SOBRE LA AUTORA

Ana María Oliva es ingeniera industrial, máster en Ingeniería Biomédica (premio extraordinario por la Universidad de Barcelona y la Universidad Politécnica de Cataluña) y doctora en Biomedicina (Universidad de Barcelona). Ha investigado durante cinco años, y actualmente sigue investigando en el Laboratorio de Nanobioingeniería del Instituto de Bioingeniería de Cataluña y es profesora asociada de la Universidad de Barcelona.

Ha trabajado incansablemente con jóvenes desde todos los ángulos, especialmente dentro de la educación reglada, siendo profesora desde hace más de quince años.

Es también directora del Instituto Iberoamericano de Bioelectrografía Aplicada, experta en bioelectrografía GDV y formadora acreditada en el sistema GDV/Bio-Well. Ha escrito las guías oficiales de formación en dicha tecnología y cuenta con una amplia formación y práctica en terapias complementarias. Ha realizado numerosas investigaciones científicas y expuesto los resultados en varios congresos, así como en conferencias y talleres a nivel internacional.


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Composición ePub por Editorial Sirio S.A.

A mi madre

PRÓLOGO

de Konstantin G. Korotkov

Doctor en Ciencias Técnicas (Física), catedrático de la
Universidad de San Petersburgo, director del Instituto Estatal de Ciencias del Deporte de Rusia y presidente de la Unión Internacional de Bioelectrografía Médica y Aplicada.

Explorando la energía de la vida

Cada día en la vida de un hombre representa
una pequeña pieza de la evolución de nuestra especie,
que está todavía en pleno proceso de cambio.

E. SHRÖDINGER,

Mente y materia


Conocí a Ana María Oliva el año pasado y quedé impresionado por sus profundos conocimientos en muchos ámbitos, su energía y su actitud abierta hacia la vida. En este libro trata temas complejos de física moderna, biología y medicina de una manera sencilla y entendible, con claras implicaciones en la práctica y en la vida moderna. Este tipo de presentaciones son muy importantes en este momento, cuando disponemos de montones de diferentes informaciones por todas partes, mientras que la mayoría de la gente no tiene suficiente conocimiento para entender el significado de esos mensajes. En gran parte estas informaciones tienen que ver con temas de salud y medicina, a medida que cada vez más personas se decepcionan con la medicina convencional y buscan nuevas soluciones.

Está resultando obvio que el siglo XXI pide un nuevo paradigma médico, una aproximación diferente a la salud y a los tratamientos. Muchos médicos e investigadores han estado desarrollando los principios de este nuevo enfoque; en particular contamos con los principios descritos en La lógica de la salud, escrito por el médico moscovita Anatoliv Volkov, que basó su libro en años de práctica y en el tratamiento de cientos de pacientes salvados de las más graves enfermedades:

  • «La salud es un estado óptimo del cuerpo que implica una reacción adecuada del organismo hacia cualquier tipo de estímulo externo».
  • «El organismo humano es un sistema autorregulado que puede ser corregido ligeramente, pero que nunca debe ser regulado desde el exterior».
  • «Un organismo que responda de manera adecuada a estímulos externos no necesita fármacos. Por tanto, las medicinas y los fármacos solo deberían usarse para tratamientos médicos de urgencia».
  • «Cualquier tratamiento debería tener el objetivo de restaurar el nivel natural de la adaptabilidad del organismo a un estímulo externo, excepto cuando algunas funciones de ese organismo se han perdido irreversiblemente».

Podemos ver que estas ideas tienen mucho en común con la visión de los grandes médicos griegos –como Hipócrates o Galeno– y de filósofos como Roger Bacon, pasando por los filósofos orientales (israelíes, chinos, coreanos e indios).

