La Esposa
Excelente

 

 

Una Perspectiva Bíbllica
La Mujer que Dios Quiere

 

SEGUNDA EDICIÓN

Martha Peace

 

Publicado por:
Publicaciones Faro de Gracia
P.O. Box 1043
Graham, NC 27253
www.farodegracia.org

ISBN 978-1-629461-56-4

 

 

La Esposa Excelente
La Mujer que Dios Quiere - Una Perspectiva Bíblica
Por Martha Peace

Derechos de Autor 1995, 1999, 2003 © Focus Publishing, Inc.
Derechos Reservados

Agradecemos el permiso y la ayuda brindada por Martha Peace y Focus Publishing, Inc. (502 Third Street NW; Bemidji, Minnesota 56601) para traducir e imprimir este libro, The Excellent Wife, al español.
Traducción al español por Josue Raimundo

©      2007 Todos los Derechos Reservados, Publicaciones Faro de Gracia

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, por ningún medio, sin el consentimiento escrito de la casa publicadora, excepto por citas breves usadas para revisión en una revista o periódico.

Diseño de la Portada por Tsur y Asociados / Julio Armando González

© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.

 

Este libro está dedicado
a mi esposo, Sanford

 

Contenido

Capítulo Uno La Esposa Excelente ¿Quién la hallará?

Capítulo Dos El Entendimiento de la Esposa acerca de Dios

Capítulo Tres El Entendimiento de la Esposa acerca del Pecado

Capítulo Cuatro El Entendimiento de la Esposa Acerca de las Relaciones

Capítulo Cinco El Entendimiento de la Esposa acerca del Matrimonio

Capítulo Seis El Entendimiento de la Esposa Acerca de su Papel

Capítulo Siete Cristo

Capítulo Ocho El Hogar

Capítulo Nueve El Amor

Capítulo Diez Respeto

Capítulo Once La Intimidad

Capítulo Doce La Sumisión

Capítulo Trece La Sumisión Bíblica

Capítulo Catorce La Provisión de Dios

Capítulo Quince La Honra de Cristo

Capítulo Dieciséis La Comunicación

Capítulo Diecisiete El Conflicto

Capítulo Dieciocho Las Iras de la Esposa

Capítulo Diecinueve El Temor de la Esposa

Capítulo Veinte La Soledad de la Esposa

Capítulo Veintiuno La Tristeza de la Esposa

Posdata

Apéndice: La Dinámica del “Despojarse” y “Vestirse”

Otros Títulos de Publicaciones Faro de Gracia

 

Reconocimientos

Yo creo que el Señor me dio el deseo de escribir este libro. Después , me dio personas para ayudarme. Una de esas personas es mi esposo, Sanford. Yo había estado hablando de escribir un libro por un buen tiempo. El me dijo ¿deja de hablar, organiza tu vida, y escribe el libro! Como no me estaba pidiendo pecar, tuve que hacerlo. Sanford no solamente me dijo que lo escribiera, sino que me ayudó a hacerlo. El es mi experto de computadoras y mi consolador cuando estoy desanimada. Me ama y ha creído desde el principio que Dios quería que yo persevera en este proyecto. El fue maravilloso durante todo el proceso.

Tenemos dos pastores con quienes estoy endeudada. Uno es Howard Dial, quien me enseñó la Biblia y alimentó el amor que Dios me ha dado por Su Palabra. El otro es Ed Shewood. Ed fue el instrumento para guiarme al Señor. Mucho después, mientras estaba contemplando empezar el libro, Ed me exhortó mucho y además ofreció ayudarme. Por un año, nos reunimos semanalmente y me ayudó a organizar el material. Al mismo tiempo, él empezó a enseñarme cómo escribir. Estoy agradecida al Señor por el tiempo que Ed y yo trabajamos en La Esposa Excelente. ¿Fue tan emocionante cuando mandamos la propuesta y los capítulos de muestra! Si no fuera por Ed, yo probablemente todavía estaría hablando de escribir un libro algún día.

Además de Howard y Ed, el Señor me dio la Lou. Lou Priolo es el Director del Centro de Consejería Bíblica de Atlanta. El me enseño cómo aconsejar bíblicamente, y me hizo trabajar. Este material tiene tanto de lo que Lou me enseñó, que yo no sabría dónde empezar para darle crédito. Lou diligentemente editó cada palabra y ¿me soportó durante el proceso! Además de ayudarme con este libro, Lou ha tenido un impacto tremendo en mi crecimiento como cristiana. Yo estaré eternamente agradecida al Señor por traer a Lou a mi vida.

Stuart Scout es otro amigo querido, quien ahora es parte de mi familia. Nuestra hija Anna, se casó con Tom, hermano de Stuart. Me río cuando pienso en cómo tenía yo miedo de conocer a Stuart porque pensaba que probablemente él no aconsejaba a los miembros de su iglesia de una manera completamente bíblica. ¿No podía estar más equivocada! Stuart contribuyó de gran manera a este libro por medio de sus sugerencias, y también compartiendo generosamente su material e ideas conmigo.

Nuestra hija Anna ha sido un punto muy brillante en este proceso. Ella pudo leer y corregir los capítulos con una actitud alegre, antes de que se los mandara al editor. Ella hizo todo esto mientras cuidaba a su esposo y tres niños muy pequeños. Ella, como Ed, me enseño cómo escribir y me animó. ¡Ella perseveró en corregir todas mis referencias indeterminadas de pronombres!

