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EL PERIPLO DEL ÁNGEL

ACTO PRIMERO


ÁNGEL DEL APOCALIPSIS



LΩbΩ Fantasma






1ª edición: diciembre de 2016


© L
ΩbΩ Fantasma

© De la presente edición Terra Ignota Ediciones


Diseño de portada: El Baúl de la Fantasía


Terra Ignota Ediciones

c/ Bac de Roda, 63, Local 2

08005 – Barcelona

info@terraignotaediciones.com


ISBN: 978-84-945381-9-3

IBIC: FM FP FMR 2ADS


La historia, ideas y opiniones vertidas en este libro son propiedad y responsabilidad exclusiva de su autor.





AGRADECIMIENTOS

MÁS ALLÁ DE LAS SOMBRAS

POR AMOR SE PRODUCEN LAS PEORES CAÍDAS

CAPÍTULO I MI MISIÓN

CAPÍTULO II AMOR IMPÍO

CAPÍTULO III ZOZOBRA

CAPÍTULO IV PECADOS ORIGINALES

CAPÍTULO V FUEGO NEGRO

CAPÍTULO VI DESESPERACIÓN

CAPÍTULO VII SACRIFICIO

ENTREACTO



AGRADECIMIENTOS




A Tatiana Ortega, mi amiga y musa más preciada, a quien más admiro y quiero. La principal responsable de que «Conversaciones con Lucifer», la idea original de esta historia, naciera.

A Manuel Baraja, porque gracias a ti he podido ver realizado el sueño de auto editarme. Pocos son los que verdaderamente merecen el título de «Editor», y tú, amigo mío, eres uno de ellos.

A Tania Jaramillo, por su pedazo de portada, ser siempre tan diligente a la hora de escuchar mis exigencias y aguantarme, a pesar de lo quisquilloso que puedo llegar a ser. Pero sobre todo por ser mi «hermana».

A Jacobo Otero, gran amigo, compañero y hermano de armas. Si no el primero, uno de los primeros que se prestan a dar «el callo» cuando la situación lo requiere. Gracias por tus consejos y tu prólogo.

A Lydia Barranco, mi «tigretona», por haber aceptado ser la modelo que encarna a Julie. Gracias por tu amistad tan sincera, después de más de 10 años.

A los pocos que considero mis amigos, los que habéis estado SIEMPRE ahí; en las buenas, en las malas y en las peores. Los que de verdad tenéis un hueco en mi corazón.

A Karolina Rose, Anna Lakomy, Rick Rocker y Max Major. Vuestro apoyo y amistad aunque estéis en EE.UU., son dos de mis grandes fuentes de inspiración y motivación para seguir luchando, pronto nos veremos.

A Pettitsu, porque por tu culpa soy más conocido en EE.UU. y Suramérica que en ningún otro lugar del mundo.

A mi familia, porque gracias a ellos hoy soy quien soy, más fuerte de lo que jamás imaginé.

Y sobre todo, a aquellas personas que estáis leyendo estas líneas. Sin vosotros yo no sería nadie, gracias a vuestro apoyo, mi voluntad de luchar y superarme crece a cada instante.

Gracias, desde lo más profundo del corazón del Lobo Fantasma.



MÁS ALLÁ DE LAS SOMBRAS




Hacer un prólogo siempre supone una tarea complicada, y más cuando se trata de la obra de un amigo. Las malas lenguas empezarán a soltarse de forma descontrolada: «Claro, su coleguita prologó EL OCTÓGONO y ahora este tiene que devolverle el favor».

Pues nada más lejos de la realidad. Si las novelas y relatos de Juan no me hubieran impactado, hoy no estaría escribiendo estas líneas. Seguí con verdadero interés las peripecias de «Normando Graco». Me puso nervioso con sus cuentos de Halloween. Y ahora, con EL PERIPLO DEL ÁNGEL, no he podido dejar de leer una historia que además de emocionante, no deja indiferente. No esperen una novela corriente (Juan nunca lo hace). Vayan preparándose para vivir emociones fuertes. Hay escenas tan vívidas que casi parece que en vez de leer estemos ante un relato gráfico. La influencia del cine y las series de animación están muy presentes a lo largo de las páginas, pero lo que de verdad atrapa al lector es una trama que te lleva de sorpresa en sorpresa. Que el argumento tenga como trasfondo la IGM (Primera Guerra Mundial), es otro acierto. Pero lo que más me ha llamado la atención, es esa manera en la que el autor pone a los personajes al límite. Algunos sin duda creerán que rezuma una crueldad innecesaria, pero basta echar un vistazo a obras tanto clásicas como contemporáneas, para descubrir que no es el único. Wilbur Smith o John Le Carré son maestros en esa forma de narrar. Antes lo hizo el propio Goethe con su WERTHER. ¿A dónde quiero llegar con esto? A que sólo las personas que hemos sentido de manera muy profunda la vida, podemos catalizar ese sentimiento a través de la escritura. Hay quien toca fondo y se suicida, mientras que los verdaderos valientes (hombres o mujeres) dejamos que sean nuestros demonios quienes carguen con el peso del sufrimiento, para salir reforzados de ese proceso. Sin duda Juan es de ese tipo de personas, y por eso no me cabe duda de que esta novela llegará muy lejos

Jacobo Otero



POR AMOR SE PRODUCEN

LAS PEORES CAÍDAS





Loados seáis mortales. Veo que a pesar de todos mis intentos por ocultar mi presencia habéis encontrado mi crónica. Por lo que lo más correcto es que me presente como es debido: Aunque actualmente mi nombre es Jhon Dusk, antaño fui conocido como Dekkar’iël; y efectivamente mi nombre original era el de un ángel. Sí, fui uno de ellos y lo puedo decir orgulloso y con el pecho henchido, o como os gusta decir a vosotros: «con la boca llena».

Os estaréis haciendo la pregunta más obvia: ¿Cómo es posible que anteriormente fuese un ángel y ahora no sea más que un mono de barro como vosotros? Como habéis podido comprobar ya, mis ojos son de color dorado. A pesar de lo que algunas historias paganas hayan podido contar para desfigurar la verdad, el color de los ojos dorado es una señal inequívoca de que son los de un ángel, al igual que el rojo y sus distintas mezclas y variantes son los de un demonio. Me crearon con un único cometido: custodiar el alma que me fuese designada en el camino de su «penitencia». Existen muchas teorías al respecto sobre la reencarnación y los castigos que supuestamente elegimos antes de nacer como humanos para expiar nuestros pecados. Ciertamente, eso sólo se les concede a unos pocos privilegiados, el resto debemos morar bajo los designios escritos en los renglones torcidos de Dios. Toda esta historia y otras tantas quizás las revele en un futuro… por ahora sólo me centraré en mi «caída» y mi periplo.

Como he dicho, mi cometido era custodiar y vigilar cada paso de la persona que me asignaron. Podía inspirarla y alentarla con mi esencia y luz cuando sus días fuesen más oscuros, pero se me prohibió terminantemente intervenir en su vida o influenciarla para que tomase una decisión u otra; debía respetar su don único como persona humana, don y regalo supremo de Dios: el libre albedrío.