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ficha del libro

REBECA WILD

 

APRENDER A VIVIR
 CON NIÑOS

 

Ser para educar

 

Traducción de
 
REBECA WILD Y LEONARDO WILD

 

Herder

Índice

Portadilla

Créditos

 

Prólogo

Necesidades de desarrollo

Dependencia y autonomía

Problemas en el hogar y en la escuela

Ser para educar

Llorar y reír

Los niños son diferentes

Situaciones de estrés

Problemas a la hora de comer

Peleas y celos

La relación entre el hogar y la escuela

Mentir y robar

Los pequeños negociantes

Obediencia

La televisión

Aburrimiento

Problemas al dormir

Identificar dificultades

Vencer el egocentrismo

Estructuras internas

Interacción entre lo interior y lo exterior

La estructuración de la corteza cerebral

El pensamiento formal

Estructuras posbiológicas

Valores

Terapia y desarrollo

Epílogo

Bibliografía

Notas

 

PRÓLOGO

 

El trasfondo del presente libro es un establecimiento educativo alternativo ubicado en Ecuador, generalmente conocido con el nombre de «Pesta». El «Pesta» es un apelativo cariñoso del Centro Experimental Pestalozzi, el cual, durante veintinueve años, fue el proyecto principal de la Fundación Educativa Pestalozzi. Véase otros libros sobre esta experiencia publicados en esta misma editorial.

Comenzamos en 1977 con un jardín de infancia basado en los principios de Maria Montessori, creado por iniciativa personal para nuestro segundo hijo, Rafael. Luego, debido al interés de un creciente número de familias, se amplió el trabajo a los niveles de enseñanza primaria y secundaria. Mientras que en todo el mundo –a pesar de las muchas reformas y de los nuevos contenidos y métodos– la educación de los niños sigue definida y enmarcada en las exigencias de la sociedad plasmadas en los programas oficiales, con la meta de adaptar a la nueva generación a los sistemas existentes, en el «Pesta» habíamos optado por una senda diferente.

En lugar de encaminar a los niños para que «rindan» dentro de los parámetros vigentes de una sociedad que, mayormente, persigue explícita o implícitamente intereses económicos, hemos dado prioridad al hecho de respetar el «programa interno», el cual permite procesos de una maduración humana auténtica, si las circunstancias son favorables. En la práctica, esta decisión implica preparar ambientes adecuados para cada etapa de desarrollo, a la vez que un cambio en el rol del adulto: en lugar de planificar y definir las actividades de los alumnos, la responsabilidad del adulto es apoyar y cooperar en las interacciones de los niños, interacciones que surgen a partir de sus necesidades interiores de desarrollo y se rigen por ellas.

Los siguientes capítulos dan testimonio del sinnúmero de preguntas que surgen cuando se toma este camino diferente y de los cambios de perspectiva que representan un desafío para los adultos. ¿Estamos dispuestos a revisar nuestras actitudes, a cuestionar nuestros hábitos y reacciones inconscientes? ¿Estamos interesados en descubrir cómo los procesos de desarrollo de los niños están relacionados con los nuestros? ¿Creemos que la convivencia con los niños puede servir para nuestro propio desarrollo humano?

En medio de los graves problemas que cada vez más afectan al mundo, en muchos países ha ido aumentando el número de iniciativas a través de las cuales individuos y grupos se aventuran a construir nuevas relaciones humanas, que no se caracterizan por estructuras de dominio del más fuerte sobre el más débil, del que «sabe» sobre el que «no sabe», del que «tiene» sobre el que «no tiene», así como van creándose entornos más propicios para llevar este ideal a la práctica. Lamentablemente, ésta es todavía una tendencia minoritaria.

Me alegra que el presente libro, que marca procesos significativos de nuestras experiencias en el «Pesta», sea ahora accesible para un círculo más amplio de personas interesadas en los temas que durante muchos años hemos tratado de profundizar en los grupos de trabajo de la Fundación Educativa Pestalozzi.

Agradezco la confianza que ha puesto en mí la editorial Herder al encargarme la traducción al español de Aprender a vivir con niños, traducción que he realizado junto con mi hijo Leonardo. Ya que este libro es un testimonio de estaciones importantes en nuestro camino, he decidido dejar el texto como fue escrito hace años, con la excepción de un mínimo de cambios que me parecían necesarios para aclarar algunos puntos y para referirme a ciertos eventos desde nuestra perspectiva actual. Debido a múltiples cambios socio-económicos acaecidos en Ecuador, el «Pesta», que durante veintinueve años fue para muchos niños y jóvenes como un «segundo hogar», se cerró en 2005.

En vista de esto, algunos pasajes de este libro adquieren un matiz «profético», ya que actualmente los esfuerzos de la Fundación Educativa Pestalozzi se concentran en un proyecto integral: la creación de nuevas estructuras de convivencia, para que los padres –en lugar de enviar a sus hijos a una escuela alternativa– puedan estar cerca de los niños en ambientes idóneos, compartir sus actividades y vivir un proceso más intenso del «ser para educar».

 

 

Quito, marzo de 2007