Mort Patterson, nuestro amigo, dibujó todas las ilustraciones contenidas en este libro. Con paciencia, él me ayudó a pensar cuando estaba yo sin ideas. El me animó mucho de continuar en el proceso, contándome acerca de algunas de las cosas que su mamá halló al escribir un libro cristiano hace años. El estaba entusiasmado sobre este proyecto y siempre interesado en lo siguiente que pasaría.

John Crotts, nuestro nuevo pastor, se involucró casi al final. Estoy segura que él no tenía la menor idea en que se estaba metiendo cuando consintió leer el manuscrito y hacer un comentario. John ha sido una persona escrupulosa en cuanto al contexto, la claridad, y ver el proyecto en su totalidad. Amablemente él me ha explicado una y otra vez ciertos puntos. En pocas semanas, él me ha enseñado mucho, y anticipo trabajar con John, bajo su cuidado pastoral en el futuro.

Tenemos muchos otros amigos quienes han tenido un interés en este proyecto y han orado por mí, ¡Y también me han embromado mucho! Algunos de ellos son Maribeth Standring Franklin y Jane Lawrence, Cindy Waddell, Cindy Carson, Mike Robinson, y la entera familia de nuestra iglesia. Les quiero a todos y doy gracias a Dios por ellos.

Sería yo negligente al no mencionar las maravillosas personas en Focus Publishing. Don Winters y stan Haley me dieron una oportunidad. Don bromeaba sobre mis familiares expresiones sureñas de Norteamérica en el libro. Jan Haley y Barb Smith laboraron fielmente en editarlo. Ellas tenían mucho entusiasmo para el material y vieron una necesidad grande para el libro. He disfrutado trabajar con todos ellos.

También quiero agradecer a Jay Adams por leer el manuscrito y por sus comentarios provechosos. Estoy contenta de estar asociada con él a través de la Asociación Nacional de Consejeros Nutéticos. Su ministerio ha mejorado mucho al mío.

Estoy tan agradecida al señor por todos aquellos a quienes El ha mandado para ayudarme, enseñarme, y animarme. Me siento como el apóstol Pablo se debió sentir cuando escribió a la iglesia de Filipos:

Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por
todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio,
desde el primer día hasta ahora; / Filipenses 1:3-5

 

 

Parte Uno

El Entendimiento de la Esposa

Verdades Fundamentales
para la Esposa Excelente

 

Capítulo Uno
La Esposa Excelente
¿Quién la hallará?

La esposa que yo fui

“¿¡ Sumisa!? Yo, ¿ser una esposa sumisa?” Con un grito airado, agarré mi Biblia y la arrojé directamente hacia mi amigo de largos años. Ed y su esposa Jackie nos habían testificado a mi esposo Sanford y a mí por semanas. Ed acababa de mostrarme 1 Pedro 3:5 que dice, “Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.” Él no tuvo que esperar mucho tiempo para ver mi reacción. De todas las cosas que yo quería ser en mi vida, ser sumisa no era una de ellas.

Afortunadamente, ese incidente ocurrió hace unos quince años, aunque el recuerdo todavía es vívido. Este incidente representó el punto de vista acerca de la sumisión que yo tenía en ese entonces. Sin embargo, no mucho tiempo después, llegué a ser cristiana y sometí mi vida al Señor Jesucristo y a mi esposo. Alma, otra buena amiga, comentó una vez, después de haber oído mi testimonio, que ¡mi conversión fue como La Sumisión de La Mujer Regañona! ¡Ella tenía razón! Pero, déjeme empezar desde el principio.

Mis padres me amaban y me complacían como hija única. ¡Era bien consentida! Imagínese mi sorpresa cuando al tener 19 años mi enamorado del colegio y yo nos casamos y yo descubrí que no todo se centraba en mí. Yo era egoísta, terca e iracunda. En retrospectiva, yo sé que si Sanford no me hubiese amado lo suficiente para “llevarse conmigo,” nuestro matrimonio hubiera terminado en las primeras etapas.

Yo pensaba, equivocadamente, que casarme y tener hijos me haría feliz. Es cierto que me calmó por un tiempo, pero muy pronto estaba buscando algo más. Buscaba felicidad en las organizaciones comunitarias, la educación, el empleo y en las fiestas. Cada una de estas cosas me entretuvo por un rato, pero siempre deseaba algo más. No podía estar satisfecha. A través del tiempo, decidí comprometerme en una carrera. Estaba segura de que una carrera resolvería mis problemas. Por tanto, comencé un postgrado en la profesión de enfermería y llegué a ser maestra de enfermeras en una universidad local.

Disfruté mucho enseñar enfermería, pero mis intenciones estaban centradas en cómo complacerme a mí misma y seguir mi carrera. Muy pronto, mi matrimonio empezó a derrumbarse. Me había convertido en una feminista total, quien iba a dejar su marca en el mundo – a mi manera. Casi al mismo tiempo en que yo empecé a enseñar, empezamos a construir la casa de nuestros sueños, la cual era de estilo victoriano, amarilla, de dos pisos y con terraza en tres de sus lados. Después de unos meses, nos enteramos de que el contratista nos estaba robando grandes cantidades de dinero. Nos quedamos con una casa incompleta que tenía más de $15,000.00 dólares en deudas contra la propiedad. Yo traté de escaparme de la creciente presión tomando y yendo a fiestas. Por fin, decidí que lo que realmente necesitaba era la libertad. En secreto, empecé a hacer planes para abandonar a mi familia. Ya que Sanford era mucho más estable que yo, justifiqué en mi mente que dejaría a los niños con él. Afortunadamente para mí, Dios tenía otro plan.

