos Tovar

Diagramación: Precolombi EU-David Reyes

Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

Hecho en Colombia

Made in Colombia

Los conceptos y opiniones de esta obra son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no comprometen a la Universidad ni sus políticas institucionales.

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo por escrito de la Editorial Universidad del Rosario.

Contenido

Lista de tablas y figuras

Lista de abreviaturas

Nota sobre pseudónimos y entrevistas

Prefacio

Desconcierto. Desplazamiento en el marco de guerras civiles

Objetivos militares colectivos, limpieza política y reformas democráticas durante la guerra civil

Evidencia sobre Colombia

Estructura del libro

1. Caracterización y explicación del desplazamiento asociado con la guerra

Una definición del desplazamiento asociado con la guerra

El contexto: guerras civiles irregulares

Lealtad y cooperación

Objetivos militares selectivos, indiscriminados y colectivos

Reacciones de la población civil y formas de desplazamiento: huida, reubicación y limpieza

Resistencia ante la limpieza política

Límites conceptuales

Una teoría sobre la identificación de objetivos militares colectivos y la limpieza política

Rivalidad y conquista territorial

La identificación del desleal

Variaciones y limitaciones de la identificación de objetivos militares colectivos y de la limpieza política

Implicaciones

Diseño de la investigación

2. El desplazamiento durante La Violencia, su legado y los orígenes de la guerra contemporánea en Colombia

La geografía política de Colombia

La Violencia

El Golpe de Estado de 1953, las repúblicas independientes y el Frente Nacional

El desplazamiento y su legado

Los insurgentes y los desplazados

El fomento de lealtades en las regiones colonizadas

Represión y resistencia

Paramilitares, narcotraficantes y soldados desertores: la alianza contrainsurgente

3. La guerra civil colombiana contemporánea, 1986-2012

El ascenso de las FARC

Expansión paramilitar

Resurgimiento del estado

Desmovilización, reintegración y tentativas de paz

Violencia y desplazamiento

Patrones de violencia

El surgimiento y la expansión del desplazamiento durante la guerra contemporánea

4. Reformas democráticas y surgimiento de la limpieza política en Colombia

Representación y participación

La Unión Patriótica

Elección de alcaldes

Reacción violenta

La guerra sucia

Identificación de objetivos militares colectivos y limpieza política

Implicaciones y análisis

5. Limpieza política y resistencia en Apartadó

El Urabá y Apartadó

Insurgencia y lealtades políticas

La contrainsurgencia

Documentar y explicar la limpieza política en Apartadó

Los datos

Comparaciones

Análisis

Salvedades

Identificación de objetivos militares colectivos, limpieza política y resistencia

Limpieza política en la ciudad

Resistencia rural

6. La política del desplazamiento en Colombia

Desplazamiento y reformas democráticas en Colombia

Datos

Comparación bivariada

Análisis econométrico

Conclusiones. Democracia, desplazamiento y estado

Desplazamiento y limpieza política más allá de Colombia

Contribuciones teóricas y proyecciones analíticas

Apéndice

Bibliografía

Lista de tablas y figuras

Tabla 1.1. Objetivos usados por grupos armados y formas de desplazamiento de civiles

Tabla 4.1. Municipios y desplazamiento relacionados con la UP

Tabla 5.1. Estadísticas descriptivas elaboradas a partir de los censos electorales de Apartadó de 1991 y 1998

Tabla 5.2. Diferencia en medias de la proporción de personas que abandonaron áreas en las que hubo puestos de votación (urbanos o rurales), fueran o no de la UP, en Apartadó, 1991-1998

Tabla 5.3. Estadísticas descriptivas elaboradas a partir del censo electoral de Apartadó de 1991 y la base de datos del Sisbén, 2003-2007

Tabla 5.4. Proporción de votos obtenidos por la UP en 1991 y ausencias en los barrios urbanos de Apartadó en 2003

Tabla 5.5. Proporción de votos obtenidos por la UP en 1991 y ausencias en las comunidades rurales de Apartadó en 2003

Tabla 5.6. Datos globales del censo electoral y registro de votantes de Apartadó

Tabla 6.1. Estadísticas descriptivas

Tabla 6.2. Promedio de la proporción de votos obtenidos por la UP, 1988-1997, y desplazamiento según municipio, 1998-2006

Tabla 6.3. Modelos e indicadores alternativos de violencia tomados de la información de la Policía

Tabla 6.4. Modelos de dependencia espacial

Tabla A.1. Principales modelos construidos a partir de información del CEDE sobre violencia.

Tabla A.2. Principales modelos OLS elaborados con base en desplazados internos proporcionales a la población de 1993

Tabla A.3. Principales modelos OLS elaborados a partir de un indicador variable (dummy) para la actividad de la UP y escaños obtenidos por el partido

Tabla A.4. Principales modelos que excluyen valores atípicos con respecto a la proporción de votos para la UP

Figura 2.1. Mapa de Colombia

Figura 3.1. Asesinatos selectivos en Colombia, 1984-2012

Figura 3.2. Víctimas de masacres en Colombia, 1984-2012

Figura 3.3. Víctimas de secuestros en Colombia, 1984-2012

Figura 3.4. Desplazados internos en Colombia, 1985-2006

Figura 3.5. DI proporcionales a la población colombiana registrada en 1993 distribuida por municipios, 1998-2006

Figura 3.6. Recepción de DI proporcionales a la población colombiana registrada en 1993 distribuida por municipios, 1998-2006

