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Mercado, ganado y territorio

Haciendas y hacendados en el Oriente y el Magdalena Medio antioqueños (1920-1960)

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Álvarez Múnera, José Roberto

Mercado, ganado y territorio: haciendas y hacendados en el Oriente y el Magdalena Medio antioqueños (1920-1960) / José Roberto Álvarez Múnera. -- Medellín : Universidad de Antioquia. Facultad de Ciencias Sociales. Fondo Editorial FCSH ; Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, 2016.

391 páginas : fotografías y tablas ; 23 cm. (tamaño 300 kb) (FCSH. Investigación)

ISBN 978-958-8947-59-4

1. Magdalena Medio – Antioquia (Colombia) - Libros electrónicos 2. Oriente Antioqueño – Colombia - Libros electrónicos 3. Ganadería – Antioquia (Colombia) - Libros electrónicos 4. Empresas antioqueñas - Historia - Libros electrónicos I. Álvarez Múnera, José Roberto II. Serie.

LE338.7 cd 21 ed.


  

Contenido

AGRADECIMIENTOS

PRESENTACIÓN: PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL TEXTO

1. BALANCE DE LOS ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIA EMPRESARIAL EN COLOMBIA, EL CASO DE LA GANADERÍA

1.1. Referencias históricas sobre la ganadería desde la Colonia hasta finales del siglo XIX en Antioquia

1.2. Los estudios históricos sobre la ganadería en Colombia y en Antioquia en el siglo XX

1.2.1. Generalidades temáticas y metodológicas

1.2.2. Ganadería y generalidades de los estudios ambientales, políticos y económicos

1.2.3. La organización hacendaria de la ganadería

1.3. La ganadería como empresa: estudios en Colombia

2. LA INDUSTRIA LECHERA EN MEDELLÍN Y LAS EMPRESAS GANADERAS EN EL ORIENTE ANTIOQUEÑO (1920-1960)

2.1. El mercado de leche en Medellín

2.1.1. De las lecherías a las pasteurizadoras

2.1.2. La industria municipal

2.1.3. Las empresas privadas y el negocio de la leche

2.2. La ganadería de leche en Antioquia: el caso del Oriente antioqueño

2.3. Orígenes y formación de la industria lechera en La Ceja

2.3.1. Generalidades históricas, ambientales y sociales de La Ceja

2.3.2. El interés por el ganado de leche y primeras perspectivas de negocios

2.3.3. Las empresas ganaderas en La Ceja

2.3.4. La “Exposición Holstein de La Ceja”

2.4. La hacienda lechera en el Oriente antioqueño a mitad del siglo XX

2.4.1. Tamaño, uso y tenencia de la propiedad

2.4.2. Negocios asociados a las haciendas lecheras

3. EL MERCADO DE CARNE VACUNA EN MEDELLÍN Y LA EMPRESA GANADERA EN EL MAGDALENA MEDIO (1920-1960)

3.1. Las dinámicas de la ganadería vacuna en Medellín durante la primera mitad del siglo XX

3.1.1. El mercado de carne

3.1.2. La industria de carne vacuna

3.2. La ganadería como empresa en la colonización del Magdalena Medio antioqueño

3.2.1. El contexto histórico, ambiental y social de Puerto Berrío y la región

3.2.2. De las rutas terrestres, al vapor y el vagón como medios para el transporte de ganado

3.2.3. De la propiedad de hecho a la propiedad de derecho: el caso de Puerto Berrío

3.3. Empresas y empresarios de la ganadería en el Magdalena Medio antioqueño

3.3.1. De campesino a gran propietario de haciendas ganaderas: Don Felipe Duque Duque

3.3.2. Del comercio a la ganadería: Don Jorge Escobar Chavarriaga

3.3.3. Otras haciendas ganaderas de empresarios antioqueños

3.3.4. Perfiles generales del negocio de ganadería de carne

4. EMPRESAS RURALES ANTIOQUEÑAS, LOS MODELOS DE LA GANADERÍA

4.1. Características físicas: base natural para desarrollo empresarial

4.2. Organización empresarial de las haciendas ganaderas

4.2.1. Tierra y propiedad

4.2.2. Tecnología

4.2.3. Animales

4.2.4. Insumos

4.2.5. Acopio y distribución del producto

4.2.6. Gestión administrativa

4.2.7. Trabajo

CONCLUSIONES

El mercado

La hacienda como empresa

El hacendado como empresario

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

ÍNDICE DE TABLAS

TABLA DE ILUSTRACIONES

TABLA DE GRÁFICOS

TABLA DE MAPAS

 

Agradecimientos

Este libro es resultado de una investigación que fue posible gracias a la política de Formación Avanzada de la Universidad Pontifica Bolivariana (UPB). Sin esas disposiciones, ni una sola línea de este trabajo se hubiera escrito. En la Escuela de Ciencias Sociales de la UPB, conté con el apoyo de sus decanas Esperanza Hidalgo Urrea y Erika Jaillier Castrillón y del Grupo de Investigación Territorio, cuyos investigadores desde 2006, en sus ires y venires han mostrado la pertinencia y proyección de los estudios territoriales, de los cuales soy un apasionado. A María Eugenia Agudelo Bedoya, de la Facultad de Trabajo Social, quien respetó y defendió mi propuesta de investigación en los diferentes espacios académicos donde fue revisada mi comisión de estudios. De esta dependencia debo nombrar hoy más que nunca a otros profesores y amigos que han influido en mi formación: Hernán Escobar Roldán, Clara Mejía Guzmán, María Consuelo Jiménez Ruiz, Antonio Pareja Amador, Marta Aída Palacio Correa, Olga Cecilia Ospina Palacio y María Eugenia Gallego Urrego.

