Flann O’Brien

 

En Nadar-dos-pájaros

 

 

Prólogo de Eamon Butterfield

 

Traducción de
José Manuel Álvarez Flórez

 

 

 

019

 

 

Flann O’Brien (Brian O’Nolan, Strabane, Tyrone, 1911 - Dublín 1966).

Escritor irlandés. Trabajó para la Administración Pública desde 1935 hasta 1953. También colaboró durante 26 años en el Irish Times con el seudónimo de Myles na gCopaleen, ya que al ser funcionario no podía escribir con su nombre. En sus artículos retrataba con un estilo mordaz la política de su tiempo. Su estilo y el argumento de sus libros son muy originales y fueron alabados por Samuel Beckett y James Joyce, quien, ya prácticamente ciego, leía sus novelas con la ayuda de una lupa. Joyce dijo de O’Brien y de este libro: «Un escritor auténtico, con el verdadero espíritu cómico. Un libro realmente divertido». En Nórdica Libros estamos entusiasmados con la obra de este genial irlandés y con En Nadar-dos-pájaros hemos cumplido el sueño de publicar todas sus novelas: El Tercer Policía, Crónica de Dalkey, La boca pobre y La vida dura. En el libro El canon occidental, del famoso crítico literario Harold Bloom, aparecen El Tercer Policía y Crónica de Dalkey como dos de las obras más importantes de la literatura en lengua inglesa.

 

 

 

Título original: Me Rosvolat ja konnakaraoke

 

La traducción de esta obra se hizo posible gracias al apoyo de FILI – Finnish Literature Exchange

 

© Del texto: Siri Kolu, 2011

© De las ilustraciones: Tuuli Juusela, 2011

First published in Finnish by Otava Publishing Company Published in the Spanish language by arrangement with Rights & Brands

© De la traducción: Luisa Gutiérrez Ruiz

Edición en ebook: marzo de 2020

 

© Nórdica Libros, S.L.

C/ Fuerte de Navidad, 11, 1.º B

28044 Madrid (España)

www.nordicalibros.com

 

ISBN: XXXXXXXXXX

 

Diseño de colección: Diego Moreno

Corrección ortotipográfica: Victoria Parra y Ana Patrón

Composición digital: leerendigital.com

 

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

 

En Nadar-dos-pájaros

 

 

CubiertaEn Nadar-dos-pájaros es un libro tan sorprendente y original como su propio título: tan incomprensible para el lector español como lo es para el inglés. Esta novela está considerada una de las obras maestras de la narrativa del siglo XX y quien se adentre en ella se encontrará con el maravilloso mundo de O’Brien... Es literatura en estado puro. Una sátira, una comedia, una farsa, un truco de magia, un birlibriloque narrativo.. todo eso , y más, es esta novela. Es difícil intentar describir lo que es esta novela de novelas de novelas de novelas... O’Brien juega con el lector y con la literatura, asume su condición (como escritor) de creador de verdades, de mago que convierte lo irreal en real, la mentira en verdad, lo falso en auténtico, lo novelado en verdadero, para confundirnos en su papel de dios sobre lo creado, lo muerto, lo contado y lo callado.

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Índice

 

 

Portada

En Nadar-dos-pájaros

Prólogo

En Nadar-dos-pájaros

Promoción

Sobre este libro

Sobre Flann O’Brien

Créditos

 

Si te ha gustado

En Nadar-dos-pájaros

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Casarse

de August Strindberg

 

PRÓLOGO

«No escribo para que me llamen poeta, escribo para pelear.»

AUGUST STRINDBERG

August Strindberg publicó el libro de relatos Giftas (Casarse) en 1884 y dos años después una segunda parte. Tenía entonces 35 años y ya era, desde que había abierto la literatura sueca al modernismo con la novela Röda rummet (El salón rojo) en 1879, el escritor más considerado del país y, desde la publicación, en 1881, de Det nya Riket, (El nuevo reino), una violenta sátira de la sociedad sueca, uno de los más odiados por las clases dominantes.

