Una semilla para cada día

John Harold Caicedo

INSPIRA

© 2020, John Harold Caicedo

©Primera edición 2020 Portable Publishing Group LLC, 30 N Gould St, Ste R, Sheridan, WY 82801, Estados Unidos de América.

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ISBN:978-1-953540-30-0

Impreso en México Printed in Mexico

UNA SEMILLA PARA CADA DÍA

“Cuando yo oro, yo creo, cuando yo creo, yo veo, cuando yo veo, yo vivo, cuando yo vivo, yo adoro, cuando yo adoro, Cristo es mi vida y por lo tanto: le adoro, lo vivo, lo veo, le creo y le oro”

(Harold Caicedo)

Dedicado a mi Señor Jesucristo

Dedicatoria

Este devocional es el fruto de varios años de trabajo, a través de los cuales fui enviando día a día cada mensaje a líderes y pastores en Estados Unidos y Latinoamérica.

La compilación de muchos de ellos da como resultado este libro que ahora tienes en tus manos y que espero que pueda ser para ti de mucha bendición.

A medida que lees este devocional, cada día te invito para que no solo sigas el contenido de cada mensaje, sino además para que medites en lo que Dios te quiere decir mientras van transcurriendo tus jornadas con Jesús a tu lado.

“Una semilla para cada día” surge con el anhelo de proveer una meditación permanente en la Palabra de Dios y con el propósito de seguir creciendo a nuevos niveles espirituales cada día más.

Mi agradecimiento supremo al Señor Jesucristo que me permite disfrutar de mi labor pastoral, guiando una hermosa congregación en California, USA, y que me da la oportunidad de dedicar tiempo para escribir y meditar diariamente en lo que Él representa para mi vida.

También agradezco a mi linda esposa, mis preciosos y amados hijos y mis hermosos nietos que son mi inspiración constante y mi ayuda permanente.

A mi mamá y a mi familia también los llevo siempre en mi corazón, mientras trabajo con dedicación día a día. Y mi papá, que siempre me acompañó desde mis inicios en la congregación, pero desafortunadamente falleció hace unos años atrás. Él hubiese sido el más feliz con el fruto de esta labor.

Al hermano Jorge Torrejón, quien se encargaba de enviar los mensajes a todos sus contactos en diferentes lugares del mundo, y quien también falleció hace un tiempo atrás.

Agradezco a la congregación de la Iglesia Cristiana El Sembrador por darme el privilegio de ser su pastor, orar por y darme el soporte que necesito para no desfallecer.

Espero que este libro que tienes ahora en tus manos, sea una gran bendición para tu vida y que puedas crecer mientras recibes “una semilla para cada día”.

Pastor John Harold Caicedo

California, USA.

Ïndice

Enero 13

Febrero 77

Marzo 135

Abril 199

Mayo 261

Junio 325

Julio 387

Agosto 451

Septiembre 515

Octubre 577

Noviembre 641

Diciembre 703

11

John Harold Caicedo

Un llamado a la consagración

Sin duda que como hijos de Dios necesitamos renovar continuamente nuestra consagración al Señor.

Es fundamental que en nuestros días, podamos reafirmarnos en nuestra fe y buscar tener vidas que le agraden a Dios en medio de una sociedad que lo rechaza de la misma manera que rechaza los valores cristianos.

Hoy más que nunca se necesitan hombres y mujeres, adultos, jóvenes, niños, personas de todas las edades, razas y lenguas, que testifiquen del poder de Dios y que se propongan hacer una diferencia real en este mundo.

Y como hijos de Dios hemos comprendido que las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas (2 Corintios 10:4).

Es por eso que es tan importante mantenernos día a día cerca de la Palabra de Dios y sus promesas para nuestras vidas.

Cuando y yo comenzamos a vivir en el temor de Dios, cuando comenzamos a buscarle con seriedad absoluta, cuando decidimos que Dios ha de ocupar el lugar primordial sobre nuestras vidas, cuando le permitimos al Espíritu Santo de Dios que sea el que controle nuestras vidas, entonces podemos experimentar vidas llenas de su presencia.

Este es el tiempo para buscar a Dios, para dejarnos moldear por Él, y dejar que su Espíritu Santo nos transforme, para que la presencia de Dios se haga sentir en cada acto de nuestra vida.

Debemos ser creyentes que entienden que tienen una misión en el mundo.

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Una semilla para cada día

Que Dios nos ha puesto para que seamos luz y que debemos amar a los perdidos con la misma forma de amor que manifestó Jesucristo cuando estaba en este mundo, desarrollando su ministerio.

La consagración es dar mi vida a Dios para que Él haga Su voluntad en vez de la mía.

Significa que presente mi cuerpo como un “sacrificio vivo” a Él.

Los animales que se ofrecían a Dios en el Antiguo Testamento eran matados. Eran sacrificios muertos. Dios no me pide poner mi cuerpo sobre un altar para ser matado.

En vez de eso, Él pide que me convierta en “sacrificio vivo”.

Esto quiere decir que Él desea que yo viva para Él.

Dios no quiere que yo le ofrezca mi vida antigua de egoísmo. Es la nueva vida en Cristo la que Dios quiere que le presente.

Prometo que estaré orando por ti para que no te rindas en la mitad de la jornada.