Asimismo, merecen reconocimiento la Universidad de Antioquia y académicos que hicieron realidad el Doctorado de Ciencias Sociales y en especial, los docentes y personal administrativo que ofrecieron lo mejor de sí en la formación de la primera cohorte de este programa académico. A los compañeros de esa cohorte agradezco todos sus aportes y comentarios en los diferentes espacios de socialización de nuestros trabajos de investigación. En esta Universidad conté con el aval del Grupo de Historia Social (GIHS), dirigido por el Doctor Gregorio Saldarriaga Escobar, quienes de manera muy atenta ofrecieron consideraciones teóricas y metodológicas que me enseñaron el rigor y la validez de la historia. Sus reuniones quincenales fueron escuela de formación como investigador en Ciencias Sociales. Al personal de la Biblioteca Central y de manera muy especial a José Luis Arboleda, coordinador de las Colecciones Patrimoniales y su equipo de trabajo, quienes facilitaron, sin reparos, el acceso a la información requerida.

Un párrafo merece mi Director: Doctor Víctor Álvarez Morales. Su disciplina, experiencia investigativa, humanismo y amor por la historia fueron contagiosas para mí. Por ello, me enorgullece decir hoy que soy uno de sus discípulos.

También estoy en deuda con la Universidad EAFIT y su Grupo de Historia Empresarial (GHE). Allí fui a dar porque el camino de a poco nos acercó. Por recomendación de mi Director, desde el primer semestre de 2010 este Grupo me acogió como invitado en sus reuniones quincenales. En medio de su trayectoria e interés por la industria, el comercio, la banca y los servicios, sus integrantes dispusieron tiempo para tratar por primera vez en sus líneas de trabajo, un caso de historia de empresa rural. Allí fueron revisados varios apartes de esta investigación y sus sugerencias iluminaron momentos de oscuridad por los que un trabajo como este irremediablemente pasa. Esta labor la hicieron sin obligación alguna y con afecto. Agradezco a su coordinador, Juan Carlos López Díez, a los profesores Diana María Londoño Correa, Juan Fernando Molina Jaramillo, Flor Ángela Marulanda Valencia y a los historiadores Jairo Andrés Campuzano Hoyos y Natalia González Salazar.

Los historiadores Karim León Vargas, Sandra Ramírez Patiño y Jorge Suárez Quirós, también integrantes de este GHE, merecen un comentario adicional porque fueron mi apoyo con el saber histórico y sus técnicas de recolección y organización de información. En sus trabajos para diferentes investigaciones, cada vez que observaban una “vaquita” en algún archivo me tenían al tanto. A muchas fuentes llegué gracias a ellos.

Por medio del GHE estuve en contacto con el Doctor Mario Cerutti Pignat, profesor de la Universidad Autónoma de Nueva León (México) y con la Doctora Eva Rivas Sada, profesora de la Universidad Metropolitana de Monterrey y del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Con ellos realicé mi pasantía doctoral en noviembre de 2011.

En la Sala Patrimonial de la Biblioteca Luis Echavarría Villegas de la Universidad EAFIT, coordinada por María Isabel Duarte Gandica, pasé momentos placenteros. Su amabilidad y la de su equipo de trabajo permitieron acceder a archivos que se pueden considerar joyas para esta investigación.

En el Archivo Histórico de Medellín y el Archivo Histórico de Antioquia pasé largas horas en revisión de documentos. La profesionalidad y servicio de su personal fueron puestas a prueba con mi permanente visita y excesos en los requerimientos de información.

He de recordar también a los amigos de vida que pusieron alguna voz de aliento, su cuota de buen humor en momentos tensos y algunos como Yolima García Jaramillo que me asesoraron en uno que otro asunto técnico.

 

2. La industria lechera en Medellín y las empresas ganaderas en el Oriente antioqueño 1920-1960

En Medellín, hasta las primeras dos décadas del siglo XX, la leche de vaca era un producto escaso, de producción en los predios de las casas de los residentes o de vecinos y de altos impactos en la salud. Este capítulo expone la inclusión de este producto en la dieta diaria de los medellinenses y rastrea cómo a la par que fueron creadas empresas lácteas en Medellín en el período 1920-1960 para atender esta nueva demanda, fueron formadas en el Oriente antioqueño unidades productivas rurales organizadas con orientaciones empresariales para proveer a la ciudad de este alimento.

2.1 El mercado de leche en Medellín

En 1925, según estadísticas presentadas para aprobar en Medellín la primera industria del sector, la “Planta Municipal de Leche”, el consumo diario del producto era, de manera aproximada, de unos 4.000 litros (lt).1 Para 1934 ese consumo había llegado a 10.581 lt. y para 1958 alcanzó los 127.018 lt. (ver GRÁFICO 1). Esto sugiere cuestionar: ¿cómo se organizó un empresariado en Antioquia para atender la necesidad de esta creciente demanda?, ¿cuáles innovaciones técnicas se introdujeron para responder a este incremento productivo?, ¿cómo se configuró una cadena de producción, industrialización y distribución de un producto perecedero como la leche en Medellín entre 1920 y 1960? Para ratificar lo anterior, en los 26 años que abarca la información sobre el gráfico de consumo anual de leche pasteurizada en Medellín (ver GRÁFICO 2), hubo un aumento de 4.634.867 a 46.361.608, es decir, en 1958 se consumía diez veces lo que se hacía en 1934.