Lo que está ocurriendo hoy en el mundo moderno europeo es un retorno gradual a estas ideas, a un entendimiento más amplio de la naturaleza de los seres humanos y de nuestro lugar en el universo. En los países occidentales industrializados este proceso ha llevado a la creación de nuevas tendencias médicas que todavía no se han estructurado adecuadamente y que a veces ni siquiera tienen un nombre universal:

  • Medicina alternativa.
  • Medicina complementaria.
  • Medicina integrativa.
  • Medicina energética.
  • Medicina holística.
  • Medicina sistémica.

Estas denominaciones se pueden ver en los titulares de las revistas, en nombres de comunidades profesionales, en conferencias impartidas en congresos internacionales. Aunque todavía hay algo de confusión sobre cómo llamar a esta tendencia, la tendencia en sí misma ha ido madurando, se ha manifestado y ha demostrado su derecho a existir. Esta «nueva» medicina emplea una abrumadora variedad de métodos: desde la acupuntura, la homeopatía o las terapias eléctricas y magnéticas hasta estímulos psicosociales e informativos. Todos estos diferentes enfoques se unen en un principio: la idea de que el ser humano es un sistema unificado, y el concepto de influenciar la jerarquía completa del proceso uniendo el cuerpo material, la mente y el alma. UN SER HUMANO NO ES UNA MÁQUINA –UN ORDENADOR– NI UN LABORATORIO QUÍMICO; ES LA CREACIÓN DE DIOS, LA CUMBRE DE LA EVOLUCIÓN DE LA VIDA BIOLÓGICA EN LA TIERRA.

Esto cambia completamente el objetivo de la medicina como disciplina práctica. El principal propósito de la medicina alopática occidental es curar enfermedades. Al mismo tiempo, los médicos entienden que es más fácil acabar con un proceso maligno en un estado temprano que hacerlo durante una manifestación aguda de la patología. Muchas personas se podrían haber salvado de ataques al corazón o derrames cerebrales si se hubieran podido detectar y entender los procesos subyacentes a estas enfermedades antes de que apareciera la manifestación clínica. La mayoría de los tumores descubiertos en estadios tempranos se pueden tratar con éxito a través de los métodos actuales.

POR TANTO, UNA DE LAS PRINCIPALES TAREAS DE LA MEDICINA DEL SIGLO XXI ES LA CREACIÓN DE UN SISTEMA DE DIAGNÓSTICO PRECOZ Y DE PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES; EN OTRAS PALABRAS, LLEVAR A CABO LA TRANSICIÓN HACIA UNA MEDICINA PREVENTIVA INDIVIDUALIZADA, UNA MEDICINA DE LA SALUD. EL OBJETIVO DE ESTA «NUEVA» MEDICINA ES PREVENIR LAS ENFERMEDADES EN LUGAR DE TRATARLAS.

Se dice que «todo lo nuevo es ya viejo». El concepto de prevención siempre ha sido la piedra angular de las medicinas orientales. En la antigua China, el médico de familia solo recibía su salario si todos los miembros de la familia se mantenían sanos. En el momento en que uno enfermaba, se le dejaba de pagar. No importaba si tenía que esforzarse mucho para conservar la salud de sus pacientes. Por el contrario, en la medicina occidental alopática pagamos a los médicos cuando estamos enfermos, y en consecuencia... (no desearía sacar conclusiones ofensivas). Parte del sistema de salud oriental consiste en técnicas de meditación, ejercicios de relajación, masajes e hidroterapia; nuestra medicina contemporánea tan solo está empezando a acercarse a ello. Han desarrollado una compleja serie de procedimientos para asegurar una vida saludable en la ancianidad, mientras que nosotros apenas hemos comenzado a asimilar estos métodos. Otro tema importante es que las medicinas sistémica, integrativa y alternativa solo emplean ingredientes naturales.

