Los más pequeños son uno de los grupos más vulnerables a la mala alimentación. A diario tienen a su alcance multitud de productos insanos que nos venden como saludables, pero lo cierto es que están llenos de azúcares, harinas refinadas o grasas de mala calidad. Durante los primeros años se asientan los hábitos relacionados con la alimentación, que nos acompañarán toda la vida, es por ello que cuidar la alimentación en esta primera etapa es fundamental. En este libro encontrarás recetas para incorporar más frutas, verduras y legumbres a la alimentación de tus hijos, y aprenderás a hacerlo de una forma fácil y original, porque comer, además de saludable, también debe ser divertido.

Con ilustraciones de The Wild Rocks y la colaboración de Iván Iglesias y Estela Nieto, de Nutrición Esencial, y la nutricionista Natalia Albino.

Todas las recetas están comentadas y valoradas por una nutricionista, para tener la seguridad de que alimentamos a nuestros peques de la mejor forma posible.

Índice

Prólogo

Cuidar de los más pequeños

Un sueño hecho realidad

¿Por dónde empezamos?

Sirope de dátil

Caramelo de dátil

Salsa de chocolate

Batido de fresa

Batido de chocolate

Salsa de tomate y berenjena al horno

Desayunos y meriendas

Galletas de avena y nuez

Galletas de tahín

Galletas de garbanzos

Mermelada de arándanos sin azúcar

Muffins de plátano y chocolate

Bizcocho jugoso de limón con aceite de oliva

Barritas energéticas de arándanos y almendras

Tortitas de boniato

Tortitas de plátano y tahín

Crackers de garbanzos

Hummus de tomate seco

Queso cremoso de anacardos

Wrap de garbanzos y aguacate

Pizza rolls

Panes y masas

Pan de molde

Pan de calabaza y cúrcuma

Bagels

Pizza casera

Comida divertida

Hamburguesas de berenjena y tofu

Hamburguesas de boniato y garbanzos

Salchichas de alubias rojas

Perritos calientes de tempeh

Bolitas de patata y brócoli

Falafel de espinacas y puerro

Nuggets de coliflor y tofu

Calzone bolognesa

Platos deliciosos

Ensalada César

Sopa jardinera express

Crema de calabaza asada y yogur con crujiente de tofu

Sopa cremosa de brócoli y zanahoria

Sopa de lasaña

Fideos con salchichas vegetales

Ñoquis de coliflor

Risotto con salsa de tomate y alubias

Mac & cheese

Guiso de lentejas rojas y mijo

Carbonara de coliflor y «beicon» casero de tempeh

Guiso de garbanzos con tomate y tempeh

Pastel de lentejas y arroz

Albóndigas de tempeh

Patatas, espárragos y tofu salteados

Milanesas de alubias

Varitas de alcachofa

Tortitas saladas de verduras

Postres y dulces

Tarta de chocolate y boniato

Gominolas de remolacha y manzana

Brownie de aguacate

Mousse de chocolate

Barritas de crema de cacahuete y chocolate

Arroz cremoso con leche de coco

Natillas de calabaza

Cheesecake

Helado de plátano y crema de cacahuete

Panna cotta tropical

A David, Illán y Maia,

y a todas las personas que creyeron en este proyecto.

Prólogo

La crianza de un hijo está llena de aventuras y momentos. Todos pasamos por etapas propias de la infancia: sueño, primeros pasos, rabietas, pañales, alimentación… Muchas de estas situaciones son hitos que se alcanzan por parte del pequeño, y tras ellas comienza una nueva etapa. Cuando aprende a gatear pasa a caminar, cuando aprende a usar el orinal deja el pañal… Pero comer es algo que se hace a diario y varias veces. La alimentación nos acompaña toda la vida.

De manera natural e ideal, la comida no tendría que provocar ansiedad, estrés o sufrimiento. Comer tiene que ser una experiencia positiva y nutritiva a todos los niveles.

Muchos padres se sienten frustrados porque sus hijos rechazan la comida (o cierta comida), o porque no comen «lo suficiente».

Todos hemos vivido momentos de ponerle un plato en la mesa y que el pequeño diga que no lo quiere. ¿Pero sabes una cosa? Tu hijo no va a morir de hambre. El miedo a que no coma suficiente nos puede hacer perder la perspectiva. No se trata de enfocarse y obsesionarse con que coma, sino en QUÉ come. Preocúpate de que sean alimentos que le proporcionen nutrientes, naturales y de calidad. Pasemos del comer más a comer saludable.

Con la crianza no hay pautas o normas universales, y con su alimentación tampoco. Analiza cuáles son para ti los puntos clave en cuanto a alimentación. Céntrate en los problemas que son reales para ti y abórdalos siendo consciente de que requerirá invertir tiempo y cariño por tu parte.

Esperar que a nuestros hijos les gusten todas las verduras y frutas, que hagan comidas siempre completas y perfectamente equilibradas o sientan indiferencia hacia dulces y bolsitas de mil colorines… nos llevará a encontrarnos con la sensación de fracaso. Lo que tu hijo coma no depende solo de ti, has de aceptar que tiene sus propios gustos, aunque tengas un gran papel como su guía.