GRÁFICO 1
Promedio diario en litros consumidos en Medellín 1934-19582

grafico-1

Fuente: Medellín, Dirección de Catastro y Estadística Municipal. Anuario Estadístico del Municipio de Medellín, 1930. Medellín: Industrial (1934-1949); Medellín, Oficina de Estadística Municipal. Anuario Estadístico del Distrito de Medellín (1950-1958); Francisco Ospina Pérez, “Si Antioquia desea conservar su raza debe tener la mejor ganadería”. Revista Ganadería, no. 1 (Medellín ,1959): 22.

GRÁFICO 2
Consumo anual de leche pasteurizada en Medellín, 1934-19583

grafico-2

Fuente: 1 (1934-1941) Medellín. Anuario Estadístico de Medellín 1941. Medellín: Oficina de Estadística, 1942, p. 116; 2 (1942-1951) MEDELLÍN. Anuario Estadístico de Medellín 1942 a 1951. Medellín: Oficina de Estadística. 3. (1952-1958) Francisco Ospina Pérez, “Si Antioquia desea conservar su raza debe tener la mejor ganadería”. Revista Ganadería, no. 1 (Medellín, 1959): 22.

Según estándares internacionales de alimentación, para mediados del siglo XX, se recomendaba un litro de leche por día para los niños y medio litro para los adultos.4 En 1938 en Medellín el consumo de leche pasteurizada era de 39,82 litros anuales por habitante y en 1958 alcanzó 84,93 litros, equivalente a un consumo diario per cápita de 0,232 litros; es decir, que los habitantes tomaban poco menos de un cuarto de litro de leche por día. A pesar de estar distante de lo sugerido por los referidos estándares, es significativo que en 20 años se incrementó ese consumo en Medellín, lo cual es más relevante al revisar el crecimiento poblacional. Según el Anuario Estadístico de Medellín, en 1938 Medellín tenía 168.266 habitantes y en 1958, 545.860. La población creció en 20 años casi cuatro veces. Las preguntas son: ¿desde cuándo se gestó este proceso y se promovió una organización para tal fin? Y ¿cómo se logró este cambio cualitativo y cuantitativo?

2.1.1 DE LAS LECHERÍAS A LAS PASTEURIZADORAS

“Siendo Colombia uno de los países del mundo mejor colocado para la cría de ganado, ¿no será capaz de producir la leche, los quesos y la mantequilla que consume? ¿Qué sería si el consumo fuese en relación con la población y con las necesidades de nuestros climas debilitantes?”5 Estas preguntas presentadas en 1926, en uno de los medios pioneros de la planeación de Medellín, enseñan las ideas que circulaban sobre la pertinencia de promover un sector productivo en la región dedicado a la ganadería de leche y su industrialización.

Las carnicerías eran un negocio urbano consolidado,6 pero las lecherías no parecían tener el mismo reconocimiento. Solo cuando existió un interés por la higiene y la salubridad, el consumo de leche se transformó en la medida de las exigencias de su pasteurización. Así lo describe el siguiente relato sobre la vida cotidiana en los inicios del siglo XX en la ciudad:

La leche que siempre ha sido un alimento de primer orden para la vida de niños y ancianos, era sumamente fácil de conseguir en el Medellín de principios de siglo, y en los tiempos anteriores fue también de ocurrencia común y corriente en todas las casas. Casi todas las familias tenían vacas en el entonces de los años veinte. Las pocas que ni las tenían le compraban la leche a sus vecinos, a la módica suma de dos centavos la pucha, y esta medida era un poco menos que un litro, como quien dice un poco más de tres cuartos de litro... Cuando se instalaron las dos primeras procesadoras de leche, la Planta Municipal y la Planta de Leche Pasteurizada, la gente comenzó a vender las vacas y a consumir la leche pasteurizada, la cual venía en botellas de litro, con la pequeña diferencia, sobre lo que ahora nos venden, de que esas botellas tenían más de la mitad del producto en pura crema y al levantar la tapa se le venía adherida la mantequilla en troncos, hasta el punto de que no se necesitaba comprar mantequilla para la alimentación doméstica.7

TABLA 6
Visitas y análisis de lecherías en Medellín y sus alrededores, septiembre 1915-mayo1916

Sector

Calidad

Propietario lechería

Centro de ciudad

Bautizada

1

Buena

16

Descremada

4

Muy buena

3

América

Adulterada con agua

1

Algo adulterada

1

Apenas regular

1

Buena

18

Descremada

4

Muy pobre

1

Regular

3

Guayabal

Buena

12

Muy buena

2

Belén

Buena

5

Descremada

1

Regular

2

Poblado

Bautizada

1

Descremada

2

Muy buena

2

Regular

1

Pedregal

Regular

1

Quebradita

Buena

2

San Cristóbal

Buena

1

Tablaza

Descremada

1

Boquerón

Muy buena

1

Cuchillón

Buena

1

El Corazón

Buena

1

Manzanillo

Buena

1

Matarredonda

Buena

1

Pajón

Buena

1

Fuente: Crónica Municipal de Medellín, Medellín, septiembre 1915-julio 1916.