El Señor está levantando un pueblo que le represente, un remanente fiel que se mantenga firme aunque los vientos y las tempestades arrecien.

Por eso Dios te ha escogido a ti para que seas uno de ellos.

Que Dios bendiga este caminar en tu vida y al final podamos decir todos juntos: El Señor ha estado con nosotros, y nunca nos dejará.

Bendiciones:

Pastor Harold

Enero

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John Harold Caicedo

1

Tarea equivocada

“Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25: 23)

Un joven estudiante en sus trabajos de finales de cada periodo, estaba apurado porque tenía que entregar muchos proyectos. Pasó muchas noches sin dormir y días y días en la biblioteca escribiendo su trabajo final, hasta que finalmente lo entregó.

Tres días después los estudiantes recibieron sus tareas corregidas. Él encontró estas palabras de su profesor escritas en rojo: “Excelente investigación, buenas ilustraciones, maravillosa bibliografía. Nota 0…Tarea Equivocada”

Era algo muy bien desarrollado pero no era lo que se había pedido. Él había gastado horas y horas y todo su esfuerzo para hacer algo que no se le había mandado a realizar.

¿Podríamos imaginar la frustración de este joven al observar cómo toda su labor había sido en vano, pues al final los resultados no fueron los esperados?

Imaginémonos ahora que cuando lleguemos delante del Señor nos diga: Linda casa, gran trabajo, buen bote, lindos carros, gran salario. Nota 0…. Tarea equivocada.

Una vida malgastada en pos de lo que no se nos había asignado.

Que simplemente hayamos ocupado nuestra vida en tener muchas cosas, tesoros del mundo que después necesariamente quedarán en manos de otros, y no hayamos hecho tesoros para el cielo.

¿Te imaginas cómo será nuestra reacción al saber que ocupamos la única vida que tenemos en hacer cosas que no correspondían con la voluntad de Dios?

Es posible que en este tiempo te encuentres muy ocupado todos los días esforzándote por lograr una tarea que no se te ha encomendado. Si es así, al final el resultado será terrible pues descubrirás que gastaste lo mejor de tu tiempo y de tu esfuerzo en algo que Dios no mira con agrado.

16

Una semilla para cada día: Enero

Pregúntate en este día: ¿estaré haciendo la tarea equivocada? ¿Estaré escribiendo en las páginas de mi vida una serie de eventos que al final solo me causarán desazón y un sentido de fracaso?

Revisa bien lo que estás haciendo y pídele al Señor que te muestre su voluntad para que al final no tengas que lamentarte por todo lo que perdiste creyendo que era lo adecuado para tu vida.

Oración:

Al empezar este año quiero pedirte Señor que me guíes para hacer tu voluntad y no la mía. Que sea obediente a tu Palabra, a tu dirección y que cada día al llegar a cama para descansar pueda decir: Este ha sido un buen día porque he cumplido con la voluntad de Dios para mí.

Te ofrezco mi Dios cada día de este año que está empezando. Ayúdame a ser ese siervo bueno y fiel que al seguir tus huellas aprende a conocer el camino que lleva a la vida eterna. Amén.

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John Harold Caicedo

2

Id por todo el mundo

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15)

Cuando leo acerca de la vida de Jesús, me doy cuenta de que sus palabras estaban destinada a producir grandes cambios en la vida de los seres humanos que lo escuchaban o que recibían sus milagros.

Jesús producía grandes alborotos, multitudes venían desde muchos lugares, los pueblos se movilizaban, nada quedaba igual después de que Jesús pasaba por allí.

Llegaba un leproso y se iba sano, le traían a un ciego y se iba viendo, le traían un paralíitico y se iba saltando, le traían un endemoniado y se iba libre.

¡Todo cambiaba!, la vida de las personas ya no podía ser la misma, los fariseos se sorprendían y tomaban más odio contra Jesús; los discípulos reconocían cada vez más que Aquel que los había llamado a seguirlo era en realidad El Maestro; las multitudes sabían que había algo en Jesús que no tenían los religiosos, fariseos, ni saduceos, ni escribas, algo que producía transformaciones.

Y cuando Él iba a partir de este mundo, les dijo a sus seguidores: Ustedes van a recibir este mismo poder para trastornar el mundo con el mensaje de salvación, ¡así que vayan por el mundo y cámbienlo!

Tienen todo: El poder, la autoridad divina, la Palabra que es eterna, la presencia de Dios con ustedes.

Los cristianos tenemos todo lo que se necesita para que a través de nuestra influencia el mundo no siga siendo igual sino que sea transformado. Hemos sido dotados del poder suficiente para producir grandes efectos a donde quiera que vayamos, pero quizás aún no hemos comprendido lo que tenemos y por supuesto, al no saberlo no podemos ponerlo en práctica.

Cada día es una nueva oportunidad para dar a conocer el mensaje más glorioso que transforma las vidas y tiene el poder de Dios para salvación.

Tenemos que calzarnos los pies con el apresto del evangelio de la paz.

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Una semilla para cada día: Enero

Tenemos que ir por el mundo y predicar lo que Cristo nos dijo y muchas vidas serán salvas y vivirán eternamente con El Señor en la gloria.

¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina! (Isaías 52:7).

