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Hugo Mujica

Nació en Buenos Aires en 1942. Estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Filosófica y Teología. Esa variedad de intereses encuentra reflejo en su obra que va desde la filosofía a la narrativa, pasando por la metafísica y la antropología, y cuyo eje vertebrador es siempre la poesía. Fue artista plástico en el Greenwich Village neoyorquino en la década de 1960, antes de hacer voto de silencio y pasar siete años en monasterios de la Orden Trapense, donde comenzó a escribir. Su singular trayectoria vital es la materia prima de su obra que iniciada en 1983, ha sido editada en Argentina, Bulgaria, Chile, Colombia, Costa Rica, Eslovenia, España, Estados Unidos, Italia, México, Uruguay y Venezuela.

Del crear y lo creado

Primera edición: septiembre 2013

© Vaso Roto Ediciones, 2013

Diseño de colección: Josep Bagà

Quedan rigurosamente prohibidas sin la
autorización de los titulares del copyright,
bajo las sanciones establecidas por las leyes,
la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento.

eISBN 978-84-12163-89-6

Hugo Mujica

Del crear y lo creado

Poesía completa 1983-2011

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Índice

Palabras preliminares

BRASA BLANCA

Lazarillo ciego

Laudes

Lluvias

Brasa blanca

Pan de barro

SONATA DE VIOLONCELO Y LILAS

Nido en el mástil

Fiestas náufragas

Sonata de violoncelo y lilas

Sepia

Errancias verdes

RESPONSORIALES

ESCRITO EN UN REFLEJO

PARAÍSO VACÍO

Dos maniquíes

Paisaje urbano

Luna sobre las olas

Huella

Derrota

El desierto de cada día

Bordes

Sudario de carne

Monólogo

Ciclo

Juego de niños

«A imagen y semejanza»

