la-memoria-lluvia.jpg

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

Título original: A memoria da choiva

© 2016: Pedro Feijoo

Diseño cubierta/Fotomontaje: Eva Olaya

Fotografías cubierta @Shutterstock

1ª edición: enero 2016

Derechos exclusivos de edición en español reservados para todo el mundo:

© 2016: Ediciones Versátil S.L.

Av. Diagonal, 601. Planta 8

08028 Barcelona

www.ed-versatil.com

ISBN: 978-84-16580-24-8

BIC: FF

Depósito legal: B 29.519-2015

Impreso en España

2016.— Estilo Estugraf Impresores S.L.

Pol. Ind. Los Huertecillos — nave 13

28350 Ciempozuelos (Madrid)

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o fotocopia, sin autorización escrita del editor.

Para Marta.

Porque el viaje no es tan divertido si no es a tu lado,

porque las sonrisas no tienen la misma luz,

y porque todas esas razones que tú y yo sabemos,

todas ésas, vienen sumando, aproximadamente,

21.

Contenido

Prólogo: Un entretenimiento de altura

PRIMER ACTO: LA SANGRE

-1- El psiquiatra y el clavo

-2- La vida que faltaba

-3- La escritora en la bañera

-4- Poemas ensangrentados

SEGUNDO ACTO: EL RUIDO

-5- Curiosa Sofía

-6- El árbol de la vida

-7- ¡Padrón, Padrón!

-8- Una bañera llena de letras

-9- Los hijos que tanto quería

-10- El bibliotecario de Alejandría

-11- Modus Vivendi

-12- VHS

-13- Un mar de tiempo atrás

-14- Miedo

-15- Mi padre es quien sabe de estas cosas

TERCER ACTO: EL VIENTO

-16- El oficio de dar miedo

-17- El profesor Solano

-18- Océanos de tristeza sin fin

-19- El conejo blanco

-20- El historiador y el filólogo

CUARTO ACTO: EL FUEGO

-21- Mi corazón en tus manos

-22- Los viejos que contaban historias

-23- La escalera de Jacob

-24- La ciudad es un buen marco para tus ojos

-25- Torres altas, voces que escapan

QUINTO ACTO: EL MAR

-26- No puedo dormir

-27- El lobo

-28- Mi nombre es el de todas las cosas que no son

-29- ¿Dónde está mi cabeza?

-30- Las puertas del mar

EPÍLOGO: LA LUZ

Prólogo: Un entretenimiento de altura

Se dice, y con razón, que la música amansa a las fieras. También nos enseñaron en el colegio que la letra con sangre entra. Leyendo La memoria de la lluvia lo comprobaréis: es más peligroso leer a Rosalía de Castro que acudir a un concierto heavy metal. Al fin y al cabo, en esos eventos todos acaban hermanados, con el mechero encendido. Pero a menudo, la pasión destructiva que despierta la literatura no tiene límites. Recordad aquella noticia reciente sobre la pelea entre dos seguidores de la filosofía de Kant. Empezaron con los puños y acabaron con pistolas. La poesía es un arma y las palabras matan.

Pedro Feijoo es una de las voces más interesantes y aclamadas de la literatura gallega; que reverbera en el resto del territorio español. Sus principales características son la palabra bien dicha, la prosa exacta, la eficacia narrativa, la limpieza en la exposición, todo ello sin salir de un planteamiento de «pasapáginas» gracias al cual los que tenemos el gusto de disfrutarla, no podemos abandonar su lectura una vez la hemos empezado. Lo más llamativo es que Feijoo es capaz de desplegar simultáneamente todas estas habilidades con soltura, como si no le costara esfuerzo.

Sumemos a estos atractivos su defensa apasionada y contagiosa de nuestra tradición literaria, esa que hemos conocido de refilón, incluso a regañadientes, en colegios e institutos. Cuántas de estas obras nos estaremos perdiendo por culpa de haber padecido unos planes de educación un tanto rígidos, una lista de lecturas obligatorias propuestas con poco entusiasmo, incluso a veces por la labor de docentes apáticos…