Figura 3.7. Cronología de eventos clave de la historia colombiana

Figura 4.1. Desplazamiento procedente de municipios que apoyaban y que no apoyaban a la UP, 1993-2006

Figura 5.1. Región del Urabá y municipio de Apartadó (sombreado)

Figura 5.2. La ciudad de Apartadó y los corregimientos que la rodean

Figura 5.3. Las comunas de Apartadó

Figura 5.4. Resultados electorales en Apartadó registrados de acuerdo con puesto de votación

Figura 5.5. Proporción de residentes que se fueron de Apartadó entre 1991 y 1998, según puesto de votación y votos obtenidos por la UP

Figura 5.6. Probabilidad proyectada de abandonar la ciudad de Apartadó, con base en la proporción de votos obtenidos por la UP en el puesto de votación más cercano, 1991-2003

Figura 5.7. Probabilidad prevista de abandonar las áreas rurales de Apartadó, con base en la proporción de votos obtenidos por la UP en el puesto de votación más cercano al lugar de residencia, 1991-2003. Probabilidad prevista para un hombre que se va de la ciudad de Apartadó, con estrato socioeconómico (ES) y edad tomados como la media

Figura 6.1. Medias de DI, 1998-2006, según presencia de la UP entre 1990 y 1997

Figura 6.2. Total de DI, 1998-2006. Proporción de votos obtenidos por la UP, 1990-1997

Lista de abreviaturas

ACCU

Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá

AUC

Autodefensas Unidas de Colombia

CNP

Cuerpo Nacional de Policía

ELN

Ejército de Liberación Nacional

EPL

Ejército Popular de Liberación

FARC

Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia

GMH

Grupo de Memoria Histórica

GC

Gobierno colombiano

DI

Desplazado(s) interno(s)

PCC

Partido Comunista de Colombia

PC-ML

Partido Comunista de Colombia – Marxista-Leninista

UP

Unión Patriótica

Nota sobre pseudónimos y entrevistas

En algunos casos, he asignado pseudónimos a las personas entrevistadas, con el fin de proteger su identidad. Los pseudónimos han sido atribuidos al primer nombre de cada uno de los entrevistados. Aquellas personas identificadas con nombre y apellido son figuras públicas y sus nombres no han sido cambiados. Hice todas las entrevistas en español y solamente interpelé a ciudadanos colombianos. Incluyo los fragmentos de sus testimonios con base en mis anotaciones.

A aquellos familiarizados con los terribles abusos sufridos por las víctimas de esta y otras guerras, la teorización académica puede parecer insensible, oportunista e incluso obscena. El lenguaje neutral de las ciencias sociales nunca podrá hacerle justicia a la articulación de la enormidad del sufrimiento durante la guerra, pero ese esfuerzo en mejor dejárselo a periodistas, novelistas y poetas. Como científicos sociales, nuestro trabajo es más modesto. Ofrecemos herramientas explicativas para ilustrar las fuerzas sociales que causan y moldean los patrones de la miseria humanas. Es difícil decir si esto provee o no algún beneficio tangible para el mundo.

James Ron, FRONTIERS AND GHETTOS

En memoria de mi padre,

J. Fred Steele

¡¡Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón!! Lo ofrezco al perdón tanto de la guerrilla que nos desplazó y secuestró a mi padre, como de los paramilitares quienes cegaron su vida y nos quitaron nuestras tierras. Ya no vale la pena seguir cultivando la rabia y el odio que nos dejaron estas heridas. ¡Es tiempo de sanar, es tiempo de mirarnos y reconocernos y saber que esta es nuestra tierra y solo juntos y en paz la haremos florecer!

Enilda Jiménez

Prefacio

Visité Colombia por primera vez en enero de 2002. Durante ese año, junto con algunos amigos, puse en marcha un taller informal orientado a trabajar con adolescentes que residían en Altos de Cazucá, un barrio ubicado al sur de Bogotá. En su mayoría, los residentes son oriundos de otras partes del país. En la medida de lo posible, edifican de la manera menos inestable las casas en las que viven, que se aferran a las estribaciones andinas de la Cordillera Oriental. Muchos de ellos son desplazados, víctimas de la guerra civil.1 En ese entonces, comencé a preguntarme qué había hecho que las familias llegaran al barrio, llamado de forma pretensiosa “El Progreso”. Así que me planteé interrogantes como: ¿De dónde eran originarios? ¿Por qué se habían asentado en El Progreso? ¿A quiénes habían tenido que abandonar? ¿Pensaban regresar en algún momento a sus lugares de origen? Sin embargo, sentí timidez de preguntar, preocupada de que alguien pudiera sentirse incómodo.

Apenas un mes después de mi llegada, acabaron los diálogos de paz que habían comenzado tres años antes entre el gobierno nacional y las FARC, la insurgencia armada más grande de Colombia. Bogotá se estremeció con nerviosismo debido a la posibilidad de un ataque terrorista de las FARC. Al final, una agresión se produjo pocos meses después, en agosto, durante la posesión de Álvaro Uribe, quien hacía poco había sido elegido presidente. Los proyectiles de mortero usados en el ataque dejaron quince personas muertas y cuarenta heridas.