Salto

Sin ecos

Señales

Monólogos de un diálogo

Leyes

Al sol del mediodía

Miedos

Naturaleza muerta

Encuentro

Génesis

De niños y hombres

Atardecer

Salmo

Testamento

Entre relámpagos

Espejo partido

Ideograma

La última gota

Identidad

Ecce homo

Palabras

Trama

Vida abajo

Paraíso vacío

En redondo

Embozo

Trampa

Meta

Ausencia

PARA ALBERGAR UNA AUSENCIA

Que no haya pájaros

Ritual de lo inútil

Alba

Esculpido en los escombros

Poética del desamparo

Una raza en retirada

Ofertorio

Hay perros que mueren de la muerte de su amo

El primer paso

Desierto azul

Rito de una ausencia

Gota abierta

En silencio

La misma noche, un mismo sueño

En la noche sobre la playa

El imposible exorcismo

Sin ecos

Tierra quemada

En el fuego de la noche

Otra vez otro invierno

Señales blancas

Después, mucho después

Fuego en el agua

Toda esperanza humana

Restos en la playa

El regalo de la vida

Manto de musgos

Otro inicio, otra música

Lentamente

Vastedades

Sábanas a pleno viento

Para albergar una ausencia

Punto de fuga

Esa sed de la carne

Trofeo de un combate inútil

Anochecer

NOCHE ABIERTA

Lo que el abrazo abarca

Hay un alma

Para siempre, para ese ahora

Lo que se nos ha dado

Orillas

Desde donde partí

Ante nada, para nada

Tardes de otoño en mí

Un plato humeando

Noche de arena

A veces la vida

Desnudez

Marcas

Hacia una ausencia

Noche adentro y no duermo

Sobre mi escritorio

Hasta el final

Detrás de cada vidrio

Cada hombre

Trazos

Sin sombras ni huella

Adentro

La gracia perdida

En esa noche sin sueños

Hace apenas días

Mirando pasar las sombras

Sólo un brillo nuevo

A esta hora de la vida

Un pedazo de hambre, un vaso de agua

Una cicatriz de agua

El silencio jamás

En otro paisaje, siempre

La altura del vuelo

Testigos de una sed

Atardece

Tierra desnuda

SED ADENTRO

Lo abierto

En plena noche

Cita

Relámpago

Viento en el viento

Nacimiento

Danza de nadie

Don

Una vez más

Claroscuro

Nieva

Por dentro

Ofrenda

Uno tras otro

Donde me digo

Lo acogido

Sobre el bosque

A la espera

Un cirio en la playa

Hasta azularse

El anuncio

Afueras

Encrucijada

Vislumbre

Sobre la arena

Con el tiempo

Aleteo

Sed adentro

Cauce de la noche

Como a un tajo

Después, letra a letra

Vigilia

Hebras

Quietud

Cobijo

Al final

Partida a partida

CASI EN SILENCIO

Formas blancas

Lo ajeno

Otoño

La espera

Sobre un umbral

Transparencia

En lo oscuro

Temblor

Bajo los techos

Entre la noche y el alba

Descalzo

Lo humano

Casi en silencio

En las casas

Sin hojas

Lo imposible

Entre latidos

Horizonte

Cauces

Primavera

Amanecer

Infancia

Viento en el viento

Lluvia sobre la lluvia

Como el mar

En el blanco muro

Una estrella

Hendidura

Humo blanco

Página tras página

El borde de sí

Noche sin sombras

Rondó

Vislumbre

Abandono

Reflejo

A lo lejos

Aria

Instante

Sin nombre

Remolino

Mar callado

Poética

Anuncio

Resplandor

Y SIEMPRE DESPUÉS EL VIENTO

I

(Confesión

Amanece y callo

Sólo al final

Para siempre

Renuncia

Regreso

Plegaria

En la piel

Cada vida

De pie

Fruto

II

Exilio

Travesía

Quiebre

Lo propio

Creación

Nace el día

Todo

Insoslayable

Nieve al viento

Los pétalos

Lejanía

Creer

Inmensurable

Desmesura

Sosiego

Atajo

Alto, lejos

En el callar

Barro y sed

III

En este valle

Ofrenda

Aún no

Después de tanto

Partiendo

Al inicio

Entrega

En lo alto

La orilla

Abrir las manos

Carne viva

Osadía

Sin oírnos

En sí misma

Toda sombra

Un hombre

Heredad

Olvido

Estrella fugaz

Más hondo

Palabras preliminares

Todo, todo en la vida humana y en la vida de la vida, tiene su flujo y reflujo, en ese movimiento arraiga cada latido; a ese ritmo se lo llama tiempo. Tampoco el pasado permanece inamovible, también él va y viene, es memoria y olvido… es lo que elegimos de él. Con él nos hacemos y cambiamos, nos creamos, nos recuperamos y proyectamos: nos contamos.

Estos volúmenes no son mi «obra completa», son lo que llamo, sin adjetivos, mi obra, lo que siento hoy que todavía soy yo de lo que fui, lo que aún me dice. Hay otros libros, pocos, que no he incluido, como los amigos, algunos acompañan un tramo, pero después nos vamos apartando, siguiendo diferentes rumbos. Otros siguen con uno, uno con ellos: estos son los «Libros de ensayos» que he incorporado. Todos ellos han sido releídos e, inevitablemente, algo he agregado, algo he sacado, pero todos siguen siendo ellos, es desde la propia voz de cada uno que he dicho lo que no había dicho antes.

No son, dije, mi obra completa, son –y ahora sí adjetivo– mi obra «esencial», lo primordial de ella y, sobre todo en la poesía, de mí. Porque lo esencial de un escritor, creo, es darse a decir, darse en el decir. Y la poesía, si lo es de verdad, no dice sólo al que la escribe, se dice a ella, por eso no pasa. O pasa, pasa sin irse, pasa a través de ya tantas hojas que son el espeso bosque de la literatura, que son los innumerables poemas en los que, de tanto en tanto, se abre como un calvero hacia no sabemos dónde, un claro hacia lo siempre señas, un efímero resplandor hacia un ya pero todavía no.

