Serie JUANITA Y SUS AMIGOS

EL JARDÍN DE JUANITA

Texto de Angélica Sátiro
Ilustraciones de Glyn Goodwin

CLAC…

Juanita abrió los ojos, pero… ¡todo permanecía
borroso y oscuro! ¿Dónde estaba? ¿Aquello era su
jardín? Pero… Parecía estar al revés…

Cuando miraba hacia arriba, era como estar bajo
tierra. Veía lombrices y olía a humedad. Además,
oía el «crac, crac…» que emiten las raíces cuando
hablan entre ellas. Todo era lento y rápido a la vez
en aquel extraño paisaje donde apenas entraba
la luz… ¿Qué podía haber pasado? ¿Qué habría
ocurrido para que el cielo ahora fuera como la
tierra? Juanita estaba intrigada…

Cuando miraba hacia
abajo… Allí estaban las
nubes blancas con el cielo
de fondo y la intensa luz
solar haciendo que todo
brillara en tonos dorados
y amarillos. Y el aire
provocaba un movimiento
muy curioso. ¿Qué
movimiento sería aquel?

Decidió seguir andando, no
sin inquietud:

–¿Qué encontraré en este
jardín invertido? ¿Dónde
estarán mis amigos?

Juanita sintió una presencia en la
penumbra.

–¡Huy! –Un escalofrío recorrió todo su
cuerpo–. ¿Quién o qué sería aquello que
percibía entre las sombras?

Sintió miedo, cerró los ojos y salió
volando, hasta que…

CLAC, CLAC…

Volvió a abrir los ojos… ¿Dónde estaba? ¿Aquello era su jardín?
Pero… todo parecía estar al revés…

Donde antes habían pequeños lagos de agua cristalina, ahora
aparecía una especie de mugre llena de desperdicios, despojos y
suciedad. Ya no crecían plantas y flores, y estaba todo lleno de basura.
¿Y los árboles? ¿Por qué ya no se veía ninguno? En su lugar se alzaban
unas formas raras hechas de plástico sucio y degradado. ¿Dónde se
escondía la luz? No se reconocía ningún color más que un gris oscuro,
muy oscuro. El único olor era muy fuerte y ardía la nariz cuando se
respiraba. Ya no se oían los movimientos de las hojas, de los pájaros
ni el concierto de sonidos del jardín. ¡No había vida! El paisaje era
triste, muy triste… ¿Qué habría pasado? ¿Sería la razón por la que no
encontraba a sus amigos? ¿Cómo podrían vivir en un jardín así?…

Juanita sintió una presencia en la penumbra.

–¡Huy! –Un escalofrío recorrió todo su cuerpo–. ¿Quién o qué sería
aquello que percibía entre las sombras?

Sintió miedo, cerró los ojos y salió volando, hasta que…

Esta vez ya no se atrevía a abrir los ojos,
¿qué podía encontrar? ¿Otro jardín al revés?