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Teoría sociológica

Ensayos sobre Marx, Sorel, Simmel,
Durkheim, Weber, Merton y Bourdieu

 

Segunda edición

 

 

 

 

Nicolás Boris Esguerra Pardo

 

Teoría sociológica. Ensayos sobre Marx, Sorel, Simmel, Durkheim, Weber, Merton y Bourdieu / Nicolás Boris Esguerra Pardo – Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, Escuela de Ciencias Humanas, 2015.

xxvi, 182 páginas. – (Colección Textos de Ciencias Humanas, Liber amicorum)

Incluye referencias bibliográficas.

 

ISBN: 978-958-738-676-9 (impreso)

ISBN: 978-958-738-677-6 (digital)

 

Colmenares, Germán, 1938-1990 – Crítica e interpretación / Historiadores – Colombia – Crítica e interpretación / Historiografía / I. Bonnett Vélez, Diana / II. Universidad del Rosario. Escuela de Ciencias Humanas / III. Serie / IV. Título original

 

907.2 SCDD 20

 

Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. Biblioteca

 

jda Octubre 27 de 2015

Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995

 

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Colección Textos de Ciencias Humanas

 

©  Editorial Universidad del Rosario

©  Universidad del Rosario, Escuela de Ciencias Humanas

©  Editorial Universidad Nacional de Colombia

©  Nicolás Boris Esguerra Pardo

 

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Universidad Nacional de Colombia

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editorial.urosario.edu.co

 

Segunda edición: Bogotá, D.C.,noviembre de 2016

Primera edición: Bogotá, 2010

 

ISBN: 978-958-738 (impreso)

ISBN: 978-958-738 (digital)

 

Corrección de estilo: Pablo Castro

Diseño de cubierta y diagramación: Andrés Felipe Padilla Moreno

Desarrollo epub: Lapiz Blanco S.A.S.

 

Hecho en Colombia
M
ade in Colombia

 

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo escrito de la Editorial Universidad Nacional de Colombia y de la Editorial Universidad del Rosario

 

 

Nicolás Boris Esguerra Pardo

El autor es egresado de sociología de la Universidad Nacional de Colombia, institución donde ha ejercido la docencia, en especial en teoría sociológica, en diversas oportunidades; también ha sido docente en otras instituciones colombianas, entre ellas la Universidad del Rosario, la Universidad Javeriana y el Externado de Colombia. Participa —desde los años iniciales de creación, en la década de 1970— en su alma mater, en la Sección de Teoría Sociológica del Departamento de Sociología, departamento en el cual se desempeña en la actualidad como docente de la Maestría en Sociología. Entre sus publicaciones además de una primera edición de este libro (Universidad del Rosario, Bogotá, 2010) se cuentan sendos artículos sobre teoría sociológica en libros especializados, presentaciones de libros de la disciplina, prólogos, reseñas, artículos sobre sociología del arte y la cultura, así como sobre el desarrollo de la sociología en el país.

 

 

 

A la memoria de la Tina, Yuya y Félix.

A las mujeres: Alcira, mi mamá; Marta Elena, mi esposa; Juanita, mi hija; María del Pilar, mi hermana.

 

 

 

 

 

 

 

Prólogo

 

La unidad que presentan los artículos aquí reunidos bien puede representar una de las herencias que deja el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia. El hilo conductor que atraviesan estos escritos es el interés por fijar y comprender la teoría sociológica como camino sin el cual difícilmente puede hablarse de investigación científica.

El estudio sobre Durkheim muestra cómo del núcleo comtiano asimilado surge un enfoque modificado. En el artículo más antiguo, el dedicado a Sorel, se explora cómo los procesos de cambio tienen que comprenderse en su especificidad mítica (la huelga general). La ponencia sobre Simmel, a su vez, centra la consideración en el concepto de lucha; muestra matices de la interacción social como la intervención de terceros, o como la dinámica conflictual, que es necesario asumir ya sea como crítica al funcionalismo, o ya sea como configuración de intercambios. El escrito hecho con ocasión de la muerte de Robert K. Merton, por su parte, examina juiciosamente unos de los legados de este sociólogo como lo son sus aportes esenciales a la sociología del conocimiento y la ciencia. Asimismo, Bourdieu es abordado como teoría que recoge la herencia clásica, pero que ha sabido afrontar lo novedoso manteniendo su talante sociológico.

En suma, los artículos reunidos son una referencia y una orientación para quienes interesados por la investigación quieran identificar y explorar las dimensiones sociológicas de nuestro presente.

 

Alfonso Piza Rodríguez

Profesor, Departamento de Sociología

Universidad Nacional de Colombia,

Bogotá, 2010

 

 

 

 

 

 

Introducción a la primera edición

 

Este libro ha sido posible por la generosa confianza de la Universidad del Rosario y, en particular, de la Escuela de Ciencias Humanas; de su decano, profesor José Francisco Rodríguez Latorre; del coordinador y coordinadoras recientes del Programa de Sociología, en su orden profesor Abelardo Carrillo Urrego y profesoras Nadia Margarita María Rodríguez Jiménez y María José Álvarez Rivadulla; así como de la coordinadora de publicaciones de la Escuela, profesora Adriana María Alzate Echeverri, quien sugirió la publicación y la presentó a la Editorial Universidad del Rosario. A la Universidad, a la Escuela y a estas personas, muchas gracias.