Los fármacos sintéticos modernos son efectivos en la mayoría de los casos, especialmente cuando se trata de salvar la vida de un paciente o de cambiar el curso de una crisis de salud. La medicina contemporánea es un campo de batalla donde uno tiene que salvar la vida del paciente, sin pensar mucho en los posibles efectos secundarios. Las medicinas naturales operan de una manera mucho más suave. Como norma, no producen un efecto intenso inmediato; hacen su trabajo a lo largo del tiempo, lentamente pero de un modo persistente y con final exitoso. Las medicinas basadas en plantas pueden curar enfermedades crónicas o prevenirlas antes de que aparezcan. Pequeñas dosis de estas medicinas no causan adicción o dependencia, y funcionan de forma muy eficaz en largos periodos de tiempo. Aparentemente, las sustancias naturales tienen algo que los químicos no son capaces de sintetizar. Puede ser la sistematicidad, la complejidad de la microcomposición, que desaparece en el momento en que se aísla el aparente principio activo.

Hemos llevado a cabo una amplia serie de experimentos en los que se ha comparado el brillo de los aceites aromáticos naturales con el de sus análogos sintéticos con idéntico espectro de masas (es decir, que tienen virtualmente la misma composición química exacta). En la mayoría de los casos, la dinámica del brillo de los aceites naturales es diferente de la de sus análogos sintéticos. Por tanto, los productos naturales deben de contener algún elemento elusivo que los químicos no pueden determinar, que da a las manzanas naturales su aroma y que llena de fragancia el florecimiento de las rosas. Quizás sea positivo que los químicos no lo puedan encontrar, o nos veríamos comiendo papel con aroma a bistec. Es suficiente con tener McDonald’s en todas partes...

El tema del análisis instrumental es incluso más urgente en el campo de la psicofisiología. El desarrollo de métodos instrumentales aplicados al estudio del estado psicofisiológico de un individuo comenzó a atraer a los investigadores hace tiempo. Después de los primeros experimentos de Gustav Fechner, resultó obvio que la psicología está intrínsecamente unida con la fisiología, que cuerpo y alma forman una entidad continua e inseparable, un sistema unificado que define a un ser humano como un individuo con sus interacciones sociales y sus realidades psicológica y física.

Cuando aceptamos la idea de una estructura multinivel del ser humano, empezamos a entender la inseparabilidad entre las partes psicológica, física y fisiológica. Representamos esta conexión con un diagrama simple:


Alma→ cerebro→ sistema nerviosofisiología


O, en otras palabras:


Espíritu→ conciencia→ soma


Cuando una persona vive para su alma, disfrutando de la compañía de sus amigos y parientes, disfrutando de su trabajo, puede realmente apreciar la vida en su totalidad y perfección. Por eso los conceptos de espiritualidad y metafísica penetraron inevitablemente en la ciencia occidental contemporánea y estimularon profundas discusiones en los foros científicos profesionales. V. A. Ponomarenko, doctor en medicina y catedrático de la Academia Rusa de Educación afirmó en una conferencia:

Los psicofisiólogos no deberían intentar evitar el concepto del alma. El alma incorpora el intelecto y la mente, así como lo más importante: la experiencia obtenida del fenómeno del mundo que nos rodea... En otras palabras, la diferencia entre un profesional y un especialista está en el núcleo ético del individuo.

La experiencia acumulada en los años pasados apoya la conclusión de que los conceptos de espiritualidad y fisiología se pueden ver reflejados de forma muy práctica a través del estudio del campo biológico. Siguiendo el uso de este término después de A. G. Gurvich, usamos el concepto de campo biológico no como una abstracción metafísica, sino como un objeto psicofísico medible. El método de la imagen electrofotónica (EPI/GDV) es una de las posibles formas de estudiar un campo biológico.

Por el momento, un enfoque razonable podría ser considerar al campo de energía como un campo que puede ser representado por un tensor que no está en el espacio-tiempo de Einstein-Minkowski, es decir, que forma estructuras en la realidad física pero solo parcialmente en el espacio-tiempo físico. La moderna teoría de la dinámica cuántica proporciona una buena base conceptual para entender los campos de energía como una fuerza motriz de la naturaleza.

