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ÍNDICE GENERAL

ESTUDIO PRELIMINAR. JOAQUÍN SUEIRO JUSTEL & Mª DOLORES RIVEIRO LEMA

1. Introducción

1. 1. Geografía

1. 2. Panorama lingüístico de la región pangasinana

1. 3. Los estudios pangasinanos

2. Gramáticas y vocabularios de Pangasinán publicados durante la colonización española

3. Fray Andrés López y su Arte de la lengua pangasinán

4. Descripción y análisis de la obra

4. 1. Ortografía de la gramática de fray Andrés López

4. 2. Ortografía del español

4. 3. Móviles del autor

4. 4. Fuentes y fundamentos teóricos

4. 5. Nebrija, López, los misioneros y Sánchez de las Brozas

4. 6. Principios metodológicos

4. 7. Estructura interna y partes de la oración en la obra de Fray Andrés

5. Reglas y ejemplos en el Arte de fray Andrés

5. 1. Características de las Reglas

5. 2. Los ejemplos: origen del corpus

5. 3. Caracterización y tipología de ejemplos

6. Ideas sobre la traducción

6. 1. Consideraciones acerca de la traducción en la Filipinas colonial. La figura de fray Andrés López

6. 2. En qué consiste la tarea de traducir

6. 3. Traducibilidad/intraducibilidad

6. 4. El uso de hispanismos y neologismos

6. 5. La manipulación de los clásicos al servicio de un nuevo concepto de traducción

6. 6. La intención del autor y la recepción del destinatario

6. 7. Interpretación postcolonial

6. 8. Conclusiones sobre la traducción

7. Nuestra edición

8. Bibliografía

Fuentes primarias

Fuentes secundarias

Arte de la lengua de Pangasinan de Fr. Andres Lopez

Licencia de la orden

Aprovacion del p. Fr. Sebastian

Licencia de ordinario

Aprovacion r. P. Fr. Diego burguillos lector de Prima en el Collegio, y Universidad de Santo Thomas de Manila

Prologo al lector

Preludio. En que se trata de algunas cosas que es necessario suponer antes de entrar en los libros siguientes: dividesse en quatro. ¶ ¶

Libro primero en que se trata del nombre, pronombre, y preposicion, y de camino se dan algunas reglas del adverbio

Cap. 1. De la division del nombre

Cap. 2. Del genero

Cap. 3. De los numeros

Cap. 4. Del modo de componer los nombres substantivos en si mismo

Cap. 5. Del nombre adjetivo

Cap. 6. De las duplicaciones de los adjetivos

Cap. 7. Del nombre comparativo, y superlativo

Libro segundo de las declinaciones de los nombres, y pronombres, y de su sintaxis

Preludio

Cap. 1. De las declinaciones de los nombres, y pronombres

Cap. 2. De la sintaxis de las sobre dichas declinaciones

Cap. 3. De las preposiciones

Cap. 4. Donde se declaran las particularidades de las declinaciones de los pronombres

Cap. 5. Del modo de colocarse los nombres, y pronombres con los adverbios negativos

Cap. 6. Del modo de colocarse los pronombres con otros adverbios

Cap. 7. Del modo de unirse entre si los nombres, y pronombres

Cap. 8. De la colocacion de los nombres, y pronombres en las tales concordancias

Cap. 9. De los pronombres relativos, e interrogativos

Libro tercero de las composiciones de los verbos, y de sus verbales

Cap. 1. De las divisiones del verbo, y numero, y de las composiciones con que se compone

Cap. 2. De las composiciones de passiva

Cap. 3. De las composiciones de activa. Man. Mag. Mi y de la correspondencia de las activas, y passivas

Cap. 4. De los nombres verbales que se originan de los verbos compuestos con las sobredichas composiciones de activa

Cap. 5. De los verbales de manag

Cap. 6. De los verbales, y verbos que se originan de los nombres compuestos con mana

Cap. 7. De la composicion on

Cap. 8. De la correspondencia de las activas, y passivas

Cap. 9. Tratase de quando se a de usar de activa, o passiva

Libro quarto de las especies de los verbos

Capitulo 1. De los verbos absolutos, è inceptivos

Capítulo 2. Delos verbos actuales

Capitulo 3. Delos modos frequentativos

Cap. 4. De los verbos diminutivos

Cap. 5. De los verbos superlativos

Cap. 6. De los verbos meditativos

Cap. 7. De los verbos, y nombres participiales aproximativos

Cap. 8. De los verbos distributivos

Cap. 9. De los verbos fictivos, e imaginativos

Cap. 10. De los verbos potenciales

Capitulo 11. Del verbo substantivo

Libro quinto de las conjugaciones de los verbos, y de los nombres, cuya inteligencia pide tener noticia de ellos

Cap. 1. De la formacion de los imperativos

Cap. 2. Practica de los modos de los verbos

Cap. 3. De la union de un verbo con otro, y del verbo con el nombre

Cap. 4. Del plural de los verbos

Cap. 5. De los nombres compuestos con ca

Cap. 6. De la composicion in

Cap. 7. De los nombres numerales

Cap. 8. De las composiciones maqui, y aqui

Cap. 9. De la composicion an. Segun que haze adjetivos pospuesta a la raiz

Cap. 10. De la composicion en segun que pospuesta a la raiz haze nombres adjetivos

Cap. 11. De algunos verbos, y verbales, que sirven de raizes a composiciones de nombres

Libro sexto de los adverbios, interjeciones, y conjunciones, poesia, y traduccion, y figuras

Cap. 1. De los adverbios[,] interjeciones, y conjunciones

Cap. 2. De los adverbios en general

Cap. 3. De la poesia de esta lengua

Cap. 4. De la traducion

Cap. 5. De las figuras de la le[n]gua

Copia de vocablos, o raizes que se pronu[n]cian con cortadilla

Tabla de las cosas contenidas en este arte

Índices

LINGÜÍSTICA MISIONERA

VOL. 6

EDITOR DE LA SERIE:
Otto Zwartjes (Amsterdam)

COMITÉ ASESOR:

Cristina Altman (São Paulo)
Georg Bossong (Zürich)
Julio Calvo Pérez (Valencia)
José Antonio Flores Farfán (México)
Gregory James (Hong Kong)
Emilio Ridruejo (Valladolid)
Joaquín Sueiro Justel (Vigo)
Klaus Zimmermann (Bremen)

La colección LINGÜÍSTICA MISIONERA constituye un foro internacional con dos objetivos principales. Por un lado se trata de editar o reeditar principalmente obras lingüísticas del período colonial relativas a las lenguas amerindias y asiáticas. Por otra parte se persigue abrir un espacio para el estudio sistemático de la contribución de la lingüística misionera al conocimiento y descripción de estas lenguas.