En esas fechas, segunda mitad del siglo xix, Suecia era un país agrícola (el 85 por ciento de la población trabajaba en el campo y en el bosque) y muy pobre: entre los años 1865 y 1895 emigró, por motivos económicos, más de un millón de personas de una población que no llegaba a los cinco millones de habitantes. Un país extenso y poco habitado, con ciudades pequeñas (la capital, Estocolmo, tenía menos de 200.000 habitantes) que comenzaba su industrialización y urbanización, lo que provocó gran inquietud social y la incipiente aparición del movimiento obrero. En 1876 se fundan la empresa LM Ericsson. En 1879 los grandes aserraderos del norte sufren su primera gran huelga. Dos años después el gran agitador August Palm pronuncia su discurso ¿Qué quiere la socialdemocracia?, y comienza a organizar los sindicatos. En 1885 hay ya dos periódicos en Estocolmo de tendencia progresista. En 1889 se funda el partido socialdemócrata.

Strindberg inicia su carrera literaria en una época en la que se desarrollaba una dura lucha entre el movimiento obrero y el capital, y también en el campo literario entre lo viejo y lo nuevo y él se incorporó al movimiento renovador. La lucha la habían iniciado en Dinamarca y Noruega notables escritores como George Brandes, Henrik Ibsen y Bjørnstjerne Bjørnson, nombres imprescindibles en la historia de las letras nórdicas. El conflicto transcendía los límites de la literatura. La lucha se planteaba entre los partidarios del romanticismo, el idealismo filosófico, la religión y el conservadurismo político y por el otro los seguidores del naturalismo, el determinismo científico, el radicalismo político (el socialismo en el caso de Strindberg) y el ateísmo o al menos el rechazo de la enorme influencia de la religión en la sociedad. Strindberg se incorporó en calidad de francotirador al movimiento renovador y su novela El salón rojo señaló el nacimiento del movimiento «Åttitalet» (lo que puede traducirse como la década de los 80), el de la renovación del lenguaje en la novela y el teatro. Ello lo convirtió en el abanderado de lo nuevo (así lo consideraba el grupo de escritores de Det unga Sverige (La joven Suecia) pero él nunca se consideró tal, por la defensa a ultranza de su libertad, su horror a adscribirse a ningún grupo.

El combate fue muy duro y los medios utilizados en la polémica mezquinos, lo que acentuó algunos rasgos de la personalidad de Strindberg como su afán de pelea y su manía persecutoria. Ya en su pieza teatral Mäster Olof hace decir a su protagonista: «No era la victoria lo que yo amaba sino el combate».

En una carta a Helena Nyblom plasma con claridad su evolución personal y la posición en la cuestión social de su época: «En mi juventud —fui educado en una casa burguesa con gran severidad por una madre buena y un padre ejemplar— siempre estaba oyendo que tenía que ser justo, veraz, devoto y humano. Me decían que la virtud era una cosa excelsa. Ahora desde que he salido a la vida no oigo hablar más que de éxito, ascensos, hacer fortuna, asegurarse el porvenir. Encuentro que la sociedad es simplemente una camarilla y no otra cosa. ¡No veo a los mejores en los puestos cimeros de la sociedad! ¡Me encuentro con instituciones que no tienen más finalidad que su propia función y dondequiera que me topo con una institución únicamente veo tiranía y calamidades! Toda esta hipócrita construcción no puede ser desmontada poco a poco, cuidadosamente; al contrario ¡se derrumbará cuando se ataquen directamente sus cimientos, y yo no le hago ascos al empleo de la dinamita en política! ¡Yo no ataco a los hombres ni a la humanidad en El salón rojo, aunque mis enemigos han tenido interés en enfrentarme con los modelos criticados! ¡Ataco la hipocresía del régimen político...».

Y así, líricamente, canta al explosivo en un poema: «Blanca como la nieve es la dinamita / como la inocencia y el arsénico».

En aquellos años Strindberg frecuentaba un grupo de ideas nihilistas entre los que se contaba Hjalmar Branting, que años más tarde se convertiría en el padre de la socialdemocracia sueca. En las conversaciones Strindberg manifestaba su admiración juvenil por la comuna de París, que apoyó y nunca olvidó, y seguía con interés la evolución del nihilismo en Rusia.

A su amigo, el escritor noruego Jonas Lie, Strindberg le contó en una carta su intención de volar el Palacio real, con el Rey y toda su familia —adjuntándole un minucioso dibujo de la máquina que había inventado para llevarlo a cabo— lo que, unido a la alegría con que su colega sueco había recibido la noticia del asesinato del zar Alejandro II, preocupó al destinatario.