La «Poesía», toda ella, ha permanecido intocada. También toda ella, hasta ahora, está aquí, toda ella me acompaña, la soy; la misma de antes sigue siendo mi ahora, sigue en tiempo presente, es presencia. Ella, toda ella, es el corazón de mi obra; el resto, ensayos o narrativa, la acompañan, son mi hacer mientras la espero. Toda mi prosa, creo, es la glosa de las intuiciones a la que la poesía me llevó, los relámpagos que me mostró. Son rumor del trueno que nos llega después.

En «Narrativa» hay un solo libro de cuentos; he escrito dos, muy separados en el tiempo, y el segundo de ellos, el que incluyo, incorporó los cuentos de mi primero libro –Solemne y mesurado–; aunarlos fue una inteligente sugerencia de la editorial que lo publicó, a la que me plegué gustoso.

Y al final de estos volúmenes, en «Otros textos», he seleccionado, entre muchas líneas y ya muchas décadas, algunos pequeños ensayos que fueron publicados en diferentes lugares, revistas, diarios o libros en conjunto con otros escritores. La palabra, la plástica, el cine… elegí varios temas, pero casi todos en torno a la creatividad que, pienso, es el corazón mismo de mi obra, tanto la creación artística como esa otra que acontece mientras creamos: la de la vida misma, la del seguir deletreando ese siempre inacabado poema que es nacer, ese al que no le pondremos nosotros mismos el punto final.

La invitación de los editores de esta obra me llenó de alegría, también, y no menos y sí más profundamente, de gratitud. Mi agradecimiento hacia ellos y, mediado por estas páginas, mi gratitud hacia los lectores, esos que me adentraran en sus vidas dándoles su voz, haciendo de ellos esta escritura en la que me fui vertiendo a través de ya no pocos años, no pocas páginas. Esos anónimos lectores que ahora acogen y hospedan mi don.

H. M.

Buenos Aires, otoño del 2013

A Teo Wainfred, por tanto

BRASA BLANCA

(1983)

Mi vida es como la grulla que grita
unas pocas veces bajo el pino
Y como la callada luz de la lámpara
en la espesura de los bambúes.

PO-CHU-I

LAZARILLO CIEGO

¿Qué otra cosa me sería más inútil, en
definitiva, que una vida consolada?

R. M. RILKE

1.

destierro de tierra

el hombre

y su dolerme

gris

como

el miedo cuando calla

no todos,

cada uno la ausencia de todos

2.

de párpados

la celda del iris

soy llaga

abierta

mi dolor cerrado

3.

hilos de aguas

las redes del viento

hendiendo acequias

caigo

¿de qué naceres es lluvia

ya tan larga sed?

4.

de

viento de ya nunca

trepido anhelos

niño

sin niñez

este largo erial

de ser hombre

5.

I

melopeya huérfana

las verdades que me miento

II

sílabas

en el callejón de mi eco

6.

cierro el puño

y golpeo,

cierro el puño,

para no ver la

mano vacía

7.

hebras del

miedo

hilando puentes

hacia siempre atrás

hacia tanto inútil

como un alba

sin su precio rojo

8.

cicatriz de barro

mura la herida

briznas de pájaro

mi jaula

es mi sombra mi seguirte

9.

algo más blanco

que la verdad

algo como un gemido

enrojeciendo

el amanecer

o más aún:

como un dolor callado

que también oigan los ciegos

10.

girasol en la noche

como

esquirlas de ausencia

me hieren estrellas

11.

brisa blanca

el ir sin regreso

roja sal

dilatándose

noche

sed de bordes,

una astilla o la sílaba

de un nombre

–le pedimos al amor

ser puente sobre

barrancos, al amor,

abismo que nos derrubia–

12.

mirada

labios del silencio

y la palabra

la

boda que aún no soy

13.

a

sol ciego

sabe el tono

de esta noche

leños de sombras

alumbran esperas

clepsidra de sal

el habitar partidas

14.

letanía

de nubes

hacia siempre

la palabra

deviene mirada

y todo calla

altar de encuentro

la

redondez del dolor

el iris

acogiendo al iris

y

las manos

abiertas

al verde

de tu mirar trenes

15.

hay cantiles de silencio

en la

letanía del latido