Dios intervino mandando a tres personas a mi vida. Una fue la que ahora es mi querida amiga Katrina, con quien compartía una oficina en la universidad. ¡Me sentía como si estuviera encadenada al apóstol Pablo! Me burlaba de su fe cristiana y le gritaba cuando intentaba hablarme del Señor. Ella se fue a casa llorando más de una vez, por mi culpa. Fue mientras compartía una oficina con Katrina que el Señor mandó de vuelta a Ed y Jackie a Atlanta. Renovamos nuestra amistad que había comenzado en la universidad hacía muchos años. Pero, admito que tenía dudas acerca de ellos, porque había oído rumores de que los dos eran “religiosos”. ¡Era la verdad! Entre ellos y Katrina no había cómo escapar de las conversaciones acerca de Dios y Su Palabra.

Traída bajo convicción

Mientras mis planes para dejar a mi familia se desarrollaban, me puse más y más inquieta. Pronto empecé a tener ataques de ansiedad y lo que el mundo llama “ataques de pánico”. Ahogar mi dolor emocional con el alcohol sólo me dejó aún más deprimida y ansiosa. Ed me seguía diciendo que debía orar y leer el Evangelio de Juan. Por fin, de pura desesperación, seguí su consejo. Ya me estaba “desquiciando” y pensé que necesitaba ayuda psiquiátrica. No hice una cita, porque sabía que las medicinas que el psiquiatra me recetaría no me dejarían llevar a cabo mi trabajo como instructora de enfermeras. Sanford insistió. Pensando que muy pronto me sacarían de la casa en una camisa de fuerza, por fin estuve de acuerdo en ir, pero con una condición: Primero Sanford tenía que dejarme hablar con un Pastor de una iglesia local. Él estaba renuente, pero consintió.

Empezamos a asistir a una iglesia local con nuestros amigos, Jackie y Ed. Durante ese tiempo, leí el Evangelio de Juan una y otra vez. La mayor parte de lo que leía ya lo sabía y creía – Jesús era Dios, el único Salvador, y que Él había muerto en una cruz para pagar la pena por mis pecados. Me habían enseñado estas cosas cuando era niña, pero no conocía a Dios personalmente. Aunque quería, no sabía cómo. Pero una noche, mientras Sanford estaba en el trabajo y nuestros niños, Anna y David, estaban dormidos, yo estaba en la cama leyendo el libro de Juan, como lo había hecho muchas noches. Esta noche sería diferente.

Cuando llegué a Juan 14, leí lo que se habían convertido en las familiares palabras de Jesús: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré...” (Juan 14:14). Dije, en voz alta, “Eso no es verdad. He estado pidiéndole y pidiéndole que me quite la ansiedad, que nos devuelva nuestro dinero que nos robó el contratista y que reconstruya nuestro matrimonio.” ¡Él no había hecho ninguna de esas cosas! Pero me acordé que Ed me decía, “Sigue leyendo, Marta.” Entonces, leí el versículo otra vez. Esta vez leí el versículo entero. “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” (Juan 14:14). De repente, entendí. Todas mis oraciones habían sido egocéntricas. Nada de lo que yo quería era para la gloria de Dios. Incliné mi rostro en sumisión y recibí a Cristo como mi Salvador y Señor. Confesar mis pecados tomó un largo rato. Después oré, “Señor, ahora sé que tú tienes el poder de quitar mi ansiedad, pero si lo haces o no, Tú eres quien decide. ¡Yo quiero que mi vida te glorifique a ti!” Apagué la luz y me dormí.

La siguiente mañana, en vez de la ansiedad que por meses había estado inundándome, me desperté con un sentido increíble de la paz de Dios. Me levanté y crucé la habitación, hice una pausa para encender la luz y pensé, “Mi vida jamás será la misma.” Por fin había encontrado lo que buscaba. Jesucristo, no yo, era el Señor de mi vida ahora.

Cómo cambió mi vida

Mi vida ha cambiado dramáticamente a causa de todo lo que he aprendido, a través de los años, acerca de cómo ser una esposa piadosa. Me gustaría decirle que ahora soy la esposa perfecta. Por supuesto que no es así, pero Dios me ha dado un deseo profundo de ser la esposa que Él desea que yo sea y, aunque fallo miserablemente, Él está en el proceso de moldearme en esa dirección. Dios no sólo me ha dado un amor profundo por mi esposo, sino también una pasión por Su Palabra y para enseñar a las mujeres más jóvenes a cómo ser la esposa excelente descrita en las Escrituras. Por la gracia de Dios, este libro es mi “labor de amor” para usted. Mi oración es que Dios le dé a usted el mismo amor por Cristo y Su Palabra y el mismo deseo de hacer Su voluntad que Él me ha dado a mí.

La voluntad de Dios para cada esposa

La voluntad de Dios para cada esposa cristiana es que su ministerio más importante sea hacia su esposo (Génesis 2:18). Después de la relación personal de una esposa con el Señor Jesucristo, nada más debe tener mayor prioridad. Su esposo debe ser el beneficiario principal del tiempo y la energía suya, no el recipiente de lo que resta al fin del día. No importa si su esposo es un fiel cristiano o un incrédulo, Dios desea que toda mujer cristiana sea una esposa piadosa – una esposa excelente. Esta verdad es tan importante para Dios que Él la ha revelado clara y completamente en Su Palabra, la Biblia. En realidad, las Escrituras son suficientes para proveer la sabiduría que las esposas necesitan para vivir la vida cristiana. Uno de los pasajes más importantes que tiene que ver con la voluntad de Dios para la esposa cristiana es Proverbios 31. Note que en este capítulo de Proverbios están las palabras del rey Lemuel “que le enseñó su madre” (Proverbios 31:1 énfasis añadido). En el versículo 10, el rey Lemuel pregunta:

Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas
.