En carta a Edvard Brandes de 1880 Strindberg se define políticamente así: «Soy socialista, nihilista, republicano, sí, soy todo lo que se opone a los reaccionarios. Esto por instinto, porque soy hermano de Jean Jacques [Rousseau] en lo que respecta a la vuelta a la naturaleza. Me gustaría participar en eso de poner todo patas arriba para ver lo que hay en el fondo; creo que estamos tan embrollados, tan terriblemente gobernados que no se puede cambiar poco a poco sino que hay que pegarle fuego a todo, hacerlo estallar y empezar de nuevo de cero».

Dos años más tarde en carta a Rydberg se confiesa anarquista; en el prólogo de Giftas (Casarse), socialista y en carta a Carl Larsson, anarquista... Es sobre todo un rebelde, sin ataduras con partidos o ideologías, movido por su pensamiento y su necesidad de decir su verdad, caiga quien caiga, por temperamento y sentido de la justicia social.

En el libro de Strindberg Blomstermålningar och djurstycken, 1888, en un capítulo dedicado a la inteligencia de animales y plantas, hay un texto muy significativo. Un día durante el paseo Strindberg observa los desaforados ataques de un ciervo volante, un poderoso escarabajo, contra su bastón y reflexiona sobre la falta de buen sentido del coleóptero que, en lugar de huir ante un enemigo muy superior, trata desesperadamente de clavarle sus poderosas pinzas. Un perfecto autorretrato del autor y de su carácter, el de una persona que se lanza en un ataque indiscriminado contra todo el establishment y se asombra de que este se defienda con todos los medios. El escarabajo no ha calculado las consecuencias.

* * *

Las primeras ideas de la colección de relatos Giftas son de 1880, pero se interpusieron nuevos trabajos, entre otros la escritura de El viaje de Pedro el Afortunado y El nuevo reino. En 1883 Strindberg se traslada a Francia, a Grez, a pocos kilómetros de París, y luego se asienta en Suiza en lo que él llama un exilio casi voluntario.

Los motivos se los explica a Carl Rupert Nyblom, en carta de 1882, así: «Demasiado radical para los liberales y demasiado liberal para los conservadores, pero a la vez demasiado conservador para los radicales, me he hecho imposible. Por eso trato de marcharme de aquí para poder contemplar las cosas con perspectiva: quizá parezcan diferentes a cierta distancia del foco».

Pero ya antes le había escrito a Edvard Brandes: «Cuando haya terminado mi historia cultural del pueblo sueco, la cual va a poner al desnudo a la Nación sueca, me iré al exilio a Ginebra o a París y me haré escritor, ¡sí, me dedicaré a la literatura en serio! No como uno de esos que hacen literatura de ficción, sino uno que escribe para decir aquello de lo que no se puede hablar, ¡implacable! Creo que todas esas medidas políticas de reforma no llevan a ninguna parte».

La situación se iba haciendo insoportable para su esposa que ve cada vez más lejano su deseo de proseguir su carrera teatral en un país cuya lengua no conoce, lo que deteriora su matrimonio.

Se puso a escribir el 25 de mayo de 1884 las historias de matrimonios preliminarmente tituladas Retratos de mujeres, luego Gente casada y finalmente, ya que había historias de solteros, Giftas (Casarse) con el subtítulo Doce historias de matrimonios y terminó los doce relatos en mes y medio.

Le escribe al editor, Albert Bonnier, advirtiéndole que no ha leído el manuscrito y que busque a algún zopenco que corrija las pruebas (en la primera edición había unas 160 divergencias con el manuscrito). También le confiesa que es un libro «cruel, feo, bello, poético, prosaico, sentimental, crudo, horrible, delicado —es decir ¡como la vida misma!» y lo define como un libro realista y progresista— sus amigos socialistas no comparten su opinión. En carta a uno de ellos, Pehr Staff, subraya que «lleva un prólogo de 48 folios. ¡Puro socialismo con el programa feminista más radical que se haya visto!».