Se reúnen aquí cinco artículos sobre teoría sociológica, escritos en relación con sendos eventos académicos realizados por el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, mi alma máter. El más antiguo data de 1978, los dos últimos del año 2008. Los artículos dan cuenta de mi preocupación por dicha temática, preocupación construida, alimentada y desarrollada en el escenario académico señalado. Algunos ya han sido publicados en dicha universidad y, en todo caso, han sido utilizados en el ejercicio docente en diversas instituciones académicas. Su presentación ahora como libro permite una consulta más fácil y expedita, mostrando siempre, con las limitaciones propias de todo esfuerzo, una preocupación sostenida sobre el pensar sociológico.

En todos los textos se trata de la presentación analítica y crítica de posturas teóricas sobre temas de interés en la disciplina. En general siempre se relaciona un corpus teórico esencial, sus diversas manifestaciones y se advierten sus varios enlaces conceptuales; de igual manera, se señalan sus vínculos con otros momentos de desarrollo teórico en algunas de sus múltiples variables. En el orden temporal de su escritura los escritos versan sobre la violencia (1978), el ejercicio de lectura de un autor (2002), la sociología del conocimiento y la ciencia (2003), la incidencia de una postura teórica sobre otra (2008), y la lucha (2008).

La edición que aquí se hace sigue el orden histórico del trato de estos temas por autores específicos, temas que han sido de mi interés. Los capítulos son los siguientes: 1) “La presencia de la obra de August Comte en la obra de Émile Durkheim”, sobre las relaciones teóricas entre estos dos pensamientos, relaciones circunscritas a sus escritos, los cuales se sitúan entre 1830, año de publicación inicial del Curso de filosofía positiva por Comte, y 1912, año de publicación de Las formas elementales de la vida religiosa, de Émile Durkheim; 2) “Las Reflexiones sobre la violencia de Georges Sorel”, una elaboración analítica sobre dicho libro, publicado en 1906; 3) “El concepto de “lucha” en la obra de Georg Simmel”, sobre el desarrollo conceptual referido en el libro Sociología. Estudio sobre las formas de socialización, de 1908; 4) “La sociología del conocimiento y de la ciencia en Robert K. Merton”, una presentación analítica y crítica sobre los trabajos realizados por Merton desde inicios de los años 30 hasta los años 80 del siglo XX; y 5) “La lectura de la obra intelectual de Pierre Bourdieu”, autor que dominó la escena sociológica francesa durante la segunda mitad del siglo XX y del cual y con su propia ayuda se señalan algunos elementos por tener en cuenta para un buen ejercicio de lectura de su propia obra.

El primer capítulo se interesa en el vínculo intelectual Comte (1798-1857) - Durkheim (1858-1917). Se señalan algunos puntos de contacto entre las obras intelectuales de estos dos sociólogos. En particular, se tratan dos grandes temas, la teoría y el método. En el tema de la teoría se abordan la definición de la Sociología, los elementos fundamentales de la organización social, la función y las causas de los fenómenos sociales, la evolución, la teoría y la práctica. En el tema del método se contemplan el carácter de cosas de los fenómenos sociales, la distinción entre lo normal y lo patológico, los tipos sociales, la prueba y la función epistemológica de la Sociología y el papel del método. Para cada uno de estos puntos, inscritos en los temas respectivos, se advierten conexiones, similitudes, diferencias y rupturas.

Este vínculo Comte - Durkheim aparece como esencial para el aparecimiento de la Sociología como disciplina científica. Más allá de que estos autores establecieran e institucionalizaran cátedras sobre la Sociología en espacios académicos, contribuyendo así al reconocimiento de dicho saber como autónomo, con rasgos propios, válido por sí mismo, el planteo de temas centrales por Comte y su asimilación crítica, y con ello su superación por parte de Durkheim, fueron en verdad hitos básicos del naciente saber, y de esta manera su contribución aparece como fundadora. La obra de Comte fructificó en la de Durkheim, lo cual quiere decir que este retoma críticamente elementos esenciales de ella, problemas planteados y soluciones, y que este ejercicio implicó asuntos teóricos y metodológicos. Entre los asuntos teóricos se contemplan coincidencias, en algunos casos, y rupturas en otros. Entre estos temas se advierten la necesidad del trato metódico de los fenómenos sociales, el fundamento del vínculo entre los individuos, el asunto de la función y las causas de los fenómenos sociales, la evolución, y los vínculos entre la teoría y la práctica. De manera similar, en los asuntos metodológicos hay coincidencias y rupturas. Entre dichos temas se estudian el carácter de los hechos objeto de interés de la Sociología, la distinción entre lo normal y lo patológico, la construcción de los tipos sociales, la prueba en Sociología, la función epistemológica de esta y el papel del método.

El segundo capítulo versa sobre la obra de Georges Sorel (1847-1922), Reflexiones sobre la violencia, de 1906. Se advierte cómo este texto se enraiza en elementos históricos específicos. En particular, se mencionan fenómenos de orden político, cultural, económico e intelectual de la segunda mitad europea del siglo XIX. Como elementos históricos de más alcance temporal se relacionan la Revolución francesa y la Revolución Industrial inglesa. El desarrollo del pensamiento soreliano sobre la violencia se explaya en consideraciones sobre esta como un elemento importante en la lucha de clases, el decaer burgués y su mirada equívoca de ella, los prejuicios respecto a esta, el asunto de la huelga proletaria y la huelga política general, la moralidad de la violencia y la de los productores. Completa el escrito una mirada al pensamiento de algunos de sus críticos, una mención a su recepción por José Carlos Mariátegui y la distancia del método de Sorel frente al marxismo clásico.