La edición de esta obra forma parte del proyecto de investigación fundamental no orientada “Lingüística española en Asia” (LINEAS), dirigido por el Dr. Joaquín Sueiro Justel, profesor Titular de Universidad de la Universidad de Vigo. Este proyecto, con referencia H110 131 H 6440214, fue financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Dirección General de Programas y Transferencias de Conocimiento.

 

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)

Reservados todos los derechos

© Iberoamericana 2014
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ISBN 978-84-8489-785-9 (Iberoamericana)
ISBN 978-3-95487-331-9 (Vervuert)
eISBN 978-3-95487-287-9

Depósito legal: M-26728-2014

Diseño de la cubierta: Carlos Zamora

Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico blanqueado sin cloro.

Impreso en España

A Marta y a Alexandre
A Mario

Estudio preliminar

Joaquín Sueiro Justel
Mª Dolores Riveiro Lema

1. Introducción

1. 1. Geografía

Con el nombre de Pangasinán se conoce una de las primeras provincias en las que fue dividida la isla filipina de Luzón durante la Administración española. El término pangasinán, “tierra de sal” o “lugar en el que se fabrica o se hace sal”, procede de la raíz asin, “sal” en la lengua nativa; el prefijo pang y el sufijo an aportan el significado de “lugar o sitio”. Esta voz evoca una de las principales ocupaciones de los habitantes de los pueblos costeros de esta provincia: la obtención de sal del agua del mar mediante procesos de evaporación, actividad que también se practicaba en Ilocos y en la bahía de Manila, pero era la sal de la provincia de Pangasinán la más valorada por su calidad (de ahí que diera lugar al nombre de la región).

La provincia (sus gentes y su lengua) son conocidas también por el nombre de Caboloán. De hecho, en 1840 Mariano Pellicer (1802-1844) publica el Arte de la lengua Pangasinana o Caboloan. Caboloán procede de boló que en pangasinán denomina un tipo de bambú, el prefijo ca y el sufijo an convierten la raíz en un nombre colectivo. Desde la llegada de los españoles se emplearon los dos nombres, uno para designar los pueblos costeros y el otro para referirse a las zonas del interior. Poco a poco, y coincidiendo también con la desaparición de ese tipo de bambú muy apreciado en la elaboración de cestos, el nombre de Caboloán fue cayendo en desuso y la región, sus habitantes y su lengua acabaron siendo conocidos únicamente por el nombre de Pangasinán.

La provincia de Pangasinán está situada en la costa oeste de la isla de Luzón, al sur de la región de Ilocos, dista unas 40 leguas (unos 207 kilómetros) de Manila. Durante la mayor parte de la presencia española en el archipiélago incluyó las actuales provincias de Zambales y La Unión (en 1750 la provincia de Zambales adquirió independencia administrativa y lo mismo sucedió con La Unión en 1878). En la actualidad la extensión de la provincia de Pangasinán comprende unos 5.380 km2.

Hacia 1600, poco después de la llegada de los primeros españoles, se estima una población de 40-50.000 pangasinanes. La población nativa de la comarca se vio mermada considerablemente (según las zonas, se estima que perecieron entre un 10% de los habitantes de la capital y un 65% de la ciudad de San Carlos) en las guerras que siguieron a las revueltas indígenas contra los españoles por su política impositiva, amparada esta en los elevados costes de la guerra contra los holandeses (1660-1720 y 1762-1764). La presencia de españoles en esta región fue casi siempre testimonial, como lo atestigua el censo de 1787 en el que se contabilizan entre las principales ciudades de la región 6.940 nativos, 2.793 chinos, 12 españoles y 122 mestizos españoles. En la actualidad, la provincia de Pangasinán cuenta con unos tres millones de habitantes (censo de 2010) de los que son hablantes nativos de pangasinán aproximadamente la mitad.

1. 2. Panorama lingüístico de la región pangasinana

La enorme variedad y fragmentación lingüística y política es lo primero que llama la atención a los cronistas que acompañaban a los colonizadores. En la provincia de Pangasinán, los misioneros españoles fundaron ya desde fines del siglo XVI multitud de pueblos, todos ellos de origen multiétnico. Lingayen, creado por los agustinos en 1571, reunía pangasinanes castizos, sangleyes (chinos), sangleyes mestizos —de origen chino e hindú— e igorrotes. En Manaoag, fundado también por los agustinos hacia finales del XVI, convivían pangasinanes, negritos, igorrotes y otras tribus, donde “aparte del pangasinán […] abundaban los dialectos, sobre todo en los barrios periféricos” (Albarrán González 1993: 15). El pueblo de Bayambang, fundado por los dominicos en 1619, era, según las crónicas, una mezcla babilónica de lenguas:

Sólo en el barrio de San Juan Bautista de Telbang, había al estallar la guerra, en 1898, españoles, ingleses, chinos, pangasinanes, ilocanos, tagalos, pampangos, etc. Había, además, otros asentamientos de familias procedentes de muy variadas unidades étnicas, comunicándose entre sí en sus propios dialectos, distribuidas estas gentes […] por los barrios de Bagnono, Nalsian, Nandacan, Asin, Poponto, Oaoa, Hermosa, etc. Por otro lado, y hablando sus correspondientes lenguas, el pueblo de Bayambang contaba con otros grupos de menor importancia (Albarrán González 1993: 17).

Otro de los pueblos fundados por los españoles en la provincia de Pangasinán fue el de Tayug, de marcado carácter plurilingüe:

Tayug es uno de los pueblos no sólo de Pangasinán, sino de las distintas regiones de Filipinas, en general, donde la incidencia políglota de sus gentes se ha acusado con mayor notoriedad. En esta localidad, junto a los pangasinanes castizos hubo asentamiento de familias pampangas, tagalas, ilocanas, pequeños grupos aislados pertenecientes a las más variadas denominaciones de rancherías de igorrotes, y un indeterminado número de múltiples colectivos procedentes de insospechados enclaves geográficos, dado el carácter de mestizaje intertribal que muchos de los rostros y rasgos culturales reflejan. De ahí las diferentes lenguas, como el pangasinán, ilocano y tagalo, como predominantes; pero que hay además un sin fin de dialectos de cada lenguaje (Albarrán González 1993: 18).