Un ejemplo de las lecherías lo presentan los informes del Laboratorio Químico Municipal de Higiene de Medellín.8 Entre septiembre de 1915 y mayo de 1916 adelantó un análisis de la calidad de la leche en 199 inspecciones; tomó en cuenta algunas en Envigado, Itagüí y Bello, pero detalló 92 propietarios de lecherías en Medellín, con inclusión de sus corregimientos de La América, Guayabal, Belén, El Poblado y lugares cercanos9. Esta cantidad de lecherías refleja, además, que el acceso a productos lácteos era un negocio extendido por toda la ciudad, casero y con cuestionables condiciones higiénicas, que implicaban un producto con riesgo en cuanto a la transmisión de enfermedades (ver TABLA 6.)10 Sin embargo, como lo siguiere el indicador López, el cual medía la variación de precios de la canasta alimentaria antioqueña, conformada por nueve artículos,11 la leche aún no era considerada como alimento básico para una familia de clase media típica, compuesta en aquel período por diez personas.

En ese contexto era normal encontrar deambulando por las calles a un personaje propio de su pintoresca, la lechera, quien era la expresión pueblerina de comercialización del producto en una ciudad en formación:

Todas las mañanas desfilaban a horas muy tempranas con sus hermosos limpios tarros de leche sobre la cabeza, equilibrando sobre un rollete sus buenos cuarenta o cincuenta litros, con la airosa y elegante manera de transitar que hubiera envidiado una ballerina (sic)[...] No cargaba más que una jíquera pequeña donde se apilaban las monedas de las ventas del día, haciendo “nido”, como para no alborotar mucho, entre dos o tres billeticos, y sobre la cabeza, muy bien peinada con trenzas, el rollete y el tarro[...] La llegada de la lechera a las casas era discreta, dos o tres golpecitos sobre puerta, las veces que fuera necesario para que sus habitantes salieran a recibir producto, el cual sólo en contadas ocasiones sacaba del interior del tarro con una totumita muy bien lavada que permanentemente iba en el interior con la leche.12

2.1.2 LA INDUSTRIA MUNICIPAL

En 1922, la Dirección Nacional de Higiene expidió la Resolución 180, mediante la cual estableció las primeras disposiciones sobre expendio de leche en el país y cambió las formas de producción, distribución y acceso al producto. En tal sentido, justificó la expedición de estas medidas porque “cuando se expende la leche alterada o adulterada se afecta gravemente la salubridad pública, porque esto causa graves infecciones y aumenta la mortalidad infantil.”13 En general, esta resolución trataba de evitar la venta de leche sin pasteurizar.14 En sus trece artículos justificaba la prohibición de la venta al por menor en lugares diferentes a locales destinados para este objeto, definía los criterios con los cuales consideraba una leche apta para el consumo humano, exigía procedimientos especiales para su conservación, el aseo de los lugares de venta y las formas adecuadas de transportarla cuando se vendía a domicilio y estipulaba los requisitos para las personas encargadas de ordeñar las vacas y vender la leche y los permisos para comercializar el producto.15

La higiene de la leche era de preocupación para aquellos años del Laboratorio Químico Departamental. Guillermo Jaramillo Madariaga, quien fuera director en la década de 1920, describía los hechos en los siguientes términos:

[...]La mayor parte de la leche era traída a la ciudad en barriles no muy limpios, tapados con “tusas”. Apenas unos pocos productores progresistas empleaban canecas metálicas. Las lecheras compraban el producto y lo recibían en ollas de barro para revenderlo en las calles y en las casas. Las ollas solían ir descubiertas o, a lo sumo, con manojos de ramas encima, para refrescar la leche, en la cual flotaba la totuma de escanciar; en caso de naufragio de ésta, debido al bamboleo, la vendedora hundía en la leche el brazo, casi hasta el codo, para rescatarla. Algunas lecheras bajando a pie por caminos polvorientos, traían personalmente su mercancía desde las fincas más cercanas. Es claro que en el trayecto, cualquier arroyuelo de aguas no muy limpias, ofrecía una excelente oportunidad para el “bautizo”, sobre todo si la sofocada vendedora decidía que el “líquido perlático” podía ser menos dañino que el agua para apagar su sed. Entonces cada totumada de leche ingerida, era remplazada en la olla con dos de agua.16

Jaramillo M., señalaba que era uno de los serios problemas de salud que acarreaba este consumo. Esto lo demostró uno de los primeros egresados de la Facultad Nacional de Agronomía en 1924, Alejandro Escobar Chavarriaga, en su tesis de grado, al demostrar la asociación entre el tifo, que entonces era endémico en la ciudad, y las pésimas condiciones higiénicas de la leche, sobre todo por la adición a ésta de aguas contaminadas.17

Para entonces, en Medellín no existían empresas lecheras que garantizaran las exigencias establecidas por la ley y el municipio, en medio del debate sobre la higiene de dicho alimento, optó por fundar una planta pasteurizadora de leches en 1925.18 A principios de ese año, la municipalidad la instaló para que los habitantes de Medellín pudieran consumir leche en perfecto estado sanitario.19