¿Quién puede encontrar una esposa excelente? ¿Qué es una esposa excelente? ¿Cómo se reconoce? ¿Cómo es ella? ¿Qué hace? Estas preguntas y más se contestan en Proverbios 31:10-31. Mi vida ha cambiado radicalmente por la aplicación de este pasaje y de otros. Porque Dios me dio un corazón obediente a Su Palabra y Su voluntad para mi vida, me estoy convirtiendo en la esposa piadosa que Dios quiere que sea. Él puede hacer lo mimo en su vida, si es cristiana. Usted puede, con la ayuda de Dios, llegar a ser una esposa piadosa, ¡una esposa excelente! Ése es el propósito de este libro – que usted, primeramente, considere lo que significa ser una esposa excelente y luego se comprometa fielmente hacia ese fin, ¡para que sea la esposa que Dios quiere que sea! El propósito de este capítulo es darle una idea de lo que una esposa excelente es, con la esperanza de que usted, también se convierta en una. Empecemos viendo. . .

Las características de la esposa excelente

En Proverbios 31, versículos 10 al 31, Dios describe veinte características de una esposa excelente. Cuando estas características, o excelencias, se desarrollan en una mujer, su vida empezará a glorificar a Dios. Como una bella flor que refleja la gloria de la creación de Dios, a la luz del sol de la mañana, una esposa excelente refleja la gloria de Dios por sus actitudes y acciones. Tal vez ella se parezca a esto:

La Esposa Excelente es:

• Respetuosa a su esposo
• Confiable
• Bondadosa
• Teme al Señor
• Prudente
• Bienaventurada por sus hijos
• Alabada
• No Temerosa
• Trabaja con sus manos
• Sabia
• Generosa
• Buena hacia su esposo
• De valor excepcional

¡Qué reflejo glorioso de Dios es una mujer mientras desarrolla su ministerio como una esposa piadosa! Debe preguntarse a sí misma, “¿Son estas las cualidades que deseo en mi vida?” Si la respuesta es, “¡Sí!”, tal vez esté pensando...

Pero, ¿quién puede ser tan excelente?

Muchas mujeres tienen el deseo de ser la esposa excelente de Proverbios 31. Sólo que no piensan que sea posible, especialmente para ellas. Sin embargo, estas veinte características pueden caracterizar la vida de cualquier mujer cristiana. Estas cualidades se mencionan en Proverbios como verdades generales. Cualquier mujer cristiana que las conoce y está consciente de que las debe obedecer con la ayuda del Espíritu Santo, puede llegar a ser una mujer piadosa, ¡una esposa excelente! Su ministerio puede crecer bajo la mano sustentadora de un Dios amoroso y fiel porque:

Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos
han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de
Aquél que nos llamó por Su gloria y
EXCELENCIA.
2 Pedro 1:3, énfasis añadido

¡Dios ha llamado a cada esposa cristiana a Su excelencia! Cualquier flor puede brotar cuando es atendida por la mano de Dios. La responsabilidad de una esposa es aprender a poner su confianza en la fidelidad de Dios y en Su Palabra – hacer lo que Él dice. Ella puede llegar a ser lo que Él quiere que sea si ella hace lo que Él quiere. ¡No hay otra forma! Pero, antes que nada, hay un problema grande que enfrentar...

El problema del pecado

El pecado es la única cosa que puede impedir que una mujer se transforme en una esposa piadosa. El pecado es rebelión, una trasgresión contra cualquiera de las normas de Dios (1 Juan 3:4). Es no confiar ni obedecer lo que la Palabra de Dios dice. El pecado es querer hacer las cosas a su manera y no a la manera de Dios. Es presumir que Dios le ayudará aun cuando rechace Sus verdades. El pecado es pensar que ella puede vivir sin la ayuda de Dios. Las mala noticia es que hay un montón de formas de pecar. La buena es que Dios mismo ha provisto un remedio para el pecado. “Al que no conoció pecado (Jesucristo), por nosotros (Dios) lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Corintios 5:21). Cuando una esposa confía en Jesucristo como su Salvador y Señor, Él la salva de su pecado. Él la libra del dominio mortal del pecado. Ella ya no es una esclava al pecado, “...sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado...” (Romanos 6:6). El Señor Jesús lo puso así, “De cierto, de cierto os digo que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado... Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:34, 36). Hay ayuda disponible para la esposa en su lucha contra el pecado.

La ayuda que las esposas necesitan

Si una esposa es verdaderamente cristiana, Dios ha provisto todo lo que ella necesita “para la vida y la piedad.” Dios ha roto el dominio del pecado en su vida y le ha dado el poder sobrenatural del Espíritu Santo que mora en ella, para hacerla capaz de obedecer Su Palabra y someterse a Su voluntad. En los capítulos siguientes vamos a examinar los detalles específicos de lo que Dios nos dice en Su Palabra y cómo aplicar a nuestras vidas y matrimonios lo que aprendemos. Además, Jesús dijo a sus discípulos que no se preocuparan, porque Dios el Padre mandaría ayuda:

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador,
para que esté con vosotros para siempre:
el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
Juan 14:16-17

Si esto es verdad (y lo es, si el Señor Jesucristo es su Salvador) entonces...

Las esposas no tienen excusa

Una esposa cristiana no tiene excusa, porque Dios ha provisto de manera abundante, para su batalla contra el pecado. Su Dios amoroso, misericordioso y santo ha provisto todo lo que ella necesita para llegar a ser una esposa piadosa – para llegar a ser la esposa excelente que Dios quiere que sea. Y aun cuando ella falle, puede ser perdonada. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). La única pregunta que resta es. . .

¿Está lista para empezar?