La concentración de la población en estos y otros muchos pueblos de esta provincia y del resto de las provincias filipinas pudo ayudar a simplificar algo el panorama lingüístico. En concreto, en la provincia Pangasinán, se impone como vehículo de comunicación entre los diferentes grupos tribales la lengua propia de la región, el pangasinán, aunque también —según las zonas— acaban por generalizarse en los diferentes asentamientos, el tagalo, el ilocano y el pampango.

Actualmente, según el censo de 2010, el pangasinán es la octava lengua en número de hablantes de Filipinas, después del tagalo (16.000.000 de hablantes nativos), del cebuano (15.150.000), del ilocano (6.000.000), del hiligaynón (5.600.000), del bicol (4.500.000), del varay (2.500.000) y del pampango (2.000.000).

Como las anteriores, el pangasinán pertenece a la familia de idiomas malayopolinesios, procedentes a su vez de la rama de lenguas Austronesias. Es la lengua materna y predominante de la población del área central y costera de la provincia de Pangasinán. Se relaciona de cerca con el Ibaloi, lengua hablada en la provincia vecina de Benguet y en la ciudad de Baguio. El pangasinán forma también parte del grupo de idiomas Pangasinic, como el ibaloi, el karao, i-wak, kalanguya, keley-i, kallahan, kayapa y tinoc, que se hablan en algunas áreas de las provincias vecinas de Benguet, de Nueva Écija, Nueva Vizcaya e Ifugao.

La mayoría de los habitantes de la región pangasinana son políglotas; además de la lengua pangasinana, lo habitual es que hablen inglés, tagalo y alguna de las lenguas filipinas vecinas.

1. 3. Los estudios pangasinanos

No se han publicado, hasta fechas muy recientes, trabajos que reivindiquen los estudios sobre la lengua y cultura pangasinana. Erwin S. Fernandez en “Reclaiming Identity, Mapping the Future: Pangasinan Studies in Theory and Praxis”1 pone de manifiesto la necesidad de dar a conocer las investigaciones sobre la identidad y cultura nacional pangasinana huyendo, dice, de ópticas tanto coloniales (española y norteamericana) como neocoloniales (norteamericana y tagala, en la actualidad).

Thus, the epistemic nature of PnS (Pangasinan Studies) based on its historical underpinnings and development is basically colonial and neocolonial in orientation. Colonial because it catered first to the colonial and imperial needs of the colonizers in the form of dictionaries, census, provincial reports and other colonial documents reporting on the people, culture and activities of the Pangasinenses. It is neocolonial in the sense that until now it has not shed off the vestiges of its past colonial mold. (Fernandez 2008: 7)

Empieza a haber, pues, una tímida reivindicación de la nación e identidad pangasinana, si bien, sin una dimensión política sino fundamentalmente cultural y étnica.

On the other hand, inherent in PnS is its anti-colonial and anti-imperialist character since its beginning can be traced to the days when Pangasinenses were free, unfettered by colonialism. It was in this trait, the love of freedom, that Pangasinenses were able to resist colonial and neocolonial impositions; to take cognizance of the value of Pangasinan language and culture amidst Hispanization and Americanization. (Fernandez 2008: 8)

La cultura pangasinana ha permanecido invisible para los filipinos y para muchos pangasinenses:

Decolonization has been ongoing and it has never stopped and will never as long as neocolonialism in its various forms and guises continues to threaten cultural originality and diversity. The marginalization of Pangasinan culture and language along with other Philippine cultures is a reality that one must be aware of. By reconceptualizing and reframing PnS as tool of liberation, we can get out from this tragic prison of marginalization and invisibility. (Fernandez 2008: 8-9)

En lo que a nosotros atañe, esta reivindicación recoge e impulsa el conjunto de estudios que se han ido sucediendo a lo largo de los años (y de las centurias) en diferentes ámbitos de conocimiento: Historia, Antropología, Arqueología, Psicología, Música, Literatura, Ciencias de la naturaleza, Agricultura, Economía, Administraciones públicas, Lingüística y, sobre todo, Educación, ámbito en el que se dirime el control de la formación de los futuros pangasinenses y en el que se cuestiona desde la lengua vehicular a los contenidos curriculares. En palabras de Fernandez:

The theories on Philippine realities and conditions as opposed to Western methods and thinking is seen as a correct and sure path to decolonization and liberation of Filipinos from neocolonial frameworks and paradigms. It started with nationalist historians reacting to and rectifying the gross errors in the interpretation of Philippine history. (10) […] We, especially the intellectuals, have been complicit to this kind of wholesale betrayal of our identity and culture. Agcaoili (2007) captures the sinister consequences of Tagalogization to all Filipinos except Tagalogs and our complicity with its imposition. (Fernandez 2008: 12)

Fernandez ofrece un panorama de los estudios realizados sobre la lengua y civilización pangasinana en los que destacan los publicados en inglés (constituyen el 81% del total), pangasinán (12%) y español (poco más del 3%). Los datos que proporciona sobre estudios lingüísticos son muy relevantes pero, ni del todo exactos ni completos:

Pangasinan linguistics had its beginnings in the landmark work of Fr. Lorenzo Fernandez Cosgaya, the Diccionario Pangasinan-Español (1865) supplemented by the research and emendations of Fr. Pedro Vilanova. Anastasio Macaraeg (1904) wrote his Vocabulario Hispano-Pangasinan. Most of Pangasinan linguistics studies are done in English with 29 works (76.31%) while only one is written, perhaps translated into, Pangasinan by a foreigner. (Fernandez 2008: 21)

A continuación recogemos las publicaciones que Fernandez cataloga sobre la lengua pangasinán2:

Amurrio, Fidel of. O. F. M. CAP. Pangasinan grammar. 1970.

Benton, Richard A. Pangasinan dictionary. Honolulu: University of Hawaii Press, 1971.

_______. Pangasinan reference grammar. Honolulu: University of Hawaii Press, 1971.

_______. Spoken Pangasinan. Honolulu: University of Hawaii Press, 1971.

_______. “Phonotactics of Pangasinan.” Ph.D. diss., University of Hawaii, 1972.

Calderon, Amado M. My travel companion in the Philippines: contains words and common expressions in English, Tagalog, Ilocano, Pampango, Pangasinan, Bicol, Cebuano, Visayan, Ilonggo, Waray, Chabacano and Tausog. Quezon City, 1996.