La inclusión de este texto sobre un pensador y agitador político, importante como tal, pero difícilmente reconocido como sociólogo, se justifica en la medida en que, a mi juicio, planteó un problema esencial; a saber: el del mito en la sociedad contemporánea y, en particular, el tema de la huelga proletaria como mito que llama a la acción en la sociedad industrial. En conexión con ello es importante advertir el peso que, en la mirada de Sorel, apoyado en Bergson, tienen nuevas formas de conocimiento, especialmente las basadas en la intuición como elemento central del análisis, y con ello afirmar la relatividad de la inteligencia, su carácter estático frente al dinamismo de aquélla. El texto de Sorel, condenado por algunos, fue no obstante muy bien recibido en amplios círculos políticos e intelectuales de la época. Para el caso latinoamericano basta señalar que influyó grandemente en José Carlos Mariátegui, una de las primeras figuras de la intelectualidad marxista de América en la primera mitad del siglo XX. Una mirada crítica de dicho escrito, hecha aquí desde la sociología marxista, advierte sin embargo su distancia frente al método de esta. En todo caso, el planteo del problema del mito y, en particular, del mito como elemento que llama a la acción en la sociedad contemporánea, tal como se ha señalado, amerita la atención sociológica sobre dicho texto.

El tercer capítulo trata del concepto de lucha tal como es desarrollado por Georg Simmel (1858-1918) en Sociología. Estudio sobre las formas de socialización, de 1908. En esta obra, la lucha es definida como distensión de fuerzas adversarias y síntesis de elementos, la cual, además de sus consecuencias sociológicas, es forma de socialización. La competencia es una forma especial de lucha donde ella es indirecta. Se señala de qué manera el desarrollo de la lucha tiene efectos estructurales para la relación que establecen las partes y para ellas en sí mismas. Respecto a las formas de su terminación, se relacionan la victoria y la derrota, la reconciliación y la avenencia. Como elementos analíticos se desarrollan el carácter antropológico del concepto, su historicidad y su índole psicosociológica. Finalmente, se menciona el vínculo con diversos complejos teóricos y se hace una especial referencia al concepto de potlach, tal como es entendido por Marcel Mauss, y al de las pulsiones eróticas y de muerte y su lucha permanente como constitutivas de la esencia humana en Sigmund Freud.

El concepto de lucha es esencial en la Sociología; de hecho, está en la matriz de estudios contemporáneos sobre el conflicto, entendido este como elemento socializador y constitutivo de las relaciones sociales. En este sentido, se hace indispensable el abordaje teórico de la lucha para la comprensión de toda relación social, tanto de relaciones pasadas e históricas como de relaciones contemporáneas. La obra de Simmel, poco conocida en nuestro país durante mucho tiempo, y solo recientemente retomada, es imprescindible para el conocimiento de la lucha y de las posibilidades luego desarrolladas del concepto y su aplicación, tanto en la sociología europea como en la norteamericana y la latinoamericana. En la primera, y a manera de ejemplo, valga destacar el nombre de Ralf Dahrendorf; en la norteamericana, la obra de Lewis A. Coser; y en la latinoamericana, la obra clásica de Remo F. Entelman, muy utilizada como texto universitario y con una gran connotación práctica.

El cuarto capítulo, sobre la sociología del conocimiento y la ciencia en Robert K. Merton (1910-2003), destaca la importancia de este en dichos campos, importancia que se justifica por los problemas intelectuales por él planteados, así como por el ejercicio universitario llevado a cabo durante toda su vida, el cual implicó, además de sendas publicaciones, la animación permanente de múltiples eventos académicos, docencia, direcciones de trabajos de grado, presencia en seminarios, asociaciones, etc. Tanto en la sociología del conocimiento como en la sociología de la ciencia se presentan críticamente los que son tal vez los textos más conocidos, textos que siguen marcando, al menos parcialmente, buena parte de las preocupaciones de los sociólogos al respecto: Paradigma de la sociología del conocimiento (1945), Puritanismo, pietismo y ciencia (1936), La ciencia y el orden social (1937) y La ciencia y la estructura democrática (1942).

Merton, que tuvo y tiene cultores en Colombia y en el continente, con una obra conocida en los círculos sociológicos nacionales y regionales, así como utilizada en los respectivos trabajos investigativos, fue el sociólogo contemporáneo por excelencia: profesor, impulsor de nóveles estudiantes, investigador, promotor de eventos sociológicos. Sus desarrollos de la sociología del conocimiento y la ciencia en general, afirmaciones y conexiones de sentido de gran sencillez y profundidad, aunque cuestionadas parcialmente en los últimos años, siguen iluminando gran parte de la investigación sobre conocimiento y ciencia desde una perspectiva sociológica.

El quinto y último capítulo aborda los supuestos de la lectura de la obra intelectual de Pierre Bourdieu (1930-2002). Con dicho autor no solo se advierte desde el punto de vista conceptual lo que implica leer un autor, sino que se aplica ello mismo a su obra. La lectura de un texto requiere tener en cuenta la existencia de supuestos sociales y gnoseológicos que la posibiliten. Estos supuestos, señalados y desarrollados teóricamente por Pierre Bourdieu, aplicados a su obra intelectual implican advertir, en primer lugar, las condiciones sociales que hacen posible su lectura, a saber, el tiempo y los escenarios sociales requeridos para ella, así como la creación de lectores especializados en ciencias sociales; y, en segundo lugar, la ubicación de sus textos en un escenario histórico y teórico específico, el cual define entre otros elementos su lejanía de la filosofía social, la existencia de un cuerpo teórico disímil en sus miradas, pero que brinda un saber con contornos relativamente definidos, un lenguaje científico y como tal especializado, así como divisiones entre las disciplinas, pero ruptura permanente de estas.