Una vez por semana asistía a una clase nocturna en la aclamada Universidad Nacional de Colombia, en la que existe una imagen del Che Guevara pintada en uno de los edificios de la plaza principal del campus. Mi clase, impartida por Donny Meertens, transcurría en un edificio espléndido diseñado por Rogelio Salmona, que era uno de los pocos que no habían sido pintados con grafitis como “fuera gringos” y “Camilo Torres, presente”. Más de una vez llegué al campus y encontré las puertas cerradas. De vez en cuando, las protestas estudiantiles conducían a que la universidad quedara clausurada. Incluso, en una ocasión, una tanqueta de la Policía había quedado abandonada frente a una de las puertas del campus.

A pesar de la incertidumbre que sobrevino después del fin de los diálogos de paz y de la inquietante vibración de la ciudad, Bogotá aún parecía estar alejada de la guerra. Nos encontrábamos refugiados en un altiplano (casi a 3.000 metros sobre el nivel del mar) y fuimos advertidos por oficiales de la embajada de los Estados Unidos para que no nos arriesgáramos a viajar fuera de la ciudad por carretera. Ese año, tomé varios vuelos que me llevaron a visitar otras ciudades: Cali, Cartagena, Barranquilla. Pero, en lugar de viajar a zonas afectadas de manera más directa por la guerra, lo que más pude aproximarme a la situación fue a través del diálogo con las personas que llegaban a las ciudades, desplazadas de sus hogares, de sus tierras y de sus comunidades, y que, en muchos casos, se encontraban sobrellevando con dificultad una nueva vida en casas inestables y en ciudades extrañas.

En 2006, cuando regresé a Colombia para comenzar el trabajo de campo para este libro, mi interés se centró en comprender las causas del desplazamiento. En ese momento sí pude visitar lugares en los cuales la guerra había sido experimentada de manera directa. La región del Urabá había padecido una temprana arremetida violenta, pero pasaba por un período de calma relativa en 2007. Aun así, creo que debí haber sido más cauta. Viajé sola en transporte público y solamente en algunas ocasiones recordaba avisar a mis amigos en Bogotá sobre dónde me encontraba. Asimismo, apenas dejaba que los desconocidos supusieran mi origen y me abstuve de ofrecer una historia coherente al respecto, debido a que me parecía complicado explicarme de manera convincente. Fue una decisión imprudente. En una ocasión, de forma sorpresiva, el conductor de un vehículo campero (usado en las vías sin pavimentar del país como alternativa al bus) supuso que yo era de Bogotá (“¿sus papás saben que está aquí?”). Después, visité una zona rural en la que el padre de un conocido se reunió conmigo y me llevó a un bar a las diez de la mañana. En ese lugar, agradecí haber sustituido la cerveza por el aguardiente, licor nacional anisado que él me invitó a probar. Cuando me encontré con una de las personas que quería entrevistar, mi contacto me presentó como su nuera europea (lo que intenté corregir más tarde en privado).

A pesar de mis traspiés, pude darme cuenta de que la región era vibrante y que en ella vivían personas comprometidas que estaban dispuestas a hablar conmigo de forma extensa acerca de sus experiencias. Muchos de ellos hablaron con orgullo acerca de su participación en el desarrollo de la ciudad de Apartadó, en la instauración de regulaciones laborales y en la configuración de la economía bananera. También visité Medellín, con el fin de rastrear personas que hubieran salido del Urabá y registrar sus historias. En esa tarea, encontré a varias personas con la ayuda de algunas ONG (organizaciones no gubernamentales) como Cedecis, dedicada a trabajar en las comunas enclavadas en las montañas que circundan la ciudad. Lo más complicado de esta labor fue apartar a las personas de su trabajo y de su familia para pedirles que compartieran conmigo sus historias dolorosas, con la certeza de que yo no podría ofrecer mucho a cambio.

Guardo la esperanza de que sus sacrificios no hayan sido en vano. En el mismo sentido, espero que este libro sean un reflejo fiel de sus experiencias. Asimismo, me gustaría que el trabajo pudiera resultar iluminador con respecto a patrones de desplazamiento en contextos de guerra civil, en especial, en la de Colombia. Si bien los hallazgos resultan desgarradores, quizás puedan contribuir a los esfuerzos que se adelantan en el país en materia de justicia y paz.

Este libro tiene la impronta de muchas personas con quienes estoy increíblemente agradecida. En primer lugar, agradezco a las innumerables personas que en Colombia hicieron posible este trabajo. Ante todo, estoy en deuda con los cientos de personas que de manera amable compartieron sus historias. Enilda Jiménez, Mario Agudelo y William Forero fueron en extremo generosos. Espero haber capturado la esencia de sus percepciones y recuerdos. Donny Meertens, Jorge Restrepo, Mauricio Romero, Consuelo Valdivieso y Pedro Valenzuela me proporcionaron apoyo y orientación en Bogotá. En especial, estoy agradecida con Ana María Ibáñez y Fabio Sánchez, quienes me acogieron en el Centro de Estudios de Desarrollo Económico (CEDE) de la Universidad de los Andes y en su vívido entorno durante mis estadías en Bogotá, y siempre me ayudaron a ubicar la información que necesitaba o compartieron la que tenían a su alcance. Andrés Gómez, Lizeth Herrera, Gloria Lema Vélez y Nidia Montoya fueron sumamente serviciales en Medellín. Ana Aldana, Mariana Blanco, Valentina Calderón, Juan Espinosa, Carolina Gómez, Luisa Lema Vélez, Claudia López, Andrés Mesa, Alf Onshuus, Eli Prado, Saúl Sánchez, Rebecca Tally, Harold Tenorio y Juan Vargas me brindaron serenidad, sabiduría y amistad, y transformaron Bogotá en mi segundo hogar.