Capito, Jertrude B. “Philippine medical thesaurus on anatomy: musculoskeletal system and persons in Pangasinan.” B. L. I. S. thesis, UP, 2004.

Celino, Katrina R. “Philippine medical thesaurus on anatomy: body regions and cardiovascular system in Pangasinan.” B. L. I. S. thesis, UP, 2004.

Comparative semantics of synonyms and homonyms in Philippine languages: involving basic words that have to do with the physical world and its larger aspects in Pilipino, Tagalog, Bikol, Kapampangan, Hiligaynon, Ibanag, Ilokano, Ivatan, Maranaw, Magindanaw, Pangasinan, Sibuhanon, Samar-Leyte, Tau Sug and Indonesia Melayu. San Juan, Pilipinas: Limbagang Pilipino, 1972.

Cosgaya, Lorenzo Fernández. Diccionario Pangasinan-Español. Manila: Estab. Tip. del Colegio de Santo Tomas, 1865.

De Gracia, Alta Grace Q. Morphological analysis of English and Pangasinan verbs. Quezon City: Rex Book Store.

Encleare Foundation, Inc. The new Philippines comprehensive dictionary: 8 major dialects: Tagalog, Bikolano, Ilonggo, Ilokano, Hiligaynon, Cebuano, Pangasinanse, Pampango. Illustrated, revised and encyclopedic edition. Kimball Educational Company, 2003.

Enriquez, Pablo Jacobo. Pocket dictionary: English-Tagalog-Spanish-Pangasinan vocabulary. Manila: Philippine Book Company, 1952.

Fernandez, Revocata A. “A survey of the dialect geography of six towns of Pangasinan: Bautista, Pozorrubio, Dagupan City, Lingayen, Alaminos, Mangatarem.” M. A. T. thesis, UP, 1970.

Franco, Harold T. “Philippine medical thesaurus on anatomy: animal structures, sense organs and food beverages in Pangasinan.” B. L. I. S. thesis, UP, 2004.

Garcia, Cenon. Diccionario:English, Español, Ilocano, Pangasinan. Pangasinan: C. Garcia, 1956.

Llaneza, Pedro P. Filipino vocabulary: English-Ilocano-Tagalog-Visaya-Pangasinan-Kapanpangan. Dagupan City: s.n., 1967.

Macaraeg, Anastasio A. Vocabulario hispano-pangasinan. Manila: Impr. Fajardo y Cª, 1904.

Magat, Belen P. Case and number in English and in Pangasinan: a contrastive analysis. M. A. T. thesis, UP, 1970.

Maria de Bera, R. Gramatica Pangasinan; entresacada de varias anteriores y de otros libros. Salasa, Pangasinan: A. M. D. G., 1903.

Mendigo, Rosalinda A. “Barayti ng Dagupan Filipino sa ilang programa ng radyo sa Dagupan City.” MA thesis, UP, 1995.

Mendoza, Isabel R. “Aspect in English and Pangasinan verbs: a constrastive analysis.” MAT thesis, UP, 1965.

Muyargas, Wilfredo. “Comparison of some Cebuano, Tausug and Pangasinan nominals and substitutes.” MA thesis, Ateneo de Manila Graduate School, 1962.

Nartea, Remedios V. “Descriptive cognates of Tagalog, Iloko, Pangasinan and Kapangpangan.” M. A. T. thesis, UP, 1970.

Navales, Estrella Q. “Deceptive cognates of Tagalog, Iloko, Pangasinan and Kapangpangan.” Unpublished MAT seminar paper, UP, 1966.

Navarro, Preciosa C. “Pagpaplanong pangwika at ang program sa wikang pambansa para sa Pangasinan State University.” Ph. D. diss., UP, 1990.

Pellicer, Mariano. Arte de la lengua pangasinana o caboloan; corregido, aumentado, y llevando en si mismo el compendio. Manila: Reimpreso en la imprenta del Colegio de Santo Tomas a cargo de J. Cortada, 1904.

Quizon, Adela M. Hambingang pag-aaral ng mga panlapi sa Tagalog at Pangasinan. Maynila: Surian ng Wikang Pambansa, 1970. Translated and republished as Tagalog-Pangasinan cognate words with identical and different meanings. Manila: Institute of National Language, 1972.

Panganiban, Jose Villa. Diksyunaryo-tesauro Pilipino-Ingles. Sa tulong ng maraming impormante. May mga sinonimo sa Pilipino, Tagalog, Bikol, Kapampangan, Hiligayaon, Ibanag, Ilukano, Bahasa Indonesia, Ivatan, Maranaw, Bahasa Melayu, Magindanaw, Pangasinan, Sibuhanon, Samar-Leyte, TauSug. Kabatirang etimolohika, mga deribatibo at pahayag idyomatiko sa Pilipino, at mga omonimog dimagkakasinonimo sa iba’t ibang wika. Lungsod Quezon, Pilipinas: Manlapaz Pub. Co., 1972.

Rayner, Ernest A. Grammar and dictionary of the Pangasinan language / Gramatica tan diccionario na salitay Pangasinan. Methodist Pub. House, 1923.

Schachter, Paul. A Contrastive analysis of English and Pangasinan. Los Angeles, Calif., University of California, 1959.

Scheerer, Otto and Eusebia Pablo. “The use of Ti and Iti in Iloko compared with Tagalog and Pangasinan equivalent: a contribution to comparative Philippine syntax.” The Archive, a collection of papers pertaining to Philippine linguistics. Paper no. 4, 1926. In H. H. Bartlett collection of ethnographic-historical and linguistic materials on the Philippines and the East Indies, 1760-1957.

Silverio, Julio F. New English-Pilipino-Pangasinan dictionary. Manila: National Book Store, 1976.

Tungol, Mario. Modern English-Filipino Pangasinan Dictionary. Manila: Merriam and Webster, 1993.

Verzosa, Paul Rodriguez. The psychology of Filipino proverbs (including Ilokano, Bikol, Ilongo, Moro, Pampango, Pangasinan, Sambal, Tagalog, Sugbuanon, Samarnon, Aklan, French, Spanish, Latin, Malay, Amoy, and Mandarin). Manila: Cooperative Service, 1950.