Este capítulo puede cumplir implícitamente un papel de orientación de políticas pedagógicas universitarias; un llamado de atención a la definición de cursos de teoría que se hacen sobre un vacío social y gnoseológico, y que, en consecuencia, llenan un requisito formal, pero que están lejos de cumplir con la función de enseñanza, de buena enseñanza, que se asume deberían cumplir. En Colombia y en el continente, pero también en el resto del mundo, eso parece ser más la constante que la excepción. Llamar la atención, en términos teóricos e históricos, sobre lo que implica leer un autor, y ejemplificarlo con el mismo autor, quien nos brinda los elementos conceptuales para el planteamiento del asunto, es el tema de este capítulo, tema que está a la orden del día.

La presentación del anterior material define varias funciones complementarias. En primer lugar, ayuda a propiciar el interés por la teoría sociológica, interés que no ha estado ausente de la enseñanza de la Sociología en el país y el continente, y sin el cual no puede hablarse en verdad de Sociología, pero que en las dinámicas académicas en algunos casos tiende a minimizarse. En segundo lugar, alimenta la discusión sobre los contenidos sustantivos tratados, discusión que es esencial para el avance de la Sociología. En tercer y último lugar, dicho material es de uso en cursos y seminarios, tal como ha venido aconteciendo en el mundo universitario.

Debo hacer un reconocimiento especial a algunas personas que desde el mundo académico, y en particular desde la Universidad Nacional de Colombia, han alimentado mi interés por la teoría sociológica: en primer lugar, al profesor Darío Mesa Chica, introductor del estudio sistemático de la teoría sociológica en el país, en especial de Marx y de Weber, y quien durante más de dos décadas ejerció la docencia y contribuyó de manera decisiva a la formación del carácter, del saber disciplinar y las aptitudes profesionales de los nuevos sociólogos; a la profesora Clemencia Tejeiro Sarmiento, animadora permanente de la enseñanza y de la discusión teórica, vínculo de varias generaciones de intelectuales, y referencia esencial en el medio académico de la Sociología en Colombia; al profesor Luis Alfonso Piza Rodríguez, continuador creativo del interés del profesor Mesa y quien generosamente ha escrito el prólogo para este libro; al profesor Jaime Eduardo Jaramillo Jiménez, que siempre ha sabido poner en práctica el sentido de la teoría, a saber, su uso en la investigación; al profesor Miguel Ángel Hernández Rodríguez, quien con maestría y en la línea de sus antecesores ha sabido acercar a sus discípulos a lo mejor del pensamiento sociológico; y, de igual manera, a Pedro Arturo Rojas Arenas, amigo, interlocutor permanente en toda mi vida, persona sabia y generosa, ahora en el ejercicio docente en la Universidade da Estado da Rio Grande da Norte, en Brasil. Como siempre, en todo ejercicio escolar, la presencia de los estudiantes es definitoria, ellos han sido elemento central en mi vida y en mi desempeño disciplinar.

 

 

Bogotá, D. C. , 2010

 

 

 

 

 

Introducción a la segunda edición

 

La primera edición de este libro está fechada en el año 2010. La necesidad de esta segunda edición —hecha en conjunto por la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad del Rosario— responde al agotamiento de la primera y a su uso en diversos círculos académicos en particular de las escuelas de sociología.

En la primera edición se presentaron sendos artículos titulados: “La presencia de la obra de August Comte en la obra de Émile Durkheim”; “Las Reflexiones sobre la violencia de George Sorel”; “El concepto de lucha en la obra de Georg Simmel: carácter y posibilidades”; “La sociología del conocimiento y la ciencia en Robert Merton”; y, “La lectura de la obra intelectual de Pierre Bourdieu”. Estos artículos intentan dar cuenta —como se señala en la “Introducción a la primera edición”—, de los temas de interés señalando un cuerpo teórico esencial, sus varias manifestaciones, sus enlaces conceptuales y sus vínculos con diversos momentos del desarrollo teórico.

Enriquecen el contenido del presente dos capítulos no incluidos en la primera edición: el primero, “La ética protestante y el espíritu del capitalismo de Max Weber, Asuntos de teoría y método”, fruto del Seminario Institucional sobre Max Weber, realizado en el año 2011 en el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, y presentado a las Primeras Jornadas Weberianas, evento realizado en las ciudades de Bogotá, el 28 de octubre y de Cali, Colombia el 2, 3 y 4 de noviembre de 2011, en el contexto del X Congreso Nacional de Sociología, desarrollado en esta última ciudad en las fechas señaladas.

El segundo capítulo nuevo se denomina “Manuscritos económico-filosóficos de 1844 de Karl Marx”, fechado en el año 2014, fruto, igualmente, del trabajo en la Sección de Teorías referida y presentado el 3 de abril de 2014 en el Seminario Internacional Marx y la Sociología, evento organizado por el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.

La inclusión, en esta nueva edición, de estos nuevos capítulos obedece al interés de ofrecer, junto a los ya conocidos, otros temas clásicos de actualidad en el escenario de la sociología mundial, a los cuales la sociología latinoamericana no ha sido ni puede ser ajena.