Muchas otras personas me proporcionaron herramientas para tratar de entender los relatos que iba recolectando, así como el desplazamiento y la política. Contraje mi mayor deuda intelectual con Stathis Kalyvas, quien influyó de manera profunda en mi modo de pensar. Soy la científica social que he llegado a ser gracias a él. Libby Wood fue una mentora increíble, tanto en el aula como en el trabajo de campo, y me inspiró de forma constante para convertirme en una mejor académica y en una mejor persona. Habría resultado en extremo favorecida de haber tenido a Stathis o a Libby como directores. Es difícil dimensionar lo afortunada que he sido por haberlos tenido a ambos. Asimismo, la comunidad universitaria en Yale resultó invaluable. Adria Lawrence y Matt Kocher fueron amigos y confidentes que no solamente influyeron en mi forma de pensar, sino que me animaron en tiempos de crisis. Sue Stokes me impulsó a reflexionar más allá de Colombia y de las guerras civiles. Pierre Landry y Ian Shapiro también me alentaron y apoyaron. El Taller de Política Comparativa (Comparative Politics Workshop) y el grupo Orden, Conflicto y Violencia (Order, Conflict and Violence) moldearon el tipo de politóloga que soy. También, estoy muy agradecida con Jake Shapiro, quien me dio la oportunidad de continuar mi investigación en Colombia como investigadora posdoctoral. Su energía, que parece ser imparable, así como sus agudas intuiciones me forzaron a trabajar de forma más ardua y, espero, de manera más efectiva.

Varios años antes de cursar mi doctorado, Sheryl Kohl, David Patten, Jan Denman, Jeanne Hey, Sheila Croucher y Emile Haag me cautivaron, e influyeron en mi forma de ver el mundo, en los interrogantes que me planteo y en la manera en que trato de trasponer esa información en el papel. Adam Isacson se convirtió en un modelo de desempeño debido a su infatigable vocación de defensa humanitaria, basada en la descripción rigurosa y en un conocimiento profundo sobre Colombia.

Este trabajo ha sido posible, además, gracias al apoyo financiero de la Fundación Nacional para la Ciencia (National Science Foundation), el programa Hays de Fulbright para Investigación de Disertación Doctoral en el Extranjero (Fulbright Hays Doctoral Dissertation Research Abroad), el Programa sobre Orden, Conflicto y Violencia (Program on Order, Conflict and Violence), el Centro MacMillan de Estudios Internacionales y de Área (MacMillan Center for International and Area Studies) de Yale, la Beca Andrew Berlin (Andrew Berlin Award) del Instituto de Seguridad Nacional y Contra-Terrorismo (Institute for National Security and Counter-Terrorism) de la Universidad de Siracusa y el Grupo de Investigación sobre Política Económica y Gobernanza Transnacional (Political Economy and Transnational Governance Research Group) de la Universidad de Ámsterdam. La Universidad de Princeton y el Proyecto para Estudios Empíricos sobre el Conflicto (Empirical Studies of Conflict Project) también me brindaron apoyo a través de la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza Aérea (Air Force Office of Scientific Research –AFOSR–), que me otorgó la beca número FA9550-09-1-0314. También estoy agradecida con Atsushi Tago y con el programa CROP-IT por apoyar de manera generosa mi año sabático en la Universidad de Kobe en 2015, etapa que me proporcionó el tiempo que tanto necesitaba para escribir.

Diego Avellaneda, de forma hábil y eficiente, transformó cientos de fotos en información manejable. Nicole Martínez Moore, Leigh Newman, Nury Bejarano, Jessica Di Salvatore, Karen Lugo-Londoño y David Ifkovits también me brindaron una excepcional e importante asistencia de investigación. El apoyo institucional de la Universidad de los Andes y del CEDE en Bogotá fue extraordinario, así como la temporada que pasé en Econometría, en la etapa final del proyecto, y el período con CERAC, al comienzo.

La preparación de la versión de mi libro en inglés fue patrocinada por el Institute for National Security and Counter-Terrorism de la Universidad de Syracuse, que me permitió traer al campus de esa universidad a Tom Pepinsky y al ya fallecido Will Moore. Me siento agradecida por haber vivido ese día, no solamente por haber recibido una retroalimentación sustancial y valiosa por parte de Tom y Will, sino también por la oportunidad que tuve de interactuar con Will. Algunos colegas de Syracuse, entre quienes están Matt Cleary, Seth Jolly, Dan McDowell, Quinn Mulroy, Shana Gadarian y Renee de Nevers, también comentaron varias secciones del libro y me ayudaron a mejorarlo. Dominika Koter y Juan Masullo leyeron algunos capítulos del manuscrito e hicieron generosos e incisivos comentarios. Rob Karl proporcionó un apoyo incondicional al proyecto desde el comienzo, despertó mi interés en el conocimiento sobre las FARC y fue mi asesor especializado para la elaboración de los capítulos históricos. Con paciencia y entusiasmo, Roger Haydon, en su rol de editor, contribuyó a que encontrara mi voz. También, estoy agradecida por los comentarios útiles de los dos evaluadores anónimos.