Luego, el 24 de octubre del mismo año, por medio del Acuerdo 250, Gregorio Agudelo, personero de Medellín, y a nombre del Concejo, compró a Luis María Escobar Ochoa y Joaquín Cano, gerentes de la Compañía de Fomento Urbano, un terreno de 596,7 m2, ubicado en la calle San Juan, por $12.957, para construir el edificio de la planta pasteurizadora (ver ILUSTRACIÓN 1.)20 Para la dotación inicial fue adquirida maquinaria importada de Alemania (ver ILUSTRACIÓN 2);21 y en su montaje contó con el apoyo de un técnico de ese país, Otto Neubert.22 El crecimiento en los servicios de la “Planta Municipal de Leche”, fue a la par con su crecimiento físico. Desde su fundación hasta los años cuarenta adquirió propiedades vecinas entre las calles San Juan y San Martín, en el barrio Libertador, para ensanchar y ampliar su producción.23

El 20 de julio de 1926 fue inaugurada la Planta. El informe de Jesús M. Duque, presidente de la Junta de Asistencia y Salubridad Públicas, presentado al Concejo de la ciudad, resume las particularidades de la obra:

[...] según estadísticas que se levantaron (previamente a la instauración de la Planta), el consumo de leche en Medellín, es de unos 4.000 litros más o menos. La capacidad de la Planta es de 3.000 litros, trabajando ocho horas diarias.

El primer tropiezo... fue la consecución de la leche, pues los productores preferían venderla directamente o por medio de agencias que tenían en la ciudad. La Junta de Asistencia y Salubridad Públicas puso en vigor las disposiciones sobre lecherías y expendios, dictadas por la Junta Central de Higiene, que tienen fuerza de ley, y encomendó su cumplimiento a la Inspección de Sanidad, lo que dio por resultado la consecución de 600 a 700 litros de leche, con lo cual la Planta empezó a funcionar. Además, el Director hizo visitas a los centros productores y decidió a algunos propietarios de hatos a enviar la leche a la Planta, con lo cual se alcanzó a aumentar hasta 1.200 litros y paulatinamente, hasta 2.500, que es la cantidad que hoy se pasteriza diariamente.

[...]La planta cuenta con un pequeño laboratorio, en el que se hacen diariamente ensayos de grasa, ácidos y bacterias de las leches que se van a pasterizar [sic.]24

ILUSTRACIÓN 1
Planta Municipal de Leches, 1926

ilustracion 1

Fuente: Gil Gil, J. Planta de pasteurización. En: Progreso. Medellín, Sociedad de Mejoras Públicas, 7 de agosto de 1926, no. 1, p. 4.

ILUSTRACIÓN 2
Salón de máquinas, Planta Municipal de Leches, 1926

ilustracio2

Fuente: Gil Gil, J. Planta de pasteurización. En: Progreso. Medellín, Sociedad de Mejoras Públicas, 7 de agosto de 1926, no. 1, p. 5.

Ese informe precisa el costo de la planta ($58.612,50),25 que se descompuso así:

Valor del terreno. . . $ 5.916,82

Maquinaria. . . $ 16.095,1426

Edificio, montaje, etc. . . $ 30.917,14

Materiales para la explotación. . . $ 5.683,40

De igual manera, ese informe explicitó las estrategias para posicionar la Planta y su producto, la leche pasteurizada, en una ciudad que desconocía sus particularidades. Fueron realizadas campañas para explicar la importancia de la pasteurización de la leche y crear un ambiente favorable para su aceptación por parte de los consumidores (ver ILUSTRACIÓN 3).27

ILUSTRACIÓN 3
Aviso promocional de leche pasteurizada, 1928

ilustracio3

Fuente: El Heraldo de Antioquia, Medellín, 29, octubre, 1928, p. 11.

Posiblemente, una razón para el desinterés de particulares por el desarrollo de empresas lecheras era el riesgo inherente a invertir en un cambio en el gusto por un alimento tradicional con características diferentes, pues una población acostumbrada a la leche cruda cambiaría con lentitud hacia un producto con otras características. Estas consideraciones eran reconocidas por un médico de la ciudad, Juvenal Gil Madrigal,28 que defendió la pasteurización y la conveniencia de consolidar esta industria de carácter público:

La leche pasteurizada es limpia, de gusto agradable, tiene un bajo porcentaje microbiano y no contiene microbios patógenos; su composición química es poco variable, y será para Medellín un factor decidido en la profilaxis de las enfermedades gastrointestinales y sobre todo de la tifoidea. Por este solo hecho merece el Concejo los más francos aplausos por haber dotado a la ciudad de la Planta de Pasteurización [...]

La pasteurización ha de dar resultados sorprendentes, pero no se quiera, en el afán de desacreditar todo lo nuevo, achacarle todo lo malo y negarle todo lo bueno. Al principio es natural que haya dificultades y contratiempos, deficiencias de organización y tropiezos naturales en la marcha de toda empresa nueva; pero la Junta de Asistencia y Salubridad Públicas está dedicando toda su atención a la Planta, y está segura de obviar todas las dificultades que se le presenten en la benéfica obra de cuidar de la salud del pueblo y de poner al alcance de todos una leche excelente, limpia, pura y barata.29

El hecho de que la leche fuera reconocida como el principal medio de difusión de una enfermedad como la tifoidea,30 explica en parte, la necesaria industrialización y el control sanitario de su producción. Esto incidió en unas preferencias de la población por adquirir un producto con cierto tratamiento técnico que, a su vez, estimuló un nuevo orden alimentario, al promover en la población criterios que imponían dichas nuevas formas de procesamiento de los alimentos.