¿A cuántos le vas a compartir hoy este mensaje? El que lo crea será salvo.

Oración:

“Oh Jesús, te ruego que ahora me llenes de tu amor y me aceptes y me uses para tu gloria. Hasta ahora no he hecho nada por ti, pero quiero hacer algo. Oh Dios, te imploro que me aceptes y me uses, y que sea tuya toda la gloria.” (David Livingstone)

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John Harold Caicedo

3

Terminando bien la carrera

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7)

Hay muchas historias en la Biblia de personas que empezaron muy bien pero terminaron mal.

Saúl fue uno de ellos. El primer rey de Israel que tuvo un inicio brillante, pero terminó desobedeciendo al Señor y fue sacado de su trono.

Salomón sin duda también lo fue, a pesar de un reinado esplendoroso, de haber construido el primer templo para El Señor y haber contemplado la gloria de Dios. Sin embargo, terminó adorando dioses ajenos e ídolos de las mujeres con las que se juntó para vivir.

Uzías comenzó muy bien. Dios lo bendijo al principio de su reinado pero al final murió leproso porque dejó que el orgullo se le subiera al corazón.

Las buenas intenciones no son suficientes para atravesar los tiempos difíciles. ¡Muchos seguidores no tendrán lo necesario para terminar la carrera!

O estás cambiando diariamente a la imagen de Cristo, o estás cambiando de vuelta a tu caminar en la carne. Qué gozo es conocer a aquellos que están corriendo bien la carrera. Ellos están creciendo en sabiduría y en el conocimiento de Cristo, distanciándose del mundo y sus placeres, y volviéndose cada vez más con una mente celestial. Sus sentidos espirituales están altamente ejercitados y su discernimiento de lo que es de Dios o de la carne está cada vez más aumentando. Mientras más envejecen, más hambrientos ellos están de Cristo. Ellos cortan todos los lazos con el mundo y con una intensidad que va aumentando, ellos anhelan estar con Cristo en su gloria. Para ellos, el morir es ganancia y el premio máximo es ser llamados a su presencia para estar a su lado para siempre. ¡No es el cielo lo que buscan, sino Cristo en gloria!

Y tú, ¿Cómo vas en tu carrera?

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Una semilla para cada día: Enero

Oración:

Señor Jesús, hoy recuerdo que estoy en una carrera que me lleva hacia la meta final, la eternidad contigo en la gloria. Este día lo vivo con agradecimiento, con gozo, sabiendo que estás conmigo, que tus promesas son reales, que diste tu vida por para que hoy yo pueda vivir en el gozo de los redimidos que alaban al Señor sin cesar por sus grandes maravillas. Amén.

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John Harold Caicedo

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Sed santos

“porque escrito está: sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16)

Dios es santo. Esa es su naturaleza. Así mismo todo lo que proviene de Él es santo.

La creación que le alaba y le reconoce, los hijos de obediencia que le aceptan, todo cuanto puedes percibir que viene de la mano de Dios está impregnado de Su propia esencia y como tal, debes considerarlo.

Si aprendes a mirar con ojos de agradecimiento todo cuanto te rodea, verás las cosas que antes no podías ver. Los animales serán tus amigos, las flores regocijarán tu alma, la lluvia será tu refresco y el calor del sol vendrá como un reconfortante alimento que nutre tu espíritu. Debes tratar cada cosa y cada persona como viendo a través de la figura de Jesucristo en medio de todo.

Los seres humanos han vuelto ordinario y común lo extraordinario de este universo.

Las cosas maravillosas que vienen de las manos divinas son regalos permanentes de gracia y de bondad y están destinadas a llenarte de la plenitud de Dios. Cuando puedas sentir la presencia de Dios en todo lo que ves y haces a diario, estarás más cerca de Dios porque Él está en todo cuanto puedas percibir.

Si no puedes ver lo santo y tratarlo en esa dimensión, estarás profanando las maravillas que Dios ha puesto en la tierra, incluyéndote mismo.

El deseo y el anhelo de una vida espiritual profunda no pueden saciarse en lo superficial. La dimensión del amor de Dios es profunda pero a la vez es visible. Sin embargo debes sintonizarte en la misma dimensión que Él te ofrece.

No puedes experimentar amor si todo lo que tienes para ofrecer es amargura, egoísmo o desconfianza. En la renovación de cada día está implícito el amor de Dios y cuando abres tus ojos al amanecer sabes que allí está Él y que en todo lo que ves se representa el amor más grande y eterno que proviene de una fuente inagotable.

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Una semilla para cada día: Enero

¡Sed santos en este día. Es un mandato de amor!

Oración:

Amado Dios, hoy celebro la vida, celebro tu misericordia nueva de cada mañana, celebro tu presencia conmigo. que me has llamado a ser santo y al reconocer que en todo momento caminas conmigo, que debo vivir en la dimensión de tu presencia transformadora y bajo la obediencia que reclamas. Úsame entonces para tu gloria y sígueme transformando a tu imagen gloriosa.

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Dios te habla hoy

“Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27)

El común de las personas no ha entendido que las parábolas de Jesús dibujan su propia vida.

Somos las ovejas que el pastor ha salido a buscar dejando atrás al rebaño.