Viray, Felizberto B. “The sounds and sound/symbols of the Pangasinan language.” The Archive, a collection of papers pertaining to Philippine linguistics. Paper no. 5, 1927. In H. H. Bartlett collection of ethnographic-historical and linguistic materials on the Philippines and the East Indies, 1760-1957.

Vocabulary of words in most general use: English-Ilocano-Pangasinan-Tagalog-Spanish. Calasiao, Pangasinan: Parayno Press, 1960.

Lorenzo Fernández Cosgaya (1661-1844) no inaugura los estudios sobre el pangasinán, ni están en esta relación todas las gramáticas y diccionarios sobre esta lengua, ni mucho menos los trabajos publicados en los últimos años. Ya se ha señalado en multitud de ocasiones (Sueiro 2003: 28 o más recientemente Zwartjes 2010: 13) que cuando la lingüística misionero-colonial interesó en Europa fue a finales del XVIII y en el siglo XIX. De hecho fue Hervás y Panduro quien hizo de puente entre el estudio de las lenguas exóticas y la lingüística europea (Sueiro 2004). Pero, a pesar de la labor del jesuita lo cierto es que los estudios misionero-coloniales permanecieron al margen de los trabajos lingüísticos europeos (y a lo que se ve, también de los asiáticos), bien por su carácter periférico, bien por el exotismo de las lenguas estudiadas o por la creencia de que se trataba de gramáticas muy vinculadas al modelo latino nebrisense simplemente, porque los lingüistas los desconocían. El caso es que no es hasta hace unas décadas cuando empiezan a aparecer trabajos que sacan a la luz la enorme obra filológica realizada sobre todo por los misioneros europeos. En muchos casos, los trabajos misionerocoloniales son la única fuente para conocer lenguas desaparecidas y, en todos los casos, para conocer el estado de la lengua estudiada y del español como referencia desde el siglo XVI al XIX.

Centrándonos en la colonización española de Filipinas, la labor de recuperación textual se inició con retraso en relación a los estudios sobre otros ámbitos coloniales. Hay que destacar las ediciones y estudios como los realizados por Quilis, que inauguró la serie con la edición facsímil de la obra de Blancas de San José (1564-1614) en 1997, o como las ediciones gramaticales o lexicográficas de García-Medall (2004), o la de Zwartjes del Tagalismo elucidado de Oyanguren (2010) o los estudios del propio Medall (2004, 2007 y 2009), de Fernández Rodríguez (2007), de Ridruejo (2001, 2003, 2004, 2005, 2006 y 2007) o de Sueiro Justel (1997, 1999, 2002, 2003, 2005, 2007, 2009 y 2012).

2. Gramáticas y vocabularios de Pangasinán publicados durante la colonización española

La primera gramática que se conserva es el Arte de la lengua pangasinán de fray Andrés López de 1690, pero seguramente no fue la primera que se elaboró sobre esta lengua. A través de la obra de algunos cronistas, hemos rastreado datos sobre gramáticas del XVII y XVIII que no se conservan, pero que testimonian la más que probable dedicación de los misioneros al estudio de la lengua pangasinana desde su llegada a la isla de Luzón. Podemos citar, como anterior a la obra de López, una gramática de fray Tomás de Castellar de 1607, probablemente una gramáttica de fray Antonio Sánchez (?-1674). Hemos encontrado también referencias a un arte de fray Bartolomé Marrón (Cangas de Tineo 1650?-¿), posterior a la obra de López, probablemente de 1717.

Lo que sí es evidente es que la obra de López prestó un servicio indiscutible pues durante mucho tiempo (unos 150 años) fue la única obra de consulta, más o menos accesible, de la que dispusieron los misioneros para estudiar esta lengua, con lo que el objetivo instrumental del dominico se alcanzó con éxito. Prueba de ello es que fray Mariano Pellicer (1802-1844), como él mismo confiesa, escribe en el siglo XIX su gramática siguiendo a López o, mejor dicho, actualizando a López.

El arte de Mariano Pellicer apareció por primera vez en 1840, más de un siglo y medio después de la gramática de López. Esta edición, hasta hace poco dada por perdida, la hemos localizado en el archivo de los dominicos de Ávila. De esta obra hay, que sepamos, dos ediciones posteriores, una de 1862 y otra de 1904.

De un dominico, fray Cipriano Pampliega, hemos encontrado una gramática muy elemental, más bien unos apuntes, probablemente de finales del siglo XIX o primeros años del XX. Asimismo, y también en el archivo de los dominicos de Ávila, hemos localizado varios manuscritos anónimos con apuntes de gramáticas pangasinanas, posiblemente posteriores a la obra de López y de Pellicer.

En cuanto a las obras lexicográficas, tenemos también referencias indirectas de cronistas sobre obras desaparecidas como la de Antonio Sánchez de 1674. El primer diccionario publicado que se conserva es de 1865, de fray Lorenzo Cosgaya (1661-1731); posteriormente aparecería el diccionario de Anastasio Austria Macaraeg del que se conservan varias ediciones (1898). A esta relación hay que añadir dos diccionarios anónimos y sin fecha, probablemente del siglo XIX, bilingües español-pangasinán, conservados en los archivos dominicos de Ávila.

De todas las obras que hemos podido localizar y consultar, el arte de López es la más completa con diferencia.

3. Fray Andrés López y su Arte de la lengua pangasinán

De fray Andrés López sabemos muy poco. No existe ninguna biografía ni datos biográficos publicados. En los archivos consultados3 hemos encontrado su nombre en contadas ocasiones. Sabemos que nació en 1642 en la localidad de Ajofrín, población situada a 21 km de Toledo; que se formó en el monasterio de San Pedro de la capital manchega y que embarcó en 1665 hacia Filipinas; murió en la capital de la región pangasinana en 1683, siete años antes de la aparición de su gramática. Además de estudioso de esta lengua, fue teórico de la traducción y traductor él mismo. López vertió al pangasinán obras de carácter religioso como devocionarios, sermonarios, novenarios y triduos, obras que le servían de textos de apoyo tanto en su tarea de predicador como en la de maestro de letras, pues, sabemos también, enseñaba a leer y a escribir a los indios en su idioma.