La memoria de la lluvia es un thriller que, en tiempo real y partiendo de sucesos sangrientos, nos acerca a la figura de Rosalía de Castro —emblemática poetisa española de vida oscura, cuya reivindicación en la actualidad esconde intereses cruelmente enfrentados, si nos ceñimos al argumento propuesto por Feijoo, claro—. Una cadena de asesinatos rituales llamarán la atención del periodista Aquiles Vega, siempre dispuesto a pisar charcos con tal de superar la precariedad laboral; un buscavidas, vamos. En su búsqueda de una verdad definitiva, Aquiles irá pelando las capas de una cebolla a la vez que escarba en el pasado de la poetisa, una mujer incomprendida y de vida muy amarga. Sumado al interés literario por el trabajo de la escritora está el interés humano por conocer la trastienda de su vida, lo que nunca han contado los libros de texto y que merece una verdadera labor detectivesca para ser desvelado, ya que apenas queda nada ni nadie que sepa o recuerde lo que realmente vivió Rosalía. Finalmente, intriga criminal, indagación en el pasado y resolución de los conflictos que se plantean, casan hábilmente hasta que llega el eureka, como si Pedro Feijoo orquestara el espectáculo de un circo de tres pistas.

Tras la lectura de la novela que tenéis entre las manos, no puedo dejar de recordar a otro clásico de la novela negra española, el llorado Francisco García Pavón, que siempre tuvo como objetivo ofrecer literatura de entretenimiento con la suficiente habilidad como para retener la atención de sus lectores. Pero además, como el propio García Pavón decía, también vio imprescindible dotar de una cierta altura a sus novelas para que una vez leídas, no se nos cayeran de las manos. Cerraré estas líneas diciendo que Pedro Feijoo, salvando todas las distancias entre una época y otra, entre La Mancha de Plinio y Lotario y la Galicia actual, también escribe un entretenimiento de altura.

David G. Panadero,

director de la colección Off Versátil

«¡Silencio!

la mano tensa y palpitante el seno,

las nieblas en mis ojos condensadas,

con un mundo de duda en los sentidos

y un mundo de tormento en las entrañas,

sintiendo cómo luchan

en sin igual batalla,

inmortales deseos que atormentan

y rencores que matan,

mojo en la propia sangre la dura pluma

rota la vena hinchada

y escribo…, escribo…, ¿para qué? ¡Volveos

al fondo de mi alma

agitadas imágenes!

¡Id a poblar con las muertas añoranzas!

Que la trémula mano en el papel solo escriba

¡Palabras, y palabras, y palabras!

De la idea la forma pura y nítida

¿dónde quedó velada?».

Rosalía de Castro, Follas novas (1880)

«Toda arte verdadera es en el fondo religiosa.

Y el artista que camina por la vía de la religión explícita, las confesiones religiosas,

hace lo que tantos espíritus fuertes que se someten a formas de masoquismo:

buscan humillarse para obtener un tipo de paz dentro y recibir una bendición…».

Suso de Toro, Botella ao mar

«Tall buildings shake,

voices escape singing sad sad songs

tuned to chords strung down your cheeks

bitter melodies turning your orbit around».

Jeff Tweedy, Jesus, etc. (2002)

Muchas fueron las horas de tristeza y soledad que pasé en silencio bajo la lluvia pensando en todas estas cosas, muchas las que corrieron antes de ponerme por vez primera en pie, solo y con el cuchillo en la mano. No, mi madre no fue la mujer que todos pensabais. La voz de la nostalgia, el cantar del pueblo. ¿Una santa, incluso? Por favor… No, ella no fue tal. Mi madre fue la desgracia, la rabia y la furia hechas carne. Pero vosotros no lo sabéis, porque nunca lo habéis querido saber. Nadie sabe todavía hoy cuánto hemos tenido que pasar para llegar hasta vosotros. La ahogasteis, enterrasteis la verdad bajo un mundo de mentiras que todos disteis por buenas, porque a todos os convenía esa nueva realidad. No, no quisisteis saber, jamás os ha importado, y ahora corre por mis venas una sangre negra, dura como hierro, un río denso y viscoso de cólera y desesperación. Nunca hubiese querido yo, señor, que las cosas devinieran de tal modo hasta llegar a este punto. A este tan interesante punto en que ahora nos encontramos… Tanto sufrimiento, tanta vida derramada. Pero lo cierto es que así ha sido. Contempladlo, corre un río de sangre, mi sangre, que también fue la suya. Ya es suficiente, son horas de reclamar lo que siempre ha sido nuestro. ¿Una santa? Ahora, ahora es cuando vais a descubrir de qué madera están hechos vuestros santos. ¿Acaso cree usted que yo soy una mala persona?

¡Vosotros habéis sido unos malos hijos!

PRIMER ACTO:
LA SANGRE

«Dime tú, ser misterioso,

que en mi ser oculto moras,

sin que adivinar consiga

si eres realidad o sombra».

Aurelio Aguirre, «El murmullo de las olas»