El texto “La ética protestante y el espíritu del capitalismo de Max Weber, asuntos de método y de teoría”, advierte cómo, en sus conocidos ensayos de 1904 y 1905 —que conforman el libro señalado—, están contenidas las formulaciones metodológicas que el mismo Weber hace en 1904 en “La “objetividad’ cognoscitiva de la ciencia y la política social” y, de manera posterior, en “Estudios críticos sobre la lógica de las ciencias de la cultura” de 1906, “Sobre algunas categorías de la sociología comprensiva” de 1913 y “El sentido de la ‘neutralidad valorativa’ de las ciencias sociológicas y económicas” de 1917. En especial, se hace referencia a la diferencia entre relación de valor y juicios de valor, a la explicación causal y la construcción de tipos, al ámbito de la sociología y al pronunciamiento de ella sobre las adecuaciones o no de los medios para el acceso a determinados fines. Este capítulo se desarrolla en dos partes esenciales: la primera, sigue el texto de la ética en sus formulaciones más esenciales; la segunda, hace una revisión del proceder metodológico de Weber en dicho libro. Se concluye que en su obra están contenidas, de manera explícita o implícita, las formulaciones metodológicas que el autor ha señalado en el ensayo señalado de 1904 y en los que va a escribir en los años siguientes.

Hay que señalar la presencia de la sociología weberiana en el escenario internacional, presencia no exenta de polémicas, cuestionamientos y abandonos. Sobre las primeras basta señalar, a manera de ejemplo, las importantes discusiones que a propósito del libro antes mencionado se han desarrollado en el mundo universitario, y fuera de este, acerca de la validez y alcance de las tesis weberianas; son discusiones que no han cesado prácticamente desde su publicación, en 1905, y que continúan en la actualidad de manera acentuada. Un connotado especialista, el profesor Francisco Gil Villegas M, advirtiendo la importante producción bibliográfica contemporánea, señala:

Me atrevo a pronosticar que este no será el último ciclo de bonanza en términos de producción bibliográfica y avance en la investigación sobre el tema, pues como lo señalaban ya algunas de las aportaciones de 2005 y también del 2012, la tesis weberiana todavía tiene un promisorio horizonte por delante para seguir inspirando investigaciones de muy diversos tipos, tanto exegéticas, históricas y sociológicas como económicas, politológicas, filosóficas y de “diagnóstico de nuestro tiempo”. (Gil Villegas, 2013, p. 1379).

 

Sobre los abandonos, pero también sobre las reafirmaciones y retornos de la sociología weberiana, el profesor Wolfgang Schluchter decía, recientemente, sobre la teoría individualista-estructuralista, conseguida con posterioridad a Weber, que “sin embargo es posible desarrollarla con provecho, en forma sistemática, siguiendo a este autor”; y, advirtiendo el distanciamiento de Weber por parte de los estudiosos, en especial en Alemania, en beneficio de una teoría propia, advierte que ”el planteamiento de Weber no ha perdido vigencia. Antes bien provee el punto de partida metodológico y los conceptos fundamentales para una teoría individualista-estructuralista de gran alcance y para un programa de investigación a todas luces actual” (Schluchter, citado por Tejeiro, 2014, pp. 35-36).

El texto “Manuscritos económico-filosóficos de 1844 de Karl Marx” es una lectura de dicho escrito desde cinco perspectivas de interés: a) la relación entre economía y otros temas; b) la concepción estructural que de la sociedad que él define; c) su carácter de relato histórico-crítico, funcional y dinámico; d) la existencia en el texto de Marx de grandes temas que las ciencias sociales desarrollarían en la dirección señalada o en otras direcciones; y e) las dificultades y complejidad de su lectura. Estas perspectivas dan contenido a las cinco partes del artículo, las cuales están precedidas por una nota sobre su ubicación en la bibliografía de Marx y Engels, y seguidas por una conclusión.

De la actualidad de Marx, creo que no existen dudas en el mundo académico y fuera de este. Actualidad no quiere decir, obviamente, repetición acrítica de las formulaciones del marxismo. Antes bien, actualidad implica una puesta a prueba de sus formulaciones teóricas y metodológicas en el escenario mundial del siglo XXI. Tal es la tarea que se han impuesto los especialistas, los cuales, aprovechando el rico legado del marxismo, han visto sus desarrollos esenciales en función de las dinámicas contemporáneas; estas incluyen el avance de la sociología y de otras ciencias sociales. Es lo que hacen, para poner unos ejemplos, Perry Anderson, Moishe Postone o Marcello Musto. Anderson, señala que:

[…] el marxismo clásico debe ser sometido al mismo examen riguroso y a la misma evaluación crítica que la evaluación de la tradición posclásica derivada de él. El valor y la calma necesarios para llevar a cabo tal programa serían mucho mayores que en el caso del marxismo occidental, habida cuenta con la veneración con que casi todos los socialistas serios han tratado a los maestros clásicos del materialismo histórico y la ausencia hasta ahora de toda crítica intelectual de ellos que mantenga en política una postura igual y resueltamente revolucionaria. (Anderson, 1987, p. 136).

Y advierte tres ámbitos en los cuales, a su juicio, la obra de Marx “parece muy incierta desde una perspectiva contemporánea”, siendo ellos: el tratamiento del estado capitalista, en razón a que “Marx nunca hizo una descripción coherente o comparativa de las estructuras políticas del poder burgués de clase”; la incomprensión, en buena medida, de la naturaleza de la época posterior en que le tocó vivir”, en particular el creer que “el capitalismo atenuaría y anularía progresivamente la nacionalidad en un nuevo universalismo”; y, finalmente, “La arquitectura económica del propio El Capital”, en especial su teoría del valor, la cual admite dudas en la “exclusión de la escases como determinante”, la fijación de “las cantidades agregadas de trabajo”, la conversión de “estos últimos en precios como elemento cuantificable”, así como “la distinción entre trabajo productivo e improductivo, que, aunque esencial para ella, nunca ha sido cuantificada teóricamente o establecida empíricamente por Marx o sus sucesores” (Anderson, 1987, pp. 138-140).