Su gramática se editó por primera vez en 1690 en la Imprenta del Colegio de Santo Thomás, en Manila, a cargo del impresor Don Gaspar de los Reyes. Se conservan, que sepamos, un ejemplar en la Biblioteca Nacional de Madrid (BN) que hemos tenido entre nuestras manos pero que no hemos podido consultar por estar en mal estado, y otro en el archivo de los dominicos de Ávila (DA). Para la transcripción, descripción y estudio de esta gramática, hemos utilizado una copia en microfilm del ejemplar de la BN y el ejemplar original de 1690 de la Biblioteca de los dominicos de Ávila, una copia manuscrita destinada a ser impresa. Usamos el concepto original en el sentido en el que lo emplea el profesor Rico para los libros del XVII: una copia en limpio preparada por un amanuense profesional con la cual se llevaba a cabo la tramitación administrativa y el trabajo de la imprenta.

La gramática consta de 138 folios tamaño 4º. Las materias están distribuidas en un Preludio y seis libros, de la siguiente forma: del folio 1 al 120 el Arte de la lengua pangasinana; del 121 al 124, una poesía en pangasinán; del 124 al 131, un apartado dedicado a la teoría de la traducción; del 132 al 134, una copia de raíces y vocablos que se pronuncian con cortadilla y, para terminar, del 135 al 138, la tabla o índice de materias. Tras el Preludio, vienen los seis libros, que a su vez están divididos en capítulos y estos en párrafos. La mayoría de los capítulos aparecen organizados en Reglas numeradas.

4. Descripción y análisis de la obra

4. 1. Ortografía de la gramática de fray Andrés López

La vinculación entre grafo y sonido ha sido una preocupación constante de los gramáticos. Con la excepción ya muy analizada del Anónimo Islandés, en la tradición gramatical europea, los gramáticos de las lenguas romances empiezan desde finales del XV a preocuparse por establecer relaciones de equivalencia entre letra y sonido. En la tradición gramatical hispana, habremos de remontarnos a Nebrija, quien en sus Reglas de Orthographia en la lengua castellana (1517) compendia “todos sus saberes fónicos” (Quilis 1989: 45) o en su Gramática castellana, según Lope Blanch (1997: 43) inicia la descripción del sistema fónico del español. Para ello hubo que superar una doble o triple dificultad: por un lado, la de tener que adaptar la tradición grecolatina (y sus grafías) a la descripción de una realidad lingüística diferente; por otro, la de encontrarse con un sistema en evolución que, en el caso del castellano, sufría cambios considerables y, por último, la de carecer de un principio de autoridad que estableciese una norma.

Dado que las gramáticas misionero-coloniales como la que presentamos realizan una descripción de una lengua exótica en español, vamos a detenernos en las cuestiones ortográficas y fónicas de las dos lenguas, la vehicular de la obra y las empleadas para la lengua descrita.

4. 2. Ortografía del español

A finales del siglo XVII, fecha de aparición de la gramática de López, el reajuste fonológico del español ya se había realizado, si bien aún se observan reminiscencias del viejo sistema. Según Frago:

Muy amplio es, en efecto, el periodo en que tiene lugar la generalización social del cambio, cuya culminación centra Lapesa entre los años 1450 y 1620, y con mayor énfasis en la segunda mitad del siglo XVI y la primera del siglo XVII. Estas fechas son aceptables tomadas como meras referencias aproximativas, quizá la inicial deba retrotraerse bastante, no sólo por el hecho de que las confusiones fonéticas de /b, v/, /s, z/, […] abundan mucho en decenios anteriores, sino también a tenor de los tempranos ejemplos de velarización (Frago 1983: 220).

La ortografía de los textos es una buena prueba de las confusiones que señala este autor. Pero, dado que analizamos una única obra y para ello manejamos dos fuentes de índole diferente (una editada y otra manuscrita), no podemos extrapolar conclusiones sobre el modo de escribir y mucho menos de hablar de los españoles trasladados a Filipinas a finales del siglo XVII. Pendiente quedan trabajos como el de estudiar ese español a partir de un corpus mucho más amplio o bien el de tratar de rastrear variedades dialectales (peninsulares y americanas) en alguno de sus textos. Nos limitaremos en este momento a reseñar las características más destacables de la ortografía y puntuación de nuestras fuentes y las decisiones que hemos adoptado para nuestra edición de las que ya adelantamos que, como principio general y dado que pretendemos presentar un texto lo más fiel posible al original, no hemos actualizado la ortografía, salvo la <ʃ> que convertimos en <s> y la <u> en <v> y viceversa, cuando corresponda. Asimismo, respetamos las vacilaciones en el uso de las grafías y, salvo errores flagrantes, las correcciones, aclaraciones o actualizaciones se realizan a pie de página.

4. 2. 1. Acentuación y tildes diacríticas

La acentuación es casi inexistente en el texto castellano; sí aparece en los ejemplos en lengua pangasinana. En el siglo XVII no estaban regularizados los signos diacríticos (Gil Arrando 1986: 43-44), sin embargo, las escasas tildes que encontramos en el texto castellano de la gramática tienen ese uso, aunque diferente del actual: Provincial que à sido (portada). También aparecen acentuadas con valor diacrítico la <à> que indica dirección o la <ò> disyuntiva: Diad Ybali, ‘à Manila’, ò ‘en manila’ (17 r.). En esta época tampoco estaba sistematizado el uso del punto sobre la <i>, ni el empleo de la propia grafía. En nuestro Arte se alterna el empleo de la <i>, con punto y sin punto, con la <y> (Oydores, ygualdad, yr, ynceptivo, ymaginativo, ymitar, cuydado…). Asimismo, según Gil Arrando, no había regularización en el uso del signo de palatalización de la <ñ> ni de la diéresis. A pesar de ello, en fray Andrés López no hay duda sobre la utilización de la grafía <ñ>, que aparece siempre. No hay ni un solo ejemplo de diéresis (verguenza, 6 v.).

Como decimos, las tildes se hallan en el texto pangasinán como guía de pronunciación para los aprendices de la lengua y con valores fonéticos que comentaremos. Su empleo no se juzgaba del mismo interés para el texto castellano, lengua materna de los destinatarios de la obra.