Desde sus inicios, la “Planta Municipal de Leche” sería una empresa municipal, al lado de la “Empresa de Energía Eléctrica”, la “Empresa del Acueducto Municipal”, la “Planta Telefónica”, la “Plaza de Mercado”, el “Matadero”, la “Feria de Ganados y el Tranvía”.31 Y fue definido que estuviera dentro de la estructura organizativa del Municipio bajo la dirección de la Junta de Sanidad e Higiene (ver ILUSTRACIÓN 4).

El debate sobre esta empresa municipal no tardó en aparecer. En 1928, un grupo de particulares criticó su papel como reguladora de precios y su relación con los proveedores. Mientras el fin del municipio era la prestación de un servicio, los particulares perseguían lucro. De este choque de intereses entre particulares y la “Planta Municipal de Leche” surgiría un sector privado dedicado a la industrialización del producto.

ILUSTRACIÓN 4
Organigrama de la Planta Municipal de Leche

img67

Fuente: AHM, Fondo Alcaldía, tomo 202, folio 445.

El primer síntoma de las molestias con la “Planta Municipal de Leche” fue la conformación de un sindicato de productores de leche. En carta dirigida a la Sociedad Antioqueña de Agricultores y publicada el 25 de febrero de 1928 en El Heraldo de Antioquia por los ganaderos Jesús María López Vásquez, Bernardo Jaramillo Sierra, Gabriel Mora Mora, José María Echeverri Santamaría, Carlos Uribe Lince, Luis Díaz Lemos, A. Palacio Arango, Ángel María Londoño, Abraham Jaramillo R., Rodolfo Jaramillo R., Francisco A. Posada S. y Juan Ramón Arango F., expresaron:

[...] el gremio de productores de leche trata ahora de organizar un sindicato para la defensa de sus intereses [...] La asociación cuenta ya con buen número de hacendados, pero desea que todos los interesados entren a formar parte de ella [...] Asociaciones de esta índole son difíciles de organizar entre nosotros, pero el momento es propicio y decisivo para la industria lechera, pues el descontento levantado entre la mayoría de los productores, por las medidas tomadas por las autoridades para coadyuvar al monopolio del artículo por el municipio, es general. La idea de higienizar la leche por medio de la Planta de Pasteurización es plausible y simpática, y los que vivimos en continuo cambio de ideas a este respecto, podemos asegurar que es del agrado aún de los mismos dueños de depósitos, oprimidos y vejados hoy por la competencia municipal. Pero si a la Planta de Pasteurización en sí, debemos apoyarla todos en bien de la sociedad, los procedimientos desleales y la falta de seriedad que allí se estila para con los clientes y los competidores, nos hace ver en ella la ruina de una industria que en todo país civilizado es protegida y fomentada por las autoridades, que consideran la leche como la base de la alimentación.32

En la misiva citaban ejemplos de las inconformidades y tensiones entre particulares y la empresa municipal, como las dificultades para concertar los precios de compra por parte de la Planta a los productores (quienes, en muchas ocasiones, reclamaban que esto acarreaba pérdidas) y aplicabilidad cuestionable de los procedimientos definidos para la compra de la leche.33 Los promotores de esta iniciativa, concluyeron que era necesario formar una empresa privada para competir con la “Planta Municipal de Leche”:

En toda época de escasez de leche ocurren vejámenes sin cuento para los que tenemos la poca vergüenza de reconocer los atropellos de los empleados de la Planta Municipal de Pasteurización en las épocas de holganza; entonces, sin miramientos de ninguna especie hacia el dinero y el trabajo ajenos, envían lecheros a deambular por las calles en busca del patrón, y a éste a colocar su artículo a menosprecio, debido a la abundancia en la plaza [...]

Estos y algunos motivos más nos han inducido a formar el Sindicato, y demuestran que no es solamente animadversión de los ganaderos y excesivo deseo de lucro de los detalladores, lo que nos hace mirar con recelo a la Planta de Pasteurización [...]

El gremio de agricultores que en toda hora hemos estado desamparados, miramos a la Sociedad Antioqueña de Agricultores como nuestra consejera, protectora y defensora según sus estatutos, y a ella nos hemos afiliado gustosos. Hoy nos vemos oprimidos por la Planta de Pasteurización que a consecuencia del fuerte verano ha carecido del elemento primordial para su funcionamiento [...]34

Frente a esta comunicación, el director de la “Planta Municipal de Leche” para entonces, Gustavo Echavarría, defendió las gestiones de la empresa y sustentó el crecimiento del consumo de leche en Medellín entre 1926 y 1928, como consecuencia de la presencia de esta empresa:

No entro a analizar los cargos que hacen a la Planta de Leches... Empresas de la índole de la Planta, que tienen que entenderse con muchísimos vendedores y muchísimos compradores, no puede someterse a reglas a gusto de cada uno. Eso requería un empleado para cada cliente de la Planta, en uno y en otro caso...

Opinión muy errada la aseveración de los firmantes de la carta en cuestión, de que la Planta ha sido perjudicial para los productores de leches: 1º Porque el precio de hoy es mayor que el que existía para la leche en épocas anteriores a la existencia de la Planta. 2º Porque el consumo de leches en Medellín, ha aumentado considerablemente, desde la época en que se instaló, y de donde se deduce lógicamente que las lecherías han aumentado: la estadística de 1926 de la Planta Municipal, dice que en Medellín sólo se consumían 53.000 litros mensuales en promedio por mes. Hoy se consumen 86.000 litros por mes.