Muchas publicaciones de científicos de diferentes países han mostrado que el análisis de las imágenes electrofotónicas permite registrar la actividad de la radiación procedente del biocampo de cualquier organismo. Esto permite a los científicos obtener un conocimiento más profundo del fenómeno de la vida y del metabolismo, por medio del estudio de la dinámica del desarrollo en diferentes condiciones psicofuncionales de un individuo durante su vida. El biocampo emitido por el organismo tiene una estructura holográfica, pero no representa una formación constante, rígida; al contrario, es una nube viva, fluctuante, «respirante», concentrada en un área particular del espacio, pero no limitada por ninguna frontera rígida. El halo brillante alrededor del cuerpo de una persona o de sus órganos particulares, por ejemplo el biograma obtenido de un dedo, permanece constante y estable durante un cierto periodo de tiempo y, por tanto, dos imágenes tomadas con poco tiempo de diferencia entre ellas mostrarán prácticamente lo mismo. Sin embargo, el individuo empieza a pensar acerca de cómo ocurrirá un evento cercano, y la imagen brillante de los biogramas cambia, se estremece y una suave ola atraviesa la estructura, acariciando cada parte. Son como nubes: en un día lúgubre las nubes pueden ser estables, pero es posible detectar cambios incluso en esta estabilidad. De la misma forma, la energía biológica de los seres humanos responde a imágenes mentales, y un biograma puede ser una herramienta muy útil para diagnosticar el estado psicofisiológico de la persona.

La electrofotónica proporciona medios adecuados para observar las dinámicas de cambio del estado de un individuo a lo largo de su vida, o bajo la influencia de una terapia. Estas dinámicas reflejan la «respiración» del campo biológico del organismo, tanto en sus aspectos fisiológicos como psicológicos. El carácter natural de los cambios de los biogramas refleja los pensamientos y las emociones de la persona. Hasta el día de hoy, el método de la GDVgrafía se cuenta entre los más sensibles y precisos para monitorizar el estado de salud humana.

Durante miles de años, la salud y la longevidad han sido objeto de una amplia investigación en todas las civilizaciones del mundo. Médicos y astrólogos intentaron penetrar en los misterios de la vida y la muerte. Desarrollaron conceptos en un intento de explicar la enfermedad y el envejecimiento, el temperamento y el carácter. La mayoría de ellos se han perdido en las arenas del tiempo, y solo nos han llegado algunos ecos a través de fragmentos de manuscritos. Sin embargo, los manuscritos que han sobrevivido se basan en principios que difieren de la visión materialista occidental. Son los principios de la Tierra, de la energía de los árboles, la hierba y las personas. Durante una expedición con los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia, hablamos en el lenguaje de la energía y ellos nos aceptaron, nos abrieron su alma y su santuario. Por tanto, cuando nos referimos a campos de energía, a meridianos y chakras, estamos usando el lenguaje creado por otras civilizaciones, un lenguaje que opera a nivel intuitivo, más allá de las ideas, y que ha demostrado su validez en la práctica durante miles de años.

EL MÉTODO ELECTROFOTÓNICO (GDV) HACE DE PUENTE ENTRE LA CIENCIA LÓGICA OCCIDENTAL Y LA CIENCIA INTUITIVA ORIENTAL. HACE POSIBLE PRESENTAR EL MISMO FENÓMENO EN DIFERENTES LENGUAJES, EN DIFERENTES SISTEMAS, Y MIRAR EL MISMO FENÓMENO DESDE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA.

Si conoces los principios de la medicina tradicional china, si aceptas la idea de los meridianos, canales de energía y campos de energía, el método GDV es para ti, dado que el concepto de electroacupuntura está bien integrado en la medicina occidental moderna. Si te sientes cercano a las ideas de la medicina ayurvédica, podrás usar con mucho éxito el programa GDV Chakra, que lleva información adicional comparado con otros programas. Es posible hablar de las medidas de la energía y de la energía potencial de órganos y sistemas en cualquier idioma. Los conceptos presentados anteriormente muestran estas ideas con analogías occidentales modernas que las conectan con el paradigma científico actual.