Algunas partes del capítulo 1 fueron publicadas en “Seeking Safety: Avoiding Displacement and Choosing Destinations in Civil War”, Journal of Peace Research 46, n.º 3 (2009): 419-429. Secciones del capítulo 1 y del capítulo 5 aparecieron en “Electing Displacement: Political Cleansing in Apartadó, Colombia”, Journal of Conflict Resolution 55, n.º 3 (2011): 423-455. También, algunos fragmentos de los capítulos 1 y 6 fueron publicados en “Warfare, Political Identities, and Displacement in Spain and Colombia”, Political Geography 51 (2016): 15-29 (con Laia Balcells).

Durante mis estudios de doctorado, y después de concluir esa etapa, también fui afortunada por haber conocido personas que no solamente admiro como académicos sino también como amigos. Ana Arjona, Juanita Aristizabal, Laia Balcells, Rob Becker, John Boy, Sarah Zukerman Daly, Steve Engel, Francesca Grandi, Sandy Henderson, Turku Isiksel, Corinna Jentszch, Oliver Kaplan, Steve Kaplan, Dominika Koter, Harris Mylonas, Rob Person, Livia Schubiger, Ryan Sheely, Paul Staniland y Michael Weintraub me ayudaron a darle forma a la investigación (también contribuyeron a que la aventura fuera agradable) y a todo ellos debo mi gratitud.

El sentido del humor, el amor y la perspectiva de Kim Abbott, Julie Beck, Cat Byun, Amanda Chawansky, Christine Kim, Doug Kysar, Sarah Govil, Chris Donahue y Manuel Somoza consiguieron, al mismo tiempo, inspirarme y mantener mis pies en la tierra a lo largo de los años. Fuphan Chou, Beth Feingold y Hannah Stutzman –mis novillas– se las han arreglado para retenerme y alentarme, incluso a larga distancia. Fu nunca teme adentrarse en análisis profundos de todo tipo, y me lleva a encontrar verdaderos tesoros. Con su entusiasmo generoso, Bethy siempre me inspira para emprender aventuras e investigaciones comprometidas con el bien común. Hannah, mi piedra de toque mitad cachaca y mitad del Medio Oeste, así como interlocutora en situaciones de crisis, tiene la capacidad de aportar sabiduría, sensatez y amor en grandes cantidades y de la manera más sutil. No sé dónde estaría sin ellas. Asimismo, debo una gratitud especial a Alex Fattal, mi apreciado amigo que me mostró Cazucá, las virtudes de Dylan y mucho más, desde los primeros días que pasamos juntos en Bogotá.

Mi mamá, Pamela Krohn, siempre me ha apoyado y animado, y confió en mí cuando emprendí mi propio camino, aun cuando este conducía a un país en guerra. Me siento muy agradecida con ella. Mi padrastro, David, ha sido también una fuente constante de apoyo, así como mis hermanastros Brian Krohn, Michael Krohn y Cheryl Klauminzer. El amor constante que el clan de los Peter me ha proporcionado a lo largo de los años ha sido casi incontenible. Mi amado hermano, James Steele, ha viajado conmigo durante toda la vida y a lo largo del camino me ha enseñado a observar. Además, siempre estaré agradecida por mis alegres papá y abuelos, quienes siempre expresaron su amor y su fe en mí. Aún sigo trabajando duro para que se sientan orgullosos. De no haber sido por Seiki Tanaka y su increíblemente generoso e inteligente apoyo no habría podido terminar el libro. Tampoco me habría convertido en mamá. Le estaré por siempre agradecida, especialmente por Rowen y Kai, mis amados hijos y mis faros.

Nota

1 Un desplazado es alguien que ha tenido que abandonar su hogar, su tierra y su comunidad, debido a una acción directa o indirecta por parte de un grupo armado, sea grupo paramilitar o insurgente, o la fuerza pública.

Desconcierto

Desplazamiento en el marco de guerras civiles

Las barriadas incrustadas en las montañas que rodean Medellín son de las más pobres de la ciudad, lo cual contrasta con las privilegiadas vistas que pueden apreciarse desde allí. Conocí a Arturo en una de esas empinadas comunas en 2007. Él había llegado a Medellín hacía más de una década desde el Urabá, región localizada al noroccidente de Colombia, en donde trabajó en una de las famosas plantaciones de banano. Un día, en 1994, según me dijo, hombres armados llegaron al barrio en el que residía. Lanzaron tiros al aire que asustaron a Arturo y a sus vecinos. Un par de días después, el Ejército entró a bordo de tanques, con lo cual cundió aún más el pánico entre los pobladores. Entonces, como si se tratara de un mal augurio, varios hombres armados comenzaron a merodear por el vecindario montados de motocicletas, que habían resultado perfectas para cometer asesinatos y emprender huidas en la década de 1980. El golpe final para Arturo sobrevino cuando su vecino fue asesinado. Después de eso, se fue a Medellín, que está localizada a 300 kilómetros. Intentó regresar a su casa y trabajar apenas cuatro meses después, a pesar de los riesgos que eso acarreaba. Pero aún corría peligro, por lo que regresó a Medellín, en donde ha vivido desde entonces.