Se hizo una primera edición de 4.000 ejemplares y se temía que el lenguaje desenfadado (aunque ya le escribió al editor que estaba dispuesto a quitar las palabrotas que no fuesen imprescindibles) y las escenas atrevidas pudiesen provocar la intervención de las autoridades. El mismo Strindberg se preguntaba si no serían las líneas sobre el vino de consagrar y las bromas sobre la eucaristía lo que podría provocar la actuación del poder. No tardaron ni una semana en embargar la edición y abrir un proceso al libro «por blasfemia contra Dios y burla del sacramento de la eucaristía» y no por inmoral. Se confirmaban, pues, los temores de Strindberg, y la acusación podía suponerle dos años de cárcel.

Esto le dio al libro una gran popularidad. Se agotó la edición y se llegó a alquilar por 25 céntimos, un libro que costaba 3,75 coronas, y cuentan que alguien pagó cien coronas por un ejemplar.

Se iniciaron los trámites procesales. Strindberg, que seguía en Suiza, no pensaba asistir al juicio, pero por fin cedió a las peticiones de amigos y las presiones del editor y se presentó en Estocolmo dispuesto a dar la cara. Allí, ya en la estación, fue objeto de un espléndido recibimiento y luego, en víspera del proceso, tras una representación triunfal de El viaje de Pedro el Afortunado, recibió un caluroso homenaje.

Strindberg contó con un apoyo extraordinario y su absolución se interpretó como una gran victoria de la libertad de expresión. En la estación de Malmö, al dejar Suecia, fue aclamado por doscientas personas en su mayoría mujeres.

A pesar de que, debido al revuelo que había causado el proceso, el momento era propicio para lanzar una segunda edición —aunque en los editoriales la prensa había sido muy crítica con la insistencia del autor en el plano físico, «natural», del amor, con el lenguaje descarnado y su posición política, los críticos literarios fueron positivos—, Bonniers no lo hizo. Quería eliminar el relato que provocó el proceso y dulcificar algunos pasajes, a lo que se negó el autor. La segunda edición la publicó un sobrino de Albert Bonnier.

En 1885 se edita el libro en francés en una traducción costeada por el autor en su afán de hacerse un nombre en Francia y Europa.

En marzo de 1885 empieza a escribir la segunda parte de Giftas, con más carga antifeminista que la primera, probablemente a consecuencia del proceso que él atribuía al movimiento feminista. Escribió los dos primeros relatos Otoño y El pan directamente en francés y el resto en sueco e informó al editor que el libro estaría terminado a finales de mayo.

El libro, que el mismo Strindberg reconoció que no estaba tan bien escrito como la primera parte, se retrasó bastante porque introdujo nuevos relatos, alargó el prólogo, la editorial cambió de imprenta, etc. Finalmente la segunda parte de Casarse llegó a las librerías en 1886, dos años después de la primera parte, y la edición fue de 5.000 ejemplares

Los prólogos, escritos después de los relatos, presentan su posición llena de contradicciones y exageraciones en el tema de la emancipación de la mujer y el lugar de esta en el matrimonio y en la sociedad. En el primero está su documento a favor de los derechos de la mujer que el consideraba como el programa más radical progresista que se había escrito en Suecia. «La mujer está esclavizada por el sistema, por la sociedad, no por el hombre. El problema de la mujer solo se resolverá en una sociedad justa a la que no ayuda a llegar la lucha de las feministas».

Pero Hjalmar Branting lo tachó de reaccionario diciendo que Strindberg solo se ocupaba del diez por ciento de la población femenina y dejaba de lado al noventa por ciento de las mujeres que trabajaban como esclavas. «El problema de Strindberg es que pone un signo de igual entre mujer y la mujer ociosa de la clase alta.»

El prólogo de la segunda parte es mucho más agresivo —empieza con una serie de citas misóginas y está lleno de extraordinarias exageraciones— tal vez influido por sus problemas matrimoniales. Lo que sin duda contribuyó a su antifeminismo es que estaba seguro de que era objeto de una conspiración —el proceso era resultado de ella— dirigida tal vez por la propia reina, a la que había criticado burlonamente, conspiración que ella manejaba por medio del movimiento feminista. También influyó la «incomprensión» de Siri— con el consiguiente deterioro de su matrimonio— y los lances matrimoniales que se desarrollan en la pensión suiza en que vivía.