Si está lista, entonces puede inclinar su rostro y confesar a Dios que no ha sido la esposa que Dios quiere que sea. Pídale a Dios que la ayude, por medio de Su gracia, a llegar a ser la esposa excelente que Él quiere que sea. Quizás desee hacer una oración como la siguiente:

Señor, admito que no he sido la esposa que tú deseas que yo sea. Necesito tu ayuda para llegar a ser esa esposa. Ahora yo me comprometo a que mi ministerio hacia mi esposo sea el ministerio principal de mi vida. Enséñame lo que necesito saber. Quiero que mi vida y mi relación con mi esposo te glorifiquen. En el nombre de Jesús, Amén”

Si acaba de hacer esa oración con sinceridad, usted puede tener la confianza de que Dios la ha oído y va a contestar su oración porque 1 Juan 5:14 dice, “Y ésta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye.”

 

Capítulo Dos
El Entendimiento de la Esposa
acerca de Dios

La Autoridad Protectora de Dios

Al hablar con la gente, frecuentemente enfrento sus percepciones erróneas acerca de Dios. Por ejemplo, algunos piensan que Dios es una versión elevada del Santa Claus y piensan que, si se portan bien, Dios está obligado a darles regalos y esos regalos pueden ser cualquier cosa que la persona quiera. Algunas mujeres quieren un marido piadoso, romántico o rico. Algunas otras desean belleza física, buena salud o una vida diaria ordinaria, sin heridas ni dolor. Otras creen que Dios es como un bondadoso “Abuelo Celestial”, quien pasa por alto el pecado y piensa que es una travesura de niños. Ese dios ama a todo el mundo y está feliz con ellos, con tal de que sean sinceros en cuanto a lo que creen. Hay otras personas que creen que Dios es principalmente un dios de ira. Su dios siempre está enojado y les castiga. Él es duro de corazón y está dispuesto a “desintegrarlos” en cualquier momento. Piensan que es imposible agradarle y viven desesperadas, sin esperanza en cuanto al futuro. Para esas personas, la vida cristiana es miserable.

Pero, contrario a un dios imaginario, el Dios de la Biblia es soberano, justo y un gobernante amoroso de toda la tierra y Sus criaturas. Él es el Altísimo, quien es el alfarero y nosotros somos Su barro (Romanos 9:19-21). Nosotros debemos arrodillarnos en humilde sumisión y adoración delante de Él. Nuestra perspectiva de la vida debe tener a Dios como el centro, no a nosotras mismas. Por tanto, debemos servirle, en vez de que Él nos sirva a nosotras. Sólo Él es digno de alabanza. Entender su posición apropiada como una criatura que sirve al Creador es fundamental para eliminar cualquier idea errónea que usted tenga de Dios y Su autoridad protectora sobre usted.

Este capítulo empieza a desarrollar la imagen de la esposa excelente que usted vio en el capítulo uno y explica algo de lo que necesita saber acerca de Dios y de sí misma. Al saber estas cosas, usted verá cómo puede confiar en Dios para que la proteja y porqué necesita esa protección. Comencemos, entonces, con lo que usted, como esposa, necesita saber acerca de Dios.

Lo que las esposas necesitan saber acerca de Dios

1. Dios ha planeado un ministerio para usted.

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo;
le haré ayuda idónea para él.

Génesis 2:18

Dios creó una esposa para Adán que sería su ayuda idónea. Si usted es una esposa, Él también ha determinado su ministerio principal y su papel en la vida. El propósito supremo en su vida y en la de cada esposa es la de glorificar a Dios, pero glorificarlo en la manera que Él planeó. Usted debe ser una ayuda idónea para su marido (Génesis 2:18). (Véase el capítulo seis para una explicación completa de este principio).

2. Dios es bondadoso, justo y misericordioso.

Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; porque ha
inclinado a mí su oído; por tanto le invocaré en todos mis días
...
Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios. Salmo 116:1, 2, 5, énfasis añadido

Porque Él es un Dios de gracia y misericodia, a Él le importan sus luchas y los dolores que usted siente y, de forma bondadosa, caminará con usted en cualquier circunstancia en que se encuentre. La escuchará cuando clame a Él y la bendecirá con Su cuidado y, porque Dios es santo, Su cuidado de usted siempre será bueno y justo. Por tanto, puede confiar completamente en Él.

3. El poder y el conocimiento de Dios son ilimitados.

Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas... Grande
es el Señor nuestro, y de mucho poder; su entendimiento es infinito.

Salmo 147:3, 5

Debido a que el poder y el entendimiento de Dios no tienen límite, Él sabe lo que usted quiere, siente, desea y necesita. Él considera todas las posibilidades, por lo cual puede determinar lo que es mejor para usted y cómo usted lo puede glorificar al máximo. No hay límite en Su poder para cuidarla y puede sanar su corazón aunque esté completamente quebrantado.

4. Dios está obrando en su vida con un propósito.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea
el primogénito entre muchos hermanos. . .

Romanos 8:28-29, énfasis añadido

Dios promete usar todas las experiencias de su vida, incluyendo cualquier maldad hecha en su contra, para su beneficio. Un ejemplo de algo bueno que resulta de la adversidad es el cambio en su carácter al ser conformada a la imagen del Señor Jesucristo. Otro ejemplo de algo bueno que resulta de la adversidad es que Dios es honrado (glorificado) grandemente si usted responde bíblicamente. Dios promete usar todas las cosas para su bien, si usted ama a Dios; y usted ama a Dios al ser una cristiana obediente (Juan 14:15).

