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Sin culpas, sin lactosa

© 2021, Margarita Ortega.

© 2021, Intermedio Editores S.A.S.

Primera edición, agosto de 2021

Edición

María Alejandra Mouthon

Equipo editorial Intermedio Editores

Concepto gráfico, diseño y diagramación

Alexánder Cuéllar Burgos

Equipo editorial Intermedio Editores

Fotografía Margarita Ortega

Juan Manuel Vargas Ramírez

Reportero Gráfico CEET

Imagen de portada

iStock

Ilustraciones

Trinidad Olarte

Intermedio Editores S.A.S.

Avenida Calle 26 No. 68B-70

www.eltiempo.com/intermedio

Bogotá, Colombia

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.

ISBN:

978-958-504-009-0

Diseño epub:
Hipertexto – Netizen Digital Solutions

 

 

 

 

Para los seres de luz que disipan la oscuridad del camino, Emiliano y Melibea, que son magia y manifestación.

 

 

 

 

 

 

 

Nota: hemos cambiado la ortografía de las palabras leche, yogur y queso por una decisión conjunta entre la autora y la editorial, puesto que las recetas aquí presentandas son una alternativa al alimento tradicionalmente conocido.

Contenido

Prólogo

Antes de comenzar

Lo que debes tener en tu cocina

Leshes vegetales

Receta básica

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Recetas de Leshes vegetales para hacer volar tu imaginación

Leshe de quínoa

Leshe de soja

Leshe de almendras

Leshe de avena

Leshe de ajonjolí o sésamo

Leshe de coco sin coco fresco

Leshe de coco fresco

Leshe de arroz y almendras

Leshe de arroz

Leshes de nueces

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Iogures

Receta básica de Iogur fermentado

Iogur de avena

Iogusoja (sin fermentar)

Iogur lassi de mango (sin fermentar)

Iogur de almendras

Iogur de marañón

Iogur de semillas de girasol (sin fermentar)

Iogur de semillas de chía (sin fermentar)

Iogur de coco (con carne de coco)

Iogur de coco (con Leshe de coco)

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Kesos

Receta general para Kesos curados

Tofu o Keso de soja

Keso de semillas de girasol

Keso crema

Keso de okara

Gruyere para picar o filetear

Fundido

Kechedar en bloque

Kesillo de arroz

Fetofu

Rokefort

Parmekesano I

Parmekesano II

Kesarella

Keso munster

Keso de garbanzos

Kotagge

Keso cheddar (krema)

Keso campesino o Keso fresco

Fondue

Kremoso de tofu

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Y más

Margarina

Mantequilla de maní

Dip de curry

Leshe chocolatosa

Mousse de chocolate

Pie de limón

Helados

Veganesa o mayonesa de origen vegetal

Leshe condensada (pecado sublime)

Malteada de chocolate

Krema de Leshe I

Krema de Leshe II

Sour kream

Salsa beshamel

Krema repostera

Merengada de especias

Leshe condensada

Crema de almendras

Leshe dorada

Tzatzaqui

Chocolate caliente y espeso

Prólogo

“Cúrate, mijita, con la luz del sol y los rayos de la luna.

Con el sonido del río y la cascada.

Con el vaivén del mar y el aleteo de las aves.

Cúrate, mijita, con las hojas de la menta y la hierbabuena, con el neem y el eucalipto.

Endúlzate con lavanda, romero y manzanilla.

Abrázate con el grano de cacao y un toque de canela.

Ponle amor al té en lugar de azúcar y tómalo mirando las estrellas.

Con los besos que te da el viento y los abrazos de la lluvia.

Hazte fuerte con los pies descalzos en la tierra y con todo lo que de ella nace.

Vuélvete cada día más lista haciendo caso a tu intuición, mirando el mundo con el ojito de tu frente.

¡Salta, baila, canta para que vivas más feliz!

Cúrate, mijita, con amor bonito, y recuerda siempre, tú eres la medicina”.

MARÍA SABINA
POETA Y CHAMANA INDÍGENA MEXICANA

Por años, he trabajado apoyando a las personas en la creación de unos hábitos saludables a la hora de alimentarse para que logren establecer una relación sana, pero, sobre todo, amorosa con la comida.

En este proceso, he obtenido una gran cantidad de información relacionada con los alimentos que tenemos en nuestra mesa cada día. Proteínas, carbohidratos, nutrientes, vitaminas, minerales, frutas, verduras, granos y toda la variedad que cada vez encontramos en maneras más innovadoras, prácticas y fáciles de preparar, pero que también, a su vez, recibimos más alejadas de lo que nuestros campesinos cosechan cada temporada.