En una carta a su editor, comentando el primer relato, El precio de la virtud, le decía que le había salido demasiado largo y que no pretendía profundizar en un solo aspecto del matrimonio sino ofrecer en estampas breves (algunas de la segunda parte, son simples anécdotas de dos o tres páginas) un amplio panorama de los matrimonio de su época. Destaca su capacidad de observación tanto de las personas como de la naturaleza, de los acontecimientos de la vida diaria, del ambiente de la vida en pareja, su humor, su amplio vocabulario (en el prólogo presume de los treinta términos náuticos sacados de un catálogo).

Sus amigos socialistas Staff y Branting, el que sería la figura más importante de los primeros años de la socialdemocracia, lo consideran reaccionario. Y este último consideró especialmente odioso el relato El cabeza de familia, por lo que tenía de autobiográfico, en el que desvelaba cosas personales sobre Siri.

Un crítico le diagnosticó una enfermedad: «rabies mulieris». Pero Strindberg en carta a su amigo Jörgen escribe: «Yo solo soy misógino en teoría (frase incrustada en letras de metal dorado en la calle peatonal de Drottninggatan a pocos metros de la última residencia del escritor, hoy Museo Strindberg)... aquí vivo en un idilio, solo en una casa con seis mujeres...».

Un par de importantes escritoras se mostraron muy positivas, las autoras del movimiento Det unga Sverige, que consideraba a Strindberg su abanderado; se mostraron más positivas que los hombres. La escritora Victoria Benediktsson fue, a pesar de la misoginia del autor, muy positiva en su reseña. También los hermanos Brandes y el noruego Kieland.

Giftas es la obra de Strindberg más leída en Suecia. Fue una bomba. Destacó por la libertad (para en su tiempo) que se tomaba en materia sexual, el desparpajo y realismo en sus descripciones matrimoniales, por su lenguaje coloquial con la influencia de los cuentos de Hans Christian Andersen (al que había traducido al sueco), aunque con un tono duro y cínico que no tienen los cuentos del danés.

Sobre la traducción

El origen de este libro está en un encuentro de traductores de sueco celebrado en la Embajada de Suecia en Madrid, en 2012, año del centenario de la muerte de Strindberg. Al constatar que estaban presentes una buena parte de los mejores traductores del sueco —de autores como Strindberg, Karin Boye, Henning Mankel, Stieg Larsson, Ingmar Bergman, Tranströmer, etc., etc...—, les propuse, en «connivencia» con Diego Moreno, el proyecto de la traducción colectiva de Giftas, obra desconocida en España. Lo hice para tantear el terreno y ver si se animaban. Y se animaron. Nos repartimos los cuentos y los tradujimos, me los fueron enviando, los reuní, los remití a Nórdica y este es el resultado.

Cada traductor, que consta con su nombre en el índice junto a su obra, es responsable de sus traducciones.

Todos hemos traducido del volumen nr. 16 (1982) de la edición Samlade Verk (Obras completas) de August Strindberg.

FRANCISCO J. URIZ

Estocolmo, junio de 2013

El traductor quiere agradecer a

Eamon Butterfield su ayuda,

sin la que no hubiera sido posible

realizar esta traducción.

PRÓLOGO

En Nadar-dos-pájaros contiene muchas referencias y alusiones a la Irlanda del periodo y a la Irlanda histórica que puedan resultar difíciles de entender para quienes no conozcan el medio.

Flann O’Brien (seudónimo de Brian O’Nolan) conocía a fondo la literatura gaélica y utilizó como eje de En Nadar-dos-pájaros el texto irlandés Buile Suibhne, escrito hacia 1670 pero que incorpora tradiciones que se remontan al siglo IX. Buile Suibhne (el frenesí de Sweeny) cuenta la historia de un rey norteño que, tras agredir a un eclesiástico, experimenta una visión terrible del horror que se desarrolla en torno a él en la batalla de Mag Roth en el año 637. Esto le impulsa a huir de la compañía de los humanos y le hace sentir «aversión a todos los lugares que conocía y el deseo de ir a todos los lugares en los que no había estado». Obtiene el don del vuelo y se convierte en un hombre salvaje de los bosques que vive en las cumbres de los montes y en las copas de los árboles, donde canta su purgatorio de poeta marginado de la sociedad y castigado por la naturaleza. O’Brien utiliza aproximadamente un tercio de Buile Suibhne, en una traducción un tanto peculiar, en la que omite la mayor parte de los versos.