Si Arturo fuera darfurí, bosnio o chiita podríamos concebir una narración para dar sentido a su historia: en ocasiones, las personas son desplazadas debido a su origen étnico. Pero Arturo es colombiano. La ciudad en la que Arturo vivía era diversa en términos raciales y socioeconómicos, y los grupos armados no convierten a la gente en objetivo militar debido a su raza, origen étnico o clase social. Sin embargo, al mismo tiempo que Arturo y sus vecinos permanecían inquietos dentro de sus casas, los mismos hombres armados se abstuvieron de atacar un vecindario cercano, a pesar de que los residentes de ambos barrios se veían bastante parecidos. ¿Cómo podemos entender lo que le ocurrió a Arturo, a sus vecinos y a los otros millones de personas que han sido desplazadas? ¿Solamente fueron víctimas desafortunadas de la violencia aleatoria?

Desde luego, Arturo y sus vecinos fueron desafortunados, pero la violencia que experimentaron no fue aleatoria. En Colombia, descubrí evidencia excepcional procedente de archivos remotos y obtuve cerca de doscientas entrevistas que muestran que los grupos armados convierten a ciertos tipos de civiles en objetivo militar con el fin de expulsarlos de sus hogares y comunidades, debido a que los perciben como traidores, incluso si esos colectivos no se encuentran unidos mediante lazos étnicos o partidistas, sino por vínculos políticos. Arturo y sus vecinos compartían una historia relacionada con la conformación de un sindicato, la lucha por la obtención de vivienda y de derechos sobre la tierra, y, finalmente, el voto por el mismo partido político en los comicios. Resulta trágico que las elecciones –consideradas a menudo por legisladores y líderes políticos como herramientas que contribuyen a apaciguar los conflictos y como una transición hacia la paz– desencadenen violencia en lugar de reducirla. Las elecciones ponen de manifiesto las afinidades políticas de la población civil, atribuyen a algunos el estigma de ser simpatizantes de la insurgencia y promueven que otras personas se alíen en contra de aquellos. Como consecuencia, los grupos contrainsurgentes dirigen sus acciones violentas en contra de los seguidores de determinado partido político, como Arturo y sus vecinos, hasta hacerlos huir, para después tomar control del poblado. Lo que le pasó al poblado en el que vivía Arturo muestra que las limpiezas no se limitan a lo que ocurre con los grupos étnicos. Por el contrario, la limpieza política condensa de una manera mucho más clara el fenómeno de expulsión de un grupo particular del territorio que ocupa. En este libro, diferencio entre la limpieza política frente a otras formas de desplazamiento y me propongo explicar cuándo y cómo los grupos armados se proponen poner en marcha la limpieza política.

La limpieza política es una de las formas de desplazamiento de población civil y ha tenido como resultado gran parte de los casi sesenta millones de personas que han debido abandonar sus casas y comunidades durante la guerra a lo largo de los últimos setenta años. El desplazamiento de población civil –definido como migración producida por uno o más grupos armados en tiempo de guerra– ha sido una característica habitual e infortunada de la política a lo largo de los siglos. Pero nunca había existido tanto desplazamiento. A partir de 2004, el Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno (Internal Displacement Monitoring Center –IDMC–), la organización oficial de las Naciones Unidas a cargo de ese asunto, estimaron que 19,5 millones de desplazados viven en países ajenos al propio en condición de refugiados, mientras que cerca del doble de personas –38 millones– continúan viviendo dentro de las fronteras de sus países de origen en calidad de desplazados internos (DI, en adelante) (IDMC 2014b). En 2014, solamente, 13,9 millones de personas fueron desplazadas de nuevo, y de esa cantidad, 11 millones eran DI, lo cual constituye otro registro desalentador (UNHCR 2015). Colombia se encuentra entre los países con mayor cantidad de población de DI en el mundo. En el país, más de seis millones de personas han sido desplazadas desde mediados de la década de 1980.

Para las personas y para las familias, el desplazamiento significa separación de las comunidades a las que pertenecen, de sus seres queridos y de sus propiedades. Además, el desplazamiento implica un futuro incierto en lugares nuevos y desconocidos, a menudo después de haber experimentado episodios de violencia intensa, así como travesías peligrosas. Las experiencias desgarradoras de esas familias también tienen consecuencias políticas de mayor alcance. Por ejemplo, en 2016, casi la mitad de la población siria fue desplazada internamente o se encontraba viviendo por fuera de sus fronteras. La dramática transformación de la composición demográfica del país, sin duda, tendrá impacto en todos los ámbitos, desde el desarrollo económico hasta la política de posguerra. Por supuesto, los países que acogen refugiados también enfrentan desafíos. Además de los retos logísticos y humanitarios, los estados receptores pueden experimentar su propia agitación interna como resultado de los nuevos inmigrantes, a los cuales suele asociarse con una mayor probabilidad de violencia y guerra civil.