5. Dios quiere que sea una esposa gozosa y completa.

Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos. . . Ve que van bien sus negocios; su lámpara no se apaga de noche. . . Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo por venir. . . Y su marido también la alaba. “Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas.”
Proverbios 31:13, 18, 25, 28, 29, énfasis añadido

El gozo vendrá cuando pueda ver con anticipación lo que Dios ha planeado para usted. Parte del gozo y la satisfacción que Dios quiere que usted experimente puede verse en el deleite de haber hecho su trabajo, en el sentido de satisfacción porque lo que hace es bueno y en un marido que la alaba.

Podemos ver que a Dios le importa cada esposa – incluyéndola a usted. Él, con Su entendimiento infinito y corazón compasivo, ha formulado un plan perfecto por el cual usted debe vivir. Hay un propósito en cada situación que encuentra y Dios quiere que experimente satisfacción en su papel de esposa. Cumplir con el papel que Dios ha diseñado para usted no es malo, sino que es algo bueno. Dios es bueno y hace todas las cosas bien, incluyendo Su gobierno sobre Sus criaturas. Además de tener una percepción bíblica de Dios, también necesita saber algunas cosas acerca de usted misma y las obras que Dios quiere que haga.

Lo que las esposas necesitan saber acerca de
sus obras y de sí mismas

1. Dios ha preparado buenas obras para que la esposa cristiana las haga.

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.

Efesios 2:10

Las obras que Dios ha preparado para usted incluyen no solamente lo que hace en su relación con su marido, sino también los motivos y las actitudes de su corazón. Enfocarse en lo que usted debe hacer, en vez de lo que su marido debe hacer, le ayudará a tener la actitud correcta. Sabemos que es fácil enfocarse en ver si los otros (en especial su marido) están cumpliendo con sus responsabilidades correctamente, pero la pregunta para la esposa cristiana es “¿estoy yo haciendo las buenas obras que Dios ha preparado para ?”

2. ¡Las buenas obras de la esposa cristiana tienen valor eterno!

. . . la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la
declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno
cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno
que sobreedificó, recibirá recompensa
1 Corintios 3:13-14

Dios promete a los cristianos recompensas eternas por sus buenas obras en Cristo, por lo cual, como en otras áreas de la piedad, su ministerio a su marido “para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera (1 Timoteo 4:8, énfasis añadido). ¡Qué maravillosa recompensa será esta!

3. La esposa cristiana no tiene que temer.

. . . como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual
vosotras habéis venido a ser hijas,
si hacéis el bien, sin temer
ninguna amenaza.

1 Pedro 3:6, énfasis añadido

Dios es el que determina lo que es correcto y lo ha revelado claramente en Su Palabra. Por tanto, ¿porqué estaría usted (o cualquier otra esposa cristiana) temerosa de hacer lo correcto? Tal vez teme ser herida, desilusionada, avergonzada o “usada.” Quizás no esté segura de lo que es correcto. Sin embargo, la razón más probable para estar temerosa de hacer lo que Dios quiere es que teme no poder hacer lo que usted quiere. Hay muchas razones malas por las cuáles usaría sus recursos para cumplir sus propios deseos. Por ejemplo, si desea que su esposo sea exitoso en su trabajo (su resultado deseado), pueda que mienta a su jefe acerca de la tardanza al trabajo (a su manera). En vez de tomar las cosas en sus propias manos, haga lo correcto, diciendo la verdad y no se deje controlar por su temor.

4. El enfoque de la esposa cristiana debe estar en Dios, no en sí misma.

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan
grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado
que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos

por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador
de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Hebreos 12:1-2, énfasis añadido

Note que el enfoque de Cristo estuvo en “ el gozo puesto delante de Él.” Él hizo el trabajo que Dios le mandó hacer, a pesar de la humillación. Su enfoque estaba en llevar a cabo el plan del Padre y el trabajo que Él le dio; y mostró Su amor perfecto sufriendo la agonía y la vergüenza de la cruz. Si el Señor Jesucristo hubiera reaccionado de manera egoísta, no tendríamos esperanza, pues no habría un Salvador para nosotros. Si quita sus ojos de Jesús y reacciona de manera egoísta, va a sentirse miserable tratando de cumplir con el rol que Dios quiere que cumpla. Enfoque su atención en el Señor Jesús y Su propósito para su vida y no en sí misma. Ponga primero a su esposo “por el gozo puesto delante de usted.”

5. Una esposa cristiana no tiene que pecar.

. . . sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado
juntamente con Él, para que el cuerpo del pecado
sea destruido, a
fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.

Romanos 6:6-7, énfasis añadido

Las esposas cristianas, como todo cristiano, cometen actos pecaminosos después de la salvación. La frase “sea destruido”, en Romanos 6:6, quiere decir “dejado sin poder.” En otras palabras, el dominio poderoso que el pecado tenía sobre ellas ha sido destruido por Cristo. Si usted es cristiana, ahora es libre para pensar y hacer lo correcto y Dios la ayudará con Su poderosa gracia. Usted no tiene que pecar. Es su opción.

Usted y sus luchas son importantes para Dios y Su entendimiento de todas sus circunstancias es infinito. Él tiene un plan especial para usted y para cada esposa y ese plan de Dios incluye las buenas obras. Además, Él quiere que usted “haga lo correcto” y se sienta gozosa y completa. La manera en que usted puede experimentar esta satisfacción está en escoger activamente ponerse bajo la autoridad de su esposo. Así, realmente, está poniéndose bajo. . .