Somos los hijos pródigos en busca del cual su padre sigue expectante mirando el horizonte.

Somos los siervos cuya deuda ha sido perdonada.

Somos los invitados al banquete con El Señor.

Hemos sido dotados de dones y talentos para edificar el cuerpo de Cristo.

Las palabras de Jesús hablan de ti y de mí. Hablan de su amor por nosotros, de su compasión, de la misericordia por el necesitado, de las recompensas por el buen trabajo, del tesoro escondido, la perla preciosa que se busca con esmero, la fe que se asemeja al grano de mostaza, los buenos administradores, el hijo obediente y tantas cosas más a través de las cuales El Señor nos sigue hablando cada día.

Dios te habla hoy. Su Palabra es eterna y sus verdades no pueden ser negadas. Su voz poderosa es sentida en el universo. El calma las tormentas, libera a los poseídos, sana a los enfermos, consuela a los afligidos y todo lo hace con el poder de su Palabra y la autoridad que viene de los cielos.

Y con esa misma voz te habla a ti.

Si eres oveja de su redil, sabrás escucharlo hoy y reconocerás el camino por el cual Él te quiere llevar. Mantente alerta, Dios te está hablando en este día. Obedece su voz y síguelo. Estás en el buen redil.

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Una semilla para cada día: Enero

Oración:

Señor, saber escuchar tu voz es la mejor experiencia de mi vida. En medio de esta generación que a diario es sofocada por tantos ruidos quiero saber distinguir tu voz y seguirla. Soy tu oveja, pertenezco a tu redil y me conoces por nombre. Quiero entender hoy tus palabras. Quiero obedecer a la voz de tu llamado. Quiero hacer tu voluntad agradable y perfecta para mi vida en este día. Amén.

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¿Un mundo sin Dios?

“a lo suyo vino y los suyos no le recibieron”

(Juan 1: 11)

El ser humano ha perdido el rumbo y se encuentra a la deriva en medio de un océano que le aterra y que no sabe enfrentar. Decide por mismo y luego se queja de sus propias decisiones que no le satisfacen.

Al frente está la Palabra de Dios como un faro en la oscuridad, como un oasis en medio del desierto, como una fuente inagotable que invita a todos los que se acercan a beber de sus aguas, a saciarse en la plenitud de la presencia de Jesús, recibiendo de la misma fuente del agua para la vida eterna.

Sin embargo, los seres humanos pretenden negar su existencia y viven sin Dios, queriendo luego morir como herederos de un reino que jamás reconocieron.

“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció” (Juan 1: 9-10).

La humanidad se contenta con luces fugaces o estrellas repentinas que así como aparecen en el firmamento de un momento a otro, también desaparecen sin dejar rastro.

Pero Jesús cambió las tinieblas por luz y al venir a este mundo invitó a los seres humanos a conocer una nueva realidad destinada a cambiar sus vidas para siempre.

Sin embargo, aún hay muchos que prefieren la oscuridad y sus tropiezos que la luz y su seguridad.

¿De qué lado estás tú? ¿Está tu camino siendo alumbrado por la luz de la Palabra divina?

En un mundo quebrantado, herido y perdido, solamente la guía del Pastor de pastores, arrojará luz en medio de tanta oscuridad y desaliento.

Cuando conozcamos más íntimamente a nuestro Dios, proclamaremos con nuestro testimonio la grandeza del que siempre nos amó, alabaremos con el corazón al dueño del trono celestial,

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Una semilla para cada día: Enero

acudiremos por fortaleza al que la posee y ante todo sabremos que siempre podremos contar con Jesús, pues su amor no se acabará jamás, ni la vida para los que creemos.

Oración:

“No tendría ningún valor nada de lo que poseo o llegare a poseer, si no tuviese relación con el reino de Cristo. Si algo de lo que poseo, puede servir para tu reino, te lo daré a ti, a quien debo todo en este mundo y en la eternidad.” (David Livingstone)

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El valor de la cruz

“y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio” (Juan 19:18)

Un hombre al visitar la Tierra Santa, se fijó que un joven vendía algo. Al acercarse escuchó al muchacho pregonar: “Vendo cruces baratas”.

Este joven ofrecía cruces como mercadería sin valor, como simples materiales de venta corriente.

Y es posible que una simple cruz de madera o de metal carezca de mucho valor.

Muchas veces vemos cruces en diferentes lugares. En una montaña, en la torre de una iglesia, en una casa, en un jardín, en el cuello de alguien o dibujada en su cuerpo, en anillos, en pendientes y en otros artefactos. La vemos dibujada, grabada, en relieve, en miniatura o en gran dimensión, en materiales diversos y de todos los colores. Pero para muchos esto no significa nada, es simplemente un símbolo más como cualquier otro de los que se usan en el mundo.

Sin embargo para el creyente es diferente. Cuando hablamos de la cruz de Cristo entonces todo cambia.

En la cruz entregó su vida Nuestro Salvador. La cruz evitó que todos nosotros fuéramos condenados.

La cruz de Cristo es el símbolo de sufrimiento, de dolor, de pasión, de derramamiento de sangre y de sacrificio. Pero también es símbolo de libertad, de perdón de los pecados, de redención eterna, de salvación para los creyentes.