A pesar de la importancia y el volumen del desplazamiento de población civil, este sigue siendo un fenómeno nebuloso. Varios académicos han relacionado el desplazamiento con contextos amplios, como la formación del estado-nación, la violación de los derechos humanos, la violencia, las guerras y, de manera más específica, las guerras civiles. Si bien los factores mencionados son trasfondos comunes del desplazamiento, no contribuyen a explicarlo. De modo habitual, el desplazamiento es descrito como un subproducto espontáneo de otras formas de violencia o como el resultado de una campaña centralizada de limpieza étnica. Sin embargo, ninguna de esas dos perspectivas permite explicar variaciones importantes de las formas y niveles del desplazamiento, que a veces tienen lugar, incluso, en el curso de una misma guerra civil. En Iraq, por ejemplo, a pesar de que el país había sido invadido en 2003, no fue hasta después de los bombardeos sobre el importante santuario chiita de Al-Askari, a comienzos de 2006, que el desplazamiento se disparó. ¿Qué puede explicar este cambio? Dentro de las guerras, como ocurre con otros fenómenos, el desplazamiento no afecta por igual a todas las familias o comunidades. Para explicar este tipo de variaciones, algunas perspectivas académicas recientes se han movido desde el estudio de factores contextuales hacia la búsqueda de características comunes, tales como la riqueza o los recursos de los individuos o las familias que deciden abandonar sus comunidades de origen. Esta línea investigativa, no obstante, se basa en una interpretación del marco general de la guerra y pasa por alto la influencia de los grupos armados sobre las decisiones tomadas por las familias. Sin tener a mano información trascendental acerca de la forma en que los grupos armados actuaban y, en particular, la manera en que ejercían la violencia que perpetraban, es difícil comprender por qué Arturo y sus vecinos abandonaron el poblado, mientras que los residentes que vivían a pocas cuadras decidieron quedarse. Con el objetivo de caracterizar y explicar el desplazamiento, por lo tanto, este libro dialoga con el “espacio intermedio” (middle ground) que existe entre los factores contextuales de amplio espectro y las características de los individuos, con el fin de analizar la interacción entre los grupos armados y la población civil en el marco de las guerras. En particular, me centro en las características y conexiones que los civiles comparten, así como en la forma en la que los grupos armados las interpretan y abordan.

En las guerras, los grupos armados a menudo optan por exterminar civiles, miembros de etnias, sectas o grupos políticos rivales. Con frecuencia, el grupo que se encuentra en el punto de mira resulta ser una mezcla de identidades o una comunidad dentro de un grupo mayor, lo que convierte a la limpieza política en una práctica difícil de detectar, en especial, si la situación es examinada desde lejos. La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados –ACNUR– (United Nations High Commission for Refugees –UNHCR–), manifiesta que “la violencia que parece indiscriminada puede estar dirigida de modo deliberado hacia ciertos grupos de civiles” (UNHCR 2012, 6). En Nigeria, por ejemplo, la avanzada contrainsurgente frente a Boko Haram parece tener a la población musulmana como objetivo militar: “para los soldados, las batas largas y sueltas de los hombres jóvenes –la indumentaria tradicional del África occidental musulmana– eran suficiente argumento para determinar culpabilidades, según dijeron los refugiados” (Nossiter 2013). El origen étnico también resulta importante: “algunos ciudadanos que tenían la cicatriz vertical étnica de los kanuri, una facción dominante dentro del grupo islamista violento Boko Haram, estaban siendo capturados [por el ejército]” (Nossiter 2013). El reporte sobre derechos humanos en el Congo elaborado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en 1993 planteó que “al menos 200, y quizás muchas más personas, murieron” en actos violentos en los que “las víctimas parecen haber estado en el punto de mira debido a la filiación étnica y política” (Fariss et al. 2015, énfasis añadido). En Colombia, debido a que las identidades étnicas y religiosas no coinciden con los bandos enfrentados en la guerra, el desplazamiento parece ser casual. En situaciones clave, no obstante, los grupos contrainsurgentes fueron bastante específicos con respecto a sus objetivos militares que elegían por razones políticas. La ciudad de Arturo estaba llena de personas relacionadas con la izquierda, incluyendo a varios que habían apoyado a un grupo rebelde, pero solamente los seguidores de un partido político particular estaban en el punto de mira. Sin importar qué tan reducido o amplio es el grupo que está en el foco, la amenaza es evidente: irse o poner la vida en riesgo.

Es cierto que el desplazamiento no siempre es el resultado de una campaña deliberada en contra de un grupo. Las personas también huyen cuando están expuestas a amenazas indirectas. En otros casos, la población civil se reubica, con el fin de evitar la violencia que los rodea, pero que no ha sido lanzada de manera directa en su contra. Las mejores alternativas que los civiles encuentran para ponerse a salvo dependen del tipo de amenaza que los grupos armados representan, no solo de la intensidad de la violencia. Con base en esta perspectiva, el libro caracteriza diferentes formas de desplazamiento que tienen lugar durante la guerra. La huida individual y la deserción masiva son formas de desplazamiento que los grupos armados ocasionan de manera involuntaria o se derivan de modo fortuito de la violencia que ejercen. En el caso de la huida individual, la población civil busca la forma de frustrar ataques dirigidos hacia objetivos militares que han sido definidos de forma selectiva por los grupos armados. Con la deserción masiva, la población civil se aparta del camino que la violencia indiscriminada transita. En contraste, la limpieza política ocurre después de que grupos de civiles han sido puestos en la mira (collective targeting) de manera estratégica y deliberada.1 Además, la limpieza política puede darse de forma generalizada, incluso en guerras civiles que carecen de carácter étnico, como la de Colombia. El principal interés del libro es explicar en qué momentos y situaciones los grupos armados participan en esta forma de desplazamiento.