Buile Suibhne le proporciona también el extraño título de la novela. Es traducción literal del topónimo gaélico de un lugar situado en el centro de Irlanda, Snámh-dá-én, así llamado porque un héroe de las sagas antiguas mató en él dos pájaros que estaban posados en los hombros de una amazona. El lugar aparece mencionado también en un viejo texto que O’Brien sin duda conocía, una vida de San Patricio del siglo VII, escrita en latín. Cuando el misionero cruza el río Shannon en Vadum Duorum (sic) Auium, dos druidas intentan cortarle el paso haciendo que la oscuridad y la niebla cubran el lugar; pero Patricio ayuna tres días y consigue que se disipen las tinieblas y vuelva a brillar la luz del sol. En Buile Suibhne, Sweeny llega a Snámh-dá-én y recita un poema que O’Brien omite. Dos de sus versos dicen:

Más dulce que el tañido de la campana de la iglesia

es el canto del cuco en el Bann.

Así pues, En Nadar-dos-pájaros tiene, por partida doble, asociaciones conflictivas con el cristianismo.

El libro, que se publicó en 1939, contiene muchas alusiones a la Irlanda puritana y reaccionaria del periodo. El estudiante protagonista se siente obligado a ocultar a su tío, un representante de la Irlanda oficial, «las hojas que hacían alusión a la cuestión prohibida de las relaciones sexuales». Y hay también numerosas alusiones al nacionalismo pacato y estrecho de miras imperante. El que Trellis equipare lo verde con la ortodoxia, por ejemplo, es una sátira del culto de los nacionalistas a ese color. El que Shanahan afirme que se admira al irlandés por su habilidad para saltar debería interpretarse como su pronta disposición a ponerse firme de un salto cuando se lo ordenan. El hecho de que Brinsley no pueda distinguir entre Furriskey, Lamont y Shanahan es una alusión al falso diálogo de una sociedad conformista que insiste en la concurrencia de pareceres más que en el conflicto, aunque permitiendo diferencias triviales. Y, por supuesto, el que Sweeny pierda al final la inspiración poética y hasta la dignidad es consecuencia de su contacto con la sociedad urbana de la Irlanda moderna.

La realidad exterior contemporánea también se entromete indirectamente. Como la relación autor-personaje se equipara a la de patrón y empleado, la rebelión contra Dermot Trellis se inspira quizás en las revoluciones proletarias de la época; el hecho de que el destino de un recién nacido se decida en una partida de póquer entre el bien y el mal entraña una visión nihilista de la moral tradicional. Por otra parte, la farsa del juicio de Trellis, donde los doce jueces actúan también como jurados y como testigos, tal vez se relacione con las farsas judiciales estalinistas que se desarrollaban en Moscú por aquellos años. Jem Casey parece una caricatura del obrero ideal de la propaganda estalinista; y su poesía, una parodia jocosa del realismo socialista. El elogio que hace Orlick de Furriskey, Lamont y Shanahan ridiculiza los panegíricos que hacen los ideólogos a los que controlan el poder, mientras que la violencia despiadada con que castigan a Trellis el Puca y sus amigos recuerda el salvajismo vesánico de los nazis.

Este telón de fondo de angustia y ortodoxia explica por qué no sucede nunca nada en la novela. Y la tendencia de los personajes a pasar el tiempo en la cama o bebiendo en el bar es, en último término, un modo de protegerse de los horrores de la realidad. En ese submundo, «el reino de las sombras», la conversación adquiere carácter de ensueño; y la acción, de sonambulismo. «No hay nada peor que reducir una buena charla que debería durar seis horas al breve espacio de una». El sexo de los ángeles, un tema tradicional de las disputas escolásticas, reaparece aquí en relación con el género del Hado Bueno. En ese mundo estático solo puede producirse una acción significativa mediante el milagro, en este caso el castigo aplicado a Trellis, más cruel por el hecho de que se obliga a la víctima a ocultar su sufrimiento tras una charla educada. Este movimiento de disociación entre realidad y diálogo culmina en la charla previa al juicio entre Furriskey, Lamont y Shanahan, que consiste en fórmulas aprendidas de memoria y conocimientos arbitrarios formulados al azar en el mundo autónomo del discurso cómico.