Moishe Postone, por su parte, examinando la obra del autor referido, intenta “reinterpretar la teoría critica de madurez de Marx examinando sus categorías más básicas y, sobre esta base, empezar a reconceptualizar la naturaleza de la sociedad capitalista” (Postone, 2006, p. 491). Marcello Musto —vinculado con otros a la edición de las obras completas de Marx y de Engels— advierte sobre el creciente interés por Marx: “El redescubrimiento de Marx tiene, como base su persistente capacidad de explicar el presente: él continúa siendo un instrumento indispensable para comprenderlo y transformarlo. […] Sin Marx nos encontramos condenados a una afasia crítica” (Musto, 2011, pp. 45, 47).

Como siempre en toda publicación, además del autor, hay personas que contribuyen de manera directa e importante a su realización. El Director de la Editorial de la Universidad del Rosario, Juan Felipe Córdoba Restrepo y los Directores del Centro Editorial de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, inicialmente, Esteban Giraldo González y, luego, Camilo Baquero Castellanos posibilitaron —desde el punto de vista académico, administrativo y técnico— su realización. Debo mencionar y agradecer a mis colegas de la sección de Teoría del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional, sección que ha sido la cuna de todos los capítulos del libro y en la cual se han presentado inicialmente; a la profesora Clemencia Tejeiro Sarmiento, jefe de la sección señalada, alma y cuerpo de esta; a los directores del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, William Mauricio Beltrán Cely, bajo cuya dirección se advirtió de la importancia de esta reedición, se acogió la sugerencia en dicho sentido de la Sección de Teorías y se le dio curso académico e institucional, luego a los directores Víctor Manuel Gómez Campo y Andrea Lampis, por darle continuidad al proceso señalado; a Carlos Arturo Romero Huertas, antiguo asistente de la Dirección del Departamento de Sociología por su afán, interés y disposición para colaborar plenamente en este durante todo el tiempo que ejerció como tal; al corrector de estilo Pablo Andrés Castro por su juicioso trabajo. Por último, a los estudiantes que, desde su ejercicio de lectura, le dieron acogida a la primera edición.

 

 

Bogotá, D. C., 2016

 

Bibliografía:

Anderson, P. (1987). Consideraciones sobre el marxismo occidental. México, D.F.: Siglo XXI editores, S. A.

Gil Villegas, F. (2013). Max Weber y la guerra académica de los cien años. La polémica en torno a La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905-2012). México, D. F.: El Colegio de México; Fondo de Cultura Económica.

Musto, M. (2011). La Marx-Engels Gesamtausgabe (Mega) y el redescubrimiento de Marx. En M. Musto (Coord.), Tras las huellas de un fantasma. La actualidad de Karl Marx. México, D. F.: Siglo XXI editores, S. A.

Postone, M. (2006). Tiempo, trabajo y dominación social. Madrid, Barcelona: Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, S. A.

Tejeiro Sarmiento, C. (ed). (2014). Max Weber. Significado y actualidad. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

 

 

 

 

Capítulo 1
Manuscritos económico-filosóficos
de 1844
de Karl Marx*

* Texto de la conferencia de nombre análogo leído el 3 de abril de 2014 en el Seminario Internacional Marx y la Sociología, evento organizado por el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia del 3 al 5 de abril de 2014 en Bogotá.

 

Introducción

Los Manuscritos económico-filosóficos de 1844Manuscritos, de aquí en adelante— de Karl Marx fueron publicados en 1932, 88 años luego de su escritura. Su publicación no estuvo exenta de múltiples dificultades y, a partir de ella, su estudio ha alimentado diversas interpretaciones. De hecho, en 1932 se dieron a la luz dos versiones, una titulada Economía nacional y filosofía y la otra Manuscritos económico-filosóficos del año de 1844. Es nuestro propósito, en este escrito, enfrentarnos al texto desde cinco focos de interés: a) cruce entre economía y otros temas; b) concepción estructural de la sociedad; c) relato histórico-crítico, funcional y dinámico; d) anticipación de grandes temas de la sociología y saberes afines; y, e) complejidad de su lectura.

 

Los Manuscritos, su ubicación en la bibliografía de Marxy Engels

Los Manuscritos son documentos de trabajo elaborados por Marx entre marzo y agosto de 1844, cuando vivía en París; son documentos que alimentaron, por su temática y por su tratamiento, obras posteriores. Fueron escritos luego del manuscrito Sobre la crítica de la filosofía hegeliana del derecho (1843), en el cual Marx concibe la “sociedad civil como base real del estado político”, afirmando así la relevancia de la vida económica en las relaciones sociales (Musto, 2011, p. 118). También son posteriores a La cuestión judía y a su correspondencia reciente con Ruge; estos textos alimentaron, junto con el Esbozo de una crítica de la Economía política de Engels, el único número de la revista Anales Franco Alemanes, publicada en febrero de 1844 (Lukács, 2014, p. 163).

Dice Marx en el primero de estos textos que el error de Hegel es pretender que “el Estado político no esté determinado por la sociedad civil, sino que inversamente, la determine” (Marx, citado en Musto, 2011, p. 118). Teóricamente, Marx estaba influenciado por el artículo señalado de Engels (Musto, 2011, p. 118). Por afirmaciones de Marx en los Manuscritos sabemos que estaba pensado como documento para publicar; dice: “El lector encontrará que en el presente escrito […]” (Marx, 1975, p. 25). Aunque es evidente, como señala Musto, que estos escritos “no pueden ser considerados una obra, un texto coherente escrito de manera sistemática y preordenada” (Musto, 2011, p. 124).