La autoridad protectora de Dios

Dios es perfecto y podemos confiar completamente en que Él sabe lo que es mejor para nosotras, aun cuando los esposos no son perfectos y muchos, tal vez, ni sean salvos. A pesar de las imperfecciones del esposo, Dios ha escogido poner a la esposa bajo la autoridad de su marido. Hay dos pasajes en el Nuevo Testamento que declaran esto:

Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el
varón es la cabeza de la mujer,
y Dios la cabeza de Cristo.

1 Corintios 11:3

Porque el marido es cabeza de la mujer,
así como Cristo es cabeza de la iglesia,
la cual es su cuerpo, y Él
es su Salvador.
Efesios 5:23

Ningún esposo tiene autoridad absoluta sobre su esposa porque Dios es la autoridad absoluta. Por ejemplo, si su esposo le pide mentir por él, tiene que negarse porque la autoridad de Dios prevalece sobre la de su esposo. Considere el siguiente pasaje:

Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad,
y vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo
principado y potestad...

Colosenses 2:9, énfasis añadido

Entonces, cuando está bajo la autoridad de su esposo (limitada por Dios), realmente se está poniendo en el lugar más seguro – en la voluntad de Dios. Dios la ama y Él es bueno, por lo cual no necesita temer. También hay provisiones adicionales que Dios ha dado en Su Palabra para protegerla. Vamos a hablar de ellas en detalle más adelante en este libro.

Aunque la autoridad de Dios es protectora, esto no garantiza que su esposo siempre hará lo más sabio o piadoso, sino que, a pesar de lo que él haga, Dios estará obrando en su vida para “conformarla a la imagen de Su Hijo” (Romanos 8:29) y puede ser glorificado. Dios no mira la vida como nosotros la vemos, pues Su perspectiva es eterna y perfecta. Desdichadamente, la nuestra es temporal y dañada por el pecado. Es por eso que Dios nos ha dado pautas para protegernos. Pero...

¿Por qué necesita la esposa protección?

Hay, por lo menos, tres razones en las Escrituras por las cuales una esposa necesita protección.

1. La influencia que el mundo tiene sobre ella.

Porque todo lo que hay en el mundo,
los deseos de la carne, los deseos de los ojos,
y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre,
sino del mundo.

1 Juan 2:16

Sin duda, todos nosotros hemos sido influenciados por la forma de pensar del mundo, los valores humanistas y los propósitos mundanos. Todas estas cosas son contrarias a los caminos de Dios. Un ejemplo de los valores mundanos es la creencia feminista de que la identidad y satisfacción de una mujer vienen de su educación y carrera. La Biblia dice que ser “cuidadosas de su casa” es una virtud (Tito 2:5). Desgraciadamente, la filosofía feminista concerniente al papel de la mujer ha penetrado todos los aspectos de nuestra cultura, incluyendo nuestras iglesias. Quizás usted ha sido influenciada en formas sutiles, las cuales no ha percibido y Dios quiere protegerla de la influencia del mundo.

2. El Diablo

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor,
y en el poder de Su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis
estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios,
para que podáis resistir en el día malo,
y habiendo acabado todo, estar firmes.

Efesios 6:10-11, 13

Satanás está en contra de todo lo que Dios establece y, por eso, él intenta socavar el hogar y el papel de la esposa. Usted debe estar firme contra las confabulaciones del diablo siendo una cristiana obediente. Un requisito bíblico de su obediencia es someterse y mantenerse, afablemente, bajo la autoridad de su esposo (a menos que le pida pecar). Si usted no lo hace, estará fuera de la voluntad de Dios y no habrá hecho todo lo posible, bíblicamente, para “estar firme” (Efesios 6:13).

3. Frecuentemente las mujeres son engañadas más fácilmente.

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
Porque no permito a la mujer enseñar,
ni ejercer dominio sobre el hombre,
sino estar en silencio. porque Adán fue formado primero
después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer,
siendo
engañada
, incurrió en trasgresión.
1 Timoteo 2:11-14, énfasis añadido

No es raro que las mujeres hoy en día se sientan contrariadas por estos versículos y esto tal vez sea porque no han sido enseñadas lo que estos versículos significan o porque reaccionan con un corazón egoísta que ha sido influenciado por la manera de pensar del mundo.

Estos versículos no significan que una mujer tiene menos valor o menos inteligencia que un hombre. De hecho, la Biblia presupone la inteligencia de la mujer cuando manda a las mujeres mayores a enseñar a las menores y menos maduras (Tito 2:3-5). Lo que estos versículos significan es que Dios, en Su sabiduría infinita, limitó el papel de la mujer en la iglesia local, en parte, porque ella podría ser engañada más fácilmente. Simplemente hay algunas responsabilidades y cargos que Dios no quiere que las mujeres tengan. Una mujer verdaderamente sabia lo aceptará, lo apreciará, y se someterá afablemente al plan protector de Dios para ella.

La protección de Dios la cubre por la estructura de autoridad que Dios ha puesto sobre usted. Su plan fue elaborado en Su perfecto y amoroso corazón. Por ejemplo, aunque un niñito tal vez nunca entienda todas las razones por las cuales su madre lo lleve al doctor cuando está enfermo, hacer eso está bien, porque ella está haciendo lo mejor para su niño. No es tan importante para la madre de un niño enfermo, que el niño entienda o no el porqué. Y así como la mamá del niño enfermo, Dios hace lo mejor para proteger a las esposas. Quizás usted nunca comprenda todas las razones por las cuales Dios hace lo que hace, pero puede confiar que Él sabe lo que usted verdaderamente necesita. Acuérdese que nunca llegará a ser lo que Dios quiere hasta que se ponga bajo el plan de Dios sometiéndose a la autoridad de su esposo.