Objetivos militares colectivos, limpieza política y reformas democráticas durante la guerra civil

Sostengo que la selección de objetivos militares colectivos y la limpieza política tienen lugar, con mayor probabilidad, si se cumplen dos condiciones: (1) cuando un grupo armado intenta controlar un territorio y (2) en situaciones y lugares en los que los grupos armados cuentan con información sobre las lealtades de la población civil, en específico, si existen razones para pensar que algunos tipos de civiles, posiblemente, están apoyando a un grupo armado rival. Si un grupo armado logra establecer que un conjunto de civiles se encuentra vinculado con alguna de las partes en conflicto, entonces puede inferir las lealtades que profesan los miembros individuales de esa colectividad. Los civiles que son considerados desleales dificultarán la conquista del territorio. Además, podrían contribuir a que el grupo adversario consiga resistir la incursión y serían difíciles de coaccionar o persuadir para que cambien de bando. Por lo tanto, expulsar a los desleales contribuirá a que el grupo armado conquistador pueda incursionar para hacerse con el control. Asimismo, deponer a los adversarios locales hará que los demás residentes de una determinada comunidad tiendan a colaborar sin temer a la retaliación.

Pero, incluso, si la supresión del apoyo civil de los rivales tiene sentido estratégico para los grupos armados, ¿cómo identificar a los desleales en ausencia de pistas que pongan en evidencia una filiación? Las elecciones constituyen un mecanismo para alcanzar ese objetivo, pues permiten poner al descubierto las preferencias políticas de la población. Cuando los resultados electorales encajan con barrios y veredas específicos, como tiende a ocurrir durante las elecciones locales, los residentes de esos lugares quedan en evidencia como seguidores de un partido o candidato particular.

Además de la información reveladora que de forma directa proporcionan acerca de los pobladores, las elecciones también pueden fomentar nuevas alianzas. Si un partido político alineado con la insurgencia resulta favorecido, los políticos derrotados pueden sentirse motivados para aliarse con grupos contrainsurgentes, con el fin de promover cambios en las decisiones del electorado y, de esa forma, crear una oportunidad más favorable para ganar en próximos comicios.

Este contexto plantea una serie de implicaciones con respecto a las situaciones y a los lugares en los que el desplazamiento tiende a ocurrir. En términos cronológicos, la selección de objetivos militares colectivos y la limpieza política solamente deberían ocurrir una vez que se ha producido una disputa que termina uniendo grupos de civiles con alguno de los bandos de la guerra. Este tipo de disputas no siempre es constante durante una guerra civil. El momento posterior a una elección es un ejemplo entre otros. Las disputas también pueden cambiar debido a otras razones. Para volver sobre el caso de Iraq, durante los tres años posteriores a la invasión que comenzó en 2003 la actividad insurgente no estuvo relacionada de forma directa con la identidad religiosa. Solamente fue después del bombardeó contra la mezquita de Samarra en 2006 que chiitas y sunitas consolidaron bandos de guerra opuestos. En especial, algunos observadores sostienen que el cambio comenzó en 2005, cuando los partidos políticos comenzaron a unirse en torno a las identidades religiosas. Una de las consecuencias fue el aumento masivo del desplazamiento, tan pronto como las lealtades de los miembros de las sectas predominantes empezaron a ser consideradas sospechosas por los grupos armados de las otras sectas.

Arturo y sus vecinos no habían sido puestos en la mira de la limpieza política hasta que votaron por un partido político vinculado con la insurgencia. La Unión Patriótica (UP) fue creada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en un contexto de diálogos entre ese grupo y el gobierno colombiano. Si bien la violencia fue una constante a lo largo de la década de 1980 en la región en la que vivía Arturo, el fenómeno del desplazamiento era poco frecuente hasta que los grupos paramilitares optaron por amedrentar a la población convirtiendo en objetivo militar a los seguidores del partido político de las FARC, con el fin de expulsarlos de la comunidad. Los residentes de un barrio cercano no cayeron en la mira de los paramilitares, a pesar de que tenían los mismos antecedentes socioeconómicos, raciales e, incluso, laborales que Arturo y sus vecinos. Aquellos también eran militantes de izquierda y estaban asociados con su propio grupo insurgente, el Ejército Popular de Liberación (EPL). Cuando los paramilitares comenzaron su incursión en la región, el EPL estaba oficialmente desmovilizado y, por lo tanto, no era la prioridad fundamental de la contrainsurgencia. De hecho, algunos exintegrantes del EPL crearon nuevas milicias que, según ellos mismos sostenían, eran necesarias para protegerse de las FARC, que los acusaban de proporcionar información al estado. La nueva milicia formó una alianza con los paramilitares, que aportaban protección adicional a los civiles vinculados tradicionalmente con el EPL.

Tan pronto como se establece el vínculo entre los grupos de civiles y su probable apoyo a la insurgencia o al estado, es posible la selección de objetivos militares colectivos. Esa situación es más palpable, sin embargo, cuando un grupo armado intenta controlar una comunidad. En guerras civiles irregulares (es decir, aquellas protagonizadas por insurgencias), los grupos contrainsurgentes tienden más a emplear esa estrategia debido a que supone recursos abundantes y permite llamar la atención. La insurgencia, por lo general, no puede permitirse esos privilegios. Las comunidades o sectores de comunidades en que vive población civil supuestamente desleal son los que con mayor probabilidad caen en el punto de mira de la limpieza política. Esto es aún más factible en comunidades en las que la población local va a beneficiarse de alguna manera de la expulsión de sus vecinos. En el caso de Arturo, el partido político que él apoyó fue especialmente problemático debido a que desafió el poder de las élites locales, a las que incitó a aliarse con grupos contrainsurgentes. Sin Arturo y sus vecinos, las élites pudieron ganar las elecciones y restablecieron su poder político de ahí en adelante.

Evidencia sobre Colombia