4. 2. 2. Signos de puntuación

El uso de los signos de puntuación es muy abundante y original, por no decir, asistemático; hay notables diferencias entre el manuscrito y la edición impresa. Los que se registran con mayor frecuencia son: el punto (.), la coma (,), el punto y coma (;) y los dos puntos (:). Y, en menor medida, los dos guiones (=), la raya (—) y el paréntesis ( ). De los mencionados, el paréntesis aparece en la gramática de López solo un par de veces incluyendo explicaciones. Los dos guiones introducen equivalencias y podrían ser sustituidos por los dos puntos: dize el arte de Antonio= Vulnus Achyllis (Libro II: R. 9, en la edición manuscrita). Los otros signos se emplean de modo bastante irregular. De los signos de admiración e interrogación, únicamente aparecen los signos finales. <-l->, de presencia recurrente, indica equivalencia o distribución, equivale a <o>: Abung na sarai Padre. l. abung da na padre (15 r.). También es habitual el uso del símbolo que indica párrafo: <¶>.

4. 2. 3. Las mayúsculas

La utilización de este tipo de grafía no se regularizó hasta el siglo XIX, por ello su empleo es un tanto asistemático. En la obra de López se usan mayúsculas siempre en los nombres propios de persona, ya sean simples o compuestos, incluso cuando están abreviados (algo que sucede con mucha frecuencia, sobre todo en la versión manuscrita). En los topónimos, cargos públicos y organismos civiles, eclesiásticos o militares hallamos una menor regularidad en su empleo: ‘Ped[ro] a Manila, y Francisco ala pampanga’ (17 r.). Los topónimos como Manila o Pampamga aparecen escritos aleatoriamente en mayúsculas o minúsculas, frente a los nombres propios de persona como Pedro que, entero o abreviado, se presenta siempre con la letra inicial en mayúscula.

Cargos o tratamientos como los de Obispo, Arzobispo, Padre, Padre tagalo, Capitan Governador, Oydor, etc., se escriben siempre con mayúscula, a no ser que estén incorporados como préstamos en una frase pangasinana. Por supuesto, los términos que designan a Dios, Cristo, Virgen, Iglesia, etc., se escriben todos en mayúscula.

También hay que resaltar que el uso de las mayúsculas es general al principio de un párrafo o capítulo y, habitualmente, aunque no siempre, después de punto. En la versión manuscrita se emplean muchas abreviaturas y apócopes que, en la mayor parte de las ocasiones, se escriben con mayúscula. También se usa esta grafía para destacar las partículas del pangasinán o para separar los ejemplos de esta lengua del texto de la gramática, si bien esto se realiza de modo muy irregular. Lo que no se registra es un uso fonético del empleo de la mayúscula, por ejemplo, para señalar una pronunciación vibrante múltiple a comienzo de palabra. No debemos olvidar que no es hasta 1726 cuando aparecerán las primeras normas de la Real Academia sobre la utilización de las mayúsculas.

4. 2. 4. Grafemas consonánticos

Como hemos señalado, aparecen muchas vacilaciones en el uso de las grafías, sobre todo de las consonantes, todo ello debido a la desaparición de la antigua equivalencia entre los sonidos y su representación gráfica.

Al desaparecer la distinción entre los fonemas /b, v/, las grafías para representarlos se confunden. En la gramática de Andrés López, como en otros muchos documentos de la época, el uso de <v>, <b>y <u> es aleatorio: en un mismo párrafo podemos encontrar la misma palabra escrita de dos modos diferentes (vocablo, 2 r., bocablo, 2 v.).

La pareja de sibilantes /s, z/ se simplificó en el fonema ápico alveolar fricativo /s/, que aparece grafiado en el texto con <s> y <ss>, sin responder a ningún tipo de regla sino a la inercia de una antigua praxis: eso y esso (48 r. y 54 r., por ejemplo), deseo y desseo (61 r. y 61 v.), etc.

Los fonemas dentoalveolares africados /§, z/ originan el fonema interdental fricativo sordo /Θ/, cuya representación gráfica es la siguiente: <c> y <z>. Las confusiones ortográficas en estas grafías son constantes: cocer (50 v.), cozer (79 r.), etc.; fenómeno que recoge la costumbre de mantener una distinción que en la pronunciación ya había desaparecido.

Asimismo, en los documentos del siglo XVII es frecuente la confusión entre las grafías que representan las interdentales y las ápico-alveolares, produciéndose alternancias, por ejemplo, entre <s> y <c>: pocession, ocacion (IV), confusiones de <s> y <z>: oydos piadozos (191 v.) o de<c> y<s>: fraces llanas (127 v.).

Los fonemas prepalatales fricativos /s, z/ pasan al fonema velar fricativo sordo /x/, con tres representaciones posibles: <x, g, j>. Estas alternancias, que se producen ya en siglos anteriores, se siguen manteniendo en esta obra de fines del siglo XVII: dejar (10 v.), dexar (14 r.), agustar por ajustar (192 r.), lejos (93 v.), lexos (100 v.), etc.

La grafía<h>presenta claros ejemplos de alternancia. El mantenimiento o no de esta grafía depende de razones etimológicas, adquiere valor diacrítico o supone quizá un deseo de indicar pronunciación aspirada. A pesar de ello, nos encontramos con un uso vacilante, cuando no contradictorio: han de servir (11 r.), an de seguir (20 r.), etcétera.

De los restantes fonemas, podemos señalar que el fonema velar oclusivo sonoro /g/ presenta en los escritos dos tipos de grafías:<g> y<gu>, con un uso bastante regular y actual. El fonema velar oclusivo sordo /k/ lo encontramos grafiado con <c, q, ch>: quales, quatro, quando… En estos casos se emplea habitualmente la grafía<q> en lugar de<c>, ya que esta era la norma en la época. La grafía<c> suele emplearse cuando va seguida de <a, o, u>: curó, socorrió, etc. Las grafías <rr, r> representan en el corpus al fonema vibrante múltiple. Su utilización en los documentos es igual a la actual. El fonema palatal sonoro /y/ está grafiado en el texto con <i, y>: mayor (110 r.), maior (167 v.), etc.

4. 2. 5. Sobre los grafemas vocálicos

Las alternancias que encontramos en las grafías vocálicas en el corpus son menores que las vacilaciones que aparecen en los grafemas consonánticos: Ya hemos señalado que el fonema vocálico /i/ lo hallamos grafiado con <i, j, y>, sin importar la posición que ocupa en la palabra: ‘yr actualmente’ (54 v.), ‘ser actualmente Yguales’ (55 r.), oydor (55 r.), yndio (54 v.), indio (3 v.), etc. Las grafías<u> y<v> corresponden al fonema vocálico /u/ y presentan cierta regularidad, como ya se ha señalado. Es frecuente la vacilación entre /e/ e /i/: beniplacito (126 r.), lingua (127 v.).