Esta diferencia marca el incremento que el uso de la leche ha tenido en Medellín, como consecuencia natural de la instalación de la Planta de Leches, con natural mejora de la calidad del artículo, pese a algunos de los firmantes, a quienes se les ha rechazado leche por la mala calidad de ella, aunque en la Planta se ha procurado indicar los medios que deben emplearse para su mejora... [sic.]35

Termina esta carta con una propuesta que abrió espacios para la privatización del negocio: “En mi carácter de miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Antioqueña de Agricultores, tendré mucho gusto en ayudar a los firmantes, a fin de que pueda organizarse un Sindicato o Cooperativa, de acuerdo con las cooperativas lecheras que existen en los Estados Unidos”.36

A pesar de estas apreciaciones, el debate continuó y el líder más reconocido sería Bernardo Jaramillo Sierra,37 quien en varias ocasiones hizo públicas sus inconformidades como proveedor de la Planta,38 expresó:

La Planta Municipal de Leches ha implantado por el sistema de eliminación del competidor, el monopolio de la leche en la ciudad, obra indiscutible y reconocida hoy por consumidores y productores. Así, pues, la casi totalidad de la leche que se consume en el Municipio pasa por la Planta, dejando no pocas utilidades en favor de la entidad, municipal, a costa de público y de productores [...] ¿De qué sirve fomentar las importaciones de ganado lechero, aclimatar cultivos de pastos jugosos, entablar lucha contra la garrapata, si a los hacendados del valle de Medellín les está chupando la sangre una garrapata contra la que no se ha dado remedio y que se llama Entidad Municipal? [sic.]39

Del mismo modo, el Director de la Planta acudió a los medios para contrarrestar estas críticas,40 situación que aprovechó para exponer el crecimiento de la empresa, al comparar el número de litros vendidos y su respectiva utilidad en los primeros meses de 1927 y 1928.41 Entre los datos que ofreció, señaló que “en abril de 1927, existían 160 productores y en 1928, 206.”42 Esto abrió el camino para ubicar proveedores y ver el tránsito de una situación de autoabastecimiento del Valle de Aburrá hacia la dependencia de otras regiones, entre ellas el Oriente cercano.43

Hasta aquí el inicio del debate, pero los esfuerzos del sector público y del privado por demostrar su capacidad de gestión no terminarían. Los particulares lideraron acciones para superar el supuesto monopolio creado para la referida actividad por parte de una empresa pública y aparecieron sus primeras iniciativas empresariales en el sector.

En otra entrevista realizada al Director de la Planta, en junio de 1928, detalló otras particularidades de la producción de leche. Por ejemplo, informó que para ese año ingresaban 3.500 litros diarios de leche, para distribuirlos entre 10 mil familias. Para ello, la empresa tenía siete carretillas y cuatro camiones, cada uno con su zona determinada; 16 agencias, en las que vendía la leche al precio corriente.44 De manera similar, otro esfuerzo por promover la empresa y lograr la aceptación ciudadana fue invitar a los habitantes a conocer las instalaciones de la Planta y fortalecer la publicidad que asociaba el consumo de leche pasteurizada con la salud de los pobladores.45

La tensión entre particulares y la empresa pública retornó en 1929, con la competencia de la “Refrigeradora Central”, otra planta de pasteurización fundada por particulares en 1928, que obligó a medios como El Heraldo de Antioquia a mediar en el debate, ubicando el papel de cada empresa y del municipio en el comercio del producto y defendiendo una competencia sin perjuicio del productor, del intermediario y del consumidor.46 En dicha columna, señaló la relación de los productores de leche con las empresas pasteurizadoras, tanto la pública como la naciente empresa privada, y defendía la existencia de una competencia en favor del mejoramiento de la calidad al menor precio posible.47

Con todo y esta controversia sobre la gestión de la Planta, “cinco años después [de su fundación], en 1930, era latente que el estado sanitario de las lecherías de Medellín había mejorado.”48 Las estadísticas exponen su crecimiento en los primeros años de funcionamiento y en sus notas aclaratorias develan las razones (ver TABLA 7).

Otro debate se realizó entre 1931 y 1932,49 cuando el Concejo de la ciudad analizó la propuesta de comprar, por parte del municipio, la “Refrigeradora Central”:50

El Concejo de Medellín ha venido estudiando un contrato de compra de la Planta de leche de propiedad de una compañía particular para fusionarla con la del Municipio. Cuando se estableció en esta ciudad la nueva planta de leche, a iniciativa de varios caballeros muy respetables, sostuvimos que las dos instituciones, la del municipio y la particular, no debían entrar en una labor de competencia, que podría ser ruinosa para una de ellas y tal vez para ambas si no entraban en una obra conjunta que favoreciese al público mediante un precio razonable, sin perjudicar tampoco los intereses de la industria. Desafortunadamente, las empresas encauzaron su acción hacia una competencia, que ha causado a la vez grandes males a la producción.51

Y esta era una primera postura del medio en cuestión:

TABLA 7
Consumo de litros de leche en Medellín (1926-1929), según las ventas verificadas por la Planta Municipal de Leche