A continuación, vamos a enfrentarnos al texto en los focos de interés señalados, siguiendo la publicación de 1932, en traducción del alemán al castellano de Wenceslao Roces en el año de 1963, basada en la segunda edición referida anteriormente. Es preciso advertir, en palabras de Musto, apoyándose en Jürgen Rojahn, que en esta presentación los editores dieron nombre al texto, colocaron al inicio un prefacio —que se encontraba en el tercer manuscrito— y reorganizaron el escrito dando la impresión en los lectores de “que Marx había tenido desde el comienzo la idea de escribir una crítica de la economía política y que todo había estado dividido originalmente en capítulos” (Musto, 2011, p. 124).

 

Cruce entre la economía política y otros temas

Los Manuscritos ponen en escena la literatura económica y la de otros campos de la vida social contemporánea a su escritura. Este cruce es anunciado por Marx como la “correlación entre la Economía política y el estado, el derecho, la moral, la vida civil, etc., exactamente en la medida en que la misma Economía política trata ex professo estos temas” (Marx, 1975, p. 25).

El punto de partida, o mejor, el anclaje del análisis, se hace desde la economía política y, desde ella, se advierten los temas señalados. Inicialmente, el autor se había propuesto en los Anales Franco Alemanes, “la crítica de la ciencia del derecho y del estado bajo la forma de una crítica de la filosofía del derecho de Hegel” (Marx, 1975, p. 25). Sin embargo, al intentar ello, advierte “que el mezclar y confundir la crítica dirigida solamente contra la especulación con la crítica de las diferentes materias, de por si era totalmente inadecuada, entorpecía la argumentación y dificultaba la comprensión del problema” (p. 25). Así, su intención ahora es tratar por separado “la crítica del derecho, la moral, la política, etc., y, por último, en un trabajo especial, trataré de exponer la trabazón de conjunto, la relación entre las diversas partes y, finalmente, de criticar la elaboración especulativa de aquel material” (p. 25).

En los Manuscritos de 1844, Marx hace un recuento crítico de los avances más importantes de la economía política de su tiempo y finaliza sus notas con un estudio de la dialéctica de Hegel. Los autores citados o referidos en todo el texto, filósofos, economistas, periodistas, teólogos y poetas son, entre otros y en su orden, los siguientes: Hegel, Weitling, Hess, Engels, Feuerbach, Smith, Schulz, Pecqueur, Ch. Loudon, Buret, Say, Ricardo, M. De Sismondi, Proudhon, Bergasse, Camille Desmoulins, Vincke, Lancizolle, Haller, Leo, Kosengarten, Funke, Justus Möser, Paul Louis Courier, St Simon, Ganillh, Mill, Mc Culloch, Destutt de Tracy, Michel Chevalier, Quesnay, Fourier, Cabet, Villegarde, Owen, Aristóteles, Lauderdale, Malthus, Skarbeck, Goethe, Shakespeare, Strauss, Bruno Bauer, Gruppe.

Los temas económicos de los Manuscritos pueden ser relacionados esencialmente con los títulos dados a estos; a saber, en el primer manuscrito: “El salario”; “La ganancia del capital” —“El capital”, “La ganancia del capital”, “El señorío del capital sobre el trabajo y los móviles del capitalista”, y “La acumulación de capitales y la competencia entre capitalistas”—; “La renta de la tierra”; y “El trabajo enajenado”. En el segundo manuscrito: “La relación de la propiedad privada”. En el tercer manuscrito: “Propiedad privada y trabajo”; “Propiedad privada y comunismo”; “Necesidad, producción y división del trabajo”; y “El dinero”. Finalmente, en la “Crítica de la Dialéctica de Hegel y de la Filosofía Hegeliana en general”, bajo el título “Fenomenología”, desarrolla: “La autoconciencia”; “El espíritu”; “La religión”; y “El Saber absoluto” (Marx, 1975, pp. 25-125).

Debe señalarse que, en los Manuscritos, el joven Marx hace una relatoría crítica de las lecturas a las que se enfrenta inicial y contemporáneamente; muchas de ellas van a acompañarlo durante toda su vida. Así, estas lecturas empiezan a hacerse y este inicio está relacionado en el texto comentado. Marx está avistando un camino, comienza a definir unos hitos de temas y lecturas que van a ser desarrolladas a plenitud en su obra posterior. No se trata, en consecuencia, de un saber acabado ni elaborado en extenso; eso solo va a ser posible parcialmente a posteriori.

Es importante señalar que Marx se muestra crítico de la economía política, aceptando, sin embargo, los desarrollos esenciales de esta; por eso, buena parte del texto es la reseña de los avances de dicha disciplina. Así, advertimos una lectura de Marx en plural, con el potencial lector de su texto —así él no lo haya dado a la publicación—; lectura que se muestra crítica con lo leído, pero que expresa y reconoce los avances de la disciplina a la que se enfrenta.

Auguste Cornú, uno de los más connotados biógrafos intelectuales de Marx, advierte, cómo:

En su crítica del sistema capitalista, Marx tomo de Engels su concepción del carácter contradictorio del sistema, que debía provocar su supresión; los artículos de Hess reforzaron su concepción del trabajo como elemento esencial de la vida humana, y del carácter económico y social de la alienación; tomó en fin de Schulz la idea de que el desarrollo de la producción y de la división del trabajo determina la sucesión de formas de sociedad y de Estado, así como las luchas de clases. (Cornú, [1934] 1965, p. 573)

Asimismo, señala en un pie de página: “Marx encontró confirmadas las ideas de Schulz en Saint-Simon y en Adam Smith” (p. 573). Y continúa:

Por lo demás, sería completamente falso creer que Marx elaboró su teoría mediante una especie de compilación de ideas tomadas de esos trabajos. El elemento fundamental de aquélla era su nueva concepción del hombre, que precisaría en su crítica de Hegel, de Feuerbach y de los economistas. Gracias a ella renovaría las ideas de Engels, de Hess y de Schulz, para fundirlas en un todo orgánico. (p. 573)

Así, Marx critica a la economía política y al capitalismo. La crítica de la economía tendría su puntal de apoyo en la crítica al trabajo enajenado y a la propiedad privada, escenarios en los cuales no es posible la plena realización de los seres humanos. Al convertirse los productos del trabajo en mercancías, estas aplastan a los hombres y las relaciones entre estos se cosifican, dando lugar a la enajenación. La economía política expresaría dicho proceso. Ella acompaña el desarrollo del capitalismo, adoptando diversas expresiones según los ritmos y dinámicas de este, llegando a su última fase con los economistas modernos —en particular con Smith y Ricardo—.