No, la cruz no es barata. Lo costó todo. En ella se vivió el drama más impresionante que esta humanidad haya podido presenciar. En ella fue colgado el Salvador del mundo y en ella pronunció las últimas palabras de perdón, de amor y de reconciliación para la humanidad perdida.

La cruz sin Cristo es maldición, pero la cruz con Cristo es gloria por los siglos.

La cruz sin Cristo es muerte, pero la cruz con Cristo es vida eterna.

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La cruz sin Cristo es castigo, pero la cruz con Cristo es redención de tus pecados.

¿Cuánto vale para ti la cruz de Cristo? En realidad lo vale todo.

Cuando sientas el gozo de tu redención, mira hacia la cruz.

Cuando pienses en la libertad que hoy en día disfrutas, mira hacia la cruz de Cristo.

Mientras disfrutas de tu nueva vida con Jesús, nunca olvides que la cruz lo costó todo y que sobre ella fue escrita tu salvación eterna.

Oración:

Señor Jesús, hoy te doy gracias por tu sacrificio en la cruz del Calvario. Diste tu vida por mí, aunque yo no hice nada para merecerlo. Pero si no hubiera sido por aquella cruz, aun estaría yo sumergido en mis pecados y condenado para siempre. Cómo no exaltar tu grandeza Señor. Cómo no darte gloria y honra todos los días de mi vida. Sufriste por mí, ahora yo vivo para ti y nadie me podrá separar de tu amor. Amén.

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Guiados por la Palabra de Dios

“Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105)

La Palabra de Dios es el pan que nos alimenta, el agua que calma nuestra sed y es el aire que respiramos. Sin Su palabra no hay vida. El verdadero cristiano ama la palabra y vive por ella.

Amamos la palabra en la manifestación diaria de amor al prójimo, que necesitado se acerca en busca de consuelo.

Amamos la palabra cuando nuestra vida es un reflejo de la obra del Señor en nosotros mismos y con este testimonio conducimos a otros a desear el conocimiento de esta verdad trascendental.

Amamos la palabra cuando buscamos con sed permanente al Señor y su verdad, y sentimos correr en nuestro interior los “ríos de agua viva” que identifican el gozo del verdadero creyente.

La Palabra de Dios está llena de consuelo, fortalecimiento, regocijo, sabiduría y guía, así como también de juicio, advertencia y promesas de salvación.

Es el todo en la vida cristiana, es el faro que ilumina y conduce a puerto seguro.

Cada vez que abres la Escritura, en realidad te abres al poder maravilloso de una palabra ungida por el Espíritu Santo que te da la guía para vivir. Por eso no podemos apartarnos de ella, pues de lo contrario, estaremos errantes, viviendo a la deriva y sin el verdadero alimento que nutre nuestro caminar diario. ¿Ya abriste la Palabra de Dios en este día? ¿Has meditado en ella? Si aún no lo has hecho, haz un alto en tu camino y abre el tesoro que El Señor te regaló. No desperdicies ni un solo día de tu vida, sin buscar primero la guía y la luz que Dios desea darte.

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” ( Josué 1: 8).

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Oración:

Amado Salvador, te doy gracias en este día porque puedo acercarme a tu palabra con libertad y leer de esta fuente de vida eterna. Nos diste un regalo maravilloso para que caminemos de acuerdo a tu voluntad y hoy puedo acercarme a ella y saber que me sigues hablando a través de ella y lo seguirás haciendo por siempre porque tu palabra es viva, eficaz, poderosa y eterna. Amén.

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La gloria de Jesús

“Ahora pues, Padre, glorifícame al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17:5)

La gloria de la creación no es mayor a la gloria de su Creador. Jesucristo deja en claro su procedencia y su gloria primera que viene a ser la misma gloria postrera. Es una gloria perpetua. No puede compararse con la gloria del mundo. Al volver al Padre sigue siendo lo que siempre ha sido, nuestro Señor lleno de gloria y majestad.

Su reino no es de este mundo, pero es aquí entre los seres humanos donde se manifiesta, por eso Él no se predicó a mismo, ni a la Iglesia, sino el Reino de Dios y su manifestación evidente con su venida al mundo. La obra mediadora de Jesús es finalizada con su regreso a la casa del Padre.

Todo el peso del sufrimiento, del dolor, de la tortura, el desprecio, la soledad del Getsemaní, el abandono de sus discípulos, la traición de Judas, los insultos de quienes le juzgaron, las lágrimas mezcladas con sangre en la cruz del calvario, los azotes y las humillaciones, no serían comparables con la gloria que le esperaba, de la cual Él mismo ya había degustado desde antes de la fundación del mundo.

Jesucristo está dispuesto a morir en la cruz completando su obra de amor y estableciendo para todo ser humano la única opción posible de llegar al cielo a través de Él mismo.

Los ojos del mundo andan buscando respuestas en muchas partes, pero solo las podrán encontrar a los pies de la cruz, entendiendo el significado de esta obra redentora y sometiendo sus acciones al señorío de Jesucristo, mediador entre Dios y los hombres.

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en

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los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:5-11).

Que tengas un día lleno de la bendición de Nuestro Glorioso Señor.