Sé consciente del poder de tu mente; no tengas miedo de usarla en las actividades cotidianas. Acepta la vida como un regalo precioso, como un regalo de Dios, como una aventura única, y proyecta tus pensamientos positivos y tus visiones hacia el futuro. Tus ángeles te darán todo lo que desees, pero tienes que formular tus deseos y hacerlo de forma clara y precisa.

Estoy seguro de que este libro encontrará un buen número de lectores en el mundo de habla hispana.

¡Buena suerte!

PRÓLOGO

de Bianca Atwell

Artista multimedia y divulgadora científica

En nuestra percepción cultural occidental, la ciencia ha llegado a ser para muchos el bastión donde asirse y sentirse seguros cuando las explicaciones a nuestras dudas existenciales no encuentran respuestas en las religiones o creencias. Pero la ciencia no es un dogma, sino todo lo contrario. Es una puerta abierta a la experimentación; y experimentar es lo que parece que hemos venido a hacer todos a este mundo (al menos eso creo, desde mi limitada perspectiva).

Me siento feliz de ir encontrando, en mi camino de unir la ciencia con el arte, a científicos como Ana María Oliva, que son capaces de mostrarnos que el conocimiento se adquiere a través de la experiencia. Que podemos «saber» muchas cosas a través de los libros y de las experiencias de otros, pero que no «conocemos» realmente nada de este universo si no nos conocemos primero a nosotros mismos. En este maravilloso escrito, la autora nos propone ir directamente a la experimentación; nos cuenta algunos detalles de cómo viene ella misma transitando estos senderos del autoconocimiento y comparte con nosotros aquellos tesoros que ha ido encontrando al recorrerlos.

Si tuviese que definir con una sola palabra la fuente inspiradora de la que percibo que emana este libro, diría que esa palabra es «amor». Amor a la vida, amor a sí misma, amor a su trabajo, amor a sus alumnos... Cuando un científico es capaz de expresar sus hallazgos trayéndolos desde una fuente tan infinita, no puedo más que sentirme agradecida de haber sido también receptora de su contribución a nuestra evolución personal y cultural.

También me gustaría sugerirte que observes otra actitud subyacente en el texto que tienes delante: la humildad. Estamos acostumbrados a que muchos de los científicos, médicos, profesores, maestros y gurús de todas las áreas del conocimiento humano nos hablen desde la palestra, creando una división dogmática entre «lo que es cierto» y «lo que es falso», ostentando de alguna manera la autoridad suficiente como para proponernos teorías o perspectivas como si fuesen verdades absolutas.

Ana María Oliva tiene la humildad de entregarnos esta obra desde una sinceridad que tiene mucho valor para mí, sobre todo porque proviene de una mujer con una experiencia académica, profesional y existencial digna de ser compartida con todos. Y también porque ha tenido la capacidad de mantenerse en una visión libre de prejuicios, creencias o límites impuestos por la sociedad contemporánea. Nos ofrece aquí una perspectiva holística de nuestra existencia, al integrar los paradigmas sobre el funcionamiento de tres campos principales que actúan sobre nuestra vida: el campo físico de la materia que curva el espacio-tiempo, la estructura energética de los campos electromagnéticos y la información que nos «forma».

Todo ello en un lenguaje entendible, con ejercicios y propuestas que podemos aplicar a nuestra vida cotidiana si lo deseamos. Y esto también es para mí muy valioso, porque no siempre tenemos la posibilidad de que la información científica nos llegue de una forma tan clara y directa, de corazón a corazón: eso la vuelve confiable.

Me gusta comprobar, una y otra vez, que cuando una persona nos aporta su expresión, comenzando en su propia experiencia valiente y consciente de SENTIR LA VIDA, es cuando su obra, su trabajo y su contribución alcanzan a mostrarnos muchas de las puertas que aún nos quedan por abrir en esta apasionante aventura de estar vivos.