El complejo institucional de la economía política es expresión de las dinámicas propias del capitalismo y, en particular, de la cosificación y enajenación, del régimen de la propiedad privada, entendiendo, dicha economía, que esta propiedad es el fundamento de la sociedad. Así, los conceptos económicos son justificados por la economía política, tales como cambio, comercio, valor, precio y dinero (Cornú, 1965, p. 582).

En el mismo sentido y en conexión íntima con lo anterior, se estudia el capitalismo y el trabajo que es propio de este: el trabajo enajenado. El obrero es separado del producto de su trabajo y con ello se falsea el trabajo, perdiendo su carácter de actividad libre y universal; se altera la relación del hombre con la naturaleza, destruyendo la comunidad humana (Cornú, 1965, p. 590).

El obrero, al vender su trabajo por menos de lo que este produce, se empobrece por contraste con la riqueza que produce. Dice Marx: “El obrero se empobrece tanto más cuanto más riqueza produce, cuanto más aumenta su producción en extensión y en poder” (Marx, 1975, p. 63). De esta forma, “la Economía política esconde la enajenación contenida en la misma esencia del trabajo por el hecho de que no considera la relación directa entre el obrero (el trabajo) y la producción (p. 65)1.

La crítica a Hegel implica la aceptación de la afirmación hegeliana de que el hombre es autor de sí al apropiarse del mundo. En Hegel eso conduce al desarrollo del espíritu. Para Marx la cosificación y la alienación deben ser eliminadas, pero se trata de una cosificación y una alienación históricamente definidas, valga la aclaración: las generadas por la sociedad capitalista. Este es el entronque entre la economía política y la filosofía, pues la objetivación posibilitada por el trabajo y definitoria del hombre, en los economistas, fundamenta —en un régimen social especial: el capitalista— la cosificación y la alienación; igualmente, se diferencia con Feuerbach, quien, advirtiendo la alienación, no la liga a unas relaciones sociales concretas e históricas, y ve que esta puede ser superada realizando la esencia humana por medio de la educación, haciendo a un lado la praxis y la dialéctica (Cornú, 1965, pp. 604, 607-609).

Concepción estructural de la sociedad

Señalábamos anteriormente, con Marx, que su propósito inicial era hacer una “crítica del derecho y del estado bajo la forma de una crítica de la filosofía del derecho de Hegel” (Marx, 1975, p. 25). Luego, este advirtió que “el mezclar y confundir la crítica dirigida solamente contra la especulación con la crítica de las diferentes materias, de por sí era totalmente inadecuada, entorpecía la argumentación y dificultaba la comprensión del problema” (p. 25). Marx opta por

[…] abordar en sucesivos folletos, cada uno de por sí, la crítica del derecho, de la moral, de la política, etc., y por último, en un trabajo especial, trataré de exponer la trabazón del conjunto, la relación entre las diversas partes, y finalmente, de criticar la elaboración especulativa de aquel material. (p. 25)

En los Manuscritos está solo la relación entre la economía política y las otras materias. Queda claro, entonces, que Marx advierte que en la vida social no hay ruedas sueltas, compartimentos estancos, sino que, por lo contrario, todos los fenómenos están conectados entre sí; conexión que se propone exponer a posteriori, tal como lo hemos señalado en sus palabras como la “trabazón del conjunto” (p. 25). Las obras posteriores de Marx y de Engels —en donde las relaciones económicas son la preocupación central, pero no única— dan fe del cumplimiento de dichas tareas.

En los Manuscritos, Marx señala un punto de vista desde el cual mira el conjunto social: el de la economía política, pero ello nos está indicando que este es un punto de conexión, que, por principio, no está aislado del resto de la sociedad y que las relaciones económicas son relaciones entre seres humanos, así estén, en el capitalismo, enajenadas por la cosificación, a su vez conectada con la propiedad privada. Como cuestión de método lo anterior nos parece importante.

Se pueden advertir los fenómenos de la sociedad por su relación con la economía, partiendo de esta, pero creemos que adoptar otro punto de vista —como otro anclaje inicial de los fenómenos—, no solo es posible sino necesario y deseable como programa de conocimiento. En dicho sentido vemos metodológicamente, en este punto, una similitud con el comportamiento weberiano que, algo más de medio siglo después, enlaza un fenómeno particular, el protestantismo ascético, con el aparecimiento del espíritu del capitalismo racional occidental. El punto de anclaje, aquí en Weber, sería el hacer religioso y la psicología conexa con él, así como la resultante racionalidad económica. Advierte Weber que, igualmente, “debería investigarse la manera como el ascetismo protestante fue influenciado a su vez en su desenvolvimiento y características fundamentales por la totalidad de las condiciones culturales y sociales, singularmente económicas en cuyo seno nació” (Weber, [1904-1905] 1985, pp. 260-261).

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