Oración:

Señor Jesús, tus discípulos no pudieron detenerse de contar tus maravillas y tu gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Hoy yo quiero hacer lo mismo. Quiero reconocer tu gloria y majestad. Quiero unirme al coro de ángeles que adoran sin cesar y a la creación entera que se inclina delante de tu presencia gloriosa. Desde el fondo de mi corazón quiero expresar mi adoración a ti, Rey de reyes y Señor de señores. Amén.

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Serás bendición

“y haré de ti una nación grande y te bendeciré y engrandeceré tu nombre y serás bendición”

(Génesis 12:2)

El llamado que Dios le hizo a Abraham no fue únicamente a poseer una tierra de abundancia, de leche y miel. Su llamado también fue a ser de bendición a donde quiera que el fuera.

No era únicamente lo que él y sus futuras generaciones iban a poseer, sino en lo que ellos, como pueblo de Dios, se iban a convertir.

Un pueblo poseedor de las promesas, con la presencia constante de Dios y con un propósito divino de engrandecer el nombre de Dios en donde ellos habitaran. Un pueblo guiado por la mano de Dios y que caminaba con el valor de una promesa divina.

Y el llamado para el pueblo cristiano de hoy en día es muy similar. También somos un pueblo que camina con promesas divinas, contamos con la presencia del Señor, su amor y su misericordia y también tenemos un llamado a ser de bendición.

¿Cómo eres de bendición para los demás? ¿Tienes conciencia del papel que tienes cuando eres parte de un pueblo escogido?

Un médico honesto que atiende a sus pacientes pensando solo en su bien, es bendición.

Un profesional que asiste a su trabajo cotidiano, pensando en realizar a conciencia su trabajo y dar beneficio a su compañía, es bendición.

El maestro que procura guiar a sus alumnos por el mejor camino, es de bendición.

Un ama de casa que realiza sus tareas cotidianas con alegría dando lo mejor de misma y recibiendo con la mejor sonrisa a su familia, es una gran bendición.

Un joven obediente y colaborador en los quehaceres del hogar, responsable con su estudio y con el cuidado de mismo, es una bendición.

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Un ministerio que busca el crecimiento de su congregación y que no desea más que servir al Señor a través de sus actividades, es una gran bendición.

Entonces piénsalo bien: ¿serás hoy de bendición para alguien?

Ese es tu destino como hijo/a de Dios. Empieza ahora mismo.

Oración:

Ser de bendición para otros significa ser portador de aquello que Dios mismo ha derramado sobre mi vida como un/a hijo/a de Dios. Tal como Abraham a quien se le designó una vida en la que no solamente recibiría bendición, sino también lo sería para otros, de la misma manera hoy quiero dar de gracia lo que he recibido de gracia. Sin duda, hoy he recibido grandes bendiciones, ahora mismo saldré para ser de bendición para alguien más. Ese es mi llamado. Amén.

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Siempre firmes

“será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará” (Salmo 1:3)

Al mirar un árbol solo vemos a simple vista el tallo, las hojas, es decir todo lo externo, pero no conocemos nada de sus raíces, si están fuertes o débiles, si se alimentan de los materiales orgánicos de la tierra o están podridas.

Cuando el viento fuerte arrecia, aquellos que no tienen sus raíces fuertes no solo se vienen abajo sino también arrastran con lo que encuentran a su paso. Pero los que tienen raíces fuertes, estos se sostienen soportando el vendaval y al final su victoria es permanecer erguidos, cuando muchos ya han caído. Lo que cuenta no es la apariencia externa sino la fortaleza de su interior.

Así somos los seres humanos. Tenemos una apariencia en nuestro exterior que puede ser muy aceptable a los ojos de los demás, pero nuestra verdadera fortaleza está en el interior y es la que nos permite soportar con firmeza las tormentas que la vida nos depara.

Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó que separados de Él nada podemos hacer.

Por eso la fuente de nuestra fortaleza está en Él y quien aprende a conocer al Señor envuelve su vida de Su presencia y camina con la convicción de que todas las cosas deben ser colocadas bajo la dirección de Aquel que proclamamos y de quien dependemos para poder vivir con seguridad.

Antes de salir de tu casa en este día, acude primero ante Aquel que te ciñe de poder y te sustenta. El que renueva tus esfuerzas y te permite estar preparado/a para las batallas que afrontarás durante el día.

Él es tu fortaleza y tu refugio y mientras avanzas en este día que Él te ha regalado, podrás experimentar Su presencia y estarás siempre firme. “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque

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bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza” (Salmo 46:1-3).

Oración:

Señor Jesús, en este día puedo reconocer que mi fortaleza no está en mí, sino que viene directamente de ti. Por eso Pablo me invita a fortalecerme en ti Señor y en el poder de Tu fuerza. (Efesios 6:10). Hoy quiero ser como ese árbol plantado junto a las corrientes de agua, porque si es así, estaré listo/a para dar fruto y todo lo que haga en este día será prosperado. Amén.

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Desatando ligaduras de impiedad

“¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?” (Isaías 58:6)

¿Te gustaría vivir una vida completamente libre de ataduras? ¿Serías feliz si nunca sintieras cargas de opresión de tal manera que pudieras vivir cada día de tu vida sin ese peso encima de ti? ¿Experimentarías un verdadero gozo si esa oscuridad en la que a veces vives, se convirtiera en luz, la preocupación se convirtiera en tranquilidad y sosiego y la gloria de Dios se manifestara continuamente sobre tu vida? ¿Has meditado en el porqué de tu debilidad espiritual o la sequedad que a veces tienes o el poco deseo de obedecer al Señor?