El diagnóstico que hace O’Brien de la sociedad irlandesa coincide en esto con el de James Joyce, cuya obra se fundamenta en la roca de la parálisis de la Irlanda moderna. Las afinidades de O’Brien con su compatriota resaltan aún más por su especial aptitud para lo experimental. Si el estudiante sin nombre es un retrato del artista adolescente, Trellis es una caricatura del artista anciano. Pero O’Brien, a diferencia de Joyce, que utiliza La Odisea de Homero para estructurar su Ulises, se limita a apuntar cómo podría haber empleado de forma similar la leyenda de Sweeny, pero acaba dejando los textos diferenciados uno al lado del otro para que la comparación la haga el lector. Desmitifica así, con gran maestría, el proceso de la escritura de ficción, desmantelando el entramado de la novela. Joyce supo de En Nadar-dos-pájaros por Samuel Beckett, que se la comentó elogiosamente, y reaccionó al leerla con un entusiasmo muy raro en él: «He aquí un auténtico escritor con auténtico espíritu cómico. Un libro realmente divertido».

En su informe favorable a la publicación, Graham Greene, por entonces lector de manuscritos para Longman, la primera editorial de O’Brien, destacó el pedigrí de En Nadar-dos-pájaros, «Está en la línea de Tristram Shandy [de Laurance Sterne] y de Ulises: su asombrosa alegría no oculta un intento serio de presentar simultáneamente, podríamos decir, todas las tradiciones literarias de Irlanda...» El poeta galés, Dylan Thomas, expresó su apoyó a la novela en términos muy suyos, «Este es justo el libro que uno puede regalar a su hermana si es una chica borracha, sucia y malhablada».

Jorge Luis Borges lo elogió con estas palabras: «He enumerado muchos laberintos verbales: ninguno tan complejo como la novísima obra de Flann O’Brien: At Swim-Two-Birds […] At Swim-Two-Birds no solo es un laberinto: es una discusión de las muchas maneras de concebir la novela irlandesa y un repertorio de ejercicios en verso y prosa que ilustran o parodian todos los estilos de Irlanda. La influencia magistral de Joyce (arquitecto de laberinto, también; Proteo literario, también) es innegable, pero no abrumadora, en este libro múltiple».

O’Brien no tuvo suerte al principio con su libro. Unos meses después de que saliese al mercado (el 13 de marzo de 1939) estalló la Segunda Guerra Mundial. Solo se habían vendido 240 ejemplares y las bombas alemanas destruyeron el almacén de Longman en Londres con los restantes. El propio O’Brien dio más tarde una explicación humorística de este suceso: «En el año 1939 apareció un libro con el extraño título de En Nadar-dos-pájaros. A Adolf Hitler le ofendió muchísimo y le dio tanta rabia que inició la Segunda Guerra Mundial para torpedearlo. Por una amarga ironía que no deja de tener su encanto, el libro sobrevivió a la guerra mientras que Hitler no».

Es cierto que sobrevivió, pero a duras penas. En los años cuarenta y cincuenta quedaban tan pocos ejemplares del libro en las bibliotecas públicas de Dublín que había que apuntarse a una lista de espera para poder leerlo. O’Brien tuvo que esperar hasta 1960, cuando En Nadar-dos-pájaros volvió a editarse, para que se reconociera plenamente su talento.

Mientras tanto, bajo otro seudónimo, Myles na gCopaleen (Myles de los caballitos), había empezado a escribir en 1940 una columna en el periódico The Irish Times, titulada An Cruiskeen Lawn (La jarrita llena) en la que desplegó con brillantez su talento satírico. Citaremos a título de ejemplo este comentario que data de 1956:

«Muchos fueron los motivos que me llevaron a traducir el Ulises de Joyce al irlandés. “Ya que se niegan a leerlo en inglés”, me dije, “les pondremos en la tesitura de negarse a leerlo también en irlandés”».