Para los pequeños, la comida es una experiencia diferente que para los adultos. Sienten curiosidad por la textura, el color de los alimentos. El BLW o alimentación complementaria autorregulada les permite experimentar qué ocurre con su comida, si se aplasta, derrite, chafa…

Nuestros hijos llevan una alimentación 100% vegetal desde el nacimiento, y en ambos casos hemos practicado lactancia materna durante varios años y desde los 6 meses iniciamos el BLW. Esto nos ha permitido afrontar sus inicios con la alimentación complementaria con calma. Sus primeros alimentos fueron frutas y verduras, que podían explorar, saborear, lanzar y también escupir. Incluso comerlos si lo deseaban.

Cuando te familiarizas con comer alimentos vegetales en un entorno tranquilo, es más probable que al niño le gusten. Y no pasa nada aunque haya algunos que no acepte. ¿A ti te gusta el 100% de los alimentos? Seguramente no.

Si volvemos a la idea de que prima comer saludable versus llenar el pequeño estómago del bebé, llegamos a un punto clave. El miedo a que los niños no coman suficiente lleva a muchas familias a preparar u ofrecer aquello que como plan b sabemos que el niño comerá seguro.

Nosotros nunca hemos ofrecido otra comida a nuestros hijos porque no les apeteciera comer lo que había. Hemos preparado y preparamos menús ricos y saludables para toda la familia, pues nuestro principio básico es que una dieta sana es igual a grandes rasgos para niños y adultos.

Probar recetas elaboradas con vegetales en familia es una inversión en salud. Podemos inculcar a nuestros hijos el valor de una alimentación saludable desde pequeños. Explicarles qué nos aportan los distintos alimentos de manera que lo puedan entender (por ejemplo, las legumbres son ricas en proteínas para poder crecer, o las almendras tienen calcio para tener unos dientes y huesos fuertes).

Llevarles con nosotros al mercado a comprar, permitirles que cocinen o nos ayuden en la cocina, incluso, cuando son algo más mayores, que participen en la elaboración de los menús semanales… Nada de esto es una clave mágica que nos garantice que nuestros hijos llevarán una alimentación saludable. Pero ayuda seguro.

Algunas ideas interesantes para favorecer una relación sana con la comida en familia son:

* Entorno. Trata de que en casa haya alimentos saludables. A partir de ciertas edades puedes disponer de alimentos como fruta o fruta seca a su alcance para que puedan cogerlos libremente.

* Cantidades adecuadas. Es importante confiar en el sentido de saciedad de los pequeños. Es probable que necesiten hacer comidas menos copiosas y más frecuentes. Su patrón suele ser diferente al adulto. Dejar de pensar que hay que comer hasta llenarse o hasta terminar todo lo que les ponemos en el plato.

* No comparar entre hijos. Cada hijo nos pondrá en un nuevo camino de aprendizaje como padres. Como bien dice el refrán: «Las comparaciones son odiosas» y cada niño es único.

* Cambios pequeños y poco a poco. Si quieres llevar a cabo algunos cambios, introduce pequeñas mejoras en las recetas a las que tu hijo está habituado. Si haces cambios radicales es probable que generen rechazo.

* Sé un ejemplo a seguir. Tu hijo aprende de lo que haces, no de lo que dices que hay que hacer. Sin este punto no vamos a ningún lado, recuerda que has de ser coherente y no exigir algo que tú mismo no haces o estás dispuesto a intentar. Puede resultar evidente, pero un primer paso previo es analizar cuál es nuestra propia relación con la comida, desde qué punto partimos con nuestra alimentación.

Esperamos que el libro de Patricia te regale grandes momentos en la cocina y en la mesa. Sus recetas siempre son un acierto. Además de ser una apasionada cocinera, es mamá y esto es un grado a la hora de crear y testar recetas que seguro enamorarán a toda tu familia.

¡Que lo disfruten!

Iván Iglesias y Estela Nieto

Nutrición Esencial

Cuidar de los más pequeños

Si hay un público especialmente vulnerable a la mala alimentación, son los niños. En primer lugar, porque hay muchísimos mitos, como que «los niños, para crecer, tienen que comer de todo». ¿Cuántas veces hemos oído eso? O que pueden comer bollería porque como se mueven mucho, luego lo queman. A través de la publicidad son bombardeados con anuncios de productos insanos, al igual que los padres, a los que intentan convencer (y lo logran), enriqueciendo con 8 vitaminas, hierro, calcio… y todo lo que se les ocurra; esos productos no son más que una mezcla de azúcar, harinas refinadas y grasas de pésima calidad.

Parece que cuando hablamos de alimentación, todos sabemos qué es lo que tenemos que hacer. He perdido la cuenta de cuántos pacientes me han dicho la famosa frase: «Yo la teoría ya me la sé». Pero la realidad es que no, no nos la sabemos. Probablemente por eso España sea el tercer país de la Unión Europea en obesidad infantil, y cuando vemos qué comen nuestros niños y niñas, la bollería, los embutidos y los precocinados están en los primeros puestos, muy por encima de frutas, verduras y legumbres.