 

Capítulo Tres
El Entendimiento de la Esposa acerca del Pecado

La Provisión de Dios

Una vez conocí a una mujer que estaba en una relación adúltera. Ella me dijo que era cristiana. Cuando le pregunté por qué razón Dios debía dejarla entrar al cielo, ella declaró, “Porque he sido muy buena.” Tal vez había sido una persona bondadosa, pero estaba equivocada acerca de su pecado y de su salvación. La verdad es que ninguna persona puede ser suficientemente buena para merecer el regalo de la salvación de Dios. A pesar de lo que la “buena” mujer creía, ella no conocía al Dios de la Biblia ni Su provisión para el perdón de su pecado. Quizás usted es como ella y necesita un entendimiento bíblico del pecado y la provisión de Dios para la vida eterna. Si es así, este capítulo explica cuatro características del pecado y la provisión de Dios por medio del Señor Jesucristo para confrontarse con el pecado pasado y con el presente.

Cuando Dios creó a Adán y Eva, les dio la habilidad de pensar, sentir, responder a otros y distinguir lo bueno de lo malo.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó.

Génesis 1:27

Las habilidades que Dios dio a Adán y Eva fueron declaradas buenas por Dios.

Y vio Dios todo lo que había hecho,
y he aquí que era bueno en
gran manera
Génesis 1:31, énfasis añadido

Así es como el hombre era hasta que Adán y Eva pecaron. Desde entonces, toda persona ha tenido el pecado en su vida y las buenas habilidades que Dios les dio han sido pervertidas por el hombre pecaminoso. Por ejemplo, Dios dio al hombre la habilidad de pensar, pero los hombres usan esta habilidad para planificar y llevar a cabo robos de bancos. Dios dio al hombre la habilidad de sentir y tener emociones, pero, muchas veces, las esposas se sienten tensas y nerviosas y, por eso, le gritan a sus niños. Dios dio al hombre la habilidad de responder de una manera bondadosa y paciente, pero la gente, muchas veces, responde de una manera dura, impaciente y dañina (Efesios 4:29). Dios dio al hombre una conciencia para distinguir el bien del mal (Hebreos 10:22), pero ¡cientos de cárceles llenas, y hasta sobre pobladas, nos muestran las opciones que algunas personas han escogido! La verdad es que no hay ninguna parte de la creación de Dios que el hombre pecaminoso no haya pervertido.

La tendencia pecaminosa del hombre ha afectado toda área de la vida incluyendo la relación entre esposo y esposa. Pero, antes de que podamos ver de manera práctica, cómo nuestra tendencia a pecar ha afectado a las esposas, tenemos que entender las características básicas del pecado.

Cuatro características del pecado

1. El pecado es universal. Ninguna persona es inmune.

. . . por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
Romanos 3:23

2. El pecado es abierto y obvio a otros.

Y manifiestas son las obras de la carne, que son:
adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras,
orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os
amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican
tales cosas no heredarán el reino de Dios…
Gálatas 5:19-21, énfasis añadido

3. El pecado no puede ser escondido de Dios.

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo
grande de su estatura, porque yo lo deshecho; porque
Jehová
no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que
está delante de sus ojos, pero Jehová mira al corazón.

1 Samuel 16:7, énfasis añadido

Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia;
antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos
de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Hebreos 4:13

4. El pecado es castigado justamente.

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 6:23, énfasis añadido

. . . por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y
llevará las iniquidades de ellos.

Isaías 53:11

Todo hombre peca. Su pecado puede ser obvio o con pensamientos y motivos secretos. Como Dios es omnisciente, Él conoce cada pensamiento y acción del hombre y, porque Él es santo, tiene que castigar el pecado. Afortunadamente para la humanidad, Dios, por Su corazón de amor y misericordia, proveyó un pago para la pena del pecado. Su provisión fue el Señor Jesucristo.

Nuestra provisión por medio de Cristo

Jesucristo recibió el castigo de Dios por el pecado por cuanto Él murió en nuestro lugar en la cruz del Calvario. Él es nuestro sustituto. Nosotros merecemos la muerte, pero en vez de eso, Cristo fue castigado por nosotros. El profeta Isaías lo expresó de esta manera, “el castigo de nuestra paz (el castigo que merecemos) fue sobre Él” (Isaías 53:5, comentario añadido en paréntesis). Cualquier persona puede ser perdonada de sus pecados y justificada (declarada “justa” por Dios por los méritos de la obra de Cristo) si “cree en el Señor Jesucristo(Hechos 16:31). El apóstol Pablo especificó lo que quería decir cuando dijo “creyeres” en Romanos 10:9. Allí Pablo explicó que si “confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”

Quizás usted haya oído acerca de Jesús toda su vida. Tal vez es miembro de una iglesia y hasta ha sido bautizada. Tal vez hasta sea la superintendente de la escuela dominical, pero si nunca ha confiado en Jesucristo, solamente tiene una religión externa. Si desea, ahora mismo puede inclinar su rostro en actitud humilde ante Dios, pedirle que tenga misericordia de su alma, confesar su pecado, y pedir el perdón de Dios y, en sus propias palabras, confesar a Jesús como Señor y Maestro de su vida.

Si usted ha puesto su fe (confianza) en Jesucristo y sólo en Él como su Señor y Salvador, ahora no está bajo la ira de Dios. Todos sus pecados han sido perdonados – pasados, presentes y futuros. No solamente está limpia de su pecado, sino también ha sido puesta por Dios en una unión sobrenatural con Cristo. Ahora, Dios quiere que tenga la seguridad de su salvación.

Estas cosas os he escrito a vosotros
que creéis en el nombre del Hijo de Dios,
para que
sepáis que tenéis vida eterna,
y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

1 Juan 5:13, con énfasis añadido