En los años sesenta se publicaron otras dos novelas de O’Brien: La vida dura (1960) y Crónica de Dalkey (1964). Murió en 1966, el 1 de abril, April Fools Day, el día en que se gastan bromas a los desprevenidos. Su segunda obra maestra en inglés, El tercer policía, que había sido rechazada por Longman en 1940, se publicó por fin un año después de su muerte.

Desde entonces su fama no ha cesado de crecer. Se han traducido sus obras al francés (entre ellas, dos versiones de En Nadar-dos-pájaros), al alemán, al castellano, al holandés, al húngaro, al italiano y al rumano. Aunque es evidente que sería imposible una versión cinematográfica convencional de En Nadar-dos-pájaros, en Alemania la novela se adaptó a la pantalla en 1997, con el título de In Schwimmen-zwei-Vögel, y se anuncia una versión inglesa para 2010, con Brendan Gleeson como director. Se ha llevado al teatro tres o cuatro veces. Hay varios pubs irlandeses en el mundo que llevan el nombre de O’Brien, entre ellos uno en Roma, otro en Boston y otro en Barcelona.

En cuanto a esta traducción al castellano, se puede decir que corrió casi la misma suerte que corrió el original en 1939. Publicada en 1989 por Edhasa, apenas salieron críticas en la prensa española y americana y se vendieron muy pocos ejemplares. Cayó en un olvido tal que en junio de 2006, en un reportaje sobre Dublín publicado en El País y titulado, «Dublín embrujado por Samuel Beckett», se elogiaba el genio de O’Brien pero se añadía que «su gran obra, At Swim-Two-Birds, permanece inédita en español». Esto provocó la intervención de algunos de sus contados lectores y el periódico rectificó algunos días mas tarde.

En Nadar-dos-pájaros ha perdurado porque es una obra maestra. Es una novela en que los personajes engañan a su autor; en la que los animales son testigos durante un juicio; que contiene un manifiesto que proclama que «los personajes deberían ser intercambiables entre un libro y otro», que se encuadra en los grandes movimientos de vanguardia del siglo XX. La sublevación de los personajes contra Trellis, el presunto novelista que quería hacer el papel de Dios. El impulso exuberante de lo verbal y el impulso experimental otorgan orden y unidad real a ese tratamiento nihilista de lo narrativo.

Si bien O’Brien fue, como Joyce, un maestro de la parodia (parece remedar burlonamente todos los estilos de la literatura irlandesa, desde la filosofía a las novelas del Oeste y desde la literatura antigua al periodismo), la más honda inspiración de su burla nace de un sentido del absurdo que ilustra el epígrafe griego de la novela: «Pues todas las cosas se van y dejan sitio a otras». Si abordamos la idea de Dios con esa visión lineal del tiempo, que no es ni más ni menos que la repetición eterna, Finn Mac Cool puede considerarse con toda justicia «un hombre que es mejor que Dios», al menos en Irlanda, por su capacidad de permanencia, pues lleva allí más tiempo. Si los puntales de la novela tradicional fallan, lo que queda en la base, en opinión de O’Brien, es la mera matemática de números pares e impares sucediéndose eternamente. «El mal es par, la verdad impar y la muerte, parada completa». La tesis es el arte (y la vida), luego viene la antítesis... luego otra vez la tesis, aunque podría aparecer con otro nombre. Pero la conciencia de esta estructura existencial es conciencia del absurdo de todo. De la contradicción perpetua. Sobre esos contrastes está construida la novela: narración oral y escritura; paganismo y cristianismo; vida y arte; juventud y vejez; y, en último término, bien y mal (el uno sin el otro constituye una «falta de etiqueta»). Estos contrastes son los dos pájaros del título, que nadan porque han perdido la capacidad de volar, o más bien, los cadáveres de dos pájaros que flotan en el río. Una historia que es pues, en palabras de Shakespeare (Macbeth),

un cuento

contado por un idiota, lleno de ruido y de furia,

que nada significa.

Esa visión pesimista de la vida da una profunda coherencia interna a esta obra de O’Brien.

Eamon Butterfield

Barcelona, enero de 2010

EN NADAR-DOS-PÁJAROS

Todos los personajes que aparecen

en este libro, incluida la primera persona

del singular, son absolutamente imaginarios

y no guardan la menor relación

con persona alguna, viva o muerta.

’Eξίσταται γὰρ πάντ’ ἀπ’ ἀλλήλων δίχα