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Primera edición: abril, 2018

© Christian Peña, 2018

© Vaso Roto Ediciones, 2018

ESPAÑA

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eISBN: 978-841-21958-1-1

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Christian Peña

Expediente X. V.

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Xavier Villaurrutia fue encontrado muerto la noche de navidad de 1950 en su departamento de la calle Puebla, en la Colonia Roma. A pesar de que el Acta de Defunción elaborada por el doctor Jorge Negrete Herrera señala «angina de pecho» como la causa de muerte, las circunstancias alrededor del deceso del poeta sugieren otro escenario, un oscuro secreto a voces.

En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen.

XAVIER VILLAURRUTIA

Índice

NOCTURNO DEL SUICIDA, NOTAS DEL INVESTIGADOR

1. [En la escena del crimen…]

2. [Casi no leo poemas…]

3. [No dejó nota ni carta…]

4. [Un año sin beber una gota de alcohol…]

5. [El crimen pasional es otra línea de la investigación…]

6. [Camino afuera de su casa…]

7. [Una lista de nombres…]

8. [Sé que es algo imposible, sin embargo…]

9. [Si un día pudiera hacerlo…]

10. [Deja la luz prendida…]

EVIDENCIA, ACTA DE DEFUNCIÓN

NOSTALGIA DE LA PREPARATORIA

EVIDENCIA, SEGURO DE VIDA

MANERAS DE LA MUERTE, POEMAS AL MARGEN DE LA INVESTIGACIÓN

Isla Hashima

Los embalsamadores

Melancolía

Ecuación de Drake

DECLARACIÓN DE LOS TESTIGOS

EVIDENCIA, UNA FOTOGRAFÍA DE 1920

NOCTURNO DEL SUICIDA, NOTAS DEL INVESTIGADOR

11. [Su madre vendió un par de cuadros de desnudos…]

12. [Las prostitutas nos apartan del misticismo…]

13. [Digamos que el pintor…]

14. [El poema inconcluso…]

15. [Después de visitar el cementerio…]

Cabo suelto, un último apunte

NOCTURNO DEL SUICIDA,
NOTAS DEL INVESTIGADOR

Hemos sido suicidas y seguiremos siéndolo.
Sólo los inmortales no se suicidan.

RAMÓN LÓPEZ VELARDE

1.

Todo lo que la noche
dibuja con su mano
de sombra.

X. V.

En la escena del crimen,

en la hora en que la muertesale a escena,

hay algo que no acaba de encajarme.

Sin importar lo que se lee en el acta,

no creo que el infarto haya sido la causa:

el corazón, a menudo, es una falsa pista.

Me detengo en medio de la habitación,

enciendo una lámpara

y entre libros y fotos empolvadas

monto un teatro de sombras.

Dibujo en la pared

con la sombra de las manos

todo lo que la noche no me dice.

Reconstruyo la escena,

lo imagino: un traje, una corbata,

el doble nudo Windsor del que pende el ahorcado,

un banquillo en el piso, una patada,

y los brazos que oscilan en medio del vacío.

Es sólo una sospecha:

todo lo que la noche, mis manos y una lámpara

convierten en misterio; todo

lo que la noche esconde tras la muerte.

Inventar en la noche sombras en las paredes,

eso hago,

a eso me dedico.

La mano con que escribo estas notas

es la sombra de un arma;

mi anular y meñique simulan el gatillo.

Todo

lo que el silencio confiesa a quien lo lee.

Mi sombra está de pie con el arma en la mano

y apunta a mi cabeza.

Todo lo que la noche

me orilla a interrogar.

Lo que hay en mi cabeza sabe su propia muerte:

todos somos culpables de la noche.

2.

¡Todo!
circula en cada rama
del árbol de mis venas,
acaricia mis muslos,
inunda mis oídos,
vive en mis ojos muertos,
muere en mis labios duros.

X. V.

Casi no leo poemas.

Entre mis libros hay más novelas policíacas,

tal vez es un error,

todo mundo lo sabe:

uno no debe consumir lo que persigue.

Los poemas dejan muchos cabos sueltos.

No es un trabajo fácil.

Tratándose del árbol de los versos de arriba,por ejemplo,

he escuchado decir que un árbol se suicida en cada rama.

Pero eso es poco claro.

Hay que leer entre líneas,

hay que leer entre hojas la altura que precisa

alguien para colgarse.

La noche no aparece por nombrarla.

La oscuridad no es una adopción.

Siguiendo con el árbol,¿alguna vez he visto

un pájaro volar a medianoche?,

¿alguna vez he visto

directo a la luna sin encontrar su brillo?

La noche nunca ha sido cosa fácil.

Hay que leer entre versos, entre cuerpos, entre

cadáveres,

hacer estómago, entrañas,

interrogar cesuras,

escribir alumbrado por lo oscuro.

Se lo escuché decir una noche a un poeta:

«La sangre no se enciende por calentar la pluma».

3.

Siento que estoy aquí viviendo mi muerte,
mi sola muerte presente,
mi muerte que no puedo compartir ni llorar,
mi muerte de que no me consolaré jamás.

X. V.

No dejó nota ni carta

–generalmente lo hacen–,

lo que no ayuda mucho a mi teoría del suicidio.

Tomo una hoja en blanco de mi escritorioy anoto:

«Nocturno del suicida».

Puede ser un poema, el final o el inicio de un poema,

o el título,

pero nunca podría ser una carta,

no hay confesión, tampoco hay remitente,

nada de acusacionesni de adioses.

Pensamientos suicidas que no son pensamientos,

son círculos a medias,

un caminar en círculos,

palabras que no pueden ser las últimas,

palabras a las que les faltan pruebas,

palabras que murieron en la lengua.

Esto no es una carta.

Es una nota al pie de una tumba.

Aquí tan sólo quiero que se lea:

«Espero que la muerte siempre haya sido esto:

nunca una decisión; antes, una promesa.»

4.

cuando la vida o lo que así llamamos inútilmente
y que no llega sino con un nombre innombrable
se desnuda para saltar al lecho
y ahogarse en el alcohol o quemarse en la nieve […]

X. V.

Un año sin beber una gota de alcohol.

Mi ex esposa estaría complacidísima.

Mis amigos ya olvidaronque lo eran.

Me pregunto si él habrá bebido

la noche que se mató

–la noche que yo creo que se mató–.

Lo imagino en su cuarto,

va de una esquina a otra, como si recorriera

la palma de una mano gigantesca

que de prontose cierra y lo aprisiona.

Un año sin beber:

sólo hoy es sólo un siglo.

Lo imagino después de haberse terminado una botella:

sabe cuánto silencio,cuánta muerte

y cuánto tiempo puede dejar de respirar

antes de desmayarse:

la mayoría solemos ingerir

algún tipo de droga antes de dar el salto

–tratándose de él, pudo ser cocaína–.

Un año, pero hay

algo en beber hasta perder el juicio

que es lo que más extraño:

el efecto purificador del alcohol,

el bálsamo,

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