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Primera edición: octubre, 2018

© María Negroni, 2018

© Vaso Roto Ediciones, 2018

vasoroto@vasoroto.com

Grabado de cubierta: Víctor Ramírez

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.

eISBN: 978-84-121910-4-2

María Negroni

Archivo Dickinson

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Dios es más íntimo en mí, que yo.

SAN AGUSTÍN

Índice

Las palabras de Emily

Dolor

Extravagancia

Sueño

Biografía

Peligro

Límites

Aéreo

Verano

Aptitud

Cobardías

Fortaleza

Circunferencia

Batalla

Maestro

Beso

Consuelo

Espera

Nacimiento

Aventura

Ritual

Pájaros

Desastre

Vida

Alfabeto

Promesas

Burbuja

Amén

Duda

Guerra

Confesión

Opulencia

Aparición

Poética

Riqueza

Imposible

Hermana

Entierro

Historia

Linaje

Conjugaciones

Matutino

Decisiones

Noche

Programa

Primas

Beneficios

Pesadumbre

Mester

Comparaciones

Aviso

Curiosidad

Preparativos

Madre

Asignaturas

Regalo

Lotes

Decepciones

Recomendaciones

Obstinación

Huida

Domingo

Colores

Sue

Sintaxis

Islas

Niño

Ocupaciones

Juegos

Iniciación

Hermano

Abejorros

Epístola

Cosas

Incorregible

Higginson

Reverencias

Pactos

Las palabras de Emily

En un libro publicado en el 2004, titulado Arte y fuga, empecé un poema de este modo:

I–me–more–far–

God–night–sea–die–

¿y eso qué es?

las palabras

que más usaba Emily Dickinson

Imaginará el lector mi sorpresa cuando, casi diez años después, entre los papeles privados de la poeta de Amherst que la Universidad de Harvard puso a disposición del público, descubrí un repertorio entero de 9 000 palabras, ordenadas alfabéticamente –lo que en inglés se llama un Lexicon– que registraba de modo exhaustivo las recurrencias verbales de la autora.

Dickinson, se sabe, es una poeta dificilísima e imprescindible. Su dicción insumisa, los desajustes que su sintaxis instaura en la lengua inglesa, creando un idiolecto propio y, sobre todo, el ritmo sincopado con que rompe la trampa de la comprensión temática a favor de la imprudencia del pensamiento, siempre me sedujeron. El catálogo confirmaba, además, mis intuiciones: la riqueza lingüística en Dickinson es, ante todo, un sumario de obsesiones.

No pude sustraerme a la tentación. Disponía increíblemente de sus palabras organizadas con la meticulosidad del Diccionario Webster, de cierta intimidad por haberla traducido (como si el esfuerzo diera licencias), y también de una identificación de larga data. Se me ocurrió que, con eso, podía alcanzar para intentar algo imposible: hacerla hablar de nuevo.

Archivo Dickinson es así un homenaje y una desmesura. Cualquier logro del libro debe atribuírsele a ella. Las fallas y defectos son sólo míos.

MARÍA NEGRONI

2018

Dolor

irresistible bicho