MESES

1926

1927

1928

1929

Enero

51.602

99.080

171.290 ¼

Febrero

51.973

99.952

173.969 ¾

Marzo

61.723

113.938

190.840

Abril

73.400

129.550

194.342 ¾

Mayo

83.087

153.475

195.549

Junio

85.356

163.097

185.272 ¼

Julio

18.161

92.641

171.886

205.672 ½

Agosto

57.984

95.174

178.615

198.188

Septiembre

62.875

99.352

180.811

198.816 ¾

Octubre

73.761

112.050

188.603

206.899 ¾

Noviembre

57.878

106.188

179.045

198.502

Diciembre

43.493

91.788

159.544

178.217 ½

Totales

314.152

1.004.334

1.817.596

2.297.560 ½

Promedio mensual

52.358

83.694

151.466

191.463 ¼

“NOTAS: 1°. En el cuadro anterior puede el público apreciar el gran aumento en el consumo de leches en esta ciudad durante el año último, aumento que alcanzó a 479.964 litros más, o sea un 26% en relación con las ventas de 1928. Explican este aumento, entre otras causas, el que la Planta de Pasteurización le ha sido posible dar abasto al consumo debido a la introducción de leches de otros Distritos productores por la facilidad en los transportes, con motivo del avance de las carreteras departamentales. 2°. Diariamente vendió la Planta de Pasteurización 6.382 litros pero esta cantidad no representa el consumo total de la ciudad porque aún quedan algunos expendios particulares y además muchas familias consumen leches enviadas directamente de sus fincas. 3°. Además de la leche vendida por la Planta (2`297.560 litros), fueron cuajados 125.398 y se dañaron 7.938 litros, lo que da un total de compras de 2.430.897 litros en 1929”

Fuente: República de Colombia. Departamento de Antioquia. Anuario estadístico del municipio de Medellín, 1929. Medellín, Bedout, 1930. p. 121.

Hoy diremos que no parece el momento oportuno para que el Municipio adquiera la planta particular. Las difíciles condiciones del Fisco, que obligan a un retraso considerable en el pago de los sueldos y que han obligado a suspender muchas obras de importancia para la ciudad y para el Distrito, no pueden en forma alguna autorizar una inversión de cuantía. Pero lo más raro de este asunto es la forma callada en que se ha conducido la negociación. Se dice que ella se ha venido discutiendo desde hace varios días, en sesiones públicas, pero lo cierto es que solamente ahora se ha dado a conocer, en forma general el contrato, aunque sus pormenores siguen siendo desconocidos por el pueblo contribuyente y elector. Creemos que es absolutamente necesario que antes de aprobar nada definitivo sobre esta negociación, se le dé amplia publicidad y se permita la discusión serena y extensa de todos los aspectos del contrato.52

A partir del proyecto de fusión empresarial se intercambiaron opiniones y análisis por parte de la opinión pública,53 y el Concejo, sin ampliar motivos, archivó la iniciativa.54 Lo interesante era el conflicto de intereses entre los sectores público y privado en el desarrollo de este tipo de empresas, en el cual existía una opinión de que el municipio debía mantener la empresa sin afectar las posibilidades de la competencia.

Para los años en estudio no existía estadística oficial sobre el consumo de leche cruda en la ciudad; sin embargo, en su informe de tesis, presentada en octubre de 1933 para optar al título de médico, Juan B. Callejas señala que aproximadamente el 23,2% de la leche consumida ese año era cruda:

El consumo aproximado de leche en el Municipio de Medellín es de 15.100 litros diarios, los cuales están representados en las cifras siguientes:
Planta Municipal . . . . . 6.000 Litros
Refrigeradora Central . . . . . 5.600 Litros
Expendio ambulante de leche cruda . . . . . 3.500 Litros55

La “Planta Municipal de Leche” cambiaría su énfasis publicitario hacia mediados de la década de 1930 para lograr mayor aceptación y accesibilidad a la creciente población obrera de la ciudad; es decir, enfatizó en la relación entre la leche y el mejoramiento de la capacidad de trabajo (ver ILUSTRACIÓN 5).

ILUSTRACIÓN 5
Publicidad Planta Municipal de Leche, 1934

ilustraci5

Fuente: Empresas Públicas de Medellín, Directorio telefónico 1933-1934 (Medellín: Bedout, 1933), 139.

Durante la década de 1940, la empresa funcionó sin mayores traumatismos, excepto cuando fue realizado el debate acerca de la higiene y la calidad de la leche.56 La novedad consistió en que, al reorganizar algunos entes públicos de la ciudad, la Planta pasó a ser parte de la denominada “Tercera Sección” de las “Empresas Municipales”.57 En dicha década comenzaron a observarse dificultades financieras de la entidad, que dan muestra de su inviabilidad. Según los datos entre 1943 y 1951, la tendencia general de la empresa era de pérdida, aunque no era la única empresa municipal que generaba balance negativo (ver TABLA 8). De una comparación de los resultados de explotación de 1947 se concluye que la situación de la “Granja Experimental”, el “Tranvía” y la “Caja de Previsión” reportaban una situación financiera todavía más extrema que la de la Planta (ver TABLA 9).

Para 1955, la “Planta Municipal de Leche” estaba bajo la dirección de la “Junta General de las Empresas Públicas Municipales”, entidad que en ese año tomó la decisión de venderla a particulares:

El Municipio de Medellín, trasmite a título de venta, a los señores William Gil Sánchez, Jaime De Villa, Guillermo H. Villa y Gabriel Arismendi Cadavid, [...58