En los tiempos de Isaías las tradiciones del pueblo se habían transformado de tal manera que todo estaba impregnado de pecado. Hasta los actos religiosos estaban llenos de orgullo, de vanidad y de apariencia.

El Señor manda a Isaías: “¡Clama a voz en cuello; no te contengas! Alza tu voz como trompeta, y declara a mi pueblo su transgresión y a la casa de Jacob su pecado”. (Isaías 58:1)

El Señor le dice a su pueblo: Me están buscando, pero me están buscando mal, están en pecado y están en rebelión.

De pronto el pueblo se perdió, es decir, ya no respetaban a las autoridades, ni del gobierno, ni las espirituales, eso es rebelión. Tenían un pecado tremendo de orgullo.

Se creían justos y decían que no habían dejado la ley de Dios. Estaban cumpliendo a su manera de ver, pero no se humillaban a Dios y no le preguntaban: “¿Señor voy bien en la búsqueda?”.

Él no sólo quiere que cumplamos con ciertos requisitos religiosos; Él desea que toda nuestra vida refleje el amor de Dios.

¿Eres justo con los demás? ¿Eres honesto contigo mismo y con los que te rodean? ¿Pueden los demás confiar en ti? ¿Es tu vida tan clara que cualquiera puede saber lo que sea de ti?

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Una semilla para cada día: Enero

Hay muchas cosas en nuestra vida que son religiosas pero no necesariamente son cosas de Dios.

No todo lo que se hace en su nombre le agrada a Él, porque en muchas ocasiones se hace solo para satisfacer un deseo personal, pero no para lograr un propósito de adoración.

Por eso en este día regálate un tiempo para meditar en tu vida espiritual, ora, reflexiona y pídele a Dios que “examine tu corazón y te guíe en el camino eterno” (Salmo 139: 23-25).

Oración:

Amado Dios, mi oración en este día es para que me ayudes a descubrir cualquier área de mi vida que no esté conforme a lo que pides de mí. Examíname, permíteme entender si hay cosas que estoy haciendo equivocadamente y si es así, guíame de nuevo para que tome el camino adecuado de obediencia y santidad. Soy posesión tuya, enséñame entonces a conocer tu voluntad. Amén.

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El poder del amor

“el amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece”

(1 Corintios 13:4)

Joyce Vincent era una mujer inglesa de 40 años. Un día llegó a su apartamento donde vivía en Londres después de hacer algunas compras. Tuvo un derrame cerebral y murió. Su cuerpo fue encontrado dos años más tarde, cuando la empresa de arrendamiento forzó la puerta para cobrarle a la mujer que llevaba dos años de atraso en su pago. El televisor estuvo prendido por dos años y también la calefacción. Murió sola en un edificio de 200 viviendas, en el corazón de una ciudad de 7 millones de habitantes.

¿Por qué nadie la buscó? ¿Por qué nadie se interesó por ella? ¿Para quién había comprado los regalos que nunca entregó? Tenía hermanas y nunca preguntaron por ella. Tuvo un marido que nunca se preocupó por su paradero.

Esta paradoja de Joyce Vincent nos muestra el terrible egoísmo de nuestra sociedad. Las grandes ciudades son multitudes de personas que no se interesan las unas por las otras, un cementerio de vivos que deambulan y donde se han perdido los valores de amistad, de familia, de vecindad. A veces no conocemos ni a los vecinos a pesar de pasar años separados tan solo por una pared.

¿Qué estamos haciendo para que estos valores sean promovidos?

En un mundo cuyo lenguaje es de divorcio, desintegración familiar, padres solteros, hijos abandonados o compartidos, peleas de poder en los hogares, diferencias irreconciliables, incompatibilidad de caracteres, es refrescante y reconfortante encontrar a quienes aún manifiestan la unidad verdadera del amor sellado por la presencia del Señor en medio de ellos.

Jesús trajo un mensaje de amor a este mundo, pero esta pequeña palabra se ha desvalorizado tanto que ya no sabemos ni siquiera definirla. Se habla de amor a primera vista, de amor por computadora, de amor por interés, de amor libre, de amor a medias, de amor propio, de amor fugaz, etc.

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Una semilla para cada día: Enero

Pero el verdadero amor es moldeado por Dios y es evidente en el mundo que nos rodea.

¿Cómo se aprende a amar?

No tenemos que ir a un seminario, ni recibir cursos por correspondencia, ni leer libros de 7 pasos para llegar a amar. En realidad amar se aprende amando. Perdonar se aprende perdonando. Dar se aprende dando.

La fuente del amor es Dios. Por lo tanto el verdadero amor es sagrado y El Señor se complace cuando ve a sus hijos manifestando ese amor que provino del cielo.

En este día especial expresa un te amo con todo tu corazón y regocíjate en Aquel que murió en la cruz por amor a ti.