Tras haber accedido a tal información y haber podido acompañar a miles en sus procesos, todo me conduce a una conclusión: la comida es la madre. La madre tierra, la madre naturaleza de la que nos vamos alejando sin darnos cuenta. Es por eso que nuestra perfección se manifiesta en su totalidad cuando logramos establecer una conexión con el alimento que encontramos de la manera más natural, orgánica y original. Es decir, cuando nos conectamos con nuestra madre naturaleza, o como la llamaban nuestros ancestros, la Pacha mama. Es el restablecimiento de este vínculo el que nos permite, realmente, reconciliarnos con la comida.

Por eso, el mensaje que la autora nos transmite desde El camino sencillo, su primer libro, y nos amplía en este, es tan valioso. Al leerlo, tendremos herramientas que nos permitirán establecer esa conexión, brindándonos las formas más ingeniosas para que podamos disfrutar, y maternarnos para expresar, desde los alimentos, ese amor sanador que tomamos de la Madre Tierra. De esta manera, podremos regresar a la perfección que tenemos a disposición en todos aquellos alimentos que no necesitan proceso alguno para aportarnos exactamente lo que necesitamos.

Entonces, todos aquellos que deseen tener un abanico de posibilidades deliciosas, saludables y que lleven su alimentación a estar en equilibrio, no encontrarán una posibilidad mejor que acudir a esta completa guía y disfrutar con cada uno de los secretos y preparaciones que allí se encuentran. No solo porque comerás como te lo mereces, sino porque cada vez que nos sentamos a la mesa, alimentamos el cuerpo con lo que nos comemos, pero, también, alimentamos el alma con lo que sentimos.

MARÍA BERNARDA VERGARA

Antes de comenzar

Sin lugar a dudas, si existe algo en esta vida que me hace sentir inmensamente plena y feliz, es cocinar y, por ende, comer. Me gusta la comida, me gusta su sentido hipnótico, el subtexto de cada uno de los mensajes que en conjunto los ingredientes de una preparación pueden enviar al cerebro, encuentro fascinante que todo confluya en un juego casi paroxístico para los sentidos. Amo cocinar, lo hago en casa para mi familia y amigos, y me encanta deleitarme con el placer de las transformaciones que ocurren en cada paso de la ejecución de una receta, los fogones, las ollas, experimentar y saber siempre que puedo volver a empezar, y es a esto a lo que siempre invito a quienes con tanta generosidad se acercan a mis libros.

Es en esa alquimia encantadora donde se gesta la salud del cuerpo y del alma, donde se nutre el corazón de la familia, de la amistad, del romance, la comunicación del fuego transformador, donde se origina el latir de un grupo, el vínculo de la manada. Nada como la comida preparada con ingredientes conocidos, elaborada con tiempo, en casa, con amor, lejos de preparaciones ultra procesadas, cuyos ingredientes de nombres raros, estrafalarios, fabricados en un laboratorio y añadidos bajo una fórmula normativa y masiva, son capaces de hacernos perder la identidad de los sabores reales, del concepto y la fe en el mercado local y justo, de los conocimientos y sabores ancestrales, de nuestra soberanía alimentaria y la posesión indiscutible de nuestra salud, sí, nuestra, y cuyo bastión para recuperarla debería cimentarse en la certeza y el conocimiento de lo que nos estamos llevando a la boca. Cabe aquí una pregunta: ¿realmente sabemos qué es lo que estamos comiendo?

Los sabores y productos alimentarios que nos venden como gran novedad, colmados de insuperables ventajas, enmarcados en sendas campañas publicitarias atractivas y casi inevitables, pero de los que poco sabemos, de manera verificable están haciendo daño, y no solo a nuestra salud. El aumento de las enfermedades crónicas, inflamatorias y degenerativas se ha convertido en números que llenan las estadísticas de cifras y porcentajes inocultables de una realidad que agrieta y tiene al borde del colapso los sistemas de salud del mundo entero y, de paso, al único hogar que tenemos, pues todo el proceso de producción azota con vehemencia la realidad de la naturaleza y nos deja ante un panorama que requiere de nuestra concientización y del saber que los recursos naturales no son inagotables, como antaño se pensó.

Este libro, al igual que los anteriores, es un texto que escribo desde el deseo de compartir de manera experiencial frente a una decisión sobre mis opciones alimentarias que, en derecho propio y con la idea de hacerme responsable de todo lo que consumo, tomé desde hace veinte años. En este compartir me siento feliz y agradecida de poder contar aquello que me ha hecho bien y que espero pueda beneficiar a quienes, con tanta generosidad, leen estas palabras.