4. 2. 6. Duplicación de grafías

En los textos hallamos algunos grafemas dobles:<cc> (accento, 9 r.),<ff> (officio, 17 r.),<ll> (sillaba, 5 r.),<ss> (assi, 54 v.),<rr>,<tt> (pretterito, 33 v.), o<ee> (fee, 16 v.). Contrariamente a lo que indican parte de los autores, no aparece la vibrante simple duplicada. Las razones de la duplicación de estas grafías son de muy diversa índole: etimológica, fonética, de ultracorrección, tradición medieval, etc.

En definitiva, podemos señalar que López utiliza una grafía muy en consonancia con la que se empleaba en aquellos mismos años; no obstante, quizás el padre dominico presenta una tendencia a la regularidad y a la renovación mayores que las de sus contemporáneos peninsulares.

4. 3. Móviles del autor

Como prácticamente todas las gramáticas escritas por los misioneros en América y Filipinas, los móviles de López a la hora de escribir su gramática son de dos tipos, por un lado uno pragmático, pedagógico: poner al alcance de otros misioneros un conjunto de reglas y preceptos gramaticales que les facilitase el aprendizaje eficiente y rápido de la lengua de los nativos; por otro, más o menos explícitamente, humanístico (desde un punto de vista escolástico): demostrar que el pangasinán no es una lengua bárbara sino dúctil, apta para transmitir contenidos de carácter teológico y doctrinal. Esto lo podemos comprobar en el apartado de la gramática que López dedica a exponer sus ideas sobre la traducción.

4. 4. Fuentes y fundamentos teóricos

Andrés López en ningún momento identifica la variedad dialectal que describe. Sin embargo, como en el caso de Blancas de San José en su Arte de la lengua tagala de 1610, nos encontramos ante una gramática descriptiva en la que, en ocasiones, se desciende al detalle y se da entrada a las variantes geográficas o diastráticas. Hay, pues, una voluntad de estandarización de la lengua y de descripción.

La de este padre dominico, como todas las gramáticas misioneras o coloniales de la época, se inscribe dentro del molde latino de corte fundamentalmente paradigmático. Tanto los conceptos gramaticales implícitos como los que se hacen explícitos, así como su estructuración, están en deuda con la vieja tradición grecolatina. La gramática nebrisense, no tanto la Gramática castellana como sus Institutionae, está presente en la obra de López, pero creemos que ya de manera muy indirecta y a través de una doble vía, la peninsular y la colonial. Nebrija ejerce su influencia, ya muy diluida (en ocasiones, la suya es solo una presencia nominal, como veremos) a través de la tradición gramatical peninsular, pero también llega a finales del XVII, a López, mediante las obras de autores tagalistas anteriores (como él mismo reconoce).

4. 5. Nebrija, López, los misioneros y Sánchez de las Brozas

En este Arte hemos encontrado pocas referencias al gramático de Lebrija. Una de ellas es, por ejemplo, aquella en la que López matiza o amplía las explicaciones nebrisenses sobre la sintaxis del genitivo:

Pero en este punto es muy de notar, que no es como enlatin, que està el genitivo indiferente a significar accio[n], o pasion v. g. dize el arte de Antonio. Vulnus Achyllis, significa “la herida que hizo Achiles, o la que le hicieron a el”. Si no, que quando segun el latin, o romance esta indifere[n]te el genitivo a significar una de las dos cosas en la lengua significa determi[n]adamente pasion v. g. sugat co, ‘mi herida, la q[ue] yo recivi’. Langcap co, ‘midon, el que yo recivi’. Opaio, ‘vuestra paga, la que vosotros recivis’. Para significar la accion se usa de los verbales de Pan (López 1690: 14 v.).

Esta referencia es la que nos ha dado la pista para rastrear la presencia de Nebrija no solo en la obra de López sino en la lingüística misionero-colonial. El ejemplo que cita López no aparece en la obra del gramático andaluz. La diferencia entre poseedor y cosa poseída ya estaba presente en la gramática latina; Prisciano reconocía esta diferencia en el uso del genitivo: “Nominativus igitur genitivo adiungitur, quando possessio aliqua et posesor significatur” (GL, III, 213). Nebrija la introduce en la Recognitio, en una glosa al libro IV: “Cum genitivus construitur cum nomine substantivo ex vi possessionis vel quasi possessionis, ut liber Vergilii…” (IL 1495), glosa a IV, 12, f. 123 v., pero no aparece el ejemplo referido a Aquiles. Donde sí encontramos este ejemplo es en Francisco Sánchez de las Brozas (1523-1600):

El genitivo significa siempre el poseedor, se tome en sentido activo o pasivo, como amor patris “amor al padre, del padre”, uulnus Achillis “herida hecha a Aquiles, que hizo Aquiles”, de donde resulta que no puede regirlo el verbo, pues el poseedor y la cosa poseída se hacen referencia (como dicen los dialécticos), o pudiendo entenderse la una sin la otra (Sánchez de las Brozas 1976: 112).

Hasta la edición de la gramática latina de Nebrija de José Luis de la Cerda (1560-1645) no encontramos este ejemplo incorporado. La presencia de las Introductiones de Nebrija a lo largo de la historia de la gramática española tiene aún luces y sombras. La obra del gramático andaluz resultó ser un texto farragoso y de difícil estudio para los aprendices. Esto se debía a dos factores, por un lado a los constantes añadidos y comentarios que engrosaban la obra y, por otro, y no menos importante, al cambio de método de los estudios gramaticales. Veamos: en 1533, por ejemplo, la gramática latina de Nebrija consistía en: las propias Introductiones, comentarios de Nebrija, de Cristophobus Scholaris, de Franciscus Ruisius, de Remundus Palasinus, de Andrea Vaurentinus, de Hieronnimus Sanguinus, adiciones de Baptista Mantuanus entre otros, etcétera4.

A lo largo del siglo XVI se produjeron profundos y enconados debates sobre la conveniencia de renovar la obra de Nebrija y, al mismo tiempo, sobre la necesidad de contar con una única obra de referencia para los estudios universitarios en todo el reino. Hay nuevas artes bajo el nombre de Nebrija que no son la suya, como la de Andreu Sempere (Alcoy ?-1572) de Valencia. Felipe II ordenó que se redactase una Gramática Reformada de Nebrija y se impuso como obra de referencia el nuevo arte de Nebrija (llamado ya Institutiones