Oración:

Señor Jesús, al reconocer tu obra de amor por mí, no puedo menos que regocijarme por el sacrificio que pagaste por la causa de un pecador como yo. Por eso hoy quiero pedirte que me ayudes a dar amor de la misma manera en que lo he recibido de ti. Que este día se convierta en una gran oportunidad para mostrar que el amor de Dios ya está en mi interior y por eso ahora vivo para dar a los demás lo que he recibido de manera tan abundante. Amén.

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Examíname, pruébame y guíame

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mi camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23-24)

Los amantes del conocimiento humano en la antigua ciudad de Corinto creían que los hombres podían averiguar cualquier cosa por medio de la investigación y la lógica. Los gnósticos creían que podían descubrir los secretos más recónditos de Dios por su intelecto.

No así el Apóstol Pablo. Él estaba convencido de que no había una sabiduría más grande que la que recibimos de parte de Dios. El afirma que sólo el Espíritu Santo puede comunicar esta verdad.

Hoy en día muchos científicos están en los laboratorios haciendo investigaciones que procurarán mejorar en algún aspecto la vida humana. Pero el esfuerzo de toda esa sabiduría humana ¿Nos acercará más a Dios? ¿Seremos mejores seres humanos porque se desarrollen nuevas tecnologías?

La comunicación avanza a pasos agigantados, ¿eso servirá para comunicarnos más con Dios?

La justicia de los seres humanos trata de modificarse en todas partes, ¿eso nos acercará más a la justicia de Dios?

Se están inventando nuevas formas para hacer dinero, ¿eso nos hará más dadivosos y generosos?

La verdad es que el mundo avanza pero no necesariamente en dirección a la voluntad divina.

En los próximos años el mundo podrá tener más gente con mucho dinero, podrán levantarse grandes investigadores, podrán así mismo desarrollarse avances científicos que nos sorprendan y quizás se volverá común el ir a la luna o gravitar alrededor del planeta.

Sin embargo el corazón humano no se transforma para encontrar admiración en el Creador del universo. Descubrimos más planetas pero no le damos el crédito al que los puso con su mano. En los laboratorios se estudian las partículas más pequeñas e imperceptibles

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Una semilla para cada día: Enero

para el ojo humano, pero no reconocemos al Hacedor de tantas maravillas. Analizamos la composición de los elementos del mundo, pero nos olvidamos de agradecer a Aquel que con su palabra de poder creó los cielos y la tierra y todo cuanto en ella existe.

Hoy más que nunca necesitamos pedirle al Señor que examine nuestro corazón y nos ayude a descubrir si estamos errando o podemos encontrar el camino de la eternidad. A lo mejor descubriremos que nos estamos alejando cada vez más de su voluntad y de su divina presencia.

Oración:

Señor amado, hoy te pido que abras mi entendimiento para descubrir la manera de vivir sabiamente en este mundo tan complejo. Reconozco que la verdadera sabiduría viene de lo alto y es primeramente pura, después pacifica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Amén. (Santiago 3:17).

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Yo estaré contigo

“nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desamparé.” (Josué 1:5)

Cuando Moisés le preguntó al Señor « ¿Quién soy yo, para ir delante de Faraón, y pedirle que haga salir de Egipto a los hijos de Israel?». Dios le respondió simplemente: “Ve porque yo estaré contigo”

¿Acaso necesitaba algo más? ¿Acaso puede haber algo más importante para nuestras vidas que El Señor Creador de todas las cosas esté con nosotros?

Así mismo El Señor le hizo esa promesa a Josué: «Yo estaré contigo, no te dejaré, ni te desampararé» (Josué 1:5)

De la misma manera Jesús delante de sus discípulos afirmó su voluntad de estar cerca de ellos cuando los envió a la gran comisión de predicar su evangelio a todas las naciones: y “yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28: 18).

En un mundo de gran soledad, en donde muchos se sienten abandonados y olvidados, que conveniente es recordar la voluntad de nuestro Señor: no te voy a dejar, camina con confianza en este día, no estás solo/a, no te angusties, mis ángeles te guardan, mi presencia te reconforta, mi espíritu te alienta, mis misericordias son nuevas para ti esta mañana, mi amor por ti no cesa, mi vida la he dado por ti.

Nunca te olvides que Él está contigo en cada jornada de tu vida.

Pablo podía decir: no tengo casa, no tengo bienes, no tengo riquezas, no tengo comodidades, no tengo nada de eso, pero en realidad lo tengo todo porque tengo a Cristo en mi vida, Él es el todo para mí. Y Él me ha prometido que en cada jornada está conmigo, que camina a mi lado, que no pasa un segundo de mi vida sin que Él esté presente y aun cuando en las noches descanso, Él vela mi sueño y me protege.

Vive este día con la seguridad de que no estás solo/a.

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De la misma manera que El Señor le prometió a Moisés, a Josué y a sus discípulos, también lo hace para ti en este día: ¡Yo estaré contigo!

Si Dios está contigo, en realidad lo tienes todo.

Oración:

Mi amado Dios, hoy me recuerdas que nunca estoy solo/a en este mundo, que caminas conmigo y que haces de cada jornada una linda experiencia en tu compañía. Gracias por permitirme disfrutar de tu presencia y de tener la seguridad de que “aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque tu estarás conmigo y tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23: 4).

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